Trump, el magnate con rabo de paja

La familia de Donald Trump será una pieza clave de su Presidencia. El magnate dejará su compañía en manos de sus dos hijos mayores, Donald Jr. y Eric Trump, en un débil intento para esquivar conflictos de interés. Foto: Getty Images

Muchos se preguntan si los negocios de Donald Trump en el extranjero le pasarán cuenta de cobro en un eventual juicio político, o si, por el contrario, el magnate quedará impune y acrecentará su fortuna y las de sus aliados gracias a su posición en la Casa Blanca. La segunda opción parece más probable.

Durante uno de los discursos de su campaña, Donald Trump afirmó que los políticos estadounidenses “han ejecutado agresivamente una política de globalización, llevándose nuestros trabajos, nuestra riqueza y nuestras fábricas a México y al extranjero”.

Sin embargo, los proyectos de la Trump Organization, desde un exótico spa en los Emiratos Árabes, pasando por hoteles en Indonesia, lujosos complejos inmobiliarios en India y campos de golf en la costa de Escocia, muestran que los negocios del nuevo presidente de Estados Unidos son todo menos estadounidenses. Aunque Trump ha amenazado con imponer altos impuestos a los bienes que las empresas produzcan en el extranjero, él mismo tiene negocios en al menos 25 países del mundo a través de 150 divisiones de su compañía.

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Las actividades de la Trump Organization se dividen en cuatro frentes principales, la construcción, la hotelería, los campos de golf y la concesión de contratos a compañías externas, que le pagan para usar la marca Trump en diversos productos. Sin embargo, el magnate no es particularmente exigente a la hora de elegir a sus socios, por lo que muchas de sus operaciones le han ganado aliados y enemigos controversiales, que rara vez coinciden con los intereses de su país. Por ejemplo, mientras que Trump ha dicho que Estados Unidos debe dejar de importar petróleo de Arabia Saudita para reducir su dependencia energética, durante su campaña presidencial abrió ocho nuevas compañías de construcción de bienes raíces de lujo en territorio saudí, según el diario The Wall Street Journal.

Además, también construyó un spa, un club de golf, y un complejo de casas de lujo en Dubái en asociación con el empresario Hussain Sajwani, quien ha dicho que espera concretar más tratos con su organización mientras que él está en la Casa Blanca. Siguiendo con las incoherencias, el magnate ha acusado a China de devaluar su moneda y de inventar el concepto de cambio climático para hacer que la producción estadounidense sea menos competitiva.

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Sin embargo, en el plano de los negocios, Trump parece tener una relación mucho más amigable con este país, ya que el Banco Industrial y Comercial, de propiedad del Estado chino, es el mayor arrendatario de la Trump Tower en Nueva York. Además, la Trump Organization tiene al menos nueve compañías con sede en el gigante asiático, y cientos de los productos de sus líneas de ropa, cristalería, perfumes, gafas, etcétera, son fabricados en China.

Escándalos de talla mundial

Más allá de la hipocresía, los negocios de Trump ya han causado escándalos políticos a lo largo y ancho del planeta. El polémico presidente filipino, Rodrigo Duterte, acusado de múltiples violaciones a los derechos humanos, nombró como enviado especial en Estados Unidos a Jose Antonio, un viejo socio de negocios de Trump, con el que construyó una torre residencial de 150 millones de dólares en la ciudad de Makati. Además, después de que Trump propuso vetar temporalmente la entrada de musulmanes a Estados Unidos, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció que no le permitiría usar su nombre en la torre que estaba construyendo en Estambul. Sin embargo, después de recibir un espaldarazo del magnate tras el intento de golpe de Estado en Turquía en julio del año pasado, Erdogan se retractó y defendió a Trump en una conferencia de prensa.

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