Crculo de Periodistas de Bogot
Santos: «No debes someter a referendo algo que no necesita serlo»

Foto: EFE


En un discurso ante el Parlamento de Suecia, el mandatario admitió que se sintió «conmocionado» cuando el acuerdo fue rechazado a principios de octubre.


El presidente Juan Manuel Santos admitió este lunes en el Parlamento de Suecia que no debía haber convocado un plebiscito sobre el primer acuerdo con las Farc, pero que lo hizo porque lo había prometido y por tanto era «lo correcto».

«Aprendí la lección: no debes someter a referendo algo que no necesitas serlo», afirmó Santos en un seminario con miembros de la Comisión de Exteriores del Parlamento, en el que aseguró que había sido «incompetente» en explicar ese primer pacto, lo que provocó «campañas de desinformación».

El mandatario, que convocó la consulta pese al parecer contrario «de casi todos» y a que no tenía «obligación» de hacerlo, se sintió «conmocionado», al igual que quienes defendían el no, cuando el acuerdo fue rechazado a principios de octubre.

 

Pero el «no» fue también «una bendición disfrazada» porque permitió abrir un diálogo con los opositores para lograr un pacto «mejor» e hizo reaccionar también a los colombianos, sobre todo a los jóvenes.

En su discurso previo en la Cámara, Santos defendió el modelo de justicia transicional que incluye el acuerdo con la guerrilla de las Farc y admitió que construir la paz entre todos será el principal reto.

Ese modelo, uno de los puntos más controvertidos, incluye un mecanismo de jurisdicción especial que se aplicará a los responsables del conflicto armado, así como una comisión de la verdad y una unidad especial para la búsqueda e identificación de desaparecidos.

«Es la primera vez que se ha hecho un modelo así y ese será uno de los principales legados para el mundo», afirmó Santos, que visita Suecia dentro del programa de actos del Nobel de la Paz, que recibió el sábado en Oslo por sus esfuerzos para acabar con la guerra.

Santos, que mostró su esperanza de que la Corte Constitucional apruebe hoy la vía rápida para implementar el acuerdo, resaltó que construir la paz tendrá un aspecto físico o práctico y otro espiritual, «tan o sino más importante», que afecta a la capacidad de coexistencia y que incluye la reconciliación y la tolerancia.

El acuerdo definitivo, aprobado por las dos cámaras a finales del mes pasado, incluye también otro aspecto «único», sostuvo Santos: el papel central de los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación.

Como hace dos días en su discurso de aceptación del Nobel en Oslo,Santos resaltó que el premio es para Colombia y sobre todo para las víctimas, a quienes elogió por su capacidad de perdón.

«Es imposible avanzar hacia una paz estable y duradera si las heridas no están curadas», confesó.

El acuerdo de paz contiene otras lecciones para el futuro, como laimportancia de aprender de las experiencias propias y de procesos en otros países y la necesidad de una agenda concreta y realista y un diálogo discreto, además de asegurarse la cooperación regional, incluso de países con cuyos gobiernos hay diferencias ideológicas.

El presidente colombiano elogió el papel de Suecia en el proceso de paz y los vínculos históricos entre ambos países.

Asimismo citó a Gabriel García Márquez -el único colombiano que había ganado un Nobel antes que él, el de Literatura en 1982- para decir queColombia «se ha ganado una segunda oportunidad».

Al acabar el seminario Santos recibió del presidente del Parlamento, Urban Ahlin, un libro sobre los pájaros del mundo, en correspondencia a otro sobre las aves de Colombia que el mandatario le había regalado en primavera cuando visitó ese país.

Santos, que antes había sido recibido en audiencia por el rey Carlos XVI Gustavo en el Palacio Real de Estocolmo, mantendrá luego una reunión con el primer ministro, Stefan Löfven. 

Tomado de: Elespectador.com 

Santos dona insignia con paloma de la paz y ‘balígrafo’ al Museo Nobel

Foto: Presidencia

El ‘balígrafo’, un bolígrafo hecho con proyectiles de fusil, fue usado por el mandatario colombiano para suscribir los acuerdos con las Farc.


El jefe de Estado entregó estos dos objetos al primer ministro sueco, Stefan Löfven.


El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, donó este lunes al Museo Nobel de Estocolmo la insignia con una paloma de la paz que ha lucido durante el proceso de negociación con las Farc y el ‘balígrafo’ con el que firmó los principales acuerdos.

Santos, que visitó este lunes Suecia tras recibir hace dos días el Nobel de la Paz en Oslo por sus esfuerzos para acabar con el conflicto armado en su país, entregó esos dos objetos al primer ministro sueco, Stefan Löfven, durante una reunión entre ambos, informó la Presidencia de la República de Colombia.

 
 El ‘balígrafo’, un bolígrafo hecho con proyectiles de fusil, fue usado por el mandatario colombiano para suscribir los acuerdos con las Farc, entre ellos el pacto firmado el mes pasado en el Teatro Colón de Bogotá, que fue aprobado días después por las dos cámaras.
 La insignia donada es una de las dos con ese símbolo que Santos ha lucido durante el proceso de paz y es la que llevó el pasado fin de semana en Oslo con motivo de la entrega del Nobel -la otra se la entregó al jefe de la guerrilla, Rodrigo Londoño Echeverri, en la firma en Cartagena del primer acuerdo-. (

Santos viajó este lunes a Estocolmo desde Oslo para mantener varias reuniones políticas dentro del programa del Nobel de la Paz, incluida una audiencia con el rey Carlos XVI Gustavo, una conferencia en un seminario en el Parlamento sueco y una entrevista con Stefan Löfven.

Aunque los actos centrales del premio de la Paz -que se otorga y entrega en Noruega por deseo expreso de Alfred Nobel, creador de los centenarios galardones- se desarrollan en Oslo y no en Estocolmo, es tradición que los premiados vayan luego a la capital de Suecia para reunirse con las principales autoridades de ese país.

Finalizado su programa en Estocolmo, Santos siguió viaje a Bruselas para firmar el acuerdo que creará el fondo fiduciario de la Unión Europea (UE) para el posconflicto colombiano. Desde ahí continuará viaje unas horas después a Madrid, siguiente punto de una gira europea que durará cinco días más e incluirá también Italia y El Vaticano. 

EFE

Tomado de: Eltiempo.com

Santos agradeció apoyo de Noruega al proceso de paz y reiteró conveniencia del ‘Fast Track

Foto:Elpaís.com/Cortesía Presidencia de la República.

| Autor: Elpais.com.co | Colprensa

El presidente Juan Manuel Santos, quien continúa en Oslo tras recibir el Nobel de Paz, agradeció el apoyo de Noruega al proceso de paz en Colombia y reiteró la «conveniencia» del ‘Fast Track’.

Así lo hizo este domingo durante su reunión con el presidente del Parlamento Noruego Olemic Thommessen en la que también firmó el libro de invitados.

«Creo que la Corte se va a expresar aprobando el Fast Track, el Parlamento de Colombia va a encontrar la forma de aprobar las leyes para implementar los acuerdos. La diferencia está en la rapidez», dijo. 

El mandatario reiteró: «Sería más conveniente tener el Fast Track porque estudiando todos los procesos alrededor del mundo se ve que el tiempo corto es mejor para el proceso».

Si no se aprueba dijo: «El plan B, como lo he dicho, es que si no pasa el fast track someteremos al congreso las leyes de cualquier modo. Pero espero que la Corte Constitucional se exprese y apruebe la posición del fast track».

Sobre la lucha contra las drogas el mandatario también reiteró que se debe cambiar la estrategia. «Lo que he estado pidiendo es que tenemos que acomodar lo que estamos haciendo en la guerra contra las drogas, peleándola hace más de 40 años. Le pregunto al mundo: ¿hemos sido exitosos o no? Mi respuesta es no. Los resultados no están y esa es una razón suficiente para repensar la manera de cómo debemos tomar este importante tema», dijo.

El premio Nobel también expresó su gratitud «y la de todos los colombianos al Parlamento, al Gobierno de Noruega y a las instituciones de Noruega, por haber jugado un papel clave en todo lo que en Colombia está celebrando felizmente hoy”.

Agregó que «este es el mejor momento de las relaciones entre Colombia y Noruega en toda su historia”.

Los parlamentarios noruegos le expresaron al Mandatario de Colombia su apoyo al proceso de paz y lo felicitaron por la obtención del Nobel de Paz.

El Presidente Santos se reunió más tarde con el Canciller de Noruega, Borge Brende, quien reiteró su apoyo a la paz de Colombia, al proceso de implementación de los acuerdos y al ingreso del país a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Ocde.

Las autoridades noruegas manifestaron además su apoyo al fortalecimiento de relaciones comerciales entre ambos países y su interés por reforzar la inversión del país escandinavo en Colombia e incrementar el intercambio comercial

Tomado de El País.com.co

 

 

¿Un Nobel inmerecido? Hablan los críticos de Santos
Alejandro Ordóñez, Salud Hernández-Mora, Plinio Apuleyo y Álvaro Uribe. Foto: Archivo SEMANA

Distintas voces de diferentes sectores coinciden en recordarle al laureado presidente los resultados del dos de octubre en el plebiscito. Hay dardos hasta para la Academia Noruega.

Después de salir victoriosos del plebiscito celebrado el dos de octubre, que buscaba refrendar los acuerdos logrados entre el Gobierno y las FARC en La Habana, el siete de ese mismo mes fue una fecha especialmente traumática para los contradictores del presidente Juan Manuel Santos. El revés del mandatario en las urnas, quizá uno de los peores en toda su carrera política, fue aprovechado por la derecha para criticar duramente los acuerdos de paz y de paso su gobierno. Sin embargo, no había pasado ni una semana y sucedió lo que fue interpretado como un milagro.

El destino tenía preparada una carta que sacaría del limbo al presidente. El premio Nobel de Paz que le otorgó la Academia Noruega por sus “decididos esfuerzos para llevar a su fin más de 50 años de guerra civil en Colombia” llegó como un bálsamo y un espaldarazo para lo que se había logrado en materia de paz a pesar de la división que puso en manifiesto el resultado del plebiscito. Santos había llamado a la unidad, sin embargo, ese sentimiento no estaba cerca.

Santos recibió el Nobel en la mañana de este sábado y como lo había adelantado dedicó el premio a las víctimas del conflicto. Algunos no creen en sus gestos. Semana.com habló con varios líderes de la oposición y de la opinión pública que no están de acuerdo con el galardón. Estas son las razones de su descontento.

Alejandro Ordóñez, exprocurador

Este es un premio político. El comportamiento que el presidente ha tenido desdice del reconocimiento que le ha dado la Academia Noruega. El desconocimiento que él acaba de hacer de los resultados del dos de octubre no se compadece con su condición del Nobel de la Paz. El raponazo que Santos les hizo a las mayorías deslegitima su condición de Nobel”.

Plinio Apuleyo Mendoza, escritor

El premio fue precipitado por tres razones: cuando se le otorgó todavía no había un acuerdo de paz real. Cuando se sometió ese acuerdo a las urnas, la gente votó No. Y cuando se trataba de hacerle ajustes a ese acuerdo, a los voceros del No no se les mostró el texto completo y lo refrendaron por una vía que considero no es constitucional. El precio que se tuvo que pagar por tener un acuerdo fue excesivo y muy peligroso para la posteridad del país”.

Tatiana Cabello, representante a la Cámara

Santos se ganó ese Nobel teniendo a un país dividido y engañado. El presidente nos hizo conejo a los que votamos No y ganamos en el plebiscito. No se merece ese premio. No le encuentro absolutamente nada positivo”.

Salud Hernández-Mora, periodista

Es lo que buscó durante todo este tiempo y lo ha conseguido. Desde hace rato lo quería y se lo dieron. Es un Nobel para un político muy hábil y lo consiguió dividiendo el país en dos pero eso a él no le importa. No creo que sea un pacifista para nada, nunca lo fue, no creo que haya luchado toda la vida por la paz, jamás lo vimos en nada. Él ha luchado por sus objetivos personales. Ahora le va a ir muy bien el resto de su vida entonces que lo disfrute”.

John Milton Rodríguez, pastor Misión Paz a las Naciones

El Nobel debe reconocer la labor unida de un pueblo pero en este caso se entrega más por un concepto político. El acuerdo no incluyó a todos los colombianos, no se respetó la voluntad de la democracia. Más allá de los temas políticos ese Nobel debería representar un compromiso más fuerte de los gobernantes en escuchar al pueblo y no tomar a la paz como un arsenal político de intereses partidistas”.

Paloma Valencia, senadora

Llama la atención que gane el Nobel de Paz un presidente que ha logrado partir a un país en dos. Donde la mayoría ha rechazado unos acuerdos y él sin embargo desconoce la voluntad de las mayorías y en pocas semanas vuelve e impone unos acuerdos a la brava”.

Marta Lucía Ramírez, excandidata presidencial

El verdadero merecimiento de un premio Nobel debería venir de lograr la unidad del país. El verdadero logro de un acuerdo de paz no debería ser solamente una firma con las FARC sino lograr reunir a los colombianos”.

Ernesto Yamhure

A finales de esta semana, Juan Manuel Santos alcanzará la gloria. Logrará lo que siempre anheló: el reconocimiento y el aplauso mundial. Santos prometió que la última palabra frente al acuerdo de paz la tendría el pueblo. Convocó a un plebiscito amañado y lo perdió”, opinó Yamhure en su portal Los Irreverentes.

Álvaro Uribe Vélez, expresidente

Quizá una de las voces más extrañadas por estos días ha sido la del expresidente Álvaro Uribe. Esta vez no ha sido impulsivo, como en otras ocasiones, desde su cuenta de Twitter y más bien se ha mostrado distante. Desde Washington y cuestionado por una periodista española, Uribe rompió el silencio. En medio de su larga respuesta colmada de críticas hacia los acuerdos de paz dijo: “Dicen: ‘no, es que la paz debe prevalecer sobre la democracia’. Eso es lo que han dicho los dictadores. Los dictadores, en nombre de la paz, lo que han hecho es eliminar la democracia”.

Cada vez se hacen más agudas las críticas de este sector hacia Santos, el premio y la Academia. Y mientras en Oslo sigue la pompa y los homenajes al Nobel, en Colombia se prepara la brasa para fijar un esfuerzo noble pero controversial en el marco de la historia.

 Tomado de:Semana.com

“Lo más absurdo que he oído es que el Nobel se compró”: Santos

Santos dio una rueda de prensa junto a la Primera Ministra de Noruega, Erna Solberg. FOTO AFP

COLPRENSA | PUBLICADO HACE 3 HORAS

Juan Manuel Santos se reunió este domingo con la Primera Ministra de Noruega, Erna Solberg, y no pudo evitar hacer referencia sobre los comentarios hechos por algunos opositores sobre que el Premio Nobel de Paz fue comprado.

“Se han dicho muchas cosas, que soy comunista que soy miembro de las Farc, que soy aliado y socio de Fidel Castro para introducir una revolución sutil en mi país, pero lo más absurdo que he oído decir de ese grupo es que el Nobel se compró. La verdad ese comentario no merece respuesta de mi parte”, dijo el presidente al respecto.

Sin embargo, contestó de inmediato Solberg, quien indicó: “Yo creo que hay una cosa muy cierta y es que uno no puede comprar un Premio Nobel de la Paz, ni los premios Nobel académicos. Yo creo que el escrutinio lo hace un comité independiente y lo hace con un altísimo nivel de integridad”.

Y el presidente concluyó: “Yo como colombiano me siento avergonzado de oír eso (…) Me avergüenza que alguien pueda llegar a decir algo así”.

Así mismo, se habló sobre fortalecer las relaciones entre ambos países y por supuesto sobre el apoyo a la implementación de los acuerdos, que dijo la primera ministra, es donde se ven los verdaderos resultados.

Diálogos con el Eln

Además se trató el tema del Eln, sobre el cual dijo el presidente: “Noruega tiene un tacto especial, tiene una habilidad especial de desempeñar el papel de mediador (…). Cuando estábamos eligiendo el país que nos podía ayudar estudiamos un grupo de países interesados, y Noruega salió casi que de forma natural. Yo espero que haga lo mismo con el Eln y ha expresado que está más que dispuesto a hacerlo, y si lograr a hacer una labor parecida a la que se hizo con las Farc eso contribuirá mucho al éxito en la negociación”.

El mandatario reiteró que se sigue a la espera mientras tanto de la liberación de los secuestrados, y por su parte, Solberg indicó que están dispuestos pero que esperan el trabajo de las partes en conflicto.

“Nosotros esperamos ayudar con la implementación de los acuerdos de paz y es cierto que hay que realizar un proceso de paz muy largo en Colombia y yo siempre he dicho que el rol de los noruegos y cubanos ha sido el de facilitador y ha ayudado a encontrar respuestas importantes pero la verdad el trabajo lo tienen que hacer las partes en conflicto durante el proceso”.

Tomado de:El Colombiano.com

Los mitos y los clichés del incremento del salario mínimo

Foto: Archivo// El espectador


Que este sueldo es uno de los más bajos de la región o que un aumento exagerado genera desempleo son algunos de los argumentos que siempre salen en las negociaciones. Expertos opinan.


Este lunes se llevará a cabo la cuarta sesión de negociación sobre el salario mínimo 2017, y las cartas están destapadas. Tanto los empresarios como los sindicatos ya revelaron sus propuestas de incremento salarial: los gremios proponen un alza de 6,5 %, con lo cual el pago pasaría de $689.455 a $734.269, es decir, habría un aumento de $44.814, y las centrales obreras piden un alza del 14 %, lo que implica que el pago quedaría en $785.977, un incremento de $96.522. 

Este es el panorama de la mesa de concertación. Una brecha de más de $50.000 separa las propuestas de cada sector y aleja la posibilidad de un incremento fijado por medio de un acuerdo entre empresarios y sindicatos. Mientras tanto, aumenta la polaridad que cada año suele apoderarse de estas negociaciones, pues regresan los argumentos de siempre: se sacan en cara viejas deudas y los clichés abundan. Por esta razón, El Espectador analizará algunos de los comentarios que nunca faltan durante las discusiones que definen el salario mínimo del que dependen más de 1,7 millones de colombianos.

El primer comentario que siempre sale a colación es que el salario mínimo en Colombia es bajo; incluso, algunos sindicatos lo califican como una miseria. Para Estefano Farné, director del Observatorio del Mercado de Trabajo de la Universidad Externado, “si se analiza este sueldo respecto a la productividad colombiana, en teoría este pago sería alto. Por lo que se les daría la razón a los empresarios que dicen que se debe aumentar de manera moderada. No obstante, si el punto de referencia es el nivel de ingresos, se justifica el argumento de los sindicatos de que los $689.455 no alcanzan para mucho”. Asimismo, de acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, el costo de la canasta básica mensual de un hogar colombiano es de alrededor de $1’160.000, es decir, se requieren casi dos salarios mínimos para pagarla.

 

Respecto a las comparaciones internacionales, la información del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario indica que el salario mínimo local es el tercero más bajo entre las principales economías de América Latina: Venezuela (US$892), Argentina (US$511,49), Chile (US$359), Ecuador (US$354), Brasil (US$290), Colombia (US$233,71), Bolivia (US$206,90) y México (US$138).

Sin embargo, Farné advierte que “es difícil determinar si el pago mínimo es bajo o alto. Para empezar, se ha vuelto muy complicado hacer comparaciones internacionales por culpa del dólar. En los países con alta dependencia de materias primas se ve que este es inferior al de otros países en donde se ha visto menos devaluación. Este es el caso de Colombia, pero no es dato determinante, pues puede ser tan sólo un efecto cambiario”.

El otro argumento que no pueden dejar de sacar los empresarios es que un aumento excesivo en el salario mínimo puede generar desempleo. Por lo general, argumentan que se trata de una simple relación entre costos operativos y rentabilidad: si la nómina aumenta demasiado, no podrán seguir contratando o, en su defecto, se verán obligados a realizar despidos.

Para José Roberto Acosta, profesor de la Universidad Externado y miembro de la Red por la Justicia Tributaria, “decir que el alza del salario mínimo incrementa la inflación es uno de esos viejos clichés neoliberales que la misma historia se ha encargado de desmentir. La mejor muestra es que en los últimos cinco años se han quitado toda una serie de costos laborales a las empresas, por ejemplo los parafiscales, y el resultado es que sí ha habido una mejora en formalidad, pero no en reducciones del desempleo”.

Foto: Archivo// El espectador

De manera que “no es cierto que bajar los costos a las empresas garantiza un aumento en la generación de empleo. Pero hay que reconocer que no es viable un incremento del 14 %, como proponen los sindicatos, aunque debe ser cercano al 7 %, que es lo justo si se miran la inflación proyectada de 2017, la productividad laboral y los mayores costos por concepto de la reforma tributaria”, concluyó Acosta.

Por su parte, Farné afirma que “subir uno o dos puntos el salario mínimo por encima de la inflación no debería aumentar el desempleo si tan sólo se hace un año, pero si se hace de manera sistemática sí debería generar problemas de empleo en el mediano plazo”.

Este año se cumplen 20 años desde que nació la mesa de concertación, y en este tiempo sólo se ha llegado a cinco acuerdos. De acuerdo con todas las fuentes consultadas por El Espectador, este año tampoco habría consenso. “La falta de eficacia del proceso en el que se define el salario mínimo inquieta si realmente se busca llevar al diálogo o si es tan sólo un ritual que le sirve al Gobierno para decretar el incremento salarial que más le conviene: uno, porque el Estado es uno de los principales empleadores, y segundo, porque es uno de los instrumentos que tiene a la mano para controlar la inflación. Bajo esta óptica, la mesa de concertación tripartita podría ser también un mito”, afirmó Iván Daniel Jaramillo, investigador del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario.

Este es el panorama del posible incremento salarial en Colombia. Sólo falta esperar qué tanta fuerza tomarán los clichés y los mitos que hay cada año sobre el salario mínimo.

Tomado de: Elespectador.com 

Vigilante del Equus 66 presentaba cinco heridas, según Medicina Legal

Foto: Héctor Fabio Zamora / EL TIEMPO

Frente al edificio Equus 66, ciudadanos realizaron un altar en honor de Yuliana.


La institución dará a conocer el tipo de muerte del testigo clave en el caso de Yuliana Samboní.


Fernando Merchán Murillo, el vigilante que fue hallado muerto en el baño de su casa el viernes pasado, presentaba una herida en la parte inferior de la pierna derecha, y otra en el mismo lado de la pierna izquierda. Tenía una cortadura en el cuello, además de las dos heridas en cada una de las muñecas.

Esto se lee en un informe preliminar que surgió del primer examen al cadáver, durante la necropsia realizada por el Instituto de Medicina Legal, que indica que Merchán Murillo tenía cinco heridas producidas con elemento cortopunzante, en este caso un cuchillo de cocina.

 

El arma, que fue encontrada el día de su muerte por las autoridades al lado del cuerpo sin vida, la identificó su hija, Karen Lorena Merchán, quien les dijo a las autoridades que se trataba del mismo que era usado por ellos para preparar los alimentos.

Su muerte, revela el informe preliminar, se produjo “por un shock hipovolémico, por la pérdida de sangre que ocasionaron las graves lesiones”, indicó una fuente de Medicina Legal a EL TIEMPO.

En el cuerpo no se halló ningún otro tipo de lesión y no se descarta que se trate de un suicidio. El informe que entregará el director de Medicina Legal, Carlos Eduardo Valdés, formará parte de la investigación.

Merchán Murillo era uno de los testigos importantes en las indagaciones relacionadas con la muerte de la niña Yuliana Andrea Samboní, de 7 años. El cadáver de la menor fue encontrado por la Policía en el baño del apartamento 603 del edificio Equus 66, el domingo 4 de diciembre, en Chapinero.

Por este hecho se encuentra detenido el arquitecto Rafael Uribe Noguera, señalado de haber sido el autor material del homicidio. Ese domingo, el vigilante Merchán estaba de turno y fue la persona que abrió la puerta del parqueadero para el ingreso de Uribe Noguera en su camioneta color plata, de donde, al parecer, descendió la niña en compañía del residente. Él confirmó que el automotor fue estacionado en un lugar al que llamó “un punto ciego”, es decir, un sitio en donde las cámaras de seguridad pierden visibilidad.

En una entrevista que le realizó el fiscal del caso a Merchán Murillo, este confirmó los tiempos en los que Uribe Noguera ingresó al edificio e indicó la hora, según él, de la posterior llegada de los hermanos del indiciado, Francisco y Catalina Uribe Noguera.

Estos son los mismos datos que él registró en la minuta y que suministró a los investigadores el día de la inspección al cadáver de Yuliana.

Desde la fecha de los hechos y en su encuentro con el fiscal del proceso, Karen Lorena Merchán contó que su padre se encontraba muy preocupado, callado y buena parte del tiempo con la mirada perdida. Indicó, además, que su progenitor había dejado de comer. “Me decía que desde el domingo no había podido dormir”, relató la joven.

Ella se despidió de su padre el pasado viernes, a las 7 de la mañana, en la casa de su tía, donde ambos habían pasado la noche. Merchán le dijo a su hija antes de irse que iría a su casa a cambiarse de ropa. Debido a su estado de ánimo, Karen Lorena procuraba llamarlo repetidas veces para saber cómo estaba.

Desde las 8 de la mañana empezó a marcarle a su teléfono. Insistió y la llamada siempre se iba a buzón de voz. Por eso decidió ir a la casa, la número 140 del conjunto residencial Jardines de Castilla segunda etapa, en donde ambos vivían, en el suroccidente de la ciudad.

Cuando subió al segundo piso, relató la joven, lo encontró sin vida, en el espacio de la ducha y sentado en una silla con el cuchillo de cocina a su lado.

Merchán Murillo dejó escrita una nota en la que les pedía perdón a los suyos por “haberles dañado la Navidad”; en ella decía además: “Soy inocente”.

Algunos familiares del vigilante les han pedido a las autoridades que investiguen a fondo la extraña muerte.

Tomado de: Eltiempo.com

La guerra sucia vuelve a sobrevolar Colombia
Marina Arias, junto su hija y su nieto en el homenaje en San Vicente del Caguán a su marido, Erley Monroy, asesinado en noviembre. CAMILO ROZO

Los asesinatos de líderes sociales golpean al país en el inicio de la implementación de los acuerdos con las FARC

San Vicente del Caguán

La llamada le salvó la vida que le descerrajaron a su marido. Marina Arias iba a ir en la moto junto a Erley Monroy. Un amigo transportador de leche le comentó que tenía un sitio en la cabina de su camioneta. “Vete con él, que va a llover”, le animó su esposo. No habían pasado ni cinco minutos desde que se desviaron del camino, cuando Arias recibió otra llamada, esta vez de un joven de la zona: “Don Erley está tirado sobre la vía”. Cuando llegaron, su marido, de 54 años, yacía aún con vida pero inconsciente. Le habían disparado con un revolver a bocajarro, casi seguro desde otra moto. Uno de los tiros le dio en el brazo, el otro se le quedó incrustado en la cabeza. Murió camino del hospital. Pocas horas, el pasado 18 de noviembre, en una zona relativamente cercana a la del crimen en San Vicente del Caguán, unos encapuchados entraron en casa de Didier Losada y lo asesinaron en presencia de su mujer y su hijo. No había pasado ni un día cuando, al salir del velorio de Monroy, Hugo Cuéllar fue baleado. Algunas versiones apuntan a que se salvó de morir porque vio cómo el sicario sacaba la pistola y alcanzó a lanzarse sobre él. Todos eran líderes sociales.

“Erley ya se acabó, murió, pero quedan miles de familias campesinas con muchos miedos”, reflexiona con aplomo Arias, parapetada tras un sombrero y unas enormes gafas de sol que no logran camuflar unos ojos vidriosos en este primer viernes de diciembre donde el sol no da tregua en San Vicente. Acaba de terminar una marcha en homenaje a su marido. Al municipio han llegado cuatro autobuses repletos de campesinos. Durante una hora caminan ante la mirada condescendiente de centenares de personas. El Ministerio del Interior, en base a los datos de la oficina de Derechos Humanos de la ONU, estima que han muerto en lo que va de año cerca de 60 líderes sociales. Al menos una treintena más ha sufrido atentados y casi 300 son víctimas de amenazas. Las cifras para algunas organizaciones son superiores. Solo Marcha Patriótica, un movimiento de izquierda, calcula que en los últimos cuatro años han muerto más de 120 miembros de su formación.

Estos ataques golpean de lleno el inicio de la implementación de lo acordado entre el Gobierno y las FARC, especialmente uno de los puntos clave de las negociaciones: la reforma rural integral. “Muchos han sido asesinados por ser líderes sociales que reclaman las tierras. Lo quieren impedir a base de matarlos y que la tierra quede en manos del 0,4% de la población, que son los propietarios del 46% del territorio, según el último censo agropecuario”, asegura Aída Avella, histórica líder de la Unión Patriótica (UP), la formación de izquierda que surgió de las negociaciones de paz con el presidente Belisario Betancur en los ochenta y que perdió a más de 3.000 integrantes, asesinados por grupos paramilitares, incluidos dos excandidatos presidenciales.

Monroy era defensor de una reserva campesina y uno de los líderes que se enfrentó a las empresas que querían extraer pozos petroleros en la región de La Macarena, entre los departamentos de Meta y Caquetá. En su caso, no había recibido amenazas, pero en San Vicente, donde gobierna un alcalde del uribista Centro Democrático a quienes muchos acusan de hacer señalamientos sobre los líderes sociales, aparecen cada vez con más asiduidad panfletos firmados por las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), supuestamente desmovilizadas a principios de este siglo, y otros movimientos de corte similar. La tónica se repite en muchas zonas del país, especialmente en la costa caribeña. Este repunte ha puesto en máxima alerta a las autoridades, que ya no pueden esconder su preocupación por la sombra de una nueva guerra sucia sobre Colombia. Durante mucho tiempo se han negado a admitir la presencia de nuevos grupos paramilitares, a los que se referían con el calificativo de bandas criminales, vinculadas al narcotráfico.

El reconocimiento de que aún hay paramilitarismo en Colombia fue uno de los reclamos de las FARC al Gobierno durante las negociaciones de paz. Este mismo fin de semana, la guerrilla ha advertido de la presencia de grupos armados cerca de una de las zonas donde se desmovilizarán. “Con la salida de las FARC, aparecen otros actores armados que buscan ocupar ese espacio”, adueñarse del territorio, crear pánico”, asegura la viuda de Monroy, profesora en San Vicente, feudo tradicional de la guerrilla.

Durante décadas, en gran parte de Colombia el ‘Estado’ han sido las FARC. “Necesitamos una nueva institucionalidad en los territorios que cree confianza. Nosotros no somos los gestores ni los responsables de estas afectaciones a la paz. Reclaman derechos colectivos que la Fiscalía no provee”, aseguraba esta semana el fiscal general, Néstor Humberto Martínez, a quien las organizaciones sociales critican por una supuesta pasividad a la hora de investigar los crímenes. “¿Queremos más detenciones o una cultura de la legalidad? Es urgente dar estabilidad a los acuerdos de paz para que llegue al territorio la institucionalidad”, se defendía.

El fiscal niega que haya un “grado de sistematicidad, una mano negra, invisible, que esté afectando a los líderes de derechos humanos”, y argumenta que lo existe es una “multicausalidad”, un término demasiado enredado para quienes sufren la violencia, como Aída Avella, quien vivió durante años en el exilio: “Están empleando el mismo método, primero un asesinato en un departamento, luego en otro, y así no se nota mucho. Lo que no sabemos es cómo va a ser la siguiente etapa”.

Avella insiste en que de nada sirve detener al sicario, el último eslabón de la cadena, si no se va más allá. “Hay que investigar a los financiadores y autores intelectuales, que claramente son los terratenientes”. La Fiscalía se ha comprometido a ello. En su comparecencia en el Congreso, Martínez aseguró que financiar a grupos paramilitares será tipificado como delito de lesa humanidad. Avella admite que hay una diferencia importante entre los ataques de este año y el genocidio de la UP. “Ahora hay un sector del Ejército y de la Policía que no apoya el paramilitarismo, sobre todo en la cúpula. El problema es los que vienen después, que colaboran o miran para otro lado”, insiste. Es otra llamada de atención para evitar más muertes como la de Erley Monroy en aquella vía de San Vicente del Caguán, a escasos metros de un batallón del Ejército.

Tomado de:El País,de España

Homenaje a las víctimas en el Oslo City Hall
Mientras Juan Manuel Santos recibía el premio Nobel de Paz, dos víctimas se emocionaron en un sentido abrazo.

Las puertas del Oslo City Hall se abrieron desde las 11 de la mañana, con dos horas de antelación. El frío congelaba los huesos y hasta las pestañas, una pertinaz llovizna caía sobre la comarca, como si San Pedro, que se ha empecinado este año en acompañar todos los actos que tengan relación con la paz de Colombia, así sea a cuenta gotas, quisiera hacerse presente en tan histórico momento. Pasó en Cartagena antes de la primera firma, pasó en Bogotá después de la segunda, y pasó en todo el país el día del plebiscito. En la capital noruega, toda la mañana llovió antes de que el presidente Juan Manuel Santos recibiera el Nobel de Paz, un premio que llegó como “caído del cielo”, así el de Noruega estuviera encapotado.

El gran salón del City Hall había sido preparado desde 48 horas atrás con escrúpulo. Cerca de mil asientos. Los que fueron alineados a la izquierda del recinto fueron ocupados por personalidades del país y de Europa. Las primeras cinco filas de la derecha, por la delegación y los invitados del gobierno colombiano. Los periodistas europeos pudieron identificarlos con facilidad. Mientras los invitados locales ocupaban las sillas rápidamente, y esperaban sentados el comienzo de la ceremonia, como quien la vive cada año, los colombianos no paraban de caminar para saludarse, y hacerse selfies para registrar un momento histórico, porque quién sabe si se volverá a repetir.

Nunca antes se vieron, y puede que nunca después se vuelvan a ver, tantos colombianos en el City Hall. El protagonista de la tarde (así en la calle ya fuera de noche) era un bogotano de 66 años, Juan Manuel Santos, miembro de una de las familias de la élite capitalina, que en ese lugar pasaría a la historia. Santos, a diferencia de todos los mandatarios que lo antecedieron, no será expresidente. Tendrá un título casi que nobiliario, que lo acompañará por el mundo tan pronto como termine de ejercer la presidencia.

Leyner Palacio era el único de los caballeros presentes en la ceremonia que no vestía de saco y corbata, ni mucho menos traje oscuro, como seguramente exigía la etiqueta. Zapatos y pantalones blancos y una camisa del mismo color con ribetes dorados en el pecho. Como si estuviera en Estocolmo en diciembre de 1982 e invitado a la ceremonia del Nobel de Literatura que hizo inmortal a Gabriel García Márquez.

Solo dos mujeres tenían sombrero en la ceremonia. La reina de Noruega, que lucía un tocado negro, como el color de su traje, y Liliana Pechené, una caucana que llegó a la ceremonia con el traje tradicional que usan a diario los indígenas de su departamento. Léyner y Liliana serían los protagonistas del momento más emotivo de la ceremonia, en la cuarta fila donde tenían marcados sus asientos.

Faltaban 10 minutos para la una cuando cuatro hombres vestidos con atuendos de la edad media se asomaron en el segundo piso. Casi que de forma simultánea, debajo de ellos, se abrió una puerta por donde entró la familia del presidente Santos a ocupar la primera fila del costado derecho. Los del lado izquierdo se levantaron y por unos segundos se hizo un silencio sepulcral, pero fue roto por las risas de los asistentes que creían que la ceremonia había comenzado, pero aún faltaban unos minutos para terminar la charla. Y así fue.

Los cuatro del balcón levantaron sus trompetas y tocaron una diana, como cuando en los toros suenan los clarines y timbales anunciando la salida del primero de la tarde. Tras el toque, la puerta principal se abrió de par en par, y Santos entró con una tímida sonrisa con la que atravesó esa calle de honor, secundado por los miembros del instituto Nobel, encabezados por su presidenta, encargada de entregar el diploma y la moneda dorada.

Parecía que todo había comenzado pero desde el balcón volvieron a sonar las trompetas, la puerta principal de nuevo se abrió, y por allí entró la familia real noruega. El rey, la reina y los príncipes.

Santos, el Nobel, volvió a ofrecer el premio que recibió en el City Hall a todo el país, y a las víctimas del conflicto armado colombiano, el cual dio por terminado ante la comunidad internacional que, con audífonos, seguía su discurso, pronunciado en español.

Fue el momento en el que Léyner y Liliana se tomaron de la mano, se levantaron junto a sus demás compañeros de la cuarta fila, Héctor Abad Faciolince, Pastora Mira, Clara Rojas, Fabiola Perdomo e Ingrid Betancur. Ellos siguieron el ejemplo, se tomaron de la mano en cadena mientras el auditorio los homenajeaba con el aplauso. Ingrid prefirió cruzar las manos detrás de su cuerpo.

Leyner no tuvo tiempo de sentarse, pues Santos lo presentó ante todo el auditorio. Recordó su tragedia, acaso la mayor del conflicto armado colombiano. La de la noche del 2 de mayo del 2002, cuando el pueblo de Bojayá se refugió en la Iglesia San Pablo Apóstol para eludir las balas de los paramilitares y los cilindros bomba de las FARC. Uno de ellos dio en el Cristo mutilado, y Léyner tuvo que enterrar a todos sus 35 familiares.

De nuevo, una gran ovación. Santos siguió adelante con su discurso, Léyner volvió a sentarse, y allí se abrazó con Liliana mientras todo el auditorio seguía sus palabras. Mientras el presidente le agradecía a su familia, y las miradas se volcaban a la primera fila, Liliana y Léyner seguían abrazados y las lágrimas de ambos conmovieron a los que los vimos.

El aplauso más largo de la tarde fue para el bogotano Santos, cuando se marchó por el pasillo de honor donde había entrado casi que una hora antes. Léyner y Liliana abandonaron juntos y en silencio el City Hall, el protagonista, el Nobel de paz, se iba por la puerta grande.

*Texto y fotos, Rodrigo Urrego Bautista

Tomado de:Semana.com

A través del espejo

La Fundación que lleva su nombre se propone “defender, promover y proteger los derechos humanos de las víctimas de ataques con químicos”. / Camilo Ponce de León

Personajes del año

Su nombre hoy no sólo es una ley que otorga penas más severas contra quienes atenten contra las mujeres, sino que desde su fundación apoya a quienes fueron víctimas de ataques con ácido.

Por: Sorayda Peguero Isaac

Había días en los que Natalia Ponce de León quería morirse. Con vendas que le cubrían el cuerpo minado por heridas lacerantes, con la morfina surcando sus venas, con los párpados inmóviles, con la luz quemándole los ojos, con el espanto y el desasosiego de no poder mitigar la urgencia de sus propias preguntas: ¿Dónde estoy? ¿Qué me está pasado? ¿Por qué a mí?

A veces quería creer que todo se arreglaría. Que despertaría una mañana y abandonaría el hospital para recuperar el pulso de su vida, tal y como era antes del jueves 27 de marzo de 2014, cuando Jonathan Vega volcó sobre ella un litro de ácido sulfúrico y toda la carga enfermiza de su obsesión. Natalia Ponce de León era, y sigue siendo, una amante confesa de la música, de los viajes, del vino, de los placeres de la risa y de la vida que transcurren en los espacios abiertos. Tres días después de que sufriera uno de los ataques con ácido más salvajes que se recuerdan en Colombia, el agente químico que había quemado una tercera parte de su cuerpo seguía carcomiendo su piel con la voracidad de una plaga. No se trataba de un mal sueño: Natalia Ponce de León tendría que sobrevivir a más de una veintena de cirugías y a un mes y tres semanas de duelos intermitentes con la muerte.

A veces quería zambullirse en un sueño profundo. En el hospital Simón Bolívar de Bogotá no abundan los espejos. Los objetos reflectantes son un peligro que puede provocar la desesperación de los pacientes que han sufrido quemaduras graves. Cincuenta días después de su ingreso, el jueves 15 de mayo de 2014, Natalia Ponce de León –profesional en medios audiovisuales, que entonces tenía 33 años y que nació en Bogotá– fue conducida hasta la séptima planta del hospital. Allí, en una habitación angosta, por primera vez desde el ataque, tuvo su primer encuentro con la otra Natalia: la nueva versión de sí misma que la miraba a través de un espejo. El renacimiento de Natalia Ponce de León –el libro escrito por la periodista Martha Elvira Soto– narra sus primeras impresiones: “Mi cara estaba desfigurada, morada y roja en algunos sectores. Solamente dije: ‘Ma, estoy como un monstruo’, y me eché a llorar. Quería que todo el mundo saliera de inmediato y que alguien me durmiera”.

El doctor Jorge Luis Gaviria –su cirujano– le pidió que escribiera una carta explicando cómo había sido su período de internamiento en el Simón Bolívar, el hospital que, según sus propias palabras, le salvó la vida y se convirtió en su segundo hogar. Natalia Ponce de León aceptó la petición. Escribió la carta y aprovechó la oportunidad para dar cuenta de las carencias del centro médico. Destacó que durante su ingreso fue testigo de la falta de medicamentos, alimentos, agua, sábanas, pañales y otros productos de higiene. Siendo consciente de que algunos aspectos de su situación podían situarla en una posición privilegiada, se preguntaba a menudo: “¿Cómo hacen las demás personas que no tienen dinero en su bolsillo o un medio de transporte para poder solucionar un tema así, a altas horas de la noche?”.

Colombia es uno de los países con el mayor número de ataques con ácido del mundo. Según datos del Instituto Nacional de Medicina Legal, 926 personas fueron víctimas de ataques con agentes químicos durante el período de 2004 a 2014. La repercusión mediática alcanzada por el caso de Natalia Ponce de León propició que la opinión pública y las autoridades pusieran el foco de atención en un delito con alarmantes índices de impunidad. Una característica destacable de los ataques con ácido es la discriminación de género. La mayoría de las víctimas, las que han recibido las lesiones más severas, han sido mujeres.

Natalia Ponce de León hizo acopio de una fortaleza que ni siquiera ella sabía que tenía. Poco a poco se convirtió en voz y símbolo de una tragedia que durante mucho tiempo estuvo rodeada por un cerco de silencio. “Es la primera vez que me paro acá –explicó ante la Cámara de Representantes en junio de 2015–. Los ataques con ácido destruyen a una persona totalmente en su estado físico, mental y emocional. Hay mujeres que han llegado a suicidarse. Sólo les pido que esta ley salga adelante”. Casi seis meses después de que pronunciara estas palabras, el 25 de noviembre, el Congreso colombiano aprobó una ley que lleva su nombre y que castiga con mayor severidad los ataques con agentes químicos que antes eran considerados “lesiones personales”. Cuando la noticia llegó a oídos de Natalia Ponce de León, decidió que había llegado el momento de dar la cara: quería presentarse ante el mundo sin las máscaras médicas que exige su tratamiento.

Un pequeño espejo de aumento que le regaló su tía Marinita la acompaña en su proceso de reconocerse y de descubrir que la agresión que sufrió no pudo borrar algunos rasgos característicos de su rostro: sus ojos rasgados, sus cejas gruesas y la expresión de su cara cuando sonríe. Desde abril de 2015 dedica la mayor parte de su tiempo a una fundación que lleva su nombre. La Fundación Natalia Ponce de León se propone “defender, promover y proteger los derechos humanos de las personas víctimas de ataques con químicos”.

Natalia Ponce de León quiere convertirse en conferencista. Quiere compartir su historia y su mensaje con personas de diferentes lugares del mundo. Quiere formar una familia. Quiere ser madre. Quiere mantenerse firme en su propósito de ayudar a mucha gente. Algún día, Natalia Ponce de León quiere plantarse ante el hombre que la atacó, hacerle saber que en su corazón no hay un ápice de rencor hacia él. Quiere decirle, mirándolo fijamente a los ojos: “¡Aquí está Natalia Ponce de León Gutiérrez de Piñeres, viva. Míreme!”.

Tomado de:El Espectador.com

Buenos Aires declara la guerra al acoso callejero
Foto: Eitan Abramovich / AFP
Una mujer participa en una reciente marcha contra la violencia de género en Buenos Aires.

Con multas de hasta 60 dólares, autoridades castigarán comentarios sexuales y contacto abusivo.

Por:  EL TIEMPO Y AFP |

El acoso sexual callejero será penado con multas en la capital de Argentina, un país donde la cultura machista está fuertemente arraigada y la violencia de género deja una mujer asesinada cada 30 horas, de acuerdo con registros oficiales.

La norma fue aprobada esta semana por la legislatura de la ciudad de Buenos Aires e impone a los acosadores multas de hasta 1.000 pesos argentinos, que equivalen a unos 60 dólares. La pena se aplicará a quienes incurran en “comentarios sexuales directos o indirectos al cuerpo; fotografías y grabaciones no consentidas a partes íntimas; contacto físico indebido o no consentido; persecución y arrinconamiento; y masturbación y exhibicionismo”, dice la nueva medida.

De acuerdo con la norma, acoso sexual callejero es “todo acto que afecte la dignidad y el derecho a la integridad física o moral”. “Todas las personas tienen derecho a transitar libremente por los espacios públicos y con la confianza de no ser violentadas, independientemente del contexto, la edad, la hora del día o el vestuario que use la persona agredida. Los derechos humanos no dependen ni se suspenden por detalles del entorno”, aseguró el legislador Pablo Ferreyra, impulsor de la ley.

El acoso callejero es un asunto que está en el debate público argentino en los últimos años. De hecho, en este país, el movimiento Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMalá) realizó un estudio para medir la gravedad del problema, y los resultados fueron alarmantes: el ciento por ciento de las mujeres encuestadas sufrió algún tipo de acoso en la vía pública (silbidos, pitos de carro, comentarios sobre su apariencia) y el 50 por ciento dijo haber recibido piropos con contenido sexual explícito. El total de las mujeres sufrió su primera experiencia de este tipo entre los 9 y los 22 años de edad.

El informe revela, además, que el 47 por ciento de ellas se sintieron seguidas por hombres en la calle; al 37 por ciento, un hombre le mostró sus partes íntimas; y el 29 por ciento fueron tocadas abusivamente en los espacios públicos.

En el resto de la región, la situación no es menos grave. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), “en Lima, 9 de cada 10 mujeres entre 18 y 29 años han sido víctimas de acoso callejero (2013). En Bogotá y Ciudad de México, 6 de cada 10 mujeres han vivido alguna agresión sexual en el transporte público (2014), y en el caso de Chile, 5 de cada 10 mujeres, entre 20 y 29 años, declaran haber vivido acoso sexual callejero (2015)”.

De acuerdo con el legislador Ferreyra, el acoso callejero “es profundamente violento porque es una práctica no deseada, que genera un impacto psicológico negativo”. Lo más grave es que habitualmente se tolera e incluso remarca como parte de la cultura, especialmente la porteña.

El propio presidente Mauricio Macri admitió en un reportaje mientras era alcalde de Buenos Aires, antes de llegar a la jefatura del Estado, que decirle a una mujer “qué lindo culo que tenés” no podía ser considerado una ofensa sino una galantería. “En el fondo, a todas las mujeres les gusta que les digan un piropo, por más que esté acompañado de una grosería”, como justificó en abril del 2014, por lo que recibió un sinnúmero de repudios.

Sacudida por los casos de feminicidios, cada vez más cruentos, la sociedad argentina reaccionó con el movimiento Ni Una Menos, que ya ha convocado multitudinarias marchas contra la violencia machista y tuvieron réplicas en otros países de América Latina, incluido Colombia.

(Editorial: Ni una más, ni una menos)

En lo que va del 2016, 175 mujeres han sido asesinadas en Argentina en casos de violencia de género, según la ONG Casa del Encuentro.

EL TIEMPO
Con información de AFP

Tomado de:El Tiempo.com

Las otras Yulianas
Foto: Mauricio Dueñas / EFE
Columna de Jineth Bedoya sobre otros casos de violencia sexual que han pasado desapercibidos.
Foto: Mauricio Dueñas / EFE
Todos los casos merecen atención urgente, como la que ha recibido el atroz crimen de Yuliana.

Impotencia. Apatía. Impunidad. Tres palabras que describen la crisis humanitaria que afronta el país en el tema de violencia de género, especialmente contra menores de edad. Así lo han denunciado este año organizaciones de mujeres e instituciones que trabajan por los derechos de la infancia y la adolescencia, pero pocos estamentos han dado respuesta efectiva.

En el primer trimestre, Medicina Legal presentó un informe que señalaba la vulnerabilidad de las niñas frente a la violencia sexual. Fueron contados los medios que lo registraron y la indignación brilló por su ausencia. En junio, la Policía de Antioquia denunció la violación que sufrió por semanas, por parte de su padrastro, una niña de tres años. La información duró segundos en las parrillas de televisión y no se registró en muchos medios.

(También: El pacto de silencio en torno a la oscura vida de Rafael Uribe)

Luego, la intervención del ‘Bronx’ dejó al descubierto la explotación sexual de niñas, pero para el país fue más importante la novela detrás del expendio de droga más grande de Bogotá. En julio, organizaciones hicieron llamados para que se atendiera la trata de niñas en las principales ciudades; en agosto, el ICBF alertó sobre los embarazos en niñas de entre 9 y 12 años. Y hace pocos días, la barbárica violación, tortura y empalamiento que le provocaron la muerte a Dora Lilia Gálvez, en Buga, Valle, conmocionó a un sector de la opinión.

Atención para todos

Todos los casos merecen atención urgente, como la que ha recibido el atroz crimen de Yuliana. Pero el común denominador, además del dolor, es la impunidad, motor que impulsa la violencia contra mujeres. Jueces que les devuelven la custodia a padres abusadores; violadores que reciben casa por cárcel; testimonios de pequeños que son invalidados porque “fantasean mucho”; pruebas rechazadas con la frase “la mujer se lo busca”.

Según Lucero Ramírez, abogada que atiende casos de violencia de género, de cada cinco casos de menores abusados, uno llega a una condena. Y ni qué decir de los casos de violencia sexual en mujeres: impunidad del 98 por ciento tanto en el marco del conflicto armado como en el espacio ordinario.

El martes, la campaña No Es Hora De Callar, apoyada por EL TIEMPO, hizo en el puerto de Buenaventura el segundo retorno simbólico del año con víctimas y sobrevivientes de violencia sexual. Se logró una hermosa jornada de memoria, dignificación y de ratificación de que allí hay decenas de Yulianas: algunas ya no están, otras siguen a la sombra de sus victimarios. Es hora de levantar más fuerte la voz. Por todas.

JINETH BEDOYA
Subeditora de EL TIEMPO

Tomado de:El Tiempo.com