BLANCO Y NEGRO
Por: Gabriel Ortiz
Ante los ojos del mundo, Maduro es un dictadorzuelo caribeño, el mismo que se aprovechó de su protector para colarse en la fila que usurparía el poder, cuando Chávez fuera considerado cadáver en Cuba.
La situación venezolana es tan dramática que nadie puede imaginar el destino del país que posee las mayores reservas petroleras del mundo. Los venezolanos eran los ricos de la cuadra. Eran los poderosos de este rincón continental y los más respetados cuando mostraban sus dólares en reuniones sociales o de negocios. La divisa norteamericana rodaba. Eran incalculables los ingresos por las exportaciones del oro negro, beneficiaban a gran parte de la población. Había programas educativos gratuitos para sus muchachos en cualquier parte del mundo. Nada era extraño por esas latitudes.
De pronto ese exceso de dinero llevó la tremenda maldición a la tierra de Bolívar. Muchos usufructuaron la corrupción y otros tantos se dejaron deslumbrar por el dinero fácil. Hasta que llegó un coronel golpista, que ilusionó a los millones de desamparados que buscaban un mejorestar.
Fue entonces cuando el “chavismo” penetró por las puertas principales del Palacio de Miraflores y se aposentó, a tal punto, que ahora lo ocupan las familias Chávez y Maduro, echando mano de cuanto ven a su alrededor.
Estas familias hicieron envalentonar a los militares, quienes ingresaron al negocio del narcotráfico con Diosdado Cabello a la cabeza. Montaron los contactos, las rutas y los negocios y conformaron el “Cartel de los Soles”.
Pero eso no era suficiente. Se requería “engordar” más a los militares. Se les entregó el mercado negro de alimentos y demás mercaderías. Los bolos tienen que llevarse en tulas y costales para comprar lo estrictamente necesario.
Quienes se apoderaron del poder y del dinero nunca pensaron que llegarían a esa lamentable situación. Los opositores están encarcelados, o hacen fila para la prisión, los más previsivos en el exterior y un abundante número de ellos camuflados en el madurismo.
Los idealistas y amantes de una democracia real están dando la lucha, pero no se dejan ayudar, ni aprovechan al mundo que los admira y los respalda. Hasta el propio Papa Francisco ha colocado sus granos de arena para buscar una solución al problema. Pero la oposición está dividida, aunque traten de negarlo. Hay muchos intereses. El diálogo logra alcanzar lo que las armas no generan. Colombia ha demostrado al mundo que si se pueden lograr acuerdos y alcanzar soluciones, pero hay que tener voluntad.
Maduro aprovecha esa división y por ello logró armar con grupos mercenarios una Constituyente de bolsillo, que puede llevar a Venezuela al infierno. Pero a Maduro le tocaron lo que más le duele: el bolsillo. Sus finanzas están bajo la mira del mundo financiero. Esa situación puede conducir a Maduro y sus secuaces al despeñadero. Solo así se lograra recuperar la democracia para la tierra de Bolívar.
BLANCO: El nuevo ministro de Transporte, Germán Cardona. Buen negociador y bloqueador de la corrupción.
NEGRO: A Cristina Plazas la sacaron lo corruptos.
Tomada: El Nuevo Siglo.
Esta opinión es responsabilidad única del autor, y no compromete al Círculo de Periodistas de Bogotá.