Gabriel Cantor Zabala
Porque los honores no se declinan estoy esta noche ante ustedes para agradecer a nombre del grupo de colegas al que el Círculo de Periodistas de Bogotá ha decidido otorgarle un reconocimiento especial tanto por su excelencia en el oficio como a la persona que lo ejerció, a través de los años. Al repasar la lista he encontrado los nombres de quienes, al promediar la década de los 50 del, siglo anterior, me ayudaron y fueron mis tutores en el inicio de la profesión ,como don Guillermo Cano y don José Salgar, otros que cayeron victimas de la violencia, unos más que me acompañaron en la tarea diaria y ya descansan en paz, de los restantes, fui observador de sus exitosas trayectorias.
Este acto no pudo sustraerme de que llegaran a mi mente recuerdos imborrables porque cerca o distante de ellos, transite por una ruta tan caliente y dura como el plomo materia prima de los inicios de nuestra faena. Fue así como los avances técnicos y tecnológicos nos llevaron del sistema tradicional al off - set, si hablamos de los medios escritos y otro tanto o más cuando hablamos de la radio, la televisión y ahora los medios electrónicos. Fui afortunado al poder transitar por cada uno de ellos, no solo desde el punto de vista informativo sino también educativo.
El periodismo como tal conlleva una misión informativa y formativa que exige de la presencia de valores que nos congregan en torno de propósitos comunes, porque la Nación no es una abstracción que esta lejos, si no que hace parte de nosotros, de nuestras familias de nuestro suelo y nuestra casa nuestro futuro y nuestra esperanza, por que la comunidad no es una amenaza sino el entorno en que nos hacemos grandes asumimos responsabilidades y aprendemos un nuevo liderazgo que construye y libera.
El ejercicio del periodismo representa una misión y un compromiso consigo mismo con el país con la sociedad que nos rodea. Colombia y el mundo entero están rodeados de peligros hasta con amenazas de muerte, que hacen difícil su ejercicio, por que ese es el precio de la verdad. Por eso en la seguridad en defensa de la vida de los periodistas aun nos embarga la angustia. Es así como ante la tumba de los colegas caídos nos descubrimos reverentes, pero seguimos la marcha, porque consideramos que la ofrenda de sus vidas es suficiente acicate para seguir en busca de la paz que contribuimos a labrar con las persuasivas armas de nuestras voces y nuestros mensajes.
El CPB ha llevado siempre la vocería de quienes todos los días ejercen un oficio que en Colombia no solo implica dedicación e inteligencia, capacidad de asombro e independencia, sino también, no hay duda, heroísmo y desprendimiento.
A lo largo de sus 80 años de existencia ha sido faro y baluarte de la libertad de prensa. En distintos momentos de la vida Republicana ha alzado su voz en defensa de sus afiliados para reclamar equidad en el trato y respeto a sus opiniones. Por eso es una entidad tan solida y vigorosa y a la cual nos enorgullecemos de pertenecer.
En esta noche de los mejores, que anualmente celebra el Circulo para premiar las publicaciones más destacadas, presentadas en los diferentes medios de comunicación y los trabajos de grado de los estudiantes mas meritorios, les enviamos nuestra sincera felicitación a los ganadores.
A los familiares, allegados y amigos de quienes comparten conmigo el simbólico recuerdo que por “misión cumplida” nos quiere otorgar esta noche el CPB, les pido que reciban un abrazo emocionado que cubra a quienes ya están en la eternidad y a quienes aún deambulamos en busca de la noticia perdida. No en vano junto con los maestros, los periodistas estamos investidos de una misión que no termina sino el ultimo día de nuestras vidas.
MUCHAS GRACIAS.
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