Claudio Ochoa Moreno:
Periodista del CPB que ama a Cúcuta por siempre
Por Guillermo Romero Salamanca
Luego de una espléndida cena en el Hotel Alfonso XIII, en Sevilla, España, sirvieron un cortadito de sidra. Delicioso por demás. Al ser interrogado por su gusto por este manjar, Claudio Ochoa, frente a un numeroso grupo de periodistas internacionales, comentó: “Sí, está bueno, pero mejores son los cortados de leche, el dulce de arracacha, el dulce de tamarindo, o el arrastrado de mi tierra, Cúcuta, capital del Norte de Santander. Siempre con un buen vaso de agua helada”. Y la historia la repite en cuanto evento asiste, puede ser en Taipéi, Madrid, Seúl, Barranquilla, Sevilla o Bogotá.
Desde niño comprendió que la Economía era lo suyo y luego, con el devenir de los días, pasó al periodismo donde ha desarrollado una extensa carrera. Tan pronto recibió el diploma de Economista de la Universidad La Gran Colombia habló con su amigo Ruperto Molina, director de La República, y comenzó a enviarle columnas que fueron acogidas con prontitud, y donde luego hizo una carrera que lo llevó a la jefatura de redacción para participar como asesor del cambio informativo a la plenitud de información económica, idea que tenía el mayor accionista del diario, Rodrigo Ospina Hernández.
Después de su retiro como editor, siguió allí como columnista y haciendo una página dominical sobre “Empresarios de realidades”, consigna lanzada ante su Partido Conservador por el ex presidente de la República Mariano Ospina Pérez durante su campaña electoral de 1976. A la vez fue nombrado director del semanario Asia Hoy, auspiciado por la Central News Agency CNA de Taiwán, entre 1987 y 1992.
Asesor de prensa y relaciones públicas de empresas y entidades como Samsung Electronics, Embajada de Corea en Colombia, Siemens, Fendipetróleo Nacional, Cámara de Comercio e Integración Colombo Venezolana. Oficina Comercial de España en Colombia. Instituto Español de Comercio Exterior ICEX, la Aerolínea Iberia y la Consejería de Turismo de la Embajada de España en Colombia (en lo cual sigue).
Hizo promoción de eventos como el Festival del Rin, Alianza Francesa- Goethe Institut. Festival Europeo entre Ríos y Mares. EXPERIMENTA/ sur III 2014, evento de nuevas formas de teatro.
Asesoró a la Auditoría General de la República, la Comisión Nacional del Servicio Civil, Save the Children y el Semanario The Colombian Post, asesor y promotor junto al desaparecido periodista Tom Quin. Autor de la obra escrita “Empresarios de realidades” y co autor con Enrique Santos Molano de “El Siglo de la luz”. Director de la Gaceta Coreana en Colombia. Editor de la Revista Cultura y Prevención. En lo gremial, secretario general de la Asociación de Prensa Extranjera, fundador y secretario general del Club de Prensa, y secretario general del Círculo de Periodistas de Bogotá.
Creador de la Fundación Colombo-coreana y de la Cámara de Comercio Colombo China Taiwán. Desde 1996 y en la actualidad, asesor de prensa de la Oficina Española de Turismo en Miami, Consejería de Turismo de la Embajada de España en Colombia. Director de la agencia de prensa Orbe Datos, desde 1991 y en la actualidad editor de la página www.orbedatos.com.
Trabajador sin descanso durante más de 50 años pero un día determinó que el clima más propicio para el descanso era Mariquita. Allí pasa algunos días a la sombra de frutales y contemplando el panorama, mientras recuerda tantos años dedicados al periodismo. Ameno conversador. De memoria prodigiosa. Hombre puntual y de una honestidad incomparable. Poseedor del don del buen humor y coleccionador de anécdotas e impulsor de figuras del arte como la acuarelista cucuteña Eleonora Martín Abrajim.
--¿Cuántos años como secretario del CPB?
--Dos años, sin intención de reelección, como debe ser en toda democracia, con tantas personas que pueden cumplir esta función...
--Una de sus nobles tareas consistió en la recuperación de la placa de los fundadores del CPB ¿Dónde estaba? ¿Cómo lograron cargarla? ¿Cómo fue esa operación?
--Según testimonios, cuando el edificio original del CPB de la calle 26 hubo de ser vendido a Bogotá, para abrir paso al Transmilenio por la calle 26, entre los objetos valiosos salvados por la Junta Directiva del momento estaba esta histórica piedra que testimoniaba el aporte de sus socios de entonces a esa gran construcción de 1965, coincidiendo con los 20 años del CPB.
Durante el año 2018, ya estando en la Junta como secretario general, junto con la tesorera Clara López de Medina nos dedicamos a rescatar los archivos de la entidad, que reposaban en una casona de la ciudad, en medio de humedad, telarañas y algunos recuerdos de plagas.
Allí, nuestra diligente compañera encontró este tesoro que, para la historia del periodismo tiene grabados los nombres de quienes entonces, y posteriormente, han sido gobernantes y directivos del periodismo nacional, lo mejor que hemos tenido. Personalidades que están presentes, como Gabriel Cantor Zabala, Gloria Pachón de Galán y Gloria Valencia Diago.
El complemento fue la profunda limpieza de esta piedra, su cuidado durante varios días, al igual que la selección de condecoraciones entregadas a lo largo de décadas al CPB, como la Orden de Boyacá. Posteriormente llevamos todo esto, y lo ubicamos en sus sitios, en la sede del CPB de la carrera séptima.
--El otro logro fue el rescate de los libros que estaban a punto de perderse con el archivo del CPB.
--Rescatamos cerca de 300 libros y decenas de revistas, que estaban siendo invadidos por polillas y el moho, en cajas de cartón ya destruidas por la humedad, dedicados a la historia del periodismo nacional, revistas del CPB en varias de sus etapas. Limpiamos ejemplar por ejemplar, durante varias semanas y lo colocamos en una estantería digna. Ojalá las juntas que han continuado conserven estos activos...Es un archivo que guarda buena parte de la historia del periodismo colombiano y que bien podrían consultar alumnos y estudiosos de esta profesión.
--¿Qué recuerda del CPB?
--Los valores humanos y periodísticos que no han sido aprovechados, tanto entre los fundadores como también miembros actuales. Recuerdo que tratamos, junto a la colega Clara López, de organizar todo ese activo. Que por fin se pueda, que el CPB aporte a la promoción de los periodistas y medios menos influyentes. Debe ser su razón de vida.
--¿Cómo fue su tarea como jefe de redacción de La República?
--Me correspondió una época interesante, teniendo en la dirección del periódico a Ruperto Molina Gracia, ante todo gran periodista político, y la oposición al gobierno López Michelsen. Entonces me inicié como columnista sobre temas ambientales y su relación con la economía, acababa de graduarme en la Universidad La Gran Colombia con la tesis “La Ecología factor en el Desarrollo”. Luego, con la dirección del ingeniero Rodrigo Ospina Hernández, quien inició la conversión de La República en periódico económico, junto a personajes como Octavio Quintero y Guillermo Bravo.
El doctor Ospina, totalmente abierto a cuanto le propusiéramos los colaboradores, me facilitó integrarme a su equipo de consejeros, y un buen día de 1980 se formalizó, nombrándome jefe de redacción, luego con funciones de editor y apoyo en la parte de opinión.
Durante casi diez años nos dedicamos a recibir practicantes y a estimular a varios periodistas y trabajadores del Diario para que se le midieran a los temas económicos. Muchos de ellos temerosos, conseguimos que se familiarizaran con estos asuntos. Contribuimos al interés del país por la economía y, especialmente, a la información agroeconómica y las finanzas. Nos tocó la interesante tarea de informar sobre la crisis financiera de los años ochenta con protagonistas como los Grupos Colombiana y Grancolombiano.
--¿Cómo era el periodismo en esos años?
--Un periodismo presencial, casi todos los días con reunión del equipo a las 8 am, mirábamos cómo nos había ido en materia de "chivas", a favor y en contra. Y la gente iba a buscar a sus fuentes. Cerrábamos la primera edición a las 7 de la noche, y luego la segunda hacia las 11 pm. Las noticias nacionales e internacionales nos llegaban a través del télex, las locales las producíamos en la sala de redacción. Todos éramos "chuzógrafos". Las fotos importantes del país, vía Avianca, y las locales, a correr y recogerlas con los mensajeros. Luego llegaron las telefotos, el fax, y los primeros computadores.
No teníamos periodistas "estrella", y se notaba mucha cordialidad entre los periodistas, más que rivales, colegas. Gente sencilla, al estilo nuestro director Rodrigo Ospina Hernández. Buena parte de ellos formados en el medio --empíricos, los llamaban--, y pocos con estudios universitarios, hasta cuando comenzaron a dispararse las facultades de comunicación social y periodismo.
En lo que respecta a La República, de puertas totalmente abiertas, a veces se nos iba la mano... aunque eso nos convenía, pues oíamos cuanto nos dijeran sobre hechos económicos. Nuestros corresponsales eran los periodistas de los diarios regionales afiliados a Colprensa. Aunque tuvimos un corresponsal en Washington, Benjamín Losada.
La República era un diario austero, con salarios regulares, pues recién salíamos de la crisis por hacer oposición al gobierno López Michelsen y el marcado compromiso con el Partido Conservador, pero el doctor Ospina Hernández, siempre generoso, hacía maromas para cumplir con lo básico, y don Carlos Ardila Lulle, quien ya era accionista del diario daba algunos respaldos. El diario se ayudaba con los ingresos que le producían los edictos de las páginas judiciales y la publicación de los balances empresariales.
Los cocteles, que entonces abundaban, pues no había la inseguridad de hoy día, favorecieron el acercamiento de los periodistas a sus fuentes.
--¿Qué es lo que más recuerda de su natal Cúcuta?
La armonía que vivíamos en la ciudad, la tertulia en los jardines luego de la comida, sin preocupación por ladrones o asaltos, los productos de todo el mundo que comprábamos en San Antonio del Táchira, la cercanía a todo, unos políticos pulcros que, desafortunadamente, se rindieron ante las presiones y amenazas de los pillos en el Departamento.
--¿Cómo le fue asesorando a la embajada de Taiwán durante tantos años?
--Mi relación con China Taiwán y con la República de Corea vienen desde La República. Semanalmente publicaba una página llamada Sala de Oriente, promoviendo el conocimiento y negocios con los Tigres Asiáticos (Singapur, Hong Kong, Taiwán y Corea), y por los lados Japón. Al retirarme del diario trabajé con la Central News Agency de Taipéi, elaborando una revista semanal llamada Asia Hoy, que distribuimos por correo aéreo en Latinoamérica. Con la Embajada de Corea publicamos una revista mensual y asesoraba a las empresas que iban llegando: LG, Daewoo. Hyundai, Samsung...
Han sido muy constructivas estas experiencias, conociendo algo de Asia. Aún conservo buena relación con la gente de Taiwán, que soporta pacientemente las agresiones de la China capitalista, la dictadura del Partido Comunista con cara de República Popular, y la indiferencia de los gobiernos colombianos ante las oportunidades que nos ofrece la democracia de la Isla.
--¿Quiénes fueron sus maestros en el periodismo?
--Traté de hacerme algo parecido a un periodista desde el colegio lasallista, pues elaboraba una hoja mimeografiada. En la universidad tuve dos "medios", una hoja mimeografiada y luego cuatro hojas impresas en caliente. Luego aprendí de la practicidad y agilidad del director de La República, Ruperto Molina, y la disposición a medirme a todos los temas, a través de observar durante años a Ovidio Rincón, subdirector de la República y uno de los fundadores de RCN en Antioquia, y consagrado "todero" en La Patria de Manizales. Del doctor Rodrigo Ospina, el servicio de la prensa con quien lo necesite, y su lealtad y gratitud con quien lo merezca. De resto, ha sido lo que he tratado de aprender en la práctica y con la lectura de cuanto periódico y revista del país he tenido a la mano, durante décadas. Siempre en medios escritos.
--En estos años de ejercicio profesional, ¿qué periodistas admira más?
--Naturalmente, a los de vieja data, como Alberto Acosta, José Fernández Gómez, Jaime Soto, Álvaro Gómez Hurtado, Alfonso Castellanos, Jaime Zamora Marín... y más recientes como Mauricio Gómez, Fabio Castillo, Hernán Peláez Restrepo, Gustavo Castro Caycedo y Gerardo Reyes Copello. Ahora, el periodismo de investigación y denuncia, que ejercen profesionales como Gustavo Gómez, Julián Parra, Martha Soto, Mauricio Reina, Giovanny Celis, Jairo Lozano, Salud Hernández-Mora, Aurelio Suárez, Alberto Donadío y otros más. Periodistas de cultura y variedades, como Indalecio Castellanos y Andrés López.
--¿Se está haciendo buen periodismo en la actualidad?
De todo un poco, a veces mezcla de periodismo, relaciones públicas, comunicación social y mercadeo... Difícil, casi imposible un periodismo puro. Claro que respeto, admiro y sigo con interés a quienes ejercen el periodismo de denuncia, es el verdadero poder en contra de los corruptos, violentos y falsos “amigos del pueblo”, la mejor manera de ponerlos al descubierto y acosarlos.
--¿Qué es lo que más recuerda de su natal Cúcuta?
La armonía que vivíamos en la ciudad, la tertulia en los jardines luego de la comida, sin preocupación por ladrones o asaltos, los productos de todo el mundo que comprábamos en San Antonio del Táchira, la cercanía a todo, unos políticos pulcros que, desafortunadamente, se rindieron ante las presiones y amenazas de los pillos en el Departamento.
--¿Cómo le fue asesorando a la embajada de Taiwán durante tantos años?
--Mi relación con China Taiwán y con la República de Corea vienen desde La República. Semanalmente publicaba una página llamada Sala de Oriente, promoviendo el conocimiento y negocios con los Tigres Asiáticos (Singapur, Hong Kong, Taiwán y Corea), y por los lados Japón. Al retirarme del diario trabajé con la Central News Agency de Taipéi, elaborando una revista semanal llamada Asia Hoy, que distribuimos por correo aéreo en Latinoamérica. Con la Embajada de Corea publicamos una revista mensual y asesoraba a las empresas que iban llegando: LG, Daewoo. Hyundai, Samsung...
Han sido muy constructivas estas experiencias, conociendo algo de Asia. Aún conservo buena relación con la gente de Taiwán, que soporta pacientemente las agresiones de la China capitalista, la dictadura del Partido Comunista con cara de República Popular, y la indiferencia de los gobiernos colombianos ante las oportunidades que nos ofrece la democracia de la Isla.
--¿Quiénes fueron sus maestros en el periodismo?
--Traté de hacerme algo parecido a un periodista desde el colegio lasallista, pues elaboraba una hoja mimeografiada. En la universidad tuve dos "medios", una hoja mimeografiada y luego cuatro hojas impresas en caliente. Luego aprendí de la practicidad y agilidad del director de La República, Ruperto Molina, y la disposición a medirme a todos los temas, a través de observar durante años a Ovidio Rincón, subdirector de la República y uno de los fundadores de RCN en Antioquia, y consagrado "todero" en La Patria de Manizales. Del doctor Rodrigo Ospina, el servicio de la prensa con quien lo necesite, y su lealtad y gratitud con quien lo merezca. De resto, ha sido lo que he tratado de aprender en la práctica y con la lectura de cuanto periódico y revista del país he tenido a la mano, durante décadas. Siempre en medios escritos.
--En estos años de ejercicio profesional, ¿qué periodistas admira más?
--Naturalmente, a los de vieja data, como Alberto Acosta, José Fernández Gómez, Jaime Soto, Álvaro Gómez Hurtado, Alfonso Castellanos, Jaime Zamora Marín... y más recientes como Mauricio Gómez, Fabio Castillo, Hernán Peláez Restrepo, Gustavo Castro Caycedo y Gerardo Reyes Copello. Ahora, el periodismo de investigación y denuncia, que ejercen profesionales como Gustavo Gómez, Julián Parra, Martha Soto, Mauricio Reina, Giovanny Celis, Jairo Lozano, Salud Hernández-Mora, Aurelio Suárez, Alberto Donadío y otros más. Periodistas de cultura y variedades, como Indalecio Castellanos y Andrés López.
--¿Se está haciendo buen periodismo en la actualidad?
De todo un poco, a veces mezcla de periodismo, relaciones públicas, comunicación social y mercadeo... Difícil, casi imposible un periodismo puro. Claro que respeto, admiro y sigo con interés a quienes ejercen el periodismo de denuncia, es el verdadero poder en contra de los corruptos, violentos y falsos “amigos del pueblo”, la mejor manera de ponerlos al descubierto y acosarlos.