Crculo de Periodistas de Bogot
Tratamientos para el coronavirus: cuánto falta para que tengamos una cura para la covid-19 y cuál es el fármaco más prometedor (y otras preguntas clave sobre la enfermedad)

27 abril 2020 –

Foto: Getty Images –

Por: James Gallagher– BBC Londres –

Más de 150.000 personas han muerto a causa de la pandemia del nuevo coronavirus en el mundo y sin embargo aún no se ha podido comprobar qué medicamentos son efectivos para tratar la enfermedad que provoca.

Entonces ¿cuánto queda para encontrar fármacos que ayuden a los médicos a salvar vidas?

¿Qué investigaciones se están llevando a cabo para encontrar tratamientos?

La ciencia y la medicina trabajan en más de 150 medicamentos diferentes en todo el mundo. La mayoría son fármacos ya existentes que se están probando contra el virus.

  • La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado un proyecto conocido como «Solidaridad»destinado a evaluar los tratamientos más prometedores.
  • Entre los países con buenas noticias, destaca Reino Unido, que afirmó que su ensayo, bautizado como «Recuperación» es el más grande del mundo: ya hay más de 5.000 pacientes participando en él.
  • Además, hay múltiples centros de investigación en todo el mundo que están intentando utilizar la sangre de los pacientes recuperados para encontrar un tratamiento.

¿Qué tipos de medicamentos podrían funcionar?

Principalmente, los centros exploran tres líneas de investigación:

  • Los medicamentos antivirales que afectan directamente a la capacidad del coronavirus para expandirse dentro del cuerpo.
  • Los medicamentos que pueden ayudar al sistema inmunitario: los pacientes se enferman gravemente cuando su sistema inmunitario reacciona de forma exagerada y esto causa daños colaterales en el cuerpo.
  • Anticuerpos, ya sea de sangre de sobrevivientes o fabricados en un laboratorio, que pueden atacar el virus.

La lucha contra el coronavirus consiste en retrasar su propagación y tratar de contenerlo.

¿Cuál es el fármaco más prometedor contra el coronavirus?

Después de visitar China, el doctor Bruce Aylward, de la Organización Mundial de la Salud, dijo que el medicamento Remdesivir era el único que mostraba signos de efectividad.

Este medicamento antiviral fue originalmente diseñado para tratar el ébola, pero su aplicación en otras enfermedades resultaron más efectivas.

Desde entonces, en estudios con animales se había demostrado que es eficaz en el tratamiento de otros coronavirus mortales (como el síndrome respiratorio del Medio Oriente y síndrome respiratorio agudo severo), lo que daba esperanzas de que también sea efectivo contra el coronavirus covid-19.

Sin embargo, no superó un estudio llevado a cabo en China, según un informe preliminar publicado accidentalmente por la OMS este jueves.

De acuerdo al documento, el fármaco «no mejoró la condición de los pacientes (a los que se les aplicó) ni redujo la presencia del patógeno en el torrente sanguíneo».

Según la información que la OMS ya retiró de su página, el estudio se llevó a cabo en 237 individuos, de los cuales 158 recibieron el medicamento y el resto un placebo. Un mes después, el 13,9% de los pacientes que tomaron el fármaco murieron, frente a los 12,8% de fueron tratados con placebo.

El ensayo se paró debido a los efectos secundarios.

Sin embargo, su fabricante, la farmacéutica Gilead, asegura que el estudio fue malinterpretado y que no es estadísticamente relevante.

«Como tal, los resultados del estudio no son concluyentes, aunque las tendencias en los datos sugieren un beneficio potencial del Remdesivir, particularmente entre los pacientes con tratamientos tempranos».

¿Sirven los medicamentos contra el VIH para tratar el coronavirus?

Se ha hablado mucho, pero hay poca evidencia, de que un par de medicamentos contra el VIH, lopinavir y ritonavir, sean efectivos para tratar el coronavirus.

Ha habido alguna evidencias de que funcionaban en los laboratorios, pero los estudios en personas han sido decepcionantes.

La combinación no mejoró la recuperación, ni redujo las muertes o disminuyó los niveles del virus en pacientes con covid-19 grave.

Sin embargo, dado que el ensayo se realizó con pacientes extremadamente enfermos (casi una cuarta parte falleció), podrían haberse aplicado en una fase demasiado tardía de la enfermedad como para que los medicamentos funcionen.

¿Pueden los medicamentos contra la malaria ayudar contra el coronavirus?

Los medicamentos contra la malaria son parte de los ensayos de “Solidaridad” y de “Recuperación”.

La cloroquina y uno de sus derivados, la hidroxicloroquina, pueden tener propiedades antivirales y de ayuda al sistema inmune.

Estos medicamentos han sido señalados como posibles terapias de coronavirus, en gran parte debido a las afirmaciones hechas por el presidente de Estados Unidos Donald Trump, pero todavía hay poca evidencia sobre su efectividad.

La hidroxicloroquina también se usa como tratamiento para la artritis reumatoide, porque puede ayudar a regular el sistema inmunitario.

Las pruebas de laboratorio han demostrado que puede inhibir el coronavirus, y hay alguna evidencia anecdótica de médicos que dicen que parece ayudar a los pacientes.

Sin embargo, la OMS dice que no hay evidencia definitiva de su efectividad.

¿Qué pasa con los medicamentos para enfermedades autoinmunes?

Si el sistema inmunitario reacciona de forma exagerada al virus, puede causar inflamación en todo el cuerpo.

Estimular el sistema inmunitario para combatir la infección es útil, pero demasiado puede causar daños colaterales en todo el cuerpo y puede ser fatal.

El ensayo de la OMS, “Solidaridad” está investigando el interferón beta, que se usa para tratar la esclerosis múltiple y reduce la inflamación.

Los interferones son un grupo de químicos liberados por el cuerpo cuando son atacados por un virus.

El ensayo “Recuperación” de Reino Unido está investigando la dexametasona, un tipo de esteroide utilizado para reducir la inflamación.

¿Se puede tratar el coronavirus con a sangre de los sobrevivientes?

Las personas que sobreviven a una infección tienen anticuerpos en la sangre con los que atacaron al virus.

La idea es tomar el plasma sanguíneo (la parte que contiene los anticuerpos) y dárselo a un paciente enfermo como terapia.

Estados Unidos ya ha tratado a 500 pacientes con lo que se conoce como «plasma del convaleciente», y otros países también se están interesando en este método.

¿Cuánto falta para que tengamos una cura?

Es demasiado pronto para saber cuándo podríamos tener un medicamento que pueda tratar el coronavirus.

Sin embargo, deberíamos comenzar a obtener los resultados de los ensayos en los próximos meses.

Esto sucederá mucho antes de que sepamos si una vacuna (que protege contra la infección en lugar de tratarla) es efectiva.

Esto se debe a que los médicos están probando medicamentos que ya se han desarrollado y se sabe que son lo suficientemente seguros para usar en personas, mientras que quienes investigan nuevas vacunas tienen que comenzar desde cero.

También se están probando en laboratorios algunos remedios experimentales contra el coronavirus, pero aún no están listos para pasar a una fase de prueba en humanos.

¿Por qué necesitamos un tratamiento?

La razón más obvia es que salvará vidas, pero también podría permitir que se levanten algunas medidas de confinamiento.

Tener un tratamiento efectivo, en esencia, haría que el coronavirus sea una enfermedad más leve.

Si impide que las personas ingresadas en el hospital necesiten respiradores, habría menos riesgo de que las unidades de cuidados intensivos se colapsaran, por lo que las medidas a adoptar para controlar la población no tendrían que ser tan estrictas.

Entonces ¿cómo tratan los médicos a los pacientes ahora?

Para la mayoría de las personas que se infectan con coronavirus, los síntomas son leves y pueden tratarse en casa con reposo en cama, paracetamol y muchos líquidos.

Pero algunas personas necesitan un tratamiento hospitalario más intensivo, que implica soporte de oxígeno a través de respiradores.

 

Coronavirus: 5 de los países que corren más riesgo de sufrir una «hambruna bíblica» a causa del covid-19 (y uno está en Latinoamérica)

24 abril 2020.

Foto:EPA.

Por: BBC.

El mundo está al borde de una posible «pandemia de hambre».

Así lo advirtió el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas, mientras múltiples gobiernos de todo el mundo batallan contra la pandemia del covid-19.

A finales de 2019, 135 millones de personas vivían con niveles de hambre «extremos», pero a causa de las cuarentenas por el covid-19, es probable que ese número aumente a 265 millones, dijo el martes el director ejecutivo del WFP, David Beasley.

«Antes de que el coronavirus se convirtiera en un problema, decía que 2020 enfrentaría la peor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial por varias razones», apuntó Beasley. «Ahora, con el covid-19, quiero enfatizar que no solo estamos enfrentando una pandemia, sino también una catástrofe humanitaria global».

En una videoconferencia con el Consejo de Seguridad de la ONU, Beasley advirtió que «podríamos enfrentar múltiples hambrunas de proporciones bíblicas en unos pocos meses».

Beasley advirtió que el mundo debe «actuar sabiamente y rápido».

El WFP recibió US$8.300 millones en 2019 y ahora necesita entre US$10.000 y 12.000 millones para mantener sus operaciones durante este año.

¿Qué países están en mayor riesgo de la hambruna de la que advierte Beasley?

Yemen

Incluso antes de que comenzara la guerra en Yemen, el país era el más pobre del mundo árabe.

Pero desde que una coalición liderada por Arabia Saudita intervino en el conflicto contra los rebeldes hutíes de Yemen en 2015, la situación humanitaria del país se ha deteriorado aun más.

«En 2016, estábamos ayudando quizá a unas tres o cuatro millones de personas en Yemen. Hoy ese número asciende a los 12 millones», dijo a la BBC el economista jefe del WFP y director de la División de Investigación, Evaluación y Monitoreo, Arif Husain.

datos en detalle

Desplázate por la tabla para ver más datos
Muertes
Total de casos
EE.UU. 49.989 869.676
Italia 25.549 189.973
España 22.524 219.764
Francia 21.856 120.804
Reino Unido 19.506 143.464
Bélgica 6.679 44.293
Alemania 5.577 153.584
Irán 5.574 88.194
China 4.636 83.885
Holanda 4.289 36.540
Brasil 3.365 50.512
Turquía 2.491 101.790
Canadá 2.250 43.407
Suecia 2.152 17.567
Suiza 1.578 28.677
México 1.069 11.633
Portugal 854 22.797
Irlanda 794 17.607
India 722 23.502
Indonesia 689 8.211
Rusia 615 68.622
Perú 572 20.914
Ecuador 560 11.183
Rumania 552 10.417
Austria 530 15.071
Filipinas 477 7.192
Polonia 463 10.759
Argelia 407 3.007
Dinamarca 403 8.210
Japón 328 12.368
Egipto 294 4.092
República Dominicana 265 5.543
Hungría 250 2.383
Corea del Sur 240 10.708
Pakistán 237 11.155
Colombia 215 4.561
República Checa 213 7.188
Noruega 195 7.401
Israel 193 14.882
Ucrania 193 7.647
Finlandia 177 4.395
Chile 168 11.812
Argentina 167 3.435
Marruecos 155 3.692
Panamá 146 5.166
Bangladesh 131 4.689
Grecia 130 2.490
Arabia Saudita 127 15.102
Serbia 125 6.630
Malasia 96 5.691
Moldavia 84 3.110
Luxemburgo 83 3.665
Irak 83 1.677
Eslovenia 80 1.373
Australia 75 6.661
Sudáfrica 75 3.953
Emiratos Árabes Unidos 64 9.281
Bielorrusia 63 8.773
Macedonia del Norte 57 1.326
Bosnia y Herzegovina 55 1.421
Bulgaria 54 1.188
Croacia 51 2.009
Tailandia 50 2.854
Honduras 47 562
Estonia 46 1.605
Camerún 43 1.430
Afganistán 43 1.351
Cuba 43 1.235
Bolivia 43 703
Burkina Faso 41 616
Lituania 40 1.410
San Marino 40 501
Túnez 38 918
Andorra 37 723
Nigeria 31 981
Islas del Canal de la Mancha 29 521
Armenia 27 1.596
Albania 27 678
Kazajistán 25 2.376
República Democrática del Congo 25 394
Níger 24 671
Líbano 22 696
Azerbaiyán 21 1.592
Mali 21 309
Nueva Zelanda 17 1.456
Eslovaquia 17 1.360
Somalia 16 328
Isla de Man 16 307
Sudan 16 174
Kuwait 15 2.614
Costa de Marfil 14 1.004
Chipre 14 804
Kenia 14 336
Martinica 14 170
Crucero Diamond Princess 13 712
Singapur 12 12.075
Letonia 12 784
Uruguay 12 557
Kosovo 12 510
Guadalupe 12 149
Isla de San Martín (Francia) 12 73
Guatemala 11 384
Bahamas 11 72
Qatar 10 8.525
Islandia 10 1.789
Ghana 10 1.279
Venezuela 10 311
Tanzania 10 284
Omán 9 1.790
Mauricio 9 331
Paraguay 9 220
Bahréin 8 2.506
Uzbekistán 8 1.778
Kirguistán 8 656
El Salvador 8 261
Liberia 8 117
Trinidad y Tobago 8 115
Senegal 7 545
Jordan 7 437
Sri Lanka 7 416
Guyana 7 70
Guinea 6 862
Costa Rica 6 686
Taiwán 6 428
Jamaica 6 257
Congo 6 186
Togo 6 90
Barbados 6 76
Georgia 5 431
Montenegro 5 319
Myanmar 5 139
Bermudas 5 99
Haití 5 72
Territorios Palestinos 4 480
Mayotte 4 354
Mónaco 4 94
Zimbabue 4 29
Malta 3 447
Etiopía 3 117
Zambia 3 76
Siria 3 42
Malawi 3 33
Antigua y Barbuda 3 24
Nicaragua 3 11
Yibuti 2 999
Gabón 2 167
Aruba 2 100
Sierra Leona 2 82
Libia 2 60
Angola 2 25
Belice 2 18
Crucero MS Zaandam 2 9
Brunéi 1 138
Guayana Francesa 1 107
Cabo Verde 1 88
Guinea Ecuatorial 1 84
Liechtenstein 1 81
Islas Caimán 1 66
Benín 1 54
Esuatini 1 36
Botsuana 1 22
Curazao 1 14
Islas Turcas y Caicos 1 11
Burundi 1 11
Surinam 1 10
Gambia 1 10
Mauritania 1 7
Islas Vírgenes Británicas 1 5
Reunión 0 412
Vietnam 0 270
Islas Feroe 0 187
Ruanda 0 154
Gibraltar 0 133
Madagascar 0 122
Camboya 0 122
Maldivas 0 116
Uganda 0 74
Polinesia Francesa 0 57
Guinea-Bissau 0 50
Nepal 0 48
Mozambique 0 46
Chad 0 40
Eritrea 0 39
Mongolia 0 36
Timor Oriental 0 23
Laos 0 19
Fiyi 0 18
Nueva Caledonia 0 18
Namibia 0 16
Dominica 0 16
República Centroafricana 0 16
San Cristóbal y Nieves 0 15
Granada 0 15
Santa Lucía 0 15
San Vicente y las Granadinas 0 14
Islas Malvinas o Falkland 0 12
Seychelles 0 11
Groenlandia 0 11
Montserrat 0 11
Vaticano 0 9
Papúa Nueva Guinea 0 8
Bután 0 7
San Bartolomé 0 6
Sahara Occidental 0 6
Sudán del Sur 0 5
Santo Tomé y Príncipe 0 4
Anguila 0 3
Yemen 0 1

Esta visualización se basa en datos periódicos de la Universidad Johns Hopkins y puede que no refleje la información más actualizada de cada país.

Fuente: Universidad Johns Hopkins (Baltimore, EE.UU.), autoridades locales

Última actualización de cifras: 24 de abril de 2020 16:06 GMT

Para empeorar la situación, el WFP dijo a principios de mes que reduciría a la mitad la ayuda a las áreas controladas por los hutíes, entre las preocupaciones manifestadas por algunos países sobre la obstrucción de entregas de ayuda por los rebeldes.

República Democrática del Congo (RDC)

Después de más de un cuarto de siglo de conflicto armado en varias partes del país, en la RDC se encuentra la segunda crisis de hambruna más grande del mundo, según el WFP.

Más del 15% de la población del país sufre de «inseguridad alimentaria grave«, lo que significa que se encuentran entre las 30 millones de personas en zonas de guerra alrededor del mundo que dependen casi por completo de la ayuda que reciben.

Soldados marroquíes de la misión de Naciones Unidas en territorio Djugu, en el este de la República Democrática del Congo.Derechos de autor de la imagenAFP
Image captionEn la RDC se encuentra la segunda crisis de hambruna más grande del mundo.

Se necesitan casi US$2.000 millones para asegurar el suministro de alimentos para estas poblaciones para tan solo los próximos tres meses, alertó Husain.

«Esas personas fueron las más afectadas y ahora están aun en mayores problemas».

Venezuela

Según un informe publicado a fines de febrero por el WFP, casi un tercio de la población venezolana (un 32,3%) padece inseguridad alimentaria y necesita ayuda.

De acuerdo con el estudio, 2,3 millones de venezolanos (7,9% de la población) se encuentran en una situación de inseguridad alimentaria severa.

Es decir, sufren «carencias extremas en el consumo de alimentos, o la pérdida extrema de medios de vida que podría conducir a carencias en el consumo de alimentos o algo peor».

El país ha perdido más de un 50% de su PIB desde que Nicolás Maduro llegó a la presidencia, una contracción de la economía que ha tenido consecuencias sobre la alimentación de los venezolanos.

Venezolanos cruzando la frontera entre Cúcuta en Colombia y San Antonio del Táchira en Venezuela.Derechos de autor de la imagenAFP
Image captionMuchos venezolanos se han visto forzados a cruzar ilegalmente la frontera con Colombia para comprar comida y medicinas.

La crisis se ha visto acompañada de la hiperinflación, una subida constante y acelerada de los precios, lo que ha llevado a que un 59% de los hogares no cuenten con ingresos suficientes para comprar comida.

Las dificultades se ven agravadas en medio de la pandemia por un éxodo masivo de trabajadores de la salud, según el organismo de la ONU.

Y los problemas no terminan ahí: alrededor de 4,8 millones de personas (o el 15% de la población) han abandonado Venezuela en los últimos años, y cientos de miles de estos migrantes enfrentan inseguridad alimentaria en los países vecinos.

Sudán del Sur

El país más joven del mundo se independizó de su vecino del norte, Sudán, en 2011.

La medida estaba destinada a marcar el final de una larga guerra civil, pero el país cayó en un conflicto violento tan solo dos años después.

Personas de Sudán del Sur esperando recibir comida de la Cruz Roja.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionCasi el 60% de la población de Sudán del Sur lucha por encontrar comida todos los días.

El WFP advierte que el hambre y la desnutrición en Sudán del Sur se encuentran en los niveles más extremos desde 2011. Casi el 60% de la población lucha por conseguir alimentos a diario.

Para empeorar la situación, la plaga de langostas que destruyeron cultivos en África Oriental llegaron a Sudán del Sur a principios de 2020.

Y como uno de los países más dependientes del petróleo del mundo, es probable que el país se vea muy afectado por la caída de los precios del crudo registrada durante la pandemia.

Afganistán

Afganistán, otro país devastado por los conflictos, había sufrido casi dos décadas de guerra cuando Estados Unidos lo invadió en 2001.

Un soldado vigila a las mujeres que reciben raciones de comida del Programa Mundial de Alimentos en Herat, Afganistán.Derechos de autor de la imagenEPA
Image captionUn soldado vigila a un grupo de mujeres que reciben comida gratuita en Herat, Afganistán.

Casi 20 años después, más de la mitad de la población vive por debajo del umbral de la pobreza.

Y el WFP estima que más de 11 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria severa.

y los nuevos 130 millones

Además de las áreas afectadas por la guerra, los problemas ambientales o las crisis económicas, es probable que muchos más países de ingresos bajos y medianos se vean afectados por la pérdida de empleo y otras dificultades económicas causadas por la propagación del covid-19 en los próximos meses.

El problema se agravará por presiones económicas similares en países de todo el mundo, lo que significa que las remesas, o el dinero enviado por familiares en el extranjero, caerán en estos países.

«Lo más importante es que haya un tratamiento asequible para el covid-19 que esté disponible para todos en todo el mundo», dijo Husain.

«Pero hasta que lleguemos a ese punto, debemos asegurarnos de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para salvar vidas y proteger los medios de vida».

La infección que mata silenciosamente a los pacientes de coronavirus

24 abril 2020 –

Foto: Giorgos Moutafis/Reuters.

Por: Richard Levitan – The New York Times.

Pasé diez días atendiendo neumonías en un hospital de Manhattan y esto es lo que aprendí.

He sido médico de urgencias durante treinta años. En 1994, inventé un sistema de imágenes para enseñar a intubar, el procedimiento de insertar tubos de respiración. Esto me llevó a realizar investigaciones sobre este procedimiento y posteriormente a impartir cursos de procedimientos de manejo de las vías respiratorias a médicos en todo el mundo durante las dos últimas décadas.

Así que, a finales de marzo, cuando los pacientes de COVID-19 comenzaron a saturar los hospitales de la ciudad de Nueva York, me ofrecí como voluntario para pasar diez días en Bellevue y ayudar en el hospital donde me formé. Durante esos días, me di cuenta de que no estamos detectando la neumonía mortal que causa el virus con la antelación suficiente y que podríamos estar haciendo más para no tener que conectar a los pacientes a los respiradores artificiales… y para mantenerlos con vida.

En el largo viaje a Nueva York desde mi casa en Nuevo Hampshire, llamé a mi amigo Nick Caputo, un médico de urgencias en el Bronx, que ya estaba metido en el asunto. Quería saber a qué me enfrentaba, cómo mantenerme a salvo y qué sabía él del manejo de las vías respiratorias con esta enfermedad. “Rich”, me dijo, “no se parece a nada que haya visto antes”.

Tenía razón. La neumonía causada por el coronavirus ha tenido un impacto impresionante en el sistema hospitalario de la ciudad. Normalmente en una sala de emergencias hay una mezcla de pacientes con condiciones que van desde las graves, como ataques cardiacos, accidentes cerebrovasculares y lesiones traumáticas, hasta las que no ponen en peligro la vida, como laceraciones menores, intoxicaciones, lesiones ortopédicas y migrañas.

Sin embargo, durante mi reciente estancia en el Hospital Bellevue, casi todos los pacientes de urgencias tenían neumonía por COVID-19. En la primera hora de mi primer turno, intubé a dos pacientes.

Incluso los pacientes sin problemas respiratorios tenían neumonía por COVID-19. El paciente apuñalado en el hombro, al que le tomamos radiografías porque nos preocupaba que tuviera un colapso pulmonar, de hecho, tenía neumonía por COVID-19. Los pacientes a los que les sacamos tomografías porque se habían lesionado en caídas también presentaron neumonía por COVID-19. También hallamos que los pacientes ancianos que se habían desmayado por razones desconocidas y varios pacientes diabéticos tenían este tipo de neumonía.

Y esto es lo que realmente nos sorprendió: estos pacientes no dijeron tener problemas para respirar, aunque sus radiografías de tórax mostraron una neumonía difusa y sus niveles de oxígeno estaban por debajo de lo normal. ¿Cómo podía ser?

Apenas estamos empezando a identificar que la neumonía por COVID-19 causa inicialmente una forma de privación de oxígeno que llamamos “hipoxia silenciosa”; se dice que es “silenciosa” debido a su naturaleza insidiosa y difícil de detectar.

La neumonía es una infección de los pulmones en la que los alvéolos, o sacos de aire en los pulmones, se llenan de fluido o pus. Por lo general, los pacientes desarrollan molestias en el pecho, dolor al respirar y otros problemas respiratorios. Sin embargo, cuando la neumonía por COVID-19 ataca por primera vez, los pacientes no sienten que les falta el aire, aun cuando sus niveles de oxígeno caen. Y para cuando tienen esa sensación, presentan niveles de oxígeno alarmantemente bajos y una neumonía de moderada a grave (como se ve en las radiografías de tórax). La saturación normal de oxígeno para la mayoría de las personas al nivel del mar es del 94 al 100 por ciento; los pacientes con neumonía por COVID-19 que atendí tenían saturaciones de oxígeno tan bajas que llegaban al 50 por ciento.

Para mi sorpresa, la mayoría de los pacientes que atendí dijeron que habían estado enfermos durante una semana más o menos con fiebre, tos, malestar estomacal y fatiga, pero que solo sintieron que les faltaba el aliento el día que se presentaron al hospital. Es evidente que la neumonía llevaba varios días, pero para cuando sentían que tenían que ir al hospital, a menudo ya estaban en estado crítico.

En los departamentos de urgencias intubamos a los pacientes que se encuentran en un estado crítico por diversas razones. No obstante, en mis treinta años de práctica, la mayoría de los pacientes que requieren intubación de emergencia están en estado de choque, tienen un estado mental alterado o resoplan para respirar. Los pacientes que requieren intubación debido a la hipoxia aguda a menudo están inconscientes o utilizan todos los músculos que pueden para respirar. Están en una situación de extrema presión. Los casos de neumonía por COVID-19 son muy diferentes.

La gran mayoría de los pacientes de neumonía por COVID-19 que conocí tenían una saturación de oxígeno notablemente baja en el triaje —aparentemente incompatible con la vida—, pero todavía usaban sus teléfonos celulares mientras los conectábamos a los monitores. Aunque respiraban rápido, no parecían estar sufriendo demasiado, a pesar de los niveles peligrosamente bajos de oxígeno y la terrible neumonía que mostraban sus radiografías de tórax.

CLASIFICACIÓN 2020 | ANÁLISIS GENERAL: “Entramos en una década decisiva para el periodismo y el coronavirus es un factor multiplicador”

24 abril 2020 –

Tomado de: RSF.

La edición 2020 de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras (RSF) muestra que la próxima década será decisiva para el futuro del periodismo. La pandemia del Covid-19 resalta y amplifica las múltiples crisis que amenazan al derecho a una información libre, independiente, plural y fidedigna.

La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, que evalúa cada año la situación del periodismo en 180 países y territorios, muestra que los próximos diez años serán sin duda “una década decisiva” para la libertad de prensa debido a las crisis que afectan al futuro del periodismo: geopolítica (agresividad de los modelos autoritarios), tecnológica (falta de garantías), democrática (polarización, políticas de represión), de confianza (desapego, e incluso odio, hacia los medios de comunicación) y económica (empobrecimiento del periodismo de calidad).

A estos cinco tipos de crisis, cuyos efectos permite evaluar la metodología de la Clasificación, se suma ahora una crisis sanitaria. “Entramos en una década decisiva para el  periodismo, debido a las crisis simultáneas que afectan al futuro de la prensa”, señala Christophe Deloire, secretario general de RSF. “La pandemia del coronavirus muestra  factores negativos para el respeto del derecho a una información fiable; esta es, en sí misma, un factor multiplicador. ¿Qué será de la libertad, del pluralismo y de la credibilidad de la información de aquí al año 2030? La respuesta a esta pregunta es lo que hoy está en juego”, añade.

Existe una clara correlación entre la represión de la libertad de prensa registrada durante la crisis del coronavirus y el lugar que ocupan los países en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa. China (177º) e Irán (173º, -3), epicentros de la pandemia, establecieron dispositivos de censura masivos. En Irak (162º, -6) el gobierno suspendió la licencia de trabajo de la agencia de noticias Reuters durante tres meses, horas después de que esta publicase una nota que cuestionaba las cifras oficiales de casos de Covid-19. En Hungría (89º,-2) el primer ministro, Viktor Orbán, hizo que se aprobara una ley relativa al coronavirus que sanciona la difusión de noticias falsas con penas de hasta cinco años de prisión, una forma de coacción completamente desmesurada.

 “Los gobiernos autoritarios ven en la crisis sanitaria la oportunidad de aplicar la famosa ‘doctrina del shock’: aprovechar la interrupción de la vida política, la consternación de la población y el debilitamiento de los movimientos sociales, para imponer medidas que sería imposible adoptar en condiciones normales”, denuncia Christophe Deloire. “Para que esta década decisiva no sea catastrófica, la gente de bien, sea quien sea y se encuentre donde se encuentre, tiene que movilizarse para que el periodismo pueda cumplir la función esencial de ser un ‘testigo solvente’ para las sociedades, por lo que debe contar con todas sus capacidades”, agrega.

Grandes movimientos en la Clasificación 2020

  • En 2020 Noruega conserva, por cuarto año consecutivo, el primer lugar de la Clasificación, mientras que Finlandia se mantiene en la segunda posición. Dinamarca (3º, +2) se sitúa ahora en el tercer lugar, ya que Suecia (4º, -1) y los Países Bajos (5º, -1) sufren un descenso por el aumento de los casos de acoso a periodistas en internet.
  • En el otro extremo de la Clasificación hay pocos cambios. Corea del Norte (180º, -1) desciende a la última posición y ocupa el lugar de Turkmenistán, mientras que Eritrea (178º) sigue siendo el país peor calificado del continente africano.
  • Tras la alternancia política, Malasia (101º) y Maldivas (79º) registran los mayores avances de la Clasificación: escalan 22 y 19 puestos, respectivamente, mientras que Sudán (159º) sube 16 posiciones tras la caída de Omar al Bashir.
  • Entre los países que experimentan las mayores caídas en la edición 2020 se encuentra Haití, que baja 21 lugares y ahora se sitúa en la posición 83 debido a las agresiones que han sufrido los periodistas en las violentas manifestaciones que sacuden al país desde hace dos años. Las otras dos mayores caídas se observan en África, en dos países donde se han incrementado las violaciones a la libertad de prensa: Comoras (75º, -19) y Benín (113º, -17).

La Clasificación, región por región

  • Europa sigue siendo el continente mejor clasificado en cuestión de libertad de prensa, a pesar de las políticas represivas de algunos países de la Unión Europea y los Balcanes.
  • En segundo lugar se encuentra América, pese a que Estados Unidos y Brasil, los dos pesos pesados de la región, se han convertido en dos verdaderos antimodelos.
  • En África, que se ubica en la tercera posición, se registraron importantes retrocesos por el aumento de las prolongadas detenciones arbitrarias de periodistas y por los ataques que estos sufren en internet.
  • Este año, la región que experimenta un mayor deterioro es la de Asia y el Pacífico (+1,7%). Australia (26º, -5) desciende en la Clasificación debido a que el secreto de las fuentes y el periodismo de investigación están en peligro en este país, que antes era un modelo en la zona. Otros dos países también han contribuido al descenso de la puntuación de esta región son Singapur (158º), que pierde siete posiciones por su orwelliana ley contra las noticias falsas y entra en la zona negra de la Clasificación, y Hong Kong (80º), que también pierde siete lugares por las agresiones a periodistas durante las manifestaciones pro democracia.
  • Tampoco es una sorpresa que la región de Europa del Este-Asia Central conserve, como cada año, el penúltimo lugar, mientras que Oriente Medio-África del Norte sigue siendo la región donde resulta más peligroso para los periodistas ejercer su profesión. Las autoridades de Argelia (146º, -5) han detenido al corresponsal de RSF, lo que muestra una vez más cómo ciertos países aprovechan la epidemia provocada por el Covid-19 para ajustar cuentas con el periodismo independiente.

La extrema derecha marca el año en España

España conserva el puesto 29 en la Clasificación Mundial 2020. Esta posición se explica, por un lado, por la vuelta a la calma tras momentos de grave deterioro de la libertad de información y, por otro, por la situación en una zona de la tabla relativamente tranquila. Los únicos ‘vecinos’ de ránking en los que se aprecian movimientos bruscos son Australia (26º, -5) y Ghana (30º), que pierde tres puestos por el asesinato de un célebre periodista de investigación.

  • La penetración de la extrema derecha en la política del país marcó 2019. VOX, convertido en la tercera fuerza, mantiene una cruzada contra los medios de comunicación. Sus simpatizantes incitan al linchamiento de periodistas en las redes sociales o los acosan físicamente cuando cubren los acontecimientos. Los dirigentes políticos insultan públicamente a los reporteros y, en ocasiones, les niegan el acceso a sus encuentros.
  • En Cataluña, en un ambiente de extrema polarización política, los periodistas han sufrido violencia física, tanto por parte de la policía como de los manifestantes independentistas.
  • Los periodistas de investigación padecen un encarnizamiento judicial: algunos han sido acusados del delito de revelación de secretos (publicar información del sumario secreto); otros han sido objeto de requisas. Aunque en la mayoría de los juicios no se les ha sancionado, los jueces y la policía tienden cada vez más a no respetar la protección de las fuentes periodísticas, así como a obstaculizar el periodismo de investigación.

Crisis que ponen en peligro el futuro del periodismo

1) Crisis geopolítica

Una de las crisis más sobresalientes es la geopolítica, alimentada por los gobernantes y los regímenes dictatoriales, autoritarios o populistas que tratan de restringir la información e imponer su visión del mundo, sin pluralismo ni periodismo independiente. Los regímenes autoritarios conservan su mala posición en la Clasificación.

  • China (177º), que intenta imponer un “nuevo orden mundial de la información”, mantiene su modelo de hipercontrol de la información, y la crisis sanitaria provocada por el coronavirus demuestra los efectos negativos que esto tiene en todo el mundo.
  • Arabia Saudí (170º, +2) y Egipto (166º, -3) son las mayores prisiones del mundo para los periodistas.
  • Rusia (149º) emplea medios cada vez más sofisticados para controlar la información online.
  • India (142º, -2) ha impuesto en Cachemira el apagón digital más largo de la historia.
  • En Egipto, las autoridades bloquean páginas y diarios digitales, o suelen retirarle la acreditación de prensa a los reporteros con el pretexto de la difusión de “noticias falsas”

2) Crisis tecnológica

La falta de una regulación adecuada en la era de la comunicación digital y globalizada ha creado un verdadero caos de información. Propaganda, publicidad, rumores e información periodística compiten directamente. Esta creciente confusión de los contenidos comerciales, políticos y editoriales afecta a las garantías democráticas de la libertad de opinión y de expresión. Además, esta situación favorece que se adopten leyes peligrosas que, so pretexto de evitar la difusión de noticias falsas, permiten a los gobiernos una mayor represión de la prensa crítica e independiente.

  • Al igual que Singapur, el gobierno de Benín aprobó una ley para luchar contra la desinformación y los delitos en internet que puede emplearse de forma abusiva para restringir la libertad de información.
  • La pandemia ha hecho que los rumores y las noticias falsas se propagaran tan rápido como el virus. Los ejércitos de troles a sueldo de los gobiernos de Rusia, China, India, Filipinas (136º, -2) y Vietnam (175º) utilizan el arma de la desinformación en las redes sociales.

3) Crisis democrática

La crisis observada en las últimas dos ediciones de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, generada por la hostilidad -e incluso el odio- hacia los periodistas, no ha dejado de acentuarse. Esto ha contribuido a que se pase de las palabras a los actos más graves, y que cada vez suceda con más frecuencia. Por ello, en algunos países existe un grado de temor sin precedentes. Altos dirigentes políticos y sus seguidores continúan nutriendo abiertamente el odio a la prensa.

  • Dos jefes de Estado elegidos democráticamente, Donald Trump, en Estados Unidos (45º, +3), y Jair Bolsonaro, en Brasil (107º, -2), siguen desacreditando a la prensa y alimentando el odio a los periodistas en sus países. El “gabinete do ódio” (gabinete del odio) del presidente de Brasil difunde a gran escala ataques a periodistas, sobre todo cuando estos publican información sobre la política gubernamental. Desde el inicio de la epidemia del coronavirus, Jair Bolsonaro ha redoblado sus ataques a la prensa, a la que considera responsable de una “histeria” destinada a generar pánico en el país.

4) Crisis de confianza

La desconfianza hacia los medios de comunicación sospechosos de difundir “noticias contaminadas por información que no es digna de confianza” sigue acentuándose. Según la última encuesta mundial del Barómetro de Confianza Edelman, que examina el grado de confianza de la población en sus instituciones, el 57% de las personas consideran que el medio de comunicación que consultan como referencia puede difundir noticias falsas.

  • Debilitados por esta crisis de confianza, los periodistas se han convertido en uno de los principales blancos de la indignación de los ciudadanos durante las manifestaciones, que se han multiplicado en diversos países como Irak, Líbano (102º, -1), Chile (51º, -5), Bolivia (114º, -1) y Ecuador (98o,- 1).
  • Los reporteros también pueden ser víctimas de la violencia de la policía, como sucede en Francia (32º, -2).
  • Otro fenómeno cada vez más visible: en España (29º), Austria (18º, -2), Italia (41º, +2) y Grecia (65º), grupos nacionalistas o simpatizantes de la extrema derecha agreden abiertamente a los periodistas.
  • Asimismo, los talibanes en Afganistán (122º, -1) y algunos fundamentalistas budistas en Birmania (139º, -1) no dudan en imponer violentamente su visión del mundo a los medios de comunicación.

5) Crisis económica

En muchos países, la transformación digital ha dejado exhausta a la prensa. La caída de las ventas y la disminución de los ingresos por publicidad, así como el aumento de los costes de distribución y fabricación, relacionado con el del precio de las materias primas, han llevado a las redacciones a realizar cada vez más recortes de personal. En la última década, la prensa estadounidense ha perdido la mitad de sus puestos de trabajo. Esto no solo tiene consecuencias sociales, sino que también afecta a la libertad editorial de los medios de comunicación en todos los continentes. Los diarios que afrontan dificultades económicas tienen menos capacidad para resistir las presiones.

Por otro lado, la crisis económica ha acentuado el fenómeno de la concentración de la propiedad de los medios de comunicación y, por tanto, los conflictos de intereses que amenazan al pluralismo y a la independencia de la prensa.

  • Petr Kellner, el hombre más rico de la República Checa (40º), compró el grupo de medios de comunicación Central European Media Enterprises (CME), lo que suscita preocupación en varios países de Europa del Este, donde CME controla importantes canales de televisión.
  • Las consecuencias de la concentración también son visibles en Argentina (64º, -7) y en el continente asiático: en Japón (66o, +1), las redacciones aún dependen en gran medida de la dirección de los keiretsu, grandes conglomerados que anteponen los intereses económicos a los periodísticos.
  • En Taiwán (43o, -1) y Tonga (50o, -5) la lógica comercial a la que están sometidos los medios de comunicación favorece la polarización y la búsqueda de sensacionalismo, lo que contribuye a desacreditar aún más a los medios de comunicación y a acentuar la crisis de confianza en la prensa.
El periodismo en tiempos de coronavirus

24 abril 2020-

Foto:  LUIS DE VEGA.

Tomado de: El País España –

Los medios de comunicación se enfrentan, desde hace 40 días, a la tarea de informar sobre la crisis de la Covid-19 en condiciones de trabajo excepcionales. A los escollos intrínsecos a la profesión, como las trabas para acceder a cierta información, ahora se suma la descomposición del centro de trabajo, la distancia social, la carga psicológica de la enfermedad y el miedo al contagio y a contagiar.

Luis de Vega, periodista de la sección de Madrid de EL PAÍS, es uno de los profesionales que continúan “haciendo calle”, como se denomina en jerga periodística a recoger historias ciudadanas. “No hay que olvidar que a pesar del teletrabajo sigue siendo básico acudir al terreno”, apunta el también fotógrafo. Cubre la pandemia desde que a principios de marzo saltaron las alarmas. Ha acudido a residencias de ancianos, centros de atención a las personas sin hogar, pequeños municipios de la Comunidad de Madrid o La Cañada Real para contar qué está sucediendo más allá de la política.

“La gente compara esta situación con una guerra, pero no es así; impresiona ver Madrid vacío, con las sirenas de fondo, pero no piensas en ningún momento que te van a pegar un tiro o a secuestrar. Hay lastres, pero de otro tipo”, declara el periodista, que ha cubierto conflictos armados como el de Irak o Libia. Aquí el enemigo no se ve y el miedo es al contagio. “Tengo muy presente cuando voy a casa de alguien que puedo estar poniendo en peligro a esa persona y al revés, eso sí que también sucede en las zonas de conflicto, quien decide salir en tu reportaje se enfrenta a un riesgo”, aclara. Por eso, extrema las precauciones: sigue las medidas sanitarias aconsejadas, la comunicación con sus compañeros es siempre virtual y se ha alquilado un piso para vivir solo.

Los periodistas de EL PAÍS rigen su trabajo por el Libro de estilo, un manual que recoge las directrices para el desempeño del oficio, tanto desde un punto de vista práctico, como pueden ser las cuestiones ortográficas, como ético. Durante periodos de especial interés informativo, como el de estas semanas, estos principios cobran, si cabe, una mayor relevancia. Entre ellos se apunta la necesidad de separar la información y la opinión, escuchar a las dos partes enfrentadas en un conflicto, acudir a fuentes fiables, verificar los hechos, no publicar imágenes desagradables que no añadan información, respetar la intimidad de las personas sobre las que se informa… Y no escribir nada más allá de lo que uno conoce.

El periodista de EL PAÍS Álex Grijelmo, responsable de este manual, recuerda que “el periodismo cumple un papel esencial en esta crisis, porque sirve como vehículo para transmitir informaciones vitales: qué conviene hacer, cómo cuidarse, qué precauciones domésticas se han de tomar, qué se permite y qué se prohíbe, qué avances se van conociendo en la investigación científica sobre el caso”. Destaca además la función crítica frente a la gestión de los políticos en la pandemia y la vigilancia de los eventuales excesos del poder en una situación en la que se han limitado tanto las libertades de los ciudadanos.

 El caudal de información que se debe filtrar es ingente y ha provocado que muchos periodistas no especializados en ciencia ni sanidad hayan tenido que adaptarse rápidamente a la nueva dinámica. De Vega considera que la especialización a marchas forzadas forma parte de la profesión y que incluso la enriquece, pues obliga a los profesionales a ejercitarse y establecer debates en favor del rigor. Mientras se trabaja contra reloj, se debate a través de llamadas de móvil y videoconferencias para preservar la pulcritud de la palabra y las informaciones.

Grijelmo incide en la necesidad de acudir siempre a fuentes competentes en la materia para evitar los desatinos. “Es obvio. Pero las obviedades se olvidan a menudo en medios poco responsables”, apunta. Recuerda que “los buenos periodistas no son soberbios, conocen sus limitaciones y no se conforman con una primera fuente». Si bien concede que «todos nos equivocamos», subraya que la diferencia entre unos periodistas y otros es cómo gestionan sus errores.

El periodismo poscoronavirus ofrecerá nuevas oportunidades a los “freelance”

24 abril 2o2o.

Por: Laboratorio de Periodistas.

El periodismo freelance, entendido no sólo desde un punto de vista laboral, sino también de posibilidades de trabajar para distintos medios sin pertenecer a ninguno, no tiene en España probablemente el peso que pueda tener en algunos otros países como Estados Unidos. En muchas ocasiones, ser periodista freelance en España ha sido sinónimo de “romper la mano”, de dar los primeros pasos entregando trabajos a unos y a otros hasta hacerse un hueco en un periódico u otro medio de comunicación a tiempo completo.

Están, es verdad, los periodistas que cubren zonas en conflicto o realizan grandes reportajes de viajes, y que venden sus trabajos a diversas publicaciones, pero estadísticamente no es un grupo muy elevado. No abundan los periodistas que viven de su trabajo y que publican con relativa frecuencia en distintos medios de comunicación generalistas (sí en webs o publicaciones de nicho a tanto por pieza, pero esa es otra historia) en aquello de lo que son especialistas.

Sin embargo, la situación en la que van a quedar los medios tras esta crisis, con plantillas muy reducidas y carencia de especialistas en varias áreas concretas, abre una puerta a que los periodistas freelance de calidad ocupen un significativo espacio en el periodismo.

“El escenario que se presenta es favorable para los periodistas independientes”

Lo indicaba precisamente anteayer el subdirector de eldiario.es, Gumersindo Lafuente, en el webinar que ofreció sobre el periodismo durante la cuarentena. Lafuente, a preguntas de participantes, indicó que “el escenario que se presenta es favorable para los periodistas independientes. Los medios deberán contar con talento externo para adaptarse a la nueva situación”.

Facebook incluye ya a los periodistas freelance en sus fondos de ayuda

Al igual que con el apoyo al periodismo local, Facebook incluye ya también a los periodistas freelance en algunos de sus programas de ayuda. Si hasta ahora, en general, venía siendo requisito imprescindible para optar a ayudas, que se presentaran los candidatos como medios de comunicación, o que al menos hubiera dos personas trabajando a tiempo completo, el último programa de ayuda de Facebook incluye a los freelance, que pueden presentar propuestas informativas como periodistas independientes. “Los freelancers y / o grupos de freelancers pueden solicitar el programa Engagement Fund, que proporciona subvenciones de 5.000 euros”, confirmaba expresamente Facebook.

“Si tuviera un trabajo de tiempo completo en este momento, estaría preocupado por perderlo. En cambio, tengo alrededor de una docena de trabajos a tiempo parcial”,

Meena Thiruvengadam, una periodista freelance y consultora de desarrollo de audiencia, daba días atrás en Poynter algunas recomendaciones para periodistas independientes, en estos momentos de pandemia, no sin antes confirmar que lo que pensaba que era una inseguridad (no estar en plantilla de ningún periódico), ahora es una ventaja, porque al haber diversificado sus fuentes de ingresos, trabajando para diversos medios y escuelas, es más complicado que se quede sin ingresos que los que están en un medio y están siendo despedidos o han vistos recortados de manera importante sus ingresos. “Si tuviera un trabajo de tiempo completo en este momento, estaría preocupado por perderlo. En cambio, tengo alrededor de una docena de trabajos a tiempo parcial”, asevera.

Los consejos a los que alude son:

  • Piensa en quién conoces. Si has hecho bien el trabajo de mantener y ampliar tus redes a lo largo del tiempo, ahora puede dar sus frutos. Comunícate con tus contactos para conocer sus necesidades y proyectos que puedes ayudar a ejecutar. Haz saber a la gente que estás buscando trabajo.
  • Aprovecha al máximo lo que sabes. ¿Existe una necesidad inmediata de cobertura de un área que es de tu especialidad? ¿Sus industrias necesitan comunicadores fuertes en estos momentos de crisis? Estas podrían ser grandes oportunidades para los freelance.
  • Sé proactivo cuando busques trabajo. No todas las oportunidades para periodistas freelance se anuncian. Identifica las necesidades inmediatas para las cuales tu trabajo es una solución. Deja claro por qué eres la mejor persona para el trabajo.
  • Debes enfocar la forma en que inviertes tu tiempo. El tiempo libre de hoy puede convertirse en la base del trabajo soñado de mañana. A mí me pasó aprendiendo sobre la optimización de motores de búsqueda para presentar el tipo de historias que quiero agregar a mi cartera.
  • (Sólo para artículos en inglés) Si estás comenzando, echa un vistazo a studyhall.xyz. Por 4 dólares al mes, los miembros obtienen un resumen semanal de editores que buscan trabajos independientes y acceso a un servidor de listas donde los miembros hablan de todo, desde las pautas de publicación hasta pagos atrasados.

Pero también una reglamentación que defienda el estatus del periodista freelance

Pero si efectivamente hay una necesidad de contratar piezas a periodistas freelance en este mundo pospandemia, como parece que será, en función de las opiniones de muchos expertos, sobre todo por razones económicas, va a ser necesario también que se regule de manera especial el estatus del periodista freelance, para que las reglas del juego ayuden a contratantes y contratados, no perjudiquen a los empleados en medios, y no se precarice la profesión de periodista.

Adiós a Germán Mendoza, maestro del periodismo en Colombia

24 abril 2020.

Foto: Cortesía El Universal.

Por: WILHELM GARAVITO MALDONADO.

Teniendo 71 años y dejando una enorme huella falleció este fin de semana.

Una enfermedad que a pasos lentos le quitó el habla y los movimientos se llevó la noche del sábado a Germán Mendoza, quien tenía 71 años y llegó a ser uno de los grandes del periodismo colombiano. ‘El Mono’, como lo llamaron muchos de sus amigos, comenzó muy joven su carrera en los medios de comunicación y desde los años 80 hizo carrera en el diario El Universal de Cartagena, donde llegó a ser director.

Como jefe se ganaba el respeto por su amplia cultura general y conocimiento de la profesión. Orientaba todo con claridad

Además de sus días y noches en salas de redacción, Mendoza se destacó por su sensibilidad hacia las artes y en el rol de gestor en muchas ocasiones. La literatura, el cine, la música y el fútbol estuvieron entre sus pasiones. En Cartagena se le recuerda como abanderado para conformar cineclubes, e igualmente por acompañar el proceso de crear la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano Gabriel García Márquez.

“Fue un personaje. Era una caja de música. Tenía un cuento célebre de cuando fue extra en una película en Cartagena. El director necesitaba soldados cosacos en el Caribe y al único blanco ojiazul que encontraron fue él. La escena era un sueño del protagonista. Germán no tenía parlamento y solo aparecía cinco segundos, pero el director le dijo: “Pon cara de confianza en el futuro”. Y Germán recordó toda la vida el cuento, decía: “¿cómo carajo se pone cara de confianza en el futuro?”, relató Juan Alejandro Tapia, periodista de Blu Radio y excompañero de Mendoza.

Mendoza, quien se graduó como abogado, nació en Ciénaga de Oro (Córdoba), se casó con Marta Ramírez, de cuya unión surgieron Santiago y Gustavo. Quienes lo rodearon lo definencomo un ser amigable, dispuesto a no esconder conocimientos y siempre inquieto respecto a temas trascendentales, como historia y astronomía.

“Como jefe se ganaba el respeto por su amplia cultura general y conocimiento de la profesión. Orientaba todo con mucha claridad. Aparte cuando veía un buen trabajo felicitaba al periodista frente a todo el equipo. Y cuando se mostraba por error que salía en el periódico decía que mostrarle la nota a toda la gente posible porque los errores siempre aparecen. Siempre sonreía, por complicado que fuera el panorama”, contó conmovido Andrés Frías, periodista de El Universal, quien estuvo junto a Mendoza un poco más de dos décadas.

ONU: Gobiernos aprovechan pandemia para acallar periodismo

24 abril 2020-

Foto: duna.cl/

Tomado de: Infobae.

La jefa de derechos humanos de las Naciones Unidas dice que algunos gobiernos aprovechan la pandemia de coronavirus para reprimir a la prensa independiente, incluso con el arresto e intimidación de periodistas.

Michelle Bachelet, alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, no aclaró cuáles países utilizan la pandemia “como pretexto para limitar la información y acallar la crítica”.

Bachelet observó que algunos gobernantes hacen pronunciamientos contra periodistas y trabajadores de prensa, y sostuvo que la prensa libre, siempre esencial, lo es más que nunca durante la pandemia.

“Éste no es el momento para echarle la culpa al mensajero”, dijo Bachelet. “Proteger a los periodistas del acoso, las amenazas, la detención o la censura ayuda a la seguridad de todos”.

El futuro que nos espera cuando pase el coronavirus

24 abril 2020.

Foto: Joaquín Sarmiento.

Por: Juan Gossain, Socio del CPB – El Tiempo.

Nunca antes, a lo largo de nuestra historia, los colombianos habíamos estado tan unidos como ahora.

En medio de la cuarentena estoy acostado, bocarriba, tratando de resolver un crucigrama.

De repente timbra el celular de mi mujer. Ella lo enciende y lo pone en parlante para escuchar mejor. Se oye la voz de nuestra amiga Ximena Rojas, que vive entre las murallas coloniales de Cartagena.

“Si vieras lo que estoy viendo” –exclama Ximena, con un acento tan emocionado que parece una canción–. En mi terraza hay una tortolita empollando dos huevos. Por aquí nunca se había visto eso. Ya te mando una foto”.

En ese preciso instante miro por la ventana del dormitorio y veo tres delfines que retozan como niños en el agua azul de la bahía. Azul está ahora, porque hasta hace un mes era del mismo color que tiene el chocolate espeso.

La tortolita, los delfines, el agua cristalina: es la naturaleza, que está resucitando, limpia y risueña, ante la ausencia de seres humanos que la destruyen. ¿Seremos capaces de mantenerla así cuando se haya ido el virus?

Además, el encierro obligatorio, ordenado por el Gobierno, ha demostrado que a la gente hay que protegerle la salud aunque sea contra su propia voluntad.

Confieso, con algo de vergüenza, que nunca antes había tenido tanto tiempo para conversar con mis hijos y nietos, con mis hermanos, con mis amigos más entrañables. Ni para reflexionar serenamente sobre las cosas que en realidad valen la pena en esta vida.

Hagamos que esa hermandad derrote a la tolerancia cómplice que hasta ahora hemos mantenido ante la corrupción y que el espíritu triunfe sobre la maldad. Pidamos justicia, pero pidámosla unidos

Del corazón a la conciencia

Mientras veo que los alcatraces han vuelto a volar en el cielo del Caribe, aprovecho la visita privada que me hacen mi corazón y mi conciencia para conversar con ellos tomándonos un café. Mentira, no es un café: es un vinito tinto que está delicioso.

Hablando a solas, los tres hemos pensado, por ejemplo, que todos los colombianos deberíamos entrelazarnos para aprovechar las profundas lecciones que nos deja la tragedia de estos tiempos y crear un ser humano nuevo y diferente. Unidos, fraternales, solidarios.

Hagamos que esa hermandad derrote a la tolerancia cómplice que hasta ahora hemos mantenido ante la corrupción y que el espíritu triunfe sobre la maldad. Pidamos justicia, pero pidámosla unidos. Como si fuéramos hermanos siameses, pegados a través del corazón.

El hambre y medio pan

Si solo tienes para comprar un pan, cómpralo, pero cómete medio y regálale el resto al que no tiene ni para comprarse medio pan.

Que se recuerde, nunca antes, a lo largo de nuestra historia, los colombianos habíamos estado tan unidos como en estos días. Lo maravilloso de lo que está pasando es esta hermosa paradoja: estamos en un abrazo estrecho, aunque no podamos vernos y aunque no podamos tocarnos unos a otros, porque así lo ordenan las cautelas sanitarias. Mejor dicho: es un abrazo de almas, no de cuerpos.

En pueblos humildes y en las grandes ciudades se repiten las historias de amor en estos días. Gente modesta que regala la mitad de su mercado, el chofer de la ambulancia que arriesga contagiarse por llevar cargado a un enfermo, los sacerdotes que van pidiendo de puerta en puerta, la tarea amorosa de los que trabajan en el sistema de salud, desde el médico más eminente hasta el más anónimo ponedor de inyecciones.

No olvidemos lo que dijo la madre Teresa de Calcuta el día en que le entregaron el premio Nobel de la paz: “No hay pobreza mayor que la falta de solidaridad”.

Estamos en un abrazo estrecho, aunque no podamos vernos y aunque no podamos tocarnos unos a otros

El nuevo camino

¿Cómo haremos para que ese mismo espíritu fraternal se mantenga y crezca cada día más? Yo sé que esa es una ilusión muy lejana. Pero también sé que los mejores sueños son los más difíciles de conseguir. Lao-Tse, el gran filósofo chino, solía repetir que un viaje de mil millas comienza con el primer paso.

Entonces, es hora de que empecemos. No hay sino una manera de lograrlo, una sola: permaneciendo unidos. Que el coronavirus sirva para que Colombia rectifique el camino torcido que hemos venido recorriendo hasta ahora, el camino de la polarización y la pelotera, de la agresión, de los gritos, de la intolerancia, el camino de la injusticia y de la maldad.

Y de la indiferencia ante las necesidades ajenas. Yo he visto edificios hermosos en los que sus habitantes arrojan medicamentos con fechas vencidas en las canecas de basura del parqueadero o de la calle. Con indolencia, han dejado que caduquen mientras la gente se muere porque no puede pagar una pastilla.

Y, entre tanto, los que se roban el dinero del sistema de salud y la plata de la comida de los escolares más pobres solo reciben como castigo, si acaso, la casa por cárcel. ¿Castigo?

Y los pesimistas

Eso no puede seguir así. La justicia verdadera también debería formar parte de la hermandad entre colombianos.

Yo recuerdo que, cuando estábamos a mitad del bachillerato, el profesor Guerrero nos hizo leer unos pensamientos del gran Homero, escritos hace más de tres mil años. Uno de ellos dice así: “Llevadera es la labor cuando entre todos compartimos la fatiga”.

Bueno. Antes de seguir adelante, y como periodista que soy, tengo la obligación de escuchar también, y de publicar, los argumentos de aquellos que tienen una opinión diferente a la mía. Consulto a quienes no creen que haya razones para ser tan optimistas como yo sobre el futuro que nos espera a los colombianos. En eso consiste el equilibrio periodístico.

–¿Por qué es usted tan pesimista? –le pregunto a Diego León García, un eminente médico que reside en Montería.

–No es pesimismo –empieza por aclarar–. Es realismo. Consiste en que yo creo que la solidaridad que demostramos ahora no nace de la compasión por el otro, que sería lo deseable, sino del miedo colectivo que estamos padeciendo. No es amor; es pavor.

¿Optimismo u oportunismo?

El doctor Diego García agrega que en el futuro inmediato, una vez se diluya el virus, “volveremos a lo mismo de antes. No es necesario ser muy cínicos para saber que la historia nos dará la razón. Me cuesta mucho trabajo creer que la bonhomía de banqueros y similares perdurará en el tiempo una vez termine esto”.

Aunque nunca se han visto, ni el uno sabe del otro, encuentro que el médico de Cereté coincide plenamente con los escritos que ha puesto a circular por internet el novelista colombiano Felipe Priast, residente en Estados Unidos.

Sostiene Priast que, entre optimistas y pesimistas, el coronavirus ha originado una tercera franja de opinión. “Son los que podríamos llamar realistas. Ellos creen que los hombres no se han vuelto buenos de repente, sino por su propio interés. Los seres humanos pueden ser muy malos, pero no son tontos cuando está de por medio su propia supervivencia, como es el caso de esta pandemia”.

Uno puede compartir o no lo que sostienen personas como el médico y el escritor, pero no se puede negar que sus argumentos son bien originales. Podríamos llamarlo ‘optimismo interesado’ o ‘el optimismo oportunista’.

Encerrados en Venezuela

Mientras avanzo en esta crónica, me llega un mensaje urgente por el correo electrónico. Viene de la provincia de Aragua, en Venezuela, y lo firma Katherin Cogollo Mancilla, una doctora colombiana que trabaja como médica general en Medellín.

Resulta que, a mediados de marzo, pocos días antes de que empezara la cuarentena en Colombia, ella tuvo que viajar a Venezuela para asistir al sepelio de una prima suya.
Allá estaba cuando fue sorprendida por el cierre de la frontera. No ha podido volver, “y cada día el consulado de Colombia nos dice que debemos esperar porque la Cancillería no responde ni resuelve nada desde Bogotá”.

Son dieciocho en total los viajeros colombianos que quedaron atrapados y abandonados, junto con la doctora Cogollo Mancilla, en esa región de Aragua. La carta que ella me envía prosigue con estas dolorosas palabras:

“Nos sentimos como si no tuviéramos patria. Recordamos que hace algunas semanas el Gobierno colombiano envió los aviones que, en buena hora, trajeron repatriados a los compatriotas que estaban en China. En cambio, a nosotros nos dejaron olvidados con el argumento de que no hay relaciones con Venezuela, como si eso fuera más valioso que la vida de tantos seres humanos”.

Los contagios

Cuando termino de escribir estas líneas le pido a un amigo entrañable y de juiciosas opiniones que la lea con cuidado y me diga lo que está pensando. Esta es su respuesta:

“Me alegra ver tu optimismo, que ojalá resulte contagioso (palabra que no es nada propicia en este momento). Yo, en cambio, soy un escéptico total. Mira cómo se están aprovechando de la pandemia para robarse los recursos de la salud y de la comida que se destina a los más necesitados”.

Y luego remata con este vaticinio: “Cuando pase la pandemia, los políticos volverán con sus viejas mañas y los banqueros dirán que es necesario subir sus tasas de interés. Mares y ríos volverán en pocos días a estar contaminados. Volveremos todos a nuestros viejos hábitos. El hombre seguirá siendo un lobo para el hombre. Me da pena que, mientras tú miras juguetear los delfines, yo me atraviese en tus nobles pensamientos”.

Al terminar esta crónica ya no me sentí tan seguro de que los colombianos seamos capaces de actuar unidos y fraternales. Así, con esa triste incertidumbre, alcancé a ponerle punto final y estaba listo para enviársela a EL TIEMPO.

Epílogo

Pero tuve que prender de nuevo mi computador porque en ese preciso momento pusieron sobre mi escritorio un ejemplar del diario cartagenero El Universal.

La primera página, entera, estaba ocupada por una fotografía de dos policías que, con sus guantes y tapabocas, estaban en la plaza de San Pedro Claver, en el centro histórico de Cartagena, dando de comer amorosamente a las palomas que allí viven y que se morían de hambre porque en estos días no hay turistas ni restaurantes que las alimenten.

Viendo a los dos policías rodeados de palomas, he vuelto a sentir una ilusión, una esperanza, un sueño de unión y de hermandad. Algo viene sobre mí y lo reconozco de inmediato: es el viento fresco del optimismo, que regresa a mi alma. Sí, sí podemos.

 

Retomar la bitácora

24 abril 2020.

Por: Gonzalo Silva Rivas, Socio CPB – El Espectador.

Son varios los interrogantes que surgen acerca del comportamiento que tendrá la industria de los viajes después del coronavirus, una vez se empiece a recomponer el escenario mundial. El tiempo de alargue de la pandemia sigue siendo incierto y el punto de partida dependerá de las decisiones que individualmente tomen los gobiernos en materia de apertura de fronteras y de libertad de movilización.

La aviación comercial será la primera protagonista en este proceso de despegue y aunque dentro de algunas semanas posiblemente se reanudarán ciertos vuelos internacionales, la recuperación plena de los viajes tardaría entre año y año y medio, cuando la vacuna curadora haya aparecido y los brotes de la propagación se encuentren controlados. El reinicio de la actividad sería gradual, casi a cuenta gotas, e iría creciendo en la medida en que se minimicen los riesgos sanitarios y se renueve la confianza de los viajeros.

Dentro de una lenta normalización, las aerolíneas que hayan superado la prueba de liquidez pondrían a volar aviones en trayectos estratégicos para atender la demanda que, en principio, estaría alimentada por segmentos de pasajeros claramente definidos: los VFR (Visiting friends and relatives) y los de negocios. Es decir, que esta primera ola de servicio sería dinamizada por viajeros que regresen a sitios de residencia por asuntos de estudio o de trabajo o de reencuentro con familiares o amigos, y los corporativos que requieran participar en actividades presenciales.

Los viajes de ocio y vacaciones, en cambio, tomarían más tiempo en aparecer y su participación estaría centrada preferencialmente en conexiones domésticas, antes que en internacionales.

En varios países se perfila el final de mayo e inicio de junio como un probable período para el reinicio de operaciones. En Europa, por ejemplo, operadores y aerolíneas hacen cuentas de que el 78 por ciento de los viajeros planean reanudar los viajes a partir de entonces, mientras en Colombia el presidente Duque advierte que los vuelos internacionales mantendrán la restricción en tanto dure la emergencia sanitaria. Un análisis de Aviatur plantea que la gente priorizará sus visitas a fincas o pueblos cercanos, a los que pueda desplazarse a través de transporte terrestre, preferencialmente en vehículos privados.

Pero el futuro de la industria de los viajes no estaría exento de obligados cambios y de probables tendencias para el corto y mediano plazo, resultado de la pandemia. Una novedad que afectaría los ingresos de la aviación comercial sería la progresiva reducción de los viajes de negocios a raíz de la irrupción de las videoconferencias, modalidad que se empieza a integrar en las empresas dentro de sus nuevas dinámicas de trabajo. La implementación de la tecnología les permite reducir gastos y ahorrar dinero y, por ahora, sortear los quebrantos financieros que está dejando la parálisis.

Un informe interno de JetBlue estima que entre el cinco y el quince por ciento del tráfico de negocios que se movía antes de la llegada del virus estaría en posibilidad de no ser justificado por las compañías, dispuestas a restringir los viajes aéreos que los medios virtuales hagan innecesarios.

La estrechez del mercado aéreo poscoronavirus conllevaría a las aerolíneas a resolver el dilema del costo de los pasajes para el corto plazo. Ante la imposibilidad de retomar los volúmenes de pasajeros previos a la pandemia, algunas aplicarían una política de contracción en el valor de los tiquetes, empujadas por su necesidad de capitalizarse y subsistir. El precio se recuperaría e, incluso, se incrementaría para cerrar la brecha de pérdidas acumuladas, apenas sea sorteada la tormenta.

La baja en las tarifas no puede ser sostenible por largo tiempo, por cuanto las aerolíneas reanudarán operaciones sometidas a una coyuntura de menores ingresos y mayores costos. El retorno de operaciones, seguramente, exigirá el cumplimiento de nuevos protocolos, entre ellos el distanciamiento en los aviones, obligándoseles a volar más vacíos, al dejar espacios aislados entre pasajeros, lo que disminuirá la venta de sillas e implicará reducir la capacidad de ocupación en por lo menos un 33 por ciento. Los límites de la interacción a bordo serían reforzados en algunos casos con la eliminación de servicios de alimentos y bebidas.

Un análisis de Aviatur plantea que cada aeronave deberá permanecer más tiempo en tierra, entre un vuelo y otro, para desarrollar actividades de higiene, limpieza y prevención, protocolos que se traducirán en menor eficiencia de la operación y en mayores costos.

Radiografía semejante se reflejaría en el transporte de cruceros, una industria que también venía en alza y hoy fondea sus barcos alrededor del mundo, estigmatizados por las imágenes de contagios presentadas en algunos de ellos. El pujante sector se alistaba para un aumento sin precedentes en la capacidad de oferta, con la proyección de un 25 por ciento más de cruceros operativos para los próximos siete años, respaldada por una inversión de US$68 mil millones.

Su despegue exigirá resideño de barcos e implementación de medidas sobre buenas prácticas y seguridad sanitaria y dependerá de autorizaciones de embarque y desembarque portuario y de un desafiante trabajo para conquistar viajeros. La estrategia inicial para contrarrestar los altos costos que representa tener parados los barcos y limitar el volumen de pasajeros como medida de distanciamiento social estaría igualmente supeditado a una baja de tarifas.

El sector de los viajes, en consecuencia, enfrenta un escenario adverso, el más negativo en toda la historia de la industria, y deberá potenciar motores, con ayuda de los gobiernos, para esquivar los brotes de una quiebra. Considerando los impactos que se visualizan a escala global, tendrá que replantearse y acomodarse a condiciones diferentes del mercado para volver a oxigenar, retomar la bitácora y aprender a volar así sea con las alas quebradas, o a navegar en mar abierto, con la popa haciendo agua.

Posdata: En un escenario de restricción de viajes por tres meses, la IATA revela que 25 millones de empleos en la aviación y sectores relacionados en el mundo están en riesgo: 11,2 millones en Asia-Pacífico, 5.6 millones en Europa, 2.9 millones en América Latina, 2 millones en América del Norte, 2 millones en África y 900.000 en el Medio Oriente.

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@Gsilvar5

¿Qué dirán del virus en cien años?

24 abril 2020 –

Por: Arturo Guerrero, Socio CPB – El Colombiano.

¿Cómo escribirán sobre el coronavirus los historiadores del futuro? ¿Cómo lo recrearán los poetas y lo cantarán los compositores? Sin duda observarán la rareza del año en que sucedió: el 20-20. Los cabalistas removerán las capas ocultas tras la repetición de estas cifras duales. Y pronunciarán su arcano.

Unos y otros anotarán que el virus paralizó en un instante la parafernalia productiva construida por la humanidad en milenios. Semejante totazo no había pasado ni con las guerras mundiales ni con el alunizaje del Apolo 11 ni con el descubrimiento de América ni con el desplome del imperio romano.

Claro que estos sucesos no son comparables porque son de naturaleza diferente. Pero el “corona” los batió por parejo, pues englobó a 4 mil, de los 7 mil millones que flotaban a bordo de la Tierra en aquel año agorero. ¿Qué pasó con los restantes 3 mil? ¿Acaso no fueron por igual mascados en cuerpo y alma por la pestilencia? Los estadísticos del porvenir proporcionarán al respecto los números de rigor.

Los poetas, en cambio, no necesitan explicar lo que formulan. Así que su lenguaje tomará algo de la oscura selva del Dante, alguna cólera funesta de Homero, alguna sombra oblicua de Aurelio Arturo, la perturbación cuerda de Antonin Artaud. Esquivarán el arqueo de muertos y el lamento de los infectados, porque estas obviedades los harían chapalear en el lugar común.

Más bien apuntarán hacia las viviendas que se volvieron escafandras, las calles convertidas en bandas transportadoras de la nada, las mentes amarradas a pavores progresivos. Entregarán palabras sin reproche, meras estampas del hombre humillado bajo las tormentas de las divinidades, si es que aún existieran las divinidades.

Los analistas de aquí a cien años juzgarán sin piedad el resultado del confinamiento general de los únicos animales que atormentan a sus víctimas, según enseña Brigitte Baptiste. Emitirán un veredicto entre condenatorio y lastimero sobre una raza que debió ser frenada en seco por escuadras biológicas letales.

Y trazarán una marca divisoria en su historia de cuatro millones de años. Del 2020 hacia atrás los hombres se creyeron reyes y usufructuarios de la creación. Del coronavirus en adelante percibieron que no la podían herir ni con el pétalo de una rosa. No por ser creación, sino por ser mujer.

Sin otros virus

24 abril 2020 –

Por: Juan Álvaro Castellanos, Socio del CPB – El Nuevo Siglo.

Colombia puede despertar confirmando que los sueños son realidad. En ellos, encontrará la perspectiva de la renovación del país, aspirada en medios estatales y particulares, así como parte de su población común para convertir valores en desarrollo competitivo.

Se quiere todo distinto a lo actual, proyectado con optimismo; propio para conservarlo en una lente fotográfica, televisiva o cinematográfica.

Al destapar esa cubierta de realidades, se encontrará rasgos naturales, artísticos, humanos y, muchos motivantes para vivir en amalgama paz y encanto, en su jardín de 50 millones de habitantes. 

Ese despertar mostrará que -coronavirus- debe quedar sepultado, lejos del jardín deseado como el escenario de encanto para 1.100 municipios, maltratados por la violencia armada, durante más de 50 años.

Inteligencia y creatividad tiene Colombia; el vacío científico, es falta de financiación, para desarrollar, centro de alta tecnología en investigación y producción de vacunas, tan importantes como el petróleo, café, textiles y aguacates. 

El país renovado, puede aparecer pronto, sin despilfarro y sin robo a lo estatal y privado; tampoco rompiendo el viejo tapete de costumbres, recogidas por quienes intensifican corrupción, el otro virus.

Al observar episodios nacionales se encuentra lo marcado por narcotráfico y destrucción de cultivos sanos, derrotados en amplias hectáreas agrícolas, por siembras de marihuana.

Un Neurosiquiatra dirá: -mejor pensar con -memoria explicita- que se agita en el cerebro con lo atractivo y creativo, pasada adolescencia y, entrada la madurez, si se piensa, con mente despejada y tranquila.

Y lo malo, siempre mezcla corruptos que, asoman con engaño enmarcado entre verdades y mentiras, tras dinero, según les convenga, confundiendo ciudadanía con aparentes negocios o empresas de papel.    

Es parte del trasfondo colombiano, lidiando guerra, con virus venido de China; El país, no puede seguir envuelto en cháchara y ´carreta mundial´ en muchos aspectos de trasnacionales de basura, a punta de verborrea.

Primero renovar: al reactivar economía, con manos limpias en despachos estatales y privados, obligados a eludir lagartos de todos los colores y amistades; Porque los virus, sobrevuelan donde huelen millones, como ahora, con el globo de ayudas.

Y reactivar, sin telarañas tributarias, aunque no sea reforma, como garantiza el Gobierno Nacional, sin impuestos destructivos. Ahora, activar trabajo a lo legal, con didáctica a nueva generación.

Con motor prendido habrá paso a vida comunitaria honesta, con sentido de pertenencia por país; sin olvidar que es vergüenza, tener habitantes de calle; La protección ejemplar, recuerda palabra celestial: “Amar al prójimo, como a nosotros mismos”.

El desafío será rechazando sabotajes en calle, con vándalos pagos y, armados en campos, con virus de odio. La renovación, se consolidará con población sensata, libre y limpia; Ojo a los dineros prometidos.