El Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) lamenta la partida de Enrique Alvarado Sotomayor, periodista querido por todos, discreto, que consagró su vida al periodismo y la docencia.
Durante cerca de cuarenta años trabajó en El Espectador, de estos, veintitrés como jefe de redacción nocturna.
Cumplida su misión en esta casa editorial, pasó a la docencia para compartir con alumnos de diversas universidades su experiencia en periodismo, que vivió al lado de personajes como Guillermo Cano Isaza y Gabriel García Márquez, a la vez que les enseñaba como hacer un buen periodismo, cuya síntesis la resumía en: leer y escribir mucho y salir a la calle a buscar la información.
Así se fue un gran ser humano, un enorme periodista y maestro, en forma silenciosa, tal como transcurrió su vida, ejemplo de entrega al oficio y rigurosidad al informar.
El CPB expresa a su familia y allegados su sentimiento de solidaridad y los acompaña en estos momentos de dolor. QEPD
El 9 de febrero de 2010, Día del Periodista, Norberto Patarroyo presentó el primer número de El Muro de Pata.N: Pata de Patarroyo y N de Norberto. Desde ese momento, cada domingo, muy temprano, les entrega a sus lectores la información sobre la Libertad de Expresión, noticias sobre las agresiones a los periodistas, cambios en los cargos directivos y también un sinnúmero de aspectos jocosos que les suceden a los comunicadores.
El Muro es una revista virtual. A veces trae 30 páginas, otras, 25 y unas más, 35. Elaborada de forma sencilla, con el fondo de una pared enladrillada, abrevia el transcurrir del periodismo.
Tiene corresponsales como Orlando Cadavid, Gustavo Álvarez Gardeazabal, Esteban Jaramillo, Eduardo Lozano y un sinnúmero de fuentes de altísima credibilidad.
Norberto Patarroyo vive de afanes. Se le ve correr de un lado a otro. No tiene tiempo para degustar un café. Se le puede ver en RCN Radio a las 8, luego en un TransMilenio a las 9, llega a Caracol, minutos después está en un Centro de Salud, va y viene, simplemente, corre.
Recuerda que uno de sus profesores fue el maestro Jimmy García Camargo, de la Academia Arco, y que tuvo entre sus condiscípulas a Ángela Patricia Janiot.
Hace poco decía Norberto que lo que más le preocupaba era la seguridad de los periodistas en Colombia. Si la calificaran, simplemente, pasaría con un 6 y raspando. “Especialmente cuando hablamos de esas regiones en las cuales la mano oscura de los grupos al margen de la ley que hacen presencia para amenazar con un revólver, pistola o fusil a los comunicadores que quieren denunciar irregularidades en una región. Es evidente que el periodista no tiene la plena protección del Estado”.
Sobre la Libertad de prensa, dice que apenas es tibia y que el principal problema para los periodistas empezó cuando como se le retiró la tarjeta profesional.
EL NACIMIENTO DE EL MURO
La idea surgió luego de una serie de tertulias que se generaban después de los partidos de fútbol.
“Yo era el DT del equipo Prensa Bogotá Fútbol Club. Una vez terminada la agenda deportiva, nos quedábamos compartiendo diferentes temas del acontecer diario del periodista. Allí surgió la idea de armar un medio de comunicación, nuestro, muy personal, de voz a voz. Le pusimos El Muro para que fuera como un gran mural en donde los periodistas pudieran escribir lo que quisieran. Así nació la idea”, explica ahora.
El Muro se hace en el transcurso de la semana. “Es que no lo hago yo solo, sino con varios colegas que me envían información, llegan noticias que van desde el escenario internacional, hasta lo nacional y local. Pero también nos envían apuntes curiosos o fotos curiosas relacionadas con colegas que se pueden publicar y se les hace un comentario”.
El Muro tiene secciones en donde se enfatiza en la Libertad de Prensa, se relaciona lo que está pasando en el mundo del periodismo y resalta también la tarea nacional y local.
Tiene más de 2.500 seguidores en Twitter, con una condición: todos son periodistas. “Sumando lo que hacemos a través de Facebook y lo que se envía por correo personalizado, podemos estar llegando a más de tres mil quinientos seguidores, eso sí todos periodistas”.
LOS 500 MUROS
El Muro fue bautizado como Pata.N por el apellido del autor y su nombre. Su icono es el perro “Patán”, un personaje de dibujos animados de Hanna-Barbera, conocido también como “Pulgoso”, que apareció por primera vez en la serie animada “Los autos locos” en 1968. Este perro se ríe de lo que ocurre en su entorno. Este domingo 22 de septiembre llega a su edición 500.
–¿Qué siente haber alcanzado los 500 números?
–Es una gran satisfacción porque era un reto. Decir llegamos a las 500 ediciones semanales significa casi 10 años en esta labor de informar a los colegas sobre el oficio y defender la Libertad de Prensa. Es un gran logro y una meta cumplida. Claro que vienen más con la ayuda de Dios.
–¿Cuál es la principal dificultad para elaborar el Muro?
–No le veo dificultad en la elaboración de El Muro. Si bien exige un trabajo adicional, aparte de la labor que uno realiza como periodista para subsistir, es la satisfacción de estar en contacto con los colegas, hablando de esta hermosa profesión. Entonces, no le veo dificultad en hacerlo, sino satisfacción.
–¿Ha pensado alguna vez en dejar de hacer El Muro?
–No. Nunca he pensado en dejar de hacerlo. Ni siquiera cuando estuve pasando por momentos adversos con un hijo, quien falleció tenía cuando 17 años. Fueron días difíciles y uno se bloquea completamente y sin embargo salió la edición normal. Eso fue en julio del 2013. Entonces creo que ante la adversidad y ante los momentos difíciles que atraviesa el periodismo, cuando cada día se cierran más espacios laborales, no se puede declinar. Todo lo contrario: pedir permiso al Todopoderoso para seguir adelante.
–¿Qué día le llenó de alegría El Muro?
—-Todos los domingos. Es como la alegría de enviarlo a los colegas y la satisfacción del deber cumplido.
–¿A qué se dedica ahora?
–Después de hacer radio unos años en Todelar al lado de Luis Guillermo Troya y realizar varias publicaciones para periódicos locales, en los últimos años me he dedicado a trabajar como periodista del sector salud. Entonces hago asesorías en la parte de prensa a varias instituciones dedicadas al sector salud.
–¿Se ha ofendido alguien por sus comentarios?
– Nunca se han ofendido. Al contrario se ríen de esas “metidas de pata” que a veces cometemos. Hay una parte jocosa. Esta la buscan mucho los colegas. Es más, algunos periodistas nos envían material fotográfico o notas curiosas para publicar. No hemos tenido el primer colega que se haya molestado por una publicación que haya salido en El Muro. Por lo menos no me han hecho un reclamo porque siempre lo que hacemos es foto caricatura y un periodista entiende que es una forma de divertirnos.
–¿Cuáles son sus planes para el futuro EL MURO DE PATA’N?
–Los planes son transformarnos en un gran portal de noticias, tema que ya venimos trabajando. También estamos trabajando en el tema de la página web. De fondo también crear una gran cooperativa de periodistas como herramienta para estar unidos como profesionales de la comunicación. Ahora más que nunca, debemos estar unidos.
SOBRE EL PERIODISMO
–¿Cree que las elecciones son momentos propicios para amenazar a los periodistas?
–En temporada de elecciones siempre se ha visto que arrecian las amenazas contra los comunicadores. Pero esto no es nuevo para el periodista. Siempre ha vivido en amenaza. Especialmente cuando se denuncia, se destapa, se muestra la verdad y salen a flote esos oscuros personajes que se llevan los recursos públicos. Estas denuncias llevan a que el periodista arriesgue su vida por cumplir su misión de informar.
–¿Cuál considera que es el principal problema de los periodistas en Colombia?
–El gran problema es que el ejercicio del periodismo en Colombia siempre ha estado expuesto a la censura y a la amenaza. En un escenario como el nuestro, los actos de violencia contra la libertad de expresión siempre serán una constante.
En nuestro país la corrupción y la delincuencia se pasean orondas y cuando el periodista quiere denunciar, entonces queda en el punto de mira del villano. Sumando a esto, el Estado no brinda las suficientes garantías y seguridad pare ejercerlo. Sumemos a lo anterior otro problema: la cadena sucesiva de recortes en grandes casas del periodismo. Esto hace que cada día sea más difícil ejercer la noble profesión. Ese es otro gran problema.
–¿Cuándo se vio amenazada la profesión del Periodismo?
–Empezó cuando retiró la tarjeta profesional. Esto hizo que el periodista haya perdido ese perfil y esa identidad de profesional que debe tener. Así las cosas, empezó a perder espacios porque ya todo el que tomaba un micrófono o pasaba por una emisora ya era periodista. Esto lo describe muy bien el colega Indalecio Castellanos en una anécdota cuando la señora de los tintos de RCN Radio llegó a la cabina, una vez se enteró de la noticia de la tarjeta profesional para periodistas y les dijo en tono ceremonioso: ¡Buenos días colegas! Ahí se jodió todo, y este ha sido uno de los problemas para el periodista cuando busca el escenario laboral. Ahora nos tratan como el que sabe algo de un oficio y así mismo se les remunera. Ahora todos son periodistas. Hasta el brujo y pastor opinan como periodistas. El otro problema que tiene el periodista es el mal trato que le dan en algunos medios. A algunos les toca rebuscarse vendiendo publicidad y otro se trabajan con sueldos de miseria que no justifican el esfuerzo y el trabajo que realiza.
–¿Cuántos años en el CPB? ¿Cuál ha sido su experiencia?
–La verdad soy nuevo en el CPB. Siempre quise pertenecer, pero hace casi un año se dio la oportunidad y estoy contento con pertenecer a esta gran familia. El agradecimiento aquí para su presidenta, Gloria Vallejo.
–¿Por qué se dedicó al Periodismo?
–Desde chico me gustaba mucho la radio. Era como la pasión. Era receptor permanente de toda la información que nos llegaba a través de la radio y alguna vez soñaba con estar ahí. Así empecé ese gusto por el periodismo. De niño vivía cerca al Hipódromo de Techo y jugaba a narrar las competencias y después hacer las entrevistas a los jinetes y a los preparadores.
Cuando estuve prestando mi servicio militar como bachiller en la Escuela de Infantería, me fortalecí en el tema de las comunicaciones porque llegué a una Unidad que manejaba el tema de las comunicaciones, al Batallón Escuela de Comunicaciones. Entonces eso me ayudó a fortalecer el tema de la comunicación en los medios. Trabajé como funcionario del Distrito, pero allí aproveché para hacer mi carrera. Primero de locución en la Academia Arco y después como periodista en la Fundación Universitaria Inpahu.
–¿Cuál ha sido el día más importante en su carrera?
–Cuando me entregaron el Premio de Periodismo Álvaro Gómez Hurtado.
Cada vez más empresas e instituciones necesitan incorporar a filólogos y traductores para desarrollar asistentes virtuales, ‘chatbots’ y otras tecnologías que procesan el lenguaje natural por medio de la inteligencia artificial.
Ese asistente virtual que enciende la tele o pone la música si usted se lo indica con una orden vocal no es solo fruto del trabajo de ingenieros e informáticos. Lo mismo ocurre con esa voz automática que le atiende todas las veces que llama a su banco o al seguro. Ambas herramientas, así como otras muchas basadas en la interacción entre usuario y máquina por medio del lenguaje humano oral o escrito, funcionan también gracias a otra disciplina, todavía poco conocida pero cada vez más relevante en el boyante sector de la industria tecnológica: la lingüística computacional.
En este campo, especialistas en inteligencia artificial, big data y otras ramas de la ingeniería trabajan codo a codo con filólogos y traductores. Aportan competencias específicas que permiten manejar y transmitir a las máquinas aspectos del lenguaje complejos y difícilmente reproducibles en código de programación, como el entendimiento de una emoción o un contexto. Es decir, lo que permite identificar, por ejemplo, la diferencia entre un cumplido y una ofensa, entre una broma y un reproche. Cada vez más empresas e instituciones se dan cuenta de que necesitan incorporar a estos perfiles en sus equipos. “Son de vital importancia”, explica Luis Alfonso Ureña, presidente de la Sociedad Española para el Procesamiento del Lenguaje Natural.
El sector crece: según un estudio impulsado por la Secretaría de Estado para el Avance Digital (SEAD) en 2018, tres de cada cuatro empresas dedicadas a las tecnologías del lenguaje en España habían contratado personal en los 12 meses anteriores. Y más de la mitad incrementó su volumen de clientes. Expertos consultados para este reportaje aseguran que la lingüística computacional puede abrir también nuevas oportunidades de inserción laboral para recién licenciados en carreras de letras.
Carmen Torrijos terminó la suya en Traducción en 2010. “No sabía ni que existía la lingüística computacional”, asegura. Ahora, este sector es su ámbito de trabajo habitual. Actualmente es empleada como lingüista en el Instituto de Ingeniería del Conocimiento, un centro privado de i+D+i ubicado en la Universidad Autónoma de Madrid, donde lleva ya casi seis años. “Yo era traductora especializada en tecnología. Entré aquí para traducir textos”, cuenta. Después, “un poco por casualidad”, empezó a trabajar en proyectos enfocados a las tecnologías del lenguaje. Y descubrió que en su sector las tareas pueden ser variadas y útiles para empresas y organismos muy distintos.
Una de estas labores es el entrenamiento de los algoritmos que rigen el funcionamiento de los asistentes vocales, para que reconozcan cada vez más frases y respondan correctamente a las peticiones en ellas formuladas. Pero también hay otras como el diseño de chatbots o la categorización de los recursos lingüísticos, es decir, las partes de las que se compone un discurso, como verbos y adjetivos, de forma que los ordenadores puedan detectarlos y sepan captar su estructura y sentido.
Se trata de manejar y transmitir a las máquinas aspectos del lenguaje complejos y difícilmente reproducibles en código de programación, como el entendimiento de una emoción o un contexto. Es decir, lo que permite identificar, por ejemplo, la diferencia entre un cumplido y una ofensa
Torrijos, que desde 2018 también es graduada en Filología Hispánica, trabaja principalmente con los corpora lingüísticos. En otras palabras, conjuntos de textos explotables para sacar información estadística valiosa si se da a las máquinas las reglas para entenderlos, como puede ser “la narrativa clínica que recopilan los médicos sobre pacientes oncológicos”, explica.
En el día a día de profesionales como ella, la frontera entre disciplinas humanísticas y científicas está completamente disuelta. “La especificidad del sector reside en la necesidad de encontrar perfiles mixtos”, reza el estudio de la SEAD. Sin embargo, las empresas consultadas para el informe señalan que aún son un bien escaso. Torrijo dice que se adaptó a eso sobre la marcha, de manera autodidacta, aunque reconoce que “un poco de formación sobre programación ayuda mucho y es necesaria”.
“Más bytes y menos ladrillos”
Ya existen entornos aptos para ello. La catedrática Amelia Sanz, coordinadora del máster oficial en Letras Digitales de la Universidad Complutense de Madrid, explica que este curso —impartido por profesores de las Facultades de Filología e Informática a partes iguales— sirve precisamente para que “los estudiantes se conviertan en trujamanes, los nuevos bilingües capaces de entender los lenguajes de programación y especialistas en los lenguajes naturales y en sus culturas”.
La docente asegura que la tasa de ocupación de los exalumnos del máster, lanzado en 2014, roza el 100%. “Desde luego, el área de la lingüística computacional que desarrolla agentes conversacionales (chatbots) es una de las que ofrecen más oportunidades”, apunta. Pero las posibilidades pueden ser aún mayores en las editoriales interesadas en la conversión digital de sus productos o en empresas dedicadas a la creación y diseño de materiales para la enseñanza en línea. Y también hay espacio en la investigación literaria, artística e histórica, así como en museología. “Ahora todos los objetos culturales como libros o pinturas se estudian, ven y leen en pantalla: son digitales”.
Sanz asegura que la demanda de perfiles de ese tipo es tan alta que el número actual de estudiantes por curso (entre 20 y 30 cada año) no alcanza para dar respuesta a todas las empresas e instituciones que los solicitan. Cuenta que están surgiendo más iniciativas como la de la Complutense —ya existen otros másteres en esta línea, por ejemplo en las universidades de Barcelona, País Vasco y Pablo Olavide de Sevilla—, pero cree que en España se debería apostar con más convicción por este sector. “Este país necesita más bytes y menos ladrillos”, opina.
Perder el miedo
Trabajar con herramientas tecnológicas y programas junto a profesionales como ingenieros e informáticos es un aspecto enriquecedor, según destacan las lingüistas computacionales consultadas. “Ellos tienen una manera de pensar muy diferente a la nuestra, y eso me gusta”, dice María José García, que trabaja en la empresa Meaning Cloud y se dedica en particular “a extraer información y significado de contenidos no estructurados y relevantes para las empresas”, como conversaciones sociales, artículos, comentarios o expedientes.
“[Los ingenieros] son capaces de simplificar y estructurar de manera mucho más lógica cosas que nosotros convertimos en complejas. Esa forma de pensar a mí me ha ayudado bastante no solo a trabajar, sino a vivir”, agrega entre risas García, filóloga de formación. Para Torrijos, “hay que aprender a entenderse”, lo que al principio “no es nada fácil”, pero después se genera “un intercambio muy interesante” y “se aprende mucho unos de otros”.
Ambas animan a aspirantes traductores y filólogos a considerar la posibilidad de seguir sus pasos y no tenerle miedo a afrontar aspectos que a algunos podrían parecer complicados, como la programación. “Hay que quitarse un poco los complejos que tenemos muchas veces la gente de humanidades frente a la ciencia y la tecnología”, dice Torrijos.
Tal y como ellas, la catedrática Amelia Sanz tiene claro que el sector tiene camino por delante. “Las literaturas serán digitales o no serán”, mantiene. En su opinión, para preservarlas, será clave la innovación de las profesiones de humanidades. “Tenemos que llevar a Federico García Lorca a todas las pantallas y de todas las maneras. Lo necesitamos. Y nuestros estudiantes saben hacerlo”.
Hace unos días la líder del equipo de Radio Nacional de Colombia en Nariño, Natalia Cabrera, denunció ante la Fiscalía amenazas contra su vida, luego de recibir la mañana de del 6 de septiembre una llamada de un desconocido, quien la intimidó presuntamente en retaliación por su trabajo periodístico sobre delitos electorales en el departamento.
Hoy miércoles 11 de septiembre, la periodista recibe nuevas amenazas contra su vida y que esta vez vincula a sus hijos. Para la comunicadora, en este momento la prioridad es su familia, por ello pide protección a las autoridades: “Mi mayor temor es por mis hijos, tengo uno de 13 años y otro de 3, yo soy mamá soltera, me asusta mucho que le pase algo a alguno de ellos”.
Natalia afirma que las amenazas se presentan luego de la publicación de unos trinos: “Esta semana publiqué en mi cuenta de twitter cosas como: “secreto a voces, grupos armados ilegales en Nariño presionan a ciudadanos para votar por x o y candidato”, o “algunos senadores presionan a funcionarios públicos para que den dineros a algunas campañas políticas”, explicó Cabrera.
A raíz de esos trinos, la periodista recibe mensajes directos por la misma red social de personas que quieren darle pruebas y testimonios de delitos electorales en distintas partes de la región. Así se contactó con habitantes de los municipios de Funes y El Rosario.
“En la noche del 5 de septiembre también publiqué que un senador, que aparece en la lista del Sisben y gana 40 millones de pesos, es nariñense. Me enviaron una carta para explicarme que está en el Sisben por equivocación, y también lo publiqué”, afirmó.
Y agregó: “Eso es lo que yo creo que causa la amenaza, que es el tema político y electoral, que todos saben que en este departamento es muy complejo”. Adicionalmente, la comunicadora advirtió que durante la semana recibió mensajes extraños por Facebook desde perfiles falsos, que le pedían que aceptara las solicitudes de amistad.
“Eran mensajes muy raros, me decían que era muy hermosa, que me admiraban y que los aceptara. Yo los bloquee, eran perfiles sin fotos. No sé si eso tenga que ver o no con las amenazas, pero uno ya empieza a sacar conclusiones y a meter todo en el mismo costal”, expresó.
*RTVC exige que se le respete la vida a Natalia y a la libertad de prensa en Colombia*
Nota: el Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) adhiere al pedido que hace RTVC para que se le respete la vida a Natalia y hace un llamado a las autoridades locales, departamentales y nacionales para que tomen las medidas pertinentes para garantizar la integridad física de la
comunicadora.
Es la primera mujer en la historia del periodismo colombiano en ocupar el cargo de directora de servicios informativos en las dos cadenas de radio más importantes del país: Caracol y RCN Radio, esta última donde trabaja actualmente. Tras más de tres décadas de ejercicio del periodismo, decidió consignar sus experiencias en el libro titulado ‘En el filo de la navaja’.
Desde los detalles de su entrevista a Pablo Escobar cuando era apenas una joven reportera, pasando por los dilemas éticos que ha tenido que enfrentar en el calor de una emisión de radio en vivo, Yolanda Ruíz comparte en su libro con generosidad los aprendizajes que ha recopilado en su extensa carrera dedicada a las noticias.
A propósito de su participación en una de las charlas que tendrán lugar en el Festival Gabo 2019, que se realizará del 2 al 4 de octubre en Medellín, Yolanda nos concedió esta entrevista sobre las coyunturas éticas que aborda en su libro.
“Creo que desde muy joven entendí que este oficio encarna una inmensa responsabilidad social y entiendo que hacerlo bien significa incomodar y no siempre publicar lo que pide el mercado. Cuando dudo, cuando temo, cuando me pierdo, cuando estoy frustrada, me lo recuerdo una y otra vez”, afirma Ruíz en conversación con Hernán Restrepo, gestor de contenidos de la Red Ética.
Hernán Restrepo:
Tu libro comienza contando cómo lloraste en uno de tus primeros cubrimientos como reportera, y finaliza contando cómo un político te respondió “qué preguntas tan chimbas” al preguntarle qué lo hacía llorar. ¿Qué te motivó a tener un énfasis por mostrar el lado humano de los periodistas a lo largo de todo tu libro?
Yolanda Ruíz:
Para mí es fundamental entender que el periodismo se hace desde nuestra condición de seres humanos y no desde una inexistente “objetividad”. Creo en el equilibrio, en el rigor, en la responsabilidad, pero el trabajo que hacemos viene desde nuestra propia vulnerabilidad humana y por eso ser “objetivo” es imposible. Si mantenemos nuestra humanidad podemos también pensar primero en el otro al que abordamos como fuente o como audiencia, en su condición de ser humano.
Hernán Restrepo:
Mencionas a Javier Darío Restrepo en el capítulo titulado Una mirada hacia adentro. Sabemos que antes de la publicación de tu libro, habías leído La Constelación Ética escrito por él. ¿De qué manera la obra y la figura de Javier Darío han influido en tu forma de ejercer el periodismo?
Yolanda Ruíz:
Javier Darío es guía y faro de todos los que queremos hacer periodismo responsable. Confieso que cuando lo acompañé a presentar la Constelación ética y estaba por mi lado en los toques finales de En el filo de la navaja. Leer a Javier Darío me impactó y al mismo tiempo me amilanó. Sentí que era un atrevimiento de mi parte pretender hablar de ética en medio de una ignorancia total que me quedó plenamente expuesta al leer al maestro. Sin embargo, pasado el shock inicial, esa lectura me sirvió también para entender que podía dar una mirada sencilla y sin pretensiones sobre los dilemas que se enfrentan en el día a día del periodismo.
Hernán Restrepo:
Le dedicas a Rosalba tu libro. Y alguna vez te escuché decir que ella te dio la más grande lección de ética que has recibido jamás. ¿Cuál fue esta lección?
Yolanda Ruíz:
Me dijo siempre que debía hacer lo correcto en cada paso de la vida para que nunca tuviera que agachar la cabeza por vergüenza. Que siempre pudiera ver a los demás a los ojos, en especial a mi hija. También me dijo que como mujer debía ser autónoma e independiente.
Hernán Restrepo:
Es realmente valioso que el libro nos permite meternos en la cabeza de la primera mujer en llegar a ser directora de noticias en las dos cadenas de radio más grandes de Colombia, entendiendo así las difíciles decisiones editoriales que ha enfrentado. Uno de estos casos es el de tener que despedir periodistas de tu equipo de trabajo por errores que cometen. ¿Cuáles son esos pecados que no le perdonas a un reportero?
Yolanda Ruíz:
Como cuento en una de las historias del libro, no perdono la mentira deliberada cuando se trata de dar información al público. No mentir deliberadamente es para mí una de las pocas premisas absolutas en la ética periodística que es tan cambiante y con tantos matices. Los errores se superan y se corrigen, pero cuando se falsea información por la razón que sea, se quiebra la confianza. Creo que también es grave el plagio (tristemente muy común hoy) y, por supuesto, la corrupción. No perdono que un periodista se deje comprar de las fuentes o que use su cargo en beneficio propio. De nuevo: comportamiento ético es mi exigencia prioritaria al equipo.
Hernán Restrepo:
Una de las confesiones más sorprendentes del libro es cuando dices “no soy una buena reportera”. Explícanos cómo se puede ser un buen periodista, como lo eres tú, a pesar de no ser buen reportero.
Yolanda Ruíz:
El periodismo tiene muchos escenarios para desempeñarnos profesionalmente. El que considero la base de todo es la reportería de calle y en terreno, pero no es el único. Hay editores, jefes de redacción, directores, periodistas digitales, periodistas de opinión. En cada caso se requiere profesionalismo. Miro mi trabajo como reportera y creo que no he tenido el arrojo y la valentía que admiro en otros colegas, pero ese trabajo directo en la calle me formó y me permite entender desde mi cargo de directora los retos y dificultades que se enfrentan en el cubrimiento de las fuentes. Me quito el sombrero ante los buenos reporteros.
Hernán Restrepo:
Cuentas en tu libro lo difícil que ha sido tener que contar la violencia de Colombia durante tantos años, en especial el ver muertos y el dolor de sus familiares. ¿Alguna vez sentiste que no podías seguir haciendo esto, y tal vez retirarte o cambiar de profesión?
Yolanda Ruíz:
Muchas veces he sentido las ganas de salir corriendo. Sobre todo en los últimos años. Son más de 34 en el oficio y a veces el dolor por esa historia de violencia que se repite nos empuja a pensar en que sería mejor no ver, no saber. Sin embargo, este oficio es una pasión y gana siempre el deseo de seguir aportando el grano de arena desde el rincón del periodismo.
Hernán Restrepo:
Volviendo a lo valioso que es poder entender en el libro tu labor como directora de servicios informativos, ¿cómo has logrado mantenerte firme en tu defensa de hacer buen periodismo sin caer en los trucos del “show de la radio” (poner a contradictores a pelear al aire) que suelen dar tanto rating?
Yolanda Ruíz:
No es fácil escoger el camino largo del periodismo responsable cuando la galería te pide algo distinto. No es fácil en un momento en el que estamos montados en un escenario esperando aplausos. Creo que desde muy joven entendí que este oficio encarna una inmensa responsabilidad social y entiendo que hacerlo bien significa incomodar y no siempre publicar lo que pide el mercado. Cuando dudo, cuando temo, cuando me pierdo, cuanfo estoy frustrada me lo recuerdo una y otra vez.
Hernán Restrepo:
Reflexionas ampliamente en tu libro sobre los dilemas éticos que se han presentado durante el cubrimiento de distintos procesos de paz con las guerrillas en Colombia. Pero nos gustaría saber, desde tu punto de vista, ¿qué errores crees que cometió la prensa colombiana en el cubrimiento del proceso de paz del gobierno de Juan Manuel Santos?
Yolanda Ruíz:
En el libro hablo del cubrimiento de eso proceso y lamento que los periodistas hayamos vivido lo mismo que vivió el país: una polarización que nos puso a la mayoría en orillas opuestas y que nos impidió hacer nuestro trabajo con mayor rigurosidad. Nos debemos una reflexión de fondo sobre nuestro papel en el conflicto y en la búsqueda de la paz. Mi respuesta es que ante cualquier escenario lo que nos corresponde es hacer huen periodismo y no militancia.
Hernán Restrepo:
Comenzaste tu carrera periodística antes de que existiera internet, usando máquinas de escribir y teléfonos públicos en tu labor de reportera. Pero hoy en día usas Twitter, Instagram, Facebook y otras plataformas tecnológicas. ¿Cuál ha sido tu clave para mantenerte vigente y no sucumbir ante lo que llamas “la dictadura del clic”?
Yolanda Ruíz:
Creo que siempre es bueno entender que el mundo cambia y que no todo tiempo pasado fue mejor. Mantenerme cerca de los jóvenes, aprender de ellos, de sus nuevas miradas, nos ayuda a no perdernos en la nostalgia de lo que fue y mantener la mente abierta. Dicho esto me aferro a la esencia del periodismo para no sucumbir. Estar en todas las plataformas sí y siempre sí, pero como periodista, haciendo el periodismo que confirma, confronta, decanta, investiga. El periodismo que piensa primero en la sociedad antes que en el rating o en el clic.
Hernán Restrepo:
Finalmente, ya te hemos visto en el Festival Gabo cubriendo el evento. Pero en esta ocasión tu participación será distinta. ¿Qué expectativas tienes respecto a lo que sucederá este año en la gran fiesta del periodismo en Medellín?
Yolanda Ruíz:
El Festival Gabo es un oasis en medio del corre-corre de las noticias. Podemos parar, respirar y mirar y analizar lo que hacemos para mejorar. Esta vez participo por primera vez en los páneles de discusión y me siento honrada de poder aprender de colegas de tantos lugares para seguir en este camino en el que nunca se acaba de llegar.
La gran periodista polaca Anna Kipper, directora entre 1950 y 1980, de la Agencia Francesa de Prensa (AFP) bautizó a Javier Baena como “Mister Lead”, porque podía resumir en 70 palabras toda una gran noticia. Él asegura que el verdadero maestro del “lead” se llama Antonio Pardo García, “pero ambos somos de la escuela americana del periodismo cuyo máximo exponente es Associated Press (AP)”.
Y aclara: “Muchos periodistas en Colombia y me incluyo entre ellos, aprendieron a redactar noticias leyendo los cables de AP o UPI”.
Es un apasionado por la noticia. Así como los músicos leen en un pentagrama las mejores melodías, Javier tiene oído musical cuando oye a un lector de una emisora dar una información. Cuando está bien escrita, asienta con su cabeza, cuando oye un error, se frota su cara.
Millares de noticias redactó con el juicio preciso de las reglas elementales del lead, del meollo de la información. Durante años estuvo al lado de los télex, escuchando su traqueteo, ruido que le dañó su oído izquierdo.
Laborioso como pocos. Javier es un periodista total las 24 horas del día. Conoce buena parte de la historia del Siglo XX y vivió de primera instancia los grandes acontecimientos del país.
Trabajó 40 años –entre 1967 y 2007– como corresponsal de AP para Colombia y América Latina.
Opina que el cubrimiento noticioso de mayor impacto para su vida fue la destrucción de Armero, municipio que fue barrido del mapa por la erupción del volcán Nevado del Ruiz en 1985.
Él le imprime pasión al relatar cómo fueron esos momentos.
“La noticia comenzó a conocerse en la noche del miércoles 13 de noviembre de 1985, pero solo al día siguiente con las primeras luces del amanecer un piloto que sobrevoló la zona comunicó por radio que Armero ya no existía y probablemente habían muerto casi todos sus 25.000 habitantes. Esa fue la noticia que transmití el jueves 14 hacia las 8 de la mañana. En pocas horas había en Bogotá centenares de periodistas, camarógrafos y fotógrafos de diversos países. Esa noticia fue publicada en todos los medios del mundo y leída o escuchada por cientos de millones de personas. Un solo ejemplo: El jefe de la oficina de la AP en Tokio me envió la primera página del periódico Asahi Shimbun totalmente dedicada a la tragedia de Armero. Obviamente en el idioma japonés. Lo único que yo pude entender fue mi nombre que encabezaba la historia. El Asahi Shimbun tenía en esa época una circulación de 11 millones de ejemplares. Sin sonrojarme puedo decir que fui el periodista colombiano más leído en el mundo gracias a que tenía como base a Colombia en donde se produjeron estremecedores acontecimientos y estaba al servicio de la AP, la mayor agencia noticiosa del mundo, en una época en que era el medio de comunicación por excelencia con unos 12.000 suscriptores”.
La Embajada Dominicana, Palacio de Justicia y Armero
–¿Cómo vivió la toma de la Embajada Dominicana?
–La serie de grandes noticias mundiales originadas en Colombia comenzó el 27 de febrero de 1980 cuando guerrilleros del M-19 se tomaron a sangre y fuego la embajada de la República Dominicana en Bogotá para secuestras a 16 embajadores, entre ellos Diego Ascencio de los Estados Unidos y el Nuncio Papal Ángelo Acerbi.
Fue un trabajo de 61 días que duró el secuestro y la ocupación de la sede diplomática. Igualmente recibí recortes de diarios de muchos países que publicaron esta noticia que tuvo un desarrollo tan prolongado.
Otro hecho de impacto mundial fue el asalto al Palacio de Justicia, el 6 de noviembre de 1985, una semana antes de la tragedia de Armero. Esta nueva acción de los guerrilleros del M-19 durante 27 horas infernales significó la muerte de alrededor de 100 personas, incluyendo 11 magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Noticia que prácticamente apagó el suceso de la explosión del volcán Nevado del Ruiz y la destrucción de Armero.
Al hacer una recopilación de estas dos tragedias, escribí una nota titulada: Noviembre negro en Colombia. Nunca un país había sufrido tanto en tan pocos días”, recuerda.
–En los 80 se vivió también la guerra del narcotráfico….
–Desde luego. Entre 1980 y 1991 cubrí la guerra terrorista de Pablo Escobar contra el Estado colombiano. La mafia del narcotráfico estaba empeñada en impedir la extradición de sus cabecillas a los Estados Unidos y finalmente lo logró influyendo sobre varios miembros de la Asamblea Nacional Constituyente y amedrantado a otros que no se dejaron seducir del dinero manchado de sangre.
La constitución del 91 prohibió la extradición de colombianos. En este torbellino de violencia cayeron asesinados ministros, candidatos presidenciales, otros altos funcionarios del Estado y naturalmente periodistas valerosos como Guillermo Cano y Jorge Enrique Pulido. Penosamente otros colegas prefirieron el dinero a las balas y se volvieron mensajeros de los capos de la droga.
Esos años trágicos atrajeron a decenas de corresponsales de diversos países. Fundamos la Asociación de Prensa Extranjera, de la cual fui su presidente durante algunos años. El propósito era organizarnos para protegernos mutuamente y explorar las vías menos riesgosas de llegar a las fuentes del crimen organizado y los grupos alzados en armas.
En momentos en que Pablo Escobar buscaba un acuerdo con el gobierno, recibimos una invitación del cartel de Medellín para una conferencia de prensa en una finca en el Magdalena Medio. Mi decisión fue no aceptarla pues la invitación era con todos los gastos pagos y una suntuosa fiesta para ganar puntos con los periodistas.
También me tocó el mayor escándalo político del siglo XX: el financiamiento de la campaña presidencial de Ernesto Samper por parte del cartel de Cali que afloró en abril de 1995. Fue un periodo de tensión con un final inesperado: la absolución del mandatario en la Cámara de Representantes, mientras sus principales alfiles fueron a la cárcel.
Su comienzo, en El Espectador
–¿Recuerda cómo fue su ingreso a El Espectador?
–Transcurría el año 1959 y comenzaba mi carrera de periodista como redactor de Ultima Hora Caracol. Allí también trabajaba Mike Forero Nogués, el gran maestro del periodismo deportivo, quien simultáneamente era el director de las páginas deportivas de El Espectador que en esa época tenía ediciones matinales y vespertinas. Necesitaban periodistas jóvenes y Mike me invitó a trabajar allí. Fue un periodo breve pero muy interesante y de intenso aprendizaje de la mano de otro grande del periodismo: José Salgar.
–¿Se retiró de Prensa Latina cuando asumió el poder Fidel Castro?
–No. Yo llegué a Prensa Latina en 1960, un año después que de Fidel Castro se tomó el poder en Cuba. Lo que más me interesó del trabajo fue la figura de Gabriel García Márquez, mi jefe en el turno nocturno, quien para entonces figuraba como un promisorio escritor, pero ya era un famoso periodista, autor en El Espectador de las célebres crónicas del naufragio de un barco de la Armada Nacional, que luego se publicó como libro con título de “Relato de un náufrago”. Sin embargo, no conseguí nutrirme de las enseñanzas de Gabo. Su tiempo en la oficina de Prensa Latina en Bogotá lo consumió leyendo y fumando. También fue breve mi paso por la agencia cubana de noticias pues recibí una oferta de Caracol para ser el jefe de redacción de Última hora, el noticiero de la cadena radial.
Antonio Pardo, su gran maestro
–¿Quién lo llevó a Caracol Radio?
–Antonio Pardo García, que fue primer maestro.
–Vivió toda la guerra de Vietnam, recibiendo información de allá. ¿Pensó en escribir un libro sobre esa guerra?
–Es imposible escribir un libro sin haber estado en el teatro de los acontecimientos. Pero esa guerra y otras como la del Golfo Pérsico las seguí con mucho interés, especialmente por los escándalos que desataparon los corresponsales de guerra. En Vietnam y en Irak hubo falsos positivos (asesinatos extrajudiciales), fuego amigo (enfrentamiento entre tropas de un mismo ejército) y daños colaterales, que son las masacres de poblaciones bombardeadas por error o proximidad a los sitios de combate. Eso me sirvió para organizar en la Facultad de Comunicación de La Sabana un curso de corresponsales de guerra que dicté durante cuatro años, con la ayuda de corresponsales de guerra como Marko Álvarez y Ricardo Mazalán, que han cubierto para la AP todos los conflictos bélicos durante 30 años.
Su trabajo desde el télex y el teléfono público
–¿Extraña el télex?
–El ruido de los teletipos y del télex es música para mis oídos. Me acompañó durante unos 30 años durante los cuales leía las noticias que llegaban de todas partes del mundo. Al principio queda uno fascinando viendo maquinas que escriben solas y que hacen sonar campanitas d alerta cuando suceden noticias urgentes. Después vino Internet y desaparecieron estos aparatos que fueron una maravilla de su tiempo. Lo negativo es que me dejaron lesionado el oído izquierdo.
–¿Qué fue lo maravilloso de los años sesenta?
–En la década de los años 60 y hasta los 70 nos acostumbramos a hacer periodismo con las uñas. No había teléfonos celulares ni buscadores de Internet. Los teléfonos públicos eran de gran ayuda. Las monedas estaban siempre en los bolsillos para transmitir la noticia.
Aprendí que sin comunicaciones no hay noticia. Y eso me sirvió en 1972 cuando estuve cubriendo el terremoto que destruyó a Managua. Llegué el día de la Navidad en un avión con ayuda humanitaria. Obtuve valiosos registros de la tragedia, relatos conmovedores, pero las líneas de comunicación estaban cortadas por el impacto del violento sismo. De casualidad vi que una chica de la Cruz Roja tenía un radioteléfono y le dije: por favor déjeme usarlo para dictar la noticia de la tragedia que ha ocurrido aquí. Yo trabajo para la mayor agencia noticiosa del mundo, la información se conocerá de inmediato y la ayuda fluirá con rapidez. Me prestó el teléfono 5 minutos y lo mantuve casi media hora. Así pude transmitir la noticia de la enorme tragedia que había azotado a Nicaragua con más de mil muertos y centenares de heridos. Había más de un centenar de periodistas y ese día no pudieron transmitir la noticia. La mía difundida en todo el mundo logró que la ayuda llegara a manos llenas. Los aviones tenían que esperar turno para aterrizar en el pequeño aeropuerto de Managua.
–¿El Periodismo le cambió su vida?
–El periodismo es una pasión. Recordando tantos hechos trascendentales de los que fui testigo, aunque casi todos trágicos, doy gracias Dios por haberme permitido escribir una buena parte de la historia de Colombia y de algunos países latinoamericanos. Un colega argentino Jorge Covarrubias, gran editor de AP, en una conferencia que dictó a mis alumnos en Universidad de La Sabana, les dijo que se estaban preparando para ejercer un oficio único e interesante con el cual no hay esperanza de hacerse rico porque el periodismo es la forma más divertida de ser pobre. En mi caso personal fui bien remunerado por las empresas a las que serví, pero cuándo el trabajo más que una obligación, es un placer, el dinero se vuelve secundario.
El “lead”, su especialidad
–¿A quiénes admira redactando un buen lead?
–A don Antonio Pardo García.
–¿Cómo se enseña a escribir un buen lead?
–Hay que distinguir en el hecho noticioso lo fundamental y algunos elementos accesorios que sean de impacto y con eso desarrollar la noticia dando respuesta a la mayoría de las preguntas básicas: Que pasó, cuándo pasó, dónde pasó, quien o quienes fueron los protagonistas, cómo sucedieron los hechos y por qué sucedieron. Al final debe ir la fuente o citarse al comienzo del segundo párrafo.
–¿El lead es un el mismo Twitter?
–El Twitter es la manera abreviada de transmitir una noticia en 140 caracteres, pero sin la elegancia del lenguaje que caracteriza un buen lead que no solo debe informar lo sustancial de una gran noticia en tres renglones de tal forma que el lector quede informado de lo que pasó y se interese en continuar leyendo los detalles, sino de escribirlo con la mejor calidad literaria. La gran virtud es que el periodista tiene solo pocos minutos para confirmar la exactitud de la noticia y sus fuentes y revisar la gramática y la ortografía. Algo distinto de los escritores que se pueden gastar días o semanas para redactar un párrafo.
–¿Qué “lead” le hubiera gustado redactar y cuál no?
–Hace unos años visitaba con mi esposa el Palacio de Cecilienhoff, en las afueras de Berlín, en donde se reunieron el 17 de julio de 1945 José Stalin, secretario del Partido Comunista Soviético, Winston Churchill, primer ministro inglés y Harry Truman, presidente de los Estados Unidos para firmar el reparto de Alemania y las condiciones de la rendición de Japón. Recorriendo ese museo con los documentos y mobiliario utilizados por los 3 grandes, me dije: cómo me hubiera gustado estar aquí cubriendo este histórico acontecimiento.
Retrocediendo en el tiempo haber escrito la noticia del fin de la guerra con este lead: “La II guerra mundial, que dejó 50 millones de muertos y a Europa y Japón en ruinas, finalizó hoy con la rendición de Alemania”.
El lead que escribí con pesadumbre fue en la noche del 18 de agosto der 1989 que decía: El líder liberal Luis Carlos Galán, favorito en todas las encuestas para ganar las próximas elecciones presidenciales, fue asesinado esta noche durante un mitin electoral, informó la policía.
–¿Cómo ve la situación actual del Periodismo en Colombia?
–Con preocupación y tristeza. Muchos medios tradicionales han desaparecido, cunde el desempleo y la única ventana de oportunidad está en los medios digitales que sufren la feroz competencia de seudoperiodistas dedicados a difundir noticias falsas.
El contexto y la revisión en la noticia
–¿De qué adolece el periodismo actual?
–Aunque el periodismo está en permanente evolución empujado por la revolución tecnológica, hay unas leyes que siempre habrá que respetar. Sin importar el tipo de periodismo –noticia, crónica, reportaje o entrevista–, el periodista siempre tendrá que poner en escena a los personajes, describirlos, relatar los hechos que los hacen merecedores de una nota periodística y colocarlos en un tiempo y un espacio con una buena dosis de suspenso. Además, presentar el contexto que rodea los hechos de la narrativa que generalmente son la respuesta a una de las preguntas básicas: ¿Por qué? Editar dos o tres veces el texto para corregir errores y mejorar la redacción.
Especialmente en televisión veo reporteros que a veces olvidan explicarle al público porqué sucedieron los hechos o los sitúan al sur de Bogotá, en donde puede haber más de cien barrios con millones de habitantes. La precisión informativa es básica.
Hay también que superar el síndrome de la chiva y profundizar las investigaciones. Una sola fuente no es suficiente. Muchas veces se necesitan tres o más. Se requiere más periodismo de investigación. Los grandes escándalos de corrupción han sido descubiertos por los periodistas. Sin su fiscalización del poder los políticos, funcionarios de poderes públicos y los poderosos quedan con las manos libres para ejecutar toda clase de fechorías.
–¿Cuántos años en el CPB?
–En el CPB soy más bien nuevo, con apenas diez años, cuatro en su junta directiva y otros dos en la Comisión de Ética.
–¿Cuántas veces como Jurado? ¿Qué trabajo ganó cuando fue jurado?
–He estado dos veces como jurado y otras cinco como prejurado. En el premio que se entregó en febrero fui prejurado y una de las diez publicaciones de prensa que recomendé al jurado fue la ganadora.
–¿Qué consejo le da ahora las nuevas generaciones periodísticas?
–Para ser un buen periodista hay que ser una buena persona, decía el maestro polaco Rayzard Capuchisky. Hay que despojarse de odios, rencores o prevenciones. No ser un activista político. Eso nos aproxima a ver con objetividad los hechos y transmitirlos con veracidad. Hay que leer, investigar y estar bien informados.
–¿Cuál ha sido el día más espectacular en su carrera como periodista?
–El 15 de noviembre de 1985 recibí un mensaje de José Domingo Abreu, jefe de la mesa latinoamericana del servicio mundial de AP. En él me felicitaba por el cubrimiento de la tragedia de Armero. La noticia estaba en primera página en muchos diarios y copó amplios espacios en la radio y la televisión del mundo. Dijo que nunca había visto un cubrimiento periodístico de tanto éxito.
Un alumno que luego fue su jefe
–¿A cuántos periodistas ha formado?
–Durante los 10 años que estuve dictando las clases en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Sabana ayudé a formar a unos 900 estudiantes.
–¿Qué alumnos recuerda con especial cariño por su interés en la carrera?
–Hay uno que me sorprendió. Se llama Juan Camilo Hernández. Fue el único se mereció un 5 en el examen final durante la década que estuve de profesor. Lo recomendé para hacer prácticas en la oficina de AP en Bogotá y fue contratado de planta cuando terminó su entrenamiento. Simultáneamente fue nombrado profesor de periodismo en La Sabana. En los dos últimos años en que estuve allí fue mi jefe pues fue nombrado Decano de Periodismo y Comunicación. Es el sueño de todo profesor: que sus alumnos lo superen profesionalmente.
Reporteros Sin Fronteras (RSF) pide una investigación completa e imparcial sobre el ataque con arma de fuego, el 29 de agosto, contra el periodista turco Levent Uysal en la ciudad noroccidental de Balikesir. La organización cree que los investigadores deben considerar si se trata de una represalia por la actividad periodística de la víctima.
Propietario de Yenigün, un periódico local recientemente cerrado, Levent Uysal fue hospitalizado después de recibir un disparo en la pierna a eso de la 1 de la mañana del jueves 29. El ataque lo perpetraron dos motoristas que lo esperaban frente a su casa.
«Estamos extremadamente preocupados por este ataque, el último de una serie de agresiones contra periodistas locales en Turquía», señala Erol Önderoğlu, representante de RSF en Turquía. «Hacemos un llamamiento a la policía para que realice una investigación completa y efectiva que contemple todas las hipótesis, incluida la posibilidad de que se tratase de una represalia relacionada con las actividades periodísticas de Levent Uysal».
La violencia contra los periodistas se ha multiplicado en Turquía tras las elecciones municipales del 31 de marzo de 2019. Con una campaña electoral extremadamente tensa, una decena de periodistas locales han sido víctimas de agresiones entre marzo y junio.
A medida que prosigue el incesante desmantelamiento del Estado de derecho en Turquía, la situación de los medios se ha vuelto cada vez más precaria, especialmente desde el intento de golpe de Estado de julio de 2016. Turquía ocupa el puesto 157, entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2019 de Reporteros Sin Fronteras. Ver también el Informe Anual de la organización.
La compañía retomará el programa de evaluación y permitirá a los usuarios elegir si permiten que trabajadores de la empresa analicen sus audios.
Apple suspendió hace unas semanas su programa de escucha de conversaciones de los usuarios con el asistente inteligente Siri. Adoptó esta medida después de que saliera a la luz que la compañía contaba con trabajadores que revisaban las interacciones de sus usuarios, incluidas las íntimas, en varios idiomas para mejorar el rendimiento del asistente. Ahora afirma haber reflexionado al respecto: “Hemos llegado a la conclusión de que no hemos estado totalmente a la altura de nuestros elevados ideales y pedimos disculpas por ello”. El arrepentimiento viene acompañado de algunos cambios en el programa de evaluación, que será retomado en otoño, “cuando las actualizaciones de softwareestén disponibles para los usuarios”.
“Sabemos que los clientes han tenido dudas debido a noticias recientes sobre personas que escuchaban las grabaciones de audio de Siri como parte de nuestro proceso de evaluación de la calidad de Siri”, explica Apple en un comunicado. Hasta ahora la compañía de Cupertino, que lleva por bandera el derecho a la privacidad de sus clientes, no ha sido totalmente transparente a la hora de explicar a los usuarios cómo se utilizan los audios que graba el asistente.
De hecho, Apple tardó cerca de tres meses en reconocer a EL PAÍS que contrataba a estos transcriptores. Lo hizo cuando este periódico reveló que la compañía contaba con empleados en España que escuchaban conversaciones privadas de los usuarios en varios idiomas, entre ellos el francés y el alemán.
Ahora ha decidido hacer algunos cambios en Siri tras realizar “una profunda revisión” de sus prácticas y políticas. La compañía asegura que ya no conservará por defecto grabaciones de audio de las interacciones con Siri y que seguirá usando transcripciones generadas por ordenador para ayudar a mejorar al asistente.
Apple tardó cerca de tres meses en reconocer a EL PAÍS que contrataba a estos transcriptores. Lo hizo cuando este periódico reveló que la compañía contaba con empleados en España que escuchaban conversaciones privadas de los usuarios
Además, a partir de ahora los usuarios podrán escoger si permiten que sus audios se incluyan en estos proyectos: “Esperamos que muchas personas elijan contribuir a la mejora de Siri sabiendo que Apple respeta sus datos y cuenta con estrictos controles de privacidad”. Y quienes decidan participar en el programa, según la compañía, “podrán retirarse en cualquier momento”. El gigante tecnológico sostiene que si un usuario decide activar la opción de ayudar a mejorar Siri, solo empleados de Apple podrán escuchar las muestras de audio de las interacciones.
Otro de los aspectos que más polémica han suscitado en los últimos meses es la activación de los asistentes de voz por error. En varias ocasiones estos dispositivos comienzan a grabar sin que el usuario haya mencionado el comando necesario. De hecho, entre los audios que llegaban a los transcriptores que trabajaban para Apple no había solo meras búsquedas. Llegaban a oír charlas íntimas. “He llegado a escuchar hasta dos veces a personas teniendo sexo. A veces, comienza la grabación por accidente y no se dan cuenta”, recordaban los exempleados. De ahora en adelante la compañía explica que su equipo “borrará toda grabación en la que se determine que no había intención de activar Siri”.
Mejorar el sistema
Cuando se reveló que Apple tenía a personas escuchando conversaciones con el asistente, la compañía explicó que estos programas tenían como objetivo la mejora del sistema. Apple insiste en que Siri ha sido diseñado “para proteger la privacidad del usuario desde el principio”: “Nuestra prioridad es hacer que el máximo de tareas se realicen en el propio dispositivo, minimizando la cantidad de datos que recogemos”.
Antes de suspender el programa de evaluación, la compañía afirma que revisaba menos del 0,2% de las conversaciones que los usuarios mantenían con el asistente y sus transcripciones generadas por ordenador para medir hasta qué punto Siri respondía correctamente y para mejorar su fiabilidad. “Por ejemplo, ¿era la intención del usuario activar Siri? ¿Entendió Siri la petición correctamente? ¿Y la respondió de forma adecuada?”, cuestiona en el comunicado.
Además, añade que utiliza la menor cantidad de datos posible para ofrecer un resultado preciso: “Por ejemplo, al preguntar sobre un evento deportivo, Siri utiliza la ubicación general para ofrecer resultados adecuados. Y al preguntar por el supermercado más cercano utiliza datos de ubicación más específicos”. Sin embargo, asegura que al almacenar datos de Siri en sus servidores, no los usa para crear un perfil de marketing y no se los vende a nadie.
Según contaron extrabajadores con años de experiencia para la firma de Cupertino a este periódico, incluso tenían acceso en determinados proyectos a datos como la localización del usuario en el momento de la grabación, las aplicaciones que tenía en el dispositivo e incluso podían ver la agenda de contactos (los nombres, no los números).
Los datos recopilados, según sostiene Apple, no son vinculados a la identidad del usuario mediante su ID de Apple o número de teléfono. Para ello, asegura usar un identificador aleatorio —una larga cadena de letras y números asociada a un solo dispositivo— para hacer un seguimiento de los datos mientras se procesan. Y después de seis meses, “los datos del dispositivo se desvinculan incluso del identificador aleatorio”. Cualquier usuario puede consultar a qué datos accede Siri pulsando en “Siri y Buscar” dentro de los ajustes del dispositivo y después entrando en “Acerca de ‘Consultar a Siri’ y la Privacidad”.
Mucho se ha investigado sobre los efectos de dormir bien en el bienestar de las personas: desde cuántas horas se necesita conciliar el sueño para recuperarse del día, hasta las consecuencias físicas de no hacerlo, además de cómo afecta el consumo de determinados alimentos a la hora de dormir.
Ahora, las líneas de investigación más recientes sugieren que dormir bien es igual de importante, en términos de beneficios para la salud, a mantener una alimentación adecuada y equilibrada, y a practicar ejercicio regularmente.
La última en resaltar esta correlación es el Grupo Español del Sueño, en el que participan una veintena de sociedades científicas y colectivos sociales de España, que hizo un llamado sobre la necesidad de aplicar nuevas estrategias enfocadas a concienciar a la población sobre la relevancia de contar con hábitos de sueño saludables, como se hace con las otras dos variables. Esto, con el fin de incrementar la calidad de vida y prevenir el desarrollo de determinadas enfermedades, entre otras, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes, la obesidad e hipertensión.
“Los trastornos del sueño tienen una alta prevalencia y morbilidad, sin embargo, a pesar de la elevada demanda de atención a estas enfermedades, no han surgido nuevas estrategias para su tratamiento. Se debe tomar una nueva consideración del sueño en un sentido global de enfermedad y salud”, concluyen.
Descansar bien es fundamental para numerosos procesos vitales y encarar las exigencias del día. A nivel cerebral, es imprescindible para la maduración del cerebro, la consolidación de la memoria, el aprendizaje y los procesamientos neurosensoriales.Es decir, incide directamente en la buena –o mala– salud cerebral, de acuerdo con un informe de la National Academy of Medicine (NAM) en conjunto con la organización sin ánimo de lucro Aarp, ambas en Estados Unidos. La baja calidad del sueño, dice el documento, está también vinculada directamente con el deterioro cognitivo y la aparición del alzhéimer.
Y no solo eso: según un artículo publicado en marzo de este año por el ‘Harvard Health Publishing’, de la escuela de medicina de la prestigiosa universidad estadounidense, los trastornos del sueño pueden contribuir a la aparición de enfermedades psicológicas (además de como consecuencia de estas). “Todavía no hay un entendimiento completo sobre la relación entre dormir y la salud mental, pero las últimas investigaciones en neuroquímica sugieren que la calidad del sueño incide en la resiliencia mental y emocional del cerebro, mientras que los trastornos del sueño fomentan los pensamientos negativos y la vulnerabilidad emocional”, indican.
Para la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos, que centra su trabajo en la comprensión pública del sueño y sus trastornos, dormir bien –aproximadamente entre siete y ocho horas diarias– es también el tercer pilar indispensable del bienestar, junto con una buena alimentación y el ejercicio, aunque no se le está dando la relevancia que merece, señalan. De hecho, cuando dormir mal se vuelve crónico, no solo la salud se resiente, sino que el resto de hábitos saludables que mantenemos también se ven afectados. Por ejemplo, una investigación liderada por la doctora Eve Van Cauter, fundadora del Centro del Sueño, Metabolismo y Salud de la Universidad estadounidense de Chicago, descubrió que las personas que no duermen el tiempo necesario tienen más apetito que las que sí tienen calidad de sueño. Esto se debe a que sus niveles de leptina (la hormona que regula el apetito) se ven alterados, entonces tienden a comer por encima de sus necesidades fisiológicas, con el correspondiente riesgo a padecer sobrepeso u obesidad. “Es la ruta reina hacia la obesidad”, señala Van Cauter.
Para la investigadora y experta en comportamiento Vicki Culpin, quien ha participado en varias ocasiones en el Foro Económico Mundial para hablar sobre el impacto de dormir poco o mal, es importante que los Gobiernos emprendan políticas para frenar la tendencia al alza del número de personas que sufren trastornos de sueño, al mismo nivel que se presentan medidas para reducir la obesidad o para incitar a practicar deporte, y añade que se debe incluir este tema como un problema de salud pública. En Colombia, el 59 por ciento de las personas sufre algún trastorno relacionado con el sueño, y el 45 utiliza medicamentos para lograr conciliarlo, según la Asociación Colombiana de Medicina del Sueño.
La petición de Culpin cobra mayor sentido si se miran las consecuencias económicas que se traducen de la relación entre un sueño deficiente y la productividad de los trabajadores: solo en Estados Unidos, la cifra ascendió a 411.000 millones de dólares en pérdidas en 2016, según el Centro de Control para la Prevención de Enfermedades. Esto es, un 2,28 por ciento del producto interno bruto (PIB).
Las dinámicas de competitividad exacerbadas del mundo laboral en el que vivimos y el uso masivo de pantallas (teléfono, televisión, portátil) también tienen mucho que ver en este incremento de las cifras. De acuerdo con La Fundación Nacional del Sueño gringa, las luces que emiten los dispositivos electrónicos restringen la producción de melanina, la hormona que controla el ritmo circadiano del sueño (dormirse y levantarse). En otras palabras, usar el celular o el portátil antes de irse a dormir –algo que hacen la mayoría de personas– complica la tarea de quedarse dormido.
En cuanto al estrés que padecen muchas personas producto del ambiente laboral en el que se desarrollan como profesionales, combinado con el mal sueño, esto puede triplicar el riesgo de muerte por una enfermedad cardiaca, asegura una investigación publicada en la revista ‘European Journal of Preventive Cardiology’. “Dormir debería ser un momento para relajarse y restaurar los niveles de energía. Si sufrimos de estrés laboral, el sueño es imprescindible para recuperarse”, indica el estudio.
En conclusión, es fundamental empezar a concebir el sueño como una variable determinante si lo que se busca es un bienestar completo. Es la triada definitiva, y sin uno de los tres factores, la ecuación está incompleta.
Los últimos 12 bebés nacidos en el pueblo de Miejsce Odrzanskie han sido niñas, pero la razón se encuentra en la estadística.
Durante las últimas dos semanas, el minúsculo pueblo polaco de Miejsce Odrzanskie se ha convertido en inesperado foco de atención de los medios de comunicación internacionales a raíz de lo que TheNew York Times ha denominado «una extraña anomalía demográfica». Esta consiste en que desde que nació en él el último niño ha pasado casi una década, ya que los últimos 12 bebés han sido todos niñas.
En el artículo se cita una declaración del alcalde de la localidad según la cual hay «interés científico» ‒se supone que por parte de los genetistas‒ en indagar la causa de esta inusual secuencia. El alcalde también habla de algunos consejos manifiestamente nada científicos ofrecidos a la ciudad sobre cómo concebir niños, que van desde cambiar la dieta de las madres a «poner un hacha debajo de la cama de matrimonio».
Sin embargo, la propuesta más prosaica mencionada en el artículo también es con mucho la más probable: que se trate de una pura coincidencia estadística.
¿Cómo es posible tal cosa? Igual que cuando se lanza una moneda al aire, un parto tiene dos resultados esperables por igual. Por lo tanto, la probabilidad de que determinado bebé sea niña es del 50% (½). Asimismo, cabe dar por sentado que cada nacimiento individual se puede considerar independiente del anterior, es decir, que la primera madre tenga una niña no convierte en más ni en menos probable que la segunda vaya a tener también una niña.
En el pueblo se dan algunos consejos nada científicos sobre cómo concebir niños, que van desde cambiar la dieta de las madres a «poner un hacha debajo de la cama de matrimonio»
Así pues, la probabilidad de tener dos niñas seguidas es de ½ x ½ = (½)2 = ¼. En consecuencia, podemos ver que la probabilidad de que en Miejsce Odrzanskie naciesen 12 niñas seguidas era de (½)12 = 1/4.096.
Contemplado de manera aislada, parece extremadamente remoto que esto ocurra. Si le dijesen que hay una probabilidad entre 4.000 de que mañana llueva, lo más seguro es que no se molestase en cargar con un paraguas. Sin embargo, es importante recordar que estas cifras tienen que ver con la pregunta específica que nos ocupa: ¿cuál es la probabilidad de que nazcan 12 niñas consecutivamente en Miejsce Odrzanskie?
Este pueblo polaco no tiene nada de especial. Si lo mismo hubiese sucedido en un pueblo de Lituania o de Hungría, la noticia habría seguido teniendo alcance internacional. También habría merecido la misma atención de los medios si, en vez de niñas, se hubiese tratado de 12 niños seguidos.
Si cambiamos la pregunta por la de cuál es la probabilidad de que los últimos 12 bebés nacidos en un pueblo de algún lugar del mundo sean todos del mismo sexo, nos encontramos ante una historia totalmente diferente. GeoNames es una base de datos en Internet que contiene detalles de todas las poblaciones del mundo de más de 500 habitantes, e indica que solamente existen menos de 200.000 núcleos de este tamaño en el planeta.
Basándonos en esto, en realidad cabría esperar que en la Tierra hubiese alrededor de 50 núcleos de población en los que naciesen 12 niñas seguidas (1/4.096×200.000), y otros 50 con 12 niños seguidos. Así pues, aunque a los habitantes de Miejsce Odrzanskie esta serie de niñas les parezca un acontecimiento único y extraño, de hecho es probable que haya más o menos otras 99 localidades en las que en este preciso momento esté sucediendo algo parecido.
La causa de que el caso polaco haya atraído tanta atención tiene que ver en parte con la escala temporal en cuestión. Miejsce Odrzanskie es un pueblo muy pequeño, de tan solo 272 habitantes, con una tasa de natalidad no muy superior a un bebé al año. Esto significa que la serie de 12 niñas se prolonga a lo largo de más de una década, que es lo que despertado tanta curiosidad.
En comparación, en 2017 nacieron en Glasgow 6.852 bebés, lo cual corresponde a alrededor de 19 al día. Si en esta ciudad hubiesen nacido 12 niñas seguidas, es poco probable que alguien lo hubiese advertido, ya que el mismo día habrían nacido también varios niños, de la misma manera que el día anterior y el siguiente.
Paradojas y espejismos
Todo ello forma parte de lo que el eminente matemático (y mago) Persi Diaconis denomina «la paradoja de la hoja de hierba». Supongamos que entran en un campo y arrancan una hoja de hierba del suelo. Hay millones de hojas que podrían haber cogido. Con independencia de cuál arrancasen, la probabilidad de que cogiesen esa en particular era de uno entre varios millones. Todos los resultados posibles son extremadamente improbables, pero uno de ellos tiene que suceder.
Aunque a los habitantes de Miejsce Odrzanskie esta serie de niñas les parezca un acontecimiento único y extraño, de hecho es probable que haya más o menos otras 99 localidades en las que en este preciso momento esté sucediendo algo parecido
La idea es similar en lo que respecta a la Lotería Nacional del Reino Unido. Los seis números de su boleto tienen más o menos una probabilidad entre 45 millones de resultar premiados, pero, como es lógico, lo mismo se puede decir de cualesquiera que sean los seis números que, efectivamente, se extraigan del bombo.
Como es bien sabido, a los seres humanos se nos da fatal el identificar y comprender la aleatoriedad, principalmente porque nuestro cerebro funciona a partir de la noción del reconocimiento de patrones. Esta disposición mental a ver patrones en los datos aleatorios recibe diversos nombres. A menudo se la conoce como el espejismo de las agrupaciones (clustering illusion) o la falacia de la mano caliente.
Si volvemos a los bebés polacos, la secuencia exacta GGBBGBGBBGBB (G para girl: niña, y B para boy: niño) también tiene una probabilidad de 1/4.096 de producirse. La causa es que es el resultado de 12 sucesos aleatorios consecutivos, cada uno de ellos con una probabilidad de ½, ni más ni menos la misma que la secuencia GGGGGGGGGGGG. Sin embargo, si la primera hubiese ocurrido en Miejsce Odrzanskie a lo largo de la última década, nadie le hubiese prestado la más mínima atención porque parece más «normal».
Explicar esta clase de paradojas de la probabilidad es la razón fundamental de que existamos los estadísticos. En vez de responder a la pregunta de cuáles son las probabilidades de que tal cosa ocurra, consideramos el problema contrario: tal cosa ha sucedido. ¿Cuáles son las probabilidades de que haya que atribuirlo a la aleatoriedad?
Pensar en el mundo de esta manera nos ayuda a darnos cuenta de que muchos sucesos que parecen improbables, como las 12 niñas seguidas de Miejsce Odrzanskie, en realidad son totalmente normales y, de hecho, esperables.
Por la calle, en el transporte público, en el gimnasio, en la playa… Da igual donde estés y donde mires: siempre verás alguien escuchando música con unos auriculares inalámbricos. Y aunque los más ‘famosos’ son los Airpods de Apple, no son la única opción ni mucho menos. De hecho, muchos fabricantes lo están haciendo muy bien para plantarles cara. Sony es un ejemplo. Acaba de poner a la venta los WF-1000XM3 que, además de un diseño cuidadísimo y una calidad de sonido a la altura de lo que se espera de un producto de gama alta (cuestan 250 euros), cuentan con una característica que casi no se ve en modelos de este tamaño: un sistema de cancelación de ruido activo.
En distintos niveles
De esta manera, consiguen reducir sustancialmente los sonidos no deseados cuando estamos escuchando música y al realizar llamadas en formato manos libres. Su diseño intraaural ayuda. Pero el protagonismo es de una tecnología que funciona del mismo modo que en los modelos ‘más grandes’: un par de micrófonos situados en cada uno de los auriculares registran el ruido del entorno (el tráfico, las conversaciones…), lo analizan y crean una onda de sonido invertida que lo compensa, haciendo que prácticamente se elimine.
Esta capacidad también puede regularse en función de la situación: por ejemplo, como no es recomendable activarla mientras se anda por la calle, bastaría con dar un toque sobre la superficie táctil del auricular izquierdo para desactivarla.
No es la única opción para controlarla. Aquí entra en escena una aplicación instalada en el móvil que, además de añadir opciones de ecualización o mostrar el nivel de carga de cada uno de los auriculares (pero no de su funda de transporte…), contempla la posibilidad de ajustar la intensidad de la cancelación del ruido entre 20 niveles diferentes. Nuestra elección ha sido activar la opción de detección automática, que lo va regulando sin que tengamos que tocar nada.
Los Sony WF-1000XM3 tienen un par de características más en las que merece la pena detenerse. La primera de ellas es que ambos auriculares se conectan por Bluetooth al dispositivo móvil. Destacamos esta prestación porque lo habitual es que lo haga solo el auricular derecho y que éste, a su vez, sea el que envíe la señal al izquierdo. Con este sistema, la conexión es más estable, también se reduce la latencia e, incluso, se mejora la autonomía.
Precisamente este es el otro aspecto a destacar. En concreto, ofrecen hasta seis horas de reproducción con la cancelación de ruido activa y ocho sin ella, según la firma; cifras que se aproximan mucho a la realidad, consiguiendo así una de las mejores autonomías del mercado. Este dato aumenta hasta las 24 horas cuando se emplea la funda de transporte, con capacidad para dos cargas adicionales completas. Un detalle más: cuentan con carga rápida, por lo que 10 minutos enchufados se transforman en 90 de reproducción. Falta, eso sí, la posibilidad de hacerlo inalámbricamente; la otra característica que echamos en falta es la resistencia al agua y al sudor.
A través del hueso
La propuesta de la firma AfterShokz con sus Aeropex (169,99 euros), por otro lado, se basa en el uso de un sistema diferente para transmitir el sonido: la tecnología de conducción ósea. Así, se colocan en los pómulos en lugar de en las orejas y generan pequeñas vibraciones que se propagan por el cráneo sin pasar por los tímpanos.
Cuando los utilizas por primera vez la sensación es extraña: es similar a la de escuchar música con unos altavoces, con la excepción de que nadie a tu alrededor oye nada. Además, este sistema deja los oídos libres, permitiendo que se perciba muy bien el entorno y que no sea necesario quitárselos para mantener una conversación. La calidad del audio no está mal: bajos y medios suenan razonablemente profundos, aunque la riqueza general no es comparable a la que se obtiene con unos auriculares tradicionales.
Su diseño, inalámbrico y con una banda que se coloca en la zona trasera del cuello, resulta muy cómodo. A ello ayuda un acabado engomado, un cuerpo ligero y que no haya que situar nada en las orejas. Eso, además, hace que sean una alternativa bastante interesante para todas aquellas personas que se sienten incómodas cuando usan los modelos clásicos durante mucho tiempo y, por supuesto, en la práctica deportiva. Y es que cuentan con certificación IP67, que garantiza su resistencia al agua y al sudor.
En su oficina de comunicaciones de Cafam no caben más premios, condecoraciones, diplomas, medallas, ni títulos. Los hay grandes, pequeños, con o sin banderas, en cajas o encima de un atril. Estos los del Estado, de entidades privadas o un grato recuerdo de algún oyente. Son parte de los reconocimientos que ha recibido Fernando Barrero Chaves y que guarda con especial cariño.
Es un todoterreno en el periodismo: reportero, redactor, editor, productor, director y profesor. Quizá no exista en Colombia otro comunicador que tenga en su currículum una amplia hoja de vida que vaya desde cortador de cables, titulador, entrevistador, moderador de programas radiales y de televisión, jefe de prensa de Palacio –con el presidente Betancur- decano de facultades de Periodismo, socio y presidente del CPB, hasta creador de los Premios de La Noche de los Mejores.
Su voz de “Monitor” -su programa dominical en Caracol Radio- sigue intacta. Uno de sus programas radiales más recordado por la gente en distintas partes del país.
Cuando el tiempo se lo permita -asegura- comenzará a escribir sus memorias. Por ahora, con sus conversaciones es centro de atención por las múltiples anécdotas y situaciones periodísticas.
Como para empezar
Se necesitarían muchas cuartillas para resumir su vida profesional. Pero para ser breves digamos que inició su carrera profesional en La República, luego pasó a El Tiempo, más tarde a la Presidencia de la República y de ahí a la dirección de la Televisión en Colombia. También ha estado en la diplomacia, acreditado en España.
Ha sido Decano por 18 años en las Facultades de Periodismo y Ciencias de la Comunicación de las Universidades Central y Los Libertadores. Docente en las universidades de Antioquia, Central, Externado de Colombia, Impahu, Javeriana. Par académico del Ministerio de Educación Nacional y del ICFES.
Gerente de TV Cine. Vicepresidente de Producción de Caracol Radio. Gerente de CTP Televisión. Coordinador de los Canales Uno y A de Inravisión. Director de los programas periodísticos Monitor Radio, Monitor TV, Frente a los Hechos, La Verdad y Punto, Fuerza Pública y Detrás de las Noticias. Director del Noticiero Telepaís. Actualmente, director presentador de Nuestros Héroes, programa del Ministerio de Defensa y director de Comunicaciones de Cafam.
Todo por una titulación
No pensaba ser periodista. Trabajaba eso sí en La República. Era mesero en el restaurante que tenían en el diario sus padres, doña Josefina y don Ernesto. En esos años sólo pensaba en su equipo del alma Millonarios y recorría con pasión las calles céntricas de Bogotá de la mitad del decenio de los sesenta.
Se enteraba de las noticias del presidente Guillermo León Valencia leyendo de primera mano las páginas del periódico conservador.
Un día don Mario Ortiz de la Roche cortó un pliego del Teletipo, se le acercó y le dijo: “Titule una de estas dos notas”.
Asombrado sólo alcanzó a decir: “Yo no sé titular, nunca lo he hecho”.
El experimentado periodista y ejecutivo le respondió: “aprenda”.
Aceptó el reto y minutos después se le acercó tímidamente a Ortiz de la Roche, quien después de leerlas le dijo: “Vea joven, lo felicito”.
Era el 10 de septiembre de 1965 cuando lo contrataron como un mensajero reportero, que era esa persona encargada de recoger la información y llevarla al periodista. Comenzó una labor en la que pasaba por las Comisarías de Policía donde le daban las informaciones judiciales del momento. En un dos por tres aprendió el recorrido y aunque los policías lo veían como muy joven le proporcionaban todos los datos.
Meses después estaba en otras secciones del periódico y le gustaron las notas económicas. “Ya desde ese momento el ingeniero Rodrigo Ospina Hernández planeaba convertir a La República en un diario económico”, recuerda ahora.
“Llevaba 10 años allí cuando me llamaron de El Tiempo y le conté a mi jefe el ofrecimiento que me hacían. ¿Y qué espera?, pues váyase, aquí no tiene dónde ascender y tranquilo me fui para la Jiménez”, cuenta.
Rodeado de los Santos
Era el 15 de febrero de 1975 cuando arribó al diario de los Santos.
“La competencia noticiosa era con El Espectador y teníamos cierta rivalidad con este diario. Todos los días mirábamos quién había chiviado a quien. Pero un día jugamos un partido de fútbol entre los dos periódicos y Javier Ayala –redactor del diario de los Cano- se fracturó la tibia y el peroné. Yo lo llevé al hospital y desde ese momento nos convertimos en grandes amigos”, recuerda ahora.
“Mi primera noticia en El Tiempo fue con una entrevista al director de Planeación, Miguel Urrutia Montoya, quien comentó que se aumentaba el pronóstico de crecimiento económico. Resultó muy buena la nota y salió en primera página. Yo la firmé, pero el jefe de redacción, me quitó el nombre. “Eso se lo tiene que ganar”, me dijo Carlos Villar Borda, quien era el mandamás en ese momento en el periódico.
“Una de las fuentes que visitaba a menudo era Anif y allí conocí al presidente Belisario Betancur. Cuando salió electo, en 1982, me llamó para que fuera su jefe de prensa”, recuerda.
Por ese tiempo también ya era socio del Círculo de Periodistas de Bogotá y miembro de la junta directiva. Cuando fue presidente, con otros colegas, creó y realizó El Premio de Periodismo CPB, conocido como La Noche de los Mejores, reconocimientos que hoy son considerados patrimonio del periodismo colombiano.
Un cambio de vida
“Llegar a la jefatura de prensa de Palacio de Nariño me cambió la vida. En El Tiempo ganaba 89.500 pesos mensuales y pasé a ganar 147 mil. Tenía chofer, secretaria, pero lo difícil de acomodar era que, de recibir noticias, pasaba a entregarlas. Los primeros días no entendía cómo era el asunto, pero luego comprendí que esa labor la tenía que hacer un periodista”, recuerda ahora.
En mayo de 1984 el presidente Belisario Betancur me pidió que pasara a la dirección de Inravisión. En ese momento el Instituto era el encargado de la Radiodifusora Nacional, y también debía organizar las licitaciones de los espacios de los canales de televisión existentes.
El miércoles 6 de noviembre de 1985 el M-19 se tomó a sangre y fuego el Palacio de Justicia. “Fue un día de incertidumbre, conmoción y, desde luego, mucha tensión por parte del gobierno y de todos los que estábamos en comunicaciones. Recuerdo que me llamaron para ver si teníamos unos “wokitokis” para tener comunicación con los guerrilleros. Yo averigüé en almacén y me dijeron que sólo había tres pares. Los llevé a Palacio y allí los enviaron al centro de los acontecimientos. Lo cierto es que, en medio de las balas, los aparatos los arrojaron dentro del sitio de la toma y los asaltantes nunca los recogieron. Total, se perdieron”.
“Cuando me retiré de Inravisión, me pidieron un Paz y Salvo. Allí salieron a relucir los aparatos, porque yo había firmado la orden de salida. Como no pude dar una explicación concreta y, además, porque los guerrilleros no me firmaron un papel de recibido ni sello, me descontaron 99 mil pesos”, cuenta ahora de manera anecdótica.
Un paso a Monitor
“Aún pensábamos en esos fatídicos hechos del Palacio de Justicia cuando vino lo de Armero. Dios mío. Más de veinticinco mil muertos. ¡Qué angustia! Hubo decenas de reuniones. Planes de contingencia. ¿Qué hacer? ¿Cómo se le informaba al mundo? No se dormía. Fueron momentos muy duros para el gobierno, para el país y para los familiares de las víctimas”, recuerda ahora.
Una vez terminado el gobierno del presidente Betancur, Fernando tenía varias posibilidades de trabajo, pero le convenció más la llamada que le hizo Yamid Amat para que integrara el equipo de 6 AM. “Pensé que serían unos meses y resultó siendo un trabajo de 17 años con Caracol”.
“Un día me llamaron de la gerencia para pedirme que hiciera el programa Monitor por cuatro semanitas, mientras buscaban quien lo hacía. Yo les dije que sí, con esa condición. La tarea duró 10 años”, cuenta mientras suelta una de sus características risas.
La peor noticia
Un fatídico día. En septiembre del 2004 recibió la peor noticia de su existencia. En una emboscada en Tierra Alta, Córdoba, un francotirador de las FARC le quitó la vida a su hijo teniente del Ejército Daniel Alejandro Barrero. Sus palabras de despedida fueron publicadas por El Tiempo:
“Dejas un legado de virtudes, de principios éticos y morales, de cualidades militares y humanas, de gran hijo, gran hermano, gran primo, en suma, gran hombre. Viviste y moriste en lo que te fascinaba. No sabes el dolor que tenemos, pero al mismo tiempo el orgullo que sentimos. Aun así, tu vacío es inmenso y nunca será llenado por nada ni por nadie. Tu madre Amparo, tus hermanos Luis Fernando y María Angélica te decimos: Gracias por haber sido nuestro”, escribió ese día despidiendo a quien tantas dichas le dio.
Frente a comunicaciones de Cafam
“Cuando era presidente del CPB recibí un premio Simón Bolívar. Yo dije, esto no puede seguir así y les propuse en la junta organizar los Premios de Periodismo, con La Noche de los Mejores. Entre todos aportamos ideas y quedó como un Premio a la Prensa, otro a la Radio, uno a Televisión, Tesis de Grado y alguien dijo, ¿por qué no también caricatura? Y se instituyó este, además”, dice.
Son 48 años como socio del CPB, en los que ha sido alma y nervio de la institución. Son años en la profesión. “Creo que el periodismo ahora tiene nuevos retos, combatir las “fake news”, se debe educar a las personas sobre el manejo de las redes sociales, es necesario hacer más énfasis en la formación ética de los periodistas y luchar por la credibilidad de la información.