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Categoría Periodismo Internacional

Los republicanos lanzan su plan para acabar con la reforma sanitaria de Obama

El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, en el Capitolio en Washington.  MICHAEL REYNOLDS (EFE) 


“Es tiempo de terminar con la pesadilla”, afirma el presidente Donald Trump


El mayor legado de Barack Obama empezó anoche su viaje al pasado. En una exhibición de poderío, los republicanos presentaron su esperado plan para desmontar la reforma sanitaria del presidente demócrata. Obsesionado con reducir gasto público, el proyecto conservador congela el programa para los más desfavorecidos (Medicaid), establece techos de gasto para los fondos federales, elimina los impuestos finalistas, y sustituye los subsidios públicos a los seguros sanitarios por desgravaciones fiscales. Un giro drástico, aunque no completo ni inmediato, que busca enterrar uno de los grandes avances sociales de las últimas décadas en Estados Unidos. “Es tiempo de acabar con la pesadilla”, tuiteó el presidente Donald Trump.

La demolición será controlada. Los intereses en juego son demasiados para una destrucción masiva. Primero, porque 22 millones de personas ya han contratado un seguro sanitario gracias al denominado Obamacare. Y segundo, porque una liquidación súbita de la fiscalidad que lo sustenta aumentaría el déficit federal en 353.000 millones de dólares en 10 años.

 

A este peligro se añade el miedo de los republicanos a arrasar las zonas de su electorado que se han beneficiado de la reforma. El mismo Donald Trump, beligerante en las redes, ha señalado una y otra vez en los debates que no quiere que nadie pierda la cobertura y siempre se ha mostrado evasivo a la hora de explicar cómo reformaría el sistema.

Los republicanos más moderados también muestran fuertes resistencias y algunos núcleos ya han hecho público que votarán contra cualquier plan que suponga una merma de los beneficios actuales. “La reforma no puede hacerse al coste de una disrupción en el cuidado sanitario de las personas más vulnerables y enfermas del país. Cualquier cambio en el Medicaid debe llevarse a cabo cumpliendo con sus necesidades”, han afirmado en una carta cuatro senadores conservadores.

Bajo este horizonte, los demócratas se aprestan a la batalla. Son minoría en ambas cámaras, pero saben que el tránsito será largo. El proyecto conservador debe ser revisado por dos comités antes de su aprobación por la Cámara de Representantes y luego ha de entrar en las hogueras del Senado. Son muchos meses de digestión e inmensas las sensibilidades las afectadas, lo que les dará tiempo para todo tipo de ataques.

En el bando republicano hay unanimidad en el deseo de poner fin a la reforma sanitaria de Obama. Pero no tanto en el camino a seguir. Los conservadores viven abrumados por la enorme deuda de Estados Unidos, superior a los 20 billones de dólares, e insisten en que el coste per cápita sanitario no ha hecho más que aumentar sin necesariamente mejorar la calidad. Para ellos están decididos a recortar en el gasto sanitario, que absorbe un 25% del presupuesto federal.

Lo que no han resuelto con precisión es cómo desmontar ese sistema que odian tanto sin que la población pierda sus prestaciones. Llevados por esta indefinición, el plan presentado huye de las cifras y ni siquiera calcula los costes y ahorros. Solo fija las líneas maestras, todas ellas muy generales y con ambigüedad suficiente como para contentar a todos los conservadores. En este afán, la nueva arquitectura mantiene con vida dos de las medidas más populares del Obamacare: los jóvenes podrán disfrutar de la cobertura sanitaria de sus padres hasta los 26 años; y las aseguradoras seguirán teniendo prohibido negar tratamiento o cobrar más a aquellas personas con problemas médicos previos.

Los cambios más profundos se dan en la clausura del sistema y sus fuentes de financiación. El desarrollo del Medicaid, el programa destinado a los más desfavorecidos, quedará congelado en 2020 y se establecerá un techo a los fondos federales. También se eliminarán los subsidios a los seguros sanitarios, que ahora se otorgan en función de la renta, y se sustituirán por desgravaciones fiscales y en algunos casos ayudas directas al usuario, variables según la edad. Los más ricos quedarán excluidos.

Otro aspecto sensible es la reversión de los impuestos asociados al Obamacare. Para el año que viene se pretende ponerles punto final y asimismo acabar con las actuales multas a empresas y personas que no contraten un seguro. Todo ello con la idea de que sea el usuario quien salga en busca de su cobertura sanitaria en vez de que se la proporcione el Estado. “Nuestra legislación transferirá el poder de Washington al pueblo americano”, afirmaron en un comunicado los republicanos.

Tomado de: Elpais.com

El director del FBI pide al Gobierno que desmienta al presidente de Estados Unidos

Barack Obama/Donald Trump |Composición: Notitotal


‘The New York Times’ asegura que James Comey pidió el sábado al Departamento de Justicia que negara las acusaciones de Trump sobre Obama


La bola de nieve que echó a rodar Donald Trump el sábado por la mañana, acusando a su antecesor en la Casa Blanca de espionaje político, ha alcanzado en apenas 24 horas el tamaño de un conflicto institucional de difícil solución. El diario The New York Times asegura que James Comey, director del FBI, pidió el sábado al Departamento de Justicia, del que depende, que desmintiera la afirmación del presidente Trump. Se trata de un enfrentamiento asombroso. A media tarde del domingo, no había reacción alguna por parte del departamento.

La información está basada en funcionarios anónimos que aseguran que Comey insiste desde el sábado en que la acusación de que Obama ordenó pinchar el teléfono de Trump durante la campaña es falsa y debe ser retirada. Además, la afirmación de Trump supone insinuar que el FBI actuó al margen de la ley.

Comey es el segundo alto cargo de inteligencia del Gobierno de Estados Unidos en negar las acusaciones del presidente. El sábado fue james Clapper, director de la cúpula de espionaje con Barack Obama, el que negó rotundamente en televisión que bajo su conocimiento se hubieran pinchado teléfonos en la Trump Tower, como afirma el presidente.

Un portavoz del expresidente Obama también negó de plano el sábado que este hubiera ordenado nunca escuchas sobre un ciudadano estadounidense.

James Comey era el director del FBI también en ese momento. Trump decidió mantenerlo en su puesto cuando nombró su nuevo Gobierno. El Partido Demócrata atribuye a Comey un papel capital en la sorpresiva victoria de Trump, cuando resucitó días antes de las elecciones la investigación sobre los correos privados de la candidata Hillary Clinton. Finalmente, no había ningún material relevante. Los demócratas creen que fue un golpe definitivo que permitió el pequeño margen por el que ganó Trump.

Mientras, el presidente no se retractó ni matizó en lo más mínimo sus palabras del sábado, la acusación sin precedentes de que su antecesor en la Casa Blanca pinchó sus teléfonos de campaña. Más aún, a través de un portavoz la Casa Blanca pidió al Congreso de Estados Unidos que investigue estas afirmaciones. Según los primeros análisis de la prensa de Washington, la información de Trump parece sacada de un artículo de Breitbart, la web extremista que dirigía su hoy estratega jefe, Steve Bannon, y que solo Trump considera una fuente fiable de noticias.

El Departamento de Justicia al que Comey le está pidiendo un desmentido ya se ha visto salpicado él mismo por el escándalo sobre las relaciones entre la campaña de Trump y el Gobierno ruso. El titular de la cartera, el fiscal general Jeff Sessions, anunció esta semana que se recusaría a sí mismo en cualquier investigación relacionada con este asunto. Sessions se reunió al menos dos veces con altos funcionarios rusos durante la campaña y lo negó cuando fue preguntado por ello durante su confirmación como fiscal general ante el Senado de Estados Unidos.

Por el momento, ni los líderes republicanos del Congreso se han pronunciado sobre si piensan seguir la petición del presidente, ni el Departamento de Justicia ha respondido a la petición de Comey desvelada por el Times, ni Comey ha dicho nada en público, ni la Casa Blanca ha presentado ninguna prueba que respalde la gravísima acusación del presidente sobre abuso de poder y espionaje político.

No es la primera vez que Trump lanza una grave acusación contra las instituciones. También afirmó que millones de personas votaron ilegalmente en las elecciones, todos ellos por Hillary Clinton, y por eso ella sacó tres millones de votos más que él. Aparte de ser matemáticamente cuestionable, ha sido negado por responsables electorales por todo el país. Trump nunca ha presentado una prueba y nadie lo ha investigado.

Tomado de: Elpais.com

‘Sin prensa libre, EE. UU. perdería parte de su esencia’

Foto: Kena Betancur / AFP

Varias manifestaciones de protesta contra el presidente Donald Trump, por sus ataques a la prensa, se han presentado en inmediaciones del diario ‘The New York Times’.

Ernesto Londoño dice que Donald Trump tratar de minimizar el impacto de verdades muy incómodas.

Por:  SERGIO GÓMEZ MASERI |

“Así comienzan los dictadores”. Esa fue la frase que escogió el senador republicano John McCain el sábado de la semana pasada para responder a los ataques del presidente Donald Trump contra algunos medios de comunicación, no solo en EE. UU. sino en el mundo.

Ese día, hablando ante un foro de conservadores, el mandatario catalogó a la prensa como el “enemigo del pueblo”, una postura sin antecedentes en la historia de un país donde la libertad de expresión, protegida por la primera enmienda de su Carta Magna, ha sido siempre motivo de orgullo.

Tan graves están las cosas que Carl Bernstein, el periodista del ‘Washington Post’ que destapó el escándalo de Watergate, describió la actitud de Trump como “mucho peor” que la del expresidente Richard Nixon, forzado a renunciar tras revelarse el espionaje contra miembros del partido demócrata.

“Nixon –sostuvo Bernstein– atacaba a sus enemigos y a la prensa en privado. Pero Trump lo hace en público, y me recuerda a personajes como Stalin y Hitler”.

Aunque la hostilidad del empresario hacia los medios de comunicación viene desde la campaña presidencial, esta se ha tornado en todo una batalla campal desde que asumió la Casa Blanca a finales de enero.

(También: Trump arremete contra la prensa en un tenso encuentro con periodistas)

Desde acusarlos rutinariamente de mentirosos y deshonestos, el presidente ha pasado a vetar a periodistas en ruedas de prensa e incluso amenaza con promover leyes mordaza y demandarlos antes las cortes por difamación.

Si bien son muchos los medios que vienen siendo golpeados por el presidente, su blanco central ha sido ‘The New York Times’, periódico que consulta a diario pero al que acusa de querer torpedear su presidencia.

Para Trump, este diario, uno de los más influyentes del mundo, hace parte de una cultura mediática de corte liberal que aún no acepta su triunfo en las elecciones de noviembre del 2016.

Ernesto Londoño, miembro de la junta editorial del periódico neoyorquino, discrepa totalmente.

En entrevista con EL TIEMPO, Londoño, quien es colombiano, sostiene que Trump estigmatiza a la prensa, pues le es más fácil vender iniciativas polémicas, como el muro en la frontera con México o el veto al ingreso de ciudadanos de algunos países, cuando no son sometidas al escrutinio público que ofrece la libertad de prensa.

Según Londoño, el reto que plantea Trump es quizá único frente al que su diario no piensa retroceder. De hecho, el número de reporteros que ahora tienen asignados a la Casa Blanca es el más alto de toda su historia.

“No es porque le hayamos declarado la guerra. Es porque su presidencia representa un giro sísmico en la política de Estados Unidos, y creemos que es importante cubrir minuciosamente cada paso”, sostiene el periodista.

Las disputas de Trump contra los medios no son nuevas, pero se han intensificado en estas últimas semanas. ¿Qué creen que hay tras ello?

Vivimos en una era en la que los políticos no necesitan a la prensa para comunicarse con la gente, ya que lo pueden hacer a través de redes sociales. Declararle la guerra a la prensa es una manera de minimizar verdades incómodas y sembrar dudas en el electorado sobre quién les dice la verdad y lo que es verdad.

¿Piensa que existe una estrategia diseñada por Trump y su equipo para desprestigiar a los medios tradicionales? ¿Con qué fin?

Desde el comienzo de su campaña, Trump y su equipo han procurado desprestigiar a los medios de comunicación, sugiriendo que somos parte de una élite corrupta. Su principal consejero, Stephen Bannon, ha dicho que somos el “partido de oposición” y que debemos “callarnos la boca”. Trump nos llama “enemigos del pueblo”. ¿Con qué fin? Es más fácil sacar adelante iniciativas cuestionables –como la construcción de un muro en la frontera con México y negarles la entrada a refugiados y musulmanes– cuando no son sometidas al debate y escrutinio público que facilita una prensa libre.

(Lea: Arremetida de Donald Trump a medios causa indignación en EE. UU.)

El argumento de Trump es que está batallando contra una prensa liberal que no acepta su triunfo. ¿Hay algo de cierto en esa idea?

No. A muchos periodistas nos tomó por sorpresa su triunfo, pero eso no quiere decir que no lo aceptemos. Si hay una autocrítica que debemos hacernos los periodistas es por qué no percibimos de manera más clara las dinámicas económicas y sociales que lo llevaron a ganar la presidencia.

¿Qué tanto daño le está haciendo Trump a la credibilidad de los medios, a los que llama ‘fake news’ con regularidad?

Está por verse. La credibilidad de los medios en Estados Unidos ha decaído en años recientes –y es un fenómeno que estaba en pie antes de que apareciera Trump–. Aunque ciertamente hay quienes le siguen la corriente, ‘The New York Times’ (NYT) y otros medios hemos visto un respaldo abrumador desde la elección. Los lectores se están suscribiendo en números que nunca habíamos visto. Esto representa un voto de confianza en nuestra labor y una oportunidad para fortalecer la credibilidad de los medios.

Sus más violentos ataques han sido contra el ‘NYT’. ¿Por qué ensañarse contra ustedes en particular?

Trump es de Nueva York, y es evidente que siempre le ha interesado nuestra cobertura de su imagen y su empresa. También vale la pena destacar que hemos publicado reportajes sobre sus conflictos de interés, sus reveses en el mundo de los negocios y la manera despectiva con la que ha tratado a algunas mujeres.

(Lea también: Vetan a ‘CNN’, ‘NY Times’ y ‘Politico’ en sesión de la Casa Blanca)

¿Qué está haciendo ‘The New York Times’ para contrarrestar esa ofensiva, o cómo la están asumiendo en la sala de redacción?

Nuestra misión no ha cambiado. Seguimos regidos por la filosofía de Adolph S. Ochs, quien después de asumir control del diario en 1896, dijo que ‘The New York Times’ haría periodismo sin “miedo ni favores”. Lo que sí ha cambiado son los recursos que estamos dedicando a cubrir a este presidente. Nuestro equipo de reporteros que cubre la Casa Blanca es el más grande de la historia. Y Trump domina la cobertura en las páginas de opinión. No es porque le hayamos declarado la guerra. Es porque su presidencia representa un giro sísmico en la política de Estados Unidos y creemos que es importante cubrir minuciosamente cada paso.

¿Qué riesgos cree que existe a largo plazo si esta disputa se mantiene?

Una prensa libre es el oxígeno de la democracia. Es más fácil cometer abusos con impunidad cuando los periodistas son sancionados, intimidados o censurados fácilmente. La libertad de prensa en Estados Unidos ha gozado de protecciones legales robustas y un consenso político de que es imprescindible. Si estos pilares comienzan a tambalear, Estados Unidos perdería una parte sagrada de su esencia.

¿Por qué creyeron necesario sacar un anuncio durante los Óscar haciendo énfasis en la verdad?

Cada día hay más desinformación y polarización en los medios. Quisimos resaltar nuestro compromiso con los lectores: siempre procuraremos establecer los hechos, contarles la verdad y ejercer nuestra labor de manera seria y ética.

¿Conoce algún paralelo en la historia reciente de tal hostilidad entre la Casa Blanca y los medios?

No. Quizás el periodo más tenso fue el de la administración de Richard Nixon. Pero en esa época no había Twitter.

¿Les preocupa que Trump pase de ataques verbales a acciones concretas que atenten contra la libertad de expresión y la primera enmienda?

Debemos ser conscientes de que esa posibilidad existe, pero vale la pena aclarar que el presidente en Estados Unidos no tiene poder absoluto en estos temas. El Congreso y las cortes pueden hacerle frente a cualquier ataque. No sería la primera vez que nos enfrentamos al gobierno en un juzgado.

SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
En Twitter: @sergom68
Washington

Tomado de:El Tiempo.com

Trump acusa a Obama -sin pruebas- de escuchas telefónicas durante la campaña

(CNN Español) – El presidente Donald Trump hizo una sorprendente declaración el sábado al acusar, sin ofrecer pruebas, a su antecesor en el cargo, Barack Obama, de interceptar sus conversaciones telefónicas antes de las elecciones.

«¡Terrible! Acabo de enterarme de que Obama hizo que intervinieran mi teléfono en la Torre Trump justo antes de la victoria. No encontraron nada. Esto es McCarthismo!» tuiteó Trump en un grupo de mensajes muy temprano el sábado por la mañana.

Terrible! Just found out that Obama had my «wires tapped» in Trump Tower just before the victory. Nothing found. This is McCarthyism!

How low has President Obama gone to tapp my phones during the very sacred election process. This is Nixon/Watergate. Bad (or sick) guy!

La Casa Blanca no ofreció evidencias para respaldar la acusación de Trump ni explicó la fuente de su información.

Pero dos exfuncionarios estadounidenses de alto nivel rápidamente desestimaron las acusaciones de Trump.

«Simplemente un sinsentido», dijo uno de ellos.

Otro exfuncionario estadounidense con directo conocimiento de las investigaciones hechas por el Departamento de Justicia bajo el gobierno de Obama negó cualquier investigación de ese tipo sobre Trump o que sus teléfonos hayan sido intervenidos.

«Eso no ocurrió. Es falso. Equivocado», dijo el exfuncionario, quien señaló que claramente el expresidente Obama no podría haberlo ordenado. Habría sido llevado ante un juez por investigadores, pero dijo que eso nunca ocurrió.

Un portavoz de Obama, Kevin Lewis, dijo que «cualquier sugerencia» de que Obama o algún funcionario de la Casa Blanca haya ordenado la vigilancia a Trump es «simplemente falsa».

«Una regla cardinal del gobierno de Obama era que ningún funcionario de la Casa Blanca interviniera en ninguna investigación independiente encabezada por el Departamento de Justicia», dijo Lewis en un comunicado. «Como parte de esa práctica, ni el presidente Obama ni ningún funcionario de la Casa Blanca ordenaron nunca la vigilancia de ningún ciudadano. Cualquier sugerencia de lo contrario es simplemente falsa».

Estos tuits llegan en un momento en que el presidente Trump  está enfrentando peticiones para que su segunda elección de gabinete renuncie, luego de que se revelara que el secretario de Justicia, Jeff Sessions, no había mencionado sus reuniones con el embajador ruso, Sergey Kislyak, en su audiencia de confirmación el mes pasado.

Además se dio a conocer que su yerno y asesor Jared Kushner, se reunió también -junto al exasesor Michael Flynn- con el embajador ruso.

En respuesta a Trump, el exasesor de seguridad adjunto de Obama, Ben Rhodes, tuiteó que el presidente no puede ordenar intervenciones telefónicas

«Ningún presidente puede ordenar intervenciones telefónicas. Esas restricciones se pusieron en marcha para proteger a los ciudadanos de personas como tú», dijo Rhodes en su tuit.

No President can order a wiretap. Those restrictions were put in place to protect citizens from people like you. https://twitter.com/realdonaldtrump/status/837989835818287106 

Trump anuncia una subida de 54.000 millones de dólares en el presupuesto militar

Donald Trump en la reunión de gobernadores hoy. AP


«Tenemos que empezar a ganar guerras», clama el presidente de EE UU


Llegan tiempos marciales. El presidente de Estados Unidos ha decidido poner en marcha el mayor rearme en una década y ha ordenado elaborar un presupuesto con un incremento de 54.000 millones de dólares (9,3%) en los gastos de defensa. La histórica subida será compensada con un plan de recortes general, especialmente duro con la partida de ayuda exterior. El tijeretazo, aunque evita tocar los dos capítulos de gasto políticamente más sensibles, pensiones y asistencia sanitaria, muestra que Donald Trump está dispuesto a iniciar una nueva escalada militar para hacer cumplir sus sueños de grandeza. “Tenemos que empezar a ganar guerras otra vez”, clamó.

Trump nunca lo ha ocultado. Es un halcón y quiere fortalecer la primacía militar. Para ello ha dado un salto en defensa que no se veía desde 2008, al final de la era Bush, con el conflicto de Irak y Afganistán aún sangrando a borbotones. “Antes decíamos que Estados Unidos jamás perdía una guerra, ahora no ganamos ninguna. Es inaceptable”, dijo.

 

A tal fin, los acuerdos del pasado le importan poco. Incluso los más espinosos. No sólo quiere lanzarse al avispero islámico, sino que ha despreciado públicamente el tratado de limitación de armas nucleares con Rusia y anunciado su deseo de ampliar el arsenal atómico. “Soy el primero que querría ver al mundo sin armas, pero no podemos quedarnos por detrás de ningún país, aunque sea amigo. Nosotros tenemos que estar a la cabeza de la manada”, ha declarado.

Para Trump, esta escalada militar no es sólo una forma de patriotismo. El multimillonario republicano siempre la ha vinculado a la prosperidad económica. “Reforzar el sector militar es barato. Estamos comprando paz y afianzando nuestra seguridad nacional. Además es un buen negocio. ¿Quién construirá los aviones y barcos? Trabajadores americanos”, ha escrito.

 

GRÁFICO: Capacidad militar de Estados Unidos
GRÁFICO: Capacidad militar de Estados Unidos

Patria, cañones y empleos. El triángulo sobre el que descansa la apuesta de Trump ha sido una de sus principales promesas electorales. Y ahora quiere materializarla cuanto antes. Para ello ha ordenado a las agencias federales que empiecen a trabajar en un modelo de presupuesto que satisfaga sus deseos. La propuesta no estará lista hasta mediados de marzo. Luego tendrá que entrar en el Capitolio. Un espacio de mayoría republicana, pero donde todo es sometido a la presión de los más variopintos intereses. Será entonces cuando Trump, que hasta ahora ha gobernado bajo el impulso de las órdenes ejecutivas, tenga que hacer frente a su primera gran batalla legislativa.

En esa arena se verá su capacidad de liderazgo del bando republicano y también el alcance de sus sueños. En principio, lo que ofrece el presidente es atractivo para los conservadores. Al aumento del presupuesto militar le quiere añadir una bajada general de impuestos, el desmantelamiento de la reforma sanitaria (Obamacare) y una desregulación financiera intensa.

La partitura gusta a la mayoría, pero su instrumentación puede ser explosiva. Es el caso del Obamacare. Vilipendiado por Trump y los suyos, la promesa de eliminar la reforma sanitaria nada más llegar a la Casa Blanca ha quedado congelada. La constatación de que suprimirla afectaría a 22 millones de personas y dispararía el déficit fiscal en 353.000 millones de dólares en 10 años ha puesto freno a la demolición y dado paso a la búsqueda de alternativas racionales.

La construcción del presupuesto seguirá un proceso similar: será lenta y desactivante. Pero en el corto plazo, en el juego de lo inmediato que tanto practica, Trump ha emitido una señal clara con la propuesta de rearme. Es alguien que cumple sus promesas y que mantiene su capacidad disruptiva. Ese es el impacto que han buscado los autores del plan: el director de la Oficina Presupuestaria, Mick Mulvaney; el director de Consejo Económico Nacional, Gary Cohn, y el estratega jefe de la Casa Blanca, el tenebroso Stephen Bannon.

Que cale este mensaje es importante para alguien que ha entrado en barrena en sus relaciones con la prensa y que tiene a las encuestas en contra. Alarmados por su baja valoración, Trump y sus consejeros quieren superar los filtros mediáticos y alcanzar directamente al electorado. La conversión de los primeros vaivenes presupuestarios en una declaración política de alta potencia busca esa meta. Y también ofrece un adelanto del discurso del Estado de la Unión mañana en la noche. En la intervención, la primera donde el presidente se enfrenta a la Cámaras, deberá mostrar a senadores y congresistas qué futuro quiere para Estados Unidos. De momento, ha optado por las armas y el ruido.

Tomado de: Elpais.com

El 54% de los estadounidenses desaprueba gestión de Trump

Actualidad /

Así lo indica la encuesta de NBC News, que también revela que más de la mitad de la población rechaza el polémico muro que el Mandatario pretende construir en la frontera con México.

Más de la mitad de los estadounidenses desaprueba la gestión del Presidente Donald Trump, luego de cumplido el primer mes desde su llegada a la Casa Blanca, según una encuesta difundida el pasado viernes por el canal de televisión NBC News.

El 54% de los encuestados está «muy en desacuerdo» con su gestión, frente a un 43% que está «muy de acuerdo». Según este sondeo, un 80% opina que los estadounidense están «muy divididos».

Rechazo a muro

Por otro lado, un 56% rechaza la propuesta de Trump de construir un muro en la frontera con México, frente a un 41% que sí lo apoya, mientras que un 58% cree que los inmigrantes ayudan más que perjudican al país, frente a un 37% que opina lo contrario.

Veto migratorio

El mismo sondeo reveló también que un 50% de los encuestados apoya la orden ejecutiva del Presidente con la que intentó vetar la entrada al país de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana, frente a un 47% que rechaza la medida.

Según esta encuesta, el asunto que más le importa a los ciudadanos es la evolución del empleo y la economía (28%), por delante del sistema de salud (16%), la inmigración (12%), el terrorismo (0,10%) o el medioambiente (0,08%).

Preguntados por Rusia, un 43% de los encuestados opina que es un país «poco amistoso», un 18% lo considera un «enemigo» y un 7% un «aliado», mientras que en el caso de China, un 45% cree que es «amistoso», un 8% un «enemigo» y un 7% un «aliado».

La encuesta fue elaborada del 13 al 19 de febrero a través de internet por la firma Monkey Polls para el canal NBC News entre casi 12 mil adultos mayores de 18 años, según se establece en la ficha técnica presentada por el medio de comunicación.

Temor a una guerra

Entre tanto otra encuesta determinó que un gran porcentaje de estadounidenses teme que el mandatario de Estados Unidos (EE.UU.), Donald Trump, involucre al país en una nueva guerra en los próximos cuatro años.

El 66 por ciento se encuentra preocupado, el 25 por ciento no está tan preocupado y el ocho por ciento no está nada preocupado de que el país enfrente una nueva guerra, indicó el sondeo.

Por: Redactor Diario del Huila

 Tomado de:Diario del Huila. 

En redes convocan a las mujeres del mundo a no trabajar el 8 de marzo

Es una iniciativa que busca protestar contra la desigualdad y la violencia de género.

Algunos grupos feministas están invitando a las mujeres del mundo a que el 8 de marzo no asistan a sus trabajos, colegios, universidades y todo tipo de actividades laborales en forma de protesta para demostrar que “si las mujeres paramos, se detiene el mundo”, como dicen las imágenes que invitan al paro. 

La idea es protestar contra “la violencia social, legal, política, moral y verbal que experimentan las mujeres contemporáneas en diversas latitudes” dice la página oficial de la protesta. Hasta el momento se han unido más de 40 países, el diario El Tiempo afirma que en Colombia hasta ahora se está conociendo la convocatoria. 

En Latinoamérica están convocando a través de algunas etiquetas en redes sociales como #HuelgaDeMujeres, #MujeresenHuelga, #MujeresFR, #8M#WomensStrike, #8MParo, #NosotrasParamos

Y es que El Huffington Post asegura que el 2016 no fue un año fácil para las mujeres; todos los feminicidios y violaciones en América Latina, la prohibición del aborto en Polonia, la llegada de un presidente misógino a la Casa Blanca en Estados Unidos y la despenalización de la violencia de género en Rusia motivó a diferentes organizaciones de mujeres a convocar la huelga internacional.

Si todas las mujeres dejarán de trabajar durante un día, sería un duro golpe económico mundial ya que son un poco menos de la mitad de la población mundial, aproximadamente 3.5 millones de personas.

Ver imagen en Twitter

El en más de 40 países: no trabajamos, no cuidamos, no consumimos. Por un Paro Internacional feminista!

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Tomado de Pulzo.com

Trump veta a CNN, Politico y The New York Times de la Casa Blanca

Por primera vez en la historia de los Estados Unidos, la Casa Blanca ha impedido el ingreso de medios estadounidenses.

por 24 febrero, 2017

La Casa Blanca causó hoy polémica al vetar la asistencia de CNN, The New York Times y Politico a una sesión informativa informal (conocida como «gaggle») del portavoz presidencial, Sean Spicer.

Los reporteros de los tres citados medios no pudieron acceder a la oficina de Spicer en el Ala Oeste de la Casa Blanca, si bien se se permitió la entrada a periodistas de medios conservadores afines como el diario Washington Times y la web Breitbart.

También asistieron medios como ABC, CBS, The Wall Street Journal, Bloomberg y Fox News.

Ante la medida, los informadores de la revista Time y la agencia Associated Press (AP) se negaron a acudir al «gaggle» como protesta.

«Nada de esto ha sucedido nunca en la Casa Blanca en nuestra larga historia de cubrir a múltiples Gobiernos de diferentes partidos», afirmó el director ejecutivo de The New York Times, Dean Baquet, en un comunicado.

«Protestamos contundentemente contra la exclusión de The New York Times y otros medios. El libre acceso de la prensa a un Gobierno transparente es obviamente de interés crucial», agregó Baquet.

El presidente de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, Jeff Mason, afirmó en un comunicado que emitirá una protesta sobre cómo «se ha manejado el ‘gaggle’ de hoy» y abordará el asunto con los responsables de prensa de la residencia presidencial

La medida tuvo lugar después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, volviera a atacar hoy a grandes medios de comunicación, a los que llamó «deshonestos», el «enemigo del pueblo» y divulgadores de «noticias falsas».

En la segunda jornada de la Conferencia anual de Acción Política Conservadora (CPAC), Trump arremetió contra la prensa por pensar que nunca ganaría las elecciones presidenciales de noviembre pasado y por mantener siempre como favorita de las encuestas a la candidata demócrata Hillary Clinton.

«Estamos combatiendo las noticias falsas. Son falsas, embustes, falsas. Hace unos días llamé a las noticias falsas el enemigo del pueblo y lo son», aseguró el multimillonario neoyorquino.

«Tenemos que luchar contra ellos. Los medios son muy inteligentes, muy astutos y deshonestos (…). Se enfadan cuando exponemos sus noticias falsas», indicó el presidente ante la CPAC, el foro más importante del conservadurismo en EEUU.

Trump ha reanudado sus ataques a la prensa, que expone a diario sus imprecisiones y datos erróneos de sus discursos, por publicar filtraciones internas de su equipo citando a fuentes anónimas dentro del Gobierno.

Tomado de:elmostrador.com

Los 10 consejos de Michael Moore para deshacerse de Donald Trump
Publicado: Actualizado:

«Haga estas 10 cosas y Trump estará jodido o terminará quemado», o algo parecido, es lo que recomienda desde su página de Facebook el documentalista Michael Moore, azote de los políticos norteamericanos en las últimas décadas y, en especial, del nuevo presidente, el republicano Donald Trump.

El cineasta, galardonado con un Óscar y un Emmy, autor de Fahrenheit 911 o Bowling for Columbine, ha ordenado sus ideas, su plan para que la legislatura del magnate no dure los cuatro años habituales, y ha lanzado un mensaje viral a los ciudadanos de EEUU en el que llama a “derrotar a todos los políticos que no están con nosotros que somos la mayoría”, empezando por Trump y su incendiario equipo.

La entrada es prácticamente una continuación de los consejos que ya dio para abordar los primeros días de la nueva etapa del país con el nuevo inquilino de la Casa Blanca como vencedor de las elecciones de noviembre pasado.

Estos son los 10 puntos que recomienda Moore, que ya han sido compartidos más de 5.000 veces y superan los mil comentarios en Facebook.

 

1.- Llame todos los días al Congreso

“Sí, ¡usted!”, se dirige directamente al lector de su entrada. Tras el ánimo, facilita el trabajo y deja el número 202-225-3121, el del Congreso. “Sólo le llevará dos minutos. Conviértalo en parte de su rutina diaria, una de esas cosas que hace todas las mañanas sin pensar”, aconseja. Y enumera como un rosario: «Levántese, cepíllese los dientes, saque al perro (o mire al gato), haga café y llame al Congreso».

Su idea es que los ciudadanos incordien a los senadores y diputados que cada uno votó en su estado y les reclamen que peleen contra Trump y sus políticas. “Estos políticos se asustan y piensan que tienen un problema con 10 llamadas. ¡Imagínese que reciben 10.000!”, alienta.

 

2.- Vaya al Congreso una vez al mes

“Para agregar más presión, ¡preséntese! Su representante tiene una oficina local en su ciudad o cerca. Vaya y pida hablar con su asesor sobre los temas que enfrentamos”, añade Moore.

 

3.- Arme su propio equipo de respuesta rápida

“Usted y cinco o hasta 20 amigos y familiares deben formar este equipo. Téngalos a todos listos para cuando los necesitemos, como lo hicimos en los aeropuertos una hora después de que Trump firmara la prohibición a los musulmanes”, recomienda.

 

4.- ¡Súmese, súmese, súmese!

“Ya sabemos que es hora de ser parte de algo más grande, así que unámonos a uno de nuestros grandes grupos nacionales”, señala. Además del consejo, da nombres de organizaciones con las que está en sintonía: Planned Parenthood, ACLU, Black Lives Matter, Democratic Socialists of America…

(Puedes seguir leyendo tras la foto…).

marcha mujeres

 

5.- La marcha de las mujeres nunca termina

Moore recuerda que la gran marcha de mujeres en Washington del pasado enero movilizó a gente que nunca antes había salido a la calle a protestar. Aquel acto, remarca, inspiró a millones de personas. “Un grupo de amigos y yo hemos creado el calendario de resistencia donde se pueden saber todas las acciones que se llevan a cabo en cada ciudad. Es muy importante seguir protestando y ser visibles”, abunda.

 

6.- Tome el control del Partido Demócrata

Moore recuerda que ya van dos veces que el partido que representaba Hillary Clinton gana el voto popular sólo para poner en el Casa Blanca a un presidente republicano. “El viejo liderazgo se debe ir”, reclama. «Si no, estamos condenados».

 

7.- Ayude a formar regiones azules de resistencia

“Si usted vive en un estado azul (o sea, mayoritariamente demócrata), muéstrele al resto de Estados Unidos cómo es vivir sin Trump”, anima.

 

8.- Postúlese

“Yo sé que eso es lo último que usted quiere hacer, pero si le dejamos el puesto a los políticos patéticos, ¿qué derecho tendremos luego para quejarnos?”, se cuestiona.

 

9.- Conviértase en un medio de comunicación

“Deje de quejarse de la prensa, deje de desear que sea algo que en realidad no es. Emprenda su propio imperio mediático, compartiendo en las redes sociales el trabajo de los periodistas que sí trabajaban bien”, aconseja.

 

10.-Únase al ejército de la comedia

“El talón de Aquiles de Trump es su piel, extremadamete fina. No aguanta las burlas. Así que todos debemos burlarnos de él”, es el último consejo de la lista de Moore. “Y hagamos que Trump se joda otra vez”, concluye, haciendo un juego de palabras con el lema de campaña del magnate, ese que lucía siempre en su gorra roja: “Hagamos grande a América otra vez”.

Tomado de:El Huffington Post.

En los dominios de Donald Trump

 


El presidente de Estados Unidos compra todo aquello que tenga su nombre en la red. Así ha neutralizado sitios desde los que podían criticarlo.


Donald Trump les debe su llegada a la Presidencia de Estados Unidos a las redes sociales. Punto. No ganó la elección popular —de hecho, la perdió por cerca de 3 millones de votos—, lo hizo terrible en los debates de televisión (aunque su ambiente natural era la pantalla chica, por haber protagonizado durante años el reality The Apprentice) y, para completar, la mayoría de medios de comunicación decidieron apoyar abiertamente a la candidata demócrata, Hillary Clinton.

Rechazado por los medios tradicionales, Trump encontró en internet la trinchera perfecta para llegar a una audiencia ilimitada. Le basta postear un trino desde su cuenta de Twitter o colgar un video en Facebook o Instagram para que miles de personas lo repliquen y conviertan en tendencia.

Antes de llegar a la Casa Blanca, @realDonaldTrump tenía 5,6 millones de seguidores. Hoy tiene 25 millones. @POTUS, la cuenta oficial presidencial, supera los 15 millones. En Facebook ganó más de 400.000 fans en cuatro días y publica, en promedio, siete mensajes diarios. Tiene, a diario, 5 millones de “me gusta”.

De hecho, utiliza frecuentemente la cuenta corporativa de la Casa Blanca para retuitearse a sí mismo, con lo que consigue amplificar su mensaje y darle un toque de credibilidad, algo que no siempre tiene desde su cuenta personal.

El primer día en la Presidencia, su vocero, Sean Spicer, dijo: “Creo que va a ser una parte muy emocionante del trabajo. Su uso de las redes sociales va a ser algo que no hemos visto antes”. No estaba equivocado.

Durante el primer mes como presidente, Trump ordenó la construcción del muro en la frontera con México, prohibió la entrada a musulmanes al país, amenazó a las grandes empresas, atacó a la Unión Europea, rompió el tratado Transpacífico, insultó a la prensa e inventó noticias falsas sin dejar de tuitear. Desde el 20 de enero, Trump tuitea seis o siete veces al día desde @realDonaldTrump, mientras que desde @POTUS no publica más de dos o tres tuits, según el análisis que hizo la empresa Séntisis.

Pero su estrategia va más allá. De acuerdo con la cadena CNN, el magnate presidente encontró en la web un negocio y hoy es propietario de 3.643 dominios en internet. Su colonización de la red comenzó hace cerca de 20 años, cuando hizo sus primeras adquisiciones, de acuerdo con voceros de la Casa Blanca, para proteger su marca y para protegerse de sitios que “quisieran calumniarlo”.

Por eso, buena parte de los dominios que ha comprado son de detractores: TrumpFraud.org (Trump fraude), TrumpScam.com (Trump engaño) o VoteAgainstTrump.com (vote en contra de Trump). Su hija, Ivanka Trump, por su parte, ha adquirido más de 300 dominios.

Amanda Miller, portavoz de Trump Organization, lo explicó de esta manera: “Desafortunadamente, la ciberocupación (cyber squatting), la publicación de contenido falso y el uso de nombres negativos de dominio es un asunto serio al que se enfrentan todas las compañías grandes en todo el mundo”.

DonaldJTrump.com es su primer dominio web, comprado en 1997, y actualmente es la página oficial de su administración. Algo similar pasó con DonaldTrumpSucks.com (Donald Trump apesta), que pertenecía a un cybersquatter que perdió interés en 2014 y dejó de mantenerlo. Trump se lo apoderó ese mismo año.

CNN reportó que sólo 50 de los dominios son páginas reales y otros 400 redireccionan a sitios oficiales del magnate.

“Trump se asegura de tener el dominio en la web. No le interesan los medios tradicionales, por que es a través de Facebook, Instagram, Youtube, Vine y Periscope que tiene a su público cautivo”, asegura Séntisis.

Antes de Trump, la estrategia era comprar medios de comunicación. Alberto Fujimori, hoy tras las rejas por varios delitos, compró desde la Presidencia peruana toda la prensa amarillista. Así hacía llegar el mensaje a los votantes que hoy todavía apoyan al fujimorismo. En Venezuela, cerca de 25 medios cambiaron de dueños, algunos cercanos al chavismo.

El responsable de la revolución de las redes sociales de Trump es Justin McConney, un joven de 29 años que comenzó como colaborador para redes sociales de Miss Universo en 2009 y pronto se convirtió en la mano derecha de Trump en plataformas digitales. Su estrategia: ser controversial, extremadamente real y carismático. Así convenció a Trump de trinar por los menos cinco veces al día, así como hacerlo simultáneamente durante eventos culturales y políticos, desde el Super Bowl, discursos presidenciales, conciertos, etc.

Ser frívolo y hablar de chismes y farándula ha sido también parte esencial de la estrategia para alcanzar la cercanía con la gente. Por eso ya tiene lista su estrategia para la noche de entrega de los premios Óscar, que prometen ser muy políticos.

Un ejército de personas responderá cada uno de los ataques o menciones que se anticipa se van a escuchar desde el escenario de la 89ª edición de los premios de la Academia. Hollywood y Trump viven una película de desamor desde que las estrellas del cine comenzaran a criticarl. Una historia que promete convertirse en viral.

Tomado de: Elespectador.com

The Washington Post estrena eslogan para defender la democracia en la «era Trump»

 


El periódico The Washington Post ha estrenado esta semana una nuevo eslogan que defiende la democracia y que se adopta al cumplirse algo más de un mes de la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, que ha acusado a la prensa de ser «enemigo del pueblo».

La frase «La democracia muere en las tinieblas» ha aparecido en la portada de la edición en línea del diario.

El portavoz del periódico, Kris Coratti, ha explicado a la cadena CNN que el «Post» comenzó a introducir el nuevo lema a través de su cuenta en la popular aplicación Snapchat y, que a partir de ahora, los lectores verán el eslogan en otras plataformas de la publicación.

«Pensamos que sería una declaración de valores buena y concisa que transmite quiénes somos a los millones de lectores que han venido a nosotros por primera vez durante el último año», ha añadido Coratti.

El lema había sido utilizado en el pasado por el columnista y editor del diario Bob Woodward, quien se hizo famoso por destapar, junto a su colega Carl Bernstein, el escándalo del «Watergate» que provocó la dimisión del presidente Richard Nixon en 1974.

LA CRUZADA DE TRUMP CONTRA LOS MEDIOS

El «Post», que se convirtió en un rotativo de referencia mundial tras el «Watergate», ha sido un objetivo frecuente de los ataques de Trump contra medios tan reputados como The New York Times, CNN, NBC, ABC o CBS, a los que considera «deshonestos».

Durante la campaña electoral, Trump prohibió cubrir sus actos a periodistas del «Post» después de que informara de unos comentarios del magnate en los que criticaba la respuesta del expresidente Barack Obama a la matanza del 12 de junio de 2016 en una discoteca en Orlando (Florida).

Por su parte, el director de la publicación, Marty Baron, aseguró el pasado mes que su periódico estaba preparado para rebatir las «falsedades» que pueda difundir la nueva Administración estadounidense.

Baron subrayó que los periodistas de su medio de comunicación solo están «aliados con la verdad».

Tomado de: Huffingtonpost.es

Trump anula la norma que permitía elegir baño a los alumnos transexuales

Foto: Huffington Post


El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha anulado una norma proclamada por su antecesor, Barack Obama, para que las escuelas públicas del país permitieran a los alumnos transexuales usar los baños y los vestuarios que prefieran en función del género con el que se identifiquen.

El fiscal general, Jeff Sessions, anunció el miércoles en un comunicado que el Gobierno de Trump había decidido suspender la medida debido a que producía demasiada confusión a nivel local y no incluía «un análisis legal suficiente» sobre cómo esa iniciativa era coherente con los poderes que la Constitución otorga al Ejecutivo.

De esta forma, Trump se pone del lado de los estados gobernados por republicanos que aseguraban que Obama se excedió en su poder en mayo del año pasado al proclamar una norma que, aunque no tenía rango de ley, amenazaba con arrebatar fondos federales a las escuelas que no permitieran a los alumnos usar los baños de su elección.

En su comunicado, Sessions indica que ahora el Congreso, los Parlamentos estatales y los Gobiernos locales «están en condiciones de adoptar políticas o leyes apropiadas que aborden esta cuestión».

AUTONOMÍA PARA LAS AUTORIDADES

Sin la norma de Obama, ahora las entidades locales tendrán libertad para proclamar sus propias leyes y determinar si los estudiantes pueden o no usar los baños que deseen de acuerdo con el género con el que se identifiquen, en vez de en consonancia con el sexo de su certificado de nacimiento.

En su comunicado, Sessions aseguró que el Departamento de Justicia «mantiene su compromiso» de proteger de la discriminación, la intimidación y el acoso a «todos los estudiantes», incluidos aquellos que pertenecen a la comunidad lésbica, gay, bisexual y transexual (LGBT).

El cambio en la posición del Gobierno no tendrá un impacto inmediato, pues la medida de Obama fue bloqueada en agosto pasado por el juez federal de Texas Reed O’Connor a petición de 13 estados.

No obstante, el giro adoptado por Trump impactará en los litigios que están sin resolver y que incluyen un caso que tenía previsto atender el Tribunal Supremo en marzo.

Este se centra en la figura de Gavin Grimm, un joven de Virginia que se identifica como hombre y que fue obligado por su escuela a usar los baños para mujeres.

El Departamento de Justicia notificó hoy al Tribunal Supremo del cambio en su política para los estudiantes transexuales, lo que podría hacer que la máxima corte decidiera anular la audiencia prevista para marzo y devolver el caso de Grimm a cortes inferiores.

Tomado de: Huffingtonpost.es