Doce mujeres son asesinadas por día en América Latina. La consigna “Ni una menos”, acuñada en Argentina, responde a esta alarmante realidad. Expertas analizan la situación de la región.
El caso de la adolescente embarazada que fue asesinada a golpes por su novio y enterrada en el patio de su casa, el de la mujer que fue perseguida con un cuchillo por la calle, o el de una joven drogada, violada y empalada, que murió del dolor que le produjo la brutal agresión, son sólo algunos de los crímenes contra mujeres que han estremecido a la sociedad argentina recientemente.
«En Argentina hay una mujer asesinada cada 30 horas”, alerta Clara Santamarina, de la Casa del Encuentro, organización con sede en Buenos Aires que desde hace 13 años apoya a víctimas de la violencia y coordina el Observatorio de Femicidios. «No hay aumentos significativos, pero sí mayor visibilidad de estos crímenes. No sólo del feminicidio, que es la punta del iceberg, sino también de otras violencias, como la sexual, la económica, la psicológica y la física. Las mujeres las están detectando antes y las denuncian más”, agrega.
La sucesión de feminicidios generó un repudio unánime. Convocadas primeramente por periodistas y artistas, las mujeres expresaron su hartazgo en manifestaciones y paros multitudinarios, que se extendieron a diferentes países bajo el lema de «Ni una menos”. Este 8 de marzo de 2017, Día Internacional de la Mujer, la consigna se ha hecho global con un llamado a un paro internacional de mujeres. «Nos apropiamos de la figura del paro, que es una figura sindical, porque nuestras demandas son urgentes”, indica Mariana Carbajal, periodista argentina dedicada a temas de género y una de las voces detrás del movimiento.
«Esta fecha nos está hermanando en 52 países. Hay más de 300 marchas previstas en todo el mundo contra las violencias machistas, pero también contra las desigualdades históricas en la sociedad, donde el femicidio es el último eslabón de la cadena de discriminación que sufrimos en distintos ámbitos, por eso este grito unánime de «Ni una menos, vivas nos queremos”, señala Mariana Carbajal.
América Latina, altas tasas de femicidio
Según un informe de ONU Mujeres, 14 de los 25 países del mundo con las tasas más altas de femicidios son latinoamericanos. De acuerdo con datos del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, de CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), un total de 2.089 mujeres fueron víctimas de feminicidio en 25 países de la región en 2014.
«12 mujeres son asesinadas por día en nuestra región, según nuestros datos. Probablemente haya más víctimas de femicidio que no son registradas oficialmente”, apunta María Nieves Rico, directora de la División de Asuntos de Género de CEPAL.
En el último informe del organismo, con datos de 18 países en el 2014, Honduras registra el mayor número y tasa de feminicidios. En la nación centroamericana se registraron 531 casos, que representan una tasa de 13.3 por cada 100.000 mujeres. El Salvador y República Dominicana tienen el segundo y tercer índice más alto, 5,7 y 3,6 respectivamente. Argentina y Guatemala, en tanto, siguen a Honduras en casos totales de feminicidios, con más de 200 cada uno.
La situación en México, país que no figura en el informe debido a diferencias en la tipificación de los delitos, es preocupante. María Nieves Rico señala que, en 2014, en ese país hubo 2289 asesinatos de mujeres, un promedio de 6.3 al día, con una tasa de 3.7 por cada 100.000 mujeres. Alarma causó hace unos años la situación de Ciudad Juárez. En 2010 llegó a tener 393 femicidios, con una tasa de 56 mujeres por cada 100.000, según ONU Mujeres. Acciones de gobierno y sociales buscan poner freno a estos crímenes. En 2014, en el municipio se registraron 59 homicidios.
«Estamos ahora recopilando las cifras de la región del 2015 y vemos un incremento en el número absoluto de feminicidios en la mayoría de los países –lamenta la investigadora-. Es un problema que no hemos tenido la capacidad de afrontar a través de las políticas públicas, ni como sociedades”.
No son casos aislados
«Este es un fenómeno flagrante de discriminación y subordinación, de una cultura de privilegios y patriarcal que sufrimos las mujeres en América Latina y el Caribe”, sostiene María Nieves Rico. La situación es similar en los distintos países, las diferencias tienen que ver con el contexto de violencia generalizada que se da en algunos de ellos. Las mayores tasas de feminicidios se presentan en países con conflictos armados o donde hay pandillas o maras, como Honduras, El Salvador y Guatemala, en Centroamérica, además de en la República Dominicana.
«La discriminación histórica, el patriarcado y la desigualdad son el caldo de cultivo que hace que ciertos hombres consideren a su pareja como parte de sus posesiones, al punto de apropiarse de esas vidas. Estos casos que ocurren en Brasil, Argentina, Guatemala y México no son aislados, no son hechos policiales. Hay que mirarlos dentro de esa trama que es el machismo”, indica la periodista Mariana Carbajal.
«Latinoamérica se sostiene en una construcción muy machista. El violento no es un único tipo solitario y loco que se puso violento. Es una construcción cultural. La propia casa, la escuela y las instituciones replican las desigualdades y la opresión de las mujeres y se reproduce la idea del macho latino con la mujer sumisa, dócil, que debe estar en casa, sin trabajar, y que depende del hombre”, agrega Clara Santamarina.
Avances y desafíos de una sociedad patriarcal
Si bien países como Chile, Perú, Costa Rica y Venezuela presentan las tasas más bajas, de alrededor de 0,5 femicidios por 100 mil mujeres, cada caso es un drama que alerta a la sociedad entera. Por eso también la masividad de las protestas en todos los países.
Entre 2010 y 2015 aumentaron de cuatro a 16 los países de América Latina que tipifican en sus leyes penales el feminicidio o femicidio, entendido como el homicidio de mujeres a partir de los 15 años, asesinadas por razones de género. Estas leyes determinan y sancionan un delito que antes era menos identificado, además de permitir cuantificar los casos. «Esto permite tomar decisiones de políticas de prevención y sanciones, con el fin de erradicar este flagelo”, confía María Nieves Rico.
La manifestación multitudinaria de rechazo a la violencia en toda la región es también un avance que ha instalado el tema en la sociedad, los medios y los gobiernos. Las expertas concuerdan en que se necesitan cambios culturales profundos que tomarán tiempo, pero además es urgente avanzar en políticas públicas, mayor presupuesto, reformas educativas, judiciales y penales, prevención, refugios, y planes de apoyo, acogida y compensación para víctimas e hijos huérfanos. «Mientras no pongamos respuestas en cada una de estas aristas, probablemente las cifras de maltrato y femicidio continúen”, advierte Clara Santamarina.