Así funciona el cerebro de un mentiroso Foto: 123RF
VIDA MODERNA | 2016/10/29 00:00
Un estudio hecho en Gran Bretaña reveló que quienes se acostumbran a mentir pierden sensibilidad en la amígdala, zona cerebral encargada de controlar las emociones básicas.
Una mentira es como una bola de nieve: cuanto más rueda, más crece. Según un estudio hecho por expertos de la Universidad College de Londres, esto ocurre porque el cerebro del mentiroso pierde sensibilidad a medida que repite los actos de deshonestidad. Por eso muchas personas mienten compulsivamente e incluso se vuelven expertas en encubrir el engaño.
Así lo comprobaron los investigadores tras poner a prueba a 80 adultos y observar que cuando mintieron se modificó la actividad de la amígdala, región del cerebro encargada de controlar las emociones básicas. Observaron que las neuronas en esta área disminuyen cuando aumenta la frecuencia de las mentiras. Por eso, quienes se acostumbran a mentir por una pequeñez son mucho más propensos a repetirlo en asuntos más delicados. El trabajo fue publicado en la revista Nature Neuroscience.