Circulo de Periodistas de Bogota
Blanco y Negro. Justicia cuesta abajo
Por: Gabriel Ortiz 

Cada día que pasa los magistrados, jueces, fiscales y, en general, todos los funcionarios honorables, rectos y confiables de la rama Judicial, ven enlodada, cuestionada y sombría su reputación, ante los hechos que por culpa de la corrupción salen a la luz pública con inusitada frecuencia.

Los ciudadanos se cuidan de poner una denuncia sobre pequeños, medianos y graves crímenes que se cometen a diario. Y la Policía, de capturar a los maleantes que pululan en nuestras barriadas, calles y lugares públicos, porque son liberados antes de que la autoridad abandone el juzgado o la Fiscalía.

Los asaltos cometidos por los de “cuello blanco”, cada vez son más frecuentes, porque estos, cuando reciben algún castigo, son sancionados con poco tiempo en “casa por cárcel”. Saben que en unos cuantos meses salen a gozar de los robos de bienes y dineros que saquearon a la gente, al Estado.

Hay quienes sostienen que ya hay tarifas en ciertos juzgados y fiscalías, para los delitos. Si la cosa es de poca monta, se logra libertad inmediata, tras deslizar el monto de la tarifa por debajo de la mesa. Si se trata de delitos mayores, el negocio dura más tiempo rodando por juzgados, tribunales y fiscalías, hasta que se logran acuerdos tarifarios. Así obtienen casa por cárcel, internarse en clínicas, o autorizaciones para salir del país y eludir la justicia.

Sin que a nadie parezca importarle, es usual que se apliquen los vencimientos de términos, mediante acostumbradas dilaciones, o dudosas apelaciones ante la CIDH, para evadirse, con ciertas complicidades judiciales. 

Con dolor, los colombianos observan cómo ciertos magistrados, pese a haber cometido monstruosos delitos, permanecen en las cortes sin inmutarse, sin sonrojarse, mostrando con arrogancia su gran poder político.

Y qué decir de magistrados que dilatan elecciones para llenar las vacantes, porque esperan órdenes de jefes políticos, o de altos funcionarios para garantizarles el manejo de las altas Cortes.

Estamos, pues, en el más crítico escenario de nuestra justicia, y los perjudicados somos todos los colombianos, en especial aquellos hombres probos que aún quedan en la rama. Porque sí los hay.  

La corrupción crece, crece, porque los criminales compran sus reclusiones en guarniciones militares o de Policía. Luego pasan a sus lujosas residencias, si es que  antes no han emigrado para buscar asilo, alegando persecución política.  

BLANCO: Cada día  hay nuevos reconocimientos para el Nobel de Paz. Ahora Honoris Causa en Francia. Imposible que el mundo esté equivocado, como lo estima la extrema derecha.

NEGRO: Lo que pasa con las tierras abusivamente arrebatadas.  

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Lección de periodismo deportivo
Por: Gabriel Meluk

Se murió Miguel Ángel Bastenier, un monstruo del periodismo, un animal del oficio. Sus virtudes se han repetido merecidamente desde el viernes pasado, cuando dejó de existir. Como hombre culto que era (un enciclopédico), fue gran fanático deportivo y como periodista le encantaban las secciones de deportes de los diarios. “Tenía saberes muy dispares; aunque no era un deportista, era sabio en ciclismo y en tenis, y al fútbol no le daba bola, le parecía vulgar”, escribió Juan Cruz, director adjunto de El País de Madrid, en su editorial del sábado pasado.

 

El periodismo es uno solo y sus rigores y técnicas las deben seguir por igual el que cubre informaciones políticas y económicas o el que reportea las fuentes de farándula y espectáculos. En marzo del año pasado, en una de sus columnas en El País (‘El deporte o la guerra incruenta’), Bastenier dio una de sus clases del oficio. Esta, de cómo comprendía los deportes en los periódicos. “Esta sección ha entendido que el público lo sabe todo antes de leerlo (…) lo ha visto en televisión, la web, y las redes”, escribió.

Así, para Bastenier en el comentario analítico, en el análisis noticioso, está la fórmula. Es un ‘género’ en el que a la noticia simple se le agregan datos nuevos o significativos para añadir, resaltar y generar mayor relevancia, sentimientos y novedad.

“Deportes es una sección en la que es grato pasarse, escribir recurriendo a la literatura, la política, la historia. Todo vale si es calidad. Y son estos profesionales los que nos cuentan lo que hemos visto, pero no nos hemos enterado. Eso no obviará, por supuesto, que la sección contenga una relación fáctica de lo sucedido, goles, puntos, tanteos, clasificación, aunque lo que se venda es la intrahistoria de los choques”, dijo. De la prensa deportiva española destacó a Santiago Segurola y José Sámano, “que han hecho del comentarismo analítico una forma de arte”.

En la fuente de deporte, como en todas, nos atacan las “plagas” de la declaracionitis, la politización, el oficialismo y la desconexión mundial, como lo dictó Bastenier. En una entrevista al diario El Comercio, de Ecuador, en septiembre del 2016, dijo que “en América Latina creen que hacer buen periodismo es emplear términos poco corrientes y presuntamente cultos”. Tal cual. Y en esta fuente sí que nos pasa.
Se murió Bastenier, pero no los principios básicos del oficio que defendió, amó, vivió y sufrió: reportear, investigar, verificar, entrevistar como un fiscal, tener independencia; redactar con los verbos y las tildes en su sitio y ser perspicaz (agudo), pertinaz (incansable) y suspicaz (escéptico).

La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos. Ojalá que la de Bastenier esté presente todos los días en los teclados de quienes nos sentamos a hacer periodismo ya sea como corresponsal de guerra o enviado a un juego de pelota…

Meluk le cuenta…

GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
En Twitter: @MelukLeCuenta

Tomado de: eltiempo.com 
Cuestión de opinión

Los espacios de opinión en Colombia refuerzan las voces de los extremos, en detrimento del diálogo.

Por: Laura Gil

Para el filósofo español Manuel Arias, las emociones, cada vez más preponderantes en la articulación de la opinión pública, han privado a las sociedades de deliberación.
Hemos caído en la trampa. Los espacios de opinión en Colombia hoy refuerzan las voces de los extremos, en detrimento del diálogo que crea espacios para el consenso. De poco sirven para formar la opinión informada y crítica que toda democracia requiere.

Los formatos radiales y televisivos de opinión están en deuda. Abiertos, eso sí, a una pluralidad de voces, prima en ellos la emoción y no la razón. De los títulos de los programas a la campana de un cuadrilátero de boxeo que se escucha en una radio, se percibe la sed de confrontación. Un debate de opinión hoy en día parece un enfrentamiento de gladiadores en un circo romano. La aproximación a la opinión como si fuera un combate de opuestos entroniza la discusión ideologizada y dificulta la conversación. Si queremos una democracia participativa, necesitamos construir una democracia deliberativa.

Todas las expresiones pacíficas tienen cabida en una democracia y no se trata de callar las posiciones más radicales. Pero cuando son ellas las que dominan el discurso público, se le hace más daño que bien a la democracia.

»Los columnistas estamos cada vez más desconectados de nuestros lectores y nos estamos convirtiendo en escritores de nicho.»

No por ser opinión este tipo de periodismo debe alejarse de la ética. Los hechos continúan siendo la columna vertebral del periodismo. En estas épocas de posverdad, está en las manos de editores y moderadores asegurarse de que las polémicas se planteen en el marco de un apego a los hechos. Un analista no debería estar en libertad de decir mentiras. ¿Cuántas columnas no ha leído, cuántas controversias no ha escuchado el lector en los cuales se niegan unas realidades o se inventan otras?

El planteamiento de razones consume tiempo, un bien escaso en radio y televisión, y la simplificación alimenta los extremos y da rienda suelta a la emoción. En busca del rating, los productores promueven argumentaciones enfrentadas y, cuanto más blanco y negro, mejor. El ‘sí pero no’ o ‘no pero sí’ resulta demasiado gris para ellos. Es una lástima, porque la ponderación de un argumento permite el diálogo que conduce a posiciones intermedias entre maximalismos.

A punta de exageraciones, los espacios de opinión logran audiencias pero fracasan en su objetivo social porque no provocan conversación entre los participantes y entre lectores, televidentes y oyentes. El grupo humorístico Actualidad Panamericana lo hizo evidente cuando, del programa de opinión más importante de la radio colombiana, escribió: “Panelista de Hora 20 escucha a contradictor en la mesa, reflexiona, sopesa sus argumentos y cambia su punto de vista”.

La prensa escrita no se queda atrás. Los columnistas estamos cada vez más desconectados de nuestros lectores y nos estamos convirtiendo en escritores de nicho. Nada tiene de sorprendente. Los estudios de consumo de noticias muestran que la gente prefiere leer, ver o escuchar aquello en lo que cree. Es nuestra responsabilidad ir más allá y entablar el diálogo con contradictores.

“La calidad de la conversación pública se deteriora a ojos vista con el desarrollo de las redes sociales: empezamos pensando que podían conducirse debates razonables al pie de cada artículo y acabamos por concluir que lo mejor era prescindir de la sección de comentarios”, escribió Manuel Arias en La democracia sentimental. Hagámosle frente a este fenómeno. Indignémonos menos y conversemos más.

Tomado de: eltiempo.com 
LAURA GIL
El exconsejero de Trump que renunció por contactos con Rusia, prenderá el ventilador

Michael Flynn renunció en febrero en medio de un escándalo por contactos con Rusia. Ahora está dispuesto a prestar declaración si le ofrecen inmunidad

Por: Marzo 31, 2017
Foto: Archivo thecitizen.in

El exconsejero de seguridad nacional de EEUU Michael Flynn está dispuesto a testificar, a cambio de inmunidad, ante el FBI y miembros del Congreso que investigan posibles vínculos entre Rusia y el equipo de la campaña electoral de Donald Trump, informó The Wall Street Journal (WSJ).

Flynn, un general retirado que había asumido como asesor de seguridad nacional en el Gobierno de Trump cuando llegó a la Casa Blanca, el 20 de enero pasado, renunció a su cargo el 13 de febrero en medio de un escándalo por ocultar sus contactos con representantes del Kremlin. Según el WSJ, Flynn ha dicho al FBI y a miembros del Congreso de Estados Unidos que están investigando los vínculos de la campaña de Trump con Rusia que está dispuesto a declarar si se le garantiza inmunidad ante una posible persecución judicial en su contra.

Las fuentes del periódico aseguran que la oferta fue hecha a través del abogado de Flynn Robert Kelner, tanto al FBI como a los comités de Inteligencia del Senado y de la Cámara de Representantes, aunque se desconoce la respuesta. Entre las discusiones en las que participó Flynn, según el Journal, figuran las deliberaciones para revisar las sanciones impuestas a Rusia por la Administración de Barack Obama por sus interferencias en la campaña electoral.

Una de las fuentes oficiales dijo al WSJ que no está claro si Flynn se ha ofrecido a hablar sobre algún aspecto específico sobre su trabajo en la campaña de Trump, pero el hecho de que está buscando inmunidad da a entender que se enfrenta a riesgos legales. El abogado de Flynn, en un comunicado difundido después de las revelaciones del Journal, confirmó que el general retirado “tiene una historia que contar, y verdaderamente lo quiere hacer si las circunstancias lo permiten”.

Pero también advierte de que “ninguna persona razonable” se sometería a un interrogatorio “en un ambiente altamente politizado, de caza de brujas y sin garantías de un juicio justo”. El abogado no detalló en esa nota detalles sobre los temas que está dispuesto a abordar Flynn en caso de que sea interrogado y las gestiones que está haciendo para prestar declaración.

Sin embargo, lamentó que el general retirado, un veterano militar con 33 años de servicio castrense, está siendo “acusado sin fundamento” y es objeto de “afirmaciones escandalosas de traición”.

Flynn salió de la Administración de Trump por ocultar la naturaleza de las conversaciones que había mantenido con el embajador ruso, Sergei Kislyak. También se supo que recibió decenas de miles de dólares de parte de tres compañías rusas, incluyendo la cadena de televisión RT, por discursos o intervenciones que tuvo poco antes de que se uniera a la campaña electoral de Trump.

Tomado de: Las2Orillas.com

 

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Vargas Llosa pide aplicar a Venezuela la Carta Interamericana Democrática

www.reportajealperu.com

Espero que el gobierno peruano colabore con el resto de gobiernos, expresó Mario Vargas Llosa.

Por EFE

El premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, pidió este jueves a los países latinoamericanos aceptar la iniciativa de la Organización de Estados Americanos (OEA) de aplicar  la Carta Democrática a Venezuela, luego de conocerse que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) asumirá las competencias de la Asamblea Nacional.

«Espero que el gobierno peruano colabore con el resto de gobiernos», dijo hoy Vargas Llosa a medios locales en Arequipa, su ciudad natal.

El premio Nobel de literatura de 2010 aseguró que «los venezolanos luchan diariamente contra una dictadura» porque, a su juicio, el chavismo «ha violado todas las libertades públicas y todas las instituciones que defienden la democracia y los derechos humanos en ese país».

Durante sus charlas realizadas el pasado  miércoles, Vargas Llosa  consideró que el caso de Venezuela es «realmente trágico» y acusó al gobierno del presidente Nicolás Maduro de ser «un poder enemigo de la democracia».

El TSJ decidió el miércoles que asumirá las competencias del Parlamento debido a la persistencia del «desacato», un estatus que el Poder Judicial impuso a la Cámara por el incumplimiento de varias sentencias.

Ante esto, la Asamblea Nacional (AN) acusó hoy al presidente Nicolás Maduro de haber dado un «golpe de Estado».

El gobierno de Perú anunció este jueves el retiro definitivo de su embajador en Venezuela, debido a la decisión del Tribunal Supremo venezolano, aunque no precisó si la medida implica la ruptura total de relaciones diplomáticas bilaterales.

Anunció, además, que ha iniciado consultas con países miembros de la OEA, para que en el marco de la Carta Democrática Interamericana, se adopten con la mayor urgencia las medidas que correspondan ante la evidente ruptura del orden constitucional y democrático en Venezuela.

«Dicha ruptura es incompatible con las normas del sistema interamericano», remarcó.

Poco antes, el presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, había considerado «inaceptable» la decisión del TSJ.

«América Latina es democrática. Es inaceptable lo que ocurre en Venezuela», señaló Kuczynski en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter.

La Carta Democrática de la OEA fue aprobada en 2001 en Lima, tras el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000), quien en 1992 dio un «autogolpe» de Estado, al clausurar el Congreso y el Poder Judicial para elaborar una nueva constitución, lo que le permitió ser reelegido tres veces consecutivas, lo que impedía la carta magna.

Dicho documento es un mecanismo de la OEA para restituir el orden democrático en un estado miembro donde haya padecido una ruptura o alteración, y en caso último contempla la suspensión del país con el voto de dos tercios de los Estados miembros.

El festín de la corrupción: todo se compra y todo se vende

Y, como si fuera poco, todavía se repite frescamente que ‘por la plata baila el perro’. ¿De qué nos quejamos, entonces?

Foto:Archivo particular

Por: JUAN GOSSAÍN
30 de marzo 2017 , 11:30 p.m.

El país se nos ‘odebrechtizó’. Perdónenme ustedes el abrupto verbo, que parece tan rebuscado, pero en este momento no encuentro ninguno más elocuente para describir lo que está pasando en Colombia.

La corrupción crece como una llamarada que nadie puede controlar, la maldad campea, los escándalos son peores cada día.

Todo se compra y todo se vende, desde los contratos hasta las conciencias, pasando por las campañas electorales. Y la gente sigue repitiendo, como si fuera la cosa más natural del mundo, que ‘el vivo vive del bobo’. Aquí creemos que ser ‘vivo’ es lo mismo que ser ladrón y que un hombre honrado es un ‘bobo’ porque no toca lo ajeno.
Y, como si fuera poco, todavía se repite frescamente que ‘por la plata baila el perro’. ¿De qué nos quejamos, entonces?

Lo más grave de todo este relajo moral es que, según parece, a los colombianos nos están saliendo callos en el alma. Da la impresión de que ya nada nos conmueve ni nos indigna, y que nos hemos acostumbrado a que la perversión sea nuestro estado natural. Nos estamos hundiendo en un pantano de podredumbre y es como si no pasara nada. El país huele a pestilencia por las cuatro costuras, que son sus cuatro costados. Esto se ha vuelto un estercolero. Hiede. Duele decirlo, pero hiede.

En medio de estas vísperas electorales, y mientras nos preparamos para escoger Presidente y congresistas, yo quiero hacerles a ustedes una preguntica suelta: ¿a quiénes vamos a elegir? ¿A los mismos de Reficar, a los mismos de la Autopista del Sol, a los mismos de la navegación por el río Magdalena, a los mismos que están quebrando el sistema de salud, a los mismos que se robaron la plata para la comida de los estudiantes pobres, a los que fueron financiados por Odebrecht, a los que saquean los recursos destinados a los enfermos de cáncer? Ustedes tienen la palabra. La hora de la verdad ha llegado.
(Lea también: ‘Que se aclare todo, que no quede ni una sombra de duda’: Santos)

Las multas del tránsito

Yo pensé que ya habíamos visto lo peor, pero es que la corrupción, como una montaña rusa, crece cada vez que amanece y vuelve a crecer cuando atardece. Y al mediodía también.

Voy a poner un solo ejemplo: hace apenas quince días, en la primera página de este periódico, la Superintendencia de Transportes reveló que el año pasado, en las diferentes regiones del país, se habían impuesto sanciones a infractores del tránsito por casi 900.000 millones de pesos, pero que, hasta ahora, solo se ha recaudado el 15 por ciento de semejante suma.

–Hay que revisar qué es lo que está pasando –declaró el superintendente nacional–, porque de nada vale imponer multas si no se cobran.

Se los voy a explicar con mucho gusto porque conozco el tema en carne propia. Yo también fui víctima. Hace un mes me informaron del banco que mi cuenta corriente estaba embargada. Casi me privo. Un embargo, imagínese usted, con lo que yo he cuidado este nombre a lo largo de mi vida.

–Fue la oficina de tránsito de Turbaco –me explicaron los banqueros–, porque usted debe una multa que no ha pagado. Son 743.754 pesos.

¿Yo? ¿Multa de qué? Pero si yo ni siquiera sé manejar, por Dios santísimo. Para mayor deshonra mía, una copia del mismo mandamiento de embargo fue enviada a todos los bancos del país.

‘Qué pena con usted’

En seguida agarré camino para la oficina de tránsito, que no queda en la población de Turbaco, sino en jurisdicción de Cartagena. Estaba repleta de gente. Me atendieron una señora tan bonita como amable y un joven funcionario. Buscaban y rebuscaban en sus computadores. Pasaron casi dos horas. Al final, la señora me dijo:
–Qué pena, pero no hay ninguna multa contra usted en nuestra base de datos. ¿No sería que el banco se equivocó?

Llamamos al banco. Nos dieron todos los datos, incluyendo el número de la orden de embargo que les llegó del tránsito. Volvieron a buscar. No había nada. De inmediato me expidieron una orden de desembargo. La llevé al banco. La encargada de esos asuntos me dijo:

–Ay, señor, eso no es nada nuevo. Hoy han venido diecinueve clientes más a traer sus desembargos porque no tenían ninguna multa.

Pero mi drama no había terminado ahí: pasaron cinco días más mientras se surtían todos los trámites bancarios para levantarme el bloqueo. ¿Por qué tu dinero tiene que permanecer inmóvil, y tu nombre en entredicho, si no has hecho nada indebido ni le debes nada a nadie?

Esa misma tarde me metí de cabeza a investigar qué es lo que está pasando. Averigüé en grandes ciudades y pequeñas aldeas de Colombia. Me quedé con la boca abierta. Es una nueva variedad de la corruptela oficial, la que se incuba como el huevo del diablo en las propias entrañas del Estado.

Mal de muchos…

La pregunta grande se quedó sin respuesta: si no había sanciones contra mí, ¿quién dio la orden de embargarme? Nunca lo supe.

Simple pero aterrador, según me contaron varios empleados del Gobierno: son falsas multas a ver si uno cae y paga. Tiran la atarraya con la esperanza de pescar algo y que la víctima piense: “Pagar es más barato y menos engorroso que ir hasta allá a reclamar”.

Está ocurriendo por todas partes, en numerosas zonas del país. Pude detectar lo mismo en localidades del Valle del Cauca, en cercanías de Bogotá, en Antioquia, en casi toda la costa del Caribe, en el sur y el oriente, en los Santanderes. Pude conversar con un alto funcionario del Ministerio de Transporte en Bogotá. Me dijo:
–Esa situación ha empeorado desde que el cobro de las multas fue entregado en concesión a contratistas particulares, especialmente para pagar favores electorales. Muchos municipios lo han hecho.

Una trampa similar se ha presentado con las llamadas fotomultas, con sus cámaras escondidas entre los árboles y sus engañosos avisos sobre la velocidad máxima.

Como si no pagara

Otra pata que le nace al cojo: las leyes dicen que toda sanción de tránsito debe notificársele al infractor. En muchísimos casos ese aviso nunca llega. “Es que en su casa se negaron a recibir el comparendo”, le contestan al que reclama. La verdad es muy distinta: ni siquiera le notifican a la víctima para cogerla sorprendida a la hora el embargo.

Ahora sí estamos lindos: unos abogados cobrando mañosamente y los otros cobrando por
impedirlo

A veinte minutos de Turbaco queda otra población, Arjona, en el mismo departamento de Bolívar. Allí se han presentado también diversos reclamos porque la gente paga las multas de tránsito, pero es como si no lo hiciera.

Me explico. La Federación Colombiana de Municipios tiene una página web, llamada Simit, en la cual aparecen los infractores de tránsito de todo el país y las multas respectivas. Se supone que, cuando la gente paga lo que debe, la borran de esa lista.

Pues bien. Aunque muchas de esas sanciones ya fueron canceladas, los nombres siguen apareciendo. “Lo que buscan”, me dijo el mismo funcionario del Ministerio de Transporte, “es ver si la gente vuelve a pagar para no figurar en esa vergüenza”.

Y ahora, los teléfonos

Esa marrulla de cobrar deudas inexistentes, a través de amenazas y embargos, se está extendiendo como un tumor maligno a otras entidades del Estado. Está haciendo metástasis. Voy a ponerles un ejemplo típico con los servicios públicos.

Al correo electrónico de un ciudadano, residente en Bogotá, llegó un mensaje de una firma de abogados a la cual la empresa capitalina de teléfonos, ETB, había contratado para cobrar deudas vencidas de sus usuarios. Lo amenazaban con un proceso jurídico.

–Yo nunca había tenido un teléfono con ese número –me cuenta la víctima–. De manera que llamé a dicha oficina para hacer el reclamo.

Allí le insistieron en que tenía que pagar. Mientras discutían, se descubrió una prueba elemental y burda de la trampa: el teléfono de la disputa empezaba por 8 y en Bogotá no hay teléfonos que empiecen por ese número. Ni siquiera saben armar la martingala.

A mis manos han llegado varias quejas más en el mismo sentido. Y así como surgieron en todo el país oficinas de abogados para cobrar multas y deudas, últimamente han comenzado a aparecer las oficinas que se ofrecen para tumbarlas.
Ahora sí estamos lindos: unos abogados cobrando mañosamente y los otros cobrando por impedirlo. Era lo que nos faltaba: la guerra de los abogados.

Epílogo

En las elecciones del año entrante sigan vendiendo su voto; sigan vendiéndole el alma al diablo. Yo, por mi parte, seguiré cantándole la tabla al lucero del alba porque sé muy bien que el palo no está para cucharas.

Medio país anda dedicado a ‘odebrechtear’. De acuerdo con las noticias aparecidas recientemente en los periódicos, se han robado hasta el presupuesto para pagarles a los pobres músicos en las fiestas patronales de los pueblos.

Desaparece la plata destinada a comprar el uniforme de los médicos en los hospitales. Parece que aquí la única moral que nos va quedando es la mata de moras…

JUAN GOSSAÍN
Especial para EL TIEMPO

Tomado de:El Tiempo

La corrupción en los trazos de Vladdo
| 2017-03-30

Desde 1991, el caricaturista ha dibujado polémicas y ácidas imágenes del descarado robo de los recursos públicos en Colombia. Aquí las mejores piezas.

Tomado de:Semana.com

Blanco y Negro. Media corrupción

Cuando se empezó a promocionar la marcha contra la corrupción, se llegó a pensar que era contra toda. Por ello, nadie entiende cómo un ex presidente y un ex procurador, que la practicaron con frenesí, podrían salir ese día a la calle, cuando deberían estar buscando escondites y evitar, como dice Samper Ospina, estar en un lugar “ideal para hacer una redada”.

Los organizadores del disparate, de los falsos positivos, del saqueo de Reficar, las zonas francas y demás monstruosidades, cometieron las más espantosas corrupciones de nuestra historia. Ahora sin sonrojo fabrican corrupciones para endilgárselas a Santos y su gobierno.

Todo eso se explica. El ex quiso hacer la paz, pero su falta de tacto lo impidió. No perdona que quien fue su ministro de defensa, quien piensa más en su patria y su gente, lograra atemperar los genocidios, las matanzas, las amenazas, las extorsiones y demás atropellos que mantenían a Colombia al borde de la hecatombe. Y menos aún soporta y ser súbdito de un Presidente Premio Nobel, a quien quiso convertir en su marioneta para perpetuarse en casa Nari.

El doctor Uribe aparenta despiste, para buscar casos de corrupción que tapen las del 2002 al 2010. Ahora dice que Santos se robó las elecciones del 2014, pero olvida aquello del “articulito”, que violó la Constitución para llevarlo a una reelección ilegal e ilícita. ¿Cómo llamará esa figura? No resiste estar de ex presidente y se siente engañado por Santos.

Para el ex presidente, los dineros de Odebrecht, solo entraron a la campaña Santos, mas la plata que le llegó a su campaña, esa con la que quiso llevar a Zuluaga al solio de Bolívar, se diluyó, se desdibujo, desapareció, no existió. No la vio.

Cuando se hace un repaso por todos estos estadios, no le queda a los colombianos más remedio, que declararse perplejos frente a la marcha de los corruptos solo contra media corrupción.

Habrá gente que saldrá a marchar, por temor a la devolución de las tierras que quitaron a los campesinos inermes. Y aquellos que añoran las millonadas de Reficar, las desapariciones, las normas que cambiaban el uso de las tierras, la violencia que atormentaba a nuestra gente y tantas cosas que deberán esconderse con una marcha como la proyectada. De nuevo acuden a la posverdad, a la falsedad para levar gente a marchar. De nuevo buscan que la gente vaya a marchar enverracada.

BLANCO: La conmemoración de los 100 años del nacimiento de don Enrique Santos

Castillo. El gran periodista e insigne maestro.

NEGRO: La insensatez de Maduro.

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Bendición necesaria

Ejercer hoy la medicina en Colombia sin dar traspiés y padecer es una hazaña.

Fernando Sánchez Torres

30 de marzo 2017 , 12:00 a.m.

Siempre he sostenido que el médico debe ser alguien de primera clase para cumplir una misión también de primera clase, por lo noble y lo compleja. Siendo así, además de poseer verdadera vocación y virtudes especiales (como la compasión y la disposición de servir al otro), requiere estar revestido de una sólida preparación profesional, sin la cual difícilmente llegará a constituirse en un médico de primera clase.

La anterior introducción la motiva la preocupación que me asiste al contemplar la desfavorable situación que en el país vienen atravesando mis colegas en ejercicio, sobre todo los de las últimas generaciones. Ejercer hoy la medicina en Colombia sin dar traspiés y padecer es una hazaña, reconociendo que siempre ha sido difícil hacerlo, más aún si la aspiración es sobresalir.

Las dificultades comenzaron cuando la profesión dejó de ser liberal y la salud pasó a depender de las políticas estatales. El médico hubo de enrolarse en calidad de funcionario y subsistir con un salario. La nueva modalidad de ejercicio tenía y tiene a su haber el tratarse de un servicio social a favor del bien más preciado de toda persona: la salud. Tal circunstancia ha sido aprovechada por los empleadores para explotar al médico mediante contratos leoninos, sin estabilidad laboral, sin derecho a la seguridad social y con remuneraciones arbitrarias, alejadas de toda consideración. Muchos actos médicos tienen estipendios inferiores a los que recibe una manicurista por arreglar las uñas.

Al tiempo que el médico ha venido perdiendo estatus frente a la sociedad, su responsabilidad ante las instancias judiciales se ha incrementado.

A lo mencionado se agrega la competencia profesional, originada en la producción desbordada de médicos, producto de la alegre creación de escuelas de medicina y que ha traído consigo no solo un problema cuantitativo, sino también –que es lo más grave– uno cualitativo. En los sectores académico y gremial de la profesión hay preocupación por la falta de preparación de buena parte de los nuevos médicos que semestralmente son lanzados al mercado, pues no son garantía para la sociedad a la que van a servir. Los deslices y embarradas de esos galenos de pacotilla le han venido haciendo también mucho daño a la profesión, pues los pacientes ven ahora a todos los médicos con ojos de desconfianza y los califican de profesionales de tercera.

Al tiempo que el médico ha venido perdiendo estatus frente a la sociedad, su responsabilidad ante las instancias judiciales se ha incrementado. El ejercicio de la medicina se ha convertido en una actividad de alto riesgo, judicializada, como que los pacientes –asesorados por abogados– demandan a diario a sus médicos por supuestos o evidentes malos resultados. Además, las sentencias de las altas cortes y los fallos de los jueces suelen meter en cintura la autonomía médica al ordenarles cómo actuar frente al enfermo.

Como si fuera de poca monta el efecto adverso que acarrea la explosión de médicos, ahora se suma otro ingrediente, de progresiva ocurrencia: el ingreso al país de curadores cubanos y venezolanos que, con la anuencia y quizás con la complacencia de las autoridades respectivas, vienen en busca de mejores oportunidades, y las encuentran.

Frente a este panorama pesaroso, considero que tengo razón cuando en las ocasiones que se me brindan para recibir a quienes ingresan al programa de medicina en la Universidad Nacional les hablo sobre el porvenir que les espera. Para ello tomo prestada la recomendación del médico suizo Jacob Laurenz Sonderegger, citada por Kurt Pollak en su libro La medicina: “No aconsejes a nadie que se haga médico. Si, no obstante, él (o ella) quiere serlo, hazle insistentes e incisivas advertencias, pero cuando él (o ella) se empeñe a pesar de todo, dale tu bendición, pues por poco que valga la necesitará”.

FERNANDO SÁNCHEZ TORRES

Tomado de:El Tiempo.com

Los cínicos no sirven para este oficio

SOBRE EL BUEN PERIODISMO

El periodista debe ser indeseable, inoportuno y certero en su impertinencia

Gervasio Sánchez

@gervasanchez

Ryszard Kapuscinski

Querido Ryszard:

Quiero que estos textos sean un homenaje al maestro del periodismo que empecé a leer hace 30 años y me sigue guiando cada vez que me siento perdido en la bacanal periodística.

Este escrito lo dedicaré a hablar del buen periodismo. Estoy seguro de que tú creías, como yo, que las redacciones están repletas de periodistas enamorados de su oficio, capaces de dar la batalla por los temas que molestan, que no se dejan manosear por las prebendas, que se arriesgan a ser víctimas de la siguiente remodelación de plantilla, es decir, a quedarse sin trabajo a edades peligrosas en tiempos de pocas oportunidades.

Una de tus frases favoritas la repito en todos mis talleres, clases o conferencias: «El periodista debe ser indeseable, inoportuno y certero en su impertinencia», cualidades odiadas por los detentadores de los poderes político y económico.

En la aniversario de tu muerte (23 de enero) aparecieron decenas de textos recordándote como ha ocurrido recientemente tras el fallecimiento de John Berger, la personificación de la decencia intelectual. Personas que nunca lo leyeron o apenas lo entendieron refríen textos de agencias para demostrar que les interesaban sus textos.

Hace unos años le pregunté a Jorge Herralde, el editor de Anagrama, por qué empezó a publicar tus magníficos reportajes y crónicas en español. Me dijo que fue una apuesta personal, pero me confesó que tuvo que conformarse con tiradas muy cortas y ventas ínfimas. Tuvieron que pasar muchos años, incluso décadas, para que tus libros alcanzaran el lugar que se merecen.

Me gusta esta frase de Berger: «Uno debe intentar escribir de tal forma que lo que escriba, aunque crea que tan sólo lo van a leer unos pocos, hable alto y claro si se lee en cualquier parte o en todas partes». Parece que hable de ti.

Yo no había nacido cuando empezaste a viajar por el mundo en 1956. Muy pronto aprendiste a vivir en los barrios populares de los lugares que visitabas. Aceptaste que «dentro de una gota hay un universo entero» y que «un reportero tiene que vivirlo todo en su propia carne».

Algunas de tus reflexiones me sirven de sonajero desde hace muchos años. Tus libros son lecciones de vida que se acumulan en cada milímetro cuadrado del papel utilizado. Tus entrevistas sirven de pócima mágica en momentos de pesimismo. Leerte es como recobrar la pasión y el compromiso por este gran oficio.

Tienes toda la razón cuando afirmas que «es erróneo escribir sobre alguien con quien no se ha compartido al menos un poco de su vida». Y me gusta cuando hablas de razones éticas a la hora de escribir sobre países donde la mayoría de la población vive en la pobreza «porque los pobres suelen ser silenciosos».

Me gusta esta frase de Berger: «Uno debe intentar escribir de tal forma que lo que escriba, aunque crea que tan sólo lo van a leer unos pocos, hable alto y claro si se lee en cualquier parte o en todas partes»

En un texto publicado en la revista de la sección española de Reporteros sin Fronteras en noviembre de 2006, apenas dos meses antes de tu muerte, asegurabas que «el reportero es esclavo de la gente». Sin la ayuda, la participación, la opinión y el pensamiento de los otros, no existimos. La condición fundamental de este oficio es el entendimiento con el otro: hacemos, y somos, los que los otros nos permiten.

Decías que para ser un buen periodista es conveniente ser buena persona aunque rápidamente matizabas que te referías a los reporteros. Me gustaría estar totalmente de acuerdo contigo en que los cínicos no sirven para este oficio.

Es posible que tengas razón cuando hacemos referencia a la inmensa mayoría de los periodistas. Pero hay un grupo pequeño aunque ruidoso y poderoso que no se adecúa a esta declaración de principios. Al contrario, el cinismo ha sido el leitmotiv de sus vidas profesionales. Pero hoy no quiero hablar de ese porcentaje minúsculo.

Prefiero recordar las palabras que escribió nuestro amigo común Manu Leguineche cuando se enteró de tu muerte: «Kapuscinski leía lo que pocos eran capaces de leer, veía lo que pocos eran capaces de ver y estaba guiado por la compasión, por su amor hacia los pueblos abandonados, por un sentido de la solidaridad propio de su ética del periodismo».

Alfonso Armada también te dedicó palabras muy emotivas: «Kapuscinski se quedaba cuando todo el mundo se había marchado, que es cuando de verdad empiezan las historias, cuando los crímenes ocurren sin testigos, cuando las víctimas mueren en silencio, en ese olvido que está urdido por nuestra comodidad, entretenida en el asunto que más nos interesa: nosotros mismos».

Ramón Lobo le confesaste lo mucho que te desagradaban las grabadoras: «Mi experiencia es que en cuanto la sacas, el lenguaje se burocratiza, se transforma y surge el idioma oficial. Es como si el cerebro del entrevistado buscara la frase adecuada para ser inmortalizada en la cinta».

Quiero que sepas, querido Ryszard, que muchos jóvenes periodistas siguen tu estela, que no se conforman con «realizar observaciones sobre una pantalla» a miles de kilómetros, que se arriesgan a ir a los lugares donde ocurren hechos muy desagradables, porque como tú nos has enseñado, «el reportero tiene que hallarse en el centro del conflicto y, por consiguiente, exponerse a sus consecuencias» entre las cuales se incluyen a menudo «secuelas y cicatrices de heridas físicas y psíquicas».

Te hablo de fotógrafos y periodistas que podrían ser tus nietos o mis hijos, que entre sus 30 y 45 años, han dado varias vueltas a África, a Oriente Medio, al Mundo. Algunos forman un auténtico Dream Team del periodismo: ganan premios como el Pulitzer, el World Press Photo, el Chris Hondros, aunque malviven con lo que les pagan o tienen que dejar de pagar las cotizaciones a la seguridad social porque no llegan a fin de mes.

Pero hoy tampoco quiero hablar de cómo es posible que se paguen miserablemente las colaboraciones mientras algunos directivos se forran. Los mismos que son capaces de ordenar recortes justo por el valor de sus primorosos y execrables salarios de escándalo. Lo hago en el otro texto en el que reafirmo que los (algunos) cínicos sí sirven para este oficio.

Artículo compartido a El PortalVoz por parte de su autor y su fuente original:www.lamarea.com

Tomado de:El PortalVoz.com

Un derecho usurpado
COLUMNAS DE OPINIÓN
27 Febrero 2017

En un reciente conflicto entre el canal RCN y un periodista programador, los abogados metieron la mano y dijeron en voz alta lo que solo se dice en las juntas, o que no se dice pero se tiene en mente en la práctica: que la información de ese canal debe tener en cuenta: los costos en las condiciones actuales del mercado;  la estructura de la parrilla de programación y el desempeño de los programas frente al comportamiento en audiencia, o sea el rating de los programas.

En estas condiciones fundamentan la determinación de si un programa se emite o no porque, otra vez según los abogados, “RCN es libre de tomar las decisiones que considere pertinentes y convenientes para estructurar su programación”.

Una lectura detenida de este documento firmado por el presidente del canal permite concluir que la libertad del periodista que informa está subordinada a la libertad de la empresa operadora del canal, que es  la libertad para mantener un buen negocio. Es lo que se entiende al leer: “Esta decisión (la de excluir un programa informativo) no puede ser objeto de cuestionamiento alguno porque, de lo contrario se estaría obligando a un medio a emitir contenidos que en el ejercicio de su libertad de expresión y de información decidió no programar”.

Nunca se había proclamado con tanta claridad el pensamiento de un empresario de comunicaciones, como esta vez: el ejercicio de la libertad de expresión consiste en mantener unos costos que respeten las condiciones del mercado, que se ajusten a una parrilla y que den sintonía.

La Constitución dice otra cosa, sin embargo, en los 18 artículos que dedica al derecho a la información. Desde el artículo 20 que garantiza a toda persona la libertad para expresar y difundir su pensamiento y opinión, informar y recibir información, hasta la de “fundar medios masivos de comunicación”. El verbo está deliberadamente escogido: fundar, que no es poseer ni comprar.

La información se recibe no como una mercancía ni como una dádiva, sino como un derecho. Se relee el texto del empresario y no se encuentra esto sino la expresión del titular de un negocio que, ante todo, debe ser rentable. Ante una diferencia como esta, surge la explicación: el de la información es un servicio público, no un negocio.

El empresario debe entender que el de su canal no es un negocio cualquiera, es de otra naturaleza, por tanto las leyes comerciales que rigen los costos,  la sintonía, la configuración  de la programación, deben ser, no las de un negocio sino las de un servicio público; y así como la actividad del empresario debe ordenarse a la naturaleza de servicio del canal, la del periodista también debe corresponder a ese objetivo. Periodista y empresario prestan un servicio público a través de la información. No trabajan para el mercado, ni para el rating, ni para una parrilla pensada comercialmente, trabajan para toda la sociedad.

La libertad que reclama el presidente del canal tiene otro sentido cuando se lee en la constitución: “La actividad periodística gozará de protección para garantizar la libertad e independencia profesional” (CN. A 73)

Se deja a un lado la finalidad de preservar el canal, o la emisora, o el periódico en cuanto negocios privados. El constituyente crea una garantía para un interés público: el derecho de la población a recibir una información libre.

Los abogados del canal entienden la Constitución como un instrumento protector de un negocio, y esta es su equivocación. Cuando defiende el derecho a la información, la Constitución está protegiendo el derecho que está en la base de los demás derechos.

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La maraña de impedimentos del fiscal

Por: Cecilia Orozco Tascón

Ser secretario general de Presidencia le pareció poca cosa a Néstor Humberto Martínez cuando Juan Manuel Santos le ofreció ese puesto honorífico. A cambio, sugirió un título acorde con su imagen: “Ministro de la Presidencia”, que derivó, en las notas de prensa, en la ególatra denominación de “súperministro”, un nombre que hizo mucho ruido aunque duró poco pues su interés real estaba centrado en un plan que ya empezaba a poner en marcha. Como en un trampolín de alta elasticidad, se retiró después de haber dividido el Palacio de Nariño entre aliados y enemigos suyos, para desarrollar la parte final de su doble agenda: de un lado, buscaba que su famoso bufete particular diera un salto cuantitativo en negocios los cuales, de todos modos, no le faltaban; y del otro, que lo eligieran en uno de los cargos públicos más poderosos del Estado: la Fiscalía General. Sus aspiraciones fueron satisfechas con lujo de resultados: su oficina de abogados pasó de ser una empresa familiar a firma asociada con una multinacional del derecho, DLA Piper. Por su parte, la Corte Suprema se hizo la ciega y la sorda ante las advertencias que hicimos unos cuantos columnistas sobre los gigantescos conflictos de interés que tenía este peculiar personaje de la vida nacional y lo eligió hasta con el voto de los magistrados decentes, doblegados por el miedo.

Ahora, el fiscal general pretende que esa corte complaciente y también de elástica moral, sea la que sentencie que él no está impedido para ser el jefe investigador del escándalo Odebrecht. Descalificándolo de manera casi infantil como “candidato político”, Martínez cree que puede acallar las evidencias irrefutables que ha encontrado el senador Jorge Enrique Robledo sobre las asesorías jurídicas que la oficina privada del fiscal, ayer dirigida por él y hoy manejada por sus hijos, les ha dado al Consorcio Ruta del Sol II y a Navelena (ver documentos 1, 2, 3, 4 y 5). Y ¡estos dos proyectos que Odebrecht quería y obtuvo para sí mediante multimillonarios sobornos constituyen el eje de la corrupción que deberá descubrir el ente dirigido por el propio Martínez! Pese a que los mismos grupos sociales que ayer homenajeaban al fiscal tildándolo de “súperministro”, hoy le hagan sordina a los graves hallazgos del senador Robledo, no será fácil que Martínez Neira se deshaga de estos con la disculpa de que él “no tiene a su cargo ninguna de las investigaciones” de Odebrecht y que, en su lugar, la competencia de los procesos están en manos de cinco fiscales “que actúan de manera autónoma e independiente”. Ni sus amigos le dan crédito a tamaña simulación.

Pero si existiera alguna duda sobre quién manda en la Fiscalía, Martínez acaba de matarla con la Resolución 1053 que firmó la semana pasada en que, por coincidencia, endurece mucho más el reglamento interno que se ingenió Eduardo Montealegre sobre las funciones de unos comités técnicojurídicos que examinan la tareas de los fiscales locales y delegados. Una sola frase para demostrar en dónde se toman y quiénes asumen las decisiones últimas en el ente investigador, versión Martínez Neira: “en estos casos (de revisión), prevalecerá lo decidido por el comité convocado por los funcionarios mencionados (directores seccionales, fiscal general y vicefiscal)”. Y añade: “el desconocimiento de una decisión adoptada y aprobada por los miembros del comité dará lugar a responsabilidad disciplinaria (por parte del fiscal de cada caso)”.

La maraña administrativa y judicial bajo la cual funciona, en la actualidad, la Fiscalía General, solo se compara con su equivalente en la vida particular de Martínez e hijos a quienes el senador Robledo les descubrió diez personerías jurídicas y 21 razones sociales distintas para el mismo bufete (ver). ¿Por qué y para qué crearon tantos laberintos públicos y particulares? Hasta donde nuestra corta comprensión alcanza, uno puede concluir que se armaron para que nadie descubra el entramado de impedimentos que enreda al fiscal.

Tomado de:El Espectador.com