Felipe López habla de salida de Coronell de Semana, Coronell responde

4 Junio 2019.

Foto: Claudia Rubio.

En medio de la controversia que generó la salida del columnista Daniel Coronell de la revista Semana, este fin de semana Felipe López, fundador y accionista del medio, habló con el TIEMPO sobre el tema, y dijo por qué a pesar de que insiste en que los interrogantes de Coronell sobre la información que terminó saliendo en The New York Times eran válidos, la columna del periodista fue cancelada.

Tomada de: El Tiempo.

También en entrevista con EL TIEMPO, Coronell respondió a las afirmaciones de López e insistió en que los lectores de la revista necesitaban más explicaciones sobre la no publicación de la historia de la directriz sobre operaciones militares. Hizo énfasis en que están intentando minimizar el debate solo al aspecto de la ‘chiviada’ y no a las razones de fondo por las cuales Semana guardó una investigación que era importante.

¿Finalmente, por qué se fue Daniel Coronell de ‘Semana’?
Felipe López, fundador y accionista de 'Semana'

Se ha armado un enredo grande con la salida de Daniel Coronell, gran columnista de esa casa, y del cual usted ha sido el protagonista. La gente conoce la versión de Daniel, pero todavía no la de ‘Semana’…

Para mí, este lamentable episodio comenzó relativamente normal, pero gradualmente se fue saliendo de madre, hasta que explotó

¿Qué es lo que usted llama normal y qué fue lo que explotó?

Lo normal es que ‘Semana’ está llevando a cabo una investigación sobre una controvertida directriz del Ejército, que podría ser interpretada como un incentivo para volver a los días de los ‘falsos positivos’. Esa investigación se prolongó porque salieron nuevos elementos y más graves y, en ese proceso, ‘The New York Times’ se adelantó con un informe en el mismo sentido. Hasta ahí se trataba de un revés periodístico de esos que suceden con frecuencia.

¿A qué llama “elementos más graves” que, según usted, han surgido en medio de la investigación? 

Yo no sé, porque no manejo directamente la investigación. Pero, por ejemplo, vi que para el equipo de ‘Semana’ era muy importante establecer si había habido muertos o no, originados en esas directrices militares. Cuando me hablaron de eso, afortunadamente no había. Pero, como le digo, no soy la persona adecuada para hablar en detalle sobre el contenido.

La columna de Daniel nunca fue el problema. En los 37 años de ‘Semana’, nunca se ha censurado a un columnista. La de él se trataba de unos interrogantes válidos que un columnista le puede hacer a su medio. Concretamente, lo que preguntaba era por qué se prolongó tanto la investigación y si eso significaba que iba a ser engavetada.

¿Fue engavetada? Alejandro Santos, director de ‘Semana’, respondió que no…

Alejandro pensaba que lo único que tocaba hacer era contestar sin ningún misterio. Aclaró que por tratarse de un tema delicado, había que manejarlo con responsabilidad y rigor, pero que definitivamente las investigaciones de interés público no se engavetaban en ‘Semana’. Por eso, en la revista se pensó en que ahí terminaba ese episodio.

El columnista ha dicho que no quedó satisfecho con la explicación del director…

Es ahí donde, a mi juicio, comenzó el problema. Él le reviró públicamente a Alejandro que no consideraba esa explicación satisfactoria. Y eso creó un desconcierto.

Alejandro Santos no ha hablado públicamente. Hasta el momento de esta entrevista, solo a través de un trino…

Pero era la explicación del director de la revista, y lo importante es que aclaraba que la investigación no se había archivado. Daniel no aceptó esa explicación. Eso equivalía a poner en tela de juicio la credibilidad de ‘Semana’ y en el periodismo, eso es todo.

¿Por qué no darle una segunda respuesta a Coronell?

Es que no era clara cuál era la respuesta que él exigía. Seguramente, lo que querría era que ‘Semana’ aceptara que la investigación había sido engavetada, pero eso no era posible porque no era la realidad. A esas alturas ya era evidente que había una falta de confianza.

Demorar la publicación fue lo que condujo a pensar que no la querían sacar… ¿Acaso no la tenían?

Aplazar la publicación de un artículo es un tema recurrente en la actividad periodística. La investigación estaba en curso, y en ningún momento se consideró no publicarla. Hay investigaciones inconclusas que, por diferentes criterios, toman tiempo e incluso llegan a no publicarse. Esto puede depender de elementos como una información clave, una noticia gorda, o una coyuntura diferente.

A mí me parece que a ‘The New York Times’ le faltaron fuentes de lado y lado, pero finalmente terminó ese influyente diario publicando la misma investigación en menos de quince días. Ustedes no lo hicieron en meses, aparentemente teniendo la misma información…

Tengo entendido que lo que publicaron ellos no es exactamente lo que nosotros teníamos. Lo que existió fue una diferencia de criterios. El NYT consideró que lo que tenía era suficiente y nosotros, que aún había aspectos pendientes. En un país como Colombia hay muchas consideraciones para tener en cuenta en una investigación tan delicada, incluyendo la protección de las fuentes y la seguridad personal del equipo periodístico.

¿Y es que alguien del equipo ha quedado en riesgo por publicar o no publicar?

En las informaciones sobre temas de orden público, siempre existe ese riesgo.

La discusión se centra en que ‘Semana’ no publicó, por consideraciones de su director, una información que tenía. ¿Una de ellas podría haber sido la de no incomodar al Gobierno? Se dice que Alejandro Santos se reunió con el secretario de Palacio, Jorge Mario Eastman, para hablar de este tema…

Cuando se investiga un tema, es un deber escuchar la versión de todas las partes. Era absolutamente lógico averiguar si la nueva directriz del Ejército era un asunto circunscrito solo al ámbito militar, y si el alto Gobierno estaba enterado de las implicaciones. Hubiera sido irresponsable hacer ese artículo sin escuchar, entre muchas otras, la versión oficial. Por eso se buscó a Jorge Mario Eastman, quien no solo era secretario general de la Presidencia, sino que había sido también viceministro de Defensa.

¿Y nadie habló con el presidente Duque de este tema?

No.

También se dice que usted almorzó con él, con el nuevo accionista de ‘Semana’, Gabriel Gilinski, y su hija María, en Palacio…

Yo almuerzo con mucha gente, con ministros, con funcionarios, con presidentes… Eso es parte del trabajo. Pero no para discutir qué sale o no en la revista.

Algunos creen que los cambios recientes en ‘Semana’ están relacionados con la llegada de los Gilinski…

Eso ha dado para mucho cuento. Hasta hace un mes estábamos en que los Gilinski habían entrado a Semana para elegir a Petro. Ahora, el cuento es que están entregados a Duque. Ese es un salto ideológico grande. Ellos, la verdad, manejan lo administrativo pero no se meten en el resto. El propio Daniel Coronell ha dejado claro que él sabe que los Gilinski no tuvieron nada que ver con su salida.

Concluyamos. ¿Finalmente, por qué salió Daniel Coronell de ‘Semana’? ¿Fue por la columna, o por poner en duda las explicaciones de su director?

Hubo otra cosa. Cuando hablé con él, me dijo algo que me desconcertó: Que mientras ‘Semana’ no diera una explicación satisfactoria, él iba a insistir en el tema en las próximas columnas, pues tenía mucha información que no había publicado en la primera. Eso me pareció inaceptable. Si su decisión era seguir poniendo en tela de juicio la credibilidad de la revista, lo lógico es que lo hiciera desde afuera.

¿Sabe usted de qué información adicional habla?

No tengo idea, pero seguramente él la hará pública en los próximos días, y los colombianos podrán juzgarla.

Yo he dicho que esto fue un pierde pierde…

Para mí, solo salió perdiendo ‘Semana’. Daniel es probablemente uno de los columnistas más influyentes del país; todos los medios van a querer su columna, y a donde se vaya la gente lo seguirá. Perder un periodista de esa talla tiene un costo muy alto para la revista, y eso no tiene sentido negarlo. Este es un final triste de una relación muy fructífera que, en mi opinión, le aportó mucho al periodismo colombiano durante dos décadas. Pero, como usted misma dijo en La W, cuando se acaba la confianza en un matrimonio lo que sigue es el divorcio.

La respuesta de Coronell

En la mañana de este domingo Daniel Coronell escribió en su cuenta de Twitter que «la decisión de cancelar mi columna no fue tomada después de la llamada de Felipe López. La llamada tenía el propósito de comunicarme esa decisión», y añadió: «Jamás le dije que haría nuevas publicaciones sobre el tema».

Dijo también que «Semana admite hoy errores. El tema era válido».

 

Daniel Coronell le responde a Felipe López, de ‘Semana’

El periodista reacciona a la entrevista que el fundador de la revista dio sobre su retiro.

Daniel Coronell

Daniel Coronell.

Felipe López insiste en que ‘Semana’ no engavetó la noticia sino que tenían que hacer otras verificaciones, ¿por qué no les cree? y ¿qué es lo que, según usted, ‘Semana’ tiene aún pendiente por explicar?

Hasta el día que hablé con Felipe no había ninguna explicación. Es más, él me dijo que ‘Semana’ no tenía por qué explicar nada.

Finalmente, la explicación llegó este domingo, en forma de editorial y luego de mi despido que califica como “salida”. Allí, ‘Semana’ reconoce que sí cometieron errores. Entre otros, el de no publicar cuando ya tenían información suficiente.

En este caso, publicar con el rigor necesario y en el momento oportuno podía salvar vidas. Desde febrero hay varios episodios que están en investigación. El asesinato de Dimar Torres es uno de ellos. ‘Semana’ informa hoy que a Torres lo iban a hacer pasar por un guerrillero del Eln.

¿Usted hubiera publicado este tema, como lo hizo NYT, con dos fuentes anónimas y la interpretación de una directriz?

No son fuentes anónimas, sino protegidas. Yo sí las publicaría si tuviera la certeza de que las fuentes son mandos militares. Esa certeza la tuvo ‘The New York Times’ y la tenía ‘Semana’ meses antes y con más fuentes. Además, los papeles publicados no son los únicos que conocieron los periodistas. Entre otros documentos tienen esas mismas planillas diligenciadas, con cifras proyectadas y firmas, pero no pueden hacerlas públicas para proteger a las fuentes.


En el periodismo a todos nos chivean alguna vez. ¿Qué tiene de raro que ‘The New York Times’ se le haya adelantado a ‘Semana’?

Artificialmente han tratado de convertir esto en un debate sobre la chiviada. La verdad es que ‘The New York Times’ no tenía la historia, no la estaba trabajando, no estaba compitiendo con la prensa colombiana para ver quién salía primero. La información solo la tenía ‘Semana’ por meses y no la publicó. Fue entonces cuando las fuentes –que ya se sentían en peligro porque la filtración había llegado a oídos de la cúpula– decidieron buscar a un medio internacional, porque concluyeron que en Colombia no les iban a publicar la denuncia.

López dice que usted tiene más información. Denos un ejemplo y cómo la va a conocer el país…

Felipe le asegura a María Isabel Rueda cosas que yo jamás dije en la conversación. Cuando recibí su llamada para comunicarme la decisión –ya tomada– de cancelar la columna, yo estaba en una librería frente a un apreciado colega, a la librera y a otras dos personas que pudieron oír todo lo que dije. La conversación apenas duró dos minutos y medio.

Jamás afirmé que iba a publicar más sobre el asunto. Lo que sí le dije, con toda serenidad, es que existen informaciones adicionales sobre reuniones de ‘Semana’ con el Gobierno, además de la de Jorge Mario Eastman. Esta última reunión ‘Semana’ también la admite, en su editorial, como otro de sus errores.

Daniel Samper Ospina y Vicky Dávila lo respaldan a usted y dicen que su despido fue un error de Felipe López. María Jimena Duzán y Antonio Caballero también dicen que fue una equivocación de López, pero coinciden los dos en calificarlo a usted de arrogante por el manejo del tema. ¿Qué opinión le merecen las posiciones de sus antiguos compañeros de ‘Semana’?

Agradezco mucho la solidaridad, pero a nadie he llamado a pedirle que diga o haga algo. No creo que preguntar o pedir una explicación sea arrogante. Los respetuosos términos que usé están a la vista de todos y eran tan válidos que merecieron finalmente una respuesta de ‘Semana’.

Antonio para mí siempre ha sido un maestro. Debo decir que me sorprendió que María Jimena no me dijera arrogante ni soberbio cuando leí mi columna a su lado, en vivo y ante 200 suscriptores. Tampoco me calificó así cuando me llamó el martes, muy solidaria, después de mi despido. Quizás solo se percató de mi supuesta soberbia cuando estuvo expuesta a la humildad de Felipe López.

Se especula que su cabeza la estaban pidiendo los Gilinski, ¿qué hay de cierto en eso?

Hasta donde yo sé, eso es falso. Antes y después de la cancelación de mi columna he tenido comunicaciones muy amables con miembros de la familia Gilinski.

El ministro Botero asegura que todo es un complot para dañar los ascensos de los altos oficiales. ¿Usted qué le responde?

Esa actitud de negación fue la que mantuvo por años oculto el horror de los falsos positivos. Miles de muertos después, lo empezamos a aceptar. El presidente de entonces, Álvaro Uribe, trató de criminalizar a las víctimas diciendo que “no estarían recogiendo café”. En el caso de Dimar Torres, la primera respuesta del Ministro de Defensa también estuvo encaminada a justificar, o a ocultar, lo sucedido. El doctor Botero solo vino a reconocer los hechos cuando la evidencia lo abrumó.