Crculo de Periodistas de Bogot
Cortina de humo

La ofensiva del alcalde Peñalosa contra el carro particular no solo les pone los pelos de punta a millares de ciudadanos que por este medio de transporte ejercen actividades económicas, sino a diversos sectores comerciales que con el paso del tiempo han disminuido las ventas, entre ellos decenas de empresas dedicadas al alquiler de vehículos para servicio turístico, un negocio que hoy en día resulta poco atractivo por sus bajos márgenes de rentabilidad.

El burgomaestre suele achacar buena parte de las dificultades de la ciudad a los automotores privados –desde los problemas de movilidad e inseguridad hasta la contaminación ambiental– y hacia ellos enfila toda la carga de profundidad. Para desestimular su uso se empecina en aumentarles las trabas, liberando las tarifas de los parqueaderos, tolerando el abuso en las fotomultas y sugiriendo propuestas alcabaleras, como cuando planteó el cobro de una elevada suma para eximirlos de Pico y Placa o cuando propuso –en el marco del Congreso de Movilidad y Transporte– buscar mecanismos para aplicarles un nuevo tipo de impuesto que subsidie el transporte masivo.

En la reciente declaratoria de alertas amarilla y naranja en Bogotá, con motivo de los elevados niveles de contaminación ambiental, victimizó otra vez a los vehículos particulares, que al decir de expertos reconocidos de ninguna manera son el eje medular del problema. En materia de transporte, los mayores niveles de gases y partículas contaminantes los produce el colapsado y cuestionado sistema masivo, con su cotidiana oferta de “buses chimenea”.

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EL VERDADERO RESPONSABLE DE LA EMPANADA CALLEJERA

Por: Carlos Piñeros, socio CPB.

La multa de $ 800.000 por comprar una empanada callejera es buen ejemplo de la estulticia legalista que muchos pretendemos aplicar, como supuestos ciudadanos rigurosamente respetuosos del orden y la ley, basada en que ello cohonesta la ocupación del espacio público. Mera apariencia, pero vale ahondar en el origen del problema, en la búsqueda de correctivos.

El primer llamado a hacer respetar el espacio público es la policía. Si es así, ¿no es el primero a ser sancionado por incumplir su deber? ¿Y qué sanción se le aplica?

El segundo llamado a respetar el espacio es el vendedor. ¿Por qué no se lo llamó? ¿Por qué transferir la responsabilidad del policía y del vendedor a un tercero: el comprador?

El vendedor no ocupa el espacio público por capricho. Necesita sobrevivir y, ante la falta de empleo, genera su propio puesto de trabajo. Sin costo relativo para nadie. Genera, además, producción y consumo: estimula la economía. Mejora su ingreso y, con ello, su capacidad de gasto, la demanda, tras la cual también hay empleo.

¿Dónde queda el deber del Estado de velar por la educación y el trabajo de los asociados? ¿Quién y cómo sanciona al Estado por no cumplir su deber? El vendedor y el comprador de la empanada están supliendo la falencia laboral del Estado.

Sobre el respeto del espacio prima el derecho a la vida. Es lo que hace el vendedor: sobrevivir, cubriendo la irresponsabilidad del Estado. Y el comprador, por natural solidaridad con su conciudadano en esa condición de precariedad, ayuda a que la situación no sea peor: le ayuda a sobrevivir y, a la vez, atenúa la irresponsabilidad del Estado de no asegurar los planes de estudio y trabajo que le garanticen estos derechos a la comunidad.

Si la corruptela no tumbara tanto al erario, demostrando así su «amor de patria», con certeza habría recursos de sobra para planear y ejecutar la educación y el trabajo que una sociedad seria, organizada y responsable debe facilitar a la comunidad para salir del atraso.

Las soluciones están inventadas. Así lo prueban las naciones que han abandonado el subdesarrollo. ¿Por qué nosotros somos incapaces de hacerlo? Dos razones básicas: una, porque la mayor parte de los líderes nacionales que estudian y se forman en el exterior, regresan al país con el “amor de patria” animado para llenarse los bolsillos, no para importar conocimiento y actividades que estimen el progreso colectivo, y dos, porque así se mantiene nuestra precaria educación y, por eso, la gente no protesta para reclamar sus derechos.

Si no hay líderes con sentido de pertenencia patriótica que piensen y trabajen por el bien común, como prioridad, difícilmente podremos avanzar. Algo ayuda ahora internet, a los pocos inquietos por el conocimiento y no por el morbo y fotos y videos y babosadas que solo generan gasto y pérdida de tiempo.

El deseo de conocer los conduce a ver cómo otras naciones han tratado diversos problemas, de qué manera han salido de ellos; cómo se han desarrollado. Así obtienen información para reclamar el respeto de sus derechos aquí. Sin dejarse dividir entre izquierda y derecha, azul o rojo, blanco o negro. Protestar contra el atropello. Y reclamar soluciones. Soluciones.

Urge un plan de desarrollo a largo plazo: formar los ingenieros, agrónomos, arquitectos, economistas, en fin, que requiere el aprovechamiento de nuestras ventajas comparativas: país agrícola, industrial, maquila, cruce comercial internacional en la mitad de las américas, etc.

Parte de la corrupción está en el cambio de plancito cada cuatro años:  no me gusta lo del gobierno anterior, luego hago el mío. No se construye sobre lo construido. Así la administración pasada haya hecho los mejores estudios para el Metro, yo contrato los míos, porque ahora soy el que gobierno y hago lo que se me dé la gana. Y repito los mismos gastos de otros gobiernos, sin necesidad, porque no hay quién me reclame. Por Dios, ¡no más estulticia.-

Priorizar el diálogo

En el transcurso de la década –y como consecuencia del mejor clima de seguridad– la presencia de Colombia en las páginas de prestigiosas publicaciones extranjeras se hace frecuente y el aumento de turistas conserva una constante curva de crecimiento. Desde 2015, cuando la revista estadounidense especializada en turismo Condé Nast Traveler destacó a Bogotá y Medellín como ciudades para visitar, la tendencia mediática en el exterior, en la que se identifica al país como uno de los destinos favoritos del continente, mantiene al alza.

En 2016, The Guardian publicó cuatro especiales sobre los diversos atractivos locales, y un año después Lonely Planet, CNN y Le Mondeincluyeron al país dentro de los 20 destinos para ser conocidos en 2017. El producto y las propuestas turísticas fueron reseñados el año pasado en varias selecciones anuales de guías de viaje, y para el arranque de este 2019 el nombre de Colombia conservó espacio en las portadas de importantes revistas internacionales.

La revista Forbes, por ejemplo, apuesta para la temporada a una decena de destinos exóticos e incluye a Colombia como uno de los lugares a considerarse dentro de las alternativas turísticas, al lado de Madagascar, Bután del Este, Mongolia y la rivera turca. También Bogotá vuelve a tomar parte de la baraja de posibilidades urbanas, al destacársele su oferta gastronómica, artística y cultural, que la sitúa en un listado élite de capitales latinoamericanas.

La National Geographic, entre tanto, no solo invita a conocer la Amazonia peruana, la Dordoña francesa, la región de Canterbury en Nueva Zelanda o la joya balcánica de Montengro, sino ese atractivo colombiano de características únicas llamado Caño Cristales, en el Meta, considerado uno de los ríos más bellos del mundo, gracias a su lecho tapizado de plantas acuáticas que, expuestas al sol, proyectan en el agua la magia de los gradientes colores del arco iris. Caño Cristales, como el Parque Nacional La Macarena, por donde desfila su vistosa corriente, estuvo durante décadas bajo el control de la guerrilla y hoy en día es una de las más promisorias propuestas turísticas nacionales.

El reconocimiento internacional de Colombia como destino de viajes no ha sido un hecho espontáneo, fortuito ni surgido al azar, sino el resultado de los frescos aires que produjo el proceso de paz adelantado con el mayor grupo guerrillero, ahora vinculado a la actividad política. El acuerdo, apoyado por medio país, mejoró índices de seguridad, proyectó tranquilidad y creó un positivo ambiente de expectativas en la industria turística, al ampliar los límites del mercado con la promoción de nuevos territorios enclavados entre hermosos parajes naturales, dispuestos a atraer la atención de turistas nacionales y extranjeros.

Para no desandar el camino recorrido en el sector, el presidente Duque debería resistirse a los acordes guerreristas y mantener firme su promesa de campaña de no hacer trizas lo convenido con las Farc por parte de su antecesor. Las intenciones de modificar la JEP, sumado a los escasos avances en restitución de tierras, sustitución de cultivos y erradicación de la pobreza rural, no solo impedirían resarcir a las víctimas y conocer la verdad de tanta tragedia, sino que pondrían en tela de juicio los compromisos adquiridos por el Estado, con afectación de su credibilidad.

La negativa al diálogo con el Eln, una pequeña minoría desposeída del apoyo popular pero con suficiente capacidad destructiva, cubre de sombras el horizonte y envía señales que sirven de pretexto para nuevas actitudes delirantes de este grupo guerrillero, dispuesto a poner en su mira de terror tanto a los líderes sociales como a la infraestructura petrolera, con sus graves impactos sociales, ambientales y económicos. Azuzar el conflicto les facilitará apoderarse de los espacios dejados por la otrora agrupación rebelde desmovilizada, en convivencia criminal con disidencias de las Farc y bandas de narcotraficantes y exparamilitares.

Blindar la paz evitará la puja criminal de la delincuencia multiforme por retomarle el pulso a un país que hace cuatro años parecía renovarse de optimismo. Priorizar el diálogo sobre las armas implicará apalancar procesos de transformación social en los territorios de violencia, a fin de incorporar a las comunidades, con respeto de sus dinámicas y sus trayectorias.

La intención de perdurar la guerra sacará nuestro producto turístico de las publicaciones de viajes, regresará al país a las crónicas rojas de la prensa amarilla y virtualmente hará trizas el providencial realismo mágico que podría darle a Colombia una segunda oportunidad sobre la Tierra.

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@Gsilvar5

Los himnos órficos

Por: Patricia Suárez, socia del CPB.

Los cantos oraculares de los himnos órficos  formaron la conciencia Poética-filosófica-Religiosa   en el amanecer de la civilización Griega. Por su significación ética los sabios griegos los llamaban, leyes o reglas de justicia o conducta, cuyo sentido cosmosófico fue introducido en los rituales místicos por el rapsoda tracio Orfeo;-Sacerdote-Poeta, mensajero para su país y el mundo; Anunciador  de la Nueva Era en el Occidente dormido.  Educado en los lugares sagrados del bajo Nilo, en el Delta egipcio; legó la sabiduría y el misterio de sus cantos y fue la escuela pitagórica  herederos del valor sustantivo del cantor.

La  hiparxis “ciencia de la existencia” donde  la causa y no los efectos era la tónica   previsora de la sabiduría. He aquí, la Equidad y la Ley con su fuerza paradigmática ante “…la lenta corrupción de los regímenes políticos, el descenso de la calidad anímica en los hombres representativos, los gobiernos fuertes y oligárquicos, la codicia y la vanagloria de los gobernantes…”

 A LA EQUIDAD

¡Oh, bendita equidad, grata a los hombres!

Tú eres la eterna amiga de toda conducta recta y justa.

Venerable, opulenta, bienaventurada doncella,

tus sanos juicios otorgan constante ayuda,

  tranquilizan la conciencia, y la mente elevan.

Tú contrarrestas la acción de los hombres injustos,

cuyas almas perversas jamás te complacen.

Ni los más indómitos pueden rehuir tus terribles azotes.

Armoniosa, cordial potestad contraria a todo desorden,

que gozas de la paz y de la vida estable,

amorosa, sociable, de gentil disposición,

enemiga de los excesos, inclinada a los hechos equitativos, sabia y virtuosa en todas sus manifestaciones,

todo encuentra en ti su noble enlace.

Escucha, Diosa equidad; anula las actividades de los seres de condición perversa que a la humanidad dañan.

Que todos los mortales hallen en ti complacencia, Sea por la aportación de los frutos de la tierra,

por las dulces dádivas hincadas en su seno,

o por los reinos del marino Zeus profundo.

                                

                                    A LA LEY

Invoco a la Diosa sagrada de Dioses y de hombres,

La Ley Celeste, principio que todo lo sella

impreso en todas las cosas que el mundo contiene,

incluyendo las que viven en los ámbitos líquidos.

Perdurable, estelar, de forma armoniosa,

que velas por el mantenimiento de las leyes eternas,

tu omnicreador poder se hace patente en los espacios

sosteniendo las celestes esferas, enlazando sus cuerpos.

La injusta envidia se resuelve chillando enfurecida

cuando con tus brazos la sacudes haciéndola chillar en torbellinos.

Tú la vida de los mortales defiendes

Y su existencia coronas con un final apacible.

Tú ejerces un dominio absoluto sobre todo cuanto alienta, la ley y el orden brindas a sus moradores que,

sin cesar, observan una noble conducta y son consecuente con las buenas acciones.

A los enemigos sin ley, con ira vengadora,

sus pasos conduces a la fatal destrucción.

Ven, potestad clemente y generosa, a quien todos reverencian, de todos deseada. Con propicia actitud hacia ti condúceme.

Concédeme que durante toda mi vida pueda tener en ti fijos mis ojos, y no me apartes nunca del recto sendero de la verdad.

Los himnos órficos,  oraciones dirigidas a las divinidades  del panteón greco-romano, libro de sabiduría y profunda enseñanza mística-filosófica, fuente  donde abrevar el conocimiento  de los pilares  de occidente.

El libro   presentado por Josefína Maynadé y María de Sellarés es plegaria elocuente, emanaciones iniciáticas de un saber antiguo…

Piccolino

Por: Patricia Suárez, socia del CPB.

Tiempo para la lectura: Piccolino, Pär Laferkvist

“El Enano” revela  haber escuchado venir de una raza antigua y superior; sin embargo, la odia. Voluptuoso y violento, el maltrecho y omnisciente personaje  narra y registra en su diario  el odio profundo hacia los otros;  el desprecio a las mujeres; no omite detalle, describe acontecimientos, charlas, frases, da valor a la fisonomía de huéspedes que llegan a palacio, con su crítica mordaz señala, reconoce la hipocresía de su príncipe, la condición interesada del género humano,  lo vulgar de la risa, su aversión a todo ser vivo. Su mano contrahecha  consigna  lo deforme de sí,  el equilibrio de poder lo ejerce su crueldad al servir  al único que no desprecia: su príncipe. Impenetrable, oculta  tras el rugoso rostro su gélida visión de mundo y en  la rutina  renacentista de su tiempo la soledad lo copa y lo consuela.

Fiel canino del mal, asevera conocer  lo recóndito de todo aquel que cruza en su camino y, cual supremo, nada escapa a su perspicaz y superior mirada. Misántropo, asegura no  ser bufón  ¡no aceptaría jamás la condición abyecta! Lo grosero de su raza, bufones que divierten, prostituyen  con la burla grotesca,  suscitan la risa,  nutren la   obscena predilección por la deformidad y el insulto e infieren la ruptura moral de una época de guerra, conspiración y crimen. Piccolino logra  que su príncipe se deshaga de todos los bufones.

“El Enano” pule  frases; exquisito, inquiere y define su odio, habla de los sabios, de los astrólogos, de los artistas y se revela seguro, sátiro y esteta en su cinismo nihilista.  El odio  es la medida de  sus actos, en la acción privilegia a su Señor; el placer por la guerra y la tortura,  cuya  crueldad tiene el refinamiento gélido de las cortes, lo identifica en sus predilecciones.

Racional, explica y legitima la maldad que encarna;no conoce la risa; si algún día se enamorara, sería de un hombre, dice. Hundir su puñal y ver correr la sangre es su mayor anhelo,  se asombra que nadie advierta  su odio y deseo de matar, “serpiente venenosa” le llamó el príncipe.

“…Hoy será solemnemente firmado el tratado de paz… El príncipe me ha confiado algo tan extraordinario…Nunca me había imaginado cuánto nos parecemos… Ninguna otra guerra sangrienta y mortal… Es agradable tener un pequeño audaz de mi especie que puede prestar toda clase de servicios”.

La novela del escritor sueco Pär Lagerkvist  nos sitúa frente a lo maquiavélico del poder, la devastadora  fisonomía  del engaño y la sevicia, el desenfreno de la perversión que golpea  desde   la investidura del mal encarnado en  “príncipe” y“enano” y el consabido lupanar de la muerte que deja la traición y la guerra.

 

VOZ DE VOCES

Por:  Patricia Suárez, social del CPB.

Comparto los fragmentos de una lectura hecha de retazos, lo  diverso-igual en la era del vacío, la noche en que un grupo de mujeres nos reunimos a hablar sobre hechos que han dejado un antes y un después  en la pragmática del orden.

Concluimos, dejar las frases y los ángulos, reflexión-interpretación, del tiempo, sin debilitar el sentido de continuar en la pregunta que busca trascender…

El filósofo surcoreano Byung-Chul Han, un destacado diseccionador de la sociedad del hiperconsumismo.

  • Para Han, la gente se vende como auténtica porque “todos quieren ser distintos de los demás”, lo que fuerza a “producirse a uno mismo.
  • Y es imposible serlo hoy auténticamente porque “en esa voluntad de ser distinto prosigue lo igual”. Resultado: el sistema solo permite que se den “diferencias comercializables”.
  • “Ahora uno se explota a sí mismo figurándose que se está realizando; es la pérfida lógica del neoliberalismo que culmina en el síndrome del trabajador quemado”.
  • Y la consecuencia, peor: “Ya no hay contra quien dirigir la revolución, no hay otros de donde provenga la represión”. Es “la alienación de uno mismo”, que en lo físico se traduce en anorexias o en sobreingestas de comida o de productos de consumo u ocio.
  • “Los macrodatos hacen superfluo el pensamiento porque si todo es numerable, todo es igual… Estamos en pleno dataísmo: el hombre ya no es soberano de sí mismo sino que es resultado de una operación algorítmica que lo domina sin que lo perciba; lo vemos en China con la concesión de visados según los datos que maneja el Estado o en la técnica del reconocimiento facial”.
  • «Hay que ajustar el sistema: el ebook está hecho para que yo lea, no para que me lea a mí a través de algoritmos… ¿O es que el algoritmo hará ahora al hombre? En EE UU hemos visto la influencia de Facebook en las elecciones… Necesitamos una carta digital que recupere la dignidad humana y pensar en una renta básica para las profesiones que devorarán las nuevas tecnologías”.
  • “Sin la presencia del otro, la comunicación degenera en un intercambio de información: las relaciones se reemplazan por las conexiones, y así solo se enlaza con lo igual; la comunicación digital es solo vista, hemos perdido todos los sentidos; estamos en una fase debilitada de la comunicación, como nunca: la comunicación global y de los likes solo consiente a los que son más iguales a uno; ¡lo igual no duele!”.
  • Me ha permitido percatarme de la alteridad de la tierra: la tierra tenía peso, todo lo hacía con las manos; lo digital no pesa, no huele, no opone resistencia, pasas un dedo y ya está… Es la abolición de la realidad; mi próximo libro será ese: Elogio de la tierra. El jardín secreto. La tierra es más que dígitos y números.

NARCISISMO 

  • Sostiene Han que “ser observado hoy es un aspecto central de ser en el mundo”. El problema reside en que “el narcisista es ciego a la hora de ver al otro” y sin ese otro “uno no puede producir por sí mismo el sentimiento de autoestima”.
  • El narcisismo habría llegado también a la que debería ser una panacea, el arte: “Ha degenerado en narcisismo, está al servicio del consumo, se pagan injustificadas burradas por él, es ya víctima del sistema; si fuera ajeno al mismo, sería una narrativa nueva, pero no lo es”.

Es la clave de sus reflexiones más recientes. “Cuanto más iguales son las personas, más aumenta la producción; esa es la lógica actual; el capital necesita que todos seamos iguales, incluso los turistas; el neoliberalismo no funcionaría si las personas fuéramos distintas”.

En cualquier caso, vivimos en una época de conformismo radical: la universidad tiene clientes y solo crea trabajadores, no forma espiritualmente; el mundo está al límite de su capacidad; quizá así llegue un cortocircuito y recuperemos ese animal original”.

La rodadita
La temporada vacacional de fin de año resulta una excelente oportunidad para visitar el país, recorrerlo y redescubrir su variada riqueza cultural y esa envidiable biodiversidad extendida por todos sus rincones, incluyendo la adición de algunos atractivos turísticos que por tantas décadas estuvieron vedados para el servicio de la actividad como consecuencia del conflicto armado con las Farc, afortunadamente superado gracias al acuerdo de paz con el anterior Gobierno.

A los destinos tradicionales, basados en propuestas de ocio, playa y cultura, y representados por las principales capitales y otras recursivas ciudades intermedias, se les suma una diversa gama de opciones ecológicas, potenciales generadoras de empleo y progreso, que se ocultan en las profundidades de nuestra geografía y que están dispuestas a lanzarse a la búsqueda de reconocimiento luego de su largo período de atraso y alejamiento del desarrollo turístico nacional.

Atractivos como Caño Cristales, en el Meta; Carmen de Atrato y Nuquí, en Chocó, y Ciudad Perdida y Quebrada del Sol, en las planicies del Magdalena, son, entre otros, seductores lugares en donde se registran crecimientos progresivos en la llegada de visitantes y forman parte del amplio portafolio de oportunidades de esa Colombia fresca y nueva. Portafolio que podría extenderse a lo largo y ancho de sus territorios si el Estado decide seguirle apostando al diálogo para dirimir las diferencias políticas y sociales, bajo el compromiso de cerrar las grandes brechas existentes, apretándoles el cuello a los crecientes problemas de corrupción e inequidad.

En los últimos años el balance del turismo en el país registró cifras positivas y entre ellas se destaca el aumento en la llegada de visitantes extranjeros. De 2,4 millones de personas que se contabilizaron en 2010, se saltó a 6,5 millones en 2017, marcando un ritmo de crecimiento del 150 %, cuatro veces por encima del promedio mundial. En los primeros cinco meses de este año, en seguimiento de la tendencia, ya figuraban 3,3 millones de visitantes. Por los lados del ingreso de divisas el comportamiento que se muestra es relativamente similar. De obtener US$3.440 millones en 2010, el país pasó a recibir US$5.787 millones en 2017 y deberá superar los US$6.000 millones al término de este mes.

El Gobierno del presidente Duque encontró un camino abonado en el campo del turismo y es de esperar que durante su administración se le mantenga prendido el acelerador a la industria. Aclimatar la paz, sin descartar una salida negociada con el Eln, será el primer ingrediente para condimentar un sector en el que inciden otros factores, como son conservar la confianza inversionista y solucionar las existentes limitaciones de infraestructura turística de diversos órdenes, en razón de facilitar la actividad de los viajeros y de esa manera hacer del turismo el nuevo petróleo que tanto se promocionó en campaña. El ministro del ramo y su viceministro tendrán que mostrar su capacidad ante el reto y liderar la causa.

Esta temporada vacacional seguramente mantendrá la inercia de las más recientes, con amplios flujos de viajeros visitando los diversos parajes de la geografía colombiana. En su condición de dinamizador social, la importante riqueza que se desprende del turismo deberá quedarse en las propias comunidades, en particular las que poseen escasa diversificación productiva o adelantan procesos de transformación en el posconflicto, para que puedan gestionar y proteger su patrimonio y de paso contribuir a oxigenar sus precarias economías.

El futuro de países como Colombia, bendecidos y premiados por la naturaleza, tiene en el turismo un instrumento decisivo para su fortalecimiento económico. Para ello será necesario que la actividad se desarrolle siguiendo principios de sostenibilidad, en los que son prioritarios los aportes tanto de operadores como de viajeros. De la mano de campañas institucionales debería promoverse conciencia acerca del impacto de nuestras acciones sobre el entorno social, ambiental y económico de los destinos visitados, ya que una primera responsabilidad es aplicar prácticas respetuosas con los ecosistemas para reducir el deterioro de los recursos.

La actividad turística en Colombia crece en forma geométrica y busca espacio como pilar de la economía. Hoy por hoy contamos con un destino de viajes atractivo y quizás imperdible, como lo han venido destacando importantes medios de prensa en el mundo, y bien vale la pena aprovechar esas nuevas posibilidades que ofrece el país para hacer patria y echarnos la rodadita durante este último período vacacional del año.

P.D. A todos los lectores, los mejores deseos por una Feliz Navidad y un venturoso 2019.

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@Gsilvar5

En alerta roja

La contaminación es un problema que afecta las playas en el mundo, sin que se adviertan acciones firmes y contundentes por parte de gobiernos y autoridades ni tampoco cambios mayores en la conciencia ciudadana para evitar el deterioro del entorno y el desastre de la biodiversidad. Sus perversas consecuencias recaen sobre residentes y turistas, pero además sobre numerosas especies marinas que están siendo llevadas a su extinción.

La basura en todas sus características inunda mares y océanos, sepulta playas, atenta contra la fauna silvestre, pone en peligro la salud humana y exige millonarios recursos económicos en operaciones de limpieza. Un reciente estudio sanitario promediaba la presencia de más de 3.000 elementos de impurezas en estado de degradación por cada kilómetro de playa, tomando como referencia un centenar de destinos turísticos de alta concentración en diferentes países del planeta.

En Colombia el fenómeno de la contaminación es preocupante y siguen siendo tímidos los esfuerzos por imponer controles adecuados que eviten agravar los riesgos. En diversas zonas la problemática se origina en las corrientes servidas de ciudades y balnearios turísticos aledaños, que descargan en la franja costera aguas residuales sin tratamiento. Sin embargo, turistas y residentes son actores incidentes en el avance del problema por su arraigada ausencia de responsabilidad medioambiental.

Noticias conocidas en los últimos días no dejan de alarmar. Sendas jornadas de limpieza en el Parque Natural Marino Corales del Rosario y de San Bernardo –entre Bolívar y Sucre– y en las exclusivas playas de Agua Azul y la paradisiaca ciénaga de Cholón –en la isla de Barú– permitieron recolectar 220 sacos de basura en tierra firme que pesaron 2,75 toneladas y 27 sacos en mar que pesaron 0,33 toneladas. Meses atrás, otra jornada de limpieza terrestre y submarina realizada en playas de Santa Marta terminó con el retiro de 38 toneladas de basura, incluidos residuos sólidos reciclables, inservibles terrestres, desechos submarinos y remanentes de construcción y demolición.

El impacto de los efectos contaminantes se extiende por ambos litorales. En el Atlántico varias playas recogen desechos contaminantes arrastrados por el río Magdalena y esparcidos por actividades turísticas e industriales. San Andrés es legendaria víctima de la gradual destrucción de los recursos naturales, provocada por las deficiencias en la infraestructura de servicios públicos y en el tratamiento de las aguas residuales y por la saturación de basuras. En la olvidada costa Pacífica la situación tiene alcances de mayor preocupación ante la remota mirada del Estado.

La contaminación ambiental, desde la producida por el agua expuesta y la filtración de suelos hasta la polución del aire, es un asesino silencioso, tan peligroso como cualquier guerra. Combatirlo exigirá programas de control y medidas efectivas que reduzcan los factores contaminantes y le pongan freno a esa devastadora realidad, causante de más de siete millones de muertes al año –según la OMS–, del deterioro de la salud de amplios sectores de la población, de la desaparición de especies de fauna y flora y del oscurecimiento global.

Acciones aisladas, como las que en Barú promovió Parques Nacionales Naturales con el apoyo de sectores productivos empresariales, o la que en Santa Marta adelantaron entidades público-privadas, deben fomentarse para convertir las zonas turísticas en áreas limpias y atractivas, si se pretende hacer del turismo el nuevo petróleo de Colombia, como lo prometió en campaña el presidente Duque, quien por ahora no le ha apuntado a su catálogo de compromisos.

Los residuos plásticos abandonados en las playas o que flotan en el mar son el principal peligro para la destrucción del ecosistema. Según Naciones Unidas, 13 millones de toneladas de residuos de este material llegan a los mares del mundo, lo que equivaldría a arrojar cada minuto un camión repleto. Y el mar no solo es hábitat de 700.000 especies marinas, sino fuente de una actividad económica esencial para la humanidad.

Promover el cuidado y protección de los entornos turísticos mediante acciones pedagógicas debe ser el acento de una campaña institucional que sensibilice a las comunidades –residentes, turistas y prestadores de servicios– sobre los compromisos de responsabilidad ambiental. De lo contrario, las aguas contaminadas nos llegarán al cuello y desaparecerán las playas. Hoy, como nunca antes, el mar azul del planeta verde está en alerta roja.

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Las tierras del cóndor

Los días soleados que en los diciembres suelen aparecer sobre Bogotá y la sabana, bien sea con fenómeno de El Niño o sin él, hacen de la zona central del país un magnífico lugar para visitar durante la temporada de fin de año. Cuando el cielo se desprende de nubes, se tiñe de azul celeste y el sol parece abrasar con sus llamaradas, no existe una mejor opción que dar una vuelta por esos particulares alrededores para disfrutar del paisaje y respirar el aire fresco que tanto falta en la cotidianidad de la ciudad.

Para deleite de quienes se acercan por estas épocas, las decoraciones navideñas transforman a la capital en una metrópoli más alegre, cálida y acogedora, y suficientemente recursiva en propuestas de entretenimiento, diversión y compras. Existen miles de cosas por hacer y decenas de lugares para visitar. Pero un excelente programa alterno, después de haber subido al cerro de Monserrate y repasado los archivos históricos empotrados entre las callejuelas de La Candelaria y las salas de los museos que se desperdigan en el corazón de la ciudad, es tomar camino por cualquier rumbo de la Sabana variopinta para descubrir la variedad de sus encantos.

Un recorrido infaltable debe enfocarse hacia los majestuosos cerros orientales, símbolo de la identidad bogotana y principal fuente de naturaleza y de producción de aire puro. Con un pronunciado ascenso desde el norte de Bogotá se da comienzo a un paseo placentero con inocultable sabor andino. Serpenteando la montaña se atraviesan pueblos que se encaraman sobre sus faldas o se yerguen a los pies de la legendaria laguna de Guatavita. Luego de una sucesión de quintas campestres que sirven de mirador de la ciudad, se encuentra el Parque Nacional Natural Chingaza, exótico paraje bucólico, refugio de una vistosa variedad de fauna y flora, que bordea los límites de 11 municipios, siete localizados en Cundinamarca y cuatro en el Meta.

Separadas por un par de kilómetros, y dispersas sobre la colina, brotan las pintorescas casas de ladrillo de La Calera, entre las que se eleva la cúpula amarilla de la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, cuya torre y parte del camarín datan de la Colonia. Esta población artesanal, famosa por sus muebles de mimbre y madera, invita a saborear algunos encantos coloniales, como la emblemática Casa Municipal y el hermoso templo revestido de pinturas e imágenes religiosas del siglo XVII.

Cerca de allí se localizan el Camino al Meta, antigua vía de herradura; el majestuoso cerro La Pita; el humedal La Chucua y las lagunas Brava y Chichita, surtidores de mitos y leyendas municipales, y las enigmáticas peñas de las Águilas y Tunjaque, desde donde se divisa la Sabana y se contempla la magnitud urbanística de Bogotá. Se configura un sobrecogedor escenario natural disponible para amantes de la paz y la tranquilidad, que puede disfrutarse en caminatas ecológicas, cabalgatas y experiencias de altura con la práctica del parapente.

Retomando la vía, por cuyas orillas desfilan en lontananza nudos de montañas alfombradas con tonos verduscos, se encuentra Cuatro Esquinas, punto opcional de desvío a Sopó, un pequeño municipio dominguero, en cuyas inmediaciones reposa, espléndido, el Parque Ecológico Pionono, y centro de peregrinación por su Santuario del Señor de la Piedra, donde se venera una imagen hallada dos siglos y medio atrás, y la antigua iglesia del Divino Salvador, patrimonio cultural del departamento.

De inclinarse el rumbo, a cinco minutos, está Guasca, otro típico poblado sabanero, caracterizado por sus tibias fuentes termales y la bellísima laguna de Siecha, que recibe a los viajeros con sus aguas transparentes y sus amplias áreas de campismo. De seguir derecho, y bajo un sombrajo aromoso de urapanes, eucaliptos y siete cueros, se llega a Guatavita, luego de recorrerse las riberas ondulantes del embalse de Tominé, del que se desprenden pequeños muelles de clubes náuticos, y donde es común la práctica de actividades de vela y esquí.

Guatavita es un municipio joven, uniforme, de casas blancas con techos de teja roja, construido tras la inundación del pueblo antiguo. Su iglesia, museos, edificios públicos, plaza de toros y en general toda su pequeña infraestructura urbana tiene un atractivo corte modernista. A 20 minutos, y de regreso para Bogotá, se descubre Sesquilé, bellísimo pueblo artesanal untado de Colonia, revivida con su iglesia parroquial del siglo XVII y la capilla de Los Dolores, del XVI. Recónditas cuevas, como la del Murciélago, son ideales para el disfrute de los espeleólogos.

Entre montañas y rocas, los apacibles alrededores de Bogotá, rodeados de fresca naturaleza, les ofrecen con este circuito por las Tierras del Cóndor una excelente oportunidad a todos aquellos viajeros que deciden sacudirse de la rutina de la vida urbana y se lanzan a la travesía de buscar paz y tranquilidad, agregándole a su paseo una merecida dosis de adrenalina.

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@Gsilvar5

Flotando en el aire

Bien podrá pensarse que la ruta aérea más transitada del planeta se encuentra entre los palpitantes y concurridos centros financieros de occidente, y que la más rentable la cubre alguna deslumbrante aerolínea asiática, de esas que suelen recibir galardones de excelencia por el lujo y la calidad de sus servicios. Pero las últimas estadísticas muestran todo lo contrario.

Según un reciente informe de la Empresa de Análisis de Viajes Aéreos (OAG), la ruta más transitada está refundida en medio de un exótico rincón asiático y comprende un pequeño trayecto, que podría ser equivalente al de Bogotá y Medellín, entre las ciudades surcoreanas de Seúl, la capital, y Jeju, una provincia insular autónoma. Y de acuerdo con las proyecciones de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) la más rentable es una ruta trasatlántica que conecta a dos ciudades cosmopolitas y en permanente hervor, como son Londres y Nueva York.

Jeju es una pequeña pero hermosa isla de playas grandes y finas arenas que sorprende por su atractiva cadena de volcanes y túneles de lava, que le han valido ser declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Reúne particulares características de refugio turístico y atiende una refinada clientela de visitantes en busca de suntuosos casinos o millonarios negocios. Su única conexión aérea con la costa continental es a través de Seúl, y de ahí que los dos aeropuertos, separados por 450 kilómetros de distancia, trabajen a todo vapor y registren, según el último corte de cuentas, un cruce histórico de 65 mil vuelos.

A esta ruta le sigue en movimiento la que va de Melbourne a Sidney, dos polos turísticos australianos que en 2017 intercambiaron pasajeros a través de 55 mil vuelos. La OAG referencia en el quinto lugar a la primera latinoamericana, Río de Janeiro-Sao Paulo, en Brasil, que alcanzó 40 mil vuelos, y en el séptimo escalón a la primera estadounidense, la que cubre Los Ángeles con San Francisco, que les permitió a las dos metrópolis entrelazarse con 35 mil operaciones.

En cuanto hace a la rentabilidad, el premio gordo para las compañías en 2017 quedó en occidente. La ruta más jugosa, según la IATA, atraviesa el Océano Atlántico, entre el aeropuerto londinense de Heathrow y el John Fitzgerald Kennedy de Nueva York, y es operada por la emblemática British Airways. Para los intereses de la compañía inglesa, la movilización de pasajeros por este tramo le permitió sobrepasar el umbral de los US$1.000 millones, cifra nada despreciable que representa el 6% de sus ingresos totales. Sin embargo, de perfilarse las ganancias por hora de vuelo, la de British fue mil dólares menor que los US$25.308 que le produjo a Emirates Airlines la ruta Londres-Dubái.

Tanto en el escalafón de la OAG como en el de la IATA, la ruta de Melbourne a Sidney repite por partida doble, por cuanto no solo es la segunda en movimiento de pasajeros sino en generación de utilidades. Ambos frentes benefician a Quantas, la compañía bandera australiana, que el año pasado le sacó beneficios por US$855 millones. En el Top Ten de las más productivas, Los Ángeles-New-York, a cargo de American; San Francisco-New York, de United, y Vancouver-Toronto, de Air Canadá, ocuparon los puestos quinto, sexto y noveno, con ingresos de US$698 millones, US$688 millones y US$553 millones, respectivamente.

Dentro de este competido mercado de conexiones y dividendos, el aeropuerto de Heathrow es la joya de la corona. Sus instalaciones combinan servicios de gran amplitud y alta frecuencia y recogen una tajada considerable del tráfico comercial de pasajeros, usualmente superior al de cualquier otro aeródromo en el mundo. Cinco de las diez principales rutas por ingresos tienen como punto cardinal esta compleja infraestructura aeroportuaria donde se realizan 500 mil operaciones anuales para conectar 180 destinos de 90 países.

Pese a los fuertes vientos de las crisis económicas, las utilidades de las grandes aerolíneas conservan un positivo crecimiento, y 2018 no parece ser la excepción. Se prevé un período récord que supere el 11% logrado durante 2017, cuando las empresas recibieron beneficios del orden de los US$39 billones. Comportamiento que volará al ritmo de los mayores volúmenes de pasajeros y del paulatino incremento en las tarifas de los boletos.

Las rutas de alto tráfico se vuelven cotidianas en un mundo globalizado, en el que los explosivos pronósticos de crecimiento poblacional mantienen el alza, y donde la infraestructura aeroportuaria funge como motor estratégico de las economías nacionales. Las más importantes aerolíneas, por su parte, capotean las tempestades y en aras de su sostenibilidad seguirán velando por el dominio y control de lucrativos trayectos que mejoren el aterrizaje de unas finanzas que, literalmente, viven flotando en el aire.

Tomado de: El Espectador

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@Gsilvar5

Cada vez más lejos

La competencia entre las grandes aerolíneas internacionales por realizar los vuelos sin escalas más largos del planeta se encuentra en ebullición, encadenada al pulso en el que se centran las constructoras de aviones por desarrollar aparatos de mayor eficiencia y menos contaminación, entre ellos aeronaves más sólidas y espaciosas, con mejoras aerodinámicas y suficiente autonomía para soportar trayectos seguros de largo alcance.

La emulación por batir el récord de llegar más lejos de un solo envión tiene enfrascadas a las líneas aéreas del Golfo Pérsico, que en ese terreno les han venido ganando en altura a las estadounidenses y australianas. En los últimos tiempos volar más largo ha generado una seguidilla de marcas mundiales, que hasta hace poco se disputaban sobre la franja de los 13.000 km. Pero fue Emirates, la que abordó la barrera de los 14.200 km, al iniciar operaciones directas entre Dubái y Nueva Zelanda, registro que le barajó algunos meses después su emblemática competidora Qatar Airways, al conectar Catar con ese mismo país insular, en un trayecto de 14.535 km.

Sin embargo, la marca de Qatar acaba de ser pulverizada por un nuevo jugador aéreo que le pone perrenque al salto. Singapore Airlines aumenta la propuesta al planificar, a partir de mañana, un vuelo diario entre Singapur y Nueva York, con un recorrido -algo impensable- de 16.700 km, que le permite  retomar una vieja ruta que había abandonado en 2004, como consecuencia del alto consumo de combustible de los aviones que utilizaba para la época.

Singapore es una glamurosa compañía de aviación, con sede Changi, Singapur, que goza de fuerte presencia en Asia y opera otro largo vuelo sin escalas entre esta nación y Los Ángeles. Dispone de una flota de aviones constantemente renovada, entre ellos decenas de Airbus A350 y A380, los más grandes y modernos en la actualidad, y acaba de ser nombrada la mejor compañía de aviación del año en los premios Skytrax World Airline, conocidos como los Óscar de la Aviación.

El avión que Singapore utilizará para este trayecto será el primer A350-900 fabricado por Airbus, un confortable aparato con lujos y comodidades suficientes para distraer las diecinueve horas que deben pasar en el aire sus 161 pasajeros, embutidos dentro del confortable pero claustrofóbico tubo de metal. El diseño, propuesto por la aerolínea, le permite al viajero sobrevivir a estos vuelos maratónicos, ofreciéndoles desde gabinetes individuales con cama doble, armario, comedor y pantalla de televisión, hasta gimnasio.

La programación de vuelos directos de larga distancia es cada vez más amplia y surge como una alternativa para reducir los tiempos de movilización, especialmente de ejecutivos y hombres de negocios, entre ciudades lejanas pero con intereses comerciales y financieros comunes, como Sidney y Dallas, Johanesburgo y Atlanta o Singapur y San Francisco, separadas por millares y millares de kilómetros.

Las aerolíneas imponen el ritmo de las innovaciones tecnológicas en el sector y definen el perfil de la aviación mundial que se dirige hacia lejanos linderos, en la medida en que se encuentran variantes de larga distancia que aumentan la autonomía de los aviones, dándoles la capacidad de recorrer la mitad del planeta sin escalas. La apuesta es construir redes de rutas extra largas para atender una creciente demanda de viajeros, preferencialmente clase business, que es la que produce el mayor fajo de ingresos, en momentos en que los márgenes de utilidad en el sector vienen cayendo debido al alto precio de los combustibles.

El desafío lanzado a los fabricantes por ejecutivos de la aviación comercial de construir aviones que cumplan mayores requisitos en términos de alcance, capacidad y ahorro de combustible se hace realidad y abre el camino para crear conexiones directas entre las principales ciudades de los cinco continentes. Se avanza en una arrolladora carrera en la que la firma europea Airbus, con su flota A350, y la estadounidense Boeing, con su equipo B777x, comandan la parada.

Sin embargo, dentro de este forcejeo por fabricar aviones de mayor solvencia tecnológica empiezan a participar nuevos constructores internacionales dispuestos a enfrentar al duopolio, gracias al rugido de motores de las grandes aerolíneas que en un abrir y cerrar de alas se incorporan a este reñido y competitivo escenario donde la que menos corre, vuela… y cada vez más lejos.

Tomado de: El Espectador

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Alba y ocaso

La crisis sociopolítica que sacude a Nicaragua le pasa cuenta de cobro a su sector turístico y lo pone en la cuerda floja, tal como sucedió con el de Venezuela, su vecino de la Alianza Bolivariana (ALBA). El pequeño país, que alcanza los 130.000 km2, atraviesa por una compleja situación interna, derivada de los problemas de violencia que lo azotan desde hace seis meses, a raíz de las protestas contra el controvertido presidente Daniel Ortega.

El coletazo de la crisis, fermentada por la corrupción e incentivada por la pretensión gubernamental de elevar las cuotas de seguridad social, sacude todos los frentes económicos y coloca a más de un millón de nicaragüenses en riesgo de caer en la pobreza. El turismo, que en los últimos años pasó a ser el rubro de mayor aporte a la economía y sobre el que se centran las grandes expectativas de ingresos, se convierte en la principal víctima.

La sangrienta violencia desatada desde abril pasado, dejando un luctuoso listado de medio centenar de muertos, transformó a este país en un destino fantasma. Las agencias de viaje reportan a diario cancelaciones de reservas para lo que resta del año, pero la situación corre el riesgo de extenderse hasta 2019 o más allá, de no encontrarle soluciones a una crisis que para algunos analistas solo será posible con el debatido anticipo de las elecciones presidenciales de 2021, posibilidad que hasta ahora no se baraja dentro de las cartas del Gobierno.

Nicaragua es un destino virgen, económico, con ciudades de interés histórico y cultural, y dos costas privilegiadas, en particular la Pacífica, por la que desfilan bahías rodeadas de manglares, varias de ellas auténticos paraísos, con playas de fina arena volcánica, bañadas por suaves oleajes del mar.

El turismo nicaragüense proyecta desde 2006 un crecimiento sostenible cercano al 10% anual y supera en ingresos a los tradicionales ejes del desarrollo nacional, la agricultura, la manufactura y la construcción. En el contexto del frágil modelo económico, el turismo se perfila como instrumento estratégico para impulsar la economía y reducir la pobreza.

En 2017 recibió un 1’800.000 visitantes extranjeros y US$700 millones en divisas, y se fijó la apuesta oficial para 2022 de atrapar a cuatro millones de turistas y doblar la entrada de divisas. Por eso, este año sobraban las expectativas. Captar 100.000 turistas nuevos y elevar las divisas a US$800 millones, de la mano de una campaña promocional en el exterior, que paradójicamente esgrimía el concepto de la seguridad como gancho para visitar el país más grande de Centroamérica.

Sin embargo, el clima de violencia ha dado al traste con los planes. El sector pinta un saldo en rojo de US$250 millones. Hoteleros y restauranteros entraron en apuros y enfrentan pérdidas superiores a US$100 millones. Los grandes hoteles bajaron sus niveles de ocupación hasta el 12%, y el 80% de los pequeños establecimientos de hospedaje cerró las puertas. Igual sucede con restaurantes y turoperadoras. El reconocido hotel Mukul Auberge Resorts Collection, en el Pacífico sur, que atrajo a famosos como Morgan Freeman, Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones, canceló operaciones, y la franquicia Tony Roma’s postergó indefinidamente su ingreso a Managua.

Los problemas de orden público plantean una difícil solución. Las pérdidas son acumulativas y las esperanzas de atraer turistas, garantizando un entorno seguro, se tornan distantes. El cierre de negocios le aumenta la carga de dinamita a la paralizada economía. El sector contribuye con el 9% de los empleos, cerca de 120.000 plazas, de las cuales 70.000 han quedado cesantes.

Es la segunda y la peor crisis del sector en el último cuarto de siglo, desde cuando Ortega y su familia empezaron a controlar Nicaragua, a través de una guerra sucia y silenciosa. Trance que, al igual que en Venezuela, responde al descontento popular por imposiciones de un mandatario opresor y corrupto que absorbe los poderes del Estado, elimina contrapesos institucionales, estigmatiza a la oposición, censura medios y reprime protestas, incluso con colectivos civiles de seguridad fuertemente armados.

Nicaragua se vuelve escenario de violencia y con la negativa a dialogar como salida política al conflicto sigue los pasos del gobierno bolivariano de Venezuela, país que tiene una economía fracturada, destruida y fuera de control, y un turismo desplomado. Ambos resumen la esencia de dos dictaduras que reciben las luces del ALBA, mientras sus industrias turísticas se oscurecen con los destellos del ocaso, el mismo que sobre los tiranos latinoamericanos retrata El otoño del patriarca.

Tomado de: El Espectador

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