Circulo de Periodistas de Bogota
¿Por qué hacer el ridículo se viraliza tan fácil? (Parte 2)

Por:

Lo que se atrevió a hacer Beatriz Fernández, socia fundadora de Crepes & Waffles, es un verdadero caso de éxito en el campo de las comunicaciones corporativas externas. Lograr desmentir una noticia falsa en plena era digital, usando el recurso más atractivo para las masas, es digno de analizar.

Hace unos 8 meses escribí en mi blog personal la primera parte de este análisis de tendencias en Internet que involucran hacer el ridículo como recurso para convertirse en contenido viral, gracias al morbo de la gente. Muchos recordarán el caso de Daneidy Barrera, más conocida como “Epa Colombia”.

Es curioso ver que después de haber sido convertida en un símbolo de burla masiva, odio, ciberacoso y envidia por ser una “guisa”, de bajos recursos económicos y por expresarse de una forma muy particular al hablar, hoy seamos testigos de un caso que contrasta por completo, pero sigue la misma línea: el odio a alguien que expresa su alegría.

Durante meses, y aún por estos días, el caso de Daneidy se hizo famoso porque las personas que expresaban su odio argumentaban que era una “ñera”, “guisa” y otros adjetivos que sirven para describir a las personas que en algunos casos viven en zonas de bajos recursos y un nivel socioeconómico que no es el mejor en Colombia.

Al comparar la situación de Daneidy con la de Beatriz, la diferencia en estos aspectos es abismal. La fundadora de Crepes debe vivir en uno de los mejores barrios del país y ser considerada por muchos como una persona “estrato 10”. Nada qué ver con las condiciones de nuestra primera figura pública.

¿Cómo empezó todo en el caso de Beatriz? En septiembre del año pasado se distribuyó rápidamente un rumor que hizo especular a los diferentes medios de comunicación y puso a pensar a más de un inversionista y empresario en la posibilidad de venta de la cadena de restaurantes Crepes & Waffles, una de las más reconocidas y exitosas de Colombia.

El chisme consistía en la posible puesta en venta de C&W, debido al divorcio entre sus dos socios fundadores, Beatriz Fernández y Eduardo Macías. Esta situación empezó a desatar problemas de comunicación interna y externa para la compañía.

Sorpresivamente, el pasado 3 de febrero apareció este video publicado en YouTube. No pasó nada extraordinario con él, hasta dos semanas después, cuando en la tarde del viernes 17 de febrero los usuarios de las redes sociales descubrieron (se desconoce quién fue el detonante) este contenido y las burlas, comentarios positivos, negativos y todas las opiniones posibles, empezaron a hacer lo suyo: convertirlo en tendencia.

De un momento a otro, se empezaron a ver estados en Facebook y Twitter haciendo referencia a la frase “mienten las mentiras”, mientras que en Twitter apareció este primer mensaje con el hashtag #MientenLasMentiras que logró encender la mecha y explotar rápidamente toda clase de frases, memes y reacciones por parte de los usuarios.

En pocos minutos, logró ocupar la posición número 1 de tendencias en Twitter Colombia. Nadie sabía cómo se había filtrado este video a través del canal de YouTube de una usuaria desconocida y no había sido publicado a través de canales oficiales de la marca o las redes sociales de su fundadora. Lo que parecía ser una simple entrevista a una empresaria, tenía un final completamente inesperado: un rap cantado por ella misma.

El ver a una mujer empresaria, con un tono muy particular al hablar y una actitud positiva, digna de Alicia en el País de las Maravillas, despertó en el país el mismo sentimiento de rechazo, apoyo y sentimientos encontrados que había logrado Daneidy con su video en Instagram.

Si hacemos el ejercicio de aterrizar este concepto a las acciones que se realizan en Crepes & Waffles en el campo de la responsabilidad social empresarial, es toda una lección de cómo una simple idea puede llevarse a la acción, a través de los ojos de una persona que parece tener un raciocinio totalmente diferente al que nos indica la realidad que vivimos en un país lleno de corrupción, robos, injusticias, desventajas y en el que la mejor opción es aprovecharse del otro.

A diferencia de la gran mayoría de líderes de nuestro país, Beatriz tiene una convicción que pocos se atreverían a poner en práctica, para ella “Liderar es ser íntegro. Y ser íntegro es construir un carácter fuerte y firme para mantenerse en la verdad, obrar con rectitud, no violencia, amor y paz interior”.

Palabras como ésas las podría decir cualquier figura pública a manera de libreto, pero en el caso de esta particular empresaria, es algo que le sale por cada poro, lo contagia, lo demuestra y lo transmite a través de todo el organismo al que ella llama empresa. Esa empresa que se vio afectada por un mal común de esta época: las noticias falsas.

No sé si haya una agencia de comunicaciones detrás de la táctica usada para desmentir la noticia, no sé si ésta deba ser una de las pocas veces en que el cliente es más creativo que la agencia, se le ocurre algo totalmente estúpido de hacer, la agencia le aconseja no hacerlo y se convierte en viral. La agencia ya debería estar preparando el caso para ganarse un par de premios.

Un comunicado de prensa escueto y aburrido no sería coherente con la vena artística, la filosofía y la forma de actuar de Beatriz, sería ir en contra de ella misma, en contra de esa obra que no venderá jamás y que para ella, sencillamente, no es una empresa, es una forma de interactuar con el entorno.

Probablemente, si Barack Obama hubiera sido quien saliera en el video, el planeta entero estaría aplaudiendo, ovacionando y enalteciendo esta acción que requiere de carácter, autenticidad, verraquera y todo lo que haya tenido que involucrarse para dar a luz algo que ninguna persona racional habría hecho.

Entender a esta empresaria requiere de imaginación, de entender que con el recurso de la música, el arte y la filosofía que ha usado por casi 40 años para mantener su empresa y dirigir los hilos de una forma increíble, también logró lo que muchos comunicadores sociales y publicistas sueñan: que un comunicado/contenido que fue pensado para convertirse en algo viral en Internet, lo termine logrando.

El video tenía unas 2.600 reproducciones el día que fue tendencia, hoy tiene 386.048 y contando.

Y no sólo eso, no fue cuestión únicamente de los usuarios. Si buscan en Google “fundadora de crepes”, verán lo que se logró ese mismo día, en apenas 4 horas: ser titular en cada sitio Web de los medios masivos más importantes el país, lo cual no se habría obtenido con un comunicado de prensa tradicional jamás. La tarea se logró, ya quedó clarísimo que Crepes & Waffles no se vende, que es mentira y que cada vez que sea necesario, Beatriz saldrá a dar cátedra de la forma más inesperada para defender su obra de arte más preciada.

El “call to action” o llamado a la acción con el cual cierra la canción, es también una pista de cómo ella logra convertir palabras en hechos y acciones. Les dijo a todos los medios “Hagan la noticia, rieguen la noticia, hay buenas noticias: no se vende…”

Los medios siguieron sus indicaciones al pie de la letra.

(Si la forma de hacer país y empresa que necesita Colombia es apoyando a mujeres soñadoras que hagan videos cantando y sonriendo, me apunto).

Tomado de la sección Tecnósfera de El Tiempo.com

Los 10 consejos de Michael Moore para deshacerse de Donald Trump
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«Haga estas 10 cosas y Trump estará jodido o terminará quemado», o algo parecido, es lo que recomienda desde su página de Facebook el documentalista Michael Moore, azote de los políticos norteamericanos en las últimas décadas y, en especial, del nuevo presidente, el republicano Donald Trump.

El cineasta, galardonado con un Óscar y un Emmy, autor de Fahrenheit 911 o Bowling for Columbine, ha ordenado sus ideas, su plan para que la legislatura del magnate no dure los cuatro años habituales, y ha lanzado un mensaje viral a los ciudadanos de EEUU en el que llama a “derrotar a todos los políticos que no están con nosotros que somos la mayoría”, empezando por Trump y su incendiario equipo.

La entrada es prácticamente una continuación de los consejos que ya dio para abordar los primeros días de la nueva etapa del país con el nuevo inquilino de la Casa Blanca como vencedor de las elecciones de noviembre pasado.

Estos son los 10 puntos que recomienda Moore, que ya han sido compartidos más de 5.000 veces y superan los mil comentarios en Facebook.

 

1.- Llame todos los días al Congreso

“Sí, ¡usted!”, se dirige directamente al lector de su entrada. Tras el ánimo, facilita el trabajo y deja el número 202-225-3121, el del Congreso. “Sólo le llevará dos minutos. Conviértalo en parte de su rutina diaria, una de esas cosas que hace todas las mañanas sin pensar”, aconseja. Y enumera como un rosario: «Levántese, cepíllese los dientes, saque al perro (o mire al gato), haga café y llame al Congreso».

Su idea es que los ciudadanos incordien a los senadores y diputados que cada uno votó en su estado y les reclamen que peleen contra Trump y sus políticas. “Estos políticos se asustan y piensan que tienen un problema con 10 llamadas. ¡Imagínese que reciben 10.000!”, alienta.

 

2.- Vaya al Congreso una vez al mes

“Para agregar más presión, ¡preséntese! Su representante tiene una oficina local en su ciudad o cerca. Vaya y pida hablar con su asesor sobre los temas que enfrentamos”, añade Moore.

 

3.- Arme su propio equipo de respuesta rápida

“Usted y cinco o hasta 20 amigos y familiares deben formar este equipo. Téngalos a todos listos para cuando los necesitemos, como lo hicimos en los aeropuertos una hora después de que Trump firmara la prohibición a los musulmanes”, recomienda.

 

4.- ¡Súmese, súmese, súmese!

“Ya sabemos que es hora de ser parte de algo más grande, así que unámonos a uno de nuestros grandes grupos nacionales”, señala. Además del consejo, da nombres de organizaciones con las que está en sintonía: Planned Parenthood, ACLU, Black Lives Matter, Democratic Socialists of America…

(Puedes seguir leyendo tras la foto…).

marcha mujeres

 

5.- La marcha de las mujeres nunca termina

Moore recuerda que la gran marcha de mujeres en Washington del pasado enero movilizó a gente que nunca antes había salido a la calle a protestar. Aquel acto, remarca, inspiró a millones de personas. “Un grupo de amigos y yo hemos creado el calendario de resistencia donde se pueden saber todas las acciones que se llevan a cabo en cada ciudad. Es muy importante seguir protestando y ser visibles”, abunda.

 

6.- Tome el control del Partido Demócrata

Moore recuerda que ya van dos veces que el partido que representaba Hillary Clinton gana el voto popular sólo para poner en el Casa Blanca a un presidente republicano. “El viejo liderazgo se debe ir”, reclama. «Si no, estamos condenados».

 

7.- Ayude a formar regiones azules de resistencia

“Si usted vive en un estado azul (o sea, mayoritariamente demócrata), muéstrele al resto de Estados Unidos cómo es vivir sin Trump”, anima.

 

8.- Postúlese

“Yo sé que eso es lo último que usted quiere hacer, pero si le dejamos el puesto a los políticos patéticos, ¿qué derecho tendremos luego para quejarnos?”, se cuestiona.

 

9.- Conviértase en un medio de comunicación

“Deje de quejarse de la prensa, deje de desear que sea algo que en realidad no es. Emprenda su propio imperio mediático, compartiendo en las redes sociales el trabajo de los periodistas que sí trabajaban bien”, aconseja.

 

10.-Únase al ejército de la comedia

“El talón de Aquiles de Trump es su piel, extremadamete fina. No aguanta las burlas. Así que todos debemos burlarnos de él”, es el último consejo de la lista de Moore. “Y hagamos que Trump se joda otra vez”, concluye, haciendo un juego de palabras con el lema de campaña del magnate, ese que lucía siempre en su gorra roja: “Hagamos grande a América otra vez”.

Tomado de:El Huffington Post.

Predicciones

Por: RICARDO SILVA ROMERO


A fuerza de premios inesperados, a golpe de discursos encendidos, será claro que la mayoría de Estados Unidos no va a descansar hasta que Trump no se resigne a gobernar.


Donald J. Trump recorrerá la Casa Blanca, en el rol del villano que define “noticias” como “lo que yo diga”, bajo los compases de la marcha imperial de ‘Star Wars’; luego se echará sobre los hombros su bata de loco mullido; marcará él mismo el número de la cocina, #666, como pidiendo al ‘room service’ el ‘meat loaf’ que tanto le ha gustado en este mes de presidencia; y entonces, rodeado de ‘excelent people’, se sentará en algún sofá histórico –a la mano un teléfono como un revólver para tuitear– a ver la ceremonia de los Óscar. Trump lleva cuatro años tuiteando pesadeces sobre el show como cualquier tuitero impune: “estos premios son un chiste igual que nuestro presidente”; “fue una gran noche para México y por qué no: están saqueando a los Estados Unidos más que cualquier otra nación”; “tendría que presentar yo los Óscar para revivirlos”. Pero esta vez será peor porque esta vez será todo sobre él.

Sobre su calculado desprecio por los lugares comunes de los liberales. Sobre su misoginia, su xenofobia, su homofobia. Sobre su descubrimiento, de fascista reciclado, de que el ejercicio que preserva el poder no es gobernar, sino vivir en campaña; no es hacer política, sino propaganda: “¡este show no solo es terrible sino aburrido!”, tuiteó a las 11:02 p. m. durante los Óscar de 2015.

Como dijo el comandante Horace Frank, cabeza de las fuerzas contraterroristas de Los Ángeles, la alfombra roja de este domingo no solo se verá pisoteada por las víctimas del discurso incendiario de Trump, sino sobre todo por los extremistas de la ultraderecha que desde la campaña del año pasado se han sentido llamados a someter a una minoría que hace décadas se volvió una mayoría: porque allá adentro, en el Teatro Dolby, Hollywood en pleno pondrá en escena el discurso fundamental de la democracia –la democracia, de hecho, es en esencia ese discurso sobre la inclusión, sobre la igualdad, sobre la justicia– con dramatismo e histrionismo porque en apenas un mes ha quedado comprobado que si algo ofende al presidente magnate es ver su show parodiado, ridiculizado, opacado por un mejor show.

Se le imitarán la desvergüenza, las manos arriba, el peluquín que es peor que un peluquín porque es real. Se le reivindicará en la cara, pues todos sabemos que estará pegado a la pantalla, la épica milagrosa de los inmigrantes, la historia de un desierto convertido en universo a punta de extranjeros y de razas. Y él no podrá aguantarse las ganas de exclamar “¡injusto!” o “¡triste!” o “¡deshonesto!”.

Será claro que esta nueva generación de consagrados por sí mismos –la generación que le da los Grammy a Adele en vez de a David Bowie– pretende jubilar por la vía de los premios a genios como Allen o Scorsese o Spielberg, pero al menos reconoce, así sea a medias, que hay algo irrepetible en el dolor católico de ‘Manchester junto al mar’ o que la agotadora ‘Toni Erdman’ ha descubierto una clase de belleza. Ganará la ingeniosa ‘La La Land’, que no es una comedia anacrónica sobre la aspiración de serle leal al amor, como Cantando bajo la lluvia, sino una tragedia de hoy sobre la inevitabilidad de servirse a uno mismo. Pero a fuerza de premios inesperados, a golpe de discursos encendidos que poco convencerán a los trumpistas, será claro que la mayoría de Estados Unidos no va a descansar hasta que Trump no se resigne a gobernar.

Si uno revisa sus viejos tuits de loco suelto, poco a poco va comprendiendo que, cuando solo era una celebridad, Trump renegaba de los Óscar porque no eran sobre él: el domingo va a odiarlos a muerte por lo contrario, sí, y dirá que Hollywood es un animal moribundo de espaldas a “la gente”, y vaya un saludo a todos aquellos que pensaron que Hillary Clinton y él eran lo mismo.


Ricardo Silva Romero

www.ricardosilvaromero.com

Tomado de:Eltiempo.com

Precisión, lenguaje y periodismo

A los y las periodistas jóvenes les sugiero adoptar esas visiones hoy reconocidas mundialmente si desean desarrollar enfoques justos y modernos.

Un abordaje preciso y no sexista de las noticias es hoy un requerimiento absolutamente indispensable para comunicadores y periodistas. Desafortunadamente, sé que muy pocas facultades de periodismo o comunicación, por no decir ninguna, tienen cátedras de género durante la carrera. Y hoy quiero insistir sobre la importancia de la precisión en el vocabulario utilizado para ciertos temas sensibles culturalmente. Y lo quiero hacer porque a veces esta precisión es capaz de cambiar actitudes o imaginarios y mentalidades del público. Por lo reducido del espacio, les daré solo algunos ejemplos.

En cuanto a la interrupción voluntaria del embarazo (IVE), en lugar de hablar de bebé o de niño es imprescindible precisar que durante el primer mes se trata de un embrión y que un embrión mide cinco milímetros; al tercer mes, se trata de un feto y, de hecho, antes del embrión se habla del zigoto. O sea, zigoto, embrión y feto, y solo al nacer se trata de un recién nacido, un bebé, un niño o una niña. Esta es una precisión que tiene enormes consecuencias jurídicas.

Otro ejemplo: cuántas veces he leído en la prensa títulos así: ‘Aumento en Colombia del abuso sexual contra niños y menores de edad’. Leyendo el artículo se descubre que la gran mayoría de estos abusos sexuales son contra niñas. Me parece de una enorme importancia saberlo. Y después dirán que el enfoque de género es una ideología malsana y perversa.

Ahora bien, hablemos de prostitución, otro asunto en el cual el vocabulario es revelador e importante para entender mejor las implicaciones de políticas públicas o leyes relativas al tema: ¿qué conceptos o denominaciones encontramos en artículos dedicados a esta materia? Se habla hoy de trabajadoras sexuales, de personas en situación de prostitución o personas explotadas sexualmente.

Cada uno de estos términos o calificativos remite a imaginarios culturales y tiene consecuencias en la vida de estas mujeres. De hecho, existen enormes y significativas diferencias entre la denominación de ‘trabajadora sexual’ y la de ‘persona explotada sexualmente’. Mientras esta última expresión protege y apoya a las víctimas, previniendo la explotación sexual y criminalizando a proxenetas, la expresión ‘trabajadora sexual’ remite a una perspectiva de los Estados que despenaliza el proxenetismo y considera la prostitución un trabajo que, de alguna manera, dignifica a las mujeres, borrando la explotación y las distintas violencias que ejercen sus abusadores; es decir, el que paga por sexo o el que se beneficia de la vulnerabilidad de estas mujeres, adolescentes, niñas, gais y trans.

Por el contrario, con la expresión ‘ personas explotadas sexualmente’, o ‘personas en situación de prostitución’, se reconoce que la prostitución es una violencia basada en el género y otras formas de discriminación ejercidas por quienes pagan por sexo (hombres, 99 %), mientras que cuando hablamos de trabajadoras sexuales se considera normal que mujeres, niñas, adolescentes u hombres gais estén a disposición para satisfacer las necesidades de hombres que pagan por sexo. En este sentido, no hay que dudarlo, la expresión ‘ trabajadoras sexuales’ es una perversión de los Estados.

Todo esto habla de saber emplear los términos adecuados. A los y las periodistas jóvenes que tienen por misión dar cuenta de la realidad con precisión, les sugiero adoptar esas visiones hoy reconocidas mundialmente si desean desarrollar enfoques justos y modernos.

Florence Thomas
* Coordinadora del grupo Mujer y Sociedad

Tomado de. elespectador.com 
BLANCO Y NEGRO LOS CORRUPTOS INOCENTES

Era absolutamente necesario aplicar correctivos urgentes a la corrupción que se apodera de los dineros públicos y privados en Colombia. Esa que aparece por todas partes, esa que se hereda de un gobierno a otro, de una sociedad a otra. Esa corrupción que se ve por todas partes, esa de la que denuncian unos, para tapar la propia. Esa misma que enriquece a políticos, funcionarios, grupos y comunidades. 

Podría decirse que los corruptos se escudan en otras corruptelas, reales o prefabricadas, para ocultar sus fechorías. Así lo apreciamos en la actualidad.

Da risa ver cómo se manejan las redes, los 170 caracteres, los trinos y ciertos dudosos medios, para denunciar hechos de corrupción, cuando ellos mismo se han apoderado de lo nuestro. Cuando aparece un escándalo que toca a algún “prohombre” o grupo, se busca otro alboroto para opacar esas culpas. Lo hemos visto claramente con los sobornos de Odebrecht. Inicialmente resultó inmersa en estos, la campaña uribista, con su candidato, Zuluaga a la cabeza. Se comprobó que viajó a Brasil y, que desde antes, cuando el ex presidente Uribe estaba en el poder, el propio Odebrecht entraba a la Casa de Nariño. Hábilmente se valieron de unas declaraciones –rectificadas casi de inmediato- de Bula, para amar el alboroto y acusar a la campaña Santos, de recibir un millón de dólares de los brasileros. Olvidamos que Uribe, acusó a la misma campaña de haber recibido 12 millones de dólares, sin prueba alguna. A la gente se le olvida, pero hay que refrescar esas neuronas.

Y con los trinos del convaleciente y su bien armada red, se tapa el viaje de Zuluaga y sus “diligencias” en Brasil.

Entre tanto la corrupción reina. El caso de la Guajira, es apenas una muestra gratis de lo que acontece. A tiempo el gobierno trata de poner punto final a esto que se ha convertido en costumbre. Una medida acertada, es quitarle el poder de negociación a quienes manejaban los dineros públicos en las regiones. Puede ser que algo se logre. La realidad es que quienes gobiernan ese departamento, deberían renunciar. Pero el verbo renunciar desapareció de nuestro diccionario, porque los corruptos pasan por inocentes y, ejercen como acusadores. Esa es nuestra dura realidad.

BLANCO: El “Tigre” Falcao, está afilado para nuestro próximo partido.

NEGRO: Las avalanchas que se llevan pueblos y caseríos, son producto de la minería ilegal y

la deforestación, que no controlamos.

8 de marzo: ¡Nosotras paramos!

por: Catalina Ruíz-Navarro


 

Imaginen que de un momento a otro desaparecen todas las mujeres: el mundo, como lo conocemos hoy, colapsaría. Y no porque los hombres sean del todo inútiles o las mujeres imprescindibles, sino porque es el trabajo invisible de las mujeres lo que sostiene la economía en todas las sociedades humanas.

Lo primero que causaría el gran colapso es la división por género del trabajo. Las mujeres hacemos casi todos los trabajos de cuidado y crianza, somos las profesoras, las enfermeras, las secretarias, todos campos mal pagados y poco apreciados, pero sin los cuales no funcionarían ni las empresas, ni los hospitales, ni los colegios. Claro, habría médicos (cuyos pacientes morirían en el quirófano porque nadie desinfectó la mesa ni les pasó el bisturí) y jefes (que no tendrían ni idea de cómo funciona la oficina en realidad) y ni hablar de los bebés y los ancianos, que no durarían vivos más de dos días sin profesoras y enfermeras. También está el trabajo doméstico, que casi en su totalidad, en el mundo, está realizado por mujeres (usualmente de bajos recursos) y sin el cual nuestras vidas y rutinas laborales sencillamente no funcionan. No hay mujer exitosa (ni hombre) que no haya construido esos éxitos desde el privilegio de poder delegar en otra mujer (empleada, madre, abuela) el funcionamiento de un hogar.

Pero incluso las mujeres que pueden pagar por estos oficios dedican, en promedio, 30 horas más a la semana que los hombres al trabajo doméstico. Mientras tanto, ellos duermen, descansan y hasta ven televisión. En México, que es un país bastante similar a Colombia, según datos del INEGI, las mujeres trabajan en total 20,6 % más horas que los hombres, si se contabiliza el trabajo realizado dentro y fuera del hogar. Además, las mujeres dedicamos el 65 % de nuestro tiempo a labores no remuneradas en el hogar, que no incluyen prestaciones, ni reconocimiento ni protección. Y a esto se suma el trabajo reproductivo (un embarazo también es trabajo, y en el parto muchas mujeres arriesgan su vida, aunque los héroes de las naciones sigan siendo los soldados). Se suma el trabajo emocional de escuchar y consolar a todas las personas (pero especialmente los hombres) a nuestro alrededor. Algo por lo que un psicólogo cobra, por hora.

Si les dijéramos a los hombres que van a trabajar 30 horas diarias a la semana sin que esto se vea remunerado y que les vamos a pagar con besos y abrazos, serenatas y dándoles las gracias, se reirían en nuestra cara. Nos dirían: ¡es esclavitud! Y tendrían razón. Lo es. Y doblemente cruel, pues es una forma de esclavitud de la que las mujeres no pueden renegar pues supuestamente es “su lugar natural” (como cuando decían que los esclavos negros estaban hechos para los trabajos pesados porque “son más fuertes”) y porque se nos tacha de malvadas o malagradecidas si no hacemos de buena gana y con perfecta abnegación todos estos trabajos que se invisibilizan económicamente con el cuento del amor.

Nuestros derechos sociales y políticos no pueden disfrutarse si no tenemos derechos económicos. Gloria Steinem dice que la actividad económica internacional es como ese mito del mundo y la tortuga: el mundo entero se sostiene sobre la caparazón de una tortuga sin ser consciente de su existencia. Las mujeres somos esa tortuga, sosteniendo el mundo con una actividad económica invisibilizada y usualmente sintiendo culpa por no poder cargar más peso. La figura sirve para mostrar que las mujeres, históricamente y alrededor del mundo, hemos estado en una situación de esclavitud, pero que además nos han hecho creer que esa esclavitud es nuestro lugar en el mundo y que, además, nos tiene que gustar. Si vamos a hablar de acabar con la desigualdad, empecemos por destapar esa esclavitud, velada, subrepticia, endulzada con miel en la que viven la mayoría de las mujeres en el mundo. La esclavitud invisible que aún no somos capaces de abolir.

Este 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, #NosotrasParamos, las mujeres del mundo nos unimos y nos organizamos para mostrar nuestra fuerza en un grito común. Paramos todo: el trabajo que nos pagan y nos reconocen y el que no, porque el mundo tiene que darse cuenta de que no funciona sin nosotras. Esta columna es una invitación para que todas las colombianas que puedan hacerlo se unan al paro, para que las mujeres que están en puestos directivos o de poder lleven el paro a sus lugares de trabajo. Juntas podemos cambiar el sistema, juntas podemos hacer temblar la tierra.

Tomado de: Elespectador.com

Paz y corrupción

Curiosamente, al fiscal Martínez unos lo acusan de buscar favorecer al Presidente y otros, de tratar de minar su credibilidad, no siendo cierto ni lo uno ni lo otro.

El pasado lunes 20 se cumplieron quince años del día en que el entonces presidente Pastrana puso fin a las negociaciones de paz del Caguán, cuando las Farc desviaron un avión de Aires para secuestrar al senador Jorge Eduardo Géchem. Recuerdo esa noche porque me encontraba en el teatro Colón, en compañía del expresidente López Michelsen. Cuando el presentador interrumpió el evento para anunciar la ruptura, el salón estalló en aplausos en típica actitud emocional.

Cuántas cosas pasaron desde entonces. Cuántos policías y soldados muertos inútilmente. Cuántas víctimas civiles en actos terroristas, incluido el de El Nogal. Cuántos guerrilleros, jóvenes colombianos enterrados como NN. Cuántos secuestrados o muertos en cautiverio, como el mayor Guevara, el cabo José Norberto Pérez, el exministro Gilberto Echeverry y el exgobernador Guillermo Gaviria, ¡entre tantos otros! En medio de la confusión actual, muchos parecen no entender la importancia del cese del fuego que impedirá que mueran más colombianos.

Corrupción, paz, reformas políticas son temas que se miran con demasiada superficialidad y total ausencia de sentido crítico. Es cierto que el caso de Odebrecht ha puesto al descubierto el dañado y punible ayuntamiento entre contratistas y políticos deshonestos. Pero como lo señaló Gabriel Silva en su columna, pocos países como Colombia en los últimos 25 años han procesado y llevado a la cárcel a tantos altos funcionarios.

Ahora otra vez está de moda hablar de la ‘cruzada anticorrupción’. Y, obviamente, también se buscan réditos políticos. El ambiente está dado para propuestas facilistas y populistas, como la de reducir el sueldo de los congresistas o limitar el periodo de los parlamentarios. El sueldo nada tiene que ver con la corrupción. Congresistas como Robledo o Navarro llevan varios periodos y son un ejemplo para seguir. Bula apenas estuvo pocos meses como senador.

Lo que hay que hacer es permitir que, sin presiones, las autoridades judiciales hagan su oficio. La Fiscalía General, en poco tiempo, llevó a la cárcel a tres de los implicados y sigue su labor investigativa.

Los ciudadanos tienen que entender que en ocasiones la celeridad atenta contra la eficacia y el debido proceso. La remisión al Consejo Electoral de la declaración de Bula, para el asunto de la probable violación de los topes, no puede impedir que el ente acusador siga haciendo su trabajo de investigación. Curiosamente, al fiscal Martínez unos lo acusan de buscar favorecer al Presidente y otros, de tratar de minar su credibilidad, no siendo cierto ni lo uno ni lo otro. Hay que darle sus tiempos a la justicia.

Para descalificarlo, se ha pretendido encontrar prematuramente una causal de impedimento asociada a su actividad profesional anterior. Las causales de impedimento (amistad íntima, enemistad grave, interés en los resultados del proceso) son taxativas y no pueden deducirse por presunción. En primer lugar, en el caso del titular, la causal de impedimento se presentaría cuando él deba asumir directamente la investigación. Y en segundo lugar, cuando en el proceso surja expresamente el hecho que la origine. No antes.

He sido y soy un convencido de la bondad del proceso de paz y de la forma como se está manejando. Pero no puede establecerse una relación entre algunas objeciones que pueda tener el Fiscal, la mayoría salvables, y su decisión de comunicar lo que hasta entonces le señalaban sus funcionarios en relación con el caso Odebrecht, que apenas comienza a desentrañarse. Se olvida que Martínez Neira tiene como su segunda de a bordo a nadie menos que María Paulina Riveros, gran jurista que estuvo prácticamente todo el tiempo en La Habana durante el proceso de negociación.

No cabe duda de que el Fiscal, conociendo el antecedente del 20 de febrero del 2002, y por la vía del consenso, facilitará que cuanto antes el Congreso dé vía libre a la Jurisdicción Especial para la Paz, columna vertebral del proceso.


Alfonso Gómez Méndez

Tomado de: eltiempo.com 
¿Quién les mete miedo a los militares?

En su artículo «Los miedos de los militares a la JEP (Justicia Especial para Paz), El Espectador reveló ayer que oficiales retirados de las Fuerzas Militares, encabezados por el amargado general (r) Jaime Ruiz Barrera y por exministro de Defensa de los años 80, Rafael Zamudio, entre otros, tienen lista una carta para el Jefe de Estado con el fin de expresarle las “dudas que ponen en peligro su seguridad jurídica”. Se refieren al proyecto que se tramita en el Senado sobre el sistema judicial transicional con que se juzgará a los hombres armados del Estado que cometieron delitos de guerra, sistema que supone mayores ventajas para los procesados que el que rige en la Corte Penal Internacional (CPI). Después de unas declaraciones tajantes del exministro Yesid Reyes a la W en que despejaba las mentiras (“el artículo 28 de la CPI no va”) que generaron la comunicación escrita, se abortó el envío del documento que amenazaba con convertirse en un acto de grave insubordinación puesto que se conoció que había una segunda “carta de renuncia de los altos mandos”, es decir, en servicio activo.

La pregunta que surge, entonces, no es: ¿cuáles son sus miedos?, pues es obvio que los militares le temen al rigor de una corte de carácter supranacional fuera del alcance del manoseo local. El interrogante es: ¿quién les mete miedo? Y el subsiguiente cuestionamiento es: ¿con cuáles propósitos? No son sanos, en todo caso. No de otra manera se entiende que la cúpula de los generales en retiro, cuya extensión en materia de Inteligencia le permitiría enterarse de lo que deseara, haya estado tan mal informada. Alguien (¿un exviceministro conspirador, profesional frustrado y extremista de derecha o un alto funcionario judicial?) los convenció de que si se aprueba la JEP, automáticamente los uniformados con líos penales comparecerán ante un tribunal de abogados de la izquierda mundial unida, que los juzgará según el dichoso artículo 28 de la CPI.

¡Qué vergüenza! Los poco valientes retirados, muertos de pánico, creyeron los cuentos que les llevaron y ni siquiera se tomaron el trabajo de comparar el texto del artículo de la CPI que los escandaliza, con su similar —que no igual— del proyecto redactado en el propio Ministerio de Defensa y bajo la batuta del general Juan Guillermo García Serna, abogado experto en derecho de los Derechos Humanos y quien, por tanto, sabe cómo ajustar el sistema judicial que se aplicará aquí, con los estándares internacionales de justicia exigidos en el mundo y en Colombia, gracias a las firmas de Andrés Pastrana y Álvaro Uribe quienes ahora critican como si no tuvieran nada que ver. Para empezar, mientras que el artículo 28 es imperativo en el sentido de que “el jefe militar… será penalmente responsable por los crímenes cometidos por fuerzas bajo su mando y control efectivo…”, en el artículo transitorio 23 escrito en el Ministerio de Defensa se lee que “para la determinación de la responsabilidad del mando… se aplicará el Código Penal colombiano, el Derecho Internacional Humanitario como ley especial y las reglas operacionales de la Fuerza Pública…”. Es decir, que el derecho interno primará sobre el externo y, para mayor gusto de los uniformados, se limitará la determinación de la responsabilidad del mando de tal manera que “no podrá fundarse exclusivamente en el rango, la jerarquía o el ámbito de jurisdicción”. Hay muchos otros condicionamientos allí, tantos, que la fiscal de la CPI y Human Rights Watch han advertido que muchos crímenes de lesa humanidad quedarán impunes. Por ejemplo, los atroces falsos positivos. Sergio Jaramillo lo sugirió en la W y no le pararon bolas: este lío que habría terminado en un atentado contra la democracia es armado por políticos pescando en río militar. ¿Quiénes son? Los de siempre.

Entre paréntesis.- Desviaciones de los sesgos ideológicos: los militares firmantes de la carta al presidente, dicen que no les da “mayor garantía” la presencia de dos juristas internacionales en la comisión que elegirá a los magistrados de la JEP: el peruano Diego García Sayán y el argentino Juan E. Méndez. García-Sayán, hijo de quien fuera canciller, fue, a su vez, ministro de Justicia y de Relaciones Exteriores de su país; educado en colegio católico y universidad pontificia, es sospechoso en la Colombia militarista por haber sido presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Juan E. Méndez se graduó en una universidad católica de Mar de Plata y trabajó en una iglesia de esa religión, en Illinois; Fue profesor de Derecho del Washington College of Law y ha impartido clases en Georgetown, John Kopkins y Oxford. No es bienvenido por haber representado a trabajadores y presos políticos. En contraste, el abogado Jesús Orlando Gómez, asesor del Ministerio de Defensa y quien revisó y dio su visto bueno al artículo 23 que hoy desconoce en sus entrevistas radiales, es el cónyuge de la cuestionada magistrada activa a pesar de su periodo vencido en el Consejo de la Judicatura, Julia Emma Garzón. Ella estuvo involucrada en el carrusel de pensiones cuando le hizo subir a una amiga suya la mesada pensional de $2,9 millones a 11,5 %. El mismo Gómez – que posa ahora de gran jurista hizo pasar su pensión de $2 millones, 100 mil pesos, a $20 millones, 300 mil, por fallo del Consejo de la Judicatura en que trabaja su señora. Buena perspectiva: mientras contratan a este colombiano de polémica conducta, objetan a dos grandes figuras del derecho internacional.

Tomado de: elespectador.com 
Le creo a RCN. Y a Pirry

Los archivos de canales y programadoras están llenos de telenovelas, series y otras producciones pospuestas o canceladas a última hora.

Es difícil no reflexionar sobre el episodio en el cual se han visto envueltos el alicaído Canal RCN y el intrépido Pirry, quien después de un año sabático –financiado en parte por ese canal– vio cómo se frustró su regreso a sus aventuras periodísticas.

Con renovados bríos, Pirry estaba trabajando en una propuesta que fue bien recibida en el canal, que por cierto ha sido su casa desde 1999 y donde, como él mismo lo reconoce, nunca ha sido censurado. El malogrado proyecto no solo era un programa para pantallas de televisión, sino que se complementaba con contenidos digitales; un plan muy ambicioso. Durante varias semanas armó un equipo de más de 20 personas, con el cual realizó un piloto –un programa de prueba– que en términos generales recibió el visto bueno del canal.

Así las cosas, a finales del año pasado se decidió que el programa empezaría a emitirse en la última semana de enero, pero unos días antes Pirry recibió un mensaje de texto donde le notificaron que el proyecto se cancelaba y lo citaron a una reunión en la sede del canal, en la que le confirmaron el triste desenlace. ‘Game over’. A esas alturas ya habían empezado a rodar los rumores entre periodistas y las conjeturas en redes sociales acerca de los supuestos motivos que llevaron a la suspensión del programa.

La teoría más taquillera es la presunta presión ejercida por Mauricio Lizcano, presidente del Senado, para impedir que se divulgara una investigación que lo involucraba a él y a su familia con la adquisición irregular de unos terrenos en Risaralda, tesis que, desde luego, es negada tanto por el congresista como por el canal. A su vez, Pirry no desmiente ni confirma la versión y cuando le pregunté si se sentía censurado me dijo que en realidad se sentía “desconcertado” por ese cambio de parecer de las directivas del canal.

En este punto hay que decir que, si bien esta fue una decisión abrupta, no es la primera vez que una empresa de televisión aborta un proyecto en vísperas de sacarlo al aire. Los archivos de canales y programadoras están repletos de telenovelas, realities, series y otras producciones que han sido pospuestas o canceladas a última hora por cuestiones de dinero, tiempo, rating, etcétera. Teniendo en cuenta el alto presupuesto que requería cada programa de Pirry, y considerando la relación costo/beneficio, tiene cierta lógica que el canal haya preferido dejar quieta la parrilla, con los espacios actuales, mucho más baratos de producir. Sobre todo ahora, con la crisis generada por la caída de la pauta publicitaria.

No soy el más ferviente defensor de RCN, pero creo que en esta ocasión algunos quieren hacer leña del árbol caído. Y aunque hasta hoy ninguno de los afectados con la cancelación del proyecto está en capacidad demostrar que en efecto se trató de un acto de censura, lo cierto es que este episodio solo ha dejado perdedores; empezando por la audiencia, que se quedó sin un programa periodístico que en el pasado reciente ha contado con el respaldo de los televidentes.

Desde luego, también pierden Pirry y su equipo, que quedó a la deriva; aunque el canal les cumplirá el contrato inicial hasta finales de marzo. Así mismo, perdió RCN, pues el manejo errático que le dio a la situación alimentó las especulaciones alrededor del tema. Por otra parte, perdió la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), pues me parece que su presidente se precipitó al demandar por censura a Lizcano, sin una prueba contundente.

Como si fuera poco, en este tipo de situaciones suelen aparecer oportunistas que, tras una fingida solidaridad, solo buscan saldar cuentas con un tercero. Esta vez no han faltado quienes quieren vengarse soterradamente del canal o sus directivas.

Quizás estoy pecando de ingenuo, pero en esta oportunidad le creo a RCN. Y a Pirry.

@Vladdo

Tomado de: eltiempo.com 
Los presidentes estadounidenses y la prensa
Getty Images AFP

Los han manipulado, usado y criticado: muchos presidentes de Estados Unidos han tenido una complicada relación con los medios de comunicación. Pero ninguno la había acosado hasta ahora como Trump. Un panorama.

Thomas Jefferson: «Lo que dicen los periódicos, ya no puede creerse”


En 1787, Thomas Jefferson, el tercer presidente de Estados Unidos, dijo: «periódicos sin Gobierno son mejores que un Gobierno sin periódicos”. Su contemporáneo James Madison está considerado el «padre de la Constitución”, en la que la libertad de prensa está anclada como derecho fundamental. Más tarde, cuando Jefferson ya era presidente, comenzó a criticar a los periódicos. «Eso es fácil de explicar”, dice el historiador Norbert Zinsch: «En la época de Jefferson se desarrolló el sistema de dos partidos en el país y con ello una prensa alineada con uno u otro. Los periódicos de los federalistas, más bien conservadores, criticaban mucho a Jefferson y este debió defenderse con los periódicos que lo apoyaban”. No obstante, Jefferson defendió la libertad de prensa hasta su muerte.

Abraham Lincoln: «La opinión pública lo es todo»

Abraham Lincoln, el 16º presidente de Estados Unidos, sabía qué poder tienen los medios de comunicación. A diferencia de Obama y Trump, sin embargo, supo aprovechar la difusión masiva de los periódicos. En 1859, durante la campaña electoral, llegó incluso a comprar el periódico de habla alemana «Illinois Staats-Anzeiger”, para asegurarse los votos de los inmigrantes alemanes. Según el historiador norteamericano Harold Holzer, Lincoln fue un maestro en la manipulación de la prensa. A los periodistas «amigos” les daba información. A los «menos amigos” trataba de conquistarlos. Más de uno terminó incluso en la cárcel. «En estos tiempos y en este país, la opinión pública lo es todo”, llegó a decir Lincoln, «con ella nada puede fracasar; contra ella, nada puede lograrse”.

John F. Kennedy: «Un arma impagable»

Los periodistas le preguntaron un día a John F. Kennedy si seguía leyendo muchos periódicos. Kennedy respondió que era incómodo leer notas poco halagüeñas, pero que la prensa era «un arma impagable para la presidencia, para controlar qué está sucediendo en el Gobierno”. Y agregó: «Así me entero de muchas más cosas”. John F. Kennedy fue también el primer presidente que recurrió exitosamente a apariciones en televisión para comunicarse con la población. Solo su primera conferencia de prensa en televisión fue vista por 65 millones de espectadores.

Richard Nixon: «La prensa es el enemigo»

Ya mucho antes que Trump, otro presidente calificó a la prensa de «enemigo”: Richard Nixon. No públicamente, sino en una conversación telefónica con Henry Kissinger. El enfrentamiento entre los medios y Nixon alcanzó su apogeo con el caso «Watergate”. En 1973, los periodistas Carl Bernstein y Bob Woodward informaron en el «Washington Post» acerca de la entrada ilegal de personal de Nixon en el cuartel general del Partido Demócrata, con el objetivo, entre otros, de colocar micrófonos ocultos. Woodward y Bernstein recibieron el Premio Pulitzer. Nixon dimitió en 1974 bajo masiva presión, como primer y hasta ahora único presidente norteamericano en retirarse prematuramente.

Ronald Reagan: «Cada presidente intenta utilizar la prensa en su provecho»

Lo llamaban «el gran comunicador”. El exactor Ronald Reagan fue un maestro de la puesta en escena. «Sus apariciones en televisión eran cuidadosamente preparadas, siempre había banderas estadounidenses en el fondo y todos los periodistas presentes simpatizaban con sus ideas”, dice Finzsch. «Cada presidente intenta utilizar la prensa en su provecho», dijo Reagan poco antes del fin de su mandato. Los medios de comunicación cuidan de que les vaya bien «y un presidente también debe cuidar de sí mismo”.

Barack Obama: «Siempre tuvimos el mismo objetivo»

Twitter, Facebook, Instagram, Youtube, Snapchat: ningún otro presidente recurrió a tantos canales para dirigirse a los ciudadanos norteamericanos. Obama se ganó las simpatías de muchos los jóvenes con presentaciones en «late-night shows” y entrevistas con estrellas de Youtube. Hasta el último día recurrió virtuosamente a los medios sociales. Su relación con los medios tradicionales no era tan distendida. En 2015, un análisis de Associated Press dio como resultado que nunca antes había sido limitado tanto el acceso a información como durante el Gobierno de Obama. En noviembre de 2016, Obama dijo, en relación con los medios: «Sé que siempre tuvimos el mismo objetivo: anclar nuestra comunicación pública en la verdad”.

Donald Trump: «El enemigo del pueblo norteamericano»

Donald Trump está peleado con los medios y prefiere «hablar directamente con el pueblo”. Trump dice que la prensa está «completamente fuera de control” y que no dice la verdad. Pero, él mismo no cesa de afirmar cosas que luego demuestran ser falsas. ¿Es el comportamiento de Trump singular en la historia de Estados Unidos? Sí y no, dice Norbert Finzsch: «La táctica de evitar a los medios de comunicación, rodearse sólo de periodistas incondicionales y pasar información solo selectivamente no es nada nuevo”. Es la estrategia estándar de la Casa Blanca desde Richard Nixon. También George W. Bush y Barack Obama la practicaron, agrega. Pero, «lo nuevo es que la prensa es ahora definida públicamente como el enemigo”. También para ello tiene Finzsch una explicación: «Presentarse como outsider es parte de una estrategia general de Trump”.

Tomado de DW.com, de Alemania, en español

Reinó la posverdad
Por: Gabriel Ortiz

Se hizo entrega del Premio Nacional de Periodismo CPB, durante un solemne acto, lleno de cuestionamientos sobre la libertad de expresión y el derecho de las gentes a estar bien informadas. El Presidente Santos pidió a los periodistas ser los mejores aliados de la verdad en lugar de hacerle juego a la posverdad. “La prensa ya no es el cuarto poder. Fue reemplazado por el poder financiero que la compró”, dijo el presidente del CPB, William Giraldo. “Salgamos a la calle, volvamos a la reportería… Démosle a la prensa el papel que le corresponde”, advirtió María Elvira Arango, presidenta del Jurado que escogió a los ganadores de los galardones.

Hay serios cuestionamientos sobre el papel de la prensa en estos momentos en que el mundo ha sido invadido por la tecnología, por las redes, por la posverdad y por la prevalencia de las emociones sobre los hechos. Los periodistas y el presidente  -también periodista-  llegaron a un consenso: “las emociones y las creencias les están ganando terreno a los argumentos, a la verdad y a los hechos objetivos. !Y es esa la batalla, esa batalla es la que no podemos perder”.

El Presidente basó su intervención en la posverdad, que en su libro “Enough Said” trata a fondo el presidente del New York Times, Mark Thompson, porque los ciudadanos de hoy, “están acudiendo más al corazón que la cabeza”. Pidió a sus colegas “no dejar de hacer el buen periodismo. Periodismo serio, argumentado, riguroso, responsable y ¡ojo!, constructivo, que rete al lector y lo invite a pensar.

Y en esos precisos momentos, el jefe del Estado y Premio Nobel de la Paz, era víctima de la posverdad por parte de sus opositores, que a través de las declaraciones de un cuestionado personaje, inundó los medios con acusaciones  -no confirmadas- del ingreso de dineros de Odebrecht a su campaña. Todos los medios, -sin investigar, ni exigir pruebas- durante varios días repletaron sus páginas y espacios con esa versión, temerariamente respaldada con declaraciones y ruedas de prensa del Fiscal.

Vino luego la verdad. El acusador se retractó y los medios escasamente se ocuparon del asunto. No hubo rueda de prensa del Fiscal, ni invasión de los medios con esa nueva noticia. Total, ganaron la posverdad y el escaso periodismo que estamos ejerciendo.

BLANCO: La reforma política puede fortalecer nuestra democracia.

NEGRO: Maduro sigue atropellando en Venezuela. Otro duro golpe a la prensa y a la ciudadanía. Saca del aire canales y medios de comunicación.

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El testigo Bula: ¿verdades o venganza?
Por: Cecilia Orozco Tascón

A uno se le ocurre que lo primero que hace un investigador después de obtener el testimonio del coautor de unos delitos en que este avienta a otros para salvarse de castigos severos, es constatar la autenticidad de sus afirmaciones. Lo segundo, es penetrar, siquiera unos centímetros, las razones que mueven al declarante a denunciar a algunas personas con nombre propio, además de la obvia rebaja de penas que pretende. No hay tanta proliferación de testigos falsos como han argumentado, con éxito y ante jueces no siempre cándidos, muchos delincuentes reales que encontraron el camino de su absolución haciendo parecer mentirosas, las verdades cristalinas que los condenarían en un sistema probo. Pero, del otro lado, un operador judicial tampoco puede calificar, con igual peso, las acusaciones que escuche de un bandido ajeno a los entramados colombianos del poder, que las de otro, hundido hasta el cuello en los conflictos locales. Ponderar, es el término clave. Y esto es lo que se echa de menos en el fiscal general, tan elaborado jurista en unos casos y tan simple en sus posiciones públicas sobre el escándalo Odebrecht en el país. A no ser que la explicación sobre la doble personalidad de Martínez Neira resida en que tenía en mente el equilibrismo político más que la balanza de la Justicia cuando reventó las “revelaciones” que enlodaban la campaña Santos y que terminaron nivelándola con el desprestigio de la campaña Zuluaga, según análisis juicioso de Cristina de la Torre en su columna de ayer, en este diario (ver).

En efecto, no tienen similar valor ni pueden tenerlo en los despachos judiciales las denuncias de un publicista brasilero con contratos en todo el continente y a quien, por consiguiente, le importan un bledo los entretelones de la política nacional, que las de un testigo criollo cuya fortuna deriva del entramado más bajo y sórdido del mundo local. El publicista Duda Mendonça confirmó el año pasado lo que ya había trascendido en 2014: que cobró US$4 millones a Óscar Iván Zuluaga. Ahora se precisa que el candidato uribista le pagó la mitad y que la otra mitad corrió por cuenta de Odebrecht. Seamos sinceros, sin ofender: para Mendonça, Zuluaga debió ser una hormiga al lado de clientes como Lula, Temer, Menem o Bachelet. No habría, en principio, ningún interés particular en enlodar injustamente al precandidato de hoy. Cosa por completo distinta a los móviles que le servirían de motor al sujeto Otto Bula. Si lo que él ha manifestado bajo la gravedad del juramento responde a sustentos fácticos, se sabrá, tarde o temprano. Mientras tanto, las preguntas sobre sus afirmaciones de un oportunismo político pasmoso, flotan: ¿por qué y para qué puso su foco en el gobierno Santos?

Su entorno nos da unas respuestas, más allá de sus palabras: 1. Ha sido aliado político y, de acuerdo a expedientes penales, también socio de negocios turbios de Mario Uribe quien, a su vez, fue aliado político y es pariente cercano del enemigo número uno de Santos (Álvaro Uribe). 2. Ha sido intermediario de la clase política regional más corrupta, con el narcoparamilitarismo de Córdoba, Sucre y Antioquia. 3. Es famoso ganadero y supuesto propietario de miles de hectáreas despojadas a los campesinos. 4. Funge como “tenedor de buena fe” —tal como tildaron Ordóñez y Lafaurie, a otros dudosos terratenientes de la costa— de predios que serán objeto del programa de restitución a sus propietarios reales. 5. Es dueño, en papeles, de haciendas apropiadas mediante desplazamientos masivos y transacciones bajo coacción. 6. Hay evidencias de sus nexos con la “Oficina de Envigado”, la misma de alias Job (quien solía visitar la Casa de Nariño en épocas uribistas), y cuyo jefe máximo fue alias don Berna, colaborador en su momento, de ese gobierno. Después de revisar su prontuario, un investigador cualquiera, no necesariamente el encumbrado Martínez Neira, se preguntaría si Bula pretende obtener menos años de cárcel o si su gran premio —la libertad plena, por ejemplo— depende de hundir en el barro maloliente de la campaña uribista al gran promotor del acuerdo de paz que, oh sorpresa, no le gusta, ni poquito, al fiscal general.

Tomado de: elespectador.com