NOTAS AL VUELO
Por: Gonzalo Silva Rivas, Socio CPB
En los últimos años el transporte aéreo entre Colombia y Ecuador muestra una tendencia creciente, y de seguirse las proyecciones para la región son previsibles las posibilidades de que se duplique para la próxima década. El atractivo mercado actualmente lo maneja y domina Avianca, pero a partir de esta semana un nuevo jugador entra en el terreno de juego. Se trata de Tame, la principal compañía de aviación del Ecuador, que ha decidido meterle el diente a una crujiente tajada del tráfico bilateral.
Tame no es un nombre extraño para los usuarios colombianos, pues opera desde hace dos décadas la ruta transfronteriza Quito-Esmeraldas-Cali, que es uno de los platos fuertes de su menú de alternativas aéreas, por la acogida que en el sur del país se tiene tanto de la vecina capital colonial como de la norteña provincia de animados y concurridos balnearios que colinda con el departamento de Nariño.
De igual manera, Tame operaba hasta febrero pasado la ruta Quito-Bogotá-Caracas, que fue cancelada debido a la pérdida de rentabilidad de este último trayecto, como consecuencia de los problemas políticos y económicos de Venezuela, los US$6 millones que aún le adeuda ese gobierno a la compañía por venta de tiquetes y las dificultades técnicas que sufre el aeropuerto de Maiquetía y que mantienen en situación de riesgo las operaciones aéreas.
Sin embargo, de la mano de Aviareps, reconocida empresa de representaciones en Colombia, bajo la gerencia de Carlos Valbuena, la aerolínea ecuatoriana le apuesta nuevamente a un par de rutas que registran gran dinamismo y presentan positivos indicadores de mercado. Desde el lunes comenzó a ofrecer catorce frecuencias semanales directas entre Quito y Guayaquil hacia Bogotá, que no solo despegan con una excepcional tarifa de introducción por un mes, sino que continuarán a futuro muy por debajo del rango de precios previsto por cualquier otro competidor.
Tame espera pellizcar este mismo año el 18 por ciento del mercado actual, con una proyección de 160 mil pasajeros, y aunque el mercado corporativo será una de sus fortalezas, dado que el enfoque de los horarios les permitirá a los empresarios ir y regresar en un mismo día desde cualquiera de esas ciudades, el componente turístico se perfila como otra excelente oportunidad de viaje, gracias a que los bajos costos animarán a visitar, recorrer y descubrir los atractivos de ambos países.
Ni Colombia ni Ecuador han aprovechado, como debería ser, su condición de vecinos para explorar sus diversas riquezas y beneficiarse turísticamente. De ahí que argumentos de venta para promover a Colombia en Ecuador, con propuestas de turismo religioso, de playa, de entretenimiento, de compras y de incentivo empresarial estimulando viajes hacia nuestras ciudades intermedias, serán nichos que se convertirán en bandera de la promoción local que asumirá Tame en su país dentro de esta nueva etapa de operaciones.
Y dentro de su política de potenciar el turismo receptivo desde Colombia, además de su fuerte componente de naturaleza, cultura, aventura y gastronomía, enmarcado en su concentrada y variopinta geografía de sierra, costa, amazonia y zona insular, Tame se la jugará por promover la joya de la corona, representada en la fantástica reserva marina de Galápagos, una de las áreas marinas más grandes del mundo en términos de biodiversidad y nominada a los máximos reconocimientos de maravilla del mundo y patrimonio de la humanidad. Para el turista colombiano Ecuador dejará de ser un sueño: podrá disponer de sorprendentes planes hasta de tres noches por menos de un millón de pesos.
Tame es una compañía relativamente joven, con 55 años de existencia, que asumió el viejo liderazgo dejado por la tradicional y recordada Ecuatoriana de Aviación. Es la aerolínea bandera de su país, y por estas épocas adelanta un complejo proceso de restructuración administrativa, financiera y operativa en cabeza de Octavio Pérez, un curtido empresario de nacionalidad colombiana, quien desde unos meses atrás asumió el reto de estabilizarle el vuelo, llevarla a nivel de crucero y posicionarla dentro de la región. Su peso específico en el vecino país es de envergadura. Conecta el 80 por ciento de los destinos locales, y con sus nuevas rutas hacia Bogotá extiende a cinco capitales su cobertura internacional, incluyendo Cali, Lima, Fort Lauderdale y Nueva York.
La apertura de los vuelos diarios a Bogotá va más allá del desafío de conectar tres ciudades. El reto que asume la aerolínea es encontrar un buen pretexto para hacerlo y este, sin duda, será unir a ecuatorianos y colombianos y facilitar el intercambio aéreo entre ambas naciones. Podría decirse, entonces, que Tame le prende motores al dinámico proceso de integración turística que viven dos países vecinos y socios comerciales, que de vez en cuando ponen a volar una que otra diferencia.
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