Era absolutamente necesario aplicar correctivos urgentes a la corrupción que se apodera de los dineros públicos y privados en Colombia. Esa que aparece por todas partes, esa que se hereda de un gobierno a otro, de una sociedad a otra. Esa corrupción que se ve por todas partes, esa de la que denuncian unos, para tapar la propia. Esa misma que enriquece a políticos, funcionarios, grupos y comunidades.
Podría decirse que los corruptos se escudan en otras corruptelas, reales o prefabricadas, para ocultar sus fechorías. Así lo apreciamos en la actualidad.
Da risa ver cómo se manejan las redes, los 170 caracteres, los trinos y ciertos dudosos medios, para denunciar hechos de corrupción, cuando ellos mismo se han apoderado de lo nuestro. Cuando aparece un escándalo que toca a algún “prohombre” o grupo, se busca otro alboroto para opacar esas culpas. Lo hemos visto claramente con los sobornos de Odebrecht. Inicialmente resultó inmersa en estos, la campaña uribista, con su candidato, Zuluaga a la cabeza. Se comprobó que viajó a Brasil y, que desde antes, cuando el ex presidente Uribe estaba en el poder, el propio Odebrecht entraba a la Casa de Nariño. Hábilmente se valieron de unas declaraciones –rectificadas casi de inmediato- de Bula, para amar el alboroto y acusar a la campaña Santos, de recibir un millón de dólares de los brasileros. Olvidamos que Uribe, acusó a la misma campaña de haber recibido 12 millones de dólares, sin prueba alguna. A la gente se le olvida, pero hay que refrescar esas neuronas.
Y con los trinos del convaleciente y su bien armada red, se tapa el viaje de Zuluaga y sus “diligencias” en Brasil.
Entre tanto la corrupción reina. El caso de la Guajira, es apenas una muestra gratis de lo que acontece. A tiempo el gobierno trata de poner punto final a esto que se ha convertido en costumbre. Una medida acertada, es quitarle el poder de negociación a quienes manejaban los dineros públicos en las regiones. Puede ser que algo se logre. La realidad es que quienes gobiernan ese departamento, deberían renunciar. Pero el verbo renunciar desapareció de nuestro diccionario, porque los corruptos pasan por inocentes y, ejercen como acusadores. Esa es nuestra dura realidad.
BLANCO: El “Tigre” Falcao, está afilado para nuestro próximo partido.
NEGRO: Las avalanchas que se llevan pueblos y caseríos, son producto de la minería ilegal y
la deforestación, que no controlamos.