Crculo de Periodistas de Bogot

Archivos agosto 2020

Más África, menos Japón

12 agosto 2020 –

Por: Arturo Guerrero, Socio del CPB – El Colombiano –

Colombia no es Alemania ni Japón. Es un pueblo escarnecido por guerras en fila india, pero con temperamento nada glacial. Aquellos dos países, europeo y asiático, también han sido gaseados y atomizados por campos de concentración y fusión nuclear. Pero sus gentes son, antes que todo, disciplinadas y metódicas.

Colombia es “A ve pa’ ve”, recua de preposiciones e infinitivos mutilados sobre los cuales nadie acierta la ubicación de apóstrofos y comas. Un alemán o un japonés traducirían “A ver, deja ver”, con lo cual la cumbia -¿o porro?- de Edmundo Arias quedaría artrítica e imposible de bailar.

En los países donde la civilización es tecnología y ganancia, los gobiernos logran con cierta facilidad encerrar al pueblo en las pandemias y prohibir a los virus hacer de las suyas. Derrotan rápido el contagio y vuelven a sus filas -no indias- de algoritmos sin ritmo y reverencias milenarias.

Aquí no. Aquí África está vigente. Al cantante le interesa empujar a la negra candelosa a “que se te vea cómo mueves la cintura… dónde está tu sabrosura”.

Esta discordancia crucial no se tuvo en cuenta en el diseño de las reglas oficiales contra el coronavirus. De ahí que mientras los decretos le daban la espalda al modo de ser arisco y gozoso de la ciudadanía, esta respondía sacándole el cuerpo a la cuarentena. Al comienzo las mayorías hicieron la tarea, pero cuando pasaron días y días estériles, les picó la machaca de la desilusión.

Así hormiguearon las fiestas clandestinas, los velorios y entierros coreográficos con el ataúd zarandeado, los paseos furtivos al campo en puentes festivos, los tragos a escondidas entre muchachos agobiados.

Alcaldes y demás mandamases se descosieron en apóstrofes: ¡Indisciplinados! ¡Están violando las normas! ¡Ponen en peligro a los viejitos! ¡Criminales! Noticieros de radio y televisión, ávidos de raiting, se hicieron lenguas poniendo en la picota a los nuevos delincuentes.

Nadie se pregunta por qué pasa lo que pasa. Nadie esculca en la mente y en las tripas de los enfiestados, que a su manera quieren librarse de ser infestados. Una manera que es más África, que Alemania y Japón.

Los gobernantes olvidaron abrir la puerta a la cultura en el momento de decretar medidas. A la cultura, no como suma de espectáculos y distracciones sino como candela que enciende la cintura del alma.

Sahagún, donde hacer periodismo es echarse la soga al cuello

10 agosto 2020 –

Por: Liga contra el Silencio –

“¿Usted sabe cómo se mueren los sapos?”, fue la advertencia que una voz desconocida le hizo al periodista Gerson Gil, director del portal Sahagún 180 Grados, a finales de junio en una llamada telefónica. Asustado, recordó lo ocurrido dos años atrás cuando un hombre, con pistola al cinto y cerca de su vivienda, lo amedrentó para que detuviera sus investigaciones.

Aquella vez, en 2018, indagaba posibles irregularidades en la construcción de la sede de la Universidad de Córdoba en ese municipio. Dicho proyecto, iniciado en diciembre de 2015 y que aún no ha sido entregado oficialmente, tuvo dos suspensiones y dos prórrogas en el tiempo de ejecución, que cambió de 18 a 24 meses, y en el valor, pasó de 16.800 millones a 20.600 millones de pesos.

Y este año, con el olfato de un sabueso, había empezado a investigar presuntos sobrecostos en la compra de uniformes por parte de la Alcaldía de Sahagún.

Con el valor de los reporteros que en Córdoba deciden crear opciones de información alejadas de la pauta oficial de las administraciones, durante casi tres años Gil había soportado que a sus redes sociales y las de su medio llegaran improperios, intimidaciones y amenazas de personas que, refugiadas cobardemente en el anonimato de internet, veían en él a un enemigo del municipio. “Quería darle un giro a la forma en la que se informa en Sahagún, para hacerlo de manera independiente”, dijo Gil a La Liga.

Sin embargo, tras la última amenaza recibida y con el miedo de no tener garantías para continuar su labor, decidió cerrar la página de Facebook donde funcionaba su medio. “He pensado que no concibo seguir ejerciendo un trabajo coaccionado por lo que pueda o no pueda decir […] No somos un medio de oposición, ni de ataque, decimos lo bueno y lo malo, pero en Sahagún el que opina diferente recibe ataques”, aseguró el reportero a El Universal. La de Gil no es una historia aislada, otros reporteros en ese departamento han pasado por situaciones similares.

Otro periodista de Sahagún, a quien protegemos su identidad, lleva 20 años investigando y poniendo en evidencia los hilos del poder en el municipio. Su trabajo ha revelado casos de corrupción que han involucrado a algunos líderes influyentes de la región que hoy están presos por corrupción. El reportero tuvo que dejar su pueblo por varios meses debido a que sufrió un atentado. En la fachada de su casa aún permanece el rastro de la violencia. “Todavía están en la puerta las marcas de los tiros. No las he quitado como para tenerlos de recuerdo”, cuenta y se ríe de su suerte.

Esta situación, que refleja la cotidianidad de lo que viven los reporteros que se dedican a la investigación en ese departamento, resulta preocupante para el presidente del Círculo de Periodista de Córdoba, Orlando Benítez Quintero, pues, para él, esas situaciones son las consecuencia de que los políticos no admiten críticas. “Tenemos una cultura política donde no se admite una investigación periodística en profundidad, y cuando un periodista intenta señalar algún tema que toca alguna fibra de un político es declarado enemigo público de ese político”, le dijo Benítez a La Liga.

El municipio de las jefaturas regionales

“No hay cosa mejor que tener poder, es mejor que tener plata”, decía con frecuencia el fallecido exsenador y exgobernador de Córdoba, Jorge Ramón Elías Náder. Esas palabras se convirtieron en una consigna que los dirigentes de esa zona llevan en su ADN político.

A pesar de que Sahagún es un municipio de la sabana cordobesa, cuya población apenas supera los 90 mil habitantes, ha marcado récords y se ha quedado en la retina de analistas e investigadores por su capacidad de ser la incubadora de congresistas y empresarios que han terminado presos o en problemas judiciales por sonados escándalos de corrupción a nivel regional y nacional.

Desde mediados del siglo pasado hasta la fecha, 18 personas oriundas de esa antigua provincia ganadera han ocupado una curul en el Congreso, cuando hay departamentos enteros que en elecciones ni siquiera logran participación en esa corporación. Entre ellos están los exparlamentarios Bernardo “el Ñoño” Elías (condenado por el escándalo de sobornos de la constructora Odebrecht), Musa Besaile (sindicado por el llamado “Cartel de la Toga”) y Miguel Alfonso de la Espriella (condenado por parapolítica), por citar algunos ejemplos.

A esta lista se suman contratistas como Emilio Tapia, condenado por su participación en el entramado de corrupción conocido como “el carrusel de la contratación en Bogotá”; Otto Bula, exsenador y condenado lobbista de Odebrecht; y Gabriel Dumar, empresario y otrora socio político del “Ñoño”, también condenado por los sobornos de la constructora brasileña.

Estas relaciones, que han trascendido del poderío regional al nacional, han sido documentadas y reconstruidas por la investigadora especialista en antropología política, Gloria Isabel Ocampo, en sus libros “Poderes regionales, clientelismo y Estado” y “¿Cuál Estado para cuál ciudadanía?”. En estos, ha explicado cómo se ha construido el dominio político en Córdoba por medio de los lazos sociales, el parentesco y el clientelismo electoral.

En un aparte dedicado a Sahagún narra las relaciones de poder que allí se gestaron desde antes de que se conocieran a nivel nacional los fenómenos de Bernardo Elías y Musa Besaile, con familias acaudaladas y tradicionales como los Náder, los Bula y los De la Espriella. Según Ocampo, por la participación de estos linajes -algunos de origen árabe- en la política, “Sahagún ha sido descrito como un enclave de la diáspora sirio-libanesa”.

“Era una gente que estableció un tipo de clientelismo que era muy eficaz en Córdoba, una ligazón muy fuerte con las localidades y la región. Por ejemplo, la trayectoria del “Ñoño” que, tras heredar el capital político de su tío (Jorge Elías Náder), logró posicionarse electoralmente a través de la repartición burocrática y de recursos públicos que se hacía a través de la política”, aseguró Ocampo en entrevista con La Liga.

“Acá la gente nace escuchando de política. Aquí la política se hace desde los corredores, en las calles, en los parques y siempre la gente está en un bando. Desde la época en que tengo uso de razón, salieron a hacer política los grupos de los De la Espriella, Elías, Náder y de últimos, los Besaile”, manifestó el periodista sahagunense a quien no identificamos.

Las dotaciones de la censura

El último episodio de censura ocurrido en Sahagún toca al periodista Gerson Gil, quien al recibir esa llamada intimidatoria, decidió -por mera supervivencia- hacerle caso a las palabras del hombre que lo amenazó: detuvo la investigación que estaba llevando a cabo y cerró su página de Facebook.

El tema que no pudo publicar fue un contrato por 106.056.464 pesos para la dotación de uniformes para el personal docente administrativo del municipio que suscribió la Alcaldía de Sahagún.

A pesar de la emergencia económica por el coronavirus y de la necesidad de que los gobiernos locales, regionales y nacional sean austeros, el alcalde Jorge David Pastrana Sagre -electo en una coalición del Partido de la U y Cambio Radical- invirtió recursos en 202 dotaciones que dichos funcionarios no van a usar porque están trabajando desde casa. La administración justifica este gasto amparándose en darle cumplimiento a la Ley 70 de 1988 que establece que se debe entregar dotación a los empleados que devenguen menos de dos salarios mínimos.

El contrato 094 de 2020 tiene como objeto suministrar las dotaciones al personal administrativo docente, femenino y masculino, que presta sus servicios en las instituciones educativas oficiales de Sahagún y del personal administrativo del municipio. La indumentaria consta de un pantalón, una camisa y un par de zapatos.

Según la ficha técnica, estas se están entregando a 68 trabajadores en total, de los cuales 25 son del área administrativa docente y 43 del área administrativa. El suministro de dotaciones se empezó a entregar el 30 de mayo y continuará los próximos 30 de agosto y 20 de diciembre. La contratación establece que por cada uniforme se paga 525.032 pesos.

El proceso de convocatoria se hizo con algunos requerimientos específicos que limitaban la participación de empresas que no tuvieran su domicilio en Sahagún. En marzo de 2020 se pidió además que fuera una micro, pequeña o mediana empresa radicada en Sahagún, requisito que cumplía la Comercializadora y Distribuidora LD, representada legalmente por Yojana Almanza Brun, que ganó la licitación.

En sus cinco años de funcionamiento, dicha compañía ha celebrado 91 contratos con distintos colegios y alcaldías de Córdoba y Sucre a los que les ha vendido enfriadores, elementos de cocina, materiales de construcción, papeles, sillas y escritorios. Asimismo, lo ha hecho con las alcaldías de Tuchín, Montelíbano -a la que también le surtió uniformes-, Cereté, Momil, Chinú, Ciénaga de Oro, San Andrés de Sotavento y Purísima.

Esta empresa, que cuenta con un activo de unos 372 millones de pesos, está en capacidad de vender 258 productos diferentes, que van desde chocolates y arneses, hasta dispositivos informáticos de entrada de datos, equipos de rescate y bicicletas de motor (ver registro único de proponentes).

Su poder en la contratación pública en esta región ha llegado hasta municipios sucreños como San Marcos, La Unión, Caimito y San Benito Abad, además de varias instituciones educativas de ese departamento, con las que ha firmado contratos por montos que van desde siete hasta 150 millones de pesos.

La Alcaldía de Sahagún ya había contratado con la misma firma en los últimos meses de la administración del exalcalde Baldomero Villadiego (2016-2019) para entregar elementos didácticos y tecnológicos de preescolar en los colegios oficiales.

En la competencia por esta licitación estuvieron siete empresas. Entre ellas: Almacén Los Muchachos, Variedades El Punto del Bebé, Fundación para el Desarrollo Integral de la Comunidad, Fundación Labriegos por la Paz, Fratos Vélez S.A.S e Industrias SAB (las últimas cuatro de Montería).

No obstante, los requisitos exigidos por la Alcaldía fueron criticados por Crisalltex S.A (Almacenes Gino Pascalli) aduciendo que en el pliego de condiciones hay una evidente diferencia entre los indicadores que exige Colombia Eficiente y los que fijó el municipio de Sahagún. En sus observaciones al pliego de peticiones señalaron que ni siquiera en el estudio más grande a nivel nacional -en cuanto a proveedores de dotaciones, ropa de vestir y calzado- se han fijado parámetros iguales para ser aptos.

“Los indicadores antes anunciados son imposibles de cumplir por una empresa consolidada”, resaltaron (ver documento). Aún así, no siguieron haciendo más objeciones cuando la administración estableció que debían ser empresas locales.

La Liga revisó el contrato y la ficha técnica -en la que se definieron las características de las dotaciones y el número de personas que las están recibiendo-, y encontró que hay varias inconsistencias como, por ejemplo, que la ficha técnica muestra que serán 11 mujeres y 14 hombres (25 en total) del personal administrativo docente los beneficiados con los uniformes. Al multiplicar ese valor por las tres entregas que se llevan a cabo, el resultado es 75, pero en el documento dice 73. No obstante, en el contrato firmado por el alcalde Pastrana y la empresa contratista, el valor cambió a 76, lo que sigue siendo incorrecto.

En segundo lugar, la cifra del personal administrativo del municipio no coincide en lo estipulado en la ficha técnica y el contrato, pues en el primero consta 129 y en el segundo, 126.

Y, en tercer lugar, las matemáticas, o la desatención, les volvieron a fallar a quienes elaboraron y revisaron el proceso. Inexplicablemente, la multiplicación de 76 (personal administrativo docente) por 525.032 pesos (valor de las dotaciones) les dio 39.450.576 y no 39.902.432 pesos, como resulta al hacer la operación.

Al sumar esa última cifra (39.902.432) y la correspondiente al precio de los atuendos del personal administrativo del municipio (66.154.032), el resultado es el precio del contrato (106.056.464 pesos). Así, el detalle solo sería un error humano al hacer la operación, pero como el número de dotaciones es diferente al determinado en la ficha técnica, el costo final varía. Si la operación se hiciera con los datos correctos (75 y 129, las cifras de la ficha técnica) el valor final sería de 107’106.528 pesos.

En los documentos de este proceso que fueron subidos al Sistema Electrónico de Contratación Pública (Secop) no hay uno que explique o aclare el porqué de la disparidad en las cifras aquí señaladas, aun cuando en dicha plataforma deben subirse todos los archivos de las licitaciones.

Cuestionado sobre estas inconsistencias, Pastrana le respondió a La Liga:

“No sé. La verdad es que no tengo claro eso. Me tocaría llamar a la oficina jurídica a ver si fue un error humano o a qué obedece ese error. De igual manera, en el acta de liquidación se paga lo que se recibe”.

Alcalde de Sahagún Jorge David Pastrana.

El abogado especialista en derecho público y derecho penal, Gildardo Acosta, señaló que este desorden en los números, y sin una justificación que esté publicada, “son cambios que representarían una conducta punible de celebración de contratos sin el cumplimiento de requisitos legales”. Y sobre la respuesta del mandatario, el abogado apuntó que el Alcalde es el ordenador del gasto y, por tanto, debe estar enterado y hacer seguimiento de lo que pase con la contratación.

Otro abogado consultado por esta alianza de medios también recalcó la posible irregularidad que esto significaría, según dijo, en los estudios previos de la licitación deben estar las mismas cifras que luego se consignan en el contrato. “Eso podría ser un hallazgo administrativo, fiscal, disciplinario e, incluso, penal”, aseguró.

Presuntos sobrecostos

En los beneficiarios de la dotación hubo inconformidad por el valor del pagaré que debían firmar a cambio de recibirla. En él, estaban discriminados los precios de las prendas que dan un total de 525.031 pesos (ver comprobante de egreso), un valor considerado alto para lo que fue entregado.

Una de las personas que recibió estos uniformes y que habló para esta investigación con la condición de omitir su nombre, mostró la dotación en la cual se evidencia que la marca de las prendas es Pointer, producida por la Comercializadora Pointer S.A., la cual funciona en Barranquilla y vende prendas de vestir (ver uniformes). Dicha sociedad anónima es más conocida como Cáñamo, almacenes populares que venden prendas de vestir a muy bajo costo.

En dicha empresa, según una cotización realizada por La Liga, los valores son mucho más bajos que los pagados por la Alcaldía incluso tratándose de la misma marca. Por ejemplo, mientras en el comprobante de egreso aparece el pantalón de mujer a 180 mil pesos en la cotización al detal el valor es 48 mil; es decir, 132 mil pesos menos.

En otra cotización de artículos similares realizada en Mercado Libre los precios son también menores a los de la contratación: cerca de 350 mil pesos menos que en el lugar donde contrató la Alcaldía.

La Liga le preguntó al alcalde Pastrana si los precios por los que se está pagando estos uniformes son elevados y respondió: “Hay pantalones de todo precio. Usted va a un almacén y depende de la calidad, pero nosotros no podemos disminuir los precios que nos está otorgando la ley. En el tema de costos nos ceñimos a la ley”.

Sin embargo, ninguna ley contempla fijación de precios de este tipo. Desde 2012 las entidades estatales de cada municipio son las que elaboran las listas de precios, pero son un sistema de referencia interno que no es de obligatorio cumplimiento, según detalla el portal Colombia Compra Eficiente.

Además de esto, en la descripción de cómo debe ser el calzado, dice que la materia prima debe ser cuero. Pero un par de estos que ya fueron entregados a uno de los beneficiarios que nos envió una foto, se aprecia que el material con el que está fabricado es sintético.

Sobre esto, Pastrana indicó que a algunos beneficiarios no les había gustado el diseño de los zapatos y que se los cambiaron, pero que el material de estos sí es de cuero. “Si no son de cuero, no los podemos aceptar porque ahí sí se estaría incurriendo en una ilegalidad”, indicó. Sin embargo, la evidencia muestra otra cosa.

El Alcalde está en la mira de la Contraloría Departamental y de la Procuraduría Regional de Córdoba, las cuales han manifestado sus reparos en el manejo de los recursos para la atención de la emergencia sanitaria por la COVID-19 tanto en Sahagún, como en otros municipios de ese departamento.

La tercera fue la vencida

Jorge David Pastrana, popularmente conocido como el “Davo”, llegó a ser alcalde después de dos derrotas en 2011 y 2015 ante los candidatos de la “Ñoñomanía”, como se conoce al movimiento que creó el condenado exsenador del Partido de la U Bernardo “el Ñoño” Elías y que ahora está en manos de su hermano Julio Elías. El excongresista, a pesar de estar recluido en la cárcel La Picota de Bogotá sigue poniendo alcalde en Sahagún.

A pesar de que fueron enemigos políticos en las dos últimas campañas electorales, Pastrana y el “Ñoño” hicieron las paces para las elecciones de 2019 y consiguieron derrotar a Lucía Tous, quien era apoyada por su hermano José Tous, exrepresentante a la Cámara por Córdoba, y por el también exsenador preso Musa Besaile. Ambos, antiguos aliados de Elías.

“La política es dinámica, son procesos, existen las alianzas y las coaliciones. Por mucho tiempo fui amigo del movimiento de la “Ñoñomanía” y tuvimos diferencias en un tiempo, pero el año pasado se limaron las asperezas”, dijo Pastrana.

El alcalde de Sahagún tiene una relación familiar y contractual que lo vincula con “el carrusel de la contratación en Bogotá”. Su hermano, Manuel Pastrana Sagre, fue asesor de la Empresa de Renovación Urbana y del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) durante la alcaldía de Samuel Moreno en Bogotá (2008-2011) y fue uno de los principales aliados del exsenador Iván Moreno en Sahagún durante su campaña de reelección al Senado en 2010.

Jorge Pastrana también aparece en un informe que la Contraloría de Bogotá realizó en 2012 llamado “Seguimiento a la ejecución de los contratos suscritos con el Grupo Nule”. Según el documento, el hoy alcalde suscribió dos contratos con la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) en 2006 como integrante de los consorcios y uniones temporales que hacían parte del grupo empresarial encabezado por Guido, Manuel y Miguel Nule.

La compra de estos uniformes se suman a su controvertido pasado que lo liga a uno de los escándalos de corrupción más sonados en el país.

Por el momento, Sahagún -un municipio que tiene mucho por mostrar, pero que casi siempre figura en las noticias como tierra de políticos y de escándalos de corrupción- vive el tercer mandato consecutivo de la “Ñoñomanía” teniendo enfrente una pandemia que, como en otras regiones de Colombia, ha hecho visible las irregularidades en la contratación pública y la intimidación a la prensa que antes pasaban desapercibidas.

Como lo dijo Órlando Benítez del Círculo de Periodistas de Córdoba, “los dirigentes manejan la lógica de ‘si tú no estás hablando bien de mí, entonces eres mi enemigo y aquí no consigues nada’”.

Repensemos el periodismo antes de que sea demasiado tarde

10 agosto 2020 –

Por: José David Pacheco – Seguimiento.co – Colombia –

Las dinámicas cambiantes del mundo de los negocios han puesto a los medios de comunicación como las industrias empresariales de mayor categoría y las más apetecidas por los grandes emporios económicos, haciendo caso del conocido refrán: la información es poder. El público que se acerca inocente a los prensa queda atrapado en un entramado de intereses donde está siempre relegado al último lugar de importancia.

Veo con mucha preocupación que desde diversos frentes académicos e incluso desde los mismos medios de comunicación, se viene haciendo énfasis en lo imperativo que es para la opinión pública verificar, contrastar y asegurarse de que, la información que está consumiendo, cumpla con todos los ‘estándares de calidad’ para poder ser leída, compartida y discutida -supliendo así el papel que en teoría desarrollan directores de sección, editores, jefes de redacción y reporteros-, so pena de hacer el ridículo.

Esta inversión de papeles que se plantea, pone de presente la necesidad de pensar con cabeza fría la forma como se viene haciendo el periodismo antes que sea demasiado tarde, pues situaciones como la que a diario vivimos como lectores, televidentes y radioescuchas no hacen más que deslegitimar el valor de la prensa como actor necesario en el desarrollo de la vida en sociedad; partiendo de la base que recibir información veraz y oportuna es un principio fundamental en los Estados Sociales de Derecho.

Son importantes en este punto las palabras de Thomas Cahill y el Committee of Concerned Journalists [CCJ, o Comité de Periodistas Preocupados] cuando sostienen que el periodismo, los géneros periodísticos y los medios de comunicación son el canal a través del cual una sociedad interactúa entre sí, dejando ver sin más: sus intereses religiosos, vínculos políticos, actividad social, elementos culturales, alegrías, miedos y temores. Esas narraciones no son otra cosa que la historia misma de la sociedad, la cual imperativamente tiene que ser fiel -en la medida de lo posible- a los hechos tal cual como suceden.

Desde la irrupción de las redes sociales y tras su consolidación como canales de interacción y masificación de la información, la confianza de los ciudadanos en el papel de la prensa como escudero de los intereses del pueblo y elemento de contrapoder, ha ido paulatinamente mermando hasta convertirse en odio. Y las razones para tal cambio son tan notorias que me parece tiempo perdido detenerme en ello.

Las dinámicas cambiantes del mundo de los negocios que de un modo u otro condicionan los contenidos y la circulación de la información, son nuevos factores que de manera decida han influido en la degeneración del periodismo y los medios de comunicación en amplificadores de informaciones engañosas y a veces falsas, que por la rapidez de la difusión se convierten en verdades. Estudiosos del asunto sostienen que una noticia falsa circula 7 veces más rápido que una verdadera y 100 veces más que la rectificación de esa misma información.

La estructuración de agendas de acuerdo a las necesidades en uno o varios grupos de poder sin importar su naturaleza (económico, político, militar o violento) está a la orden del día, haciéndose más frecuentes los pagos y bonificaciones extralaborales a los periodistas que cubren esas fuentes; premiando el éxito en el posicionamiento de una marca, un nombre o un grupo, más que el trabajo de calidad.

En Santa Marta desde hace años se instauró esta malsana práctica, es por eso que la prensa como empresa y los periodistas que en ella trabajan cambian las líneas editoriales al son de los millonarios contratos de publicidad con entidades públicas y privadas, donde además de ponerse en venta las páginas del periódico, los espacios de radio y televisión, las capacidades y credibilidad de los reporteros, también se negocia la libre formación de la opinión, sobre la base de la cual los ciudadanos toman sus decisiones.

Distorsionar la realidad tras acuerdos económicos, difundiendo falacias y verdades a medias que se legitiman con la vinculación constante de las mismas fuentes y opinando sobre los mismos temas, es un atentado directo a la sociedad como un grupo más o menos organizado de personas que se vinculan por medio de acuerdos tácitos de cooperación y limitación voluntaria de derechos. Estos planes se fraguan porque sus perpetradores entienden el valor de la información y el papel que ésta desempeña en la vida cotidiana del hombre.

Los teóricos del Estado y la Justicia llevan muchos años polemizando sobre la importancia de la información del ciudadano cuando en el punto inicial de una sociedad se enfrenta a la necesidad de estructurar un sistema jurídico que distribuya de forma equitativa los derechos necesarios y suficientes a todos sin que se presente objeción en el desarrollo de una concertación pública sobre tal estructura; justamente por lo fácil que es a través de ella introducir valores y preconceptos que pueden atentar contra ese acuerdo público al que deben llegar todos como sociedad en ese punto inicial y hacia el futuro.

De tal manera, que esta discusión es mucho más compleja que la decisión de leer, ver y escuchar unos medios de comunicación y periodistas por encima de otros, atendiendo a los conceptos propios de calidad periodística, en aras de estar bien informado, toda vez que implica conceptos de otro orden, aunque el ciudadano de a pie, porque seguramente no lo sabe, no se detiene a pensarlo.

Este es un momento oportuno para estudiar, visualizar en detalle e intentar solucionar los problemas serios que aquejan al periodismo en tiempos de globalización y virtualidad, antes que la opinión pública rompa definitivamente el vínculo casi que sagrado que desde épocas inmemoriales lo une con la información, los medios de comunicación y los periodistas.

Quiero, para finalizar, recordar que el periodismo se sustenta sobre los siguientes nueve principios: 1. La primera obligación del periodismo es la verdad; 2. Debe lealtad ante todo a los ciudadanos; 3. Su esencia es la disciplina de verificación; 4. Debe mantener su independencia con respecto a aquellos de quienes informa; 5. Debe ejercer un control independiente del poder; 6. Debe ofrecer un foro público para la crítica y el comentario; 7. Debe esforzarse por que el significante sea sugerente y relevante; 8. Las noticias deben ser exhaustivas y proporcionadas y, 9. Debe respetar la conciencia individual de sus profesionales[1].

El ciudadano de estar obligado a algo con respecto al periodismo, los medios y los periodistas, eso sería sin duda verificar el cumplimiento irrestricto de los antes mencionados fundamentos y rechazar de plano todo material humano e intelectual que no supere dicho examen.

Pdta.: Aunque no conozco personalmente a varios de los periodistas que fueron recientemente intimidados con un panfleto y no comulgo con el modo de trabajar de algunos, quiero solidarizarme con la situación que están viviendo ellos y sus familias por cuenta de personajes nefastos que quieren poner mordazas y establecer un régimen de terror.

Exijo de las autoridades celeridad en este caso, porque en Santa Marta se está volviendo costumbre la amenaza panfletaria.

La SIP concede el Gran Premio Libertad de Prensa 2020 a periodistas y trabajadores de prensa fallecidos por COVID-19

10 agosto 2020 –

Por: Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) –

La SIP también anunciará hoy la lista de ganadores de los Premios a la Excelencia Periodística 2020 en otras 14 categorías

Miami (7 de agosto de 2020)- La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) concede el Gran Premio a la Libertad de Prensa 2020 a más de 100 periodistas y trabajadores de prensa de las Américas que, en el ejercicio de su profesión, han perdido la vida debido al COVID-19 en el último semestre.

El presidente de la SIP, Christopher Barnes, destacó la admiración y respeto de la organización hacia las víctimas del COVID-19 y expresó sus condolencias a las familias. «Este es un momento muy duro para el periodismo porque la pandemia ha cobrado también la vida de muchos integrantes de nuestra familia periodística. En todos los países hay ejemplos de dedicación y abnegación mostrado por trabajadores de medios que han entregado hasta sus propias vidas por cumplir de manera firme la misión de mantener al público informado».

«Estoy seguro – agregó Barnes – que sus muertes no fueron en vano, y tengo la esperanza de que el trabajo de todos estos periodistas y personal de medios ha ayudado a otras personas a enfrentar la pandemia con una prevención adecuada que resulte en un impacto de menor riesgo».

Barnes, director de The Gleaner Company (Media) Limited, Kingston, Jamaica, indicó que «esta pandemia está lejos de haber terminado», y llamó a los periodistas y trabajadores de medios y, en especial, a los medios de comunicación «a fortalecer los protocolos de sanidad y seguridad para reducir el impacto en la profesión».

Barnes agradeció a todas las organizaciones de prensa del continente y a los socios de la SIP que han colaborado proveyendo información sobre las víctimas y expresó que la organización continuará recopilando datos.

Hasta el momento, estos son los periodistas y personal de medios que han sido reportados como fallecidos por efectos del COVID-19 durante su labor profesional:

· Bolivia: Jaime Arósqueta, Jacinto Quispe Maydana, Óscar Vargas Vargas, Rubén Darío Méndez, Édgar Chanato Arriaza, Roberto Soliz Arteaga, Vladimir Flores Ríos y Rosse Mary Cupary Mascaya.

· Brasil: Luiz Marcello de Menezes Bittencourt, Roberto Fernandes, Robson Thiago Mesquita, José Augusto Nascimento Silva, Lauro Freitas Filho, Alexandre Rangel, Márcio Garçone, Marcos Dublê y Letícia Neworal Fave.

· Colombia: Vladimir Largacha y Antonio Paco Lasso.

· Ecuador: Omar Salvatierra, Augusto Itúrburu, Luis Alberto Flores, Omar Paredes, Ángel Sánchez, Manuel Adolfo Varas, Víctor Hugo Peña, Olmedo Méndez Tacuri, Paúl Tobar, Carlos Loor, Rosendo Escobar Cárdenas, Roberto Román, Guido Castro, Fernando Asencio Baquerizo, Julio Rodríguez, Carlos Pangol.

· Estados Unidos: Alison Schwartz, Brahm Kanchibotla, Anick Jesdanun, Mark Eckert, Maria Mercader, Larry Edgeworth, Anthony Causi, Tony Greer, Patrick Ellis.

· El Salvador: Franklin Américo Rivera Martínez.

· Honduras: Pablo Gerardo Matamoros, Francis Jaqueline Bojórquez, David Romero y José Edilberto Zelaya.

· México: Jorge Walterio Medina Palazuelo, Miguel Ángel García Tapia, Alejandro Cedillo, Martha Caballero Collí, Antonio Alvear Olea, Armando Sánchez Díaz, Moisés Márquez Villegas, Johnatan Gonzalo Arana Chan, Reyes Ramos Rodríguez, Carlos Ramírez Castro, Fabiola Bueno Cardiel, Ricardo Camacho, David Alvarado, José Luis Ceballos, Clemente González García, Jorge Tamez de la Cabada, José Manuel Velarde Vázquez, José Alonso Raymundo Roldán Méndez, Manuel Cano López, Manuel Villegas Suárez, Mario Mazón, Jaime Montejo, Roberto Gutiérrez Rojas, Rosendo Santos Merino, Sonia Salomé Copca Cano y Uriel Martínez López.

· Nicaragua: José Francisco Ruiz, Gustavo Bermúdez, Lorenzo Larios, Sergio León Corea, Alexander Espinoza y Mario Torres Sandoval.

· Perú: Manuel Sánchez Cobos, Mario Ley Bucana Huamaní, Raúl Llerena Vásquez, Sindefredo Moncada Chuquipiondo, Mario Mozombite Paricuarina, Alfredo Jaime Magallanes Gutiérrez, Víctor Hemeryth Del Aguila, Hugo Fernando Wong García, Elar Martín Silupú Peña, José Humberto Burga Gamarra, Juan Carlos Norabuena Obregón, Marco Augusto Pacherrez Guaylupo, Oscar Mendoza Cruz, José Alberto Arica Núñez, Jorge Martín Díaz Guevara, Abraham Rolfo Bytton García, Pedro Farfán Flores, Orlando Quispe Villanueva, Hugo Condori Chambilla, Edward Dagoberto Chávez Viera, Edson Gerardo Rojas Damián, Palmer de la Cruz Aburto y Guillermo Ibarra Méndez.

· República Dominicana: Pedro Fernández, René Rodríguez Soriano, Ramón Lora, José Luis Cruz Aquino y Príamo Rodríguez.

Premios a la Excelencia Periodística 2020

En comunicación por separado, la SIP anunciará hoy también la lista de profesionales de la comunicación de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, México, Nicaragua, Panamá, Perú y Venezuela, galardonados en el concurso anual a la excelencia periodística que premia los mejores trabajos de la prensa hemisférica.

La SIP es una entidad sin fines de lucro dedicada a la defensa y promoción de la libertad de prensa y de expresión en las Américas. Está compuesta por más de 1.300 publicaciones del hemisferio occidental; y tiene sede en Miami.

10 consejos para retener suscriptores en medios de comunicación

10 agosto 2020 –

Por: Laboratorio de Periodismo – España –

Las estrategias de suscripción cobran cada día más relevancia en la industria de los medios. Desde qué tipo de muro de pago crear hasta cómo obtener nuevos suscriptores,  cómo retenerlos y reducir la tasa de cancelación (churn rate) o qué KPI’s manejar para medir el éxito, los medios buscan la mejor forma de desarrollar sus modelos de ingresos basados en suscriptores.

Julian Thorne, fundador de la consultora The Big Wheel Consultancy, publicó recientemente para inPublishing una guía con ideas específicamente pensadas para retener suscriptores.  Estas son 10 claves destacadas de la guía:

1.- El secreto del crecimiento de las suscripciones es una alta retención.  Suena contrario a la intuición, indica Thorne, pero el secreto para hacer crecer un negocio de suscripciones es “centrarse en retener suscriptores en lugar de simplemente adquirir nuevos”.

Por lo general, adquirir un nuevo suscriptor puede costar de 4 a 15 veces más que retener un suscriptor actual, “por lo que las matemáticas respaldan esta estrategia”. Además, añade, “los suscriptores que no cancelen y estén contentos recomendarán espontáneamente su producto a sus amigos y colegas. El boca a boca sigue siendo la mejor y más barata fuente de adquisición de nuevos suscriptores”.

2- Tener claro qué se considera suscriptor retenido. Cuando se mide la retención de Julian Thorne suscriptores, hay que asegurarse muy bien de definir qué se tiene en cuenta para que toda la organización esté alineada.

Por ejemplo, explica Thorne, “¿en qué momento un suscriptor anterior que regresa cuenta como suscriptor retenido en lugar de como uno nuevo? ¿Menos de 30 días después de la finalización de su contrato anterior o más? ¿Debería contar a los suscriptores que pagan después de una prueba introductoria con descuento como suscriptores retenidos o suscriptores recién adquiridos? Defina bien los términos de retención antes de medir”, indica.

3.- Usar las métricas de retención adecuadas. Thorne recomienda calcular siempre la tasa de retención con el volumen retenido y los ingresos retenidos para comprender el valor real de los contratos no cancelados.

4.- Diseñar una experiencia de suscriptor que genere lealtad: “La retención de suscriptores es simplemente una medida de la lealtad del cliente”, indica, y añade: “Por ejemplo, leer un boletín diario por correo electrónico durante un viaje, iniciar sesión en su cuenta de información de datos comerciales tan pronto como comience a trabajar o reservar tiempo el domingo por la mañana para leer una revista después de pasear al perro. La promoción activa de estos comportamientos habituales a través del diseño conduce a una mayor retención de suscriptores”.

5.- Promesas que deben mantenerse “para siempre”. Cuando venda un producto  de suscripción, “haga una promesa que puede mantener ‘para siempre’”, aconseja Thorne. “Todos los productos de suscripción exitosos brindan un valor continuo a lo largo del tiempo; de lo contrario, ¿por qué alguien renovaría? Destilar lo que es este valor ‘para siempre’ en una simple promesa de venta puede llevar tiempo, pero siempre vale la pena el esfuerzo”.

Según el fundador de The Big Wheel Consultancy,  “los editores que logran articular la “promesa eterna” correcta a sus audiencias objetivo atraen suscriptores que luego se quedan. La razón es simple, el nuevo suscriptor quiere el valor continuo que ofrece la suscripción y permanece cuando se mantiene la promesa de venta”.

6-. Las primeras impresiones realmente cuentan. “Asegúrese de hacer que sus nuevos suscriptores se sientan bienvenidos: si cree que el proceso de retención de un suscriptor comienza unos meses antes de que expire el contrato de suscriptor, está cometiendo un gran error. El éxito que tenga en dar la bienvenida a nuevos suscriptores tiene un gran impacto en la probabilidad de que esos nuevos suscriptores se queden con usted. Las primeras impresiones realmente cuentan. Pregúntese si está orgulloso de la rapidez, eficiencia y calidez de su bienvenida y si no, haga algo al respecto rápidamente”, explica.

7.- Nunca deje de buscar suscriptores que estén dispuestos a pagar más. “Dentro de cada base de suscriptores, hay algunos que extraen más valor de la suscripción de lo que pagan por ella. Cuando encuentre estos suscriptores -indica Thorne- un simple aumento de precio irá directamente a su resultado final. Identificar correctamente a estos suscriptores es clave. Busque signos de alto compromiso y/o longevidad y luego realice una prueba de precio de retención controlada. Podría sorprenderse con los resultados y lamentarse por no haber aumentado los precios antes”.

8.- No engañe a sus suscriptores leales. En el momento de la renovación, sus suscriptores a menudo se preguntarán a sí mismos (o a Google) “¿puedo obtener esta suscripción más barata que el precio de renovación que me ofrecen?”, explica Thorne. “Si la respuesta es ‘sí’, -añade- ha socavado la confianza del suscriptor de que se valora su lealtad, lo que en última instancia limita su capacidad para aumentar los precios. Esto no significa que no pueda realizar ofertas de adquisición sólidas basadas en precios, pero sí significa que estas ofertas deben ser específicas y discretas”.

9.- No permita que los suscriptores que quieran quedarse se vayan (por error). En ocasiones, un pago recurrente con tarjeta de crédito o débito falla por razones técnicas y no porque el suscriptor canceló el pago. Para prevenir esta ‘pérdida involuntaria’, explica Thorne, “se requiere un trabajo detallado para comprender las causas del fallo en los pagos, como las tarjetas de crédito vencidas, y la implementación de procesos para reducir estos fallos. Es un trabajo aburrido pero importante y siempre vale la pena el esfuerzo”.

10.- Conozca el coste por adquisición más caro. La mayoría de los editores saben el coste promedio para adquirir un nuevo suscriptor (CPA), “pero es posible que no sepan cuál es el coste más alto que pagan para adquirir un nuevo suscriptor. Este es un número increíblemente útil porque cuando se compara con el coste más alto pagado para retener a un suscriptor actual, a menudo revela que el dinero de marketing debe moverse de la adquisición a la retención para generar un mejor retorno general”.

Explosión en Beirut: el gobierno de Líbano renuncia en bloque en medio de las protestas

10 agosto 2020 –

Por: 

El primer ministro de Líbano, Hassan Diab, anunció este lunes la dimisión de todo el gobierno en medio de la crisis provocada por la masiva explosión que devastó la capital del país la semana pasada.

«Hoy respondemos al deseo de los ciudadanos de exigir transparencia a quienes han sido responsables del desastre que ha estado oculto durante siete años y a su deseo de un cambio real. Frente a esta realidad… anuncio la dimisión de este gobierno», dijo Diab.

El mandatario saliente habló de un establecimiento político corrupto al que acusó de haber obstaculizado su gobierno de forma incesante y señaló que la tragedia era «el resultado de una corrupción endémica».

La renuncia se produce en medio de una ola de protestas tras la explosión del pasado 4 de agosto en el puerto de Beirut que dejo al menos, 160 muertos y unos 6.000 heridos.

Se cree que la causa de la explosión, que además dejó en escombros sectores enteros de la capital libanesa, fue una gran concentración de nitrato de amonio almacenada sin las medidas de seguridad pertinentes.

El daño y la devastación causados por la explosión se extendieron por varios kilómetros de distancia, afectando a un tercio de la ciudad y dejando unas 300.000 personas sin hogar.

El gobierno encabezado por Diab había sido formado en enero pasado con el apoyo de la milicia proiraní Hezbolá.

Los ministros de Información, Ambiente y Justicia habían renunciado al gabinete durante el fin de semana, así como varios parlamentarios.

El presidente del país, Michel Aoun, escribió en Twitter tras el suceso que era «inaceptable» que hubiera 2.750 toneladas de nitrato de amonio almacenadas de forma insegura.

Impacto duradero

Antes de la masiva explosión en Beirut, Líbano acumulaba ya un año de desgracias que había sumido el país en una profunda crisis tanto económica como social, considerada como uno de sus peores momentos desde la larga guerra civil que duró de 1975 a 1990.

Incluso antes de que la pandemia de coronavirus a principios de este año, Líbano parecía encaminarse a un colapso.

El desempleo se situó en 25% y casi un tercio de la población vivía por debajo del umbral de pobreza.

A esto se suman graves fallas en los servicios básicos de agua potable y energía, que sufren cortes de forma cotidiana.

Además, la pandemia del covid-19 estaba ejerciendo fuertes presiones sobre el sistema sanitario del país.

Mientras los hospitales públicos estaban limitados en su respuesta por problemas crónicos de falta de suficiente financiación, gran parte de la carga estaba recayendo sobre las clínicas privadas, que ya habían advertido el mes pasado que se acercaban al borde de sus capacidades.

Ahora hay preocupación además por temas de seguridad alimentaria, pues Líbano importa gran parte de los alimentos que consume, muchos de los cuales llegaban a través del puerto que desapareció con la explosión.

A la búsqueda de un nuevo gobierno

Tras la dimisión del gabinete en pleno, el Parlamento de Líbano deberá escoger a un nuevo primer ministro, un proceso que -según explica Tom Bateman, corresponsal de la BBC en Medio Oriente- involucrará a las mismas políticas sectarias que están en la raíz del descontento ciudadano en ese país.

Desde el final de la guerra civil en 1990, el poder en Líbano ha estado compartido entre varios líderes que fueron figuras clave en ese proceso y que representan a las distintas comunidades religiosas que hacen vida en ese país.

Wadih al Asmar, director del Centro Libanés de Derechos Humanos, una ONG con sede en Beirut, considera que la renuncia del gobierno de Diab llega con retraso.

«La dimisión del gobierno es algo que debió haber ocurrido hace varios días. Es una forma de asumir la responsabilidad política por lo que pasó y una forma de decir que, con independencia de los resultados de las investigaciones, la responsabilidad política del gobierno y su negligencia deben ser sancionados inmediatamente», le dijo a BBC Mundo.

Agregó que esa decisión abre la oportunidad para reformar el sistema político.

«Pedimos un verdadero gobierno de transición que sea capaz de renovar la ley electoral para convocar comicios libres y tener un sistema político nuevo. Lamentablemente hay un gran riesgo de que esta dimisión sea usada por algunos líderes políticos, aquellos que son realmente responsables de la situación, para reconstituirse y crear un nuevo gobierno títere. Esto sería una enorme oportunidad perdida», agregó.

Explosión en Beirut: la caótica cadena de acontecimientos que llevó a que se desatara el infierno en el puerto de la capital de Líbano

10 agosto 2020 –

Por: Rami Ruhayem & Paul Adams – BBC Mundo – Londres –

Primero tembló el piso, muy levemente, casi imperceptiblemente. Una rápida inspección alrededor confirmó la sensación: los armarios en la casa se movían.

Un segundo, dos segundos, tres y paró.

Hubo un momento de quietud y luego golpeó un estallido que sacudió la tierra.

Esta vez todo el edificio se estremeció, pero eso no fue nada comparado al ruido.

Y eso sucedió a más de 10 km del epicentro de la explosión en Beirut.

Hubo un movimiento instintivo de asomarse a las ventanas para ver dónde se elevaba la nube de humo en la capital. Luego llegó el instinto de huida: ¿qué pasa si hay otra explosión?

Para muchos, fue la detonación más intensa que jamás habían escuchado. Y no es que las explosiones en Líbano sean algo fuera de lo común.

En la carretera que conduce a Beirut desde el norte, las ambulancias se movían con dificultad entre el tráfico colapsado por todos aquellos que corrían para saber de sus parientes y amigos.

En la otra vía, los automóviles pasaban rápidamente en dirección contraria, escapando del infierno.

Con el tráfico paralizado, la radio y los teléfonos móviles transmitían noticias horrorosas de hospitales abrumados, miles de heridos y un incendio descontrolado.

Los que se dirigían hacia Beirut fueron forzados por el ejército a dar media vuelta o continuar a pie si así lo deseaban.

Los vidrios rotos crujían bajo las pisadas en el último tramo de carretera antes de entrar a la ciudad y un tractor pasaba rugiendo mientras despejaba montones de escombros.

Los edificios eran casi irreconocibles, con los marcos de las ventanas destrozados y sin luz.

Unas pocas figuras mudas emergieron de entre la oscuridad, algunas heridas pero caminando, otras sentadas con la vista perdida y casi en silencio total.

Mientras más cerca de Beirut, más oscuridad.

Incendio en el puerto

Todo empezó con un incendio en el puerto. Todavía no está claro el momento exacto en que empezaron las llamas.

Sobre las 17:54 locales, un mensaje en Twitter de un corresponsal del diario estadounidense Los Angeles Times mostró el humo elevándose hacia el cielo.

Lo que pasó a continuación se ha visto en los videos que han circulado por todas las redes sociales. Una explosión inicial lanzó restos al aire y un humo más denso y oscuro.

Luego aparecen destellos, parecidos a fuegos artificiales. Se puede detectar un área intensa de llamas debajo del humo.

35 segundos después de la primera detonación, ocurre una segunda explosión masiva. Una inmensa columna de humo rojizo oscuro se eleva, seguida de una nube blanca en forma de hongo.

La consecuencia han sido decenas de muertos y miles de heridos. El corazón de la ciudad quedó destruido.

¿El origen de todo? Un almacén con casi 3.000 toneladas de nitrato de amonio, un químico que en ocasiones se usa para fabricar explosivos.

El barco que nadie quería

En el verano de 2014, el capitán Boris Prokoshev y varios miembros de su tripulación llevaban meses varados en el puerto de Beirut.

El barco, llamado MV Rhosus, había zarpado de Batumi, en Georgia, a finales de septiembre de 2013.

Su destino final era el puerto de Beira, en Mozambique.

Construido en 1986, el Rhosus ya estaba envejeciendo.

En julio de 2013, en el puerto de Sevilla, los inspectores habían detectado 14 deficiencias, desde cubiertas oxidadas hasta poca prevención contra incendios.

Desde mayo de 2012, tenía un nuevo dueño, Igor Grechushkin, un empresario ruso residente en Chipre. Según los contratos comerciales, el MV Rhosus era la primera experiencia de Grechushkin administrando su propio barco.

En Batumi, el recibo de la carga registra a Rustavi Azot LLC como la compañía que provee el nitrato de amonio e indica que el cliente es el Banco Internacional de Mozambique, que actúa de intermediario para una pequeña empresa mozambiqueña especializada en la fabricación de explosivos comerciales.

Prokoshev, que afirma que se incorporó al Rhosus como capitán en Turquía, dijo a la BBC que notó rápidamente que había problemas.

La tripulación original había abandonado el barco, indica, porque no se les había pagado en cuatro meses.

Según Prokoshev, cuando el barco llegó a Atenas con su nueva tripulación, tuvieron que devolver la comida y otras provisiones a los abastecedores porque el dueño había dicho que no tenía como pagarlos.

La nave permaneció cuatro semanas allí mientras el dueño buscaba un cargamento adicional que le permitiera pagar las tarifas de tránsito por el Canal de Suez, la ruta que conecta el Mar Mediterráneo con el Mar Rojo atravesando Egipto.

Eso fue lo que finalmente decidió el fatídico desvío a Beirut.

Prokoshev explicó a la BBC que esa parada era para recoger cargamento adicional: un envío de equipos de construcción de vías, incluyendo aplanadoras pesadas.

Pero alguien no había calculado bien. Cuando elevaron la carga con cabrestantes, las escotillas en cubierta empezaron a ceder.

«Las escotillas estaban viejas y oxidadas. No podíamos llevar la carga. Me negué. Iba a partir el barco», aseguró Prokoshev.

Desistieron de la tarea, pero la nueva tripulación temía que corrieran la misma suerte de sus antecesores.

Por eso, Prokoshev decidió ir a Chipre y resolver el asunto con Grechushkin, el arrendatario del barco.

Pero antes de que el Rhosus pudiera zarpar desde Beirut, las autoridades libanesas intervinieron.

Según la base de datos de inteligencia de Lloyd’s List (una publicación prestigiosa para la marina mercante), el barco fue incautado el 4 de febrero de 2014 por una falta de pagos que ascendía a unos US$100.000.

Algunos miembros de la tripulación fueron autorizados a marcharse de la nave, pero Prokoshev fue ordenado a permanecer, junto con su ingeniero jefe, el tercer ingeniero y el contramaestre, todos ucranianos.

«Nos mantuvieron como rehenes», expresó a la BBC.

Prokoshev asegura que pidió ayuda al presidente de Rusia, Vladimir Putin, escribiéndole todos los meses.

En una entrevista con Radio Libertad (emisora de EE.UU. para Europa del Este, Asia Central y Medio Oriente), dijo que recibió una respuesta fría del consulado ruso en Beirut.

«Me contestaron: ‘¿qué quiere que haga Putin? ¿Enviar fuerzas especiales para liberarlo a la fuerza?'».

Los aprietos de la tripulación llamaron la atención de la Federación Internacional de Trabajadores de Transporte (ITF). A finales de marzo, una inspectora de la ITF, Olga Ananyina, declaró que la tripulación no tenía medios de subsistencia.

«El equipo está al borde de no poder sobrevivir», escribió el 28 de marzo de 2014.

Dijo que la empresa de Igor Grechushkin no tenía el dinero para pagar sus deudas, ni a la tripulación ni al puerto, y alzó una alarma.

«Además de los problemas mencionados, la tripulación está alarmada porque en la bodega del Rhosus hay un cargamento particularmente peligroso, el nitrato de amonio. Las autoridades portuarias de Beirut no permiten la descarga o recarga del cargamento a otra embarcación. Este hecho complica aún más la ya difícil situación de los marineros», escribió Ananyina.

Su advertencia no fue la única. Cuatro meses después, un artículo publicado en el sitio web de marina mercante FleetMon resaltó el mismo peligro.

«Tripulación mantenida como rehén a bordo de una bomba flotante»decía el titular.

«Las autoridades portuarias no quieren lidiar con una embarcación abandonada llena de un cargamento peligroso», indicaba el artículo.

El vetusto Rhosus no estaba en buenas condiciones, se estaba inundando y tenían que extraer el agua a diario. Prokoshev dijo que estaban muy preocupados con el cargamento.

«Necesitábamos asegurarnos de que el cargamento se mantuviera seco y no se dañara. Cuando vives en un barco, lo cuidas. No quieres que se hunda», dijo a la BBC.

La tripulación vendió algo del combustible del barco para pagar por asistencia legal. Tras tres meses de gestión, los abogados libaneses lograron garantizar su libertad.

«Cerramos todos los compartimentos y entregamos las llaves al departamento de inmigración del puerto», contó Prokoshev.

Según la Federación Internacional de Trabajadores de Transporte, Prokoshev y sus colegas ucranianos dejaron Beirut en septiembre de 2014.

Aparentemente, Grechushkin pagó por sus pasajes a Odesa, en Ucrania, pero Prokoshev afirma que aún les debe US$60.000 de sueldo.

Tiempo después, el peligroso cargamento fue retirado del barco.

Abandonado por su dueño y su tripulación e inundándose, Prokoshev dice que el Rhosus finalmente se hundió. Según un registro de Lloyd’s List, el barco naufragó en febrero de 2018 y permanece bajo el agua a poco más de 500 metros de la bahía de Beirut.

Reflexionando sobre el desastre del 4 de agosto, Prokoshev apunta como responsables a las autoridades en Beirut.

«Ellos son los culpables. Debieron deshacerse del cargamento tan pronto como fuese posible», expresó a Radio Libertad.

«¡Si nadie reclama el cargamento, quiere decir que es de nadie!».

La BBC contactó a Igor Grechushkin, pero no obtuvo respuesta.

Un informe del caso Rhosus, de los dos abogados que representaron a la tripulación, indica que el éxito de su apelación estuvo basado en «el inminente peligro que enfrentaba la tripulación dada la naturaleza ‘peligrosa’ del cargamento que seguía almacenado en las bodegas del barco».

Ese informe, publicado en octubre de 2015, termina con unas palabras que ahora suenan espeluznantes.

«Debido a los riesgos de mantener el nitrato de amonio a bordo de la nave, las autoridades portuarias dieron licencia para que el cargamento fuera trasladado a los depósitos del puerto. Hasta la fecha, la nave y el cargamento permanecen en el puerto aguardando su subasta y/o su eliminación apropiada».

Hacia el abismo

Muchos de los que vieron la explosión y la nube en forma de hongo inmediatamente pensaron que se trataba de una bomba nuclear.

No fue así, pero el poder de la explosión fue inmenso.

El nitrato de amonio se utiliza por todo el mundo como un fertilizante en la agricultura. Pero también es extremadamente efectivo como explosivo, especialmente en la minería.

Las comparaciones con otros materiales explosivos son inexactas y engañosas, pero un antiguo experto en eliminación de bombas del ejército británico indica que la explosión de Beirut tuvo el equivalente a entre 1 y 2 kilotones de TNT.

Algunos estiman que fue un poco más que eso.

Por comparar, se estima que la bomba nuclear sobre Hiroshima, lanzada en agosto de 1945, explotó con una energía equivalente a entre 12 y 15 kilotones.

El nitrato de amonio nunca debió haber sido almacenado de esa manera en el centro de la ciudad, pero aun así necesitó que algo lo detonara.

Así que, ¿qué se estaba incendiando en el depósito antes del desastre?

Los destellos y estallidos que anticiparon la explosión principal parecieron fuegos artificiales para muchos.

Cuando los medios libaneses le preguntaron al director de Aduanas, Badri Daher, si había fuegos pirotécnicos almacenados en las inmediaciones, contestó simplemente que «muy probablemente, sí».

Otros informes sugirieron que el incendio pudo haber sido iniciado por un trabajo de soldadura.

«La Seguridad del Estado nos pidió que arregláramos una puerta del depósito e hicimos eso al mediodía, pero no tengo idea de lo que ocurrió en la tarde», dijo el administrador general del puerto, Hassan Koraytem.

Lo que fuera que inició el incendio, motivó el envío de un pequeño equipo de bomberos para que se encargara de este. Nueve hombres y una mujer estaban frente al depósito 12 cuando ocurrió la explosión. Se confirmó la muerte de dos de ellos. Los demás están desaparecidos.

Pero ahora se sabe claramente que algunos funcionarios del Estado libanés estuvieron al tanto del peligro que rondaba en el puerto durante años.

Los libaneses comunes y corrientes sólo se enteraron cuando su capital explotó.

Los funcionarios de aduanas, posiblemente anticipando la ira del pueblo, rápidamente filtraron documentos para mostrar que la responsabilidad no era de ellos.

Entre 2014 y 2017, enviaron no menos de cinco cartas a un juez de Asuntos Urgentes, pidiendo permiso para reexportar o vender el nitrato de amonio.

Las cartas demuestran que sabían del peligro del material almacenado.

De acuerdo a los documentos, algunos pensarán que los funcionarios aduaneros hicieron todo lo que pudieron y que la responsabilidad es de los que no atendieron a la advertencia.

Pero esa narrativa ha sido rápidamente cuestionada. Nadie niega la autenticidad de las cartas, pero la historia no es tan simple como parece.

Riyad Qobaissi, periodista de investigación de la emisora local Al Jadeed, ha dedicado buena parte de su carrera a indagar la corrupción en el puerto y aduanas de Beirut.

La noche después de la explosión ofreció su análisis: que la cartas no cumplían con los procedimientos correctos y que el juez lo señaló repetidamente, solicitando más información.

Qobaissi dice que los funcionarios de aduanas se limitaron a presentar las mismas cartas.

En primer lugar, bajo solicitud del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, el juez había dado permiso para que el cargamento fuera descargado. Pero especificó que debía ser almacenado en un sitio apropiado y bajo medidas de seguridad.

«El ministerio lo almacenó en el puerto y lo cedió a la aduana», dijo a la BBC Nizar Saghieh de Legal Agenda, una ONG basada en Beirut.

«Eso fue un grave error. La ley prohíbe el almacenamiento de explosivos en el puerto».

Saghieh dice que la responsabilidad de que el nitrato de amonio fuera almacenado en el puerto es del ministerio, las aduanas y la administración portuaria.

«Este juez no cometió un error, ya que existe una ley que estipula que si un barco que tiene una carga peligrosa se está hundiendo, el juez de Asuntos Urgentes puede permitir que se ‘mantenga a flote'».

Según Saghiyeh, aduanas debió vender el cargamento, algo para lo que estaban autorizados, o pedir permiso para destruirlo. Incluso podían destruirlo sin preguntar.

«Todo lo que hicieron fue enviar esas cartas», dice.

Líbano en caída libre

Mucho antes de la explosión en el puerto y la crisis de la pandemia de coronavirus que ha azotado al mundo entero, Líbano ya se encontraba en una situación límite.

Para muchos en ese país, la explosión pone de manifiesto un sistema corrupto y negligente, que tiene amañada la economía en favor de la élite.

El año pasado, el orden económico establecido después de la guerra civil estaba listo para desplomarse frente a las protestas en contra del estatus quo.

Se vio a una élite acorralada, actuando en desbandada por mantener su riqueza y poder, mientras que el pueblo se movilizaba para hacerla responsable de tres décadas de saqueo.

La ira se mezcló con la euforia y a muchos les parecía que se cumplía el sueño de una revolución nacional contra el sistema.

Un nuevo poder se formó en las calles, intimidando a la clase política.

En las plazas de todo el país se armaron carpas para sostener discusiones en la noche sobre el marco político, económico y legal que permitía a una pequeña élite gobernante enriquecerse a costa del pueblo.

Las masas culpaban a un sistema sectario de reparto del poder instalado hace un siglo, a un modelo económico instaurado hace tres décadas y, sobre todo, al sistema bancario.

Desde comienzos de los años 90, los bancos acumularon las ganancias generadas por los intereses de la deuda gubernamental.

Las facciones políticas, que representaban las diferentes sectas religiosas del país, se repartieron los recursos del estado y distribuyeron bienestar, empleos y prestaciones a sus respectivas comunidades.

La deuda y los intereses sobre la deuda absorbieron cada vez más lo que el gobierno tenía para gastar.

El sistema soportó varios golpes: asesinatos, una guerra con Israel y una prolongada parálisis política.

Tras la crisis financiera de 2008, hubo una breve prosperidad y al país entró dinero avalado por la aparente fiabilidad del sistema bancario libanés.

El aval económico provenía fundamentalmente desde Francia y Arabia Saudita.

Cada vez que Líbano se encontraba en dificultades económicas, los franceses usaban su influencia diplomática y los sauditas sus riquezas para coordinar un rescate internacional.

Gracias a más préstamos y créditos a largo plazo, Líbano continuó pagando el interés de sus viejas deudas.

El país también se beneficiaba de un sistema de remesas provisto por libaneses viviendo en el exterior.

Pero en 2011, tanto las remesas como las garantías empezaron a disminuir.

La guerra en Siria afectó el turismo y las rutas de exportación. En 2014, el desplome de los precios del petróleo golpeó las remesas, principalmente las de los países del Golfo. Y unas sanciones financieras de EE.UU. dirigidas a estrangular al grupo miliciano y partido político libanés Hezbolá empezaron a pasar factura.

Los aliados de EE.UU. en el Golfo retiraron sus garantías, al igual que Francia, que ahora insistía en la aplicación de medidas de austeridad y reformas antes de invertir.

Así comenzó el terremoto social.

Los bancos bloquearon el acceso a los ahorros de la gente, pero el dinero de los ricos siempre encontraba una salida.

La moneda nacional se desplomó. La inflación y el desempleo se dispararon. Y la clase media se deslizó a la pobreza y los pobres cayeron aún más bajo en la miseria.

Entretanto, las protestas se estancaron por falta de liderazgo.

El poder pareció regresar por su propio peso a varias de las tradicionales facciones y la élite económica.

Después de 2011, las protestas prometieron hacer pagar a los responsables del colapso económico. Ahora, tras la explosión, la furia de la calle es más vengativa. Muchos están pidiendo pena de muerte para los responsables.

Pero la historia moderna de Líbano revela un sistema casi diseñado que permite que todos los responsables salgan libres de culpa.

Durante décadas, los periodistas de investigación han revelado múltiples corruptelas.

Sin embargo, nadie rinde cuentas.

Funcionarios y políticos han sido amparados por sus respectivas facciones que, a su vez, han sido protegidas por sus instituciones religiosas.

Los cargos burocráticos se han dividido entre varias sectas, con puestos reservados para cristianos, sunitas, chiitas y drusos.

Los cargos políticos son ostentados más por los ‘ahijados’ de los miembros del poder que por verdaderos funcionarios públicos.

Ante este panorama, muchos se preguntan quién pagará por las 2.700 toneladas de nitrato de amonio que reventaron los alrededores del puerto de Beirut.

Mientras tanto, hay miles de heridos y los hospitales y las farmacias ya han agotado sus preciosos recursos. Cientos de miles han quedado desplazados y muchos no tienen cómo reconstruir sus casas.

Cada evento ocurrido en el último año, desde la crisis económica hasta la covid-19, parece haber recordado a los libaneses su resquebrajada e improductiva economía, su diezmada agricultura y su escasa soberanía.

También están recordando su excesiva dependencia de las importaciones.

Muchas de las que llegan por el puerto de Beirut.

Mascarillas contra el coronavirus en Estados Unidos: por qué hace 100 años muchos se negaron a usar tapabocas contra la gripe española (y qué similitud hay con la covid-19)

10 agosto 2020 –

Por: J. Alexander Navarro – BBC Mundo – Londres –

Todos hemos visto los titulares alarmantes: los casos de coronavirus están aumentando en 40 estados de Estados Unidos, con nuevos fallecimientos y tasas de hospitalización aumentando a un ritmo alarmante.

Los funcionarios de salud advirtieron que EE.UU. debe actuar rápidamente para detener la propagación o se correrá el riesgo de perder el control sobre la pandemia.

Para controlarlo existe un claro consenso de que se deben usar mascarillas en público y practicar el distanciamiento social.

Si bien la mayoría de los estadounidenses apoyan el uso de tapabocas, el cumplimiento generalizado y constante ha resultado difícil de mantener en las comunidades de todo el país.

Manifestantes se reunieron frente a los ayuntamientos de la ciudad de Scottsdale, Arizona; Austin, Texas; y otras ciudades para protestar contra los mandatos locales respecto a las mascarillas.

Varios alguaciles del estado de Washington y de Carolina del Norte han anunciado que no harán cumplir las normativas de uso.

En ese momento, sin vacunas o terapias farmacológicas efectivas, las comunidades de todo el país instituyeron una serie de medidas de salud pública para frenar la propagación de una epidemia de influenza mortal: cerraron escuelas y negocios, prohibieron reuniones públicas y aislaron y pusieron en cuarentena a los infectados.

Muchas comunidades recomendaron o exigieron que los ciudadanos usaran mascarillas en público, y eso, no los onerosos encierros, fue lo que provocó la mayor ira.

Por la patria

A mediados de octubre de 1918, en medio de una terrible epidemia en el noreste y brotes de rápido crecimiento en todo el país, el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos distribuyó folletos recomendando que todos los ciudadanos usaran tapabocas.

La Cruz Roja sacó anuncios en los periódicos alentando su uso y ofreció instrucciones sobre cómo fabricar mascarillas en casa con gasa e hilo de algodón.

Algunos departamentos de salud estatales lanzaron sus propias iniciativas, sobre todo California, Utah y Washington.

En todo el país, los carteles presentaban el uso de mascarillas como un deber cívico: la responsabilidad social se había incrustado en el tejido social mediante una campaña de propaganda federal masiva en tiempos de guerra lanzada a principios de 1917, cuando Estados Unidos entró en la Primera Guerra Mundial.

El alcalde de San Francisco, James Rolph, anunció entonces que «la conciencia, el patriotismo y la autoprotección exigen un cumplimiento inmediato y rígido» del uso de tapabocas.

En las cercanías de Oakland, el alcalde John Davie declaró que «es sensato y patriótico, sin importar cuáles sean nuestras creencias personales, proteger a nuestros conciudadanos uniéndonos a esta práctica».

Sin orden

Los funcionarios de salud entendieron que cambiar radicalmente el comportamiento del público era una tarea difícil, especialmente porque a muchos les resultaba incómodo usar mascarillas.

Los llamamientos al patriotismo solo podían llegar hasta cierto punto.

Como señaló un funcionario de Sacramento (California), las personas «deben ser obligadas a hacer las cosas que son mejores para sus intereses».

La Cruz Roja declaró sin rodeos que «el hombre, la mujer o el niño que no use mascarilla es ahora un negligente peligroso».

Numerosas comunidades, particularmente en todo el Occidente del país, impusieron ordenanzas obligatorias. Algunos condenaron a los delincuentes a penas de cárcel breves y las multas oscilaron entre US$5 y US$200.

La aprobación de estas ordenanzas fue con frecuencia un asunto polémico. Por ejemplo, el director de salud de Sacramento tuvo que intentar varias veces antes de lograr convencer a los funcionarios de la ciudad de que promulgaran la normativa.

En Los Ángeles, no fue aprobada. Un proyecto de resolución en Portland, Oregón, provocó un acalorado debate en el consejo de la ciudad y un funcionario declaró la propuesta como «autocrática e inconstitucional», y agregó: «Bajo ninguna circunstancia me pondrán un bozal como a un perro hidrófobo». La medida no prosperó.

La junta de salud de Utah consideró emitir una orden obligatoria de mascarillas en todo el estado, pero decidió no hacerlo, argumentando que los ciudadanos sentirían una falsa seguridad y relajarían sus cuidados.

A medida que la epidemia resurgía, Oakland debatió una segunda orden de uso de tapabocas después de que el alcalde contara enojado que lo habían arrestado en Sacramento por no llevar una puesta.

Un médico prominente que asistió al debate comentó que «si un hombre de las cavernas apareciera… pensaría que los ciudadanos enmascarados son todos lunáticos».

Con orden

En los lugares donde las órdenes de usar mascarillas se implementaron con éxito, el incumplimiento y el desafío se convirtieron rápidamente en un problema.

Muchas tiendas que no estaban dispuestas a rechazar clientela, no prohibían el ingreso a los desenmascarados.

Los trabajadores se quejaron de que los tapabocas eran demasiado incómodos para usarlos todo el día.

Una vendedora de Denver se negó porque dijo que «se le dormía la nariz» cada vez que se ponía una. Otra dijo que creía que «una autoridad superior al Departamento de Salud de Denver se ocupaba de su bienestar».

Como lo expresó un periódico local, la orden de usar máscaras «fue casi totalmente ignorada por la gente; de hecho, la orden es motivo de burla».

La regla fue enmendada para aplicarse solo a los conductores de tranvías, quienes luego amenazaron con hacer huelga. Se evitó una huelga cuando la ciudad flexibilizó la norma una vez más.

Denver soportó el resto de la epidemia sin ninguna medida que protegiera la salud pública.

En Seattle, por su parte, los conductores de tranvías se negaron a rechazar a los pasajeros sin tapabocas.

El incumplimiento estaba tan extendido en Oakland que los funcionarios delegaron a 300 voluntarios civiles del Servicio de Guerra para conseguir los nombres y direcciones de los infractores para que pudieran ser acusados.

Cuando entró en vigencia una orden de mascarillas en Sacramento, el jefe de policía ordenó a los oficiales: «Salgan a las calles y siempre que vean a un hombre sin tapabocas, tráiganlo o manden a buscar el carro». En 20 minutos, las estaciones de policía se inundaron de delincuentes.

En San Francisco hubo tantos arrestos que el jefe de policía le advirtió a los funcionarios de la ciudad que se estaba quedando sin celdas en la cárcel. Los jueces y oficiales se vieron obligados a trabajar hasta altas horas de la noche y los fines de semana para despejar la acumulación de casos.

Protestas

Muchos de los que fueron sorprendidos sin mascarillas eran personas que pensaron que podían ir a hacer un mandado o al trabajo sin que los atraparan.

En San Francisco, sin embargo, el incumplimiento inicial se convirtió en un desafío a gran escala cuando la ciudad promulgó una segunda ordenanza sobre tapabocas en enero de 1919, momento en que la epidemia se disparó nuevamente.

Muchos denunciaron lo que consideraron una infracción inconstitucional de sus libertades civiles.

El 25 de enero de 1919 aproximadamente 2.000 miembros de la Liga Antimascarilla hicieron una manifestación para denunciar la ordenanza de tapabocas y proponer formas de derrocarla. Entre los asistentes se encontraban varios médicos destacados y un miembro de la Junta de Supervisores de San Francisco.

Ayer y hoy

Es difícil determinar la efectividad de las máscaras utilizadas en 1918.

Hoy en día, tenemos un creciente cuerpo de evidencia de que los revestimientos faciales de tela bien confeccionados son una herramienta eficaz para frenar la propagación del covid-19.

Sin embargo, queda por verse si los estadounidenses mantendrán el uso generalizado de mascarillas mientras la pandemia actual continúa desarrollándose.

Los ideales profundamente arraigados de la libertad individual, la falta de mensajes cohesivos y liderazgo en el uso de mascarillas y la desinformación generalizada han demostrado ser los principales obstáculos hasta ahora, precisamente cuando la crisis exige consenso y un cumplimiento generalizado.

Ese fue ciertamente el caso en muchas comunidades durante el otoño de 1918. Esa pandemia finalmente mató a unas 675.000 personas en EE.UU.

Ojalá que la historia no esté repitiéndose.

 

Emiten alerta temprana para tener acceso en Bogotá a la vacuna contra covid-19

10 agosto 2020 –

Por: Revista Semana –

La Veeduría Distrital aseguró que está haciendo un seguimiento a la Secretaría de Salud para que haya un acceso equitativo a este antídoto en el momento en que llegue al país.

Los ojos de los presidentes de todos los países del mundo están puestos sobre un eventual hallazgo de una vacuna contra la covid-19, pandemia que ha dejado más de 20 millones de contagiados y 735 mil fallecidos.

Mientras ello ocurre, Bogotá, la más afectada de Colombia con 133.423 casos positivos de coronavirus hasta el domingo 9 de agosto, ya se está preparando para cuando llegue la vacuna. Por esto, la Veeduría Distrital precisó que la emergencia sanitaria terminará una vez la población tenga acceso al antídoto que pueda combatir el virus. “Varias casas farmaceúticas han dejado en evidencia que se encuentran en la fase final para que en la humanidad contemos con una vacuna. Desde ya, en Colombia y particularmente en Bogotá nos tenemos que ir preparando para que cuando esa vacuna exista, podamos acceder a ella“, manifestó el veedor Guillermo Rivera.

En ese sentido, el funcionario señaló que le hizo una petición a la Secretaría de Salud para “que nos informe lo que ha venido haciendo en esa materia. Nos parece muy importante, además, que la administración distrital se articule con el Ministerio de Salud para que una vez esa vacuna exista en el mercado, los ciudadanos de Bogotá podamos acceder a la misma“.

Por su parte, la Secretaría de Salud informó que “desde la Subsecretaría de Salud Pública y la Subdirección de Acciones colectivas se están realizando las proyecciones de presupuesto distrital que se requerirían para la población que se determine, según el curso de la pandemia, y las características de mayor riesgo y vulnerabilidad para infección por covid-19 y posibles complicaciones, en condiciones de equidad»; e igualmente manifestó la eventual búsqueda de vacunas a través de alianzas como GAVI (Alianza para la Vacunación, por sus siglas en inglés) y COVAX, que anunció el Ministerio de Salud con el objetivo de que haya una equidad con otros países en términos de acceso a número de dosis.

La Veeduría recomendó a la administración que avance en procesos de definición presupuestal en aras de que, en 2021, se puedan ejecutar los procesos logísticos de vacunación del mayor número posible de habitantes de Bogotá.

Después de la pandemia

10 agosto 2020 –

Por: Juan Álvaro Castellanos, Socio del CPB – El Nuevo Siglo –

Así como en décadas pasadas distintos sectores ciudadanos en el país fueron llamados a integrar Fundaciones Sociales para convertirlas en motores de desarrollo para el hoy; el paso de los años descorre telón de realidad para mirar e impulsar a Colombia, después de la pandemia del coronavirus.

No es que en el pasado se hayan equivocado, sino que quizá fueron más realistas y se mantuvieron despiertos planeando cómo enfrentarían la guerra desatada por enfermedades como la tuberculosis y cáncer entre otras, que sacudieron distintas regiones.

Ahora el país no puede quedarse mirando el pasado, sino despierto planeando la realidad después de la pandemia.

La sociología propia con destacados profesionales en el país no toca de manera pública, el camino futuro de finales del presente año y, consideran que lo presente agresivo, en plena guerra contra el Covid-19, no se ha eliminado.

El desafío del virus sigue aprovechando el crecido balance de víctimas y de indisciplinados frente a la contaminación, sin hacer caso a la protección reiterada, para que cumplan con todas las medidas de salubridad. El reto, es sin duda, con plena vida, se proteja la de los demás.

Esta columna, en pasada publicación ha pretendido incitar a mirar futuro alrededor de elaboración de las vacunas, ojalá con plantas colombianas, sumado ante la magnitud para obtención de capitales, puede pensarse que por fuera hay soluciones.

En consecuencia, qué importaría si la guerra contra el virus se plantea en alianza con proyectos extranjeros, al diseñar plan criollo para avanzar en llave pruebas y resultados; por ejemplo, como los ya desarrollados por Reino Unido, Francia, Alemania y Estados Unidos.

Y jugaría en esta mirada de realidad en medio de la pandemia, la participación del sector empresarial colombiano para que señale, con su experiencia, las condiciones básicas, para que un laboratorio nacional se consolide como el protagonista, buscando los elementos sustanciales para valorar una vacuna competitiva, así sea binacional.

Los laboratorios colombianos, junto con profesionales de todas las ramas en salud, dan prueba de su desempeño en clínicas y hospitales, en medio de la avalancha de víctimas de la contaminación; miles de ellas hoy, en grado de recuperación.

Es argumento básico para destacar la preparación académica en las respectivas facultades de medicina y sus variadas especialidades en el país. Sobra indicar que, en medio de la pandemia está un gran reflejo productivo en favor de salud con vacunas.

Y a su vez, un canal industrial como motor económico, si aquí o en el exterior se encuentra uno o varios aliados para enfrentar la guerra que sacude a Colombia y al mundo.

Cruzada gremial para rescatar el periodismo, propuso Gossaín al CPB

8 agosto 2020 –

Por: Comuniciones CPB –

“El derivado de la verdad es la credibilidad y hoy  la credibilidad está  disminuida en el periodismo, producto de la manipulación de la información y de la manipulación de la  verdad”, con esta aseveración contundente el periodista Juan Gossaín dio inicio este viernes a los Conversatorios Virtuales del CPB, encuentro en el que predominó la franqueza y en el que participaron cientos de  colegas del país y del exterior.

Ante la gravedad de la situación Gossaín invitó al Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) a liderar una campaña para el rescate del Periodismo Colombiano, en la que participen todos los gremios de periodistas del país, cruzada en la que dijo viene pensando desde hace varios meses.

“Lo primero que hay que hacer es reconocer y aceptar el problema, comenzando por admitir los errores que cometemos, por reconocer las manipulaciones que hacemos, dijo con vehemencia y continuó: “llegó la hora de la unión entre periodistas y medios de comunicación, gremios, facultades de comunicación social y periodismo, emisoras y medios comunitarios, alternativos e independientes para rescatar al periodismo”. Lo único que no se puede hacer es mentir y la mentira nos está agobiando, ahogando”, enfatizó.

Durante el  primer Conversatorio Virtual del CPB, que contó con la participación de más de 300 periodistas que se conectaron a través de las redes y de la Web del CPB, se presentó una avalancha de preguntas a  Gossaín que trató de contestar hasta donde le alcanzó el tiempo establecido para este Encuentro.

Juan Gossaín, socio del CPB, reconoció que la tarea que le espera al periodismo para recomponerse es dura y que estas frases deben estar puestas en todas las salas de redacción, en letras grandes de oro :

La verdad por encima de todo.

Independencia del periodista.

Imparcialidad.

Los periodistas tenemos que entender que somos servidores de la comunidad.

Me emociona ver que el tema de la convocatoria a la unión para rescatar al periodismo es el que más acogida ha tenido en esta tarde dentro de nuestros colegas periodistas. No se ha hecho porque hay muchos intereses políticos, económicos que no quieren que se produzca esa resurrección a través de un rescate del periodismo colombiano. Ya llegó la hora y hay que abordar el tema. Yo solo espero que la demora se deba a la cuarentena y a la dificultad de reunirnos para hacer consensos”, dijo.

Luego de intercambiar ideas durante el Conversatorio con la presidenta del CPB, Gloria Vallejo, expresó que le “encantaba escuchar a la presidenta del gremio hablando de la responsabilidad del periodismo frente a la crisis actual” y complementó que todos tenemos que estar unidos, especialmente para la crisis socioeconómica que viene después de la pandemia. La pobreza y el hambre van a estar presentes y la  información, el periodismo, son el insumo más importante para vivir. Todo ser humano necesita estar informado.

Sobre los periodistas cesantes y medios que se cierran expresó su preocupación y relató que cuando se va a pequeños municipios, a ciudades intermedias, el medio de comunicación es la radio comunitaria, la televisión regional, el pequeño periódico de la provincia. “Deberíamos poner ese tema específico sobre cómo salvar estos medios y a sus periodistas como la prioridad en el orden del día en el programa de trabajo de la unión de periodistas”.

Respecto a varias preguntas que le formularon sobre la polarización, dijo que Colombia en los últimos años se radicalizó, “ahora está delirante, peleador, la gente no habla sino que grita. Hace unos años el periodismo se dividió entre uribistas y santistas”.

En ese momento un periodista le preguntó si él era santista o uribista, a lo que respondió con contundencia: “Soy periodista, mi jefe es la verdad y a quien le rindo cuentas es a la comunidad”.

Compromiso con la verdad

Para Juan Gossaín la crisis que está viviendo el periodismo exige hablar con franqueza. El periodismo no debe tener compromiso con los partidos políticos, con los jefes políticos, con las empresas; su compromiso es con la comunidad. “El periodista debe practicar siempre los principios éticos del periodismo, los cuales no cambian: la verdad, la independencia, la honestidad y la imparcialidad.

El periodista está al servicio de la sociedad. Especialmente en estos momentos de pandemia, el periodismo tiene dos funciones: informar y acompañar a las familias que están enclaustradas. Hay que llevarles las noticias verdaderas, pero también hay que acompañarlas en la soledad en que viven por el confinamiento.

“Quien le paga al periodista es el medio de comunicación, pero el periodista trabaja para la comunidad. Los reporteros que están donde está la noticia, son más que servidores de la comunidad, son apóstoles.

“El periodismo hoy es un apostolado y duele que los periodistas jóvenes, reporteros, luchadores, estén siendo manipulados por periodistas que tergiversan la realidad”, expresó apesadumbrado.

Las redes vehículos de manipulación

 Gossaín, que durante 27 años dirigió Noticias RCN, se refirió al efecto de las redes sociales: “al principio todos celebramos con júbilo su aparición pero estas se volvieron vehículos de manipulación, de mentira, con lo que los medios tradicionales se vinieron abajo. Los medios de comunicación, en lugar de desmentir a las redes sociales lo que hicieron fue imitarlas e  hicieron una reflexión errada: reemplazar periodistas por publicaciones de las redes, luego de ello vino la manipulación política de los medios”.

A otra pregunta de los colegas contestó: yo no le digo a la gente cómo trabajar o cómo comportarse. Únicamente comparto mis experiencias. Contó que estaba en RCN hace 30 años y convocaron a una reunión a Palacio. De la oficina de prensa me preguntaron “¿Usted trabaja para RCN?” Dije: “No, a mí me paga RCN pero trabajo para la comunidad”.

Le preguntaron qué opina de casos donde al periodista se le ha visto llorar frente a un suceso? Contestó: los periodistas somos seres humanos. Sentir lo que siente la gente, sentir el dolor ajeno, debe ser público. Además de ser servidores de la comunidad, somos apóstoles de ella. Lo que hermana a un periodista con la comunidad es la unión de corazones.

Respecto a los periodistas que están en oficinas de entidades públicas dijo que los principios éticos operan para todos los periodistas, sin distingo de roles, cargos o jerarquías. Los periodistas funcionarios que trabajan en instituciones estatales están más expuestos a que les quiten el trabajo porque los jefes creen que les pueden dar órdenes en contra de la ética periodística.

Los periodistas funcionarios dicen: “si soy independiente en el manejo de las noticias, me echan del puesto, me despiden”. Yo respondo: “yo preferiría morirme de hambre”. Me negué a una mentira hace muchos años y me echaron del puesto. Me fui a morir de hambre. Esta es la única manera de hacer una carrera periodística bien hecha. Hacerla al servicio de la sociedad. Es mi experiencia”.

“Hay que preparar mejor a los periodistas en las facultades de comunicación social. ¿Qué hacemos con el bendito afán de la chiva? ¿De salir con la primicia? No olviden nunca que lo importante no es quién dice las noticias primero, lo importante es quién las dice mejor, con mayor cantidad y calidad de elementos.

De esta forma concluyó el primer Conversatorio Virtual del CPB, habiendo quedado muchas preguntas sin responder, que le serán remitidas a Juan Gossaín, y con el compromiso del CPB de dar impulso a una cruzada para rescatar el periodismo Colombiano, proceso en que el reconocido periodista y escritor Juan Gossaín será fundamental.

Este conversatorio fue posible gracias a la labor de un equipo de socios del CPB, liderado por Patricia Lozano, Secretaria de Capacitación de la junta directiva del Círculo, Gladys Patricia Contreras, Jesús Valencia, Germán  Mejía Pinto, Guillermo Camacho, Luis Alexander Castro, Clara López ,Carlos Acuña, Yeiver Rivera  y Valentina Carvajal, entre otros. Conversatorio que contó con el compromiso de la junta directiva del CPB y la presidenta, Gloria Vallejo.

El segundo Conversatorio Virtual del Círculo de Periodistas de Bogotá será con el periodista y socio del CPB Jorge Sánchez Vargas, sobre Un Emprendimiento para la Radio en Plena Pandemia, el jueves 13 de agosto, a las 5 p.m.

 

 

“El periodismo al servicio de los intereses de la comunidad”