Crculo de Periodistas de Bogot
Lo que viene tras la refrendación de la paz en el Congreso
Foto: Mauricio León / EL TIEMPO

Senado y Cámara aprobaron por unanimidad el nuevo acuerdo. Santos dijo que este 30 de diciembre, la totalidad de las Farc estará ya en las zonas veredales.

Este jueves es el día D. En cinco días debe comenzar el traslado de guerrilleros.

Por:  POLÍTICA | 

El fin de la confrontación armada entre el Estado y las Farc retomó su curso.

Tras el contundente respaldo político del Congreso de la República y de la gran mayoría de los partidos políticos que refrendaron el nuevo acuerdo con las Farc, el presidente Juan Manuel Santos informó este miércoles que“antes de finalizar este año, el 30 de diciembre, deben estar todos, todos los miembros” de este grupo en las zonas de transición, un paso previo para la dejación absoluta de las armas

El martes pasado, el Senado en pleno, con 75 votos contra 0, dio el primer ‘sí’a la refrendación, y en la noche de este miércoles la Cámara de Representantes, con 130 a favor y 0 en contra, hizo lo propio.

El hecho de que el nuevo acuerdo alcanzado con las Farc no haya tenía ni un solo voto en contra en el Congreso significa un blindaje político con muy pocos precedentes en la historia reciente del país.

En la noche de este miércoles, antes de las 9 de la noche, el pleno de la Cámara refrendó el acuerdo, con lo que le terminó de dar el aval político que este pacto necesitaba. (También: La conmovedora intervención de una víctima de Bojayá en el Senado)

La decisión del Congreso, esta semana, permitió retomar el curso del proceso que había quedado en un horizonte gris, tras el plebiscito del pasado 2 de octubre, en el que los colombianos negaron la refrendación popular del acuerdo de paz.

Todos los partidos políticos, con excepción del Centro Democrático, apoyaron este mecanismo de aprobación, un hecho que fue celebrado por el jefe del Estado y que incluso lo llevó a fijar un calendario que ya empezó a correr: «Este jueves comienza el día D. ¿Y eso qué quiere decir? Que en 5 días comienza el traslado de todos los miembros de las Farc a las zonas veredales de transición”, dijo.

La situación pone fin a casi dos meses de incertidumbre para cerca de 6.000 guerrilleros que estaban en puntos de preconcentración.

Mientras tanto, en la capital del país, por un lado, los miembros del secretariado recorrían los medios de comunicación, para ratificar su intención de no volver a la guerra y, por el otro, el Gobierno se jugaba su suerte en el Congreso. (Además: Centro Democrático no votará refrendación del acuerdo de paz)

El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo; el jefe del equipo negociador, Humberto de la Calle Lombana, y el alto comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, hicieron una vehemente defensa del nuevo acuerdo de paz.

De la Calle explicó que después de las largas jornadas de trabajo con los líderes del ‘No’ y con las Farc “se incorporó el mayor número posible de cambios, 57 de los 60 propuestos”.

Santos, por su parte, les dijo personalmente a los integrantes de las Fuerzas Armadas que la salida negociada se logró por su sacrificio y valor a toda prueba.

También detalló la llegada del día D, que marca un punto de inflexión en la incorporación de los rebeldes a la vida civil. (Lea también: Veeduría ciudadana muestra quiénes refrendaron acuerdo de paz)

Santos dijo que “el día D más 30, más 60, más 90, hasta el 150” se desarrollará el proceso de desarme. Destacó que en el día D más 150, todas las armas de las Farc deben estar en poder de la ONU.

El Ministerio de Defensa confirmó ayer que ya tiene todo listo para el proceso de desmovilización del grupo guerrillero. Dispondrán de 12.000 uniformados para brindar seguridad “a los corredores de movilidad y a las 27 zonas verdales de transición”.

POLÍTICA

La tragedia del Chapecoense también enluta al periodismo

Douglas Dorneles, periodista que falleció tras el accidente del avión que transportaba al plantel de Chapecoense. / @dbdorneles

De acuerdo con informes preliminares, 21 periodistas que acompañaban a la delegación del Chapecoense de Brasil fallecieron en el accidente aéreo que se presentó en el departamento de Antioquia el lunes en la noche.

Los comunicadores viajaban en el vuelo chárter que transportaba al club brasileño hacia Medellín, en donde estaba previsto para el miércoles el partidoé de ida de la final de la Copa Sudamericana, frente a Atlético Nacional.

Entre las víctimas está el exfutbolista Mario Sergio, quien fue campeón de la Copa Libertadores de América en 1983 y jugó en la selección verdeamarilla. Mario Sergio era comentarista de la cadena Fox Sports Brasil.

Lista de periodistas fallecidos:

Victorino Chermont, Fox
Rodrigo Santana Gonçalves, Fox
Devair Paschoalon, Fox
Lilacio Pereira Jr., Fox
Paulo Clement, Fox
Mario Sergio, Fox
Guilherme Marques, Globo
Ari de Araújo Jr., Globo
Guilherme Laars, Globo
Giovane Klein Victória, RBS
Bruno Mauri da Silva, RBS
Djalma Araújo Neto, RBS
André Podiacki, RBS
Laion Espíndola, Globo Esporte
Renan Agnolin
Fernando Schardong
Edson Ebeliny
Gelson Galiotto
Douglas Dorneles
Jacir Biavatti
Ivan Agnoletto

Tomado de: El Espectador.com

 

La historia que nunca nos contaron, capítulo 3: Un muerto con dos cuerpos.

¿Si la bomba fue puesta en el avión por un suicida engañado por el Cartel de Medellín, por qué nunca apareció su cadáver entre las víctimas? En una investigación sobre accidentes aéreos una prioridad es la identificación de las víctimas. En el caso del vuelo 203 de Avianca, 27 años después nadie tiene clara la lista.

A principios de 2016, la Fiscalía Octava de Derechos Humanos en Bogotá, donde reposa el expediente de la explosión del avión de Avianca, recibió una tardía declaración. Elizabeth Ballén, esposa de Jaime Alejandro Vanegas, un exitoso empresario bogotano que murió el 27 de noviembre de 1989, se acercó a los investigadores para revelar un secreto que guardó durante 26 años. Por equivocación del Instituto de Medicina Legal sepultó dos veces a su marido. Sólo uno era el verdadero. El otro cadáver nadie lo reclamó.

 

Elizabeth tenía 28 años cuando el avión HK 1803, que viajaba desde la capital colombiana a Cali, estalló en pedazos sobre el municipio de Soacha. La noticia la recibió cuando salía de su apartamento en el barrio Modelia en Bogotá, donde vivía con su hijo de cinco años. Su padre la llamó a contarle que su esposo era una de las víctimas. Llevaban 12 años juntos, seis de novios y seis de casados. Él trabajaba en la empresa Gillette, fabricante de productos de aseo. Ella aún no se había graduado como ingeniera de sistemas.

 

Horas después de que Elizabeth Ballén se enteró de la noticia, los cuerpos de las víctimas empezaron a llegar a Medicina Legal. Los trasladaron en volquetas desde el cerro Canoas hasta la sede principal de esa entidad, en el centro bogotano. Llegaron en bolsas plásticas. La mayoría amputados y con huesos rotos. Muchos con el cráneo destrozado. Otros eviscerados por la presión de los cinturones de seguridad. Algunos con quemaduras. La falta de cuidado a la hora de marcar cada bolsa provocó una mezcla de etiquetas y cuerpos, de tal forma que a los patólogos, odontólogos y dactiloscopistas no les quedó otra opción que empezar de cero. En esa época no existían pruebas de ADN y la medicina forense apenas se modernizaba en el país.

 

Elizabeth prefirió esperar al día siguiente para reclamar el cuerpo de su esposo. “Por esta ventanilla se informa lo relacionado con el siniestro aéreo”, leyó en un cartel improvisado y pegado sobre un muro de ladrillo del Instituto, en torno al cual se aglutinaron decenas de personas ansiosas. Dos familiares que la acompañaron entraron a recibir el cuerpo. Ella alcanzó a ver bolsas desperdigadas en un parqueadero y funcionarios tratando de separar los cadáveres mutilados. Primero sintió rabia, luego alivio cuando le confirmaron que habían identificado a Jaime Alejandro Vanegas. Se lo entregaron en un ataúd sellado. La inhumación fue en el cementerio Jardines del Recuerdo, y al noveno día le dedicó una misa.

 

A los pocos días de la ceremonia recibió otra llamada de Medicina Legal. Elizabeth, le dijeron, tenemos a su esposo. “Esta vez fui llena de preguntas, pero lo identifiqué al instante. Especialmente por su pelo. Era crespo, chuto. No tenía duda. Así que tuve que enterrarlo otra vez”, recuerda.

¿Y el otro cuerpo? “Aún está en el cementerio”, responde. El miedo la obligó a guardar silencio durante 26 años. “No sabía a dónde denunciar ni a quién buscar para entregárselo. Ahora habrá que exhumarlo y hacer pruebas de ADN para saber quién era”.

 

El nombre de Jaime Alejandro Vanegas apareció en todas las listas de fallecidos que publicaron los principales periódicos al día siguiente de la explosión. La de El Espectador, El Tiempo y El País, de Cali, coincidieron en el número de víctimas: 107. Seis personas de la tripulación y 101 pasajeros. Sin embargo, no eran iguales. Es probable que periodistas de uno u otro periódico las recibieran de fuentes distintas, o quizá, en medio del ajetreo de las salas de redacción, que cometieran errores en la transcripción de los nombres. El acertijo de las víctimas apenas comenzaba. Ni siquiera tres décadas después la Fiscalía posee un listado definitivo.

 

Aquellos días posteriores a la explosión del HK 1803 reinó la confusión. Personas furiosas llamaron a los medios de comunicación porque leyeron o escucharon sus nombres en las listas divulgadas. Ahí estaban, vivos, para demostrar los errores. Semanas después, Avianca y la Aeronáutica Civil despejaron las dudas con un listado final de 107 nombres. En este reporte oficial se filtraron errores. Incluyeron a Jaime Ordóñez, Eduardo Solarte, Diego Sánchez y Jorge García, quienes jamás subieron al avión. Y omitieron a Hernando González Luna, identificado por Medicina Legal, y a Germán Díaz Espitia, por los medios.

De Julio Santodomingo, quien se supone compró los tiquetes y a última hora no abordó el avión, no existe rastro alguno. Es un fantasma con el mismo nombre del entonces dueño de la compañía

Memorias de un patólogo

 El Instituto de Medicina Legal sigue ocupando el mismo viejo edificio de ladrillo al que llevaron en volquetas los cuerpos de la explosión del avión en 1989. Desde esa fecha, aproximadamente 600.000 expedientes de muertes violentas en Colombia se han sumado a los registros de patología. Es un lugar lúgubre, inseguro, ubicado a escasas cuadras del Bronx, hasta hace poco el mayor expendio de drogas de Bogotá. En una oficina del quinto piso, con viejos libros de medicina en los estantes, se encuentra el lugar de trabajo del patólogo Pedro Emilio Morales Martínez. Un testigo de aquel episodio.

 

Cuando explotó el avión de Avianca, Morales terminaba una especialización en patología y había conseguido un cupo en el Instituto. Ahora es el subdirector de Servicios Forenses. En este lapso se casó tres veces y tuvo seis hijos. Vio pasar por la morgue cuerpos de políticos traicionados, guerrilleros legendarios, niñas violadas, actrices suicidas o muertos sin nombre.

 

La imagen de las volquetas descargando cadáveres frente a la puerta de Medicina Legal permanece nítida en su memoria. Muertos en bolsas negras. La confusión en las etiquetas. Las largas jornadas de trabajo. En aquella época, la estrategia de identificación se reducía a cartas dentales, huellas dactilares y elementos asociados. “Recuerdo a un señor de vestido gris y dentro de su vestido una relojera y un rosario, de los chiquitos, de los de anillo. Le preguntamos a una señora qué objetos tenía su esposo y ella respondió que él rezaba todo el tiempo”.

 

En 1994, el patólogo Pedro Morales fue invitado a testificar en el juicio contra Dandenis Muñoz Mosquera en Estados Unidos. Ante la justicia norteamericana, habló sobre el trabajo forense que llevó a cabo con sus colegas. Años después de ese viaje a Nueva York bautizó a una perra de raza fila brasileño con el sobrenombre del sicario procesado: Kika. Acomodado frente a su escritorio, en el que se acumulan dictámenes forenses, recuerda la nada sencilla misión de identificar a las víctimas. “Había fragmentos corporales que quedaron sueltos. Hoy les haríamos genética, pero en ese tiempo no había forma de identificarlos. El último lo identificamos casi dos años después. Probablemente era el señor acusado de llevar el elemento explosivo”.

 

 Dos fantasmas en el vuelo 203

Medicina Legal logró identificar 87 cadáveres, aunque en esa lista había tres nombres repetidos. Al cabo de unos días reportaron siete más. En total identificaron 91 cuerpos. Entre ellos apareció un nombre que jamás fue reseñado en los periódicos: Víctor Molina. Aún hoy, la Fundación Colombia con Memoria, que reúne a las víctimas del avión de Avianca, no lo tiene entre sus registros.

 

Aclarar la lista definitiva de los pasajeros era un detalle crucial en la investigación. Las autoridades señalaron a Alberto Prieto y Julio Santodomingo como los autores materiales del atentado. De Julio Santodomingo, quien se supone compró los tiquetes y a última hora no abordó el avión, no existe rastro alguno. Absolutamente nada. No figura en ninguna lista. Lo que se ha dicho siempre es que se trataba de un “alias”. Integrantes de la Fundación de las Víctimas aseguran que alguna vez vieron un tiquete a su nombre. El destino de ese papel es incierto. Santodomigo no es más que un fantasma con el mismo nombre del entonces dueño de la compañía aérea.

La confusión en torno al misterioso Santodomingo que se registró, pero no abordó, podría haberse originado en el análisis que se hizo de las conversaciones de la tripulación que quedaron grabadas en la caja negra antes de que el estallido cortara la línea de datos o energía. Los investigadores sospecharon algo raro en un fragmento de los diálogos:

 

A las 7:07 a.m., minutos antes de despegar, una auxiliar dijo:

 

–Capitán… espere, perdón, estamos esperando a un pasajero más que se atendió pero no abordó… supuestamente el equipaje es una caja. Pero no los veo bajando maletas.

 

Segundos después el capitán preguntó si había algún problema y le respondieron que no, que estaban esperando que cerraran la puerta principal.

 

–Comandante, estamos a sus órdenes para que continúe con el protocolo de vuelo– agregó la auxiliar.

 

la silla en que el supuesto suicida hizo detonar la bomba.

15F

El señor Prieto apareció explicando públicamente que, aunque su nombre estaba en la lista de pasajeros, la niña del mostrador de Avianca lo había enviado en el vuelo anterior.

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En cuanto a Alberto Prieto, la historia es más enrevesada. Su nombre sólo apareció en un listado publicado por El Espectador. Justamente fue este diario el que primero lanzó la hipótesis sobre la relación de Prieto con la explosión de una bomba en el asiento 15F y reveló su supuesta relación con el pasajero Julio Santodomingo. Dos periodistas de esa época recordaron que el entonces director del DAS, general Miguel Maza Márquez, fue fuente directa de algunos pormenores del caso Avianca. Alberto Prieto fue incluido en uno de los listados de Avianca y de la Aerocivil pese a que Medicina Legal nunca logró identificar su cuerpo.

 

En un artículo de la revista Semana titulado “El misterio”, correspondiente a la edición del 5 al 11 de diciembre de 1989, los periodistas repararon un detalle importante: “No tenía fundamento una versión aparecida en la prensa, según la cual unos misteriosos pasajeros, de nombres Julio Santodomingo (homónimo del dueño de Avianca) y Alfonso Prieto, habrían comprado su tiquete el día anterior y, en circunstancias no muy claras, habrían decidido a último momento no abordar el avión. El señor Prieto apareció explicando públicamente que, aunque su nombre estaba en la lista de pasajeros, la niña del mostrador de Avianca lo había enviado en el vuelo anterior”.

 

La edición de la revista VEA, que circuló tres días después de la explosión incluyó un artículo titulado “La suerte salvó a más de uno”, en el que se registró el caso de Alfonso Prieto Vega. Prieto tenía reserva para el vuelo 203, pero llegó temprano al aeropuerto y “al pasar su tiquete, la encargada del counter le asignó un pasabordo para el vuelo 293 que salió 15 minutos antes del HK 1803”. Prieto Vega se enteró de la tragedia cuando se dirigía en un taxi del aeropuerto Bonilla Aragón al centro de Cali. “Volví a nacer”, dijo más tarde.

 

¿Era Alberto Prieto el mismo Alfonso Prieto que reseñaron los dos medios? ¿Se equivocó la persona que elaboró la primera lista de Avianca? ¿Fue un nombre ficticio creado para consolidar la teoría de la bomba? Lo cierto es que 27 años después no hay rastro de Alberto Prieto. Alfonso Prieto, en cambio, se salvó de la muerte. Aún se le llenan los ojos de lágrimas y le tiembla la voz al recordar ese día: “Cuando llegué había una fila de unas ocho o diez personas delante de mí para entregar equipaje en el counter y entrar al avión. Eran aproximadamente las 6:20 de la mañana. En ese entonces ponían unas plaquetas que decían para dónde iba el vuelo. Decía Cali, pero de un momento a otro una señora lo cambió y puso Pasto”.

Alfonso Prieto preguntó si era la fila correcta y le dijeron que sí. Cuando se dirigía a la sala de abordaje revisó su pasabordo y notó que decía Pasto. Regresó al mostrador a reclamar, pero le explicaron que el avión con destino a Pasto haría escala en Cali. Pensó en pedir que lo cambiaran a su vuelo original, el 203, pero al final se arrepintió y aceptó el cambio al 293. Cuatro meses antes se había casado y viajaba para un entrenamiento en ventas con una empresa que lo acababa de contratar. Minutos después de tomar un taxi en el aeropuerto de Cali, rumbo a su nueva compañía, se enteró de lo que acababa de ocurrir en el vuelo en que debía viajar.

–Debe ser que el tiempo está malo–, fue la hipótesis del conductor del taxi para explicar el accidente.

 

–No, estaba haciendo un sol espectacular. Hacía buen día. Era muy bonito, despejado. Me iba a venir en ese vuelo– replicó Prieto.

 

–Uy, no lo puedo creer.

 

–Yo tampoco.

Tan pronto tuvo a mano un teléfono llamó a su suegro y le avisó que estaba vivo, pues lo habían cambiado de vuelo. El periodista Yamid Amat lo entrevistó esa noche. Días más tarde se enteró que el sospechoso de la bomba era alguien con su mismo apellido. Alfonso Prieto tuvo una hija. Trabajó en varias empresas. Ninguna autoridad judicial lo buscó para aclarar su versión. Ni siquiera para diferenciar a los pasajeros que compraron tiquete, los que abordaron y los que cambiaron de vuelo. Él aún conserva su tiquete y pasabordo. Su número no coincide con el que reportó la Aerocivil al Tribunal Administrativo de Cundinamarca para Alberto Prieto. “Aprendí que aunque la vida actual sea de tantos afanes y carreras, siempre se debe ser sereno y tener paciencia ante las adversidades”, concluye Prieto.

 

Este fue el aviso en el que Avianca expresó su molestia por un artículo publicado por periodistas de la revista Semana.

 

Un Nintendo cuasi bomba

 Los periodistas de Semana que cuestionaron la teoría de la bomba pensaban que la compleja situación de orden público que vivía el país alimentaba la paranoia. Tanto así que, “dos días después del accidente, fue noticia mundial otra supuesta bomba en un avión de Avianca en el aeropuerto de Los Ángeles. Después de un suspenso cinematográfico en que la maleta fue aislada para hacerla explotar, se descubrió que el artefacto terrorista no era otra cosa que un Nintendo, el juego electrónico que había reemplazado al Atari en la casa de los niños ricos”.

 

Ese artículo incomodó a  Avianca que pagó un aviso publicitario en el periódico El Tiempo para expresar su indignación ante las dudas sembradas por la revista Semana:

“La revista Semana en su edición 396 en su informe especial de periodismo semiinvestigativo titulado en forma truculenta ‘El Misterio’, hace afirmaciones e interpretaciones seudotécnicas y llega a conclusiones falaces de principio a fin. El interés que guía a esta publicación no es otro que el escándalo y el amarillismo para llevar ante la opinión y los usuarios la convicción de que no hubo terrorismo ni acción de fuerzas enemigas de la sociedad, sino deficiencias en el mantenimiento”.

 

Los periodistas de Semana fueron optimistas cuando escribieron: “Lo único seguro es que la incógnita de la bomba será resuelta dentro de muy poco tiempo y en forma definitiva”.

 

Pero en la historia oficial del avión de Avianca HK 1803 no sólo resultó oscura la identidad de los perpetradores del atentado. También es incierto el motivo del crimen: matar a César Gaviria Trujillo. El entonces candidato a la Presidencia de la República no tenía planeado volar en ese avión.

Tomado de: elespectador.com 
En Bogotá, hinchas de Millos y Nacional se reunieron para homenajear a Chapecoense

La capital de colombia se une a los miles de mensajes de apoyo por el trágico accidente que sufrió el club brasilero. / @Colpatria

También, el emblema de los capitalinos, la Torre Colpatria, se vistió durante la noche del martes con los colores del club brasilero que deja en la memoria del deporte mundial una huella imborrable.

Por: Redacción Deportes
En Twitter: DeportesEE

El mundo sigue de luto tras el trágico accidente que sufrió el avión que trasportaba a toda la delegación del club Chapecoense que ilusionada iba a disputar la final de la Copa Sudamericanaeste miércoles en el Atanasio Girardot ante Atlético Nacional.

En la capital colombiana, tanto los clubes capitalinos, como los miles de hinchas que hay de los diferentes equipos del país, no han parado de llenar las redes sociales de mensajes solidarizándose con el entorno del club brasilero. Así lo demostraron este martes las diferentes fanaticadas de Millonarios y Atlético Nacional.

Dos de los equipos más representativos de Colombia, que justamente están peleando en este momento por un cupo en la semifinal de la Liga Águila-II, se reunieron en diferentes puntos de Bogotá para rendirle un homenaje al Chapecoense.

Los hinchas del conjunto embajador organizaron un congregación en el estadio El Campín en donde llegaron con velas y flores y el silencio fue el común denominador para tener en la memoria las increíbles hazañas de todos los que integraron el sueño llamado Chapecoense. Mientras tanto, los aficionados del actual campeón de la Libertadores, acompañaron el dolor del trágico accidente con canticos en el Parque de la 93.

Tomado de: El Espectador.com 

‘Él hizo hasta lo imposible para salvar su vuelo’: familia de piloto

Foto: Archivo particular

Miguel Alejandro Quiroga Murakami, piloto del avión que sufrió el accidente en Antioquia.

Foto: Archivo particular

Familiares de Miguel Quiroga, una de las 71 víctimas del accidente aéreo, destacan su experiencia.

Por:  DEICY JOHANA PAREJA M.  | 

La familia del piloto del vuelo de Chapecoense, Miguel Alejandro Quiroga Murakami, escucha una y otra vez el último mensaje de voz que recibieron de él, por medio de un grupo de WhatsApp cinco horas antes del accidente.

En la grabación, que dura menos de 20 segundos, decía: “Mami: voy saliendo del aeropuerto Viru Viru, de Santa Cruz (Bolivia) e iría hasta Medellín, llamo cuando llegue”.

Ellos aseguran que todavía no creen que él y otras 70 personas hayan fallecido ni que el vuelo se haya accidentado en el municipio de La Unión (Antioquia), pese a que han visto la noticia en muchos medios locales e internacionales.

Denise Pinto, familiar de Quiroga, contó a EL TIEMPO que escucharon la noticia a las 9 de la noche, hora de Brasil, y que la incertidumbre para saber qué había pasado exactamente fue mucha, pero que mantuvieron las esperanzas hasta que les confirmaron que ‘Micky’, como le decían de cariño, había muerto.

“El panorama en la casa es de tristeza total, todavía no lo creemos. Estamos muy quebrados, todo en este momento se desvanece, comenzamos a pensar que no podemos seguir, sabemos el dolor de las 71 familias que iban a cargo de él, sabiendo la responsabilidad que él sentía”, cuenta.

Denise cuenta que aún así les queda saber “la calidad de persona que era Miguel, siempre ayudando, preocupado por solucionar los problemas, poniendo el hombro arriba. Sabemos lo que significó para él esos momentos previos al accidente donde seguramente vio que iba a pasar lo inevitable y que todas las personas perderían la vida”, cuenta.

Ella asegura que están muy tristes tanto por la muerte de él como por el dolor ajeno, de las vidas que se perdieron.

Familiares aseguran que el piloto tenía la experiencia y capacidad suficiente para pilotear. Archivo particular

“Estamos seguras que Miguel hizo hasta lo último para salvar a su tripulación y a todas las personas que iban en ese avión”, asegura.

Denise agrega que en cuanto a las versiones que dicen que él se quedó sin combustible, la familia se mantendrá al margen porque tienen la tranquilidad de que él tenía la experiencia y capacidad de pilotear. “Si nos vamos a su currículo, él tiene capacitaciones en el extranjero, exámenes y experiencia de la Fuerza Aérea de Bolivia”.

De acuerdo con la familiar, Quiroga se graduó de la Academia de Aviación de Bolivia en el 2002, luego se retiró para hacer su carrera militar y hace cinco años empezó su carrera de piloto. Quiroga tenía 36 años y era padre de tres niños de 5 meses y 4 años.

Por ahora, la familia está en contacto la aerolínea LaMia, quienes les aseguraron que siguen el protocolo establecido para estos casos, que activarán el seguro y procederán a realizar la repatriación desde Colombia.

“Nosotros estamos en una nebulosa, sabemos lo difícil y complicado de todo este proceso, tratamos de mantener las esperanzas de continuar en medio de esta situación, pero estamos impedidos de cierta manera de trasladarnos hacia Medellín”, cuenta.

Aunque Quiroga vivía en Santa Cruz, cada que tenía tiempo libre visitaba a su familia, que vive en Epitaciolândia (Brasil), frontera con Bolivia, un sitio alejado, selvático, con poca conexión aérea.

(Lea también: Tres caras distintas de la misma tragedia de Chapecoense).

DEICY JOHANA PAREJA M.
Redactora de EL TIEMPO
MEDELLÍN

Tuteo periodístico / El lenguaje en el tiempo
Foto de:Librería Norma

Fernando Ávila responde si se debe utilizar en entrevistas y en qué ocasiones está bien hacerlo.

Por:   | 

Una de las prohibiciones inviolables del periodismo era tutear al entrevistado. Hoy el tuteo tiene plena vigencia. Las primeras que se saltaron la norma fueron las redactoras de la revista Tú, editada por Televisa para quinceañeras. No era lógico que se preguntara “¿Cómo fue su primer beso?”, sino “¿Cómo fue tu primer beso?”.

La moda fue pasando a otros medios, y hoy se puede ver incluso en los grandes periódicos del país.

Las preguntas de Melba Escobar a Samanta Schweblin, en reciente edición de este diario, dicen: “¿Crees que la feminidad da una mayor proximidad a estos temas?”, “¿Qué tanto de tu identidad medio alemana medio argentina está en tu escritura?”, “¿Cómo es tu rutina en Berlín?”, etc.

Schweblin responde con el característico tuteo impersonal, referido a la gente en general, “Lo más importante que te puede dar un taller es aprender a leer”, “Creo que cuando escribes lo haces desde la originalidad que te configura como persona”, y va más allá, pues usa el voseo argentino para matizar algunas respuestas, “Escribís con un sexo, con una nacionalidad, con una historia”, y también tutea a su entrevistadora, “Te imaginarás la responsabilidad que tiene una agencia como esta”.

Leila Guerriero, connotada cronista latinoamericana, tutea desde el título, “Tu comida”.

El gran maestro del periodismo Yamid Amat tutea a sus entrevistados del Canal Uno cuando no son personalidades de la política o funcionarios, sino deportistas, artistas o gente desconocida por el público, especialmente niños.

También lo hace, en Win Sport, César Augusto Londoño, con algunos de sus invitados, sobre todo actrices, y deja el ‘usted’ para la gente del fútbol.

En el portal de La Mega, emisora de RCN dirigida a adolescentes, se pueden leer títulos como estos: “¿Quieres jugar Fifa 17 gratis?”, “Con este APP te podrás agrandar los pechos”, “¿Quieres tener a La Mega en tu cole?”.

El tuteo está hoy instalado en los medios, impulsado de manera contundente por internet. La informalidad de los nuevos medios ha ido cambiando muchos acartonamientos.

Para no ir más lejos, miren los nombres de las secciones de este periódico, “Debes saber”, “Debes leer”, “Debes hacer”.

Titán

Cita: “Ella es una Titán Caracol”.

Mejor: “Ella es un Titán…”, pues titán, ‘persona que descuella en algún aspecto’, según el DLE, es palabra de género masculino, así se refiera a mujer. Similar uso tiene as, “Marta es un as para el baile”.

FERNANDO ÁVILA
Experto en redacción y creación literaria

El avión que nunca debió haber salido de Bolivia

La vegetación y zona boscosa que rodeaba lo que quedaba del fuselaje del avión, no presentaba señales de que se hubiera presentado una explosión o un incendio prolongado, lo que podría confirmar que el avión ya no tenía combustible al momento del impacto. FOTOS ESTEBAN VANEGAS Y JUAN ANTONIO SÁNCHEZ

POR CAMILO TRUJILLO VILLA, RODRIGO MARTÍNEZ ARANGO Y DANIEL ARMIROLA

“El avión se apagó por completo y tuvo un fuerte descenso, seguido de un gran impacto”. Con estas palabras la azafata del RJ85, de la empresa LaMia, de Bolivia, Jimena Suárez, narró el final del vuelo y, de paso, el sueño del equipo de fútbol brasileño Chapecoense, que arribaba lleno de optimismo a Medellín para disputar la final de la Copa Suramericana ante Nacional.

Lea aquí: Tripulante del avión del Chapecoense contó cómo sobrevivió a la tragedia

Al conocerse la noticia, en Medellín, donde todo era fiesta entre la hinchada verde, que también soñaba con ganar el trofeo, el ambiente se transformó en angustia y gran gesto de solidaridad de los seguidores del Nacional y toda la ciudad con las víctimas de la tragedia y sus familiares.

Al apagarse, la aeronave se vino al piso y se partió en pedazos. De sus 77 ocupantes sobrevivieron 6. Uno de ellos murió en el lugar momentos después de ser socorrido, mientras que los seis restantes se recuperaban anoche en distintos centros asistenciales del Oriente antioqueño.

Lea aquí: A Chapecoense no lo dejarán morir, pese a la tragedia

Pese al impacto y a sufrir serias lesiones, Jimena se mantuvo consciente y narró ese instante final a los socorristas que la recogieron pasadas las 12:30 de la madrugada, 2 horas y 15 minutos después de que la torre de control del aeropuerto José María Córdoba de Rionegro perdió contacto con la aeronave, luego de que esta diera dos vueltas sobre el terminal, mientras esperaba orden para aterrizar.

El avión cayó sobre una de las lomas del cerro Gordo, de La Unión, cuya altura máxima es de 2.400 metros.

Lea aquí: El equipo tenía ilusionados a sus hinchas; hoy lloran desconsolados

Con los bomberos de El Retiro, una de las primeras autoridades que se hizo presente en el sitio fue el comandante del batallón Juan del Corral, de Rionegro, coronel Wilson Cardoso Ulloa, quien relató a EL COLOMBIANO, que llegó al lugar antes de las 12:00 p.m., que al momento del accidente la bruma era tan densa que impedía ver más allá de unos cuantos metros. Antes que los organismos de socorro llegaran al sitio, finqueros y policías de una base cercana acudieron a la zona para socorrer a posibles sobrevivientes.

Lea aquí: Hay consternación en la prensa internacional

Era tan densa la niebla que los socorristas, policías y militares se movían en absoluto silencio para identificar algún tipo de lamento.

Entre el bosque y un potrero, EL COLOMBIANO encontró, en esa madrugada gélida, una estela de objetos diseminados por todos lados. Entre el fuselaje y las latas retorcidas de la aeronave también se observaban los cuerpos, muchos de ellos despedazados de los deportistas, tripulación y acompañantes, entre los que figuraban 20 periodistas.

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Luego de que los enfermeros del Ejército y los que llevaban los bomberos empezaron a sacar a los heridos y trasladarlos a las ambulancias, debido a lo fangoso del terreno, tuvieron que recurrir a vecinos del sector, que con camionetas 4×4 ayudaron a remolcar las ambulancias que quedaron atrapadas en el barro.

Con el paso de los minutos llegaron más organismos de socorro y autoridades de Medellín y otros municipios cercanos, que se unieron a la búsqueda de desaparecidos entre la niebla y una temperatura que no superaba los 2 grados centígrados.

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En ese ambiente fueron rescatadas las primeras cinco víctimas. Dos horas antes del amanecer los bomberos escucharon cerca del fuselaje del avión los gemidos de otra persona que, por su juventud y cuerpo atlético parecía ser uno de los integrantes del Chapecoense.

Alerta de bomberos

El presidente de la Asociación de Bomberos de Antioquia, capitán Misael Cadavid, comentó que a las 11:00 p.m. del lunes recibieron una llamada de los bomberos de El Retiro para que apoyaran el rescate de una tragedia aérea, la cual les sobrepasaba su capacidad operativa. Por eso fue activada una red de emergencia y así llegaron socorristas de diferentes sitios de Antioquia.

Pasadas a las 12:30 de la noche llegaron al lugar de los hechos, donde observaron la magnitud de la tragedia y se concentraron en la búsqueda de posibles sobrevivientes. “Como médico intenté realizarle maniobras de reanimación cardiopulmonar a uno de los heridos que estaba en malas condiciones, pero a los cinco minutos murió en el sitio. A las otras cinco personas, cuatro hombres y una mujer, los estabilizamos y enviamos en ambulancias para hospitales de segundo y tercer nivel, en La Ceja y Rionegro”.

El clima cambió y se largó un aguacero y la niebla se hizo más densa, la temperatura bajó a dos grados centígrados, por lo que tuvieron que suspender las labores, comentó.

Más maniobras

A las 5:30 a.m. reanudaron las labores y fue así como entre el fuselaje localizaron otro sobreviviente, en pésimas condiciones. “Lo llevamos para el Puesto de Mando Unificado, donde otro médico y yo lo estabilizamos. Tenía un trauma de cráneo severo, trauma cerrado de abdomen y fracturas en ambas piernas. Lo remitimos a la Clínica de La Ceja, donde al mediodía nos dijeron que el pronóstico era reservado y estaba en una unidad de cuidados Intensivos”.

El director del Departamento Administrativo de Prevención, Atención y Recuperación de Desastres, Dapard, Antioquia, Mauricio Parodi, manifestó que a las 3:00 p.m. culminó la operación de búsqueda y rescate de víctimas del accidente aéreo.

Indicios e hipótesis

Si bien todo lo que se diga sobre un siniestro en aviación, antes de que una investigación no llegue a conclusiones comprobadas, seguirá siendo solo especulación.

Existen, de momento, indicios fuertes de las que podrían ser las causas de la tragedia. Mientras que la pesquisa internacional avanza respecto al vuelo 2933 de LaMia, EL COLOMBIANO consultó con expertos vinculados a la aeronáutica colombiana acerca de los posibles factores que generaron este incidente.

El primero que sale a relucir para todas las fuentes es, sin duda, el hecho de que un avión, como el Avro RJ85, fuera utilizado para un trayecto de 2.960 km, cuando la aeronave tiene una autonomía de vuelo de 2.965 km. Esto es, la planeación de vuelo fue hecha con márgenes muy justos desde su despegue.

Julio Consuegra, instructor de vuelo de la Escuela JEC y autor del libro Principios y Fundamentos de Aviación, resaltó la importancia de realizar una buena planeación previo al despegue, que tenga en cuenta cualquier contingencia que pueda darse en el trayecto y calificó estos datos como un claro indicio de lo que pudo ocurrir.

“El avión sí es limitado para esa ruta. Yo volaba un RJ100, muy parecido, para SAM en los años noventa. No se trata en todo caso de una aeronave anticuada, cuenta con todos los sistemas. Pero las siglas RJ representan Regional Jet, es decir que es para rutas cortas, generalmente locales, de dos horas. La operación del avión fue estirada hasta su límite y de una forma indebida”, argumentó.

Normativa

Según fuentes del aeropuerto José María Córdova consultadas por este diario, el avión RJ85 reportó, a las 9:45 p.m., que tenía bajo combustible, por lo que solicitó a la torre que le diera prioridad en el aterrizaje. No obstante, momentos antes de dicha comunicación, el vuelo FC8170 de Viva Colombia, que cubría la ruta Bogotá-San Andrés, declaró emergencia por una fuga de combustible y pidió aterrizaje prioritario en Rionegro.

Ante un aviso de bajo combustible y la emergencia declarada por pérdida de este, el controlador dio prioridad a la segunda contingencia, aunque, por supuesto, dejó el vuelo proveniente de Bolivia en segunda posición. Más aún y según las mismas fuentes, para el momento en que el vuelo 2933 de LaMia solicitó prioridad en el aterrizaje, su altitud era de 21.000 pies, muy alta para el nivel apto de aproximación, que debe ser de 10.000 pies, y mayor a la del vuelo de Viva Colombia.

Teniendo en cuenta estos factores, el controlador optó por esperar el aterrizaje de la aerolínea nacional, antes de permitir la aproximación del otro. Es decir, ordenó al vuelo 2933 realizar maniobras circulares VOR, de espera, a la vez que descendía a los 10.000 pies para ahí sí iniciar la aproximación.

Para entonces, el piloto del avión Avro J85 de LaMia no había declarado una emergencia, pero minutos después, mientras ya descendía a esa altitud, comunicó la emergencia por un fallo eléctrico en la aeronave. A las 9:53 p.m., mientras intentaba acercarse a la pista y se encontraba alineado con ella, la torre del JMC perdió todo contacto con la cabina.

En diálogo con EL COLOMBIANO, y teniendo presente el agotamiento de combustible como posible causa principal del siniestro, Consuegra reitera que “por normativa internacional, se debe llevar, en su orden, combustible exacto de origen a destino, pero además, debe haber una reserva suficiente para llegar al más lejano aeropuerto alterno posible”, que en ese caso podría ser Cali o Bucaramanga.

“Además de eso, el avión tiene que llevar otros 30 minutos de sostenimiento en el escenario que tuviera que esperar también en ese otro aeropuerto. Y por último, debe llevar otro 10% de combustible adicional respecto al trayecto original”, agregó. En suma, según la normativa, un avión debe tener en un vuelo similar al del siniestrado 2933 de LaMia, combustible en reserva para una hora y media.

¿Por qué se ignoró de tal forma esta normativa? Para Consuegra “es muy común en vuelos charter, que el pasajero contrata un vuelo y las empresas, por asegurarse a su cliente, afirman que están en condiciones de ir a determinado lugar, así en realidad estén forzando la autonomía de la aeronave a sus límites. Esto es lo que pudo haber ocurrido desde el principio”.

Mientras que la pesquisa sigue recabando datos relevantes sobre los factores decisivos en este siniestro que enluta al mundo entero, y buscando resolver preguntas sobre por qué testimonios de algunos supervivientes y de la torre de control hablan de un “desplome” del avión durante los últimos instantes de la tragedia, otros asuntos ya están señalando un norte sobre lo que pudo haber ocurrido en esa fría y funesta noche en el Oriente antioqueño.

CONTEXTO DE LA NOTICIA

LA MICROHISTORIAEL SILENCIO QUE SALVÓ UNA VIDA

“Cuando llegamos al lugar del accidente, a las 4:40 a.m., los rescatistas y policías que hacían guardia, escucharon un quejido al interior de lo que quedaba del fuselaje. Pidieron silencio total para poder ubicar a esta persona, que se convirtió en el sexto sobreviviente de la tragedia. Tardaron 20 minutos en sacarlo”.

 

Daniel Armirola Ricaurte
DANIEL ARMIROLA RICAURTE

Salsero a ultranza. Volante de salida. San Lázaro me protege antes del cierre. Máster en Periodismo – El Mundo (España). Redactor Internacional – El Colombiano.

Rodrigo Martínez Arango
RODRIGO MARTÍNEZ ARANGO

Comunicador social-periodista de la Universidad de Antioquia. Redactor del área Metro hace 20 años. Periodista judicial hace 30 años. También ha trabajado como locutor y periodista de radio en la Cadena Caracol. Autor del libro Expresión oral para periodistas, editorial UPB.

Camilo Trujillo Villa
CAMILO TRUJILLO VILLA

Comunicador social y periodista de la Universidad de la Sabana, con experiencia en prensa, radio y televisión. Temas de Antioquia y economía

Tomado de:El Colombiano.com

Accidente de Chapecoense: Para dos pilotos argentinos, se calculó mal el plan de vuelo

Después. La desgarradora imagen de los restos de la aeronave de la empresa boliviana LaMia. (AFP)

Mariano Gavira

  • Redactor de la Sección Sociedad

    Cuando todavía debe confirmarse la causa del desastre, dos experimentados pilotos argentinos coinciden en que el avión se precipitó porque se quedó sin combustible. Alfredo Bocanegra, director de la Agencia de Aviación Civil colombiana, dijo que “en el informe aparece como último reporte fallas totales eléctricas por parte del piloto que así lo reportó, igual que una de las versiones de los sobrevivientes así lo determina también”.

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    Rogelio Cirigliano y Alejandro Burello afirman que la causa fue el error de cálculo a la hora de cargar el combustible: “Ese avión está preparado para hacer un viaje máximo de 2900 kilómetros, mientras que la distancia entre los aeropuertos de Santa Cruz de la Sierra y Medellín es de 2970 kilómetros”, dice Cirigliano, piloto y dueño de una empresa de taxis aéreos. Contó que el primer aviso que da un avión cuando se queda sin combustible es el de una falla eléctrica: “Por eso es probable que el piloto haya advertido sobre esto, pero más tarde, y cuando se empiezan a plantar todos los motores (esta aeronave tenía cuatro) lo que queda claro es que se queda sin nafta”.

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    ¿Cómo es posible que un avión despegue con semejante error de cálculo? “Bueno, para explicar eso hay que entender que el piloto no es el máximo ni el menor responsable de lo que sucedió. Hay una serie de personas que forman parte para que suceda la tragedia: el Gerente de Operaciones, el Ingeniero en Operaciones (quien arma el plan de vuelo), el copiloto, quienes hacen el mantenimiento”, agrega Burello, con 35 años de experiencia en los cielos.

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    Los pilotos con los que habló Clarín explican que antes de un viaje se calcula combustible para la distancia deseada y la previsión hasta el aeropuerto más cercano por si surge algún problema: “La capacidad de almacenamiento de esa aeronave no le daba para todo lo que se requería. Todo estaba mal desde antes de despegar”, afirman.

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    Este avión de origen británico modelo RJ85 estaba preparado para realizar trayectos cortos y pa ra despegar y aterrizar en lugares complicados, como pistas cortas o hasta pistas con hielo: “Esa distancia no era la adecuada”, dijo Burello. En este caso era un vuelo charter, es decir un vuelo no regular. Con el grabador de voz (mal llamado caja negra) y de datos de vuelo hallados ”se podrá investigar las causas de la tragedia, que puede llevar mucho tiempo”, dice Cirigliano.

    Tomado de:El Clarín, de Buenos Aires.

Solidaridad del CPB con el equipo de futbol Chapecoense y prensa de Brasil

El Círculo de Periodistas de Bogotá, CPB,  se une al duelo que embarga al equipo de fútbol Chapecoense  y a los medios de comunicación del Brasil, a raíz  del accidente en el que perecieron 75 personas en el vuelo LMI 2933 de la aerolínea Lamia Corporation, que traía a los jugadores brasileños a la ciudad de Medellín.

Según información preliminar,  a bordo de la aeronave se desplazaban 22 periodistas deportivos.

El periodismo colombiano expresa sus sentimientos de pesar y se une al duelo que embarga a las familias de los periodistas y deportistas.

Junta Directiva CPB

 

Instrucciones del Presidente Juan Manuel Santos sobre la tragedia del Chapocoense

La historia que nunca nos contaron, capitulo 2.

El soplón del FBI


Fred Whitehurst, un excombatiente de Vietnam con un doctorado en química, se encargó en los años 90 de sacar al sol los trapos sucios del FBI. Sus denuncias obligaron al gobierno norteamericano a revisar casos como el de Avianca y concluir que sus “expertos” se habían extralimitado.

Para muchos Fred Whitehurst es un delator, un soplón, un “sapo”, como se dice en Colombia. Para otros, es el único que se atrevió a revelar ciertos asuntos sucios del FBI. Whitehurst vive junto a su esposa en una casa en el pequeño poblado de Bethel, Carolina del Norte (Estados Unidos), rodeado de archivos oficiales y documentos que respaldan los secretos que desempolvó hace 25 años, cuando desató una tormenta en el interior de la agencia de investigaciones norteamericana y aclaró, de paso, detalles perdidos en el caso del HK 1803 de Avianca.

 

Con 68 años encima, el exagente del FBI posee una figura maciza, imponente, apoyada por una cara cuadrada con bigote. Dos periodistas lo describieron alguna vez como “pedante, metódico, recto como una flecha”. Para sus excompañeros del FBI era alguien que se tomaba las cosas de “forma demasiado literal”. Es un tipo que hace y dice lo que cree correcto, sin importar los problemas que desate. De hecho, venció al FBI en los tribunales y fue indemnizado con US$1,16 millones. En el gremio de los abogados preocupados por la corrupción en Estados Unidos, Whitehurst es lo más parecido a un ídolo. Viaja por el país como conferencista para discutir sobre pruebas falsas de ADN, fraudes con huellas dactilares y estudios químicos y de balística inapropiados. En los ratos libres, arregla relojes viejos.

 

Su historia personal es peculiar. En 1965, cuando terminó la escuela, se matriculó en la East Carolina University, pero tres años más tarde suspendió sus estudios para enrolarse en el ejército. Después de un corto entrenamiento fue enviado a la Guerra de Vietnam y trabajó como agente de inteligencia. En la base Durc Pho, su misión consistió en revisar documentos interceptados por otros soldados. Si no contenían ningún valor militar la orden era destruirlos. Trabajó de la mano del sargento y traductor Nguyen Trung Hieu. Un día de 1970, llegaron a sus manos dos libretas escritas por Dang Thuy Tram, una médica de Vietnam del Norte abatida por soldados estadounidenses. En esos diarios llevaba un minucioso registro de sus pensamientos y recuerdos del hospital civil en el que atendía a miembros del Viet Cong heridos en la selva.

 

“Hoy tuvimos una evacuación para evadir la operación de barrido del enemigo. La clínica entera se movilizó, una empresa infinitamente agotadora. Es desgarrador ver a los pacientes heridos con gotas de sudor corriendo por sus rostros pálidos, luchando para caminar paso a paso a través de los estrechos desfiladeros y en pendientes pronunciadas. Si algún día nos encontramos viviendo en las flores fragantes del socialismo, hay que recordar esta escena para siempre, recordar el sacrificio de las personas que derraman sangre por la causa común”, escribió el 31 de mayo de 1968. Dang Thuy Tram tenía 25 años. La primera página de sus diarios la escribió en abril de 1968. La última, el 20 de junio de 1970.

 

Whitehurst notó la belleza literaria y valor histórico de esas páginas, aunque en términos militares no fueran importantes. En contra de las órdenes militares, decidió que los diarios no irían a la hoguera. Los conservó por 35 años con la esperanza de devolverlos a la familia de la médica vietnamita. En marzo de 2005, durante una conferencia en Texas (Estados Unidos), Fred Whitehurst conoció al fotógrafo Ted Engelmann, quien se ofreció a buscar a los parientes. Cuatro meses más tarde los escritos fueron publicados bajo el título “Diarios de Dang Thuy Tram” y se convirtieron en best seller. Desde entonces, el libro ha sido traducido a varios idiomas. En inglés, se tituló “Last night I dreamed of peace” (“Anoche soñé con la paz”) y vendió varios miles de copias.

El escándalo del FBI

Al regresar de Vietnam, donde fue condecorado con cuatro estrellas de bronce y la medalla del elogio del ejército americano, Whitehurst obtuvo un Ph.D. en química de la Universidad de Duke y trabajó en una investigación posdoctoral de química cuántica en la Universidad de Texas A&M. Más tarde consiguió un título como abogado en la Universidad de Georgetown mientras trabajaba en el FBI como agente supervisor especial en el Laboratorio de Criminología. Esa dependencia, a la que se unió en 1986, estaba conformada por 35 unidades en las que trabajaban 626 personas. Era una máquina de procesamiento de pruebas judiciales que en un año podía ejecutar alrededor de 700 mil exámenes forenses.

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Tomado de: Elespectador.com

Argentina viajó hace unos días en el avión accidentado del Chapecoense

El avión CP2933, y perteneciente a la aerolínea LaMia de Bolivia, el mismo que en la noche de este lunes trasladaba al plantel de Chapecoense y sufrió un trágico accidente en el que murieron 75 personas, fue el mismo que hace casi tres semanas trasladó al seleccionado de la Argentina, cuando disputaba las Eliminatorias mundialistas.

Desde Brasil a San Juan, el plantel argentino tomó ese vuelo por pedido de la Conmebol, pensando en lo que sería el partido contra Colombia.

Esto lo confirmó el propio presidente de Atlético Nacional, Juan Carlos de la Cuesta, al ser consultado sobre la tragedia que conmueve al mundo del fútbol: «Ese mismo avión transportó varios equipos y a la Selección argentina», apuntó el dirigente.

El avión de LaMia-Bolivia es uno de los chárters utilizados habitualmente para el traslado de planteles que disputan competencias de Conmebol.

No sólo al equipo de Bauza trasladó el avión, sino además a distintos equipos argentinos como River Plate, Independiente o San Lorenzo, quienes en el último tiempo jugaron contra ese equipo.

Canchallena.com
La Nación
Argentina
GDA

Tomado de: futbolred.com