Por: Javier Baena
Recientemente Mauricio Gómez, ganador del Premio CPB 2017 a toda una vida en el periodismo, afirmó en una entrevista con El Tiempo que después de muchos años de denunciar en los medios de comunicación múltiples actos de corrupción y comprobar que hoy todo sigue igual, ha llegado a la conclusión de que ´´el periodismo no sirve para nada’’.
Es comprensible que en un país atrapado por la corrupción institucional y generalizada, un periodista investigador llegue a una conclusión desoladora: Las denuncias mediáticas apenas logran causar escándalos que mueven transitoriamente los resortes del aparato judicial, pero las investigaciones ´´exhaustivas´´ se quedan archivadas y los pocos que son condenados pasan los días en sus mansiones por cárcel, en una estación de policía o en las residencias penitenciarias en donde los reos gozan de todas las comodidades financiadas con los dineros de sus fechorías.
Pero la responsabilidad de que la impunidad ampare a los corruptos no es del periodista, sino de la justicia. Los periodistas no somos jueces. Apenas presentamos hechos ciertos, comprobados, verificados con varias fuentes fidedignas, debidamente contextualizados. Corresponde a la justicia adelantar las investigaciones, respetando el debido proceso y confirmar las denuncias periodísticas. El último paso que puede dar el periodista es seguir el curso de las investigaciones para saber si el proceso se adelanta con celeridad, dentro del procedimiento legal.
Hay ejemplos emblemáticos de que las investigaciones periodísticas han servido para que la justicia actúe y castigue a los corruptos. — El ex alcalde de Bogotá Samuel Moreno Rojas y su hermano el ex senador Iván Moreno Rojas no estarían hoy en la cárcel de no ser porque una periodista de Caracol radio reveló el 25 de junio de 2010 la conversación telefónica en la que el entonces congresista liberal Germán Olano hablaba con el contratista Miguel Nule sobre el pago de las comisiones al contralor de Bogotá Miguel Ángel Morales Russi dentro del carrusel de la contratación usado para el monumental robo a las finanzas de la capital.
— Tampoco estaría condenado y encarcelado el ex gobernador de la Guajira Francisco Kiko Gómez de no haber sido por la minuciosa investigación que hizo el periodista Gonzalo Guillén de los múltiples crímenes y actos de corrupción del dirigente de Cambio Radical.
— De no ser por la investigación de unos jóvenes reporteros de la desaparecida revista Cambio tampoco estuviera condenado el ex ministro de agricultura Andrés Felipe Arias por regalar miles de millones de pesos a una reina de belleza y a ricos latifundistas del Magdalena, el Valle y Santander de los dineros de Agro Ingreso Seguro, supuestamente destinados a los campesinos pobres.
— Cuando en la década de los años 80 del siglo pasado el narcotráfico estaba en su apogeo, Fabio Castillo le quitó la máscara de empresarios de éxito a los cabecillas de los carteles de la droga y en años recientes periodistas como Daniel Coronell, Juan Gossaín, Ignacio Gómez y Ricardo Calderón, entre otros, descubrieron los falsos positivos, la compra de la reelección de Álvaro Uribe, las ´´chuzadas´´ a políticos, magistrados y periodistas ejecutadas por el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), la parapolítica y los desaparecidos del palacio de justicia.
Ahora mismo en el exterior los periodistas dan la batalla contra el poder en busca de la verdad.
En Estados Unidos el presidente Donald Trump veta a grandes medios de comunicación: CNN, New York Times y The Washingrton Post, a quienes acusa de deshonestos y difundir mentiras, pero en realidad lo que han demostrado es que él cita estadísticas falsas, trasforma en multitudes sin precedentes a la poca gente que asistió a su acto de juramentación o niega contactos de sus principales asesores con los rusos de sus principales comprobados por los servicios de seguridad.
En Francia los principales partidos protestan contra los medios que han descubierto que tanto la candidata presidencial ultraderechista Marine Le Penn como el candidato de centro derecha Francoise Fillón, crearon empleos fantasmas para sus familiares y fichas políticas.
Le Penn, favorita para ganar en la primera vuelta el próximo 23 de abril, está acusada de cobrar sueldos del Parlamento Europeo para sus asistentes, que en verdad trabajaban para el partido. Ante la negativa de Marine Le Pen a devolver el dinero, la Eurocámara anunció que embargará su sueldo hasta recobrar los 300.000 euros que cobraron sus empleados. Penélope Fillon, la esposa del otro candidato, está acusada de cobrar 900.000 euros de un empleo ficticio en la Asamblea Nacional Francesa. Ambos candidatos están siendo investigados por la justicia francesa, a partir de denuncias periodísticas.
Las investigaciones realizadas en 2016 por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación después de examinar 11.5 millones de los llamados Papeles de Panamá, lograron descubrir que desde presidentes hasta estrellas el futbol tenían dineros ocultos en paraísos fiscales para no pagar impuestos. El primer ministro de Islandia Sigmundur Davíð Gunnlaugsson tuvo que renunciar al quedar en evidencia que ocultaba millones de dólares en una empresa con su esposa en un paraíso fiscal.
El periodismo de investigación se desarrolla en medio de grandes dificultades. Requiere dinero para financiar largas jornadas de los reporteros y sus asesores que muchos medios, agobiados por la crisis de ingresos publicitarios y la caída de lectores, no están dispuestos a gastar. Y los medios que han caído en manos del poder financiero tampoco porque algunas veces pisan sus propios callos.
¡Para algo sirve el periodismo!