Circulo de Periodistas de Bogota

Archivos enero 2025

Mónica Rodríguez: Una vida periodística al límite

Mónica Rodríguez: Una vida periodística al límite

Periodista y reportera de los años ochenta y noventa, jurado del Premio Nacional de Periodismo CPB

Entre 1979 y 2002, cuando presentaba noticias o realizaba algún reportaje o informe, en TV, las miradas de miles de televidentes, de inmediato quedaban fijas frente a la pantalla, pendientes de lo que iba a decir Mónica. Igualmente, si hablaba en radio, millones de oyentes paraban sus actividades para poner atención a lo que decía. Su fuerza, credibilidad y veracidad, impactaban a quienes la seguían.

La atención la acaparaban los informes del momento, tanto nacionales como internacionales, realizados por una espigada mujer santandereana, blanca, rubia, de mirada penetrante, de fuerte voz que preguntaba sin miedo y esperaba en segundos una respuesta.

Los televidentes y radioescuchas, se acostumbraron a verla y oírla en frentes de guerra en Colombia o en Centroamérica entrevistando a líderes sociales, guerrilleros, funcionarios públicos, empresarios y Presidentes de Países.

Unos días podía estar hablando de guerra, otros de paz; una vez más entrevistando desde personajes políticos del momento hasta una reina de belleza. En su diccionario no existió la palabra “miedo”. Iba de frente con sus entrevistados, que la mayoría de veces eran encopetados generales del ejército que hacían temblar a sus soldados, pero que se ablandaban ante el interrogatorio como una metralleta por parte de Mónica Rodríguez.

Siempre ocupó el primer lugar, la chiva era su objetivo diario y si no la conseguía no se sentía bien. Ni ella misma sabe cuántos informes y reportajes hizo para la televisión y la radio; fueron tantos que ahora hacen parte de la historia nacional y es así, como investigadores escudriñan y tratan de armar el variopinto panorama de nuestra amada Colombia.


Mónica Rodríguez es licenciada en Ciencias de la Comunicación, con experiencia como reportera, presentadora, entrevistadora e investigadora en radio, prensa y televisión en Colombia. Entre 1979 y el 2003 realizó informes en diarios como: el Nuevo Siglo, El Tiempo, Revista Nueva Frontera cuando era dirigida por el excandidato fallecido Luis Carlos Galán Sarmiento. Hizo su escuela en emisoras como Caracol Radio, Todelar, Santafé y en televisión fue figura en el Noticiero Cinevisión, CM&, Noticiero TV Hoy, entre otros.

Admirada en Colombia pasó entonces al plano internacional. Laboró como productora en algunos especiales, con la Cadena de TV ITN de Londres. En Estados Unidos, trabajó para la Cadena Telemundo como presentadora de Noticias en Nueva York. En Univisión de Miami fue corresponsal en Colombia para Primer Impacto y Canal 41 de New York. En la misma Nueva York, entre 1986 y 1987 representó a Colombia como Vicecónsul en el Consulado General con sede en Manhattan. 

Un mundo de noticias

Sus cubrimientos periodísticos como la avalancha del Nevado del Ruiz, en Armero y la Toma del Palacio de Justicia por parte del M-19 y sus investigaciones sobre las muertes de los Presidentes Jaime Roldós Aguilera del Ecuador y del General Ómar Torrijos de Panamá le merecieron los premios de Periodismo Simón Bolívar y del Círculo de Periodistas de Bogotá CPB, respectivamente. 


Igualmente, recibió mención CPB por un informe sobre las actividades anticastristas de disidentes cubanos en Miami. Además, sus trabajos como corresponsal de guerra, fueron galardonados por las Fuerzas Militares de Colombia. En el sector público en Colombia, lideró entre el 2000 y el 2002 procesos de elecciones comunales a través de la capacitación, formación de los comunales y fortalecimiento de las relaciones entre el Distrito y las Juntas de Acción Comunal. Con un gran equipo a su cargo, empoderó y formó líderes políticos entre la población de jóvenes y mujeres, durante la Administración del Alcalde Antanas Mockus.

Creó, elaboró y puso en marcha el Plan de Comunicaciones de la Defensoría del Contribuyente en la DIAN y fue Directora de Comunicaciones de la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, bajo la primera administración de Álvaro Uribe Vélez, empoderando el tema género y visibilizando a las mujeres con toda su problemática.
Su conocimiento en las relaciones públicas y lobbying la llevó en sus años de carrera profesional, a asesorar la imagen de varias empresas y personajes reconocidos en Colombia e internacionalmente tales como: ICA de México, Ahorramas, Facecolda, Colfuturo, Air France, Alcalde Enrique Peñaloza (primera administración), Enrique Parejo, excandidato a la Alcaldía de Bogotá y Enrique Vargas Lleras, en la campaña para Alcalde de Bogotá. Fue Jefe de prensa del Senador Carlos Martínez Simahan. En la ciudad de Charlotte, Estados Unidos (2006-2015) asesoró a medianas empresas.

En la misma ciudad, laboró para la cadena hispana Radio Líder, haciendo un gran trabajo con la comunidad inmigrante y adelantó investigaciones y artículos comunitarios para periódicos locales como Qué Pasa Media Network. Asimismo, elaboró crónicas y reportes radiales de impacto para el Programa Epicentro en Washington D.C.


Mónica Rodríguez es Licenciada en Ciencias de la Comunicación, con especialización en Comunicación Empresarial de la Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia; con Maestría en Relaciones Internacionales de la misma universidad. Hizo especialización en TV, en la escuela Vídeo- Editing y en Columbia University, en Nueva York.

En el campo educativo diseñó y puso en marcha un Diplomado de Relaciones Públicas en FORUM – Universidad de La Sabana, del cual fue Directora y Conferencista del 2003 al 2006. En los últimos 4 años planeó, elaboró y desarrolló un podcast sobre su vida personal y profesional, que se emite por Spotify. En este 2025 fue invitada como Jurado del Premio Nacional de Periodismo del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB).

¿Cómo adelantó su vida periodística?

"Viví, los hechos históricos más fuertes nacional e internacionalmente, como corresponsal de guerra, e investigadora en el día a día de la noticia. Me encantaba la adrenalina y a diferencia de muchos colegas, no sé si porque lo buscaba, o por mi verraquera, o porque, me tocó enfrentar las situaciones más cruentas de esos años. Por ejemplo, cubrí las guerras de Nicaragua, de El Salvador y la de mi propio país Colombia. Entrevisté a los jefes y algunos integrantes de los grupos guerrilleros: M19 (Jaime Bateman Cayón) FARC, ELN, Farabundo Martí de El Salvador y Sendero Luminoso del Perú. Cubrí y viví en toda su magnitud la tragedia de Armero, del Palacio de Justicia, terremotos de Tumaco y Armenia, así como estuve en el Huracán Allen en Haití".



"Cubrí la visita de Papa Juan Pablo II a Centroamérica, la entrega del Canal de Panamá por parte de Estados Unidos,la toma de la Embajada Dominicana, la entrega de armas del M 19 en Corinto, Cauca. De una guerra pasaba a cubrir un reinado de belleza en Cartagena. Me bajaba de un avión y al día siguiente tomaba otro para Cartagena para asistir a todos los desfiles de belleza y hacer transmiciones en vivo en las diferentes emiciones del noticiero, los especiales, etc.  

Era cuestión de adaptarse; en esa época los periodistas cubríamos varias fuentes de noticias y éramos pocos en cada cadena de radio o programadora de tv, entonces teníamos que ir a donde nos mandaban y pues había unos contrastes increíbles, porque así como cubría una guerra, hacia una investigación y luego asistía a un reinado, bueno diferentes cosas hasta un acto cultural entonces eso era muy variado".

Ha sido la periodista de los líderes y de los grandes sucesos

"Entrevisté los presidentes de América latina como Lusinchi de Venezuela, Borja de Ecuador, Belaunde Terry del Perú, Illueca de Panamá, Ardíto Barletta de Argentina, todos los de Centroamérica, Reagan y Carter de Estados Unidos Y por supuesto mandatarios colombianos como Carlos Lleras Restrepo, Belisario Betancur, Alfonso López Michelsen, Julio César Turbay Ayala, Ernesto Samper, Misael Pastrana, todos ellos han hecho parte de la historia de nuestro país.

Igualmente presencié la caída del general Noriega en Panamá, y tuve que escapar de dicho país, perseguida por la guardia nacional, sosteniendo en mi vientre a mi primer hijo, cuando tenía seis meses de embarazo. Cubrí la guerra de narcotráfico en Colombia, las bombas del Das, de Boulevard Niza, del Avión de Avianca y del Parque 93 entre otras; así como el sonado Proceso 8000, para el noticiero TV Hoy de la oposición, en el que fui amenazada de muerte, por personas cercanas al Gobierno, que trataban de impedir que la verdad saliera a la luz. Esa época fue bastante movida y aunque había todo tipo de periodistas de escritorio como los económicos, los políticos, los locales, y los que cubrían otras cosas, también estábamos, los corresponsales de guerra, y los que nos encantaba meternos en el peligro.

Tuve la fortuna de cubrir todos los eventos fuertes, porque siempre mis jefes me escogían para ir a los sitios más peligrosos y las hazañas más duras, sabían que a mí me gustaba y además era una adicta a trabajar 24 horas preferentemente cuando viajaba, porque aprovechaba que mis colegas descansaban para conseguir noticias o entrevistas exclusivas. En estos viajes nos encontrábamos periodistas de diferentes partes del mundo: de Europa de la radio de la televisión o de la prensa de Estados Unidos de las tres cadenas de TV, de todos los países latinoamericanos, inclusive de las agencias de noticias y se hacían cosas interesantísimas".

 Uno de los temas que trató fue en 1983 con el Proceso de Contadora que buscó una solución al conflicto armado y a fortalecer económicamente la región

El Proceso de Contadora fue muy interesante en América Latina porque unió a los mandatarios latinoamericanos en torno a los temas de paz, de apoyo regional, intercambios, acuerdos, alianzas y logros por la región y lo lideraron México y Colombia con el presidente Belisario Betancur a la cabeza.

La mayoría de los mandatarios eran socialdemócratas. Fue una tendencia muy bonita que se extendió a otras naciones del hemisferio como Rusia, donde el presidente Gorbachov, famoso por la perestroika simpatizó con Contadora y los líderes latinoamericanos. Acompañé el proceso por Latinoamérica. Fue una experiencia profesional enorme.

¿Cómo empezó toda esta carrera periodística?

"Comencé en la Cadena Caracol. Me apasioné haciendo radio, porque es un medio en el que puedes describir los hechos y hacer que el oyente los viva. Luego, entré a trabajar en Cinevision como reportera y simultáneamente estuve en los dos medios. Eran largas jornadas pero muy satisfactorias. Eventualmente también tenía mis programas en tv, publicaba notas esporádicas en diferentes periódicos del país, como El Tiempo, El Nuevo Siglo, también en la Revista Nueva Frontera, dirigida en esa época Luis Carlos Galán Sarmiento y allí se publicaron artículos de investigación. Todos estos eran trabajos que se hacían a medida que avanzaba la carrera.

Por todos estos informes, reportajes e investigaciones y cubrimiento a nivel nacional e internacional, recibí galardones. La cosa no era muy fácil en esa época para las mujeres, porque como sabemos pues estamos hablando de los setentas y ochentas y ahí la mujer no tenía mucha cabida, eran los comienzos de la misma en el periodismo.

Eramos que me recuerde cerca de 7 precursoras en los diferentes medios y era difícil ser aceptadas valoradas y que se afirmara que una mujer era inteligente, el concepto era que la mujer era bonita y simpática pero no pensaba, tocaba esforzarse mucho para demostrar y al tiempo, ser muy profesionales para ser aceptadas".

Los tiempos de la pantalla chica y las dificultades

"Cuando ingresé a la televisión, se trabajaba la película de carrete en blanco y negro. Era una “torta” redonda donde se filmaba todo. Y era un encarte, porque en los viajes internacionales uno se veía con dificultades para enviar ese material y no había satélite. Tocaba entonces mandarlo en aviones y supuestamente esperar que llegara rápido porque de lo contrario, la noticia se desactualizaba.

Fueron tiempos de difícil manejo, por eso, agradezco muchísimo la ayuda de las azafatas y de los pilotos que desde los diferentes países de América latina nos llevaban el material a Bogotá para poder salir al aire, mucho antes inclusive de que uno llegara al país. Eran vuelos de escala, había que esperar muchas veces varias horas. Cuando uno es joven todo es una aventura".

La primera periodista y presentadora a todo color

"Tuve el privilegio de dar la bienvenida a la televisión a color siendo presentadora de noticias y periodista a la vez, fue muy interesante, porque imagínense tener color después de años en blanco y negro. Eso fue un hecho trascendental en la historia del país y estar uno ahí fue cheverísimo. Fue el 1 de diciembre de 1979. Me correspondió ser la primera presentadora periodista al mismo tiempo.

Recuerdo que el Noticiero 24 Horas me hizo la oferta de ser presentadora de noticias de televisión y dije no, ¿por qué? Porque me interesaba adquirir más experiencia como reportera antes de ser presentadora; para cualquiera el ofrecimiento resultaba muy tentador, para mí, prefería esperar y tener más cancha como periodista.

Luego, al poco tiempo, el Director en esa época del Noticiero Cinevision, Alfonso Morillo, me dijo: “Bueno, inicie como reportera y vemos más adelante, si tiene ángel y le gusta a la gente, también presenta noticias”. Y parece que sí le gusté a la gente y me quedé haciendo también la presentación de noticias.

En esa época no existía el Teleprompter como ahora, uno leía las noticias y las compartía. Era muy sencillo todo, se contaba con menos ayudas, por ejemplo tenía que peinarse uno mismo, conseguir las blusas para ir al noticiero hasta que me dieron cinco para las emisiones de lunes a viernes. Para salir al aire, uno se arreglaba, maquillaba y peinaba.

Esa condición ayudaba para que cuando llegara de cubrir un evento fuerte, presentara el noticiero sin complicaciones. El público me admiraba así".

Una vida de experiencias

"Conocí al humano en todas sus facetas y presencie desde una gala presidencial hasta el accionar de los campesinos en el monte, de los guerrilleros, de los indígenas. Era muy interesante porque después de vestir  elegante pasaba a camisetas con bluyines. Era bonito cómo te trataba la gente del campo, eran muy generosos".


"Recuerdo que un indígena del Cauca nos invitó a comer el Cuy, un roedor que yo no conocía  y entonces me tocó hacer el amago que lo estaba comiendo. Palpé el hambre y el dolor humano en las guerras y tragedias que cubrí, fue lo más duro que me ha pasado en esta existencia, porque de verdad es doloroso ver un cuerpo desmembrado, ver las heridas de una persona en estado grave o sufriendo quemaduras. Eso era duro, y uno sin poder hacer nada, porque prácticamente uno está ahí enfrentando la noticia y tiene que filmar  o tiene que grabar y tampoco puede mostrar emociones, se debe tener sangre fría.

Casi siempre en mis cubrimientos ponía mis instrumentos de trabajo a un lado, para apoyar a los de la Cruz Roja, ayudar al humano, darles alimentos o de beber a estas personas. Los hechos de guerra me impactaron. Cubría la noticia, pero también ayudaba al humano porque me parecía muy duro. Después de que vivía todo esto y terminaban todas estas cosas, llegaba a mi casa devastada, me derrumbaba y a veces duraba varios días descansando porque mi cuerpo físico no podía más, estaba completamente agotada. La situación era un poco cruel y nadie, nadie, se pone en la piel de un periodista de guerra que cubre estos sucesos, ni se imagina lo que vivimos y lo que nos toca enfrentar muchas veces el riesgo de perder la vida". 

El dolor de la guerra


"Todo esto tiene consecuencias físicas claro, porque sin comer varios días eso le cobra la cuenta con los años y por ello me dio gastritis y me gané una úlcera. Y qué decir de las consecuencias psicológicas, de todo lo que uno guarda ante tanto dolor, ellas afloraron mucho después. No obstante, fue una época muy linda de mi vida, la disfruté mucho, no me puedo quejar.

Fui amenazada de muerte por todos los grupos al margen de la ley, hasta los delincuenciales, durante casi toda mi carrera, pero siempre tuve una gran protección que no sabía explicarme. Presentía las cosas, era muy intuitiva, siempre sabía dónde estaba el peligro. Estaba alerta y me escapé de situaciones que después me enteraba que había estado cerca de aquella persona que quería causarme daño, de esas cosas que uno lleva una ruta y de pronto cambia por otra calle que no era la que acostumbraba,  sin explicarse porque.

En una ocasión me acuerdo que estaba siguiendo a una famosa senadora por enriquecimiento ilícito en una casa al norte de Bogotá para ver donde vivía porque estaba  investigándola y su residencia era una especie de búnker custodiada. Entonces me fui en mi carro con el camarógrafo y de pronto cuando me iba a subir al vehículo, cuando le di la orden a mi camarógrafo de que filmara, observé que los escoltas de ella, se vinieron hacia nosotros, salimos corriendo para el noticiero Tv Hoy en mi carrito; cuando llegué allá, había un sobre en mi escritorio que decía: “si usted publica las imágenes que filmó hoy, es una persona muerta”.

No sé cómo llegaron más rápido, ni cómo se infiltraron para dejarme esa nota, me dio escalofrío, por primera vez en mi vida, no fui capaz de publicar nada, ni de contarle a mi Director de esa noticia, estaba en juego mi vida y las de mis hijos. Siempre me llamó la atención esa gran protección que yo tenía. Tengo que reconocer que fue tan fuerte mi experiencia que llegué a trabajar siete días a la semana, 24 horas sin parar durante los primeros siete años de mi carrera profesional. En lo sucesivo bajé un poco el ritmo, aunque igualmente ante grandes eventos se laboraba 24 horas diarias. Las noticias y los sucesos de última hora no esperan, “un periodista debe estar disponible 24/7, estar dispuesto, por encima de su vida personal, sino es así, no es un verdadero periodista”. 

Mónica Rodríguez
Gabriel Ortiz, jurado de los: Un café cortico con el periodista de las mil anécdotas del Noticiero Nacional

Gabriel Ortiz, jurado de los: Un café cortico con el periodista de las 
mil anécdotas del Noticiero Nacional

Gabriel Ortiz

Por Guillermo Romero Salamanca - Comunicaciones CPB 
















Él dice que no es “influencer” pero de su genial mente han surgido grandes creaciones que han marcado hitos en el periodismo nacional. Comenta que no está muy acostumbrado con el tema de la Inteligencia Artificial, pero tiene una memoria que pone en jaque a cualquier computadora.


Es Gabriel Ortiz, el periodista de Cartago, en el norte del Valle, considerado como uno de los grandes analistas de temas económicos en las redacciones, creador y director con Javier Ayala del Noticiero Nacional –el que más sintonía ha tenido en los setenta años de la televisión colombiana—impulsador de “El viajero” –programa con el cual los colombianos conocieron muchos problemas y paisajes de diversos rincones del país y el primero en utilizar el celular como medio para llevar información a los medios de comunicación.


En las conversaciones sólo toma café "cortico", sin azúcar, ni galletas, pero condimentadas con decenas de anécdotas que van una tras de otra, habla con la manos, mira acá y allá y suelta su ronca carcajada con alguna anécdota.


Son más de 74 años de ejercicio profesional, liderando, organizando, analizando no sólo la situación del país, con los vericuetos de la economía sino del periodismo. Por eso es uno de los jurados del Premio Nacional de Periodismo CPB 2025.


Es una cátedra andante, siempre pensante, crítico y enciclopedia de recuerdos, adornados con su sabiduría y excelente humor.


--Una vez –cuenta mientras sonríe y achica sus ojos—llegó al Noticiero Nacional una joven estudiante o recién graduada de la Universidad Javeriana. ¿Cómo te llamas? “María Gloria Arrietokieta Pimentel Irigoyen”, me contestó. Le hice un par de preguntas más y me pareció curioso su nombre, sonoro y entonces le dije: “Mira, de ahora en adelante te llamarás Arrietokieta Pimentel y toda Colombia te recordará”. Y así quedó. Ella sería una de las grandes figuras del noticiero y quien sacara adelante la sección “El viajero” que tantas historias dejó para el país.


Gabriel Ortiz - Premio CPB



--Maestro, ¿cómo se le ocurrió El Viajero?


-- Estaba en New York de vacaciones con mi esposa y mis hijos. Durante una noche me entró el insomnio y prendí el televisor. Era el día que el Voyager, ese pequeño avión de larguísimas alas, conducido por un experto piloto y su esposa, estaba terminando de darle la vuelta al mundo, sin provisiones  de gasolina. Fue una proeza y la primera vez que se lograba en el mundo. El vuelo fue seguido por aviones cuyas cámaras con poderosos teleobjetivos penetraban hasta los relojes que marcaban los registros del avión. Finalmente, ya a media mañana aterrizó en el desierto de California y recibió toda suerte de reconocimientos por parte de los prohombres de Estados Unidos, empezando por el presidente y desde muchos países del mundo.


Mis vacaciones, se acabaron, pues de ahí en adelante, solo me ocupaba de buscar la manera de aprovechar ese viajero como reportero e informativo en el Noticiero Nacional.


Regresé a Colombia, dos días antes del lanzamiento del Renault 9, con un elegante y concurrido cóctel en el Club Los Lagartos, evento al cual estaba invitado. Allí separé por buen tiempo al presidente de esa compañía, Saulo Arboleda, le comenté la idea del viajero: un vehículo que saldría de Bogotá, recorrería todo el país y el exterior y nunca regresaría a Bogotá. Sería el reportero estrella contando lo que miraba, investigaba y analizaba durante su recorrido. A bordo iban un periodista, un camarógrafo con su asistente y el conductor. Qué mejor vehículo podría tener la Renault para publicitar su nuevo vehículo. Saulo, casi no me deja terminar mi oferta, me citó a sus oficinas el lunes siguiente a las 9 am, “pero sin falta, me dijo”.


--Debió ser un fin de semana sin fin…


--Me parecía que el tiempo -del viernes al lunes- no avanzaba, tampoco podía conciliar el sueño, pero llegó la hora: 9 a.m. Cuando encontré a Saulo con su agencia de publicidad: la idea recibió total beneplácito y quince días después partió, empezando por Boyacá y siguiendo… siguiendo… siguiendo a través de Colombia, sus pueblos, ciudades, devoró autopistas, caminos y varios países. Saludó al Papa en la plaza de San Pedro, superó mares y cubrió las vueltas ciclísticas a Francia y España.


--¿Qué encontraban en el camino?


--La acogida y el cariño de un país y su gente por El Viajero fue grande. Los esperaban y encontraron temas como en una escuelita de Valledupar, imitaban durante sus horas culturales de  los viernes a El Viajero. Sus estudiantes se disfrazaban de José Fernández, el presentador, Max Henríquez con el Estado del Tiempo, Adolfo Pérez con su costal de noticias, a Hernán Estupiñán, Arritokieta Pimentel, Chucho Martínez, Carmenza Jiménez, Diana Sigüenza, Carmelo Castilla, Esmeralda Ariza, Pilar Hunt, Mabel Vargas, los destacados camarógrafos Chucho Calderón, Germán Palma, Carlos Castellanos y a toda esa pléyade de profesionales que hacían el Noticiero Nacional.


De El Viajero hay mil y una historias, porque su misión era buscar lo desconocido, o constructivo, lo que nadie se imaginaba, para mostrarlo con entrañable afecto a Colombia y al mundo entero. Mucha gente se aglomeraba alrededor del multicolor Renault, buscaban las calcomanías que lo adornaban y con cuchillas Gillette, cortaban un pedazo para conservarlo como un recuerdo de haber acariciado El Viajero.


--Pero tuvieron también momentos de tensión…


--El Viajero, nunca se ocupó de noticias rojas, odiosas o denigrantes. Su discurrir era solo para mostrar lo amable y representativo de nuestra gente y nuestra cultura.


Una vez, cuando se desplazó hacia Córdoba en misión humanitaria para cubrir unas inundaciones, fue detenido por el Ejército de Liberación Nacional, que intimidó a la periodista Arritokieta, quien comandaba El Viajero, a los camarógrafos y al conductor. Querían obligarlos a grabar y divulgar una proclama narrativa de sus fechorías. Me llamaron por teléfono para exigir sus pretensiones a cambio de la liberación del equipo. Fueron horas y horas de negociación, hasta que se me ocurrió indicarles que el gobierno no nos permitía salir al aire con unos encapuchados amenazantes. El pánico me invadió y estuve a punto de ceder a sus pretensiones, hasta cuando uno de ellos trató de entender las órdenes del gobierno y procedió a liberarlos.


--¿Ante ese hecho no se amilanaron?


--No, para nada. El Viajero siguió su curso sin desmayo, después nacieron El Viajero Aéreo, en un ultraliviano y El viajero Náutico. El primero era una avioneta para 4 pasajeros que llegaba a donde el original no alcanzaba y el segundo en una panga, una lancha pequeña a motor que se desplazaba por las selvas del Chocó. Recorrió los ríos Atrato y San Juan, descubriendo que con ellos se podía trazar un canal interoceánico, como el de Panamá, pero por agua dulce, que limpiaría las costras salinas de los barcos.   


--Con su gran amigo lograron una odisea: montar el Noticiero Nacional


-- El Noticiero Nacional empezó cuando el Presidente Belisario Betancur consideró que la información en los canales de la televisión oficial, no podía seguir siendo patrimonio exclusivo de los grupos políticos y expresidentes. “Hay que liberarla, abrirla y hacerla más popular”, dijo en una ocasión, que después remató con el propósito de su gobierno de entregar los espacios informativos a los periodistas.


Con Javier Ayala, mi amigo de toda una vida y con quien ejercímos la profesión con toda libertad e imparcialidad, consideramos que podríamos ensayar y aprovechar el pensamiento del expresidente. Yo había incursionado en televisión como director del Noticiero Telecom, un informativo patrocinado por la empresa estatal de telecomunicaciones. También con William Restrepo, un colombiano que era presentador de Univisión con mucho éxito, elaboramos boletines de noticias internacionales para el Noticiero 7 Días en el Mundo de Fernando Buitrago.


Así decidimos participar en una licitación para uno de los espacios en Inravisión, que nos fue adjudicado siguiendo los lineamientos del expresidente Betancur, de entregar parte de la programación informativa a los periodistas.


Así nacimos con gran éxito, pero con dificultades económicas que nos ayudó a superar el doctor Jaime Michelsen de Grupo Grancolombiano. Con el tiempo, el Noticiero Nacional tomó la sintonía informativa hasta alcanzar el primer lugar con un “rating”, que ha sido el mayor registrado en la historia de Colombia. Había nacido un noticiero moderno, informativo, con reportería, imparcialidad, investigación y oportunidad. Instituyó en Colombia el “anchorman” y los periodistas en el sitio de las noticias. William y Judith Sarmiento eran los presentadores y los reporteros de la talla de Roberto Pombo, María Inés Pantoja, Jairo Pulgarín, J.M. Alarcón, Alejandra Balcázar, Chucho Martínez y tantos más que desde entonces han imprimido la mayor calidad a todos los medios y actividades en donde han incursionado.


--Fue un liderazgo total


--Desde su fundación en 1982 y diez años más el Noticiero Nacional se mantuvo a la cabeza, a pesar de que los otros informativos avanzaban y se actualizaban técnica y profesionalmente. Durante un proceso electoral de “mitaca”, sonsacamos a Daniel Coronell, un joven inquieto y muy destacado que brillaba en el Noticiero de las 7, para que fortaleciera nuestra estructura, misión que se impuso con todo ímpetu y fortuna. Más adelante llegaron a engrosar la calidad y el prestigio, el deportivo Édgar Perea y Félix De Bedout, Jaime Viana, Oscar Galvis, Óscar Ritoré y la periodista y presentadora Yolanda Ruiz.


Los infortunios cayeron sobre el destino del mejor informativo, cuando llegó un financista que nunca logró entender el panorama que malograba. Fue ahí cuando el esfuerzo, la creatividad, la dinámica y la suerte de algo tan grandioso, amplio y poderoso vio agonizar su destino.  


--¿Cómo iniciaron su amistad con Javier Ayala, cuántos años y cuántas aventuras? ¿Qué es lo que más recuerda de él?


--Ambos somos oriundos de Cartago, pero nos conocimos en Bogotá. Yo era director de la Página de Corresponsales de El Tiempo y él era redactor político de El Siglo. Cuando terminábamos nuestras labores por allá a la media noche, nos reuníamos en uno de los cafés del centro de Bogotá. Así fue surgiendo una amistad que con los años fue afianzándose, pero se solidarizó cuando yo, ya como redactor económico de El Tiempo, le aconsejé que tomara vuelo sobre estos temas que le fui inculcando. Logró conseguir ese objetivo en El Siglo y formamos un frente común, hasta el punto que una vez nos llamó don Hernando Santos Castillo, Jefe de Redacción del diario de la séptima con Jiménez y nos dijo: “voy a proponerle a El Siglo que contratemos a uno de ustedes para que cubra económicas para los dos periódicos y nos ahorramos una plata”. No era tan cierto, pues nosotros nos respetábamos las “chivas”, un día para Javier y otras noticias para mí.


Esa amistad nunca sufrió marchitamiento alguno, pero se truncó, por no sé cuánto tiempo, cuando Javier me dejó solo en este planeta.


--El Noticiero Nacional tuvo un momento difícil cuando publicaron una foto con Pablo Escobar entre rejas.


--El gran creativo Pocho Henríquez, dibujó a Pablo Escobar, para ilustrar una nota en el Noticiero Nacional y lo puso en medio de unos barrotes, indicando que se trataba de un delincuente. Esto no cayó muy bien al narcotraficante. Una noche, Virginia Vallejo, conocida presentadora de televisión, bastante cercana a Escobar, nos llamó al noticiero a Javier Ayala y a mí para invitarnos a su apartamento para que “charláramos”. Ella era una buena amiga nuestra, pues también era de Cartago, nuestra patria chica.


Cuando la saludamos, vimos en su cara algo que llamó nuestra atención, por la incomodidad que reflejaba. “Muchachos, les traigo un mensaje de Pablo, que me incomoda y me trastorna. Está muy molesto con la imagen que publican de él, con esos barrotes. Él manifiesta que no está preso, ni va a estar preso nunca. Les manda a decir que le quiten esos barrotes”. Javier y yo nos miramos entre asombrados y amenazados. Realmente, no estaba preso aún, ante lo cual, no tuvimos otra decisión que tomar, sino decirle a Pocho que lo liberara. Y lo liberamos, después de tomarnos un sello azul con Virginia, con otros temas menos dramáticos.


--¿Cómo vivieron los momentos posteriores luego del atentado a Luis Carlos Galán?


--El Noticiero Nacional, preparaba una emisión muy especial el día en que jugaba Colombia con Israel durante las eliminatorias para el Mundial de Fútbol. Casi todo su personal se desplazó hacia Barranquilla, la Casa de la Selección. José Fernández, Adolfo Pérez y Max Henríquez, los presentadores y todo el equipo nos preparamos para una gran emisión, contando con el triunfo de los nuestros. Todo marchaba sobre ruedas y yo, quien dirigía toda la operación, estábamos satisfechos.


A las 6 de la tarde, empezamos a ubicarnos y organizarnos. Sólo se esperaba el triunfo de Colombia.


Hacia las 7 se lanzó el extra del atentado contra Luis Carlos Galán, que nos dejó fríos, aunque se esperaba que la situación no fuera tan grave. Pero los minutos nos acosaban y desplegamos a toda nuestra gente a buscar reacciones a toda costa sobre tan lamentable suceso.


Cuando se anunció el deceso del magno dirigente, las cosas cambiaron: Javier se había quedado en Bogotá y empezamos a organizar la emisión, pero ya con base en los nuevos acontecimientos.


Necesitábamos imágenes para ilustrar los hechos. Nosotros conocíamos, respetábamos y apreciábamos al camarógrafo de la Campaña de Galán. Era nada más, ni nada menos que Chucho Calderón, quien había trabajado en el Noticiero Nacional, de donde salió para la campaña de Luis Carlos. Chucho, estaba conmocionado y desaparecido. Javier, que no perdía teléfonos ni direcciones, recordó un número casi secreto del camarógrafo, lo llamó y lo convenció de suministrarnos las imágenes del magnicidio.


Así, el Noticiero Nacional, recorrió el mundo entero con las primeras imágenes del crimen que conmovió y aún lamenta esta acosada patria que busca los mejores horizontes que nos hubiera entregado Luis Carlos.  



Gabriel Ortiz - Premio CPB 2025

--¿De qué hablaban con García Márquez?


--Gabo era un conversador interminable desde cuando tuve la oportunidad de conocerlo en la sala de redacción de El Espectador.


Tenía un recuerdo de cada momento que magnificaba e imprimía las palabras exactas, para que nada quedara inadvertido. Gozaba viendo a su interlocutor impávido frente a sus narrativas, para impedir la pérdida de ninguna de sus palabras. No existía tema que estuviera por fuera de las narraciones o anécdotas de sus conversaciones.


--¿A qué periodistas admira de Colombia?


--Colombia ha tenido la fortuna de contar con inagotable número de esos personajes que nacen, no se hacen. Así aparecieron medios y personas que se han entregado a auscultar los hechos sucedidos desde la independencia hasta nuestros días. También familias que crearon periódicos, radioperiódicos, revistas e informativos de televisión. Los Cano, los Santos, los Gómez, los López, los Hernández, los Lloreda y tantos núcleos familiares más entregaron sus vidas a defender la vida, las costumbres, las normas y las raíces de esta nación.


Entre los Periodistas que recuerdo y debo perenne admiración y agradecimiento, están, Enrique y Hernando Santos, Guillermo Cano, Pepe Romero, Ramiro Andrade, Eduardo Camargo Gámez, Hernando Orozco, Luis Fernando Bueno, Jorge Enrique Buitrago Mirón, José Salgar, Alfonso Castellanos……. y tantos más que deben excusar de las salas de redacción, talleres, fotograbados, cabinas, micrófonos, talleres de producción y salas de emisión  de radio y televisión, computadores y audífonos y principios de IA.


--¿Cómo buscaba las chivas informativas?


--Las chivas no se buscan, las chivas aparecen y se descubren en el momento menos esperado. Emergen de los documentos, de las conversaciones con los personajes, de un silencio, de la mitad de las palabras. La agudeza de los reporteros, transforman el más simple tema escondido en un gran hecho, en lo inesperado.


Detrás de un buen reportero, siempre aparecen las chivas.


--¿Cómo analiza el periodismo de ahora?


--Infortunadamente el periodismo, no solo en Colombia, sino en casi todo el mundo, ha venido a menos. Los periodistas han perdido su ímpetu por la noticia, la reportería entró en coma y la investigación brilla por su ausencia. Hace años era común escuchar aquello de que “el periodista nace, no se hace”. En Colombia nació en la Universidad Javeriana la primera facultad de periodismo, que fincó las enseñanzas de esta profesión en esos principios. Los mejores profesionales transmitían sus conocimientos y experiencias a los jóvenes, que entonces querían convertirse en seguidores del “oficio más bello del mundo”, como lo definió Gabo.


Hoy la situación va por otro lado: mucha teoría sobre comunicaciones y búsqueda de futuros empleos para exaltar méritos de empresas, compañías, comunidades, gobiernos y demás sectores que buscan divulgar lo que no poseen.


Muy pocos tienen fidelidad por su medio ni por quien les ha encomendado la labor de informar los hechos que transcurren, con profesionalismo y lealtad.


A esta situación se ha llegado por la voracidad de quienes se adueñan de los medios, con la única finalidad de defender sus propios intereses. Así surgen el olvido o abandono de la reportería, la investigación y la defensa de la verdad que deben priorizar los deberes de quienes han recibido el mandato de las sociedades que claman por la rectitud de las democracias. La creatividad poco ronda el cerebro de quienes deben mantener parámetros que mantengan vivo el interés de la gente por sus medios y sus periodistas.


--¿Otro café, maestro?


--Sí señor, pero cortico.

JURADOS PREMIO NACIONAL DE PERIODISMO CPB 2025

Premio CPB 1982 – 2025

El próximo viernes 7 de febrero de 2025 se llevará a cabo la edición 43 de los Premios de Periodismo y además será parte de la celebración de los 80 años del Círculo de Periodistas de Bogotá en la sede Centro Empresarial Salitre de la Cámara de Comercio de Bogotá con su transmisión del Canal Capital.

PREMIO NACIONAL DE PERIODISMO CPB 2025

Premio CPB 1982 – 2025

En este 2025 se llevará a cabo la edición 43 de los Premios de Periodismo y además será parte de la celebración de los 80 años del Círculo de Periodistas de Bogotá.

Dice Gloria Pachón de Galán: “Sólo podré perdonar cuando se revele toda la verdad sobre el magnicidio de Luis Carlos Galán”
Doña Gloria Pachón de Galán

Doña Gloria Pachón de Galán habla con los ojos. Tiene una memoria prodigiosa y relata con minucioso carácter cada uno de los hechos que han marcado su vida. Era muy, muy niña, cuando descubrió cómo era el trabajo de un periodista.  Ocurrió el 3 de septiembre de 1939. Ese día, su padre, don Álvaro Pachón de la Torre escuchó en su radio de onda corta, marca Zenith, cómo se producía una noticia y empezó a gritar nervioso: “Estalló la II Guerra Mundial, estalló la II Guerra Mundial”.

Ella no comprendía a ciencia cierta lo que pasaba, pero vio cómo don Álvaro salió presuroso con una librera de apuntes para El Liberal, el periódico que dirigía el expresidente Alberto Lleras Camargo. “Fue el primer diario en dar a conocer esa infausta noticia”, recuerda ahora. A partir de ese momento, todos los días, tanto sus padres como sus amigos, sólo hablaban de los sucesos que ocurrían en Europa, luego en África y después en Asia.

Creció al lado de su hermana Maruja, y vivieron así muchos de los grandes acontecimientos de la vida política nacional e internacional. El 10 de julio de 1944, por ejemplo, mientras esperaban el bus del colegio en la avenida Caracas, apareció su papá para devolverlas intempestivamente a la casa. “¡Amarraron a López!”, les gritó convencido de que entenderían la trascendencia de sus palabras.

En la noche, se enteraron del frustrado golpe de Estado del coronel Diógenes Gil, quien tomó preso en Pasto al presidente Alfonso López Pumarejo, produjo una crisis política que rompería su período de cuatro años y lo llevaría a la renuncia, antes de cumplir su mandato. Esto ocasionó que Alberto Lleras Camargo –un amigo de la casa—asumiera la presidencia.

El día de su matrimonio.

En su hogar sólo se hablaba de noticias, escritos, movimientos políticos, sucesos y conocía a los grandes líderes de la vida nacional. Uno de los personajes más comentados en esas tertulias era Jorge Eliécer Gaitán, de quien conocían por los relatos de don Álvaro, quien como buen liberal asistía a las famosas tardes culturales que  organizaban en compañía del líder.

El 9 de abril de 1948 doña Gloria estaba con su hermana en el Colegio de la Presentación en Chapinero y cuando esperaban ingresar al salón, su padre llegó presuroso gritando: “¡Mataron a Gaitán!”. Tenía escasos 12 años cuando ocurrió el magnicidio y vivió los siguientes días trágicos escuchando tiroteos y viendo a transeúntes que llevaban cosas de los asaltos a los almacenes de la ciudad. Su padre era muy cuidadoso y celoso con lo que podría ocurrir, pero siempre contaba como anécdota cómo Jorge Isaacs, nieto del autor de La María y esposo de una tía suya, decidió salir a comprar un pan que le había encargado su mujer. “La imbecilidad de alguien capaz de perder la vida por un pan”.

No vivieron holgados, porque vivían del salario de un periodista. Un día, como hecho milagroso, ganaron una lotería con el número 2345 y con esa escalera recibieron mil pesos que se convirtieron en un juego de sala y “cobijas para las niñas”. En septiembre de 1952 partió a London, cerca de Toronto. Sería su nueva residencia mientras estudiaba en el Alma College. Gracias a su compañera de cuarto y de estudio,  Gail Buck,  escuchó los primeros compases del rock and roll, conoció algunas ciudades de los Estados Unidos y recuerda con especial cariño esa Navidad con sus tías en Nueva York.

Cubriendo la noticia de la llegada de Jacqueline Kennedy.

En marzo de 1953 recibió una infausta noticia: su padre había sufrido un accidente de tránsito. Debió entonces trasladarse a Nueva York y dos semanas después llegó a Bogotá. Se paralizaron así sus planes de estudio y sólo cinco años después recibieron una indemnización de 70 mil pesos por el accidente.

Pero ese  1953 también representó un hecho histórico para su vida. Después de una visita a Enrique Santos Montejo, Calibán, recibió una propuesta: trabajar en El Tiempo. “Yo no era periodista ni escritora, era una niña que debía trabajar y entonces me asignaron como auxiliar de la redactora de la sección de sociales.

“A MÍ ME RECIBIERON EN EL CPB SIN SER PERIODISTA”

Unos meses antes de su muerte, don Álvaro fue elegido como presidente del Círculo de Periodistas de Bogotá. “Era la primera agremiación fundada con el propósito de defender los derechos de los periodistas, especialmente de aquellos cuyas circunstancias laborales y económicas, no solo en Bogotá sino en otros lugares del país, no eran las mejores”. “Yo no era periodista, pero, de todas formas, me ingresaron al CPB. Recuerdo que organicé durante varios años las verbenas de fin de año, que eran unas fiestas que se hacían en el hotel Tequendama y recolectábamos fondos para el Círculo.

En esas reuniones del Círculo conoció a Yira Castro, quien era fiscal y además la esposa de Manuel Cepeda Vargas. Fueron muy amigas y sintió su fallecimiento el 9 de julio de 1981. Luis Carlos Galán le comentó: “Tengo que darte una mala noticia, sé que te va a afectar mucho: murió Yira Castro de Cepeda”.

Fueron 18 años de diversos trabajos en El Tiempo, en varias secciones. Vivió los hechos de la subida y caída de Gustavo Rojas Pinilla. Conoció de primera mano los hechos del nacimiento del Frente Nacional. La llegada del hipismo a Colombia. Los primeros movimientos de la balada y las canciones de Elvis Presley. Colombia y en especial Bogotá vivían aquellos inolvidables años sesenta. Un día le encomendaron una labor especial: acompañar la gira del presidente John Kennedy en su visita a Colombia. Estuvo en todos los puntos de la agenda, desde su llegada al aeropuerto, pasando por sus reuniones en el Palacio de San Carlos y la inauguración de Ciudad Kennedy. Además, acompañó a Jacqueline Kennedy a su visita al Hospital Infantil. ¿Cómo era la señora Kennedy? Lindísima. Muy sencilla. Una persona que irradiaba tranquilidad y bienestar.

En 1965 llegaron al periódico tres jóvenes inquietos y deseosos de cambiar el mundo periodístico: Enrique Santos, Daniel Samper Pizano y Luis Carlos Galán.

Conocía a los dos primeros, pero el último, era un misterio. “Era muy delgado, con el pelo ensortijado y cuidadosamente peinado y sus ojos, entre azules y verdes, tenían una expresión de asombro. Parecía un muchacho descubriendo el mundo. Pero la primera sorpresa la tuve cuando se sentó, en medio de la tertulia, a enseñarnos el primer número de su revista Vértice publicado en noviembre de 1963”, recuerda doña Gloria en su libro “18 de octubre”. Pensó que podría ser familiar de José Antonio Galán, el líder comunero.

Sus conversaciones siempre eran de temas políticos y lecturas sobre economía. Los dos hacían trabajos juntos, pero ella no veía ningún tipo de acercamiento. Salían, cubrían informaciones, participaban en las tertulias del periódico, hablaban de los temas periodísticos, pero nada de romance. Incluso estuvieron en la llegada del papa Pablo VI a Colombia.

“Un día me llamó para que fuéramos a la fiesta del cumpleaños que le ofrecían los periodistas al director, don Roberto García-Peña. Los dos teníamos Chevrolet 1953, el de él era azul y el mío amarillo. Sin embargo, él me recogió.  Él manejaba supremamente mal, se estrellaba a cada rato y justo ese día, perdió el control del carro y fuimos a parar a la recepción del edificio de Ecopetrol en la carrera 13 con 38 y entonces, después de un rato, comprendí que lo nuestro no era una simple amistad y desde ese día nuestra vida cambió”.

UN MAL BAILADOR, PERO UN GRAN JUGADOR DE PÓKER

–¿Qué tal bailaba él?

–Era malísimo para el baile. Me tocó enseñarle. Cantaba en algunas ocasiones y el tema que más le gustaba era el de “Campesina Santandereana”. El 20 de julio de 1969, en su casa, mientras veían los sucesos de la llegada del hombre a la luna, él le dijo muy serio:  –Necesito tu respuesta definitiva. No tengo ninguna duda y para mí es importante contar con tu aprobación. –Hablemos mañana con tranquilidad, fue su respuesta.

El 1970 el presidente Misael Pastrana Borrero lo nombró Ministro de Educación y el 22 de diciembre de 1971 marcaría no sólo la fecha de su matrimonio, sino el momento en que realmente comenzaron a conocerse. La vida política comenzó a ser más profunda cada día, y la alternaba con sus labores en el hogar. Cuando nació su primer hijo quería que se llamara Juan porque él era muy devoto a Juan el Bautista.  Su segundo hijo también tenía el nombre de Juan, pero el sacerdote no lo registró así y, entonces, quedó solo como Carlos Fernando y para el tercero, Claudio Mario, no insistió más con ese nombre.

En familia le gustaba jugar póker. “A él no le gustaba perder y, a veces, las partidas eran larguísimas hasta que él ganara. Cuando jugábamos con los niños, ellos decían: nos toca dejarlo ganar para que nos vayamos temprano a dormir”.

Doña Gloria recuerda que, a pesar del trabajo político, de las agendas tan milimétricamente ocupadas, él siempre asistía a las reuniones de padres de familia que hacían en el Instituto Pedagógico Nacional donde estudiaban sus hijos. “Él hablaba con los profesores sobre cada uno de ellos y les mandaba cartas preguntando algo u ofreciendo disculpas por una ausencia”, recuerda.

“Luis Carlos era muy crítico con la vida política, pero especialmente con el Partido Liberal. Eso le originó muchas enemistades. Él no quería ser presidente para mandar, sino como un medio para cambiar al país. Conversábamos siempre sobre los diversos sucesos como el nacimiento del M-19, el robo de la espada de Simón Bolívar y fuimos parte de la creación de la agencia de noticias Periodistas Asociados, luego el nacimiento del Nuevo Liberalismo, pero había algo más que el país le pedía y eso nos ponía en conversaciones a cada momento”, relata ahora doña Gloria.

“NO TE EXPONGAS”

Desde su primer período como senador, Luis Carlos Galán encontró contradictores entre sus colegas. “El principal fue Alberto Santofimio Botero, cuyo recorrido político en distintas ejecutorias y actividades en su anterior paso por la Cámara de Representantes había sido objeto de serios señalamientos e incluso de fallos adversos por parte de la justicia”, cuenta doña Gloria.

Hace unos años doña Gloria entregó el testimonio de su vida, de sus años con el líder, de su pensamiento político y de un sinnúmero de anécdotas y momentos cruciales en la vida nacional. Fueron años de investigación y de recuerdos plasmados en el libro titulado como “18 de agosto”, precisamente, a los 30 años del magnicidio. El 18 de agosto de 1989, Luis Carlos Galán Sarmiento partía para una manifestación en Soacha. Ese día, un grupo de siniestros personajes determinaron acabar con la ilusión de los colombianos de tener un presidente que pensaba distinto.

“Antes de despedirnos le hice la recomendación de siempre, segura de que no la atendería: –No te expongas en un vehículo destapado–. Y me convencí, como siempre, de que no obstante las evidencias y los temores, tampoco en esta oportunidad podría ocurrir algo malo. Nos dimos un beso, un beso de despedida desprovisto de cualquier sensación que no estuviera dentro de lo rutinario, como tratábamos de hacerlo cada vez que evitábamos reconocer un eventual peligro”.

–¿Podrá perdonar doña Gloria?

–Ese verbo no existe en mi vida, sólo lo tendré en cuenta cuando se devele toda la verdad sobre el asesinato de Luis Carlos.