Crculo de Periodistas de Bogot

Archivos septiembre 2018

La pauta oficial en Colombia es investigada por la FLIP.

La administración de recursos nacionales con relación a la publicidad oficial es una de las investigaciones que lleva durante años la Fundación de Libertad de Prensa (FLIP) en Colombia. Leer Más

Coger alas

La acrobacia aérea o vuelo acrobático es un deporte internacional que contempla varias categorías de exigencia de acuerdo con la experiencia de los pilotos y el grado de dificultad de las rutinas. La escala empieza desde la elemental, para graduados, y termina en la ilimitada, exclusiva para verdaderos pájaros voladores con alto nivel de pericia y destreza. Sus orígenes se remontan hacia la primavera de los años 90, cuando se formalizó con el primer campeonato del mundo en la ya desaparecida Checoslovaquia.

Los campeonatos mundiales se alternan con los europeos y estadounidenses y causan furor por la rigurosidad y precisión de los ejercicios acrobáticos. Pero, sin duda, el evento más competitivo, en donde se combina acrobacia con velocidad, se realiza desde 2003, cuando prendió motores el Red Bull Air Race World Series, espectacular circuito aéreo de tres kilómetros de área, que transformó la actividad en un showvistoso y de alto impacto.

La Red Bull recoge a 15 de los mejores pilotos de avión de carreras del mundo en un original desafío, en el que las pequeñas aeronaves se desplazan a ras de tierra o de mar —según la clase de circuito—, con velocidades cercanas a los 370 kilómetros por hora, mientras sortean pilonas infladas de 25 metros de altura. Sobrevuelan con maniobrabilidad extrema, zigzagueando entre los obstáculos para franquearlos limpiamente, en una deslumbrante demostración de habilidades de los avezados pilotos, que replican en esta prueba la versión aérea de la exclusiva Fórmula Uno del automovilismo.

Se aparta del tradicional espectáculo de enfilar aviones para enlazar figuras exactas en sugestivas coreografías. Es una competición de alto riesgo en la que no hay lugar al error o a la confusión y que usualmente resuelve sus clasificaciones en décimas e incluso centésimas de segundo. Este circuito de gladiadores desafía la gravedad y roza la superficie del suelo con velocidad de flecha en vuelos artísticamente agresivos.

El fin de semana concluyó en Austria la antepenúltima ronda del particular evento, en el que Martin Sonka, un expiloto de caza de la Fuerza Aérea de la República Checa, salió victorioso ante una expectante asistencia. La prueba estelar se cumplirá en Indianápolis y el portentoso final se celebrará en Texas a mediados de noviembre, para elegir al sucesor del actual monarca, triunfador en 2017, el japonés Yoshihide Muroya, un veterano piloto de acrobacias.

Actividades como estas hacen que la aviación adquiera una atractiva faceta lúdica y festiva que le abre paso a un desbordado frenesí de emociones y adrenalina. El vuelo acrobático es una práctica que exige condiciones especiales de valor, capacidad física, disciplina, habilidad, destreza y competitividad; y enseña cómo traspasar límites y tomar decisiones milimétricas ante situaciones complejas. Para los pilotos, a quienes se les premia su perfecta sincronía con los aviones, es un sentimiento y una necesidad convertida en una adictiva pero indulgente droga.

La modalidad deportiva se impone entre las naciones más industrializadas, especialmente aquellas que aprovecharon las guerras mundiales para fortalecer su cuerpo militar e innovar su industria aeronáutica. Pega fuerte en Estados Unidos, Canadá, Japón y varios países europeos, en particular Francia e Inglaterra, donde existe una arraigada cultura aeronáutica y se inculca su importancia tanto en el segmento civil como militar. Allí la aviación dejó de ser un simple servicio de transporte y se integra a la cotidianidad como industria, pero también como disciplina deportiva gracias a una avanzada tecnología que les permite medir la capacidad de bólidos y pilotos en pruebas donde se juega el orgullo nacional.

En Latinoamérica, con excepción de Brasil, la escasa cultura aeronáutica aleja a los países del mapa global del sector. En el caso colombiano, la baja conciencia sobre su valor estratégico y su débil peso social y mediático alejan sus posibilidades de crecimiento. Algún día habrá que impulsarlo, crear afición e incluirlo dentro del promisorio palmarés deportivo. Por ahora tenemos madera. Una miríada de pilotos expertos y corajudos que han aprendido de las lecciones del conflicto armado en medio de una desafiante topografía, a la que solo le faltarían pequeñas dosis de Red Bull para coger alas, como reza la propaganda.

[email protected]

@Gsilvar5

CPB pide a autoridades investigar atentado contra periodista de Cúcuta

A dos días de haber ocurrido el ataque contra Mary Stapper, periodista y vice presidente del Círculo de Periodistas de Norte de Santander (CPC), este es el momento en que ni la Policía de Cúcuta ni la Fiscalía de esta ciudad, han hecho presencia para asumir el caso, no obstante que medios locales lo han hecho público. Leer Más

Los Presidentes, Gobernantes y Mandamases de Colombia. Por Amílkar Hernández

En un concurrido y sentido encuentro al que asistieron familia, amigos, allegados, miembros de junta directiva del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB), de la Asociación de Periodistas Económicos (APE), representantes de la Confederación General del Trabajo (CGT) y otros delegados de sectores públicos y privados, se lanzó el libro: Los Presidentes, Gobernantes y Mandamases de Colombia, del socio Amílkar Hernández, escritor y periodista.

Leer Más

Periodismo digital 2.0: El arte de la comunicación digital

Quizás puedas pensar que el periodismo ha muerto, nada más lejos de la realidad, lo que sucede es que el nuevo periodista digital debe adaptarse al mundo a las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías.

El periodismo digital cada vez abarca más matices comunicativos: copywriter, especialista en marketing de contenidos, community manager, etc. Leer Más

¿Por qué el “NY Times” es tan exitoso en su negocio digital?

Dork Alahydoian, vicepresidente de negocios B2B, cuenta cómo mantienen una tendencia positiva en las suscripciones a través de su portal web en la era de la información. Leer Más

Hacer el fracking

El ministro del Mincit, José Manuel Restrepo, estuvo el fin de semana con la caravana presidencial en Antioquia, y durante su paso por Jericó, ese bello pueblo patrimonio que combina naturaleza, cultura y religión, destacó la importancia del turismo como motor de desarrollo económico. Este es un tema recurrente en su discurso, y por la frecuencia con la que lo transmite y el valor que le da el Gobierno, es consecuente imaginar que será considerado un pilar estratégico en las políticas económicas del presente cuatrienio.

El turismo ha sido tradicionalmente un renglón marginal dentro de los programas presidenciales, en buena parte debido a factores objetivos y subjetivos que han marcado la historia del país. Pero la súbita trascendencia adquirida en los últimos años lo convierten en una alternativa de primera mano para promover progreso, gracias a la positiva influencia que ejerce sobre el PIB, la balanza de pagos, la generación de empleo, la redistribución de rentas y la recuperación de las economías regionales.

Desde la campaña presidencial, el jefe de Estado lo incluyó entre su baraja de intereses, y dijo confiar en ser el presidente que le ponga el acelerador para transformarlo en “el nuevo petróleo de Colombia”, una frase que acuñó y que como objetivo a cumplir se repite en todos los talleres semanales que -como en Jericó- realiza con la comunidad. Ahora, con la posesión del viceministro del ramo, el sector entra a la era Duque, reacomoda el decorado y su compromiso alimenta las expectativas de los gremios y el país, en particular de aquellos territorios que esperan integrarse a una actividad que las redima de los golpes de la pobreza y la violencia.

A lo largo de la última década el mercado colombiano mejoró sus señales en el exterior, lo que le permitió redimir imagen e incentivar la llegada de visitantes extranjeros, entrando a figurar en los catálogos internacionales de viaje como una oferta interesante. El sombrío escenario de otros lustros atrás se ha venido diluyendo y dentro del paisaje cotidiano de nuestras grandes ciudades, resulta habitual descubrir turistas recorriendo sus calles.

El turismo receptivo en este lapso dio un salto largo y alcanza una cifra histórica. De 2.5 millones de visitantes del exterior hacia finales de la última década, se llegó a más de 6 millones al cierre de 2017. Para este primer semestre los ingresos por servicios concentraron en las categorías de viajes y transporte el 78% de sus exportaciones, con total de USD 3.530 millones. Al término del año el sector podría aproximarse al 15% de las exportaciones y superar los US$7 mil millones en divisas, lo que significa que si no le respira en la nuca, sí le sigue fuertemente el paso al petróleo y sus derivados, que a julio pasado registraron ingresos por US$9 mil millones.

El Gobierno tiene el encargo de potenciarle los motores al turismo y de paso darle el empuje de industria estratégica. El desafío estará en mejorarle las condiciones y reforzarle el empujón para mantenerle su línea de tendencia. Lo logrado hasta la fecha es significativo y el boomturístico que se vive, consecuencia de una suma de esfuerzos público y privado, se debe impulsar y priorizar.

Tanto presidente como ministro parecen tener claro que el turismo es una oportunidad y que para mejorarle el desempeño habrá que construir sobre lo construido, implementar ajustes e innovar.  El viceministro, Juan Pablo Franky, viene del sector, donde ha ejercido varios cargos gerenciales, y puede orientar la brújula hacia un nuevo norte.

El país dispone de suficiente materia prima en recursos naturales y culturales para extender su gama de ofertas más allá de los tradicionales destinos turísticos, donde regiones como Caquetá, Meta, Guainía, Guaviare, Vaupés y Vichada apalanquen beneficios para sus comunidades. Sus atractivos dan para multiplicar los doce corredores turísticos ya reglamentados, los que habrá que seguir fortaleciendo y promoviendo.

Deberán superarse los puntos débiles en frentes como infraestructura, inversión pública y privada, promoción, diversificación de productos, emprendimiento y seguridad, este último determinante en la transformación del mercado turístico. Las perspectivas sobre el fin del conflicto han sido clave en su crecimiento y para sostenerlo será necesario dejar mezquindades y mantener viva la ilusión de paz. Nuestro turismo avanza a buen ritmo, pero para convertirlo en el “nuevo petróleo” habrá que hacerles el respectivo fracking a los enemigos de la reconciliación.

[email protected]

@Gsilvar5

Esta opinión es responsabilidad única del autor, y no compromete al Círculo de Periodistas de Bogotá

Por partida doble

A cuatro horas de Bogotá y dos de Tunja se localiza Santa Sofía, un pequeño y apacible pueblo de rasgos particulares, de esos que abundan entre las montañas y valles boyacenses. Su estrecha cabecera municipal está encunada en un frío brazo de la cordillera Oriental, pero sus diez veredas se desgranan sobre un mosaico de pisos térmicos que pincelan variedades de climas y paisajes.

Santa Sofía tiene ese sabor entrañable que da la vida en el campo, donde gente de trato cercano y cordial estrecha la convivencia. Es un municipio agrícola y pecuario que orienta la producción de sus cultivos al vaivén de las crisis económicas. Produce curuba de Castilla, fruto tradicional, casi silvestre, que durante décadas reinó como principal medio de sustento, pero quedó relegado ante la inestabilidad de los precios. Sus tierras se abrieron para las siembras extensivas de tomates bajo invernadero, producto que pisa fuerte en el mercado nacional y traspasa fronteras con rumbo a México, Costa Rica y Panamá

Cuenta con 3.000 habitantes, la mitad de la población que pocos años atrás desbordaba sus calles y que se diezma por falta de oportunidades. Su migración hacia Bogotá y Tunja crece, y mientras miles de sofileños cumplen sus sueños por fuera, el pueblo se achica y amplias casonas se cierran hasta las concurridas fiestas parroquiales que lo transforman en bullicioso hervidero de visitantes.

El pintoresco municipio está enclavado en un variopinto y fértil territorio y conforma una ruta turística de increíbles lugares ancestrales con Moniquirá, Gachantivá, Villa de Leyva, Sutamarchán y Saboyá, poblaciones con las que comparte límites. Sobre la compleja topografía de montañas, páramos y valles boyacenses se enlazan estos pueblitos campesinos y artesanales, cargados de historia y de hermosas postales, que proponen descanso y contemplación.

Las especiales características prodigan a Santa Sofía de varios recursos naturales convertidos en atractivos turísticos. A lo largo de su encumbrada superficie de 78 km2, se descubren múltiples  opciones para el turismo ecológico, en actividades de senderismo, montañismo, torrentismo, barranquismo, espeología y escalada.

Por sus alrededores se encuentra el Paso del Ángel, un sosegado camino rural que —en un trecho de dos metros­— reduce su senda a 20 centímetros sobre el filo de una montaña rodeada de dos profundos abismos, uno de ellos sobre el río Moniquirá, a 160 metros de altura. Muy cerca está el Hoyo de la Romera, con una caída de 40 metros, donde, según la leyenda, los indígenas arrojaban a las mujeres infieles, y en cuyos terrenos funciona una espléndida finca turística que se dedica a la práctica de rapel y camping.

Desde otros puntos de salida, y tras cortos recorridos, aparecen el Salto y Cueva del Hayal, una magnífica formación rocosa que descarga portentosas aguas desde 25 metros; la cascada cristalina de la Juetera; la Cueva de la Fábrica, antiguo templo indígena que aún conserva estalactitas; la Cueva del Indio, apreciada por su relieve kárstico, y una singular roca movible de tres metros de diámetro, conocida como la Piedra Movida.

Su patrimonio culinario y cultural marca una indisoluble relación con la vida rural. El recurso gastronómico está basado en la tipicidad de sus platos de fritanga dominguera, mute de mazorca y gallina campesina, y las tradiciones culturales se expresan en el Reinado Nacional del Tomate, las Fiestas Religiosas de Santa Rosa de Lima, el Festival del Burro y la Feria Equina y Bovina, eventos locales que adquieren madurez en el calendario folclórico nacional.

Como su vecino Toca, Santa Sofía tiene la dispensa de contar con dos iglesias, condición que le agrega fortaleza a su propuesta cultural. Una antigua construcción tallada en piedra, con un siglo de existencia, y un moderno y espacioso templo de arcos aerodinámicos, edificado 50 años después gracias a los generosos dineros de la comunidad, acercando los rasgos de su diseño a la imponente Basílica de Constantinopla. Pero contrario a Toca, sus dos parroquias celebran oficios religiosos y no reposan juntas en la misma acera del parque principal.

Disponer de dos iglesias es un privilegio poco común en las pequeñas poblaciones, pero Santa Sofía, una afectuosa comunidad conservadora, tradicional y religiosa, se da el lujo de tenerlo, pese a que —por estragos de la emigración— no es que le sobren muchos fieles para llenarlas. Dos bellas parroquias en las que Dios atiende ruegos y que, por partida doble, apetece repetir antes de un suculento plato de fritanga dominguera.

[email protected]

@Gsilvar5

 

Esta opinión es responsabilidad única del autor, y no compromete al Círculo de Periodistas de Bogotá