En el informe, «¿Tomando el control? Censura y vigilancia de internet en Rusia», Reporteros Sin Fronteras analiza la censura en internet desde las protestas masivas contra Vladimir Putin en 2011/12. El informe documenta un amplio número de legislaciones adoptadas desde entonces con el propósito de prohibir determinados contenidos, aumentar la vigilancia del tráfico de datos e imposibilitar las comunicaciones anónimas online. Además muestra la presión a la que están sometidas determinadas líneas editoriales críticas y cómo las autoridades intentan silenciar a periodistas y blogueros individuales. El documento describe el sistema ruso de vigilancia masiva SORM y da información sobre nuevos medios online.
Reporteros Sin Fronteras también analiza la relevancia de plataformas internacionales como Google, Twitter y Facebook en la libertad de expresión en Rusia y les pide que clarifiquen su posición de cara a los sistemáticos ataques a la libertad de prensa y de expresión de las autoridades. Estas empresas deben abordar los derechos humanos con diligencia y compromiso, resistiéndose a las demandas de los estados que pretenden censurar internet o vigilar sus contenidos violando derechos humanos. En concreto las peticiones de las autoridades rusas de que determinados contenidos no estén disponibles sólo deben acatarse por orden judicial y cuando dichos contenidos violen a su vez los derechos humanos.
«Poniendo en práctica un sistema masivo de vigilancia a la población sin ningún motivo es violar los derechos humanos como el derecho a la privacidad o la libertad de prensa», advierte Christian Mihr, responsable de la oficina alemana de Reporteros Sin Fronteras. «Las plataformas internacionales como Google, Facebook y Twitter deben posicionarse claramente y no colaborar con las autoridades rusas, ni almacenar datos personales de usuarios de internet o bloquear determinados contenidos, que no es otra cosa que hacer el trabajo de los censores. Alemania, país anfitrión del Internet Governance Forum, debe hacer todo lo posible para contener estos intentos rusos de fragmentar internet en redes separadas más fácilmente controlables por los estados», añade Mihr.
El informe describe el sistema ruso de vigilancia masiva, documenta casos de personas individuales encarceladas por sus actividades online y aborda la «ley de soberanía en internet», una legislación en vigor desde principios de noviembre que puede ponerse en práctica con la tecnología actual.
Rusia ocupa el puesto 149 de los 180 países que conforman la actual Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa elaborada anualmente por Reporteros Sin Fronteras.
Consulta más información sobre Rusia en el Informe Anual elaborado por RSF-España.
El próximo martes 26 de noviembre, en el marco del Festival Ni con el pétalo de una rosa, Casa E reunirá a seis reconocidas periodistas del país.
Como parte de la programaciòn del Festival Ni con el pétalo de una rosa 2019, Casa E realizará un nuevo conversatorio de ‘Mujeres poderosas’. El espacio, que ha reunido a magistradas, empresarias, artistas y políticas, contará con importantes periodistas del país como María Elvira Samper, Vanessa de la Torre, Vicky Dávila, Camila Zuluaga, D’Arcy Quinn y la moderación de María Elvira Arango, para reflexionar sobre las vicisitudes, barreras y logros que han tenido como mujeres en el oficio periodístico.
‘Mujeres poderosas’ es un espacio creado por Casa E bajo la dirección de la actriz y activista Alejandra Borrero, con el objetivo de inspirar a través de historias de vida de mujeres en cargos de poder y crear conciencia sobre la posibilidad de que las y los participantes reconozcan su capacidad para empoderarse y vencer adversidades.
«Estas mujeres han soportado la crítica, han defendido su punto de vista, viven la violencia psicológica en redes sociales, pero también son mujeres luchadoras que han levantado su voz en unos medios tradicionalmente de hombres y han llegado a dirigir medios muy importantes de Colombia», comenta Alejandra Borrero.
Los temas que se desarrollarán en el conversatorio tienen que ver con la infancia, el efecto del machismo en sus vidas, lo que las ha inspirado, su forma de reaccionar ante los ataques en las redes sociales, cómo han aportado al periodismo desde su visión femenina, entre otros.
El evento va dirigido a todo el público, pero la convocatoria de conversatorios anteriores indican que son las mujeres quienes mayoritariamente asisten, en especial las jóvenes que buscan inspirarse y descubrir su poder interior: «Es maravilloso ver niñas en el auditorio, ver cómo se conmueven al descubrir que estas mujeres ya sean políticas, o en este caso periodistas reconocidas, también han pasado por momentos difíciles y vivido la discriminación y aún así lograron salir adelante», concluye Borrero.
Si estás interesada en asistir al Conversatorio Mujeres Poderosas puedes inscribirte en la página web www.niconelpetalodeunarosa.org. También podrás verlo por streaming desde las 7 p.m. en las redes sociales de Cromos, PULZO y Ni con el pétalo de una rosa.
Fecha: 26 de noviembre.
Hora: 6:00 pm.
Lugar: Teatro Arlequín av Cra 24 #41-69.
Más información en el 7440422 o escribiendo al correo electrónico [email protected].
Por Guillermo Romero Salamanca, comunicaciones CPB –
Es el hombre del millón y más historias. De una u otra forma, buena parte de las noticias que se originaron en 50 años del siglo pasado, estuvieron presentes en la vida de Juan Darío Lara Contreras, socio del CPB, el periodista de prensa y radio, el jefe de redacción, el hiperactivo con las preguntas, el hombre inquieto por la información, el conquistador, el bohemio, pero defensor a capa y espada de la profesión de la verdad: el Periodismo.
Tiene una memoria de la más moderna computadora, posee la capacidad de pensar en seis cosas al mismo tiempo, inteligente para resolver problemas, analista de primera mano y apasionado por la noticia.
Nació en La Mesa, Cundinamarca, se crio en Apulo, creció en Facatativá, vive en Bogotá, anduvo por las principales ciudades del mundo, recorrió a Colombia y ahora, descansa en Ricaurte –tierra templada y con la brisa del río Magdalena– del ejercicio de 45 años de vida profesional en diferentes medios de comunicación.
No ha perdido la costumbre por tener la información del momento. Prende el radio a las 5 de la mañana, luego se levanta a caminar, enciende el computador, deambula de un lado a otro, analiza documentos, revisa normas, compara leyes, dialoga con los colegas sobre la situación actual del país, duerme a ratos, vuelve a leer noticias, sube y baja escaleras, va de compras, pregunta acá y allá con porteros, vecinos, amigos por cualquier acontecimiento.
–¿Ha ido a la piscina de su conjunto residencial?
–Nunca. No he tenido tiempo.
EL CHINO DE LOS TABACOS
Estudiaba en el Colegio Camilo Torres de Bogotá y tendría unos 12 años cuando le manifestó un día a don Leopoldo, su padre, su deseo de trabajar para ganarse unos pesitos. Al día siguiente salieron de su casa en el barrio 7 de agosto, muy temprano, a la avenida Jiménez con cuarta donde quedaban tanto la dirección del Partido Liberal como la sede de El Espectador. Don Leopoldo tenía allí muchos amigos, entre ellos, a don Gabriel Cano y a su hijo, don Guillermo Cano, quien los saludó efusivamente.
–Don Gabriel, le dijo don Leopoldo, este joven quiere trabajar.
–Claro, le contestó don Gabriel y de inmediato ordenó que le hicieran un carné como “auxiliar de redacción”.
–¿Sabe cómo devolverse para la casa?, le preguntó don Leopoldo mientras le daba unos 20 centavos para el transporte y para alguna merienda.
—Usted tranquilo, yo pregunto, le contestó el muchacho.
Y comenzó así una vida en un mundo misterioso, lleno de tinta, historias, personajes, pero, sobre todo, noticias de la vida nacional.
Al rato, se le acercó Darío Bautista, el redactor económico y le inquirió con el consabido término cachaco: “Chino, ¿usted quiere ser periodista?”.
–Pues deseo aprender.
–Ah bueno, entonces vaya y cómprele los tabacos a don Guillermo. Así hemos comenzado todos.
Y así se convirtió en el “chino” de la redacción. Era un auxiliar de redacción que hacía los mandados, llevaba documentos de una oficina a otra, cuando salía a la calle miraba extasiado el paso de la caravana que encabezaba el general Gustavo Rojas Pinilla, mandatario en ese momento de Colombia, debía llevar las cuartillas a la oficina de censura del gobierno, al lado del Palacio de San Carlos y esperar a que las revisaran, pero sobre todo, escuchaba historias de periodistas como José Salgar, Mike Forero, Germán Pinzón, Luis de Castro, Guillermo García, Álvaro Monroy y a doña Inés de Montaño. A veces iba a la redacción un joven costeño que escribía sus notas y se marchaba. Casi nunca intercambió palabras con el “chino” ni con sus compañeros de redacción. Años más tarde supo que se trataba de Gabriel García Márquez.
Así pasaba sus días, descubriendo el centro de Bogotá, leyendo periódicos, untándose de tinta cuando bajaba a la rotativa para tomar cafecito con los operarios, observar a los linotipistas, escuchar a la gente de la calle, hacer amigos desde lustrabotas hasta ministros, todos por igual.
Un día, don Guillermo Cano, lo llamó y le dio una orden:
–Oiga chino, ha llegado una delegación de indígenas guambianos que vienen desde el Cauca y piden hablar con el presidente. Vaya y los entrevista, pregúnteles qué quieren, por qué vinieron hasta Bogotá, cuáles son sus problemas y si es verdad que aún los azotan y les quitan las tierras.
Juan Darío, medio asustado, se le midió a su primera entrevista. Los visitantes le contaron cómo vivían y cómo habían sido despojados de sus propiedades. Aprendió a usar la libreta de apuntes y rato después se sentó ante la máquina de escribir, a redactar. Sudaba de la angustia, pero hizo, en forma de crónica los sucesos relatados aquella mañana. Le llevó su escrito a don Guillermo, quien la leyó atentamente y le comentó: “Esto hay que cambiarlo, ponga esto acá y esto allá, suba este párrafo, quite este, añada lo que le dijeron sobre los cultivos, redacte más cosas sobre la visita…” y le devolvió las cuartillas.
El novel comunicador atendió todas las indicaciones y cuando terminó se dirigió a donde don Guillermo, quien pacientemente, leyó el escrito y le dijo: “chino, esto quedó mal, vuelva y hágalo” y le devolvió los papeles.
Cuatro veces hizo la tarea y no quedaba bien. Se entristeció. Se fue para el baño y se puso a llorar. La situación la observaron tanto José Salgar, jefe de redacción y Darío Bautista, el prestigioso periodista de asuntos económicos, quienes lo animaron diciéndole: “chino, a nosotros nos pasó lo mismo, tranquilo. Además, usted tiene al mejor maestro del periodismo que hay en Colombia”.
Se secó las lágrimas y regresó a tomar las teclas. Don Guillermo le recibió el nuevo documento y no le dijo nada. Al día siguiente, apareció la nota titulada: “Guambianos exigen hablar con el presidente de la República” y abajo, el nombre de Juan Darío Lara.
Don Leopoldo lo felicitó y durante el día, Juan Darío Lara les mostró el escrito a todos sus amigos y conocidos. Poco tiempo después le enseñaron a manejar los primeros equipos de radiofoto que llegarían al país. Aún le resuena el pitico que hacían cuando giraba el rodillo. “Ese invento transformó la fotografía. Yo recibí la primera foto a color. Era un paisaje de la selva brasilera”, cuenta ahora.
Luego lo pasaron al departamento de radio, donde con una grabadora Ampex-600 y escribía a máquina las informaciones de los corresponsales de todo el país. “Era el famoso 01 de Telecom y me llamaban de Barranquilla, Medellín, Cali y me daban datos, cifras, mensajes que organizaba antes de pasarlos a la jefatura de redacción”. Fueron sus primeros acercamientos a las grandes noticias regionales del país.
“Yo estaba contento en mi cuartico, cuando un día llegó Mike Forero Nougués q.e.p.d y me dijo: “chino, se va a cubrir La vuelta ciclística de Cundinamarca”.
–¿Y qué tengo que hacer?, le preguntó Juan Darío Lara.
–Usted va, se presenta ante el director de la carrera, le dice que va de El Espectador y envía los datos de quiénes ganaron las metas volantes, la montaña, la etapa y demás hechos que ocurran en la carrera.
Fueron ocho días de reportería cumpliéndole al Periodismo.
–Como me fue bien, entonces ya me mandaban a cubrir partidos de fútbol, conferencias, charlas y mis primeras ruedas de prensa.
ATENCIÓN FIRRR
Era tal su amistad con los operarios y periodistas del El Espectador que una vez en cuando iba a libar a las cantinas del centro de Bogotá. Un día se incrementaron las atenciones etílicas y partió para su residencia. Ya era bien de noche. Se subió a un bus y el sueño lo dominó por completo.
Luego de 130 kilómetros de recorrido, despertó confundido. No conocía el lugar y hacía calor. Le preguntó a un soldado sobre dónde estaba. “En Garagoa, Boyacá, le contestó” y de una vez le indagó: “¿cuántos años tiene?” y el pichón de periodista respondió: “Voy a cumplir 18”. Ese día estaban haciendo recogida en los municipios de Boyacá para llevar los jóvenes para prestar el servicio militar. “Entonces se queda joven”, le refunfuñó el militar.
Era la primera vez que visitaba Garagoa y fue también la última. No lo podía creer y mientras le pasaba la resaca lo fueron transportando hasta su nueva residencia en Armenia: el batallón de ingenieros Cisneros.
En la parada en Bogotá llamó a sus compañeros del periódico y les pidieron que avisaran a su mamá, doña María Luisa que lo llevaban para prestar el servicio militar. Con su familia no tuvo contacto sino días después de la rapada de cabeza, beber el quino podio –el purgante que le daban a los reclutas–, usar el uniforme y aprender a marchar.
El padre del periodista, al enterarse, visitó al ministro de Gobierno de la época, don Alberto Zuleta Ángel, quien escuchó la historia y se comprometió con hablar con el ministro de Guerra del momento. En efecto, a los pocos días llegó la orden al Batallón Cisneros que el soldado Lara Conteras Juan Darío debía presentarse en el Distrito de Reclutamiento número 1 en Bogotá. Pidiendo plata prestada entre sus compañeros y oficiales, viajó de Armenia a Bogotá que le costó 700 pesos y se presentó donde un coronel, quien, después de pegarle el regaño más grande de su vida por traficar influencias de ministros, solicitar intervención del ministro, a regañadientes le entregó el documento de reservista.
A su regreso a El Espectador fue trasladado al departamento de archivo. En el Ejército aprendió dos cosas: caminar presuroso y a responder. Se volvió altanero, perdió la timidez por completo y en el primer alegato que tuvo en el periódico con su jefe de archivo, lo echaron.
Enterado del asunto, don Guillermo, su padre putativo en el Periodismo lo recomendó para que laborara en El Siglo. Allí don Arturo Abello y Álvaro Gómez Hurtado se encargaron de pulir al diamante en ciernes.
“No he conocido a una persona más decente, más inteligente, más capaz, con un don de gentes impresionante como el doctor Álvaro Gómez Hurtado. Él llegaba al periódico y saludaba desde la señora de los tintos, los linotipistas, el portero, el gerente y a cada uno de los periodistas con un apretón de manos. Nos comentaba sobre las noticias del día y se marchaba”, relata ahora Juan Darío mientras toma algo de jugo para aliviar la garganta.
RUMBO AL ÉXITO
En las tardecitas las tertulias estaban acompañadas de anécdotas con personajes del periodismo como Alberto Giraldo, Jaime Villamil, Javier Ayala, Guillermo Tribín Piedrahita, Mario Acosta, entre otros, quienes eran las estrellas de El Siglo.
Guillermo Tribín, director de deportes le puso como misión cubrir la Vuelta a Colombia. Le tocó acompañar la primera carrera internacional del ciclismo que partió de san Cristóbal, Venezuela, hallando la colaboración en esa disciplina de expertos como Carlos Arturo Rueda y Alberto Piedrahita Pacheco, los mejores narradores de RCN, empresa que años más tarde laboraría con Alfonso Castellanos y Manuel Prado, en el noticiero Actualidades RCN.
Había quedado atrás el trabajo de el “chino” y ahora era el joven Lara. Gracias a sus fuentes de alta fidelidad, su forma para desenvolverse al preguntar, su presteza para escribir, su rapidez para resolver problemas su nombre se fue inscribiendo entre la reportería nacional.
Por eso lo llamaron con un excelente sueldo de la época a trabajar como Jefe de Redacción en el Noticiero Todelar de Colombia. Era una nómina de primera categoría: Alberto Acosta, Alberto Giraldo, Antonio Pardo García, Gabriel Cuartas Franco, Jorge Enrique Pulido – mi amigazo del alma–, Jaime Zamora Marín, Martha Montoya, Álvaro Rodríguez, Harada de San Martín, Olga Behar, Rafael y Eduardo Eslava, Yolián Londoño y Óscar Domínguez.
Los locutores eran Eduardo Aponte Rodríguez, Manolo Villareal y Andrés Salcedo, entre otros.
“Nos llevábamos siempre el primer lugar de sintonía y nos tocaron los sucesos de las elecciones de 1970 en las cuales ganó Gustavo Rojas Pinilla, pero que el gobierno de Carlos Lleras Restrepo se las dejó a Misael Pastrana Borrero. Fue algo bochornoso”, rememora ahora.
“A las ocho de la noche, Carlos Lleras Restrepo ordenó el toque de queda ante una enardecida población que exigía el triunfo de Rojas Pinilla, pero al día siguiente amanecimos con Misael Pastrana Borrero como presidente y eso originó la creación del M-19, ampliamente recordado en el país, entre otras cosas por las tomas de la Embajada de la República Dominicana y el Palacio de Justicia”, cuenta con tristeza el experimentado periodista.
El jefe de redacción, el chino del pasado, cruzó la frontera de la información deportiva y político, para ingresar a la disciplina del sector económico, con su llegada a La República con el grupo de periodistas de la talla de Abelardo Londoño Marín, Ignacio Becerra, Darío Hoyos, Gabriel Ortiz, Javier Ayala, William Giraldo, Octavio Quintero, Darío Restrepo y Fernando Barrero Chávez, entre otros. Cubría los ministerios respectivos, el Banco de la República, la Junta Monetaria, reuniones de las distintas federaciones y gremios económicos, además de conferencias internacionales del Fondo Monetario, Banco Mundial, Banco Interamericano de Washington y el Congreso Mundial Cafetero de Londres, por citar algunos.
Por las tardes el encuentro de comunicadores era en el café “Automático” donde charlaban con la intelectualidad del país y organizaba las notas para los próximos noticieros.
Comenzó su periplo por Nueva York, París, Londres, Washington, Miami, Madrid, Centroamérica, la guerra de Nicaragua, el restablecimiento de las relaciones de Colombia con Cuba –entre Alfonso López Michelsen y Fidel Castro– elecciones presidenciales de Chile con Salvador Allende, en Argentina con la caída de Juan Domingo Perón y la transición en España de Francisco Franco a la democracia.
Un día lo llamaron Alberto Giraldo y la familia Pava Camelo para que dirigiera el noticiero de Radio Súper. “Yo estaba asustado porque asumir la dirección de un noticiero no era fácil. Me dieron la autonomía para organizar la nómina a mi gusto. Tenían como lector a Cristóbal Américo Rivera, pero lo dejaron y les acomodé a Eduardo Aponte Rodríguez. Recuerdo con especial cariño a Óscar Domínguez, quien después sería director de Colprensa”, relata mientras refresca su ronca voz.
Meses después, su gran amigo, Yamid Amat, director de Caracol lo invitó a un almuerzo y le dijo: “quiero que te vincules a Caracol y me puso en contacto con don Diego Fernando Londoño, a la sazón gerente de la cadena, él me preguntó: ¿Cuánto quiere de sueldo? Yo, la verdad, no sabía qué pedir y le manifesté tímidamente: ¿Cuánto me ofrecen? Y pensé en el triple de lo devengado en Súper. Cuando le comentó, de inmediato lo aceptó”.
Llegó como coordinador general del Sistema Informativo conocido como Cuarto de Hora Caracol que imponía Yamid Amat, director en ese momento del recién lanzado 6 a.m. 9.a.m.
“Mi tiempo en Caracol Radio fue donde pude desarrollar toda mi capacidad periodística. Fueron miles de noticias, informes, entrevistas, crónicas y trabajos de investigación los que pasaron por mis manos, o mejor, por mis oídos. Recuerdo que nos llevaron al Mundial de Fútbol 1982 a España y allí con Yamid originamos un noticiero con informes desde distintas ciudades de Europa. Fue tal el éxito que los directivos de Caracol nos dieron un mes de vacaciones. Con 6 a.m. 9 a.m. y ese equipo conformado por personalidades como Yamid, Alfonso Castellanos, Julio Nieto Bernal, Antonio Pardo García, Juan Gossaín, Javier Ayala y Juan Harvey Caicedo se marcó toda una historia del periodismo nacional”.
“Compartí en el periodismo una maravillosa vida con profesionales extraordinarios como Julio Sánchez Cristo, Alberto Casas, Orlando Cadavid Correa, Daladier Osorio, Guillermo Rodríguez, William Giraldo, José Ramón Núñez, Darío Hoyos, Iader Giraldo, Álvaro Pardo, Arnaldo Valencia, Guillermo Franco Fonseca, Carlos Ruiz, Darío Arizmendi, Olga Behar, Amparo Pérez, Amparo Peláez, Cecilia Orozco, María Isabel Rueda, Margarita Vidal, Gabriel Gutiérrez, Germán Santamaría, Ricardo Peláez Duque, Héctor Mora, Ovidio Piter Charria, Ariel Cabrera, Esperanza Rico, Luis Enrique Rodríguez, Martha Elizabeth Camargo, Yanelda Jaimes, Lilia Plazas, José María Bolaños, Javier Baena, Sammy Jalil, Édgar Artunduaga, Jairo Corredor, Fabio Callejas y otro montón que no caben en esta nota”, comenta.
“Agradezco también la oportunidad que me dieron instituciones como la Universidad de La Sabana, Javeriana, Externado, Los Andes, Inpahu, Los Libertadores y la Escuela Superior de Guerra para expresar mis opiniones en clases y conferencias a sus alumnos”, relata emocionado.
Su vida es una novela de la mejor profesión del mundo. Disfrutó como nadie cada uno de los días de su carrera. Tuvo los mejores profesores, envidiables compañeros y es una enciclopedia de un millón de historias y la forma de mostrar un talento y olfato para la información. Eso sí, con letras de molde: Juan Darío Lara tiene una gran virtud: es amigo de sus amigos.
Juan Daría Lara Contreras ha ganado varios premios de Periodismo CPB y Simón Bolívar. Casado con doña Betty Caicedo de Lara, hace 56 años y sus hijos son Darío Lara Caicedo, ingeniero de sistemas que vive en Estados Unidos, Sandra Patricia Lara, odontóloga y María Fernanda Lara, Médica Veterinaria.
JUAN DARÍO EN FRASES
* Hay varias lecciones de vida que aprendí durante el ejercicio de 45 años en los diferentes medios que estuve –más en prensa y radio y algo en televisión – todos dejan enseñanzas. Hay inteligentes, ingenuos, audaces.
* Nací a mediados del siglo pasado y me tocó avanzar lentamente en ese mercado que era pequeño y competido. Casi todos nos conocíamos. Dialogábamos sobre hechos y sobre nuestras vidas. Nos conformábamos con los salarios y luego nos dimos cuenta que, cuanto más se figuraba por conocimientos, el trabajo costaba más y se podía exigir. Algo parecido a lo de hoy. Lo que ocurre es que hoy, ya no se trabaja con y por esa mística, sino por plata, por horas y en varias partes para sostener un rol de vida. Antes había exclusividad de medio y sin horas extras y menos transporte para ir a cubrir la noticia… Hoy si no hay eso, no hay interés.
* Antes se competía por la noticia. El periodista no se contentaba con una declaración o una rueda de prensa, sino que investigaba, era creativo.
* El periodismo es una conducta de vida. Cuestiona todo. No “tragar entero” lo que le dice la fuente, por poderosa que sea, sin mentir, para evitar la difamación. Todo debe ser documentado, porque al cuestionar a quienes ostentan ese poder transitorio, denunciar sus abusos, preguntar siempre el por qué y lo más importante: hacer seguimiento a los hechos que son como fantasmas. Hoy están y mañana desaparecen por otro. Y así va quedando en el olvido y por eso, sus autores abusan, incurren en injusticias, en arbitrariedades que buscan tapar con la efímera autoridad, para que precluyan. Y hay prestigiosos abogados y jueces que defienden personajes o apellidos dilatando audiencias por la laxitud de la justicia.
* Por eso, el periodista no debe ser débil, sino darse licencia y mostrar que también puede denunciar para que se apliquen justicia, que, lamentablemente es laxa.
* Las redes sociales son la realidad entre la verdad y la mentira y pocos pueden discernir. Hay quienes las manejan responsablemente y terminan convirtiéndose en el periodista.
* El periodista debe retirarse a tiempo. Si fue ordenado y organizado sin dejar de hacer una vida social, y participar de esa actividad hasta los 70, después es un estorbo y debe dar paso a la nueva generación.
* El Periodismo de hoy tiene una gran falla: Se limita a mencionar la localidad, pero no el barrio ni la dirección, como si todos conocieran la ciudad.
* Se requiere un círculo de periodistas como real institución gremial, fuerte, que defienda la actividad laboral de los profesionales, huérfanos por su falta de representatividad y reconocimiento ante los empresarios de los medios. Recuperar su prestigio y aglutinar a los periodistas que han surgido en este siglo en prensa, radio, televisión, internet para salir del ostracismo en que se halla el CPB, otrora consultor de gobiernos e instituciones para evitar su desaparición, ya que sólo se le recuerda los 9 de febrero de cada año por unos premios, que con gran esfuerzo se entregan en ceremonia de reconocimiento a una misión informativa, a la que asisten personajes que desconocen la institución, por falta de una gestión y acercamiento más cercano a sus periodistas que son la materia prima.
Cuando estudiaba su bachillerato, al joven Juan Álvaro Castellanos se le ocurrió la idea de aprovechar su voz y presentarse a Caracol para que lo admitieran como locutor.
Lo escucharon y lo aceptaron para leer noticias en una pequeña cabina que tenía “Radio Reloj”. Esos años le quedaron marcados para su vida. “En las noches, en su turno, hacía las tareas escolares en la cabina, los directivos me ayudaron con los horarios. ¡Qué maravilla!
Aún recuerda la introducción que le hacía a las informaciones: “Alka Seltzer, la tableta de efervescencia que alivia rápidamente presenta las noticias del momento”.
Un día, el mismísimo Fernando Londoño Henao, presidente de la cadena radial lo llamó y le comentó: “Vamos a conformar el Sistema Radio Reloj. Ya tenemos emisoras en Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, Bucaramanga y Cúcuta”.
“Ese sistema –recuerda ahora con su acento cachaco—era una machera. Tenía noticias, música, pero una gran cantidad de servicios sociales. Se daban mensajes de niños y ancianos perdidos y se les ayudaba a miles de personas para conseguir trabajo o para buscar hasta un perro extraviado”.
Todo iba en forma rutinaria hasta el mediodía del 22 de noviembre de 1963. “Estaba en mi turno, cuando me llamaron: “Juan Álvaro, baje a la matriz de la Cadena, lo necesita urgentemente don Julio Nieto Bernal”.
“Yo bajé todo presuroso y no sabía qué ocurría. Hacía unos minutos se había terminado el noticiero y el lector, don Julio Eduardo Pinzón, había salido de su turno y estaría almorzando. Yo sabía que después del informativo iría Montecristo con su espectáculo de risas, pero cuando llegué a la cabina, todo era alboroto, corrían de un lado a otro y entonces don Julio Nieto me pasó la gran noticia del día: “Habían asesinado en Dallas, Texas, a Fitzgerald Kennedy el trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos”.
Esa fue la primera gran transmisión que le tocó a Juan Álvaro Castellanos, quien escasamente tenía unos 16 años y que no tenía confianza con los periodistas y menos con don Julio Nieto Bernal.
“A él lo encontraba en las escaleras de ese edificio insigne de Caracol en la calle 19 # 8-48 y lo saludaba: “don Julio, buenos días” y él me decía solamente: “joven, cómo está” y seguía en su camino y yo en el mío, después fuimos amigazos. Pero esa tarde fue de gran información y me sirvió que tenía nociones de inglés y estuve hasta cerca de las tres cuando ya aparecieron los periodistas de la cadena”.
“Lo primero que aprendí fue radio, pero a mí me gustaba el periodismo. Ingresé a la Universidad América. Por esos días don Julio Posada se agarró con un directivo de la institución y se acabó esa facultad”.
CON LAS FUENTES DE ALTA FIDELIDAD
“Un día fui a una reunión en la Academia Colombiana de Historia y uno de los conferencistas era Arturo Abella. Después de su exposición nos pusimos a charlar y le comenté que, si bien trabajaba en Radio Reloj, a mí me gustaba el Periodismo”.
–Pase mañana por la oficina y hablamos, le dijo Abella.
“Así comenzó en 1972 mi trabajo en televisión: Telediario informa en media hora lo que pasa en 24, decía yo. Jajajajajajaja, ¡Qué tiempos aquellos! Esos eslóganes me los recitaba como el Padre Nuestro”.
Además de su trabajo como lector de noticias también ejercía como periodista. Fueron miles de notas las que presentó en esos ocho años, pero recuerda con especial atención los hechos del 28 de junio de 1974.
“Ese viernes nos llegó la información de un derrumbe en la vía Bogotá Villavicencio. Al día siguiente, nos íbamos para Cartagena a una convención bancaria. Tomé la determinación que mejor me iba a cubrir la tragedia. Nos encontramos con la catástrofe de Quebrada Blanca, donde la montaña aplastó a unas 500 personas. Algo espeluznante. Fue la primera vez que Inravisión autorizó emitir un avance del noticiero a las cuatro de la tarde. En esa época los informativos no tenían derecho a pasar extras”, relata ahora rememorando aquellos hechos.
“Otro día –rememora- estábamos en la oficina y nos dijeron que las personas estaban saliendo de sus casas, que había alarma general por los lados de la Universidad Nacional. Pensamos que era otro mitin de los estudiantes y claro, cuando pasamos frente al Instituto Agustín Codazzi, escuchamos la balacera y Gabriel Mantilla, el camarógrafo comenzó a grabar cuando la gente corría de un lado a otro. Ese 27 de febrero de 1980, un comando del grupo guerrillero M-19 se tomó la embajada de República Dominicana. No vi cuando el representante de El Salvador saltó por una ventana de la residencia, pero si escuché el golpe. Fuimos los primeros en llegar al sitio y, años después, Ciro Roldán hizo una película y tomó mi voz para ambientar lo sucedido aquel día”.
“A finales de 1979, don Arturo Abella, el hombre conocido en el país por sus noticias como “fuentes de altísima fidelidad”, nos comentó, casi llorando, que el gobierno de Julio César Turbay lo iba a sacar del aire. Según nos contó, el presidente tenía unos compromisos políticos que debía cumplir y no había nada qué hacer”.
“Hubo pánico en el informativo. Las Teresitas se fueron, el personal se asustó y, efectivamente, en 1980, dejó de funcionar el noticiero”.
TIEMPOS DE EL ESPECTADOR
Juan Álvaro Castellanos –el hombre de muchos años de la Voz de América—se conmueve al recordar aquellos tiempos en Telediario. “Fueron la mejor experiencia de mi vida”, comenta y guarda unos segundos de silencio.
Pero un día lo invitaron a un almuerzo en el Club de Banqueros en el edificio Tequendama, de la calle 26 con séptima en Bogotá.
“Me tocó al lado de José Salgar. Me preguntó qué había sucedido con Arturo Abella y le conté que Julio César Turbay lo había dejado por fuera de la licitación. De un momento a otro, me preguntó: “¿Ala, no te gustaría trabajar en El Espectador?”.
–Uno tiene sus días en los cuales se encuentra con el Espíritu Santo, le contesté emocionado.
–Lo espero mañana a las once, quiero primero hablar con Guillermo Cano, le dijo.
“Trabajar en El Espectador fue emocionante. Fue mi tercera gran casa. Hice amigos por doquier. Trabajar con José Suárez fue increíble, hablar con don Guillermo Cano, las reuniones de trabajo…Todo. Allí se me despertó mi sentido de reportería”.
En esos días se acababa El Vespertino, y recuerda que formó parte del equipo de redactores que cubrió toda la crisis bancaria en Colombia. El primero fue el del Banco Nacional del Estado.
“En junio de 1982, en una reunión con un amigo publicista, su esposa Norita me comentó que era la secretaria de Uldarico Robles, vicepresidente del banco, pero que, además, había unos movimientos todos extraños en la entidad. Quedamos en que yo iría al otro día al banco para ver qué pasaba”, cuenta ahora.
“Al día siguiente le hablé del tema a don Guillermo Cano y me dijo: “Váyase en una chiva –como les decían a los Renault 4, en los que movilizaban a los reporteros del periódico—y mira qué ocurre en el banco. Cuando llegué ese 24 de junio de 1982, don Félix Correa había cerrado las puertas a cientos de aterrados cuentahabientes. Norita me había dicho que no dijera que yo era periodista, sino que era un amigo de ella que iba por unos documentos. Al subir a su oficina, el vicepresidente estaba sentado en el escritorio y contestaba los teléfonos diciendo: “Aló Medellín, paguen hasta donde más puedan y cierren…Hola Bucaramanga, cierren…Nada de conciliaciones… Aló Barranquilla, nada de consignaciones, cierren, cierren”. El tipo estaba desesperado me decía: “no, no vaya a publicar nada…esto lo podemos salvar”, como tratándome de manipular la información”.
“Cuando bajé al primer piso, todo era alboroto, un esmeraldero le gritaba a un cajero, mientras le esgrimía un revólver, exigiéndole devolución de 5 millones de pesos. La gente estaba asustada, unos días antes habían cerrado Furatena, otra de las entidades de Félix Correa. No había policía y cuando el hombre armado iba saliendo del banco, disparó al techo. ¡Terrible!”, cuenta Juan Álvaro Castellanos rememorando aquellos años de labores reporteriles.
“Le conté todo lo sucedido a don Guillermo Cano, quien tituló la información: “Estallido en el Banco Nacional” y más abajo puso: “Revolver en mano esmeraldero exige devolución de 5 millones de pesos”.
Las investigaciones continuaron hasta encontrar los autopréstamos de los Mosquera que dieron al traste con el Banco del Estado. Luego todo el escándalo de Jaime Michelsen y el Grupo Grancolombiano.
“Era un tipo muy soberbio. A nosotros nos decía: “voy a hablar con José Salgar para que les cambie esas cámaras que ya están muy viejas”. Otras veces comentaba que él haría el metro de Bogotá o que organizaría el Mundial de fútbol. Su oficina, era toda ostentosa, el techo era de plata”, recuerda.
“Otro día me tocó cubrir los hechos sobre la escapada de Jorge Mejía Palacio, un cachaco, dueño del Banco de Bogotá. En ese momento, Luis Carlos Sarmiento Angulo trajo para Bogotá su banco de Occidente y ahí comenzó su carrera financiera”.
TIEMPOS DE ROYA
“Un día de 1983, Guillermo González, de la Federación de Cafeteros, le dio una noticia que conmocionaría al país: se había descubierto la roya en un campo del Quindío. Era gravísimo, porque ese producto era el primero de exportación del país y traería graves consecuencias, pero había que informar para dar educación a todos”.
En esos días había racionamiento eléctrico en Bogotá. Cuando llegué al periódico ya estaba armada la primera página, pero don Guillermo la organizó con un titular: “Llegó la roya a Colombia y Bogotá sigue apagada”.
Días después Andrés Pastrana Arango lo llamó para formar parte del equipo de TV-Hoy.
“Me llamó la atención porque Pastrana me dijo que su programadora haría parte del primer canal de televisión del país. Se adelantaban conversaciones con don Fernando Gómez Agudelo de RTI, Caracol, Punch y El Tiempo, sin embargo, días después Julio Mario Santodomingo informó que ellos irían solos en su afán de conseguir su propio canal. Después pasó lo mismo con RCN y entonces se desbarató el asunto”.
Cuando llegó a la presidencia Andrés Pastrana lo invitó a formar parte de la oficina de comunicaciones donde hicieron un noticiero con Eliodoro Otero y Luis Gabriel González. A su salida, aceptó el reto propuesto por Édgar Artunduaga para laborar en Todelar.
En 1985 ingresó al Círculo de Periodistas de Bogotá. “Aquí no hay sino amigos y buenos recuerdos de tantas y tantas noticias que se han dado al país”, señala.
“El Periodismo es la mejor carrera de la vida. Cada instante se vive con intensidad y cada recuerdo forma parte de la historia nacional”, comenta el periodista considerado como “el caballero de las noticias”.
Si el domingo pasado antes de cerrar las urnas un duende le hubiera dibujado a alguien el mapa de los resultados próximos a divulgarse, ese alguien se habría muerto de la risa. Habría creído que el geniecillo lo estaba tomando por ingenuo o que le hablaba de otro país, no de Colombia.
De ese tamaño fue el batatazo en las elecciones regionales. ¿Que se cayeran al unísono Uribe y Petro, jefes de los extremos políticos? ¿Que una mujer gritona y diversa -da quemazón decir lesbiana- alcanzara la mayor votación de cualquier antecesor en el segundo cargo del país? ¿Que una agrupación de juguete, la Alianza Verde, se empinara por encima de los reventados partidos de toda la vida? ¡Inconcebible!
Hay más. ¿Que el cantante de vallenatos de la guerrilla sea el nuevo alcalde de ese apéndice de Cartagena, llamado Turbaco? ¿Que el millón y medio bogotano de Petro en las anteriores presidenciales se hayan reducido a los 440 mil de Hollman? ¿Que los mil y un pastores cristianos de Uribe Turbay solo consiguieran del cielo sufragios para el último lugar de la derrota? ¡Inesperado!
Y varias ñapas. ¿Que el elegido en Medellín no haya sido “el que diga Uribe”, sino uno de los paladines de la paz con la guerrilla? ¿Que las encuestas hayan colapsado hasta el punto de que el columnista Coronell habla del “profesor” Guarumo, en honor de una de las firmas en fiasco? Y la tapa: ¿Que las portadas de los diarios de aquí y allá desplieguen el beso con ojos cerrados, de las dos primeras damas capitalinas? ¡Inaudito!
Pues bien, hoy se sabe que ese país de fantasía, anticipado por el gnomo del domingo no es otro país. Ese país es nuestra Colombia. Esta Colombia que salió a votar con dos espadas de fuego: conciencia e indignación. Los jóvenes, las mujeres, los pegados a las redes sociales, los hastiados de tanta historia patria sin patria y de tanta tinta tonta.
La conciencia analizó, aclaró, comprendió que la polarización es un caballo loco sobre el que los líderes treparon al viejo país, para sacar provecho de esta guerra. La indignación fue el combustible que elevó a 60 por ciento la proporción de los votantes, como nunca antes. Era preciso darle una vuelta canela a la tristeza de esta vida asustada. Entonces la gente fluyó en multitudes a hacer la tarea del futuro. Y el duende tuvo la razón, Colombia no es otro país pero comenzó a ser otro país.
Con una triste noticia despertó este jueves 31 de octubre Colombia: la partida de Alfredo Molano Bravo, escritor, periodista y sociólogo, pero, ante todo, amante de la Paz.
Recibió el Premio Nacional de Periodismo CPB 2015, en la modalidad de Prensa, por la serie de artículos periódicos “El origen del conflicto armado en Colombia”.
Completa investigación que El Espectador publicó en doce entregas sobre la historia de 50 años de guerra entre el Estado y las FARC.
“Gran pensador, sensible ante las inequidades y el abandono de la Colombia oculta, golpeada y olvidada, Molano deja un invaluable aporte: su lucha por la paz y la plena confianza de que el país la logrará y se liberará de ese flagelo que lo ha golpeado por más de sesenta años”, dijo Gloria Vallejo, presidenta del CPB.
Alfredo nació en Bogotá en 1944, aunque algunos de sus biógrafos le ubican a La Calera como su punto natal y dedicó su vida a recorrer el campo de Colombia con la intención de dar cuenta de las otras realidades que la habitan. Escribió más de 20 libros detallando sus caminos y escuchando a miles de personas.
Sus biógrafos han dicho que “a través del «viaje a pie» y la conversación constante, Molano ha construido textos fundamentales en los que se muestra otra perspectiva sobre los orígenes y desarrollos de procesos sociales tan complejos como el de la violencia, el desplazamiento forzado y las problemáticas rurales. Con un interés sociológico mezclado a su ímpetu literario, sus textos han sido considerados poco ortodoxos por la academia universitaria y, en general, caracterizados como experimentos ficcionales”.
En el 2014, Alfredo Molano recibió el doctorado Honoris Causa por parte de su alma máter, la Universidad Nacional de Colombia.
Debido a amenazas se vió obligado a abandonar el país entre 2001 y 2002, exiliándose en Europa.
Fue profesor de varias universidades; colaborador de revistas como Eco, Cromos, Alternativa, Semana y Economía Colombiana, y autor de numerosos trabajos de investigación.
Dentro de sus libros figuran algunos títulos como Economía y educación en 1850: algunas hipótesis sobre su relación (1974), Amnistía y violencia (1978), Materiales para una historia de la educación en Colombia (1979), Los bombardeos de El Pato (1980), Evolución de la política educativa en el siglo XX : primera parte 1900-1958 (1982), Los años del tropel: relatos de la violencia (1985), Selva Adentro: una historia oral de la colonización del Guaviare (1987), Siguiendo el corte: relatos de guerras y de tierras (1989), Aguas arriba: entre la coca y el oro (1990), La tierra del caimán : relatos (1990) (Escrito con: María Constanza Ramírez), Así mismo: relatos (1993), Trochas y fusiles (1994), Del Llano llano: relatos y testimonios (1995), El tapón del Darién: diario de una travesía (1996) (Escrito con: María Constanza Ramírez), Rebusque mayor. Relatos de mulas, traquetos y embarques (1997), Mompox, soplaviento, calamar, mahates y morales (2000) (Escrito con: María Constanza Ramírez), Desterrados: crónicas del desarraigo (2001), Apaporis, viaje a la última selva (2002) (Escrito con: María Constanza Ramírez), Al margen izquierdo : 1999-2003, selección de columnas del periódico El Espectador (2004), Penas y cadenas (2004), Espaldas Mojadas, historias de maquilas, coyotes y aduanas (2006), Ahí le dejo esos fierros (2009), En medio del Magdalena Medio (2009), Del otro lado (2011), Otros Rumbos (2012), Dignidad campesina, entre la realidad y la esperanza (2013), A lomo de mula (2016), De río en río (2017).
El Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) y la Junta Directiva del gremio expresan sus sentimientos de solidaridad a su familia y allegados y los acompaña en estos momentos de dolor. QEPD.
Incluir a Jorge Enrique Pulido socio CPB (in memorian) en el registro único de víctimas, como compensación y justicia a la trayectoria de quien ofrendó su vida en razón del oficio y la moral es un derecho legítimo.Es el reconocimiento a la memoria, como resarcimiento en su propio país a una víctima de esa violencia conexa narcotráfico y guerrilla, es reconocer a un periodista y hombre de bien, figura pública, noble emprendedor, que con moral y valentía enfrentó la adversidad que azotó a Colombia cuando amenazada la democracia por el terrorismo se atentó contra la conciencia de la sociedad, atacando y asesinando a la prensa. Le antecedieron Guillermo Cano, Luis Carlos Galán, le siguió Diana Turbay y otros inolvidables periodistas.
El gobierno colombiano se niega todavía a reconocer la memoria de Jorge Enrique Pulido, mientras que y paradójicamente se le hace homenaje en el Smithsonian/Washington, en los Estados Unidos,en una de sus salas, en honor de las víctimas de la violencia del mundo. Allí está la foto de Jorge Enrique de Colombia y otros valientes del mundo.
La ley 1448 de 2011 creada entre otros fines para la estadística y honra de la memoria de las víctimas como parte del resarcimiento, pero en el caso de Jorge Pulido no ha allanado el camino, teniendo en cuenta que hay otras víctimas reconocidas de la misma época y circunstancias similares.
El Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) en su tarea gremial debe liderar el reconocimiento y tributo a su memoria y a la de otras víctimas de la prensa también asesinados.
Son 30 años ya de su partida y les comparto la carta que cuando se cumplieron 20 años de su muerte, nuestra hija Lina María Pulido Torres escribió a Jorge Enrique, como la universitaria que él no pudo conocer, con el desparpajo de ser joven, con sentimiento profundo para el periodista y padre y que conserva en su página web.
En la foto, durante una copa de vino en Palacio ofrecida por el presidente López Michelsen en honor de Pulido, por haber ganado el premio de periodismo Rey de España por su entrevista al presidente Carter, en la Casa Blanca, durante la firma de los tratados Torrijos-Carter (septiembre de 1977). De izquierda a derecha: López Michelsen, la señora madre de Pulido, Omayra, su esposa, Juan Darío Lara, Olga Behar (cigarro en mano) y Óscar Domínguez.
Hoy hace treinta años el periodista Jorge Enrique Pulido fue asesinado por el narcotráfico. A su muerte le envié unas líneas que les comparto.
Treinta años sin Pulido
Viejo Puli:
Quisiste tanto esta hilacha de vida que a la hora de partir tu rostro lucía sereno, tranquilo. Lo dijeron los médicos que te vieron partir. Hasta el final, mostraste gran estado de ánimo.
Diste gracias al personal científico del Seguro Social que te quiso mantener entre nosotros. Pero el de arriba te tenía tiquetiado para que entraras a la leyenda por la vía del martirio.
Sólo cuando se ama la vida como la amaste tú –enamorado de profesión, según lo atestiguan las varias epístolas que te hiciste leer-, se adquiere visa para irse a averiguar, como el personaje de Papini, lo que hay más allá de la muerte, la única noticia que no habías cubierto.
Como fuiste fundamentalmente un reportero, nos vas a chiviar a todos como nos chiviaste una vez en Washington: entrevistaste al presidente Carter, junto con Juan Guillermo Ríos, mientras los demás mirábamos a los gringos descomunales de la seguridad mascando chicle o escuchando sus diminutos monitores. Ese trabajo de alta reportería te valió el más importante premio internacional de periodismo que te adjudicaron los chapetones de la agencia EFE.
Estabas titino y severo en tu ataúd en la sala “Rodrigo Lara Bonilla” (salúdalo de nuestra parte) del Concejo de Bogotá que se comprometió a construir una biblioteca con tu nombre.
Quedaste tranquilo, viejo Pulido, porque hiciste las cosas bien. Tu esmoquin nuevo, estuvo que ni mandado a hacer. Parecías vestido para una fiesta eterna.
Una procesión interminable pasó frente a ti para rezarte un réquiem de despedida con un taco en el alma y en la garganta.
Todo Bogotá se dio cita a tu alrededor el día de tus exequias. Los del gajo de arriba, los del centro, los de abajo. Primero en el Concejo, después en la Catedral.
Hasta el club de “enemigos” de Jorge Enrique Pulido (la JEP) reventó infantería a lo largo de la Carrera Séptima arriando coche mortuorio rumbo al Mausoleo del Círculo de Periodistas de Bogotá, en el Cementerio Central.
Lo que más envidia nos dio, chiquito Pulido, fue la gente del pueblo, que, adolorida, te acompañó. Fue un reconocimiento a tu oficio. Un plebiscito contra quienes te sacrificaron. Si pides más, que te piquen caña.
Detrás de tus hijos Jorge Enrique y Lina María, de Omayra, tu esposa, la gente de la programadora, tus colegas y amigos, iba “El hombre sin rostro”, a quien le ayudaste en uno de tus programas.
Me vas a decir cañero de vereda pero la loquita que se echa todos los días el mismo discurso sobre el Holocausto del Palacio de Justicia, en pleno Parque Santander, incorporó tu muerte a su repertorio el día de tus exequias.
Armaste un lío de la madona en el tránsito bogotano, orquestada por el director de Tránsito, Rubiel Valencia Cossio, hombre fuerte de Montebello, tu entrañable amigo. Que no falten los transmóviles con la gente del Circuito Todelar, donde arrancaste tu parábola periodística, encabezando el perplejo cortejo.
En el Cementerio Central nos sorprendió un conjunto de cuerdas. Cuando llegaste, arrancó con “Amigo”, de Roberto Carlos, la canción que priva al Papa Juan Pablo II. Y para terminar nos regalaron con “Flores negras” que supongo era una de tus preferidas en tus noches de bohemia con agua aromática.
Rafael Galves, presidente del CPB, te gastó discurso a nombre de todos nosotros. Un espontáneo corrido de la teja anunció en medio de la solemnidad con suspiros del momento, que en las próximas elecciones el candidato lo pondrá Dios. El precandidato Gabriel Melo Guevara esbozó una cierta sonrisa.
Descansa en paz, viejo Puli, porque harto te lo mereces. Te lo dijo un país adolorido que te despidió para ese viaje con tiquete de ida únicamente. Ojalá que ya que no tenemos derecho a la vida, algún día, con tu muerte y tantas muertes pasadas y futuras, tus hijos, los nuestros, los hijos de ellos, tengan derecho a escoger la muerte.
En la foto Delegación de textiles de la India en Colombia.De izquierda a derecha Cristian Salamanca, de la
Cámara de la India, Hari Krishan Lal Magu, Director de AEPEC, Embajador Sanjiv Ranjan, Rakesh
Vaid y Vishnu Kumar Sharma, Primer Secretario de la Embajada.
El nuevo Embajador de la India Sanjiv Ranjan, que recientemente presentó credenciales ante el Presidente Iván Duque y el Canciller de Colombia, Carlos Holmes Trujillo, anuncio que su Gobierno otorgará 100 becas a colombianos, 25 de las cuales son para profesores que quieran aprender inglés. En cuanto a los periodistas, hay oportunidad de tomar dos becas de periodismo en las últimas tendencias digitales y televisión.
El Embajador Ranjan venía de Argentina, donde ocupaba este cargo desde 2016. Domina el español, que aprendió durante sus estudios en Europa y perfeccionó en países de habla hispana.
Su principal gestión será el fortalecimiento del intercambio comercial entre ambos países. Para el embajador Ranjan, Colombia es un socio importante con quien comparte valores económicos, democráticos y de derechos humanos.
Sanjiv Ranjan, Embajador de la India en Colombia (foto tomada del Tiempo)
“Nosotros siempre vamos a tener afinidad con democracias, porque sabemos que representamos los gobiernos y esos valores que compartimos son muy importantes”, dijo.
Para el diplomático, el mayor aporte que la India puede hacer al mundo, es el avance en la tecnología e informática, mediante la cuál los países se pueden conectar con la India, y también con los otros lugares alrededor del mundo.
Colombia, una economía dinámica
Como representantes de la India, está convencido de que uno de los deberes es ver las oportunidades, las necesidades y tratar de facilitar los vínculos entre la india y la sociedad colombiana. Señaló además, que la India ha visto en Colombia una economía dinámica con innovación, creatividad y sabe que estas son fuentes y un apoyo importante para la sociedad.
Dijo Sanjiv Ranjan, que dos de las empresas más grandes de la India Mahindra y Tata, ya están haciendo vehículos eléctricos, los cuales se están necesitando en Colombia y seguramente van a llegar al mercado colombiano muy pronto.
Renunciar a la violencia es lo más importante
Sobre lo que piensa del proceso de paz, señaló el diplomático, que “En términos generales, trabajamos para que los gobiernos sigan adelante. Es importante que Colombia comprenda que hemos tenido estos procesos en diferentes partes de la india. Es seguir adelante en una democracia. Lo importante es dialogar, hablar y utilizar las instituciones y los procesos para tener el mayor consenso para seguir adelante, porque renunciar a la violencia es la salida”.
Delegaciones comerciales permanentes
Delegación de textiles de la India en Colombia.De izquierda a derecha Cristian Salamanca, de la Cámara de la India, Hari Krishan Lal Magu, Director de AEPEC, Embajador Sanjiv Ranjan, Rakesh Vaid y Vishnu Kumar Sharma, Primer Secretario de la Embajada.
Este mes de Octubre, llegaron a Bogotá representantes de la industria textil de la india, quienes se reunieron con empresarios colombianos, para ofrecer sus productos.
Los textiles y prendas de la India tienen una historia de excelente artesanía y atracción mundial, porque son muy apetecidos el algodón y la seda de este país. Esta industria es un importante contribuyente a la economía, tanto en términos de su participación interna, como de sus exportaciones. Este sector es el segundo proveedor de empleo más grande del país, dando trabajo directamente 45 millones de personas, considerando que la India es el sexto exportador de ropa más grande del mundo.
LLegaron a conversar con empresarios representantes del Consejo de Promoción y Exportación de Prendas de Vestir. AEPEC, señores Hari Krishan Lal Magu, Director, Balram Kumar, Director de Textiles del gobierno de la India y Rakesth Vaid, miembro del comité ejecutivo del consejo.
Se reunieron en Bogotá con representantes de la Cámara de Comercio, con directivos de la Cámara de la India, doctor Jaime Mantilla y señor Cristian Salamanca y con el gremio textil de Fenalco.
La idea es fortalecer la importación de materiales y promover la participación de los empresarios colombianos en la Feria Internacional de Prendas que se realizará del 20 al 22 de enero de 2010, en Nueva Delhi.
Este es uno de los programas que el nuevo embajador Sanjiv Ranjan piensa fortalecer, durante su estadía en el país.
Becas para periodistas
Los periodistas interesados en presentarse a estas becas, favor enviar su solicitud al Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB), [email protected]m, [email protected] para ayudarlos en la gestión ante la embajada de la India.
A continuación encontrarán información sobre las becas:
La cobertura al NO del PS a concurrir a La Moneda ha sido parcial e intencionada: no se ha dicho que su negativa a dialogar era porque la colectividad puso como condición al diálogo el retiro de los militares de la calle y sin estados de excepción. Menos se ha dicho que el gobierno excluyó al PC del diálogo. También no ha habido ningún análisis serio del repentino apoyo de las clases medias y altas a la protesta, situación que evidencia la pérdida de hegemonía del gobierno en esos segmentos sociales que hasta hoy, le habían sido incondicionales.
Veía en la televisión extranjera las noticias que se transmitían sobre Chile (de más está decir, que la TV chilena es inveible desde el punto de vista del abordaje de la diversidad del conflicto). En uno de ellos (argentino), un estudiante local de periodismo se apropiaba del micrófono y señalaba lo siguiente “quiero pedirles a los medios chilenos que dejen de ser los relacionadores públicos de La Moneda”.
EL mensaje del joven nos interpretó a muchos que, entre otras cosas, hemos preferido observar las noticias sobre la crisis a través de canales extranjeros que son más confiables que los nacionales al momento de mostrar las diversas caras del complejo momento que vivimos.
Parte de la sospecha, muy fundada, sobre la parcialidad de los medios en el tratamiento de la crisis, se percibe en la propia actuación de los entrevistados, los que en muchas ocasiones al ser abordados en directo por los canales locales preguntan “¿pero ustedes, mostrarán esto, o luego lo van a editar, cómo la hacen siempre?”
Ni hablar de los periodistas o panelistas de tv habituales que más parecen inquilinos y capataces de los dueños de los medios al momento de analizar el complejo escenario y cuyo paroxismo lo representa bastante bien Matías del Río, por ejemplo. Como no recordar las desubicadas intervenciones de la entrevistadora/entrevistada Mónica Rincón – “sáquenle la chucha” – o de Mónica Pérez y su opinión respecto de la rebaja del sueldo de los parlamentarios, de tantas otras figuras televisivas que más que entrevistar entregan sus propias opiniones – casi siempre neoliberales- en los canales donde ejercen.
Qué decir de Carlos Peña quien ha sostenido desde hace años que este modelo era muy viable y fructífero y que ahora analiza la crisis como “una conmoción pulsional generacional” (¿?), o las barbaridades de Axel Kaiser quien a vista y paciencia de todo el mundo señala que la actual crisis “se engendró durante el gobierno de Bachelet”, sin que ningún periodista le plante cara por la superficialidad de la estupidez que dice.
Analistas de pacotilla que siempre han defendido el orden y que no fueron capaces de percibir la crisis que se estaba incubando en la sociedad chilena desde hace muchos años y cuya profundidad, si fue dimensionada por personajes como Alberto Mayol, el periodista Mirko Macari, Benito Baranda y medios como Ciper, El Mostrador y El Desconcierto, entre otros.
“La mejor política comunicacional es no tenerla”.
La frase se sabe, es de otro que ya aburre (Ernesto Tironi), jefe de Comunicaciones del gobierno de Aylwin quien enarboló esa famosa máxima cuya consecuencia pagamos caro a lo largo de toda la transición: se liquidó a los medios alternativos que habían desempeñado un rol significativo en informar durante la dictadura y cuyo corolario fue el control monopólico informativo que ejercieron luego Copesa/El Mercurio y que entre otras cosas se tradujo en el control casi totalitario de los medios por los grupos empresariales quienes se adueñaron de Chilevisión – ayer Piñera – canal 13 – Andrónico Luksic – o Mega – ayer Ricardo Claro hoy Carlos Heller – o TVN que no es otra cosa que la expresión visual del duopolio y que grafica muy bien el programa Estado Nacional al cual solo me conectó cuando mi hijo no quiere comerse su merienda y a modo de amenaza de tener que mirarlo completo si no digiere su alimento.
Lo anterior, significó, la subordinación de los medios, sus líneas editoriales, y un ejército de periodistas y presentadores de televisión a los intereses de sus dueños. Un proceso muy similar ocurrió con el sistema político donde, también, se compró trasversalmente a sus protagonistas.
En Chile no se ha cumplido el rol que Jurgen Habermas les asignó a los medios en el clásico Historia y Critica de la Opinión Pública: mediar entre el poder y la sociedad civil, construyendo un puente entre ambos a través de la esfera pública.
Ni hablar de la prensa en regiones donde el asunto es mucho más dramático: la falta de una apuesta editorial por el periodismo ha hecho que casi todos ellos – tv, prensa escrita y digital – dependan, para su financiamiento, de los gobiernos regionales de turno o del avisaje empresarial produciendo un efecto perverso: los medios regionales están más cerca de la propaganda política y comercial que del auténtico periodismo cuyo corolario ha sido el éxodo de los buenos periodistas: mejor enchufarse en el aparato estatal, la clientela de algún parlamentario o alcalde o cobijarse a la sombra de alguna red empresarial porque futuro en el periodismo local no existe. He visto, buenos y excelentes profesionales de las comunicaciones perderse en el limbo por ello.
Por lo anterior, en el Chile de la transición no surgió un periódico tipo New York Times o Washington Post que dependa exclusivamente de su buen periodismo – y por ende de la posibilidad de avisaje – para seguir sobreviviendo y confrontándose nada más y nada menos que con ese personaje sacado de una novela de Edgard Allan Poe como lo es Donald Trump y sus amenazas permanentes sobre estos medios.
Los medios chilenos y la cobertura de la crisis: ¿solo vándalos, daños y desmanes?
Y con ese trasfondo, la cobertura que hemos tenido de la profunda crisis que nos afecta en los medios tradicionales ha sido esa: un festival de destrozos y daños a la propiedad pública y privada. No digo que no ha habido desmanes, y que no han faltado los desubicados de siempre, así como también los montajes, pero el tono de la protesta no ha sido interpretada, procesada, ni leída por los medios ni sus diversos paneles: la necesidad de concretizar cambios estructurales al modelo chileno. Eso no sale en la tele.
La cobertura al NO del PS a concurrir a La Moneda ha sido parcial e intencionada: no se ha dicho que su negativa a dialogar era porque la colectividad puso como condición al diálogo el retiro de los militares de la calle y sin estados de excepción. Menos se ha dicho que el gobierno excluyó al PC del diálogo. También no ha habido ningún análisis serio del repentino apoyo de las clases medias y altas a la protesta, situación que evidencia la pérdida de hegemonía del gobierno en esos segmentos sociales que hasta hoy, le habían sido incondicionales.
Hasta hoy, tampoco hay entrevistas a personas que hubiesen sido objeto de represión, cuando ya son múltiples las denuncias y presentaciones por ello habiendo casos dramáticos como las del metro Baquedano o las imputaciones que han surgido sobre el trato vejatorio en la 43° comisaría de Peñalolén – se rumorea, al parecer a cargo, de un oficial con serias dificultades psicológicas – y el papel desempeñado por el “piquete jurídico de la Fech” compuesto en su mayoría por estudiantes de derecho de esa casa superior de estudios que han librado un papel loable en la denuncia y defensa de las víctimas.
Menos ha habido cobertura a la solidaridad generada, ante la falta de transporte público, entre los vecinos de distintas regiones que se las han arreglado para trasladar solidariamente a colindantes, generándose allí diálogos y amistades que en un país normalizado como el que teníamos no se habrían podido concretizar. Menos un análisis sobre la crisis profunda del mundo político y empresarial que provoco esta revuelta. Tampoco ningún medio ha abordado con el presidente Piñera las dimensiones del audio que se filtró con los dichos de su esposa, Cecilia Morel y que son gravísimos y chocantes.
Por el contrario, se ha cubierto con bombos y platillos el show de los debates parlamentarios donde lo único que se evidencia a través de las imágenes es que se mundo sigue, cada cual, con su propio monólogo, encapsulado en su burbuja de plástico, mirándose el ombligo.
Una nueva prensa, para un nuevo Chile
Ya en pleno desarrollo del conflicto, cuando la presión social aumenta sobre el establishment, se respira un ambiente de tensa espera, y se vislumbran las demandas de fondo – nueva constitución, nuevo pacto social y nuevo modelo económico, entre otros – una que necesariamente debe agregarse es la demanda por construir una nueva prensa y medios.
Estos últimos, en su gran mayoría, por la relación incestuosa que mantienen con el mundo político y empresarial, han sido también responsables del estallido social producido recientemente, al no haber desempeñado el rol que se espera de ellos.
Por cierto, lo que acaba de ocurrir sorprendió a los medios internacionales que, a su vez, se abastecían de los insumos proporcionados por esta prensa hoy en crisis de credibilidad.
Aunque en realidad, la revuelta, no ha sorprendido a nadie que no tuviera cable a tierra y que desde hace mucho tiempo observaba que en el país se venía incubando una rabia acumulada contra nuestra oligarquía.
Una buena prensa, profesional e independiente, habría ayudado a que la sangre no llegase al río, como lamentablemente está ocurriendo.
Los medios, como lo dijo a la tv argentina es estudiante de periodista no pueden seguir siendo “los relacionadores públicos del poder”.
Miami (21 de octubre de 2019) – Como «un grave atentado contra la libertad de prensa», calificó la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) el saqueo y quema del diario El Mercurio en Valparaíso que ocasionó cuantiosos daños materiales.
El sábado en la noche decenas de manifestantes que protestaban contra medidas económicas tomadas por el gobierno del presidente Sebastián Piñera, irrumpieron de forma violenta al edificio que alberga a El Mercurio, fundado en 1827 y también al periódico La Estrella. Los manifestantes saquearon e incendiaron el interior; destruyeron oficinas y equipos de trabajo periodístico. Los empleados que se encontraban en el lugar lograron salir ilesos.
Los presidentes de la SIP, Christopher Barnes y de la Comisión de Libertad de Prensa e Información, Roberto Rock, condenaron el «acto vandálico que es un claro atentado a la libertad de prensa en el país».
Barnes, director general del diario The Gleaner, Kingston, Jamaica y Rock, director del portal La Silla Rota, Ciudad de México, México, recordaron que al igual que la semana pasada cuando repudiaron los ataques contra medios en Ecuador, «también exigimos garantías para que la prensa chilena no se convierta en blanco de la violencia’.
Las violentas protestas en Chile se iniciaron tras el anuncio del gobierno sobre el aumento en la tarifa del metro. El presidente Piñera anuló la medida de aumento, pero mantiene en vigencia el estado de emergencia y toque de queda.
La SIP es una entidad sin fines de lucro dedicada a la defensa y promoción de la libertad de prensa y de expresión en las Américas. Está compuesta por más de 1.300 publicaciones del hemisferio occidental; y tiene sede en Miami, Florida, Estados Unidos.
El periodista, investido doctor ‘honoris causa’ por la Universidad de Sevilla, observa «fatiga y debilidad» en los elementos que construyeron la democracia en España.
«Todos los elementos que construyeron estas cuatro décadas de democracia, de la que debemos sentirnos orgullosos, acusan fatiga de materiales y muestran signos de debilidad: la Corona, la Constitución, el Parlamento, los partidos, los sindicatos, los medios de comunicación… Lo que añade desconcierto al desconcierto», ha afirmado el periodista Iñaki Gabilondo, donostiarra de 76 años, que este martes ha sido investido doctor honoris causa por la Universidad de Sevilla a propuesta del decanato de la Facultad de Comunicación y con el apoyo de la Asociación de la Prensa de Sevilla.
«Todo agigantado y acelerado por las dos principales corrientes de fondo, la globalización y las nuevas tecnologías. Ambas abren un mundo abarrotado de posibilidades, que desafían nuestra capacidad de gestión y que pueden iluminar nuestro horizonte o atropellarnos», ha advertido el periodista, famoso por su defensa de la ética en la profesión, en un reconocimiento que ha aceptado en nombre de todos los que trabajan en la radio.
Gabilondo ha defendido el periodismo como herramienta para manejarse en una sociedad cada vez más compleja. «Cuanto dábamos por sólido, lo que mantenía la estabilidad de las relaciones internacionales y la regularidad del régimen económico; lo que limitaba la incertidumbre del mañana, es hoy puesto en duda».
«En un planeta que ya no tiene puertas ni ventanas y que permite la circulación de todos los vientos en todas las direcciones. En nuestras manos, a la velocidad de la luz, cuanto el ser humano hizo y hace, dijo y dice, en cualquier lugar de la Tierra. Bueno o malo, útil o peligroso, desde el pensamiento de los sabios hasta instrucciones para construir una ametralladora. Remolinos que nos aturden, que han desestabilizado nuestras estructuras y lo que quedaba de nuestras certezas», ha asegurado, después de recibir los atributos de su nuevo doctorado de manos del rector de la Universidad de Sevilla, Miguel Ángel Castro, y de oír la extensa laudatio que ha hecho sobre su trayectoria su padrino en el acto, el periodista y profesor Antonio López.
Gabilondo, con 52 años de profesión y otros cuatro nombramientos honoris causa por las universidades Rey Juan Carlos, de Valencia, de Lérida y de Burgos, ha afirmado que este nombramiento le produce una «emoción enorme». «Porque es Sevilla, la ciudad que me enseñó a entender la vida de una forma integral y en la que me descubrí a mí mismo. La ciudad que me presentó a Andalucía, una tierra a la que una parte de mí ya pertenece para siempre», ha dicho al principio de su discurso de aceptación haciendo referencia a la etapa, entre 1972 y 1976, en la que dirigió Radio Sevilla, de la Cadena SER.
«La globalización globaliza más rápido los intereses financieros, para los que no hay fronteras, que los intereses humanos, que las encuentran sin cesar. Al mismo tiempo, la biotecnología y la infotecnología nos plantean preguntas inéditas que van a necesitar nuevas respuestas políticas, jurídicas y éticas. En este escenario, fascinante e inquietante a la vez, el periodismo ha sufrido el impacto del terremoto: crisis agudas en las empresas, paro, contratos basura, salarios miseria… El periodismo ha llegado a dudar de sí mismo y se ha ido moviendo de forma errática hasta llegar a perder la conciencia de su papel», una etapa que, en opinión del multipremiado periodista, ha llegado a «la insensata glorificación del anonimato, asociado temerariamente al sueño de libertad total de Internet» pero que hoy ya se ha superado. «Hemos aprendido que es grotesco y contradictorio aceptar como válida la información sin preocuparnos de su origen en el momento en que se exige que se afine más el control y trazabilidad de cuanto comemos. Las redes sociales nos demuestran cada día que en periodismo el anonimato es un arma de destrucción masiva».
«Ante la tromba de impactos que recibimos, nos hacen falta balizas de orientación. En las inundaciones, lo primero que escasea es el agua potable. Los ciudadanos, necesitados de referencias para distinguir lo cierto de lo falso, lo comprobado de lo rumoreado, buscarán en defensa propia las ofertas periodísticas que le ayuden a jerarquizar, contextualizar y entender lo que ocurre. Y la ética, que hemos pregonado más que practicado, se convertirá en asunto de vida o muerte para el periodismo», ha dicho ante una audiencia ensimismada repleta de doctores y también con algunos estudiantes de Periodismo, cuya Facultad de Comunicación de Sevilla cumple este curso 30 años.
Iñaki Gabilondo, que durante su carrera ha pasado por, entre otros medios, la Cope, Televisión Española, CNN+, Cuatro y EL PAÍS, donde desde 2011 tiene el videoblogLa voz de Iñaki, ha sido también el conductor de Hoy por hoy, el matinal de la Cadena SER con más audiencia en la historia de la radio española. En su intervención ha sido muy claro respecto al futuro de la profesión: «Internet no acabará con el periodismo, aunque le forzará a reinventarse. O más bien a reencontrarse, a reconciliarse consigo mismo (…) La pregunta no es ¿qué va a pasar?, lo que nos condena a un pesimismo atemorizado y defensivo, esperando vientos favorables. La pregunta correcta es ¿qué vamos a hacer? Porque, como decía Séneca, ‘no hay vientos favorables para el que no sabe a dónde quiere ir”.