Por: Juan Álvaro Castellanos, Socio del CPB – El Nuevo Siglo.
Colombia puede despertar confirmando que los sueños son realidad. En ellos, encontrará la perspectiva de la renovación del país, aspirada en medios estatales y particulares, así como parte de su población común para convertir valores en desarrollo competitivo.
Se quiere todo distinto a lo actual, proyectado con optimismo; propio para conservarlo en una lente fotográfica, televisiva o cinematográfica.
Al destapar esa cubierta de realidades, se encontrará rasgos naturales, artísticos, humanos y, muchos motivantes para vivir en amalgama paz y encanto, en su jardín de 50 millones de habitantes.
Ese despertar mostrará que -coronavirus- debe quedar sepultado, lejos del jardín deseado como el escenario de encanto para 1.100 municipios, maltratados por la violencia armada, durante más de 50 años.
Inteligencia y creatividad tiene Colombia; el vacío científico, es falta de financiación, para desarrollar, centro de alta tecnología en investigación y producción de vacunas, tan importantes como el petróleo, café, textiles y aguacates.
El país renovado, puede aparecer pronto, sin despilfarro y sin robo a lo estatal y privado; tampoco rompiendo el viejo tapete de costumbres, recogidas por quienes intensifican corrupción, el otro virus.
Al observar episodios nacionales se encuentra lo marcado por narcotráfico y destrucción de cultivos sanos, derrotados en amplias hectáreas agrícolas, por siembras de marihuana.
Un Neurosiquiatra dirá: -mejor pensar con -memoria explicita- que se agita en el cerebro con lo atractivo y creativo, pasada adolescencia y, entrada la madurez, si se piensa, con mente despejada y tranquila.
Y lo malo, siempre mezcla corruptos que, asoman con engaño enmarcado entre verdades y mentiras, tras dinero, según les convenga, confundiendo ciudadanía con aparentes negocios o empresas de papel.
Es parte del trasfondo colombiano, lidiando guerra, con virus venido de China; El país, no puede seguir envuelto en cháchara y ´carreta mundial´ en muchos aspectos de trasnacionales de basura, a punta de verborrea.
Primero renovar: al reactivar economía, con manos limpias en despachos estatales y privados, obligados a eludir lagartos de todos los colores y amistades; Porque los virus, sobrevuelan donde huelen millones, como ahora, con el globo de ayudas.
Y reactivar, sin telarañas tributarias, aunque no sea reforma, como garantiza el Gobierno Nacional, sin impuestos destructivos. Ahora, activar trabajo a lo legal, con didáctica a nueva generación.
Con motor prendido habrá paso a vida comunitaria honesta, con sentido de pertenencia por país; sin olvidar que es vergüenza, tener habitantes de calle; La protección ejemplar, recuerda palabra celestial: “Amar al prójimo, como a nosotros mismos”.
El desafío será rechazando sabotajes en calle, con vándalos pagos y, armados en campos, con virus de odio. La renovación, se consolidará con población sensata, libre y limpia; Ojo a los dineros prometidos.
La luz del sol y el cloro pueden matar al nuevo coronavirus, dijo un funcionario federal en la sesión informativa diaria de la Casa Blanca el jueves. Pero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, convirtió lo que debería haber sido un simple resumen científico en una desconcertante corriente de ideas peligrosas sobre la transmisión de luz al cuerpo y sugerencias sobre la inyección de desinfectantes.
Esto es lo que se dijo y lo que la ciencia realmente nos dice sobre matar el virus de manera segura.
Bill Bryan, un alto funcionario del Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU., dijo que los estudios sobre el virus mostraron que el cloro mata el coronavirus en aproximadamente cinco minutos, y que el alcohol isopropílico lo destruye aún más rápido. Las pruebas mostraron que el virus en gotas de saliva sobrevive mejor en interiores y en condiciones secas.
“El virus muere más rápido en presencia de luz solar directa en estas condiciones”, dijo.
Bryan, que no es científico, dijo que un laboratorio biológico del Ejército de EE. UU. en las afueras de Washington D.C. había estado evaluando el virus.
“Nuestra observación más sorprendente hasta la fecha es el poderoso efecto que la luz solar parece tener sobre la muerte del virus, tanto en la superficie como en el aire”, dijo. La temperatura y la humedad también afectan cuánto tiempo sobrevive el virus, dijo Bryan.
El vicepresidente Mike Pence calificó la presentación de Bryan como “noticias alentadoras sobre el impacto del calor y la luz solar en el coronavirus, lo que aumentará la confianza que sentimos sobre el próximo verano”.
Bryan lo llamó “otra arma en la lucha que podemos agregar y en el verano”. Pero añadió: “Sería irresponsable para nosotros decir que creemos que el verano matará totalmente el virus. Sin embargo, tenemos la oportunidad de avanzar con lo que sabemos ahora y tenerlo en cuenta en la toma de decisiones”.
A principios de este mes, los miembros de un influyente comité de la Academia Nacional de Ciencias le dijeron a la Casa Blanca en una carta que no parece que el coronavirus desaparezca una vez que el clima se calienta, escribiendo: “Hay alguna evidencia que sugiere que [el coronavirus] puede transmitirse de manera menos eficiente en ambientes con temperatura y humedad ambiente más altas, sin embargo, dada la falta de inmunidad del huésped a nivel mundial, esta reducción en la eficiencia de transmisión puede no conducir a una reducción significativa en la propagación de la enfermedad sin la adopción concomitante de intervenciones importantes de salud pública”. El panel señaló que el virus continuó propagándose en países que experimentaban clima cálido.
Pero cómo reacciona el virus en un laboratorio no es necesariamente relevante para la forma en que se transmite. Se puede transmitir en partículas muy pequeñas de saliva o moco que se rocían de la boca de las personas cuando hablan o tosen, o de las narices cuando estornudan. Pero las partículas no permanecen en el aire por mucho tiempo, y caen al suelo.
El peligro de contraer el virus proviene de estar en contacto cercano con alguien que está infectado y emitir partículas por la nariz y la boca, o tocar algo sobre lo que las partículas cargadas de virus han aterrizado.
La opinión de Trump
Los hallazgos que Bryan compartió no son sorprendentes. Los científicos saben desde hace tiempo que los productos químicos como el blanqueador pueden matar los virus, incluidos los coronavirus, al igual que la luz ultravioleta.
Lo que quizá fue sorprendente durante la sesión informativa del jueves fue la opinión del presidente Trump sobre los comentarios de Bryan.
“Supongamos que golpeamos el cuerpo con una luz tremenda, ya sea ultravioleta o simplemente muy poderosa, y creo que dijiste que no ha sido revisado y que vas a probarlo”, dijo Trump a Bryan. “Supongamos que puedes llevar la luz dentro del cuerpo”.
No estaba claro de inmediato cómo Trump propondría llevar luz al cuerpo.
“Y luego veo que el desinfectante lo noquea en un minuto. ¿Hay alguna manera de que podamos hacer algo así mediante la inyección o casi una limpieza?… Sería interesante comprobar eso”, agregó Trump.
La declaración de Trump se hace eco de mitos y rumores que se hicieron tan desenfrenados en Internet y en las redes sociales que la Organización Mundial de la Salud publicó páginas de cazadores de mitos para desmentirlos.
“Exponerse al sol o a temperaturas superiores a 25° C NO previene la enfermedad por coronavirus”, dice la OMS en su sitio web. “Puedes contagiarte de covid-19, sin importar cuán soleado o caluroso sea el clima. Los países con clima cálido han reportado casos de covid-19”, agrega.
También advierte específicamente contra el uso de lámparas ultravioleta, incluidas las lámparas de bronceado, para tratar de matar el virus. “Las lámparas UV no deben usarse para esterilizar las manos u otras áreas de la piel ya que la radiación UV puede causar irritación de la piel”, advierte la OMS.
La luz ultravioleta daña la piel y provoca cáncer si las personas se exponen demasiado.
Y el cloro es tóxico. Puede y mata a las personas que lo beban. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. advierte regularmente al público contra el consumo de cloro o incluso la inhalación de vapores de cloro. También es irritante para la piel.
La semana pasada, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC, por sus siglas en inglés) dijeron que las llamadas sobre intoxicaciones con limpiadores y desinfectantes habían aumentado más del 20% en los primeros tres meses de 2020, a medida que aumentó la limpieza por el coronavirus, que en el mismo período del año anterior. Entre los limpiadores, los blanqueadores representaron el mayor aumento porcentual en las llamadas entre 2019 y 2020.
Los CDC recomiendan usar jabón y agua o lejía para matar el virus. Frotar alcohol con al menos 70% de alcohol también lo matará en las superficies; 60% para tus manos.
En todas las reuniones donde llegaba Guillermo “EL MAGO” Dávila se convertía, en cuestión de minutos, en el centro de atención. Conversador como pocos, contador de mil y una historias de todo tipo. Conocía de caballos, aviones, periodismo y comentaba que había editado 5 números de “El comprimido” –el periódico más pequeño del mundo—con Gabriel García Márquez.
Se hacía llamar como “el último linotipista” de Colombia. Pocos le ganaban con el tema de los caballos y en las reuniones no era extraño que intercalara con sus charlas, uno que otro truco de magia con monedas o de pronto con cartas de naipe.
Guillermo Dávila fue el fundador de la Asociación Colombiana de Magos. Entre el 18 y el 23 de septiembre de 1951 editó junto a Gabriel García Márquez, “El Comprimido”, el periódico más pequeño del mundo que cabía en el bolsillo y solo duró seis días. “Todo lo escribía García Márquez: desde el editorial, las notas políticas, el consultorio sentimental y el horóscopo. Fue el único periódico que dirigió en su vida, en Cartagena”, comentaba Dávila el último de los linotipistas del país.
A lo largo de su vida gastó miles de horas conversando con personajes como el presidente de Caracol, don Jesús Álvarez Botero; el director de RCN Radio, Juan Gossaín o, con don Guillermo Cano, director de El Espectador.
En la madrugada de este miercoles 22 de abril dejó de existir en la Clínica Reina Sofía de Bogotá, producto de una caída, y de inmediato llegaron las reacciones de sus amigos:
“Guillermo fue uno de los primeros relacionistas que tuvo Colombia. Sabía manejar los temas con propiedad. Era una persona muy amable, nunca se aburría nadie con él en las reuniones. Tenía temas para varias novelas”, comentó Claudio Ochoa, secretario general del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB).
“Lo recuerdo desde cuando fue relacionista de Aerocondor. Le tocó un momento en el cual debieron cambiar los colores de los aviones. Eran blancos con una franja azul y entonces determinaron pintarlos con franjas amarillas, naranja, rojas y negro. Él convenció a los periodistas de que, “por obra de magia, ” llevarían ahora esos colores. Fue un gran comentarista de hípica. Tuvo, durante varios años, una revista donde hablaba de las carreras, los ejemplares, los dueños y era muy seguida por los amantes de este deporte de reyes”, comentó el periodista Pedro Fuquen.
Fue también jefe de prensa del famoso Hipódromo de Techo, trabajó en el Ministerio de Salud y dirigió las revistas El Jugador y La Meta. “Recuerdo que venció un cáncer a punta de meditación. Nos decía: “Yo le voy a ganar a esa enfermedad y les demostraré que con sólo decir: “Yo no tengo nada, yo no tengo nada”, saldré adelante”. Y en efecto, así sucedió. Decía que la mayoría de los problemas estaban en la mente y se pueden remediar con pensamientos positivos”, agregó Pedro.
»Estaba contento con la cuarentena, hasta hoy, dijo Gustavo Castro Caycedo, escritor, periodista y socio del CPB, porque esta infortunada noticia nos impide seguir con el privilegio de alternar con el inolvidable Mago y, además, el poderlo acompañar en su despedida física. Él seguirá presente en nuestro afecto y en nuestra memoria. Sincero pésame para su familia y para el grupo el que, como ella, esta hoy de luto.»
»La muerte de Guillermo «MAGO» Dávila llega a lo más hondo del corazón del Círculo Virtual de Periodistas (CVP). Era símbolo, baluarte y referente de este grupo al que impulsaba con sus siempre cordiales intervenciones.
Reciban Gloria, su esposa, y sus hijos, nuestro más sentido pésame», dijo Jairo Ruiz, conductor del CVP.
La periodista Andrea Castañeda, directora de Revistaenfoque.com lamentó su deceso. Era un columnista permanente del portal. “Apenas ayer el Mago me envió, como cada día, su columna deportiva, cada una de ellas con comentarios vivaces, diferentes y especiales, así como era él. QEPD”.
El también periodista Óscar Marino Bueno lo recordó diciendo: “Lo conocimos como comentarista en Caracol Radio y se nos fue como todo un lord, paz en su tumba y un abrazo de solidaridad para su familia”.
Guillermo Camacho dijo: “El Mago era un ser muy querido por sus calidades humanas y su capacidad de construir vínculos, además de hacer parte de la historia del periodismo en Colombia”.
“En nombre del Círculo de Periodistas de Bogotá, nos unimos a los sentimientos de pesar y solidaridad por el fallecimiento del gran colega y amigo. Expresamos nuestros saludos a su familia y a todos los que lo conocieron y departieron con él, en sus trabajos y en sus múltiples tertulias. Ahora en su eterno descanso el MAGO seguirá encantando por siempre con su magia inolvidable», dijo Gloria Vallejo, presidenta del CPB.
“Con el fin de salvaguardar el derecho a la información del que deben gozar los habitantes de todo el territorio nacional, le solicitamos al gobierno que lance un salvavidas económico a las 619 emisoras comunitarias, que son el baluarte de la comunicación en los municipios y que hoy se encuentran afectadas por la pandemia y la parálisis que vive el país”, dijo Gloria Vallejo, presidente del CPB.
“Nos unimos a las expresiones del Procurador cuando dijo que el derecho a la información no puede ser víctima del coronavirus y le agregamos también que las emisoras comunitarias son las encargadas de atender a miles de habitantes llevándoles las noticias, la educación y el entretenimiento. Muchas veredas, donde no llegan los grandes medios de comunicación, tienen únicamente a las emisoras comunitarias como las voces, los canales para sus reclamos y para que sus pobladores estén enterados de los sucesos y, en estos momentos de pandemia, es cuando más las necesitan”, agregó la dirigente gremial.
En la actualidad, además, un número considerable de municipios carecen de internet, o los niños, niñas y adolescentes no cuentan con computadores, y es a través de la radio comunitaria que pueden tener acceso a la educación en tiempo de pandemia.
“Hemos recibido misivas de directores de estas estaciones radiales donde piden que el gobierno nacional, a través del Ministerio de Comunicaciones tenga presente esta crisis de pandemia para que les rebajen los derechos por el uso de las ondas electromagnéticas y que Sayco y Acinpro rebajen también sus altos costos por el uso de la música, entre otros apoyos”, agregó.
La dirigente también le recordó al gobierno nacional que atienda la petición de seis gremios enviada hace ya más de 20 días y que no ha tenido una respuesta con acciones por parte del Ejecutivo. “Nos respondieron con una comunicación en la que nos informaban que nuestra solicitud había sido enviada a varios ministerios, entre otros, el de MinTIC, pero hasta el momento no hemos tenido una solución como respuesta”, dijo.
Los gremios que se han unido con el propósito de lograr atención por parte del Gobierno para los periodistas cesantes, independientes, medios alternativos y comunitarios que enfrentan crisis económica por ausencia de pauta, son: Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB), Federación Colombiana de Periodistas (Fecolper), Colegio Nacional de Periodistas, Asociación de Periodistas Económicos (APE), Asociación Colombiana de Periodismo y Comunicación de la Ciencia (ACPC) y Corporación de Periodistas Víctimas del Conflicto Armado de Colombia (CPC).
El periodismo está acostumbrado al diluvio universal. Cada cierto tiempo, el cielo se dispone a caer sobre las cabezas de los periodistas. Y muchas veces cae. Ahora, los temores se disparan en una profesión que no deja de reinventarse pero que se siente más amenazada que nunca.
La gran pandemia ha convertido la información en un bien aún más necesario. Sin embargo, el pasado 1 de abril el papa Francisco elevó una plegaria por los trabajadores de la comunicación. Mal asunto cuando uno se ve obligado a encomendar su suerte a la divinidad.
Las vías de agua se abren por todos los flancos: los ingresos se desploman; la publicidad desaparece; los gobiernos menos empáticos con la democracia aprovechan para estrechar su cerco sobre los medios y los más concienciados apenas tienen la capacidad o el interés de ocuparse de un sector económico menor.
En medio de esta tormenta perfecta aparecen los ciudadanos. Enclaustrados por el confinamiento, devoran más información que nunca. Buscan noticias contrastadas, la opinión de expertos, tablones a los que asirse en momentos de confusión.
Y la confianza en los medios, atribulada en tiempos de desinformación y “fake news”, de pronto comienza a repuntar. O eso dicen los primeros estudios, según el presidente de la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias (WAN-IFRA), Fernando de Yarza. El periodismo queda atrapado en lo llama “la perversa paradoja”: “Cuando somos más demandados que nunca, la gasolina que necesitamos para funcionar no existe”.
Especialmente castigados resultan los medios privados, asegura, cuyos ingresos se han visto mermados ya entre el 70 % y el 80 %.
Todo ello cuando, según el presidente de esta asociación que representa a más de 18.000 publicaciones en todo el mundo, “la prensa se ha convertido una vez más en lugar de referencia y refugio para los ciudadanos”.
A título de muestra, en Francia -uno de los países del mundo con más infectados y que permanece confinado desde el 17 de marzo- la consulta de sitios web de información general creció en la primera semana de reclusión un 111 %, hasta las mil millones de visitas, y un 86 % en la segunda semana, hasta los 892 millones.
Una cadena de información continuada, BFMTV, se ha convertido en la quinta televisión más vista del país, con más del 4 % de cuota de pantalla.
El consumo se dispara. Las trabas a la labor de los periodistas, sean políticas o económicas, también.
LA CENSURA TAMBIÉN MATA
Desde que apareció la COVID-19 se ha recordado con profusión la última gran pandemia que azotó a la Humanidad. La “gripe española” se llamó así no porque se originase en España, sino porque fue en este país -neutral en la I Guerra Mundial- donde la prensa pudo informar con menos trabas del avance de la enfermedad en 1918.
El coronavirus llega en un momento en que las democracias son mucho más numerosas que entonces. Pero hasta las más asentadas se enfrentan hoy a una seria crisis de identidad.
Los esfuerzos de los gobiernos por ocultar la verdad o silenciar a los periodistas molestos dan alas a la propagación de la enfermedad, a juicio de Reporteros Sin Fronteras (RSF).
El secretario general de esta organización, Christophe Deloire, denuncia que si la prensa china hubiese sido libre, la pandemia no habría alcanzado su dimensión actual.
“La censura no es un tema interior. Cuando a los periodistas se les impide trabajar en un país, eso tiene consecuencias en todo el mundo. El viejo argumento de ‘esto es un tema nuestro’ ha quedado caduco, y la crisis del coronavirus es su demostración irrefutable”, señala en una entrevista con Efe.
China ha expulsado a corresponsales extranjeros y trata de acallar a sus voces críticas internas; la India ha bloqueado internet en regiones del país; reporteros han sido detenidos o agredidos en Filipinas, Costa de Marfil o Ucrania…
Una web creada por RSF, “Tracker-19”, rastrea estos y otros abusos que sufren los informadores en todo el mundo. En ella se puede constatar que las cortapisas a la libertad de prensa no se limitan a países autoritarios, sino que se extienden a democracias europeas o latinoamericanas.
Muchos Estados, considera Deloire, están aplicando la llamada “doctrina del shock”, concepto acuñado por la autora canadiense Naomi Klein que alude a la explotación de las crisis por parte de los gobiernos para recortar derechos o aprobar políticas impopulares.
Eso sucede por ejemplo en Hungría, donde las medidas lanzadas por el ultranacionalista Viktor Orbán prevén hasta cinco años de prisión por difundir informaciones falsas sobre el coronavirus. Es legítimo preguntarse si no se usarán como ariete contra la prensa libre.
Pero también en otros países, democracias consolidadas, desaparece la rendición de cuentas, las ruedas de prensa se someten a filtros o se impide el acceso a las fuentes por mor de las circunstancias excepcionales.
BAJO EL SIGNO DE LA GUADAÑA
Allá donde no alcanzan las tijeras de los censores, la devastación económica hace el resto. La inminente recesión pone en jaque el derecho de los ciudadanos a una información veraz, libre y rigurosa, precisamente cuando más se necesita.
La COVID-19 ha pillado a los medios de comunicación en plena reconversión de su modelo de negocio: una vuelta de tuerca más en la concatenación de palos de ciego desde que internet y las nuevas tecnologías llegaron para cambiarlo todo.
La implantación de muros de pago, la aparición de medios nativos digitales que aún carecen de músculo financiero o la atomización de la oferta televisiva se someten a una nueva prueba de la que muchos no saldrán ilesos.
“La casa ya estaba ardiendo y la COVID solo echa más gasolina al fuego. Esto acelerará los cambios que ya se estaban produciendo y habrá que extraer lecciones importantes”, reflexiona desde su casa de Nueva York el periodista y profesor Jeff Jarvis, uno de los grandes gurús globales del periodismo digital.
Fiel a su estilo cáustico, Jarvis no ahorra aspereza en sus augurios. “Nos dirigimos a un paraje de tierra quemada. Tendemos a buscar al mesías que nos salvará. Así que pensamos: ‘Bueno, los muros de pago nos salvarán’. Pero todo mesías es un falso mesías. No hay ninguna solución que por sí sola nos vaya a permitir operar como lo hacíamos, debemos cambiar radicalmente”, vaticina.
Algunas noticias dan fe de estos pronósticos: unos 60 diarios locales y regionales de Australia pertenecientes al grupo mediático News Corp -propiedad del magnate Rupert Murdoch- acaban de cerrar sus ediciones impresas por la caída de ingresos publicitarios.
En el Reino Unido se calcula que los sitios de información pueden perder 50 millones de libras gracias a la tecnología de “listas negras” que los anunciantes están usando para evitar que su publicidad aparezca en noticias sobre el coronavirus, según informa el diario “The Guardian”.
Los datos de la Asociación Mundial de Periódicos apuntan a caídas bastante homogéneas en todo el mundo que van del 60 % al 80 % en ingresos publicitarios y del 20 % al 25 % en la circulación de periódicos, pese a que los gobiernos han apostado mayoritariamente por mantener abiertos los quioscos de prensa.
En este contexto, decisiones como la del grupo estadounidense Hearst, que se ha comprometido a no realizar despidos ni recortes salariales y además a pagar un bonus de un 1 % a sus empleados durante la cobertura del coronavirus, parecen casi la excepción que confirma la regla.
Con el fin de frenar el choque más inmediato, se suceden estos días los llamamientos a que los Estados apoyen financieramente a los medios de comunicación para salvaguardar un pilar de la democracia.
Y se cita con insistencia el modelo de Dinamarca, que ha aprobado ayudas específicas dirigidas a los medios de comunicación por valor de 24 millones de euros.
Para De Yarza, que abogó por este tipo de intervenciones en un reciente artículo público, el sostén de los gobiernos a fórmulas de apoyo a la prensa “será un termómetro de su compromiso democrático”.
UN OFICIO EN MUTACIÓN
Redacciones vacías, entrevistas por videoconferencia, ruedas de prensa virtuales, emisiones desde el salón de casa, horarios alterados. El periodismo no escapa a las inmensas transformaciones a las que obliga el confinamiento por el virus. Muchos presagian que estos cambios han llegado para quedarse.
Si el periodismo debe repensarse por enésima vez, no tendrá solo que idear nuevas fuentes de ingresos. El reto será también adaptarse a una realidad que puede modificar la forma en que se ejerce el oficio.
A unos pocos no los pillará por sorpresa.
En la ciudad estadounidense de San Francisco llevan preparándose para el próximo gran terremoto, “The Big One”, desde hace años. Así que la contingencia del coronavirus ha permitido a los periodistas del diario “San Francisco Chronicle” poner en práctica lo que llevan ensayando mucho tiempo.
Este periódico realiza un simulacro dos veces al año para el caso de que un gran seísmo acabe con su edificio y las infraestructuras de la ciudad. El último lo hicieron solo unos días antes de cerrar la redacción por la pandemia, el 12 de marzo.
Todos los consultados para este reportaje coincidieron en que la crisis será un catalizador de los cambios que ya se venían gestando, y que dibujan un panorama muy diferente al actual.
Para el presidente de la WAN-IFRA, en la adaptación de la prensa a las nuevas tecnologías hubo una primera fase caracterizada por el “mestizaje” entre el diario impreso y el digital, que ahora desembocará en una “distinta concepción física” de las redacciones y en la generalización de la figura del colaborador.
“En 48 horas, se ha hecho en España una labor de adaptación al teletrabajo que en condiciones normales nunca se hubiera dado. Y a Sudamérica ese proceso ha llegado muy rodado, se han entrenado para implantarlo”, señala De Yarza.
Y aunque la función del periodista siempre será informar, la propia esencia del oficio también se ve sometida a revisión estos días.
“La verificación de las noticias falsas (‘fake news’) era el arma de la última guerra. Para la actual lo será hacer oír las voces de los expertos en ciencias y medicina”, asegura Jarvis.
Este profesor de la City University de Nueva York pide que se deje de concebir el periodismo como un producto. Se trata más bien -según propone en una definición adaptada a los nuevos tiempos- de un servicio que permite a las comunidades entablar “una conversación respetuosa, informada y productiva”.
Solo el tiempo dirá si el coronavirus llegó para cambiarlo todo, o si simplemente fue una etapa más en el inexorable proceso de transformación de un oficio que se sigue buscando a sí mismo.
La cobertura periodística de la pandemia expuso, probablemente como nunca antes, el valor del periodismo de datos. Esta especialidad recaba y analiza grandes cantidades de datos y hace comprensible información que de otra manera la audiencia no podría comprender.
Entonces, en las crisis desatadas por el Covid-19, los artículos, infografías y visualizaciones que trabajan con datos de personas testeadas, contagiadas, muertas, aisladas, por citar los ejemplos más obvios, resultan imprescindibles y muchas veces son igual de reveladores que los contenidos producidos por periodistas especializados en investigación. O son el punto de partida de una investigación.
“El gran aporte que tiene LN Data es que, producto de la naturaleza del área, puede conseguir historias que a simple no aparecerían. Esas historias se consiguen a partir del análisis de grandes volúmenes de datos que están ocultos hasta que el departamento de datos los estudia, encuentra focos y luego salen los contenidos. Las tecnologías son necesarias para poder hacer este procesamiento y obtener las historias que están ahí adentro. Ese es un diferencial respecto del periodismo tradicional”, considera Pablo Loscri, editor de visualizaciones multiplataforma de La Nación.
LN Data cumple este año 20 años desde su creación. Florencia Coelho, abogada, especialista en comunicaciones interactivas y una de las fundadoras del equipo, señala que tanto los contenidos generados desde LN Data como los que se trabajan con las distintas secciones del diario, como las producciones de visualización, “son diferenciales del medio”.
“Es un valor agregado tremendo porque son contenidos que encontrás en La Nación y no en otro medio”, subraya Coelho, que en el medio se desempeña como gerente de Investigación y Training de Desarrollo Multimedia/LN Data.
En el caso de La Nación, uno de los medios de comunicación más importante de la Argentina, sus áreas de datos y de visualización mantienen un vínculo muy estrecho. Es que prácticamente todos los contenidos que genera LN Data necesitan de un trabajo de presentación visual que le permita a la audiencia comprender de manera simple, amigable y enriquecedora lo que el análisis de los datos permiten decir.
Especial con datos en tiempo real sobre la evolución de la pandemia
Por ejemplo, durante los últimos días publicaron un especial con datos en tiempo real sobre la evolución de la pandemia en la Argentina y en el mundo, más una serie de respuestas a las dudas sobre el coronavirus. Si bien hay un gran componente visual e interactivo, la información está en primer plano.
“Siempre tratamos de que la historia sea lo que gobierna las visualizaciones, tratando de prescindir de todos los elementos que son más decorativos o más de impacto visual, que no hacen más que retrasar el acceso al contenido, que es el que nos interesa”, explica Loscri.
Los gráficos son un recurso muy usado para explicar datos
Otro contenido de la cobertura del Covid-19 que se destaca por el enfoque es una nota que muestra qué sectores de la sociedad italiana fueron los más afectados, en términos de letalidad, por el coronavirus. El informe fue publicado en un momento donde parecía querer instalarse la idea de que el virus también mataba a gente joven. A través del análisis de los datos, una de las principales conclusiones que se sostiene en la nota es que “la edad promedio de los fallecidos es de 78 años y el 95% de los muertos tenía más de 60”.
Si se quiere cubrir la pandemia desde el periodismo de datos acompañado por visualizaciones, Loscri advierte que hay que ser cuidadosos: “Creo que es un arma de doble filo. Por un lado, puede tener mucha importancia porque la naturaleza del tema es muy receptiva y muy demandante de visualizaciones, a tal punto que ya los gráficos trascienden las visualizaciones y llegan directo a los títulos principales: `Aplanar la curva´ se titula. Pero también, esta alta demanda es mucho más exigente con los departamentos de datos y de gráficos, ya que exige un nivel de precisión y de entendimiento del tema muy alto. Y en ese sentido, equipos poco experimentados o poco cautelosos pueden cometer fácilmente errores que en este caso pueden salir muy caros”.
Coelho indica que LN Data es un equipo multidisciplinario integrado por ingenieros, programadores, diseñadores, periodistas y especialistas en información pública. Como el objetivo desde el comienzo fue agregar valor e innovar, continuamente se capacitan en el uso de nuevas tecnologías y estrategias de análisis de datos y documentos públicos, para luego llevar adelante investigaciones y coberturas periodísticas de calidad.
La capacidad de aprendizaje, fundamental
“La capacidad de aprendizaje que tengamos nosotros es fundamental para dar a la redacción contenidos que cada vez nos haga más valiosos. Estamos con el desafío de pensar qué cosas le sirven que podamos hacer que sean reusables. Si desde esta unidad de datos seguimos invirtiendo y pensando para ver cómo mejorar, en algún momento va a haber un nuevo salto que nos va a dar una ventaja competitiva de velocidad, de profundidad, de cosas que no sean tan fáciles de replicar”, analiza Coelho.
En sus inicios, este equipo de datos apostó por transmitirle a la comunidad la importancia de abrir los datos. Se trata de una iniciativa que lograron mantener en estos casi 20 años de trayectoria y que hoy, en este contexto mundial, persiguen más que nunca para fomentar la transparencia y la participación ciudadana, una forma de “controlar” al poder, sea privado o gubernamental.
Por: Por: Julio León R y Héctor Tabares , El Observador.
Las tragedias: La constante soledad, la muerte de Lolita Porras, su primer amor en Zipaquirá; el suicidio del rector del Liceo, Alejandro Ramos, quien lo recibiera cuando él llegó a estudiar; la defunción súbita de un compañero de clases y la muerte violenta de su profesor de educación física, Jorge Perry, en cuyos funerales de estos dos ´Gabo´ fue el encargado de oficiar las palabras de despedida.
Así lo afirma el escritor zipaquireño Gustavo Castro Caycedo, el serio estudioso de la vida del Premio Nobel de Literatura 1982, Gabriel García Márquez, cuando estudió en el Liceo Nacional de Varones, de Zipaquirá entre 1943 y 1946. Aquí un buen articulo para leer en casa, estos días de cuarentena preventiva nacional, y con motivo de que en abril se celebra el Día del Idioma Español.
En 1982, 36 años después de haber escrito como estudiante el primer párrafo de “Cien años de Soledad” en Zipaquirá, frente las altezas reales de Suecia, -en Estocolmo, Noruega-, el escritor Gabriel García Márquez ´´Gabo´´, podría haber recordado el frío y remoto día de 1946 que su profesor Carlos Julio Calderón Hermida lo alejó del dibujo, las caricaturas, las coplas y la mala poesía para adentrarlo en la narrativa.
Iniciamos así esta entrevista que el director de EL OBSERVADOR, Julio León R., le hizo la fría tarde del 6 de marzo último en Bogotá al fértil escritor y periodista zipaquireño, Gustavo Castro Caycedo, autor de 39 libros y coautor de publicaciones sobre televisión, uno de los más recientes, “´Gabo´: cuatro años de soledad. Su vida en Zipaquirá”, que debiera ser materia de estudio permanente de todos los habitantes de Sabana Centro, en especial de los estudiantes, para que se conozca la calidad educativa y la riqueza del movimiento cultural y artístico de Zipaquirá a mediados del siglo XX, en la formación del considerado uno de los grandes escritores de la lengua española, después de Miguel de Cervantes Saavedra.
«La Soledad de América Latina», fue el discurso de ´Gabo´ cuando recibió el Nobel de Literatura aquel 10 de diciembre de 1982 en Estocolmo, y el libro, “´Gabo´: cuatro años de soledad. Su vida en Zipaquirá”, narra el intervalo que vivió el escritor de Aracataca en Zipaquirá, donde fue orientado a tomar la determinación esencial de ser escritor. Tiempo que, por razones no claras todavía y que habrá que investigar a fondo, no fue recordado por el escritor de Aracataca.
Después de catorce años de restituir los pasos del escritor ´cataquero´ (gentilicio de los nacidos en Aracataca, Magdalena), y diez de rigurosa investigación en los que entrevistó a 75 personas, Gustavo Castro Caycedo narra sucesos desconocidos en la vida de ´Gabo´, sobre los cuatro años de su adolescencia que el futuro Nobel de Literatura vivió en Zipaquirá y que referenciaría después como el ‘páramo’ en ‘El Coronel no tiene quien le escriba’ y en ‘Cien años de soledad”, sus dos obras maestras por las que será recordado durante muchos años en la literatura universal.
Nuestra amena y nutrida charla con Gustavo Castro, se circunscribió a muchos aspectos que el escritor toca de la vida del joven Gabriel García Márquez en Zipaquirá, pero en esta entrega nos circunscribiremos a los inicios como escritor del Nobel de Literatura 1982, apoyados también en el libro que ha agotado ya dos ediciones y que espera la tercera impresión: “´Gabo´: cuatro años de soledad. Su vida en Zipaquirá”.
EL OBSERVADOR (EO): ¿Qué trajo a ´Gabo´ a Bogotá?
GUSTAVO CASTRO CAYCEDO (GCC): La búsqueda de una beca para estudiar y un suceso milagroso, porque la suerte siempre estuvo del lado de ´Gabo´. La suerte de haber conocido en su primer viaje que lo trajo a Bogotá, recorrido Barranquilla – La Dorada- Puerto Salgar, en el barco de vapor “David Arango”, al señor Adolfo Gómez Támara. Como narro en mi libro: “… un hombre de 30 años, muy bien vestido, que venía en el vapor [y que]se dirigió al adolescente García Márquez, pidiéndole el favor de que le copiara la letra de uno de los boleros que había cantado durante el viaje en el vapor, porque quería dedicárselo a su novia”. Al día siguiente de su arribo a Bogotá, cuando ‘Gabo´ llegó al Ministerio de Educación a hacer fila para buscar una beca para estudiar en el Colegio de San Bartolomé, pasó el mismo señor, quien lo reconoció y le dijo: «Camine conmigo, no sea pendejo, yo soy el Director Nacional de Becas’. Esa coincidencia hizo que lo enviara al Liceo Nacional de Varones, de Zipaquirá, que era el mejor colegio nacional que había en la época. Así es como ´Gabo´, que pretendía estudiar en Bogotá, termina en Zipaquirá.
JLR: ¿Cuándo llega ´Gabo´ al Liceo Nacional de Varones, de Zipaquirá?
GCC: Para fortuna de la literatura universal, el lunes 8 de marzo de 1943, dos días después de haber cumplido 16 años de edad ´Gabo´ llegó a Zipaquirá. En este liceo García Márquez fue graduado de poeta, orador y escritor, bajo la guía de su profesor de literatura Carlos Julio Calderón Hermida, y del rector de la institución Carlos Martin, este considerado el menor del grupo poético Piedra y Cielo. García Márquez era muy dado a hacer caricaturas y a escribir versos para enamorar. De Calderón, ´Gabo´ manifestó una vez: «… fue a quien se le metió en la cabeza esa vaina de que yo escribiera». Esto lo escribió en la dedicatoria del primer ejemplar del libro “La hojarasca”, que ´Gabo´ le obsequió a Calderón cuando este ocupaba el cargo de jefe de la División de Secundaria y Normales a nivel Cundinamarca. En el libro “El olor de la guayaba”, Plinio Apuleyo Mendoza le pregunta a ´Gabo´ que dónde empezó a leer poesía y ´Gabo´ le responde: “En Zipaquirá, que, como sabes, es el mismo pueblo lúgubre, a mil kilómetros del mar, donde Aureliano Segundo fue a buscar aFernanda del Carpio. Allí, en el liceo donde estaba interno, empezó mi formación literaria…”.
EO: Usted nos dice que en Zipaquirá se fundamenta el realismo mágico de ´Gabo´. ¿Por qué?
GCC: Sí, el cosmos mágico de ´Gabo´ pudo muy bien haber tenido sustento en cuatro grandes tragedias que él vivió en su estancia en Zipaquirá: la muerte de su primera novia, Lolita Porras, por tifo; el suicidio del rector del colegio, Alejandro Ramos, quien lo recibió cuando él llegó; la muerte súbita de un compañero pastuso, de clases y la muerte violenta de su profesor de educación física, Jorge Perry, en cuyos funerales de estos dos el brillante adolescente Gabriel García Márquez fue el encargado de oficiar las palabras de despedida. Y el aliciente para que él se adentrara en las narraciones mágicas, no se dieron propiamente en Aracataca, se las dio el profesor Manuel Cuello del Río, un costeño que le daba geografía de América, de orientación comunista, de una imaginación impresionante, que le hablaba de espíritus, del más allá, de esoterismo, y que le prestaba libros de brujería; y ´Gabo´ se metió en eso. Ahí nace el realismo mágico, y está escrito en “Cien años de soledad” que es un reflejo de Zipaquirá.
EO: ¿Por qué ´Gabo´ recuerda tan poco sus años de colegio en Zipaquirá?
GCC: Gabriel García Márquez le declaró a mi hermano Germán Castro Caycedo: “Los de mi internado en Zipaquirá son seis años que recuerdo poco”, y agregó que ni siquiera recordaba cuántos años tenía al llegar a Bogotá a presentarse al colegio nacional de varones de Zipaquirá. Realmente tenía entonces 16 años y se graduó tres meses antes de cumplir 20. Y en verdad los recuerdos de ´Gabo´ sobre esa época son débiles. Él le dijo a Germán que vivió seis años en Zipaquirá, pero en realidad fueron solo cuatro, desde comienzos de 1943 hasta diciembre de 1946. Y yo me preocupé por saber por qué ´Gabo´ no se acordaba de su época en Zipaquirá, y logré que una psicóloga clínica muy famosa, Olga Susana Otero, hiciera un análisis a mi inquietud sobre el olvido de García Márquez sobre esos años tan importantes de su vida. Leo, el concepto de la psicóloga Otero, en algunos apartes de mi libro: “Se queda [el niño Gabriel García Márquez]con sus abuelos y allí estará hasta los 10 años. Es posible que haya hecho un vínculo con ellos, pero al morir el abuelo, el dolor de ser excluido del núcleo familiar deja huella…”. “… Si nos imaginamos que se va luego para Zipaquirá, el choque cultural agrava las cosas. Es posible que el alma de García Márquez no pudiera sentir que tenía un lugar, ni que podía vincularse de verdad con nadie… Es posible que también haya algo en el fondo de “a mí me excluyeron ahora yo excluyo a los demás, yo tengo lugar y los otros no lo tienen…”. “… Esto no se piensa, se actúa y se construye como una barrera de protección. Nada raro tendría que por eso mucha gente perciba que es distante”.
EO: ¿Cómo se hace ´Gabo´ escritor en Zipaquirá?
GCC: ´Gabo´ nació físicamente en Aracataca, pero literariamente en Zipaquirá, una ciudad que por los años 40 y 50 del siglo pasado, más parecía un inmenso centro literario que otra cosa, y que el Liceo Nacional era un colegio metido totalmente entre la literatura. Aracataca es un nombre escrito con letras doradas en la literatura mundial, historia que por desinformada no le hizo nunca justicia a Zipaquirá, donde estructuraron al genial escritor. Calderón lo convirtió en escritor, la artista zipaquireña Cecilia Gonzáles, lo respaldó y lo relacionó con los intelectuales en Bogotá; su segundo rector, el poeta Carlos Martin, influyó en él literariamente y su profesor de Historia de América, Manuel Cuello del Río, enriqueció su imaginación y realismo mágico. Allí lo graduaron de escritor, poeta, declamador, actor de comedia, cantante de zarzuela y orador, estimularon su inteligencia creadora y desarrollaron su pasión por la literatura dándole piso y formación a su gran talento.
EO: ¿Cómo es eso de que ´Gabo´ comenzó a escribir Cien años de soledad en Zipaquirá?
GCC: El escritor y amigo de toda una vida de ´Gabo´, Plinio Apuleyo Mendoza, en su libro, “´Gabo´, cartas y recuerdos”, transcribe una carta que este le envió en 1967, la cual sustenta mi tesis de que García Márquez ideó su obra magna en Zipaquirá, consecuente con algunas vivencias que experimentó allí, y con personas con las que compartió su vida en esa “Ciudad de la sal”, como se le conoció entonces a Zipaquirá. En ese correo, Gabriel le escribe a Plinio: “En realidad, Cien años de soledad fue la primera novela que traté de escribir, a los 17 años” [en 1944, cuando cursaba cuarto año de bachillerato en el Liceo Nacional de Zipaquirá], “y que abandoné al poco tiempo porque me quedaba demasiado grande… Y puedo decirte que el primer párrafo no tiene una coma más ni una coma menos que en el escrito inicial”. [Ese primer párrafo es: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”].
EO: ¿Qué personajes en “¿Cien años de soledad”, son inspirados en la vida de ´Gabo´ en Zipaquirá?
GCC: Fernanda del Carpio, una de las figuras centrales de la novela. En mi libro: “Gabo: cuatro años de soledad…” digo que ella, bien pudo haber sido una joven zipaquireña. Leo: “Zipaquirá fue declarada ´Ciudad de blancos’ desde la Colonia, impidiéndose que allí vivieran indios, esclavos, zambos y mestizos, razón por la cual fue poblada por familias aristocráticas. Así que Fernanda del Carpio bien pudo ser “calcada” de alguna de estas muchachas de Zipaquirá, “pueblo lúgubre, a mil kilómetros del mar, a donde Aureliano Segundo fue a buscar a Fernanda”. En “El olor de la guayaba” ´Gabo´ se lo confirma a Plinio Apuleyo: “En Zipaquirá, que como sabes, es el mismo pueblo lúgubre, a mil kilómetros del mar, donde Aureliano Segundo fue a buscar a Fernanda del Carpio.
JLR: No hay conversaciones malas, solo hay cafés un poco cargados.
´Gabo´: Cuatro años de soledad. Su vida en Zipaquirá”
Catorce años empleó Gustavo Castro Caycedo, investigando las andanzas de Gabriel García Márquez en Zipaquirá durante su adolescencia, lo que le permitió ser el primero en demostrarle al mundo que el futuro premio Nobel de Literatura nació en Aracataca, pero se hizo escritor en Zipaquirá, la ciudad natal del mismo escritor Castro Caycedo. Así quedó plasmado en “Gabo´: cuatro años de soledad. Su vida en Zipaquirá”, una exhaustiva reconstrucción de sus años en el Liceo Nacional de Varones, en Zipaquirá, hoy Museo ‘El colegio de Gabo’.
Como ya lo anotamos, el propio García Márquez contó una vez que fue en Zipaquirá, fue donde comenzó a escribir “Cien años de soledad”, exactamente cuando tenía 17 años, “un año después de su llegada al territorio de la Catedral de Sal, en 1946” anota por Castro Caycedo, “ya que ´Gabo´ dijo no recordar dicha fecha”.
Y fue tan importante la investigación de Gustavo Castro, que el mismo Gabriel García Márquez reconoció que la investigación del zipaquireño le permitió recordar episodios de su vida, ocultos mucho tiempo para él. En efecto, las anécdotas e historias reseñadas minuciosamente en “Gabo: Cuatro años de soledad”, estaban borradas de su memoria inmediata, y gracias a la publicación, el Nobel ´Gabo´ pudo acercarse a personajes tan importantes en su vida como Berenice Martínez, una de sus primeras novias.
Sobre el libro, el crítico literario Luis Fernando Afanador, uno de los más estrictos de Colombia, escribió en El Tiempo: “Ninguno de sus biógrafos [de ´Gabo´]se ha salido de la versión oficial de su vida. Tal vez la excepción sería el perfil que de él escribió John Lee Anderson, para la revista New Yorker… Otra excepción, para mí, es el libro de Gustavo Castro Caycedo, “Gabo: cuatro años de soledad”, que da cuenta en detalle del internado del joven García Márquez en Zipaquirá. Este libro contiene información relevante sobre su vida. Por fin, algo nuevo, algo distinto, algo que no sabíamos sobre nuestro máximo escritor… En 1978, el periodista Heriberto Fiorillo estuvo infructuosamente buscando información y escribió: “En Zipaquirá nadie sabe qué ocurrió con ´Gabo´ allí… Hay un inmenso y profundo desconocimiento de todo sobre él. Nadie sabe nada de sus escritos de entonces”.
N.E.: En EL OBSERVADOR nos preguntamos, por qué en el “Museo Casa del Nobel” de Zipaquirá, no destacan que dicho museo se sustenta en la ardua y valiosa investigación de Gustavo Castro Caycedo, contenida en el libro “Gabo: cuatro años de Soledad. Su vida en Zipaquirá”. En Zipaquirá nadie sabía qué ocurrió con Gabo en ese municipio entre 1943 y 1946, hasta que apareció el libro de Gustavo Castro Caycedo. Y tendrá que saberse, por qué el Nobel de Literatura 1982 no recordó dicha estancia allí.
Periodista, presentadora de televisión, emprendedora en comunicaciones con experiencia en producción de contenido para múltiples formatos, TV, radio, digital, etc. Especialista en coberturas periodísticas en momentos de crisis. Es presidente y directora de Mediathon, un maratón de incubación de tecnología para medios en Lima, Perú.
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Expertos en enfermedades infecciosas, científicos de aerosoles y microbiólogos respondieron en ‘The New York Times’ a las preguntas más frecuentes de los ciudadanos y dieron un parte de tranquilidad a aquellos que han salido de sus casas para abastecerse de víveres.
Durante la emergencia sanitaria por el coronavirus, la cual prendió las alarmas a nivel mundial, son varias las preguntas que surgen sobre qué tan peligrosa es la pandemia y sobre cuáles son los principales focos de infección. Una de las más recurrentes es si la covid-19 se adhiere con facilidad a la ropa, el cabello, bolsas, carteras y hasta en artículos como periódicos y documentos.
Ante esto, el diario neoyorquino The New York Times recogió las opiniones de expertos en enfermedades infecciosas, científicos de aerosoles y microbiólogos, los cuales dieron un parte de tranquilidad a aquellos ciudadanos que, en medio de la crisis, continúan saliendo de sus casas y temen estar en mayor riesgo.
Sobre si es necesario bañarse y cambiarse de ropa inmediatamente después de llegar de abatecerse de víveres, los expertos coinciden en que con el simple hecho de lavarse las manos con abundante agua y jabón está bien. Esto siempre y cuando se hayan seguido al pie de la letra las medidas de prevención como el distanciamiento social (al menos de 2 metros) y el uso de tapabocas.
Linsey Marr, científica de aerosoles de Virginia Tech, aseguró para The New York Times que las gotas virales flotan en el aire durante media hora y luego caen al suelo, pero que “no atacan como ejércitos de mosquitos y es poco probable que se adhieran a las prendas”. Sin embargo, si se llega a encontrar con una que estornuda o tose cerca es mejor tomar una ducha.
Otra de las inquietudes fue acerca de si el virus pueda quedar fijo en cabellos y barbas. De acuerdo con los expertos, por la misma razón de que las gotas virales «son empujadas fuera del camino», representan una fuente poco probable de infección.
El doctor Andrew Janowski, instructor de enfermedades infecciosas pediátricas del hospital infantil de St. Louis, explicó para el diario neoyorquino que en caso de que una persona le estornude en la nuca, “para que el proceso de infección sea exitoso, la persona debe tocarse la boca, la nariz o los ojos, lo cual hace que el riesgo sea potencialmente bajo”.
De la misma forma, los expertos indican que el lavado de ropa se puede realizar de forma conjunta ya que la covid-19, así como la gripa, «está rodeada por una membrana grasa que es vulnerable al jabón.» Debe percatarse de seguir las indicaciones de lavado y secado correctos.
Sin embargo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) señalan que de haber estado en contacto con una persona enferma es necesario usar guantes al limpiar esta ropa y no sacudirla. «Sabemos que este tipo de virus tiende a decaer más rápido en la tela que en superficies duras y sólidas como el acero o el plástico», dijo el Dr. Marr.
Los expertos recomiendan dejar los zapatos a la entrada de las casas, aunque aseguran que en la suela de los mismos se encuentran más bacterias que virus.
Para concluir, en cuanto al periódico u otros tipos de papel, según The New York Times es mejor dejarlos en reposo, ya que el virus permanece por lo menos durante 24 horas sobre el cartón y el papel, mientras que en metales y plástico dura hasta 3 días.
China, el país donde se originó la pandemia de coronavirus, tiene ahora menos casos que Estados Unidos y que varios países de Europa. ¿Cómo ha logrado contener el contagio?
El gobierno chino ha usado herramientas tecnológicas innovadoras y polémicas, como el rastreo de teléfonos. Y otros países empiezan a mirar a soluciones similares.
Hay robots repartiendo la comida en los hospitales, cámaras de reconocimiento facial que controlan la temperatura de las personas, y hasta drones que vigilan que la gente cumpla con la cuarentena.
Sin embargo, el sistema chino de control de masas ha sido criticado de forma constante por diversos grupos de derechos humanos y digitales en diferentes países.
Una imagen en muchas ocasiones vale más que mil palabras y en Miami ahora mismo hay dos que reflejan cuasi a la perfección el sistema sanitario de Estados Unidos.
Por un lado, colas de vehículos en el aparcamiento de un estadio para hacerse una prueba de coronavirus; por otra, una exclusiva isla y hogar de las élites con una clínica privada abierta solamente para hacer pruebas rápidas de covid-19 a todos sus residentes y empleados, más de 1.000.
Hay muchos detalles que no se ven en esas imágenes, como que las pruebas en uno y otro lugar son distintas y, por ende, cumplen diferentes funciones, pero ambas evidencian la profunda desigualdad en el acceso a la sanidad en la autodenominada tierra de la libertad.
En medio de una pandemia como la del coronavirus, esa diferencia puede llegar a determinar si vives o mueres, por lo que no es de extrañar que ante la situación tan dramática que vivimos esas dos fotografías generen polémica.
Fisher Island
La controversia creció después de que el diario The Miami Herald publicara que Fisher Island, uno de los barrios más ricos de Estados Unidos, había decidido comprar miles de tests rápidos de covid-19 al Sistema de Sanitario de la Universidad de Miami (UHealth), una entidad privada.
«Para minimizar aún más la propagación [de covid-19] en la isla densamente poblada, en la que la mitad de los residentes tienen más de 60 años y están en alto riesgo, Fisher Island pidió a UHealth que les proveyera tests de anticuerpos de covid-19 para todos sus empleados y residentes«, explica a BBC Mundo la portavoz de la isla, Sissy DeMaria.
Fisher Island, pegada a la icónica Miami Beach, abrió un centro para la ocasión y las pruebas se están llevando a cabo, junto a otras medidas de prevención.
Desde UHealth reconocen que su servicio «puede haber dado la impresión de que algunas comunidades recibirían un trato preferencial», pero aseguran que no fue su «intención».
«Uno de los primeros casos confirmados de coronavirus en el condado de Miami-Dade fue en Fisher Island, más de la mitad de la población es mayor de 60 años y muchos residentes estaban volviendo del noreste», la zona más golpeada por la covid-19, destaca la portavoz Lisa Worley en un escueto comunicado.
El centro universitario ha estado colaborando con las agencias gubernamentales y de salud pública y llevó a cabo una iniciativa para hacer pruebas de anticuerpos de covid-19 a 3.500 personas al azar en Florida, recogen medios locales.
Pese a ello, la noticia sobre Fisher Island generó rápidamente una oleada de frustración y enfado, ante la escasez de equipos y el acceso limitado a tests.
«Los estadounidenses y, a veces, el resto del mundo, están escandalizados de descubrir que gente muy adinerada puede usar sus recursos para conseguir ventajas cuando tienen una necesidad médica, incluido en una plaga, pero eso siempre ha sido así. Es algo que los estadounidenses parecen tolerar», apunta Arthur Caplan, director de Ética Médica de la Universidad de Nueva York.
«Estados Unidos nunca ha reconocido el derecho a la sanidad. Muchos estadounidenses obtienen su cobertura sanitaria a través del trabajo, lo que significa que éticamente tienen que ganársela. Y si dejan de trabajar, la pierden».
El sistema sanitario estadounidense funciona mayoritariamente a base de seguros privados, pero millones de personas no disponen de uno o tienen coberturas insuficientes.
«Cuando no tienes un sistema del que todo el mundo forma parte, entonces existe un menor sentido ético de responsabilidad comunitaria», reflexiona el experto.
@ArthurCaplan
Éticamente es bastante despreciable usar dinero en el libre mercado para desviar recursos para quien puede pagar y no para quien más lo necesita»
En esta crisis, el gobierno está adquiriendo un mayor papel del habitual a nivel federal, pero en muchos aspectos, son los estados los que tienen el control. También en cuestiones sanitarias.
En Florida, las autoridades han instalado ocho clínicas móviles en las comunidades más afectadas, según explican desde el Departamento de Salud a BBC Mundo.
Uno de los servicios con mayor demanda se ubica en uno de los aparcamientos del estadio Hard Rock en Miami, donde se celebró este año la final de la Super Bowl.
Allí, los equipos médicos realizan diariamente los llamados test PCR, que constata si una persona tiene covid-19, a través de una muestra recogida de la nariz o la garganta y un análisis de laboratorio.
Esa consulta es diferente a la de Fisher Island, una prueba rápida de sangre que solo puede determinar si una persona ha pasado ya la enfermedad, pero no si está infectada.
Dada la cantidad de personas que acudieron al aparcamiento de Hard Rock, el personal sanitario tuvo que colgar el cartel de cerrado poco tiempo después de abrir las puertas en varios días de la pasada semana.
Médicos «concierge»
No obstante, el de Fisher Island no es el único caso que evidencia las desigualdades en esta crisis sanitaria, de la que Estados Unidos ya es la nación más afectada en número de muertos y contagiados, según los recuentos oficiales.
La prensa local recoge, por ejemplo, el caso de una multinacional biomédica en Colorado que decidió comprar pruebas rápidas de anticuerpos de covid-19 para todo un condado, en el que habitan unas 8.000 personas, entre ellas, dos de sus ejecutivos durante una parte del año.
Se trata de una iniciativa inédita en el país, que enfrentó dificultades pero que parecía estar de nuevo en marcha, según un comunicado del gobierno del condado.
BBC Mundo contactó con la firma para recabar más información, pero no recibió respuesta.
El experto en Ética Médica menciona por su parte el caso de una comunidad adinerada en Westport, Connecticut, que también trató de acceder a tests privados, y cita los servicios de los llamados médicos «concierge«, que están ofreciendo pruebas a domicilio.
David Nazarian es uno de estos profesionales. Con clínica en el lujoso barrio de Beverly Hills, en Los Ángeles, el médico ha registrado un persistente aumento de consultas desde el principio de la epidemia y montó un centro de pruebas con atención a personas desde sus vehículos.
«He trabajado muy duro desde el principio porque considero que es muy importante (…) Esta es una crisis que todos estamos enfrentando. Pobres y ricos. No se trata de eso. Se trata de lo que todos podemos hacer para controlar este virus. Si no lo hacemos, no pararemos los contagios y no podremos hacer que la gente retome sus vidas. Esa es la cuestión más importante, porque si no, todo el mundo va a sufrir», considera.
Su clientela se compone de familias o individuos del mundo del entretenimiento o altos ejecutivos, pero asegura que sus servicios están disponibles para todos a un precio que prefiere no revelar.
No obstante, Nazarian lleva 10 años atendiendo a un porcentaje de sus pacientes gratis, una tarea que sigue llevando a cabo en este crucial momento, asegura en conversación con BBC Mundo.
El equipo del médico ha realizado pruebas de PCR o de anticuerpos a domicilio o en su clínica móvil, además de para empresas, con los materiales que pudo comprar y un poco de innovación ante la falta de recursos, creando ellos mismos algunos materiales.
«No hay ninguna duda de las desigualdades y desafortunadamente siempre ha sido así. Ojalá no lo fuera. Todo el mundo debería tener acceso a una buena sanidad. Todo el mundo debería poder hacerse la prueba», afirma.
En su opinión, el gobierno debería estar haciendo más: «Es lamentable que vivamos en Estados Unidos y nos estemos quedando atrás en capacidad de tests comparado con otros países».
Tras los problemas con los tests al principio de la pandemia, EE.UU. ahora está haciendo unas 150.000 pruebas por día. Pero los mayores expertos en el campo consideran que el número debería ser muy superior: entre los 5 y los 22 millones diarios.
«Este país es un estado fallido«, lamentaba un enfermero anestesista de un hospital de Nueva York a principios de mes, revelando uno de los momentos más trágicos de su carrera.
El profesional, Derrick Smith, compartió en Facebook las últimas palabras de un paciente de covid-19 en estado crítico antes de intubarle y conectarle a un respirador.
«¿Quién va a pagar por esto?», le espetó el enfermo con visibles problemas para respirar y hablar, y antes de que le dejaran llamar a su mujer, pues muchos enfermos «nunca se recuperan tras ser intubados», relató.
La dramática escena lleva inevitablemente a la reflexión: ¿provocará esta brutal pandemia un cambio en EE.UU.?
«No apostaría por ello», zanja Caplan.
En Estados Unidos, remarca el experto, las viejas ideas conservadoras pesan: la salud es un privilegio, no un derecho.
En América Latina las principales redacciones les ordenaron a sus periodistas que trabajen desde sus casas. Como la mayoría de la población a la que tienen que mantener informada durante esta pandemia, los periodistas convirtieron sus hogares en puestos de trabajo remoto.
Las reuniones diarias para discutir y definir sus coberturas ocurren en sus computadoras o celulares inteligentes: a través de Zoom, Slack o Trello, por citar algunas herramientas. En algo coinciden todos los medios: viven el desafío organizacional más grande de su historia y, de alguna manera, la mayoría de los periodistas están produciendo la cobertura más relevante de sus vidas.
Pero, ¿cómo lo viven? ¿Qué desafíos encuentran? ¿Se sienten preparados? Periodistas de Argentina, Uruguay, Costa Rica, México, Colombia y Chile nos cuentan sus experiencias.
Max Raide, publisher del Diario El Mostrador (Chile)
“Somos 45 personas que trabajan en total en el diario y llevamos 20 años como diario 100% digital y hoy el más leído en Chile. Todo el equipo se fue a trabajar a sus casas y hemos logrado coordinarnos bien vía teléfonos, email, etcétera, ya que las reuniones quedaron fuera para evitar contagios”.
“Se duerme menos. Estamos atentos a lo que pasa en Chile y el mundo, y no es una situación fácil para nadie. Los medios de comunicación tienen un rol clave que cumplir informando y fiscalizando al poder, que muchas veces evita entregar públicamente toda la información a la opinión pública”.
“Estamos todos preocupados por la salud de las personas y sus familias en todo Chile, ya que todos lo días se conocen cientos de casos y la sensación es que vamos a estar varias semanas con los contagios así. Y también hay preocupación por la crisis económica en Chile, ya que nosotros venimos desde octubre en una situación social compleja y eso generó mucho desempleo”
Alexánder Macías, editor de Paz y Derechos Humanos de El Colombiano (Colombia)
“Todos trabajamos desde nuestras casas. A algunos los dotaron de computadoras y en esas compus les instalaron el programa en el que se edita el periódico, para poder hacerlo de manera remoto”.
“Todas las reuniones las hacemos virtualmente: a las 8, 9, 14 y 16. Y a las 20 ó 21 ya tenemos el periódico cerrado para mandar a impresión”.
“Por ahora hemos podido hacer la reportería por teléfono. En caso de que necesitemos una fotografía tiene una periodista dispuesto para poder salir”.
“Me he sentido ansioso. En este caso, trabajar desde la casa ha sido, como es una situación nueva y constante, abrumador. Pero lo hemos sabido manejar”.
Nicolás Tamborindegui, periodista de Telefe Neuquén (Argentina)
“El canal rápidamente adoptó medidas: la gente en situación de riesgo se fue a sus casas. Jefes y administrativos hacen home office. En el canal quedamos el personal mínimo para sacar adelante las dos ediciones diarias del noticiero. Y se tomaron medidas para respetar las distancias y garantizar la limpieza. También se alargó la extensión del micrófono para respetar las distancias”.
“Tengo más obligaciones porque tengo compañeros en sus casas por estar en situación de riesgo. Y hemos tenido algunos problemas con compañeros técnicos y editores que, lógicamente, tienen miedo y quieren estar en sus casas en lugar de ir a trabajar”.
“Muchas veces me sentí sobrepasado por varias razones: compañeros con miedo, compañeros desinformados o paranoicos. El tener muchas tareas también te sobrepasa y el manejo de la información oficial (escueta y sin horarios fijos ni conferencias de prensa en mi provincia) también hace que estemos muy tensos todos”.
“En mi caso personal, nuestros teléfonos y redes sociales son un espacio de consulta constante de la gente que pregunta sobre formas de interpretar los decretos, qué se puede hacer y qué no. Y es muy estresante porque nosotros no tenemos todas las respuestas y a la gente a veces les cuesta entender”.
Fabrice Le Lous, periodista de La Nación (Costa Rica)
“Estamos trabajando desde nuestras casas desde el 17 de marzo. No he encontrado ninguna dificultad para trabajar. Las fuentes también han ayudado mucho porque la mayoría también se encuentra en teletrabajo o bien hacen parte del sistema de salud pública. Responden atentamente y saben la importancia de la prontitud para sacar información relevante en medio de esta crisis”.
“En cuanto a la productividad no he sentido mayor diferencia: la situación es muy importante y todos los colegas estamos comprometidos con nuestro rol por informar, desmentir, explicar a la gente lo que pasa y lo que debe hacerse para superar la situación”.
“No me he sentido angustiado o ansioso, pero sí se vuelve cansador el quedarte en casa”.
Roxana Romero, periodista de la Agencia de Noticias del Gobierno Mexicano (México)
“Comúnmente trabajo desde casa, pero si tengo que salir a hacer alguna entrevista o cubrir algún evento, salgo de casa. También hago entrevistas telefónicas. Sí he evitado salir, pero son medidas que he seguido personalmente, de acuerdo con las recomendaciones que ha dado el sector salud a nivel federal. Solo salgo si es muy necesario, si alguna entrevista que haré debe ser presencial”.
“En cuanto a las dependencias de Gobierno que me toca cubrir, redujeron o pospusieron los eventos que tenían programados y, hasta ahora, no ha habido conferencias de prensa”.
Leticia Castro, coeditora de la sección Educación de La Diaria (Uruguay)
“En La Diaria se tomaron decisiones muy rápidamente. Enseguida que se confirmó el primer caso, ese viernes empezaron a manejar la posibilidad de trabajar desde casa. Así que empezaron a trabajar en la instalación del software en nuestras laptop para que todos podamos trabajar la edición desde nuestra casa”.
“Una dificultad que surgió es la necesidad de compartir con colegas y conversar en la redacción sobre lo que estamos trabajando”.
“Como somos una cooperativa, no hay una directiva que baje a todos sino que nos cuidamos entre todos y somos un equipo. Y en ese sentido, la recomendación de contar con el otro, apoyarnos entre nosotros. Somos un equipo fuerte, súper sólido”.
Las recomendaciones de Mónica González, maestra de la Fundación Gabo
Mónica González es la directora del Centro de Investigación e Información Periodística (CIPER), con sede en Santiago de Chile; integra el Consejo Rector de la Fundación Gabo; y es la defensora del lector del periódico El Faro.
En conversación con el Laboratorio de Periodismo, la experimentada periodista dio varias recomendaciones para los colegas que atraviesan la cobertura de la pandemia:
“Los periodistas deben entender que lo que hacemos hoy es el único cordón umbilical que queda entre la gente que está confinada. Y quizás nunca nuestro trabajo ha tenido tanta importancia como cordón umbilical, para la vida y por la vida”.
“Los periodistas deben tener un golpe de humildad a los huesos: decir yo soy un periodista que no tengo idea de lo que nos está pasando. Y mi deber es tratar de llevar a la gente la mayor cantidad de información. Esto es clave”.
“Ahora tenemos que volver a jugarnos el pellejo. No podemos todos reportear desde la casa. Cómo vamos a visibilizar lo que le está pasando a la gente que no tiene ni agua. Qué vamos a hacer para impedir que una segunda epidemia sea el de las mujeres golpeadas, torturadas, amenazadas, violentadas y los niños abusados sexualmente durante este confinamiento obligatorio”.
“Para lidiar con el miedo y la ansiedad hay que trabajar en equipo. Y si no lo tienes, buscarlo”.