Frente al edificio Equus 66, ciudadanos realizaron un altar en honor de Yuliana.
La institución dará a conocer el tipo de muerte del testigo clave en el caso de Yuliana Samboní.
Fernando Merchán Murillo, el vigilante que fue hallado muerto en el baño de su casa el viernes pasado, presentaba una herida en la parte inferior de la pierna derecha, y otra en el mismo lado de la pierna izquierda. Tenía una cortadura en el cuello, además de las dos heridas en cada una de las muñecas.
Esto se lee en un informe preliminar que surgió del primer examen al cadáver, durante la necropsia realizada por el Instituto de Medicina Legal, que indica que Merchán Murillo tenía cinco heridas producidas con elemento cortopunzante, en este caso un cuchillo de cocina.
El arma, que fue encontrada el día de su muerte por las autoridades al lado del cuerpo sin vida, la identificó su hija, Karen Lorena Merchán, quien les dijo a las autoridades que se trataba del mismo que era usado por ellos para preparar los alimentos.
Su muerte, revela el informe preliminar, se produjo “por un shock hipovolémico, por la pérdida de sangre que ocasionaron las graves lesiones”, indicó una fuente de Medicina Legal a EL TIEMPO.
En el cuerpo no se halló ningún otro tipo de lesión y no se descarta que se trate de un suicidio. El informe que entregará el director de Medicina Legal, Carlos Eduardo Valdés, formará parte de la investigación.
Merchán Murillo era uno de los testigos importantes en las indagaciones relacionadas con la muerte de la niña Yuliana Andrea Samboní, de 7 años. El cadáver de la menor fue encontrado por la Policía en el baño del apartamento 603 del edificio Equus 66, el domingo 4 de diciembre, en Chapinero.
Por este hecho se encuentra detenido el arquitecto Rafael Uribe Noguera, señalado de haber sido el autor material del homicidio. Ese domingo, el vigilante Merchán estaba de turno y fue la persona que abrió la puerta del parqueadero para el ingreso de Uribe Noguera en su camioneta color plata, de donde, al parecer, descendió la niña en compañía del residente. Él confirmó que el automotor fue estacionado en un lugar al que llamó “un punto ciego”, es decir, un sitio en donde las cámaras de seguridad pierden visibilidad.
En una entrevista que le realizó el fiscal del caso a Merchán Murillo, este confirmó los tiempos en los que Uribe Noguera ingresó al edificio e indicó la hora, según él, de la posterior llegada de los hermanos del indiciado, Francisco y Catalina Uribe Noguera.
Estos son los mismos datos que él registró en la minuta y que suministró a los investigadores el día de la inspección al cadáver de Yuliana.
Desde la fecha de los hechos y en su encuentro con el fiscal del proceso, Karen Lorena Merchán contó que su padre se encontraba muy preocupado, callado y buena parte del tiempo con la mirada perdida. Indicó, además, que su progenitor había dejado de comer. “Me decía que desde el domingo no había podido dormir”, relató la joven.
Ella se despidió de su padre el pasado viernes, a las 7 de la mañana, en la casa de su tía, donde ambos habían pasado la noche. Merchán le dijo a su hija antes de irse que iría a su casa a cambiarse de ropa. Debido a su estado de ánimo, Karen Lorena procuraba llamarlo repetidas veces para saber cómo estaba.
Desde las 8 de la mañana empezó a marcarle a su teléfono. Insistió y la llamada siempre se iba a buzón de voz. Por eso decidió ir a la casa, la número 140 del conjunto residencial Jardines de Castilla segunda etapa, en donde ambos vivían, en el suroccidente de la ciudad.
Cuando subió al segundo piso, relató la joven, lo encontró sin vida, en el espacio de la ducha y sentado en una silla con el cuchillo de cocina a su lado.
Merchán Murillo dejó escrita una nota en la que les pedía perdón a los suyos por “haberles dañado la Navidad”; en ella decía además: “Soy inocente”.
Algunos familiares del vigilante les han pedido a las autoridades que investiguen a fondo la extraña muerte.
Tomado de: Eltiempo.com