18 agosto 2020 –
Por: JUAN PABLO SANZ GARCÍA – La Vanguardia – España –
A comienzos de siglo, ante la popularización de Internet, fraguó la idea de que estábamos en ciernes de la construcción de una sociedad ideal en términos democráticos. La libre circulación de mensajes, ideas y pensamientos permitiría que la opinión pública se expresase de forma pura e incondicionada, sin necesidad de la intermediación de ningún agente. En este idílico escenario comunicativo, los medios y el Periodismo se contemplaban como algo prescindible.
Dos décadas después, la realidad ha demostrado la inconsistencia de este ideal. Internet ha puesto mucha información a disposición del público, es cierto. Pero también es innegable que la sociedad digital ha dispuesto el escenario propicio no sólo a la proliferación de informaciones de peor calidad sino también a la difusión de noticias falsas o manipuladas. En este contexto puede afirmarse que los periodistas son más necesarios que nunca.
Aunque resulte paradójico, es una urgencia contemporánea que el Periodismo se reencuentre con los fundamentos clásicos del oficio, aquellos que ya señalaba Pulitzer: “El Periodismo mantiene a los dirigentes en el que es su deber. Desvela los secretos intentos de robo. Promociona todos los planes de progreso que resultan esperanzadores. Sin él, la opinión pública no tendría forma y sería muda”.
Sin embargo, no todo en la digitalización representa una amenaza que combatir en términos informativos. El entorno digital proporciona gran diversidad de medios de expresión y multiplica los canales y las audiencias, lo que se traduce en nuevas oportunidades para periodistas capaces de conectar con los intereses del público. Además, la tecnología digital ha puesto en manos del periodista una fuente informativa de primer orden: el Big Data. Del análisis e interpretación de la gran cantidad disponible puede surgir material informativo de gran valor.
En definitiva, para ejercer el Periodismo hoy se necesita un conocimiento de la nuevas técnicas y tecnologías de la información, en permanente evolución y, además, un compromiso vocacional. Un compromiso que se traduce en una actitud, una disposición personal resumida en los siguientes puntos:
1. Ser realista, no añadir ni quitar nada por cuenta propia. Hay que verificar cada información antes de escribir.
2. Las noticias están esperando a ser contadas. Hay que prestar atención a lo que sucede cerca, donde se puede encontrar muchas cosas interesantes de las que informar. Buscar lo noticiable en la vida diaria.
3. Escribir desde el punto de vista propio. Ese ángulo personal, esa perspectiva, es con lo que se consigue la diferencia.
4. No maquillar ni manipular las noticias, mejor dejar la imaginación para otros menesteres. A nadie le gustan las mentiras y el público no las perdona.
5. Una descripción simple siempre es mejor que una exageración.
6. Ser preciso. No existe más información que la información exacta. La gente confía en lo que se cuenta, no esperan ser defraudados.
7. Es difícil que la gente entienda de qué estás hablando si no se escribe correctamente.
8. Leer mucho y expandir el vocabulario, una historia corta no será tan emocionante si repite palabras en cada línea.
9. Es necesario cuidar a las fuentes.
10. Llevar siempre un cuaderno, un portátil, un móvil, una cámara… Nunca se sabe cuándo puede suceder algo interesante.