14 mayo 2020.
Por: Arturo Guerrero, Socio CPB / El Colombiano –
¿Qué día de la semana es hoy? ¿Cuándo habrá un domingo o un festivo? Sí, se borró la singularidad del tiempo. A medida que avanza la cuarentena, el horizonte que entra por las ventanas se hace homogéneo, los mismos edificios que no hablan, el arbolito de la esquina que no se alborota con el viento.
El ritmo que separaba días laborales de días de ocio entró en una monotonía que desquicia las costumbres del cerebro. Cuesta trabajo amanecer y comprender cómo esta cinta de Moebius se devora a sí misma de modo inmarcesible. La irrealidad se ha apoderado de la gente.
Lo pinta mejor una tuitera afro que habla con los dedísimos de sus manos bailarinas. “Mirá ve, dizque mayo -irrumpe en video @Kathe_OrtizS-, se descompuso este mundo. Yo que estoy todavía por allá en febrero y se metió fue mayo. Dios mío, y ni fu ni fa ni fle por ningún lado. Esto no tiene sentido, hasta el sueño lo tengo descontrolado. Llegan las tres de la mañana y yo haciendo nada. Me voy a bañar con cilantro y jabón azul. No hay más”.
Kathe hace reír, sus ojos se comen la pantalla, su cintura bulle. Formula el diagnóstico acertado. Se le derrumbó la realidad, no pudo “romperla” en el Petronio como soñaba. Su baño ancestral le funcionará a ella, porque nadie le quita lo heredado. Pero su gracia acierta.
Como a ella, a muchos encerrados se les agotaron los puntos de referencia que ayudan a saber dónde, cuándo y cómo están. Entonces la mente, o lo que quede de ella, se escapa en la brisa sin amarras. El universo se instala en la imaginación a la que ahora con razón se le asignaría el alias de la loca de la casa.
Los almanaques mienten, los relojes no indican si es por la mañana o por la tarde, el panorama de las calles enmudece. No hay agarraderos válidos. Ingresamos al reino de la irrealidad donde cada cosa es relativa y la incertidumbre se destaca como el nuevo paradigma del porvenir.
¿Qué ocurrirá si el confinamiento se alarga otro mes o dos meses? Averígüelo Vargas. Si actualmente el transcurrir es borroso, entonces quizá será oscuro como hueco debajo de un puente. Kathe se perderá su navidad caleña y tendrá que vestir escafandra de astronauta para comunicarse con Houston. “Aquí, Houston”, le contestará mintiendo un marciano. En el espacio gaseoso ella no sabrá dónde queda arriba ni dónde queda abajo.