5 Junio 2019.
Fundado hace 50 años por la familia Martignon Biernnan estaba controlada por capital costarricense, la llegada de cadenas como Juan Valdez, Starbucks y Tostao fueron la estocada final.
Tomado de: Las 2 Orillas.
El tradicional Oma Café es la más antigua de las tiendas de café gourmet, fundada hace 44 años en su icónico lugar en la carrera 15 con calle 82. Atendido por Marlene de Martignon y su madre, Gerda de Biermann, apodada Omita (abuelita en alemán) y que da origen al nombre Oma, fue creciendo lentamente, solo con locales de operación propia, pero en diferentes formatos. Para el 2007, contaba ya con 150 puntos de ventas y más de mil empleados.
A principios de siglo, en el 2002 la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, a través de la Promotora de Café Colombia (Procafecol S.A.) abrió su primera tienda Juan Valdez en el aeropuerto internacional El Dorado en Bogotá, y dos años después inició su proceso de expansión. Apoyado en la imagen de un personaje nacional que representaba el café colombiano rápidamente se expandió nacional e internacionalmente, en varios casos mediante franquicias, hoy después de 16 años en el mercado, posee más de 400 tiendas entre Colombia y otros 16 países. En 2017, la marca cerró con un crecimiento de 13 % en ventas, en cambio el año pasado, las ventas crecieron apenas un 3,5 % alcanzando $ 287,8 mil millones y con unas pérdidas netas de $ 12.821 millones. Luego llegaría la líder de cafeterías a nivel mundial, Starbucks, en julio de 2014. El presidente mundial de la compañía en ese momento, Howard Schultz, abrió personalmente la primera tienda en el parque de la 93, hoy cuentan con 16 tiendas en Bogotá, 6 Medellín y una en Cali. Starbucks no solo quiere ser el lugar donde la gente compra un café y se va, quiere ser el lugar donde la gente compra y se queda, su cliente, por lo tanto, está dispuesto a pagar más por unos locales acogedores y sillas cómodas.
Un grupo de inversionistas colombianos está detrás de la exitosa y creativa propuesta de Tostao Café y Pan, con su oferta de café y productos horneados de calidad y buen precio. Esta opera a través de la compañía panameña Bakery Business International (BBI) y arrancó con una primera tienda en Bogotá en diciembre de 2015. Sus tiendas no son para quedarse. No ofrecen Wi-fi, solo el 10% de los locales tiene sillas y mesas, no hay servicio a la mesa, no hay platos, ni cubiertos pero la fórmula pegó. Para marzo de 2018, era la cadena de café gourmet con mas tiendas en Colombia; con cerca de 400 tiendas localizadas en Bogotá, Medellín y Cali venden un equivalente al 74 % de las ventas de Juan Valdez. Con un agresivo plan de expansión alcanzaron ventas en el 2018 por $ 212 mil millones, con una fuerte inversión de capital que le significó el año pasado unas pérdidas equivalentes al 21 % de las ventas ($ 44.619 millones) y un acumulado de $ 93.364 millones en los últimos tres años, pero su plan de negocios marcha.
Oma Café no parece haber logrado mantener su ventaja de líder inicial y desde hace tres años viene en picada. Las pérdidas para el 2018 fueron de $ 13.650 millones (con ventas de $145 mil millones) y las pérdidas acumuladas alcanzaron los $ 29.216 millones al cierre del 2018, dejando su patrimonio en apenas $ 15.147 millones. Y peor aun, las deudas con terceros han venido creciendo durante los últimos tres años, alcanzando a finales del 2018 un total de $86.897 millones. Un monto que le significa un nivel de endeudamiento del 85%, monto al que llegó en los últimos tres años.
El tradicional y querido café Oma de la carrera 15 terminó atrapado en la guerra de un negocio que cada vez exige mayor capital y que terminó ahogando a sus dueños costarricenses.