A piedra no mejora TransMilenio

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Twitter: @DianisMolanis

Hay que insistir en la validez del reclamo ciudadano, pero el vandalismo no se pueden tolerar.

Por: EDITORIAL 28 de marzo 2017 , 09:26 p.m.
Quince estaciones paralizadas en la troncal del Sur de TransMilenio (en Bogotá) y cinco más que resultaron afectadas, alrededor de 300.000 personas sin servicio y la presencia de vándalos que generaron disturbios y daños al sistema son el triste balance de la jornada de protestas este martes contra el sistema masivo.
Hay que volver sobre lo dicho en otras oportunidades: ¿por qué se paraliza un servicio esencial para la gente? ¿Por qué se golpea a los más pobres? ¿Por qué no se puede protestar y reclamar y marchar, si se quiere, sin que las mayorías paguen la insensatez de una minoría?

El reclamo comenzó por la calidad del servicio, derivó en un rechazo al alza reciente en el pasaje de TransMilenio y el Sistema Integrado (SITP) y terminó pidiendo la revocatoria del Alcalde. Quizás haya motivos para protestar, pero también hay explicaciones que la gente tiene derecho a conocer en un contexto más general.

TransMilenio afronta problemas que van desde la capacidad de sus estaciones hasta sus vehículos vetustos; desde la falta de frecuencias hasta la inseguridad y fragilidad del sistema

Con respecto a la calidad, los usuarios han tenido razón. TransMilenio afronta problemas que van desde la capacidad de sus estaciones hasta sus vehículos vetustos; desde la falta de frecuencias hasta la inseguridad y fragilidad del sistema en situaciones como la de ayer. Lo incomprensible es que esto se dé justo en un sector donde se ampliaron estaciones, se pasó de recoger 15.000 a 25.000 pasajeros hora y se dispusieron buses cada 38 segundos. Y más aún: que todo haya empezado con el bloqueo de la vía por carros particulares, antes de iniciar el servicio normal.

Lo cual no quiere decir que no haya fallas en el sistema, pero se debe ser justos. Buena parte del desmejoramiento no es de ahora, sino de varios años atrás. El mayor descrédito de TransMilenio se dio en el 2013 y el 2014. Acá lo hemos repetido: si se hubiera respetado el cronograma para la construcción de las troncales que se necesitaban y si el modelo que se pactó con los empresarios no se hubiera hecho en las condiciones en que se hizo en la era del Polo Democrático, hoy sería distinto el panorama.

Ello derivó en otra consecuencia que motiva el inconformismo ciudadano: el alza de tarifas. Y la explicación es similar, pues tiene que ver con el esquema impuesto por los gobiernos de izquierda y el excesivo populismo que se hizo en tema tan delicado como la baja de tarifas para congraciarse con futuros electores, sin medir las consecuencias. El hueco que hoy debe afrontar la ciudad es de 660.000 millones de pesos. ¿Por qué no se dice eso en las manifestaciones?

Lo explicó el alcalde Peñalosa: porque hay de por medio tanto intereses políticos como acciones criminales, con encapuchados que agreden, amenazan y desdibujan el sentido de la protesta. Los mismos que ignoran que a piedra jamás mejorará TransMilenio. Y, en cambio, ponen en riesgo a usuarios, funcionarios y conductores, sin contar el enorme daño que ocasionan a ciudadanos de bien que solo quieren ir seguros a sus lugares de trabajo o estudio.

Y tal parece ser la tónica, pues incidentes como los sucedidos, que tardaron casi ocho horas en resolverse, se han convertido en el argumento para hacer oposición, pedir revocatorias, criticar el metro y demás. Todo ello, válido, insistimos, pero no a costa de las mayorías ni de la propia ciudad.

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