Periodismo: ¿Oficio o profesión? y El ser o no ser en Periodismo

Por considerar que estos temas sobre la actividad periodísticas, aun hechos hace poco más de un año y en países distintos a Colombia, de todas maneras no los desgasta el tiempo ni el espacio geográfico,  los publicamos para su análisis

 


Año con año la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami), actualiza su listado de 59 oficios existentes en México para fijar los nuevos salarios profesionales con montos considerados como un ingreso justo por cada actividad.

Es evidente que los ajustes son solo por «encimita», la Conasami no hace una valoración profunda; después de varias décadas de vida de las carreras de Comunicación y Periodismo en México, sigue considerando al Periodismo como una habilidad manual.

Sin demeritar el trabajo especializado del plomero, soldador, velador, pintor, tapicero, zapatero, entre otros oficios, los rubros de Reportero de prensa escrita diaria y Reportero gráfico no deben estar en este apartado, como tampoco están otras carreras que inicialmente se hicieron en la práctica.

Al paso de los años, la habilidad se profesionalizó y reconoció por la SEP como una profesión. Entonces, por qué mantenerla al lado de actividades que no pasaron por un aula formal, con 19 años de estudio, para lograr una licenciatura, dos más para obtener maestría y otros tres años para el doctorado.

Si bien se puede encontrar una gran diferencia entre el reportero y el periodista, porque el primero se limita solo a «reportar» lo que los demás dicen y el segundo investiga y ofrece un escenario más amplio del tema, al final esto obedece al desempeño y compromiso, pero ambos son profesionistas, egresados de una universidad.

A simple vista, cualquiera pudiera pensar que nadie hace caso de estas propuestas salariales pero, hoy en día, existen muchas empresas donde el pago se rige por este listado, donde se fija un ingreso diario, incluso menor a los 218.87 pesos, poco menos del doble de lo propuesto para quien maneja un trascabo.

Esta profesión no es para improvisados, requiere de una formación sólida, pero sobre todo de un gran compromiso. Se trata, nada menos, de empoderar a la gente a través de la información.

Por ello muchos de quienes se formaron en la práctica, sin conocimientos previos del tema, ni siquiera la preparatoria, hoy se han especializado; han hecho esfuerzos por estar a la altura de una profesión que está hecha para servir a la gente.

Este «pequeño» error en la concepción de la profesión como un oficio ha impedido mejorar sustancialmente las condiciones laborales de quienes se dedican a una de las actividades más peligrosas en México, sin garantizarle, de entrada un salario digno, protección ni condiciones adecuadas para ejercer.

Los diputados locales están a punto, sino es que en un abrir y cerrar de ojos la aprueban, de analizar una iniciativa de ley, la cual de entrada contempla un garrafal error al proponer privilegios y canonjías para los periodistas, dejando en manos del gobierno y, por consiguiente, del erario público, la responsabilidad laboral del patrón, lo cual sería injusto e inequitativo.

Para garantizar los derechos de quienes se dedican a investigar e informar, hace falta empezar por lo básico: el periodismo no es un oficio, es una profesión y como cualquier otro trabajo, requiere, obligadamente, tener todas sus prerrogativas a salvo. A partir de eso se puede pensar en la cláusula de conciencia, el secreto profesional y otros pasos más.

CLAUDIA HIDALGO

MILENIO.COM

 


Una estudiante de segundo de bachillerato abrió la caja de Pandora en un grupo de Facebook: ¿Merece la pena estudiar Periodismo?

“Ser o no ser, esa es la cuestión. ¿Cuál es más digna acción del ánimo, sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades, y darlas fin con atrevida resistencia?”

William Shakesperare no escribió el famoso soliloquio de Hamlet pensando en un futuro destino de los periodistas, pero a juzgar por las respuestas que ha recibido la joven en la red social, el ser o no ser de Hamlet puede perfectamente aplicarse. Por un lado están los graduados y licenciados que la animan a hacerlo, porque aún sabiendo la situación del mercado laboral periodístico – por eso lo de “sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta”- siguen creyendo en el Periodismo; y por otro, los que ya han abandonado el sueño periodístico y la animan a seguir por otro camino en el que pueda tener ingresos económicos de ello – entiéndase aquí “oponer los brazos a este torrente de calamidades” en que se ha convertido el Periodismo. Porque aunque existen algunos medios y periodistas independientes que dignifican al Periodismo, la percepción general es que ‘el Periodismo ya no es lo que era’ y lo que vende es el morbo y no la rigurosidad periodística.

El romanticismo en el Periodismo

El romanticismo del Periodismo tiene que ver con los sueños, con el ideal de ser un buen Periodista que lo es porque quiere mostrar la verdad de los hechos y cree en el Periodismo como un servicio a la sociedad, el cuarto poder como pilar de la democracia. Y en este sentido yo sigo siendo una romántica del Periodismo, porque entiendo el Periodismo en su estado puro con esas tres condiciones que le resaltó García Márquez: las aptitudes y la vocación del periodista, la investigación como definición del Periodismo y la ética periodística. Si se cumplieran estos requisitos entonces ser periodista, en efecto, sería el mejor oficio del mundo. Lo llamo romanticismo porque a juzgar por los titulares e informaciones que nos encontramos en distintos medios de comunicación, lo que debería ser la norma se ha convertido en una excepción; la investigación cede paso a la inmediatez y la ética periodística se pierde entre los colores políticos de muchos periodistas, la vocación quiero creer que aún sigue ahí.

Pero “Gabo” ya no está para ver en lo que se ha convertido el Periodismo. Cuando Gabriel García Márquez pronunció su famoso discurso hace veinte años presentía el declive del Periodismo, por ello creó la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano. En su discurso resaltó algo de lo que ya carecíamos los nuevos periodistas: la creatividad y la práctica, “las facultades enseñan muchas cosas útiles para el oficio, pero no el oficio mismo”. Y es cierto, las universidades (son pocas las excepciones) siguen siendo muy teóricas, lo que no está mal porque los futuros periodistas deben nutrirse de diversos conocimientos para poder desarrollar una labor loable, pero la teoría no puede estar reñida con la práctica.

¿Qué es un periodista si no tiene la práctica que le permita la soltura para desarrollar una noticia que responda a las 5W, y con la inmediatez que requieren los nuevos tiempos? Ese trabajo que debería estar en las aulas de las facultades se le ha cedido a

Fuente: APM

instituciones y medios ajenos a las mismas, que en el mejor de los casos el o la estudiante se encontrará con un profesional que le guie en el aprendizaje, según los datos que maneja la Asociación de la Prensa de Madrid 4 de cada 10 becarios no han contado con un tutor.

El mercado laboral

El último “Informe Anual de la Profesión Periodística” (2016) destacó que el paro registrado entre los periodistas era un 74% superior al de 2008, aunque también señalaba que en cuanto a 2015 había descendido un 9%. No hacía referencia si en ese 9% se encuentran los muchos jóvenes que han buscado otro camino fuera de España, porque para las encuestas se toman datos oficiales de la Oficina Estatal de búsqueda de Empleo y no todos los periodistas acuden a ella.

 

Por Sara Mariella Díaz

Testimoniamos