Los ataques a la prensa son de diversos tipos como lo son quienes los ejercen. Ningún medio de comunicación está exento de ataques, acosos, obstrucciones y otros fenómenos. EL PILÓN, en 25 años de ejercicio continuo, ha sido víctima de ataques de toda índole, por esto se ha hecho acompañar de las organizaciones que garantizan […]
Ya se ha puesto en conocimiento de la Fundación para la Libertad de Prensa, Flip, del Círculo de Periodistas de Valledupar, y de autoridades judiciales, el reiterado acoso, hasta llegar a la amenaza pública, por parte de un usuario en nuestra cuenta oficial de Instagram, en contra de Deivi Safady, reconocido caricaturista de EL PILÓN. Un periodista gráfico que ilustra, a través del mensaje directo, la sátira, y otros estilos, la realidad nacional y local; su pluma es variada y siempre pertinente. Su trabajo ha sido reconocido a nivel local y nacional. Los galardones hablan por sí mismos, cosa que enorgullece a nuestra casa editorial.
Por otra parte, debemos informarle a la ciudadanía que ya hay jurisprudencia de la Corte Constitucional sobre los insultos a través de redes sociales: es importante que usted comprenda que el panorama en ese sentido ha cambiado y los ataques en redes sociales, la difamación, la injuria y la calumnia ya no están sustentados en el derecho a la opinión, pues esta no debe estar por encima del buen nombre de los ciudadanos. Estas acciones violentas ya pueden tener consecuencias judiciales.
Por esta razón extendemos esta editorial en respaldo a su dignidad profesional y humana, así como la de todos los periodistas de este medio y otros medios de la región. No hay excusa para referirse de manera soez hacia el medio de comunicación y mucho menos a sus periodistas, y por supuesto es condenable amenazas de cualquier tipo. La función del periodismo es precisamente descubrir los hechos que impactan positiva o negativamente a la comunidad, y cuando estos son descubiertos, aquellos que se sienten aludidos no restan esfuerzos a sus ataques a través de mensaje directo, perfiles reales o cuentas falsas en redes sociales
Insistimos, no hay medio que se salve de la inconformidad de aquellos que se ven tocados por los informes periodísticos a través de los géneros con los que contamos, pero esto no da derecho para mancillar el buen nombre de una casa editorial vallenata ni a sus miembros.
El llamado es y será siempre al respeto por este oficio que busca el beneficio común, y de la misma manera para las diferencias. Debemos respetarnos todos, aunque pensemos diferente. Allí radica la paz y la democracia.
El próximo martes 26 de noviembre, en el marco del Festival Ni con el pétalo de una rosa, Casa E reunirá a seis reconocidas periodistas del país.
Como parte de la programaciòn del Festival Ni con el pétalo de una rosa 2019, Casa E realizará un nuevo conversatorio de ‘Mujeres poderosas’. El espacio, que ha reunido a magistradas, empresarias, artistas y políticas, contará con importantes periodistas del país como María Elvira Samper, Vanessa de la Torre, Vicky Dávila, Camila Zuluaga, D’Arcy Quinn y la moderación de María Elvira Arango, para reflexionar sobre las vicisitudes, barreras y logros que han tenido como mujeres en el oficio periodístico.
‘Mujeres poderosas’ es un espacio creado por Casa E bajo la dirección de la actriz y activista Alejandra Borrero, con el objetivo de inspirar a través de historias de vida de mujeres en cargos de poder y crear conciencia sobre la posibilidad de que las y los participantes reconozcan su capacidad para empoderarse y vencer adversidades.
«Estas mujeres han soportado la crítica, han defendido su punto de vista, viven la violencia psicológica en redes sociales, pero también son mujeres luchadoras que han levantado su voz en unos medios tradicionalmente de hombres y han llegado a dirigir medios muy importantes de Colombia», comenta Alejandra Borrero.
Los temas que se desarrollarán en el conversatorio tienen que ver con la infancia, el efecto del machismo en sus vidas, lo que las ha inspirado, su forma de reaccionar ante los ataques en las redes sociales, cómo han aportado al periodismo desde su visión femenina, entre otros.
El evento va dirigido a todo el público, pero la convocatoria de conversatorios anteriores indican que son las mujeres quienes mayoritariamente asisten, en especial las jóvenes que buscan inspirarse y descubrir su poder interior: «Es maravilloso ver niñas en el auditorio, ver cómo se conmueven al descubrir que estas mujeres ya sean políticas, o en este caso periodistas reconocidas, también han pasado por momentos difíciles y vivido la discriminación y aún así lograron salir adelante», concluye Borrero.
Si estás interesada en asistir al Conversatorio Mujeres Poderosas puedes inscribirte en la página web www.niconelpetalodeunarosa.org. También podrás verlo por streaming desde las 7 p.m. en las redes sociales de Cromos, PULZO y Ni con el pétalo de una rosa.
Fecha: 26 de noviembre.
Hora: 6:00 pm.
Lugar: Teatro Arlequín av Cra 24 #41-69.
Más información en el 7440422 o escribiendo al correo electrónico [email protected].
Los precandidatos demócratas a la presidencia de Estados Unidos no se ponen de acuerdo sobre si la marihuana debe legalizarse y eso ha sido un tema central en los debates televisivos.
Joe Biden, quien lidera por el momento la carrera demócrata, no termina de estar convencido. Quiere más evidencias sobre si el cannabis puede convertirse en «la puerta» al consumo de drogas más fuertes antes de que se legalice en el país norteamericano.
«Antes de legalizarla a nivel nacional, quiero asegurarme de que sabemos mucho más sobre lo que dice la ciencia», señaló Biden.
Sin embargo, otros demócratas como Cory Booker o Kamala Harris pusieron en duda esa postura, subrayando que la evidencia científica es clara y que debería legalizarse el consumo de cannabis.
En concreto, el senador Booker bromeó diciendo que pensaba que Biden «debía estar colocado» cuando se opuso a la legalización.
Y la senadora Kamala Harris dijo que, «siendo claros, las marihuana no es una droga que funcione como puerta a otras y debe ser legalizada».
Otros aspirantes a la candidatura presidencial demócrata como Bernie Sanders o Elizabeth Warren también apoyaron la legalización.
Una encuesta llevada a cabo por el centro de investigaciones estadounidense Pew reflejó que el apoyo público a la legalización aumentó de forma continuada en la última década, con dos tercios de estadounidenses aprobándola.
¿Y qué dice la ciencia sobre esto?
Un total de 33 estados en EE.UU. han legalizado el uso médico del cannabis, mientras que otros 11 estados y Washington D.C. también han permitido el uso recreacional.
Sin embargo, el consumo de marihuana sigue siendo ilegal a nivel federal.
¿Puede entonces la legalización del cannabis conducir al uso de sustancias más nocivas?
El Instituto Nacional de Abuso de Drogas del gobierno de EE.UU. declara que «algunas investigaciones apuntan a que el uso de marihuana es probable que induzca al uso de otras sustancias lícitas e ilícitas».
Esta institución cita un experimento con animales que muestra cómo aumentaron su respuesta a otras drogas después de ser expuestos a algunas sustancias que contenían marihuana.
Pero dicho estudio añade que no solo el cannabis provoca este efecto, también lo hacen el alcohol y la nicotina. Además, afirma que la mayoría de personas que consumen marihuana no usan sustancias «más fuertes».
Denise Kandel, de la Escuela de Salud Pública Mailman, perteneciente a la Universidad de Columbia en Nueva York, dice que la investigación de animales muestra cambios en la forma en la que sus cerebros responden a la cocaína después de ser expuestos al alcohol, la marihuana o la nicotina.
«No es posible establecer una clara conexión entre el uso de marihuana y otras drogas porque hay otros tantos factores contribuyendo que no se pueden controlar en las investigaciones», precisó Kandel.
Por otra parte, la revista médica estadounidense American Journal of Drug and Alcohol Abuse señala que «la evidencia sobre si la liberalización del cannabis tiene un impacto en el uso de otras drogas es inconclusa. Tenemos pocas pruebas sobre si el consumo de alcohol o tabaco también ha sufrido ese impacto».
¿Qué ha pasado en los estados en los que se ha legalizado la marihuana?
Existen pruebas de que en los estados donde se ha legalizado la marihuana el uso de drogas entre los adolescentes ha disminuido o se ha mantenido en los mismos niveles.
Aunque las investigaciones también indican que la legalización de la marihuana conduce a un mayor consumo en los adultos de 26 años o más.
Y recientemente otras investigaciones vinculan el consumo regular de altas dosis de marihuana con el incremento del riesgo de problemas de salud mental, sobre todo en los más jóvenes.
Washington, Oregón, Alaska y Colorado legalizaron la marihuana entre 2014 y 2016, siendo de los primeros estados en hacerlo.
¿Se ha visto alguna tendencia particular en el consumo de drogas más nocivas?
Las autoridades estadounidenses reunieron información sobre muertes por sobredosis de drogas y, entre 2013 y 2017, 35 estados mostraron un aumento significativo de muerte por esa causa.
Alaska estuvo incluido en esos 35 estados, pero Washington, Colorado y Oregón, no.
La mayoría de esas sobredosis fatales se debieron al abuso de opioides.
Sin contar Alaska, las muertes por sobredosis en Colorado, Washington y Oregón no incrementaron de forma destacable entre 2013 y 2016, el último año con datos disponibles.
Según diversas estimaciones, el consumo de cocaína en estos cuatro estados estuvo por encima del promedio nacional entre 2013 y 2014. Pero dicho promedio también fue mayor en tres de estos cuatro estados en 2012, antes de que la legalización de la marihuana entrara en vigor.
Teniendo en cuenta la cantidad de factores que en cada estado afectan al consumo de drogas como la disponibilidad, suministro, tratamiento y programas de rehabilitación, legalidad y condiciones sociales y económicas, es difícil sacar conclusiones firmes.
Por lo tanto, se necesitan más investigaciones durante períodos más largos de tiempo para identificar si existen tendencias sobre e uso de otras drogas en los estados donde se ha legalizado la marihuana.
En un país sin tradición de protesta como Colombia, el paro nacional del 21 de noviembre de 2019 fue histórico.
La huelga estuvo originalmente convocada por las centrales obreras, pero se convirtió en una protesta en contra de las reformas de pensiones, laboral y educativa y a favor del acuerdo de paz firmado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
En suma, la población se movilizó en contra del poder establecido, hoy materializado en el presidente, Iván Duque, un aliado del expresidente Álvaro Uribe que en un intento de ser moderado ha generado rechazo entre la izquierda y la derecha.
A medida que las manifestaciones en Ecuador, Chile y Bolivia aumentaron, dejaron decenas de muertos y generaron cambios políticos importantes, la expectativa ante el paro en Colombia se tomó la agenda nacional durante días.
El gobierno militarizó partes del país, acuarteló el ejército, cerró las fronteras y otorgó facultades extraordinarias a gobiernos locales para «mantener el orden»; se produjeron allanamientos; el partido de gobierno, el derechista Centro Democrático, alertó de la supuesta injerencia de gobiernos chavistas.
Y, como suele pasar en jornadas de protesta en América Latina y el mundo, en el paro hubo —según reportaron medios locales— disturbios, saqueos, daños a la infraestructura pública y abusos de fuerza por parte de las autoridades.
El ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, informó este viernes que las autoridades habían confirmado la muerte de tres personas en el Valle del Cauca, pero indicó que aún están verificando las circunstancias en las que se produjeron.
Dicho eso, es probable que la historia recuerde al paro nacional del 21 de noviembre en Colombia como el día en que los colombianos, una población traumatizada por un conflicto armado de 60 años, mostraron su disposición a salir a la calle. Pese a la lluvia. Pese a la represión.
«Este paro tuvo una magnitud que ninguna protesta tuvo en 60 años«, le dice a BBC Mundo el reconocido historiador y columnista Jorge Orlando Melo.
«La protesta en Colombia siempre fue localizada, y siempre recibió una respuesta negativa del Estado, que la convertía en peligro».
«Pero esta salida (al paro) de tanta gente no organizada en todo el país, que buscan una política social más clara y un cumplimento genuino del proceso de paz, puede ser la oportunidad de una alternativa no tradicional sin antecedentes en el país», concluye Melo.
Tres cosas inéditas demuestran el carácter histórico de la jornada.
1. El paro en sí mismo
Colombia no ha tenido la tradición de protesta de países como Chile, Argentina o México por varias razones, pero se destacan la baja tasa de representatividad sindical, de menos del 5%, y la vigencia de un conflicto armado que distorsionó el escenario político clásico de izquierdas y derechas y laceró la viabilidad política de la izquierda democrática, que nunca ha llegado al poder en el país.
El último gran paro nacional se produjo en 1977. Convocado por los sindicatos, el paro fue asumido por profesores, trabajadores y estudiantes y puso contras las cuerdas al gobierno del liberal Alfonso López Michelsen, que enfrentaba una dura crisis económica y una disputa con los militares.
Durante los últimos años, por supuesto, han habido huelgas importantes, como el paro de coteros e indígenas contra el gobierno de Uribe en 2008 y el paro agrario contra Juan Manuel Santos en 2013.
También hubo grandes manifestaciones, como la marcha contras las FARC en 2008 y la que pedía la implementación del acuerdo de paz un día después de que fuera rechazado en un plebiscito en 2016.
Pero al menos desde 1977, y guardando las diferencias de carácter histórico, Colombia no había vivido una jornada de huelga cívica como la del 21 de noviembre.
Prácticamente todos los gremios acataron el paro; en cada rincón del país hubo protestas; la mayoría de quienes no protestaron vivieron una suerte de día feriado; el país estuvo paralizado por un día.
Solo el comercio, por ejemplo, se vio paralizado en un 50%, según la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), lo que equivale a pérdidas de US$60 millones.
En un país históricamente institucionalista, el shock político, económico y cultural que significó el paro del 21 es inédito.
2. El cacerolazo
Al final de la tarde del jueves, cuando las marchas parecían ya haberse apaciguado tras la dispersión policial, miles de colombianos volvieron a las calles.
De noche, muchos en piyama, con el ambiente festivo y musical que marcó el inicio de la jornada, cientos de personas salieron a la calle a reanudar su grito de protesta.
Y con un detalle que es usual en Venezuela, Argentina o Chile, pero que en Colombia no se había visto —o escuchado— en historia reciente: la cacerola.
Desde la calle o desde sus casas, en Bogotá y en otras ciudades del país, un inédito cacerolazo se tomó al país al cabo del día, justo cuando Duque daba un mensaje televisado de 4 minutos en el que criticó los actos «vandálicos», apoyó a las fuerzas de seguridad y llamó al «diálogo social».
El cacerolazo se escuchó en barrios de diferentes sectores socioeconómicos y se espera que se reactive en los próximos días.
3. Protesta en ciudades uribistas
Si los colombianos, en general, históricamente han preferido gobiernos de centro-derecha o derecha, hay ciudades donde esa afiliación política parecía inamovible.
Y una de esas es Medellín, la segunda ciudad más importante del país, tierra del hoy senador y líder del partido de gobierno, Álvaro Uribe, el político más popular de la historia reciente del país gracias a su política de mano duro contra las guerrillas.
Las imágenes de la masiva marcha del jueves en Medellín terminaron de demostrar que la capital de Antioquia se ha diversificado políticamente.
Hace un mes, en unas elecciones regionales en las que el uribismo fue el gran derrotado a nivel nacional, los paisas eligieron como alcalde a un ingeniero de 39 años que apoya el proceso de paz, no hace parte de las maquinarias políticas y marchó el jueves: Daniel Quintero.
La marcha del jueves dejó claro que Medellín ya no es tierra sagrada del uribismo.
Y no fue la única: ciudades tradicionalmente uribistas como Montería, Neiva y Pereira también vieron sus calles tomaras por el paro nacional.
Otra razón para pensar que Colombia, para bien o para mal, ya no es el mismo país del pasado.
El CPB felicita a City TV por el cubrimiento de las marchas de este jueves 21 de noviembre, medio que durante más de 17 horas continuas mantuvo a la audiencia informada y cautiva, con una transmisión limpia, rigurosa, mostrando todos los ángulos de la noticia y realizada por un equipo de periodistas que asumieron todos los riesgos, producto de una jornada histórica que sobrepasó cualquier cálculo.
Medios de todas las regiones documentaron las manifestaciones pacíficas y los actos vandálicos.
Los medios estadounidenses Washington Post, The New York Times y CNN, la cadena británica BBC News, el periódico español El País, y los latinos El Mercurio de Chile, El Nacional de Venezuela y El Comercio de Perú registraron las masivas movilizaciones que se vivieron en Colombia este jueves 21 de noviembre.
Con títulos como “Con una huelga nacional, Colombia se une a la temporada suramericana de protestas” y “Los colombianos llenan las calles en protesta y se unen a la ola de descontento en la región”, el Washington Post y The New York Times se enfocaron en la integración de Colombia a la serie de manifestaciones que se han desencadenado en el último mes contra los Gobiernos de Latinoamérica.
El País, CNN y la BBC hicieron un registro completo de “la mayor jornada de protestas contra el Gobierno de Iván Duque” como la denominó El País, explicando las causas que convocaron al Paro Nacional.
Por su parte, los medios latinoamericanos también hicieron referencia a las medidas económicas y políticas del Gobierno Duque que generaron las masivas manifestaciones y documentaron los numerosos destrozos causados por encapuchados en distintas entidades públicas.
“La huelga del jueves puede ser recordada como el día que demostró que Colombia, para bien o para mal, ya no es el país de antes, aseguró la cadena BBC.
El Comercio de Perú denominó la movilización como la ‘caótica jornada de paro nacional’ y mostró los saqueos durante el toque de queda en Cali, las agresiones del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) contra los manifestantes en Bogotá y recientemente registró las tres muertes confirmadas por el ministro de defensa, Carlos Holmes Trujillo, en Cauca.
El Nacional de Venezuela también documentó los destrozos que “hombres con capuchas causaron destrozos en la fachada de la Personería (de Bogotá), mientras que en Bucaramanga dañaron cajeros y saquearon varios comercios en el centro de la ciudad”.
El Mercurio de Chile registró principalmente la alocución presidencial del Iván Duque.
Además, el medio venezolano resaltó que en su alocución presidencial del jueves en la noche, el presidente Iván Duque”no hizo referencia alguna al sorpresivo cacerolazo que por varias horas retumbó en la noche (…) siendo considerada una señal de la creciente insatisfacción con el gobierno”. De igual forma, El Mercurio de Chile resaltó que Duque “no dio señales de que vaya a dar un viraje en su Administración”.
La cadena CNN también hizo un cubrimiento completo del Paro Nacional, principalmente en Bogotá.
Imágenes compartidas en redes sociales muestran a una mujer en el suelo con una herida en la cabeza y rodeada de ciudadanos y agentes del Esmad. “Miren lo que hicieron, le gritan a los uniformados”. (Imágenes sensibles)
Aunque el paro terminó a las 00:00, la calma no ha regresado a algunas zonas de Bogotá. Hay al menos dos puntos críticos en la capital donde transeuntes y el Esmad progatonizan choques. Ciudadanos denuncian que una mujer, al parecer en el Portal Sur resultó herida. En el centro de la ciudad, la Policía se enfretó, con balas aturdidoras, a un grupo de ciudadanos.
En las imágenes grabadas el sur de Bogotá, se ve a una mujer tendida en el suelo con una herida en la cabeza mientras ciudadanos y agentes del Esmad la rodean.
Los testigos le reclaman a los uniformados y de fondo se escuchan aturdidoras. “Por culpa de ustedes es que estamos como estamos, por qué le pegan, por qué le pegan. Vean lo que ustedes hacen”, les gritan a al menos 30 agentes del Esmad.
El centro de Bogotá es otra de las zonas de la ciudad donde continúan los disturbios. Cerca de la Plaza de Bolívar, la Policía se enfrentó a un grupo de ciudadanos y periodistas. “Cobardes. Nosotros con cámaras y ustedes con armas”, gritan los civiles.
Durante el paro nacional, convocado por las centrales obreras y varias organizaciones sociales, estudiantiles y de oposición política, estarán presentes trabajadores de la Aeronáutica Civil quienes, además de sumarse a las 10 razones esgrimidas como justificación para adelantarlo —algunas desmentidas y rechazadas por el Gobierno Nacional—, tienen motivos propios para reclamarle a la administración.
Quizás el más importante se relaciona con las necesidades en la planta de personal, problema viejo, recurrente y sin soluciones que afecta diversas áreas de la entidad, en particular las encargadas de la parte operativa. La nómina, establecida y congelada por decreto en 2014, se quedó corta ante al crecimiento desbordado del tráfico aéreo registrado en el país durante los últimos años. Por las terminales se movilizan 70 millones de viajeros y la carga transportada supera 1’200.000 toneladas.
De 3.071 empleados, la Aerocivil cuenta con 86 cargos directivos y de asesoría, pero solo dispone de una planta —establecida por ley y provista en su totalidad— de 167 inspectores de control y seguridad, 663 controladores y 368 bomberos aeronáuticos, personal que se reparte entre el medio centenar de aeropuertos adscritos a la entidad, distribuidos por el territorio nacional. Es una planta insuficiente para atender las necesidades que genera el crecimiento de la movilidad aérea, e influye en buena parte de los atrasos de vuelos y en las congestiones de pasajeros.
El exceso de trabajo, con jornadas que llegan a triplicarse, pone a los trabajadores sobre el límite de sus capacidades, en desempeño de funciones complejas y sensibles que conllevan desgaste físico y trastornos mentales y emocionales. Esta situación se traduce en sobrecarga laboral, con las consiguientes amenazas para la seguridad aérea. Para minimizar los riesgos se habla de un refuerzo mínimo de 150 controladores y 150 bomberos, sin incluir el reemplazo de un gran puñado de trabajadores que se encuentran en etapa pensional o cercanos a ella, asunto sobre el que no se ha implementado una estrategia formal para el ingreso y capacitación de los relevos.
Si bien es cierto que la entidad enfrentaba el impedimento de un techo presupuestal que le limitaba ampliar la planta, la camisa de fuerza fue superada en 2017 cuando el Congreso, tras lobby conjunto con los sindicatos, suspendió esta restricción para 2018 y 2019. Sin embargo, a mes y medio de terminar la excepción, la nómina no se ha incrementado ni se han llenado 290 vacantes heredadas desde hace un quinquenio. En cambio, por los pasillos de la entidad circula casi medio millar de contratos de prestación de servicios en áreas administrativas y no técnicas, como lo denuncia el vicepresidente de Sintraaeronáutico, Martín David Peñaloza.
El Gobierno está en mora de ampliar la planta por decreto, de manera provisional y con urgencia manifiesta, mientras se conoce el resultado de un estudio contratado por la Aerocivil, con el que se definirá la planta finalmente requerida, al ritmo del elevado crecimiento de los servicios de pasajeros y carga para la próxima década, y en virtud de que el levantamiento de la limitante fiscal quedó incluido durante la vigencia del Plan Nacional de Desarrollo.
La Aerocivil cancela cerca de $40.000 millones en horas extras, dominicales y festivos, recursos que podrían destinarse al pago de salarios de nuevos trabajadores, alternativa que le permitiría no solo alivianar la sobrecarga laboral de la nómina vigente, sino impulsar una política de generación de empleo en estas épocas de tanta informalidad. Vale recordar que, por denuncias semejantes de sobrecarga laboral y salud ocupacional, en 2014 Mintrabajo sancionó a esta misma entidad.
El director de la Aerocivil, Juan Carlos Salazar, se defiende, al afirmar que en lo corrido de 2019 se promovió una serie de corridas de planta que le ha permitido nombrar 46 controladores de tránsito aéreo y 34 bomberos este año. Traslados que tapan un hueco para abrir otro, pues, según Peñaloza, en el caso de los bomberos, para proveer 11 cargos se suprimió igual número de técnicos, dejando vulnerables otras áreas de seguridad.
La aviación civil en el país ha crecido por encima de los niveles en que lo ha hecho la estructura del control aéreo y se hace urgente priorizar la organización de la planta de personal para evitar lamentables accidentes. Para mañana se espera que los trabajadores adelanten una protesta pacífica, haciendo uso responsable de sus derechos constitucionales, con la expectativa de que la mejora de sus condiciones pronto dejará de andar a media marcha, con las alas rotas, como caída de la torre de control.
Posdata: Por primera vez en la historia de la aviación colombiana, como lo asegura el director de la Aerocivil, Juan Carlos Salazar, el sector aeronáutico cuenta con un capítulo dentro del Plan Nacional de Desarrollo, que busca preparar todo el sistema con proyección hacia 2030, cuando el país movilizaría el triple de pasajeros y el doble de carga aérea actuales.
En el barrio Manrique, de Medellín, el Vaticano del tango, no nace el que quiere sino el que puede. Allí nació (22 de noviembre de 1934) el periodista Antonio Pardo García, a quien el Círculo de Periodistas de Bogotá, CPB, premió hace tiempos por su vida y obra periodísticas.
Don Antonio Yesid, toreado en varias epístolas, madrugó a conocer el abecedario del oficio. Fue telegrafista en sus inicios. Recibía las noticias en clave de morse. Aprendió a leer, escribir y amar en puntos y rayas.
In illo tempore, la información llegaba en inglés. El imberbe reportero trabajaba en El Correo, periódico liberal, de la capital paisa. Las noticias debían ser traducidas – e infladas- al español. Inflador de cables se les decía a estos talentos.
Pardo hace parte de la nostalgia del periodismo. Y de la leyenda.
Recibió la alternativa en el Medellín de los años cuarenta. En la agencia norteamericana de noticias AP, una de las mejores escuelas de periodismo de la época, aprendió a redactar bien y rápido, a valorar las noticias, y a hacer croché con sus colegas de La Defensa y El Colombiano.
Eran famosos radioperiódicos como Adelante por titulares de este corte: »Iba para Bello y se quedó en el hospital. Un bus lo arrolló frente al San Vicente de Paul». La bohemia de entonces imponía largas e inevitables tenidas etílicas después del cierre.
En 1953 trabajó en El País, de Cali, como reportero estrella, contratado por don Lalo Lloreda. De Cali pasó a Bogotá tentado por el mariscal Alzate Avendaño quien lo reclutó para el Diario de Colombia. Después ancló en Colombia Press, del gran Pepe Romero.
El caminante caldense Silvio Villegas lo fichó para La República de Ospina Pérez. Fernando Londoño, en 1957, lo llamó a hacer radio. En Todelar de la calle 19 con 5ª, en Bogotá, fui su mensajero (=patinador de redacción) con ochocientos pesos mensuales de salario ínfimo. La plata alcanzaba para sí fornicar, beber, pagar arriendo.
Pardo fue la prolongación de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Antioquia donde no peleché. Allí empecé a juntar vocales y consonantes. En el periodismo, el maestro Pardo tiene más historia que una mujer desmemoriada…
A las certeras noticias que redactaba a mil, solo les faltaba música de la Sonora Matancera. O de alguna milonga con las que creció en Manrique. Su periodismo era –es- una fiesta.
Nunca la forma de escribir de un periodista se pareció tanto a los vistosos y bien cortados trajes que lucía. Los párrafos de entrada (leads) que iba leyendo en voz alta para corregirse, eran tan festivos que provocaba sacar pareja. Había alegría y creativo estrés en la forma de ejercer su destino periodístico.
Lo ha hecho tan bien que el premio “Ivonne Bolívar” de periodismo merece ganarse un Pardo. No al revés. Los proclamamos sus pupilos de Caracol, Todelar, RCN, el servicio Nacional de Prensa, Centro Informativo El País, la universidad, donde lo flechó su segunda esposa.
Oírlo sigue siendo una rumba. Se acomoda su gorra de pensionado y está dictando cátedra. Se lo pelean en múltiples tertulias. Su apellido hace rato es sinónimo del mejor periodismo.
Una artista y sicóloga boliviana y una antropóloga argentina, ambas feministas, plantean que lo sucedido en Bolivia con Evo y el Macho Camacho es una pugna entre dos golpes de estado y dos fascismos. Una en una revista virtual, otra en una entrevista radial, llaman a dejar de lado “los binarismos de los hechos”. Y abren un original camino de análisis sobre la efervescencia actual del continente. Colombia no es la excepción.
María Galindo cultora del performance, que luce la parafernalia punk de mechones, anillos y uñas largas a sus 55 años, acusa a Evo de caudillismo por haber desmantelado y dividido las organizaciones populares. Las convirtió en “dirigencias corruptas y clientelares” y se erigió como “figura única del mito del ´presidente indígena´, rodeado de un círculo de intelectuales y dirigentes que lo necesitan como careta”.
La académica Rita Segato quien vive en Brasil, trae a cuento “la quiebra de credibilidad y gobernabilidad” de Evo, motivada entre otras cosas por su carácter autocrático y el endiosamiento de su figura. “Evo cayó por su propio peso… Es un sindicalista y no un aymara”.
Lo más interesante de esta visión es el otro lado de la mesa. Según Segato, Evo “hizo que fuera muy fácil que aparecieran las fuerzas que siempre conspiran y acechan”. Por eso asevera que, a consecuencia de los errores y excesos del gobernante, sí hubo golpe de estado, pero de una nueva modalidad.
Galindo precisa el cuadro refiriéndose a Camacho, el empresario cristiano de Santa Cruz, la ciudad blanca y rica de ese país: “El proyecto cruceño trae a otro caudillo antagónico pero complementario”. “La fascistización del proceso –añade- silenció a la sociedad civil y concentró la decisión en las cúpulas. Exacerbó todos los miedos”.
Este vaivén entre extremos es calificado por la también escritora Galindo como una “privatización de la política”. Así la explica: “si no eres del partido no tienes ningún derecho; si eres, tampoco porque las decisiones son de una cúpula cerrada. Este vacío fue utilizado para instaurar un contramodelo caudillista”.
Hasta aquí la tragedia boliviana, pincelada por las dos analistas, que haría delirar de fervor al mismísimo Shakespeare por sus componentes reveladores de la complejidad humana. El dramaturgo inglés podría trasladar la acción a tierras colombianas y titular su obra con una sola palabra de uso repetido en nuestros tiempos: polarización.
En efecto, nuestro juego político tradicional se ha decantado en un ping pong entre ´guatemala y guatepeor´. En un extremo la oligarquía pérfida de toda la vida, en el otro la oposición testaruda con aliento de despotismo. Este binarismo se sostiene merced al miedo que los dos términos se tienen entre sí y que ambos infunden entre las mayorías, como único modo de perpetuar su privatización de la política.
En la mitad, apenas sacando la cabeza desde las recientes elecciones regionales, una gran nación de gentes estragadas intenta pegar su grito vagabundo para liberarse al tiempo de los dos fascismos.
Este 24 de noviembre se cumplen 160 años desde la publicación de «El origen de las especies», el libro en el que Charles Darwin estableció las bases de la teoría de la evolución por selección natural.
¿Pero cuánto sabemos sobre la historia de nuestra especie?
¿Y por qué es un error decir que «descendemos de los monos»?
En BBC Mundo recordamos cinco datos que tal vez puedan resultarte sorprendentes sobre la evolución humana.
1. No descendemos de los monos
Los humanos modernos, la especie Homo sapiens sapiens, no evolucionó de los monos, sino que comparte un ancestro común con ellos.
«Un error muy común es pensar que ‘descendemos de los monos’. Ese error hace que mucha gente niegue la teoría de la evolución», explicó a BBC Mundo el paleoantropólogo español José María Bermúdez de Castro.
«Para empezar, es mejor afirmar que somos una especie más del orden primates», dijo el coordinador del Programa de Paleobiología del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana de Burgos y codirector del proyecto de investigación y excavaciones en los yacimientos de la sierra de Atapuerca.
Este linaje de primates «comienza su historia evolutiva hace unos 7 millones de años. En ese tiempo, un ancestro común con los chimpancés divergió en dos linajes diferentes, seguramente por cuestiones climáticas«.
«El linaje que dio lugar a los chimpancés, Pan paniscus y Pan troglodytes, se quedó en el oeste de África. El linaje que a la postre dio lugar a la humanidad actual evolucionó en el sur y este de África».
Bermúdez de Castro agregó que compartimos cerca del 99% de nuestros genes con los chimpancés, pero la diferencia (aproximadamente de 1,2%) es importante, puesto que tenemos entre 20.000 y 25.000 genes operativos.
«Deberíamos reflexionar sobre nuestra estrecha relación con estos primates, nuestro primos hermanos», agregó el científico español.
2. Más de la mitad de tu cuerpo no es humano
Se estima que cerca de la mitad del cuerpo humano está compuesto por células humanas, pero el resto es una mezcla de bacterias, virus y hongos que componen lo que se conoce como el microbioma.
Ese microbioma, que es tan peculiar de cada persona como su huella digital, influye en una gran variedad de funciones que van desde la digestión al sistema inmunológico.
«Eres un 43% humano según las estimaciones más recientes, si cuentas todas las células», señaló a la BBC en 2018 el profesor Rob Knight, de la Universidad de California en San Diego.
Si pensamos en términos genéticos, las cifras son aún más sorprendentes. Microbiólogos de la Escuela de Medicina de Harvard y del Centro Joslin de Diabetes analizaron el ADN de unas 3.500 muestras de la boca e intestinos.
Los resultados del trabajo, publicado este año en la revista Cell Host & Microbe, indican que había cerca de 46 millones de genes bacterianos, 24 millones en el microbioma de la boca y 22 millones en los intestinos.
3. Estamos llenos de vestigios evolutivos
La evolución es un proceso que puede ser muy lento y algunos de sus vestigios pueden permanecer mucho tiempo después de que dejan de cumplir una función.
Un ejemplo es el apéndice, que habría cumplido en nuestros antepasados una función relacionada con la digestión de la celulosa de las plantas.
Otro ejemplo es el de las muelas de juicio, que eran útiles para moler alimentos fibrosos.
El coxis es considerado también un vestigio evolutivo que en el pasado contribuyó a mantener el equilibrio. El coxis es el vestigio de una cola que en el caso de los embriones humanos aparece hacia el final de la cuarta semana del desarrollo embrionario para desaparecer en el inicio de la octava semana.
Y si te erizas cuando sientes frío o estrés, eso significa que tus fibras musculares conocidas como arrector pili se están contrayendo en forma involuntaria, lo que seguramente te dará escalofríos.
Si eres un animal en su medio silvestre, que se te pongan los pelos de punta puede ser útil, ya que tus pelos pueden atrapar más aire para retener calor. O puedes parecer más grande de lo que eres, lo que podría desanimar a tus predadores.
Pero en el caso de los seres humanos nuestros arrector pili no proveen ninguno de esos beneficios.
4. Nuestra especie surgió hace unos 300.000 años
La historia de nuestros orígenes está cambiando constantemente a medida que se descubren nuevos fósiles.
«Nuestra especie, Homo sapiens, surgió en África hace algo más de 200.000 años. Algunos investigadores piensan que ciertos fósiles de un yacimiento de Marruecos (Jebel Irhoud) ya pertenecían a nuestra especie. Esos fósiles tienen 315.000 años de antigüedad«, explicó Bermúdez de Castro.
«Con independencia de este debate en la cifras, no se conocen cambios importantes en el medio ambiente de África en esta época del Pleistoceno».
Las glaciaciones afectaron al hemisferio norte y tuvieron repercusión en el debilitamiento de la especie Homo neanderthalensis.
«Pero en África subsahariana y en el norte de África el clima no experimentó cambios notables. Así que se nos escapa saber qué circunstancias favorecieron que surgieran los primeros homínidos similares a nosotros en la mayor parte de su anatomía«.
«Ciertos aspectos culturales como el arte o el simbolismo, aún tardarían un cierto tiempo en consolidarse en Homo sapiens. Pero desde el punto de vista de la anatomía, los humanos africanos de hace 200.000 años eran prácticamente indistinguibles de nosotros».
En la actualidad se discute mucho sobre la posibilidad de que la expansiones fuera de África por parte de Homo sapiens fueran varias y por dos lugares diferentes: el Corredor Levantino y el estrecho de Bab El-Mandeb, en el cuerno de África.
«No sería extraño que esto fuera así. Los datos no son contradictorios y no afectan al resultado final: ahora somos la única especie de homínido del planeta».
5. No hemos dejado de evolucionar
Aún seguimos adaptándonos al mundo que nos rodea. Un ejemplo es la rápida extensión en las últimas 100 generaciones en Reino Unido del gen de tolerancia al azúcar en la leche, la lactosa.
Se estima que hace unos 11.000 años los humanos adultos no podían digerir la lactosa.
A medida que los seres humanos en ciertas regiones comenzaron a depender de la producción lechera para alimentarse, sus cuerpos se adaptaron a digerir ese alimento que antes era tolerado solamente por niños.
En regiones de larga tradición de producción de lácteos, como Europa, la población es mucho más tolerante a la lactosa que en Asia.
«Por supuesto no hemos dejado de evolucionar y nunca lo haremos mientras sigamos siendo una especie de la Tierra«, señaló Bermúdez de Castro.
«La propia cultura está influyendo de manera decisiva en nuestra evolución. Y cada vez será más importante esa influencia, en el momento en el que la tecnología permita manipular sin riesgos el genoma humano».
«Los experimentos de los que tenemos noticia puede que no sean muy éticos y que asuman riesgos. Pero con el paso de los años se podrán realizar esas manipulaciones. Si llegamos a ese punto, el cambio evolutivo sería extremadamente rápido».
Por Guillermo Romero Salamanca, comunicaciones CPB –
Es el hombre del millón y más historias. De una u otra forma, buena parte de las noticias que se originaron en 50 años del siglo pasado, estuvieron presentes en la vida de Juan Darío Lara Contreras, socio del CPB, el periodista de prensa y radio, el jefe de redacción, el hiperactivo con las preguntas, el hombre inquieto por la información, el conquistador, el bohemio, pero defensor a capa y espada de la profesión de la verdad: el Periodismo.
Tiene una memoria de la más moderna computadora, posee la capacidad de pensar en seis cosas al mismo tiempo, inteligente para resolver problemas, analista de primera mano y apasionado por la noticia.
Nació en La Mesa, Cundinamarca, se crio en Apulo, creció en Facatativá, vive en Bogotá, anduvo por las principales ciudades del mundo, recorrió a Colombia y ahora, descansa en Ricaurte –tierra templada y con la brisa del río Magdalena– del ejercicio de 45 años de vida profesional en diferentes medios de comunicación.
No ha perdido la costumbre por tener la información del momento. Prende el radio a las 5 de la mañana, luego se levanta a caminar, enciende el computador, deambula de un lado a otro, analiza documentos, revisa normas, compara leyes, dialoga con los colegas sobre la situación actual del país, duerme a ratos, vuelve a leer noticias, sube y baja escaleras, va de compras, pregunta acá y allá con porteros, vecinos, amigos por cualquier acontecimiento.
–¿Ha ido a la piscina de su conjunto residencial?
–Nunca. No he tenido tiempo.
EL CHINO DE LOS TABACOS
Estudiaba en el Colegio Camilo Torres de Bogotá y tendría unos 12 años cuando le manifestó un día a don Leopoldo, su padre, su deseo de trabajar para ganarse unos pesitos. Al día siguiente salieron de su casa en el barrio 7 de agosto, muy temprano, a la avenida Jiménez con cuarta donde quedaban tanto la dirección del Partido Liberal como la sede de El Espectador. Don Leopoldo tenía allí muchos amigos, entre ellos, a don Gabriel Cano y a su hijo, don Guillermo Cano, quien los saludó efusivamente.
–Don Gabriel, le dijo don Leopoldo, este joven quiere trabajar.
–Claro, le contestó don Gabriel y de inmediato ordenó que le hicieran un carné como “auxiliar de redacción”.
–¿Sabe cómo devolverse para la casa?, le preguntó don Leopoldo mientras le daba unos 20 centavos para el transporte y para alguna merienda.
—Usted tranquilo, yo pregunto, le contestó el muchacho.
Y comenzó así una vida en un mundo misterioso, lleno de tinta, historias, personajes, pero, sobre todo, noticias de la vida nacional.
Al rato, se le acercó Darío Bautista, el redactor económico y le inquirió con el consabido término cachaco: “Chino, ¿usted quiere ser periodista?”.
–Pues deseo aprender.
–Ah bueno, entonces vaya y cómprele los tabacos a don Guillermo. Así hemos comenzado todos.
Y así se convirtió en el “chino” de la redacción. Era un auxiliar de redacción que hacía los mandados, llevaba documentos de una oficina a otra, cuando salía a la calle miraba extasiado el paso de la caravana que encabezaba el general Gustavo Rojas Pinilla, mandatario en ese momento de Colombia, debía llevar las cuartillas a la oficina de censura del gobierno, al lado del Palacio de San Carlos y esperar a que las revisaran, pero sobre todo, escuchaba historias de periodistas como José Salgar, Mike Forero, Germán Pinzón, Luis de Castro, Guillermo García, Álvaro Monroy y a doña Inés de Montaño. A veces iba a la redacción un joven costeño que escribía sus notas y se marchaba. Casi nunca intercambió palabras con el “chino” ni con sus compañeros de redacción. Años más tarde supo que se trataba de Gabriel García Márquez.
Así pasaba sus días, descubriendo el centro de Bogotá, leyendo periódicos, untándose de tinta cuando bajaba a la rotativa para tomar cafecito con los operarios, observar a los linotipistas, escuchar a la gente de la calle, hacer amigos desde lustrabotas hasta ministros, todos por igual.
Un día, don Guillermo Cano, lo llamó y le dio una orden:
–Oiga chino, ha llegado una delegación de indígenas guambianos que vienen desde el Cauca y piden hablar con el presidente. Vaya y los entrevista, pregúnteles qué quieren, por qué vinieron hasta Bogotá, cuáles son sus problemas y si es verdad que aún los azotan y les quitan las tierras.
Juan Darío, medio asustado, se le midió a su primera entrevista. Los visitantes le contaron cómo vivían y cómo habían sido despojados de sus propiedades. Aprendió a usar la libreta de apuntes y rato después se sentó ante la máquina de escribir, a redactar. Sudaba de la angustia, pero hizo, en forma de crónica los sucesos relatados aquella mañana. Le llevó su escrito a don Guillermo, quien la leyó atentamente y le comentó: “Esto hay que cambiarlo, ponga esto acá y esto allá, suba este párrafo, quite este, añada lo que le dijeron sobre los cultivos, redacte más cosas sobre la visita…” y le devolvió las cuartillas.
El novel comunicador atendió todas las indicaciones y cuando terminó se dirigió a donde don Guillermo, quien pacientemente, leyó el escrito y le dijo: “chino, esto quedó mal, vuelva y hágalo” y le devolvió los papeles.
Cuatro veces hizo la tarea y no quedaba bien. Se entristeció. Se fue para el baño y se puso a llorar. La situación la observaron tanto José Salgar, jefe de redacción y Darío Bautista, el prestigioso periodista de asuntos económicos, quienes lo animaron diciéndole: “chino, a nosotros nos pasó lo mismo, tranquilo. Además, usted tiene al mejor maestro del periodismo que hay en Colombia”.
Se secó las lágrimas y regresó a tomar las teclas. Don Guillermo le recibió el nuevo documento y no le dijo nada. Al día siguiente, apareció la nota titulada: “Guambianos exigen hablar con el presidente de la República” y abajo, el nombre de Juan Darío Lara.
Don Leopoldo lo felicitó y durante el día, Juan Darío Lara les mostró el escrito a todos sus amigos y conocidos. Poco tiempo después le enseñaron a manejar los primeros equipos de radiofoto que llegarían al país. Aún le resuena el pitico que hacían cuando giraba el rodillo. “Ese invento transformó la fotografía. Yo recibí la primera foto a color. Era un paisaje de la selva brasilera”, cuenta ahora.
Luego lo pasaron al departamento de radio, donde con una grabadora Ampex-600 y escribía a máquina las informaciones de los corresponsales de todo el país. “Era el famoso 01 de Telecom y me llamaban de Barranquilla, Medellín, Cali y me daban datos, cifras, mensajes que organizaba antes de pasarlos a la jefatura de redacción”. Fueron sus primeros acercamientos a las grandes noticias regionales del país.
“Yo estaba contento en mi cuartico, cuando un día llegó Mike Forero Nougués q.e.p.d y me dijo: “chino, se va a cubrir La vuelta ciclística de Cundinamarca”.
–¿Y qué tengo que hacer?, le preguntó Juan Darío Lara.
–Usted va, se presenta ante el director de la carrera, le dice que va de El Espectador y envía los datos de quiénes ganaron las metas volantes, la montaña, la etapa y demás hechos que ocurran en la carrera.
Fueron ocho días de reportería cumpliéndole al Periodismo.
–Como me fue bien, entonces ya me mandaban a cubrir partidos de fútbol, conferencias, charlas y mis primeras ruedas de prensa.
ATENCIÓN FIRRR
Era tal su amistad con los operarios y periodistas del El Espectador que una vez en cuando iba a libar a las cantinas del centro de Bogotá. Un día se incrementaron las atenciones etílicas y partió para su residencia. Ya era bien de noche. Se subió a un bus y el sueño lo dominó por completo.
Luego de 130 kilómetros de recorrido, despertó confundido. No conocía el lugar y hacía calor. Le preguntó a un soldado sobre dónde estaba. “En Garagoa, Boyacá, le contestó” y de una vez le indagó: “¿cuántos años tiene?” y el pichón de periodista respondió: “Voy a cumplir 18”. Ese día estaban haciendo recogida en los municipios de Boyacá para llevar los jóvenes para prestar el servicio militar. “Entonces se queda joven”, le refunfuñó el militar.
Era la primera vez que visitaba Garagoa y fue también la última. No lo podía creer y mientras le pasaba la resaca lo fueron transportando hasta su nueva residencia en Armenia: el batallón de ingenieros Cisneros.
En la parada en Bogotá llamó a sus compañeros del periódico y les pidieron que avisaran a su mamá, doña María Luisa que lo llevaban para prestar el servicio militar. Con su familia no tuvo contacto sino días después de la rapada de cabeza, beber el quino podio –el purgante que le daban a los reclutas–, usar el uniforme y aprender a marchar.
El padre del periodista, al enterarse, visitó al ministro de Gobierno de la época, don Alberto Zuleta Ángel, quien escuchó la historia y se comprometió con hablar con el ministro de Guerra del momento. En efecto, a los pocos días llegó la orden al Batallón Cisneros que el soldado Lara Conteras Juan Darío debía presentarse en el Distrito de Reclutamiento número 1 en Bogotá. Pidiendo plata prestada entre sus compañeros y oficiales, viajó de Armenia a Bogotá que le costó 700 pesos y se presentó donde un coronel, quien, después de pegarle el regaño más grande de su vida por traficar influencias de ministros, solicitar intervención del ministro, a regañadientes le entregó el documento de reservista.
A su regreso a El Espectador fue trasladado al departamento de archivo. En el Ejército aprendió dos cosas: caminar presuroso y a responder. Se volvió altanero, perdió la timidez por completo y en el primer alegato que tuvo en el periódico con su jefe de archivo, lo echaron.
Enterado del asunto, don Guillermo, su padre putativo en el Periodismo lo recomendó para que laborara en El Siglo. Allí don Arturo Abello y Álvaro Gómez Hurtado se encargaron de pulir al diamante en ciernes.
“No he conocido a una persona más decente, más inteligente, más capaz, con un don de gentes impresionante como el doctor Álvaro Gómez Hurtado. Él llegaba al periódico y saludaba desde la señora de los tintos, los linotipistas, el portero, el gerente y a cada uno de los periodistas con un apretón de manos. Nos comentaba sobre las noticias del día y se marchaba”, relata ahora Juan Darío mientras toma algo de jugo para aliviar la garganta.
RUMBO AL ÉXITO
En las tardecitas las tertulias estaban acompañadas de anécdotas con personajes del periodismo como Alberto Giraldo, Jaime Villamil, Javier Ayala, Guillermo Tribín Piedrahita, Mario Acosta, entre otros, quienes eran las estrellas de El Siglo.
Guillermo Tribín, director de deportes le puso como misión cubrir la Vuelta a Colombia. Le tocó acompañar la primera carrera internacional del ciclismo que partió de san Cristóbal, Venezuela, hallando la colaboración en esa disciplina de expertos como Carlos Arturo Rueda y Alberto Piedrahita Pacheco, los mejores narradores de RCN, empresa que años más tarde laboraría con Alfonso Castellanos y Manuel Prado, en el noticiero Actualidades RCN.
Había quedado atrás el trabajo de el “chino” y ahora era el joven Lara. Gracias a sus fuentes de alta fidelidad, su forma para desenvolverse al preguntar, su presteza para escribir, su rapidez para resolver problemas su nombre se fue inscribiendo entre la reportería nacional.
Por eso lo llamaron con un excelente sueldo de la época a trabajar como Jefe de Redacción en el Noticiero Todelar de Colombia. Era una nómina de primera categoría: Alberto Acosta, Alberto Giraldo, Antonio Pardo García, Gabriel Cuartas Franco, Jorge Enrique Pulido – mi amigazo del alma–, Jaime Zamora Marín, Martha Montoya, Álvaro Rodríguez, Harada de San Martín, Olga Behar, Rafael y Eduardo Eslava, Yolián Londoño y Óscar Domínguez.
Los locutores eran Eduardo Aponte Rodríguez, Manolo Villareal y Andrés Salcedo, entre otros.
“Nos llevábamos siempre el primer lugar de sintonía y nos tocaron los sucesos de las elecciones de 1970 en las cuales ganó Gustavo Rojas Pinilla, pero que el gobierno de Carlos Lleras Restrepo se las dejó a Misael Pastrana Borrero. Fue algo bochornoso”, rememora ahora.
“A las ocho de la noche, Carlos Lleras Restrepo ordenó el toque de queda ante una enardecida población que exigía el triunfo de Rojas Pinilla, pero al día siguiente amanecimos con Misael Pastrana Borrero como presidente y eso originó la creación del M-19, ampliamente recordado en el país, entre otras cosas por las tomas de la Embajada de la República Dominicana y el Palacio de Justicia”, cuenta con tristeza el experimentado periodista.
El jefe de redacción, el chino del pasado, cruzó la frontera de la información deportiva y político, para ingresar a la disciplina del sector económico, con su llegada a La República con el grupo de periodistas de la talla de Abelardo Londoño Marín, Ignacio Becerra, Darío Hoyos, Gabriel Ortiz, Javier Ayala, William Giraldo, Octavio Quintero, Darío Restrepo y Fernando Barrero Chávez, entre otros. Cubría los ministerios respectivos, el Banco de la República, la Junta Monetaria, reuniones de las distintas federaciones y gremios económicos, además de conferencias internacionales del Fondo Monetario, Banco Mundial, Banco Interamericano de Washington y el Congreso Mundial Cafetero de Londres, por citar algunos.
Por las tardes el encuentro de comunicadores era en el café “Automático” donde charlaban con la intelectualidad del país y organizaba las notas para los próximos noticieros.
Comenzó su periplo por Nueva York, París, Londres, Washington, Miami, Madrid, Centroamérica, la guerra de Nicaragua, el restablecimiento de las relaciones de Colombia con Cuba –entre Alfonso López Michelsen y Fidel Castro– elecciones presidenciales de Chile con Salvador Allende, en Argentina con la caída de Juan Domingo Perón y la transición en España de Francisco Franco a la democracia.
Un día lo llamaron Alberto Giraldo y la familia Pava Camelo para que dirigiera el noticiero de Radio Súper. “Yo estaba asustado porque asumir la dirección de un noticiero no era fácil. Me dieron la autonomía para organizar la nómina a mi gusto. Tenían como lector a Cristóbal Américo Rivera, pero lo dejaron y les acomodé a Eduardo Aponte Rodríguez. Recuerdo con especial cariño a Óscar Domínguez, quien después sería director de Colprensa”, relata mientras refresca su ronca voz.
Meses después, su gran amigo, Yamid Amat, director de Caracol lo invitó a un almuerzo y le dijo: “quiero que te vincules a Caracol y me puso en contacto con don Diego Fernando Londoño, a la sazón gerente de la cadena, él me preguntó: ¿Cuánto quiere de sueldo? Yo, la verdad, no sabía qué pedir y le manifesté tímidamente: ¿Cuánto me ofrecen? Y pensé en el triple de lo devengado en Súper. Cuando le comentó, de inmediato lo aceptó”.
Llegó como coordinador general del Sistema Informativo conocido como Cuarto de Hora Caracol que imponía Yamid Amat, director en ese momento del recién lanzado 6 a.m. 9.a.m.
“Mi tiempo en Caracol Radio fue donde pude desarrollar toda mi capacidad periodística. Fueron miles de noticias, informes, entrevistas, crónicas y trabajos de investigación los que pasaron por mis manos, o mejor, por mis oídos. Recuerdo que nos llevaron al Mundial de Fútbol 1982 a España y allí con Yamid originamos un noticiero con informes desde distintas ciudades de Europa. Fue tal el éxito que los directivos de Caracol nos dieron un mes de vacaciones. Con 6 a.m. 9 a.m. y ese equipo conformado por personalidades como Yamid, Alfonso Castellanos, Julio Nieto Bernal, Antonio Pardo García, Juan Gossaín, Javier Ayala y Juan Harvey Caicedo se marcó toda una historia del periodismo nacional”.
“Compartí en el periodismo una maravillosa vida con profesionales extraordinarios como Julio Sánchez Cristo, Alberto Casas, Orlando Cadavid Correa, Daladier Osorio, Guillermo Rodríguez, William Giraldo, José Ramón Núñez, Darío Hoyos, Iader Giraldo, Álvaro Pardo, Arnaldo Valencia, Guillermo Franco Fonseca, Carlos Ruiz, Darío Arizmendi, Olga Behar, Amparo Pérez, Amparo Peláez, Cecilia Orozco, María Isabel Rueda, Margarita Vidal, Gabriel Gutiérrez, Germán Santamaría, Ricardo Peláez Duque, Héctor Mora, Ovidio Piter Charria, Ariel Cabrera, Esperanza Rico, Luis Enrique Rodríguez, Martha Elizabeth Camargo, Yanelda Jaimes, Lilia Plazas, José María Bolaños, Javier Baena, Sammy Jalil, Édgar Artunduaga, Jairo Corredor, Fabio Callejas y otro montón que no caben en esta nota”, comenta.
“Agradezco también la oportunidad que me dieron instituciones como la Universidad de La Sabana, Javeriana, Externado, Los Andes, Inpahu, Los Libertadores y la Escuela Superior de Guerra para expresar mis opiniones en clases y conferencias a sus alumnos”, relata emocionado.
Su vida es una novela de la mejor profesión del mundo. Disfrutó como nadie cada uno de los días de su carrera. Tuvo los mejores profesores, envidiables compañeros y es una enciclopedia de un millón de historias y la forma de mostrar un talento y olfato para la información. Eso sí, con letras de molde: Juan Darío Lara tiene una gran virtud: es amigo de sus amigos.
Juan Daría Lara Contreras ha ganado varios premios de Periodismo CPB y Simón Bolívar. Casado con doña Betty Caicedo de Lara, hace 56 años y sus hijos son Darío Lara Caicedo, ingeniero de sistemas que vive en Estados Unidos, Sandra Patricia Lara, odontóloga y María Fernanda Lara, Médica Veterinaria.
JUAN DARÍO EN FRASES
* Hay varias lecciones de vida que aprendí durante el ejercicio de 45 años en los diferentes medios que estuve –más en prensa y radio y algo en televisión – todos dejan enseñanzas. Hay inteligentes, ingenuos, audaces.
* Nací a mediados del siglo pasado y me tocó avanzar lentamente en ese mercado que era pequeño y competido. Casi todos nos conocíamos. Dialogábamos sobre hechos y sobre nuestras vidas. Nos conformábamos con los salarios y luego nos dimos cuenta que, cuanto más se figuraba por conocimientos, el trabajo costaba más y se podía exigir. Algo parecido a lo de hoy. Lo que ocurre es que hoy, ya no se trabaja con y por esa mística, sino por plata, por horas y en varias partes para sostener un rol de vida. Antes había exclusividad de medio y sin horas extras y menos transporte para ir a cubrir la noticia… Hoy si no hay eso, no hay interés.
* Antes se competía por la noticia. El periodista no se contentaba con una declaración o una rueda de prensa, sino que investigaba, era creativo.
* El periodismo es una conducta de vida. Cuestiona todo. No “tragar entero” lo que le dice la fuente, por poderosa que sea, sin mentir, para evitar la difamación. Todo debe ser documentado, porque al cuestionar a quienes ostentan ese poder transitorio, denunciar sus abusos, preguntar siempre el por qué y lo más importante: hacer seguimiento a los hechos que son como fantasmas. Hoy están y mañana desaparecen por otro. Y así va quedando en el olvido y por eso, sus autores abusan, incurren en injusticias, en arbitrariedades que buscan tapar con la efímera autoridad, para que precluyan. Y hay prestigiosos abogados y jueces que defienden personajes o apellidos dilatando audiencias por la laxitud de la justicia.
* Por eso, el periodista no debe ser débil, sino darse licencia y mostrar que también puede denunciar para que se apliquen justicia, que, lamentablemente es laxa.
* Las redes sociales son la realidad entre la verdad y la mentira y pocos pueden discernir. Hay quienes las manejan responsablemente y terminan convirtiéndose en el periodista.
* El periodista debe retirarse a tiempo. Si fue ordenado y organizado sin dejar de hacer una vida social, y participar de esa actividad hasta los 70, después es un estorbo y debe dar paso a la nueva generación.
* El Periodismo de hoy tiene una gran falla: Se limita a mencionar la localidad, pero no el barrio ni la dirección, como si todos conocieran la ciudad.
* Se requiere un círculo de periodistas como real institución gremial, fuerte, que defienda la actividad laboral de los profesionales, huérfanos por su falta de representatividad y reconocimiento ante los empresarios de los medios. Recuperar su prestigio y aglutinar a los periodistas que han surgido en este siglo en prensa, radio, televisión, internet para salir del ostracismo en que se halla el CPB, otrora consultor de gobiernos e instituciones para evitar su desaparición, ya que sólo se le recuerda los 9 de febrero de cada año por unos premios, que con gran esfuerzo se entregan en ceremonia de reconocimiento a una misión informativa, a la que asisten personajes que desconocen la institución, por falta de una gestión y acercamiento más cercano a sus periodistas que son la materia prima.