¡Que no muera el periodismo en México!
Foto: EFE/Ulises Ruiz Basu
Nota tomada de la UNIDAD DE DATOS El tiempo.com

Hace exactamente un mes fue asesinado Javier Valdez, un periodista valiente que supo combinar la cobertura del narcotráfico con una amplia sonrisa. Nació y murió en una tierra marcada por la violencia de los carteles del narcotráfico, Sinaloa, territorio del Chapo Guzmán, extraditado a los Estados Unidos.

A Javier lo conocieron muchos. Él compartió experiencias y temores, pero más fueron las frases de miedo de los colegas que lo consultaron que las que él alguna vez dejó salir. Sabía sobre qué terreno minado caminaba, qué denunciaba y por qué lo hacía. Su compromiso era con la verdad.

Fue un periodista sin cortapisas, sin lenguaje políticamente correcto. Un hombre orgullosamente de región que hablaba duro y se reía a carcajadas. Alguien admirable porque nunca quiso renunciar, porque escribía y escribía sin cansancio y con alegría. Publicó ocho libros, el último fue el año pasado y se titula ‘Narcoperiodismo, la prensa en medio del crimen y la denuncia’.

Las denuncias de Valdez siempre fueron duras: “Yo siento que el narco sometió al Gobierno, sometió a los empresarios y está sometiendo a los periodistas. Quiere ese silencio cómplice, no quiere que se le mencione”. Su solidaridad con sus colegas fue también inquebrantable: “A Miroslava la mataron por lengua larga. Que nos maten a todos, si esa es la condena de muerte por reportear este infierno”, tuiteó cuando se enteró del crimen de la periodista Miroslava Breach, ocurrido el 23 de marzo de 2017 en Chihuahua. Ambos eran corresponsales de ‘La Jornada’ y Valdez fue además fundador del periódico ‘Ríodoce’, en Culiacán, Sinaloa.

Valdez fue el periodista número 36 asesinado durante el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto y con su muerte el gremio de ese país levantó la voz aún más fuerte para cuestionar a un Estado ausente. Las cifras son escalofriantes, al igual que los altos niveles de impunidad que existen sobre los crímenes contra los reporteros de México. Los periodistas del país latinoamericano se sienten acorralados.

“No puedo dejar de sentirme preocupado por saber quién puede ser el siguiente periodista o reportera asesinado. Estamos solos. Quienes operan los gobiernos y los narcos parecen ser los mismos”, son las palabras de Daniel Lizárraga, reportero de investigación de una iniciativa independiente, Mexicanos contra la Corrupción, quien ganó destacados premios de periodismo por destapar el escándalo de la ‘casa blanca’ del presidente Enrique Peña Nieto.

 

Foto: Efe/ EL periodista Javier Valdez fue asesinado en Sinaloa, México.

Ignacio Rodríguez, fundador de la revista Emequis y miembro de la iniciativa de periodismo independiente Quinto Elemento, considera que “el asesinato de Javier Valdez mostró lo que desde los altos círculos políticos y económicos se ha querido minimizar: hemos entrado en una zona ciega, un estadio oscuro, un asfixiante túnel negro en el que hasta moverse lastima, mucho mas respirar”.

Para la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México, con la declaración de guerra contra el narcotráfico que comenzó en el gobierno del presidente Felipe Calderón y continuó en el de Enrique Peña Nieto, el número de asesinatos y agresiones contra periodistas se triplicó en el país.

Justo ese asunto fue abordado por Javier Valdez un mes antes de su crimen, al decir
en una entrevista en una universidad mexicana que el origen de la violencia contra la prensa estaba relacionada con la división de los carteles del narcotráfico. “Ahora se habla de, no sé, 50 carteles, cuando había tres o cuatro principales en el país. El Gobierno provocó esta división con esta guerra estúpida, provocó vacíos de poder, y eso colocó en situaciones de mayor riesgo a los periodistas”.

Solo en el 2016 México fue el tercer país con el número más elevado de muertes de periodistas en el mundo, superado únicamente por Siria y Afganistán, con 11 asesinatos, según Reporteros Sin Fronteras y el Comité de Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés). Veracruz, Oaxaca, Chihuahua, Tamaulipas y Guerrero son los lugares donde han asesinado al mayor número de comunicadores.

Periodistas asesinados durante el gobierno Peña Nieto

 

“Siento que estamos atrapados en una guerra que no hemos terminado de entender.
Y que vamos en la primera línea de fuego, sin herramientas y dando palos de ciego, ante la impunidad de quienes provocan esos asesinatos”, son las palabras de Daniela Pastrana, de la Red de Periodistas de a Pie.

El grado de amenaza para hacer periodismo en determinadas regiones de México llegó a niveles insospechados. Valdez también lo decía: “Hay regiones en las que el narco manda, como en Tamaulipas, llaman por teléfono y dicen: ‘esa nota no la publiquen’. Y cuelga el teléfono y llama otro narco de una organización enemiga de la primera que llamó y dice: ‘publica la nota’. Y llama un tercer narco de otra organización criminal enemiga de las dos primeras que llamaron y dice: ‘quiero que publiques esa nota y le des portada y con fotografía’ “.

Para quienes intentan contribuir a la democratización de la información en México, no hay duda de que el país es uno de los más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo, oficio que se desarrolla en medio de la corrupción que aqueja a los gobiernos. Y justo ese es el engranaje que le permite al crimen organizado operar tal cual lo viene haciendo. Javier Valdez lo contó en sus libros, al igual que el resto de periodistas asesinados que desde diversas tribunas, incluyendo las redes sociales, lo hacían y fueron silenciados.

México es uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo
¿Qué hacer? Eso mismo se preguntan todos los días los colegas que se resisten a creer que el periodismo no tiene oportunidad en México. Marcela Turati, ganadora del Premio a la Excelencia de la Fundación Gabriel García Márquez, habla desde su dolor sobre el crimen de Valdez: “Fue quien enseñó a toda mi generación a cubrir el narcotráfico, ya que él había empezado desde antes. Su asesinato fue como el asesinato del hermano mayor, de quien nos decía cuáles eran las reglas de cobertura en el mundo mafioso y cómo teníamos que cuidarnos también de funcionarios y políticos involucrados”.

Ella junto a otros reporteros en México están convocando a reuniones para reflexionar sobre lo ocurrido. Por lo menos 500 colegas comienzan a participar de diversos encuentros para definir qué acciones emprender, bajo la premisa de que si se mata a un periodista se silencia también lo que estaba denunciando.

Para Turati, “la lucha contra el silencio en México es una carrera de resistencia que requiere relevos, un día les toca a unos retirarse para tomar aire (o salvar su vida) y a otros regresar descansados y con la mirada limpia para comenzar nuevos intentos, porque mantener viva la indignación y la esperanza requiere estrategia”. Y en medio de esa estrategia, la solidaridad de los colegas del mundo, suma para exigir justicia.

Iniciativa de solidaridad

Hoy, como una medida para exigirle al Gobierno mexicano que frene la impunidad reinante contra los crímenes de comunicadores, diversos medios de comunicación publicamos notas para dar a conocer la grave situación de la prensa mexicana.

La iniciativa #OurVoiceisOurStrength #NuestrasVocesNuestraFuerza fue lanzada hace dos semanas por un grupo de comunicadores estadounidenses preocupados por las amenazas que sufren quienes hacen periodismo en México, al proyecto nos hemos sumado redacciones de todo el mundo, que nos unimos a la exigencia de protección a reporteros mexicanos y de justicia en los casos de crímenes y agresiones.

Por: LA UNIDAD DE DATOS