17 Julio 2019.
Por: WWF Colombia.
World Wide Fund for Nature (WWF) evidenció la presencia de los felinos luego de un seguimiento en el corredor Napo-Putumayo que incluyó la instalación de 129 cámaras trampa en un área de 540 kilómetros cuadrados.
Tomado de: Semana Rural.
l jaguar, mamífero de manchas negras y piel amarilla, mirada penetrante y afilados colmillos, conocido como el felino más grande e icónico del continente americano y el principal depredador de la Amazonia, se está quedando sin hogar.
En los últimos 100 años, Panthera onca ha perdido casi 50 por ciento de su rango de distribución, área ubicada en su mayoría en la cuenca del Amazonas. La deforestación, caza ilegal, destrucción de su hábitat y pérdida de especies para cazar, lo tienen al borde de la extinción en varios países.
El cubrimiento fotográfico se hizo a lo largo de 540 kilómetros cuadrados. © WWF Colombia – Luis Barreto
Estos felinos fueron cruelmente perseguidos por su llamativas pieles hasta los años 70, cuando su cacería tuvo un respiro por la creación de leyes más estrictas.Pero con el aumento de la inversión china en América Latina, la demanda de sus partes, como colmillos y garras, viene creciendo, proporcionando incentivos para la caza furtiva.
Aunque la pérdida acelerada de las selvas amazónicas lo amenaza cada vez más, un reciente estudio de monitoreo del World Wide Fund for Nature (WWF) arrojó resultados alentadores para la conservación de esta especie icónica para las comunidades indígenas que habitan en la región más biodiversa del planeta.
Entre 2018 y 2019, WWF instaló 129 cámaras en tres áreas del corredor Napo-Putumayo, que comunica selvas entre Colombia, Perú y Ecuador. La zona de estudio comprendió la Reserva de Producción Faunística Cuyabeno (Ecuador), el Parque Nacional Gueppi-Sekime (Perú) y el resguardo indígena Predio Putumayo (Colombia).
Luego de analizar más de 64.700 fotos, registradas en un área de 540 kilómetros cuadrados, los expertos estimaron que en el corredor podrían habitar más de 2.000 jaguares, es decir 1,5 jaguares por cada 100 kilómetros cuadrados.
Según WWF, estos resultados permiten afirmar que el corredor Napo-Putumayo es de gran importancia para el jaguar y sus presas, además de impulsar la protección de los ecosistemas amazónicos y facilitar la toma de decisiones por parte de las autoridades.
«Es la primera vez que Colombia, Ecuador y Perú se unen para trabajar alrededor del monitoreo y conocimiento del jaguar. Esto va a redundar en un nuevo proceso de conservación transfronteriza y un entendimiento de cómo proteger las poblaciones de este gran felino y la biodiversidad asociada desde una visión regional de la Amazonia, y no solo desde la perspectiva nacional»
Joaquín Carrizosa, coordinador Amazonia de WWF en Colombia.
El jaguar (Panthera onca) es el felino más grande de América y el tercero en el mundo, es también el único representante del género Panthera encontrado en este continente. © WWF Colombia.
José Luis Mena, director de ciencias de WWF en Perú, aseguró que es fundamental generar mecanismos para garantizar la conservación del jaguar de la mano con otras organizaciones, el sector privado y el gobierno. “La cooperación internacional y los esfuerzos conjuntos entre diferentes actores son cruciales para enfrentar este problema”.
Casi 90 por ciento de la población del jaguar está en la cuenca del Amazonas, por lo cual es considerado como protector y símbolo de poder para muchos pueblos indígenas, y es visto como el mayor representante de la misteriosa belleza de la Amazonia.
“Además, cumple un rol importante en el control de las poblaciones de otras especies de la zona y ayuda a mantener un ecosistema saludable. Es clave asegurar su bienestar y una forma de lograrlo es conservando los corredores biológicos, áreas que conectan dos o más regiones, rodeadas de bosques naturales, con la finalidad de evitar el aislamiento de las poblaciones de especies”, puntualizó Mena.
Indígenas, claves para su protección
El coordinador Amazonia de WWF en Colombia informó que los indígenas del resguardo Predio Putumayo fueron fundamentales en el monitoreo de los jaguares en el corredor trinacional.
“Los sistemas de manejo tradicionales de los indígenas funcionan para la protección de la biodiversidad, de ahí que tengamos un ecosistema tan saludable como el de la zona de estudio. Gracias al trabajo conjunto con la comunidad indígena,
hemos logrado identificar poblaciones saludables de jaguares, incluso estimando que hay un mayor número de animales del que esperábamos”.
En el resguardo Predio Putumayo, WWF capacitó a un grupo de jóvenes indígenas en temas técnicos como uso de GPS, sistemas de información geográfica, cartografía de sus territorios y diagnósticos de las presiones y amenazas. “Ellos tienen un trabajo con la comunidad para motivarlos a rescatar la cultura y conservar sus propios territorios”, dijo Carrizosa.
La especie ha disminuido a la mitad de especímenes en los últimos 100 años debido al conflicto que se establece entre animales silvestres con los campesinos que han invadido sus territorios naturales. © WWF Colombia.
Para el coordinador, los cerca de 2.000 jaguares identificados demuestran que hay un buen estado de conservación de la especie en la zona. “Sin embargo, también da cuenta de las enormes presiones y amenazas que vienen en aumento sobre el hábitat del jaguar, poniendo en riesgo, en el corto y mediano plazo, ese buen nivel de conservación”.
Concluye que en la combinación del conocimiento tradicional indígena con el científico está la clave para conservar este tipo de especies. “Esa combinación ha hecho más fuerte el vínculo entre la investigación que desarrollan las mismas comunidades y sus propios conocimientos. Las mismas autoridades indígenas y sus comunidades deben liderar los procesos de investigación y conservación del jaguar”.
Hasta los años 70, estos felinos fueron perseguidos por su piel, hasta que crearon leyes rigurosas que velan por la protección y conservación de esta especie. © Luis Barreto y WWF Colombia.
Felino manchado
El jaguar es un animal robusto y sigiloso. Mide hasta 1,8 metros de largo y alcanza a pesar 96 kilos. Su cabeza es ancha y redonda, sus piernas son cortas y todo su cuerpo amarillo está salpicado con rosetas oscuras y manchas.
Pesa entre 56 y 96 kilos y mide hasta 1,8 metros de largo. En Colombia habita principalmente en en los bosques de la Amazonia, además del Pacífico, Orinoquia y en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Tiene gran habilidad para cazar. Como es un buen nadador, a menudo vive cerca al agua. Posee mandíbulas y dientes fuertes, que pueden triturar hasta el cráneo de un cocodrilo o la caparazón de una tortuga. Come todo lo que encuentra, como ciervos, armadillos, monos y lagartos.
Esta especie presenta conflicto con el hombre. Según WWF, cuando cazan o desplazan a sus presas naturales, el jaguar busca otras fuentes de alimento, como el ganado doméstico. “Algunos campesinos los ven como mascota, otros lo cazan para proteger su fuente de ingresos”.
Además de la pérdida de su hábitat, la demanda de su pelaje, patas y dientes sigue diezmando su cantidad.