DIEZ NORMAS PARA ESCRIBIR CRÓNICAS, SEGÚN MARTÍN CAPARRÓS

29 febrero 2020 –

Por: El Objeto de la comunicación –

Martín Caparrós nació en Buenos Aires, en 1957; es escritor y periodista, ganador de premios como el Planeta y el Rey de España. Con pocos más datos se presenta él mismo en su blog, aunque en su carrera suma premios y reconocimientos, como director de revistas, locutor en radio y televisión y, sobre todo, autor de reportajes de viaje por los que ha sido calificado como el mejor cronista actual de América Latina. Su visión de la crónica y sus posibilidades narrativas puede resumirse en estas diez normas, elaboradas a partir de una charla de Caparrós en la Universidad de Zaragoza y uno de los textos más citados del periodista: su ponencia en el IV Congreso Internacional de la Lengua Española, titulada precisamente “Por la crónica”.

Hacer literatura. Aprovechar las posibilidades del lenguaje la capacidad de hacer aquello que no puede la imagen: armar un clima, crear un personaje, pensar una cuestión.

  1. Sumar a la escritura, la mirada: el cronista debe saber que todo lo que se le cruza puede ser materia de su historia. Por tanto debe mantener una atención constante, de cazador primitivo, atento permanentemente a que salte la liebre.
  2. Buscar no lo extraordinario, sino el interés de lo cotidiano. Si la información tradicional consiste en contar lo que le pasa a la poca gente que tiene poder, la crónica apuesta por encontrar en lo común lo que merece la pena ser contado y conseguir que el lector se interese. El efecto aleph (por el cuento de Borges) se puede producir en cualquier lugar: desde cualquier punto se puede ver el mundo.
  3. Documentarse, teniendo en cuenta que con Google la clave ha pasado de ser encontrar datos a desechar datos, pero saber que la base de la crónica es el choque entre lo que esperamos y lo que encontramos.
  4. Escribir en primera persona. No, necesariamente, en primera persona gramatical, sino mostrando sin miedo que hay un yo que cuenta; ser honesto, pero no pretender que lo que se cuenta es la única verdad, sino una de las miradas posibles.
  5. No confundir escribir en primera persona y escribir sobre la primera persona. El cronista que habla más de sí que del mundo deja de ser cronista.
  6. No sintetizar lo que -se supone- sucedió, sino ponerlo en escena. Dejar que el lector reaccione, no decirle cómo debe reaccionar: No decir “la escena era conmovedora”, sino hacerlo ver.
  7. Permitirse la duda.
  8. Buscar siempre nuevas formas de contar la vida.
  9. Negarse a convertirse en la guinda del pastel, el adorno en la máquina de crear realidad que son los medios. La crónica será marginal o no será.
  10. Negarse a convertirse en la guinda del pastel, el adorno en la máquina de crear realidad que son los medios. La crónica será marginal o no será.