28 Mayo 2019.
Fotos: Getty Images.
Representan el rostro joven de la alerta climática, en nombre de la cual los ecologistas han logrado un gran avance en las elecciones europeas. Ellas encarnan a una generación en ascenso, que ubica al futuro del planeta en el centro del debate político.
Tomado de: Semana Sostenible.
Greta, Luisa y otros como ellas encarnan una generación que se ha encargado de ubicar el cambio climático en el centro del debate político.
Sin estas jóvenes, que en muchos casos no tienen aún la edad mínima para votar, los partidos Verdes de la Unión Europea (UE) igual podrían haber registrado un crecimiento en las elecciones dominicales, dado que el desafío climático se ha convertido en una gran preocupación para los votantes.
Sin embargo, su gran activismo en los medios de comunicación, en la calle y en las redes sociales ha tenido un indudable efecto movilizador entre los electores, según analistas.
A sus 16 años, la sueca Greta Thunberg ha puesto rostro a un movimiento que se ha vuelto mundial, con centenares de miles de jóvenes que se han aglutinado en torno a su nombre en decenas de países en las manifestaciones denominadas ‘Friday For Future‘.
Una de ellas, Luisa Neubauer, estudiante de 23 años, es apodada «la Greta alemana».
Ambas activistas se han reunido en al menos dos oportunidades, en diciembre pasado en Polonia durante la COP24, y en marzo en Alemania donde manifestaron juntas.
Las redes sociales juegan un rol decisivo en la movilización de los jóvenes, sobre todo para la difusión de llamados para tomarse la calle.
Con coletas al estilo «Pipi Calzaslargas» (el famoso personaje de la escritora sueca Astrid Lindgreen) cayendo sobre sus hombros, unos ojos redondos que desafían al mundo, Greta ha inspirado a otras jóvenes y mujeres, como en Bélgica las estudiantes flamencas Anuna De Wever, de 17 años, y Kyra Gantois, de 20, o en Uganda, Leah Namugerwa, de 14, las cuales han destacado en las barricadas del activismo ecologista en los últimos tres meses.
Anuna y Kyra ya han publicado un ensayo: «Somos el clima. Carta para todos». Los Verdes europeos han conseguido un fuerte impulso, aupados sobre todo por los ecologistas alemanes (20,5%), franceses (13,47%) y británicos (12,1%).
Las elecciones «demuestran que nosotros no colocamos la crisis ecológica solamente en la agenda callejera, sino también en las urnas«, dijo Neubauer en la red Twitter.
La última publicación de Greta en la red Instagram data del domingo. La adolescente, viajando en tren hacia Austria, llamó a votar «por el futuro». Ella, quien al igual que otros activistas todavía no tiene derecho a votar…
‘Efecto Greta‘
Para el diario sueco de referencia, Dagens Nyheter, de tendencia liberal, «sopla un viento ecologista en toda Europa», en parte debido al «efecto Greta».
«Pero nadie es profeta en su tierra», añadiría este lunes, puesto que en Suecia, los ecologistas retrocedieron respecto a 2014, perdiendo dos de los cuatro escaños que tenían en el Parlamento europeo.
Un resultado que, sin embargo, enmascara una dinámica real: con 11,4%, multiplicaron por 2,6 su resultado en las legislativas celebradas en septiembre de 2018, antes de que emergiera el fenómeno Greta.
Entre las mujeres, los Verdes suecos alcanzaron alrededor del 15% de los sufragios, según los sondeos a boca de urna de la televisión pública del país nórdico.
Algo que también explica porqué son sobre todo Greta y Luisa quienes hacen el «zumbido verde». Ellas confirman «la diferencia observada entre el voto de las mujeres jóvenes, que fue para los partidos liberales, y el de los hombres mayores, que representan sobre todo al electorado de partidos de derecha y de derecha populista», analizó para la AFP la politóloga Sofie Blombäck.
La amenaza para estas formaciones políticas parece ser tal que Greta, quien padece el síndrome de Asperger (trastorno neurobiológico), fue durante la campaña para las europeas el blanco de virulentos ataques por parte de la extrema derecha «climatoescéptica».
En Francia y Alemania, en particular, activistas de esta tendencia destacaron su minusvalía para desacreditar su discurso, acusándola de haber sido instrumentalizada por los «ecofascistas», según un informe del Instituto para el Diálogo Estratégico (ISD) de Londres.