Por: Gabriel Ortiz, Socio CPB
27-6-17 repunta el sol de la vida, la convivencia, la equidad, la prosperidad y agonizan la rabia y el odio en una Colombia distinta e irreconocible. Se produjo la más grande e importante noticia de este siglo: la paz real e irreversible.
El país sensato se agrupó en calles, parques, ciudades, campos y hogares que, entre júbilo, lágrimas y esperanza gritó: ¡si se pudo!
Toda Colombia quería la paz, unos con el anhelo de convivir y asegurar presente y futuro para actuales y futuras generaciones, otros para disfrutar de una vida amable y otros queriendo asegurar egoístamente sus privilegios.
Dos postulados sellaron el conflicto con las Farc: un presidente airoso, que consideró que ese objetivo, era suficiente logro para su mandato y, un jefe de una guerrilla, convencido de que nos merecemos un futuro fértil. “la paz es real irreversible”, expresó Santos con la fuerza que le imprime ese Nobel de Paz. “No le fallamos a Colombia. Adiós a las armas, adiós a la guerra”, dijo convencido Timochenco. “Ahora tenemos que desarmar los corazones”, sollozaba y suspiraba un pueblo víctima durante años de los vejámenes y oprobios recibidos de las partes en conflicto.
Este 26-6-17, este martes de junio, ha otorgado a los colombianos el más preciado trofeo de una victoria que cubre a todos por igual. Ganaron, la sacrificada fuerza pública, el pueblo que se encontraba en la mitad de las balas; ganó la guerrilla y ganaron los que se arrogaron tierras, bienes y fortunas, de los azotados por la guerra de los sesenta años.
Estos triunfadores, deben unir fuerzas para lograr los anhelos de unos mártires que se merecen disfrutar del galardón que, en Oslo, se depositó al principal artífice de tan valioso triunfo de la humanidad. El silencio y la discreción de Enrique Santos Calderón, no pueden desconocerse en estos vitales momentos de la vida nacional.
Desde luego que quedarán rescoldos de odio y rabia en la mente de quienes deben entregar lo mal habido, de quienes aprovecharon el conflicto para amasar fortunas, posiciones y prerrogativas. Los alzados en armas, los beneficiados con la guerra y quienes con odio atizamos y rumiamos aun, la ira no desahogada. Tendremos que mitigar y cambiar el rumbo. Tendremos que responder y reparar a unas víctimas que, a su vez, deberán controlar el hervor de la sangre, los puños tensos y la desbordada adrenalina.
No más recriminaciones entre unos y otros. No más hogares y familias rotas. No más amistades fracturadas y graduadas de traición…
Esto, desde luego, tardará en cristalizar, porque hay que cuidar muchos votos ingenuos, contaminados y enverracados. Para lograrlos, habrá preguntas disparatadas, como si entregaron todas, todas las armas, sin explicar la contabilidad que de ellas tienen los enemigos de la paz. Los golpes bajos continuarán, porque hay quienes no se resisten a entender que alcanzamos lo inalcanzable… y que: “la paz es real e irreversible”.
BLANCO: Hay muchos padrinos en Reficar.
NEGRO: ¿Será ¨real e irreversible¨ la paz entre Uribe y Pastrana?