El hongo que asusta al mundo sería hijo del cambio climático

13 Agosto 2019.

Foto: iStock.

El mundo comenzó a conocer, poco a poco, el Candida auris desde el 2009, cuando una infección en el oído de un japonés demostró que su existencia era un reto para los medicamentos con los que normalmente se tratan los hongos patógenos.

Tomado de: El Tiempo.

Desde entonces su presencia en tres continentes de manera casi simultánea y con la misma agresividad son elementos que permiten inferir que puede haber factores distintos al contacto con los fármacos para explicar su atípico comportamiento.

A esa conclusión, justamente, apunta un análisis académico publicado hace unos días en la revista de la Sociedad Americana de Microbiología que plantea que este sería el primer ejemplo de una nueva enfermedad causada por hongos que surge del cambio climático, específicamente por el aumento de temperatura en el planeta.

Aunque los autores (Arturo Casadevall, Dimitrios P. Kontoyiannis y Vincent Robert) sostienen que podrían existir otros factores, al hacer el análisis filogenético de dicho hongo para comparar la susceptibilidad a la temperatura con la de sus parientes cercanos (las Candidas), el Auris presenta unas características que demuestran su adaptación a temperaturas elevadas, lo que le permitiría que al colonizar el cuerpo humano encuentre un espacio favorable para su crecimiento.

Pero antes, un repaso a los hongos

Según Carlos Álvarez, expresidente de la Asociación Colombiana de Infectología, los hongos son uno de los grupos de microorganismos más abundantes y diversos sobre la naturaleza, al punto que se estima que hay más de un millón de especies, y según el Centro para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), solo cerca de 10 pueden afectar a personas sanas y un número cercano a las 300 pueden atacar a quienes tienen las defensas bajas. En este grupo, valga decir, se encuentra el Candida auris.

A nivel mundial, se estima que cada año 1,5 millones de personas mueren a causa de hongos, la cuarta parte de las víctimas letales de las bacterias.

Las enfermedades por hongos más comunes son las que atacan la piel y pueden prevalecer en las uñas, cuero cabelludo y genitales. Quienes tienen las defensas bajas son más susceptibles a hongos oportunistas y de ellos el Aspergillus y algunas Candidas son los más comunes.

Hongo y temperaturas altas, una relación peligrosa

Para entender la hipótesis de los investigadores, se debe entender primero que la temperatura del cuerpo humano es constante en su interior (37 grados centígrados) y que los hongos que enferman se desarrollan óptimamente en ambientes entre 28 y 30 grados. De ahí que según Álvarez la temperatura más elevada del cuerpo da una especie de inmunidad frente a las infecciones de estos organismos. 

Sin embargo, Casadevall, Kontoyiannis y Robert afirman que el aumento gradual de la temperatura a nivel global pudo haber promovido una capacidad del Candida auris para crecer por encima de los 35 grados en una suerte de progresión evolutiva. 

Esta hipótesis la plantean porque entre el 2012 y el 2015 el Candida auris se aisló en tres continentes diferentes sin que existiera relación genética específica entre ellas, lo que para los investigadores resultó difícil de entender, así como su resistencia a los antifúngicos a los cuales, en teoría, nunca habían sido expuestas.

“Parece no haber una correlación entre la aparición de la resistencia a los medicamentos contra los hongos ocurrida tan tempranamente después de su aparición, en razón a que esta característica se adquiere de un contacto que se va transmitiendo a través de las generaciones, algo que aquí no se ha probado”, indican los científicos.

En concreto, sugieren que el Candida auris es un hongo emergente que pudo haber traído incorporada la resistencia, a lo que se suma la posibilidad de que al llegar al cuerpo humano -con mayor temperatura- encontró las condiciones para sobrevivir y afectar principalmente a quienes tienen defensas bajas.

Lo que se ha encontrado

Los análisis al Candida auris confirmaron que este hongo es capaz de crecer en temperaturas más altas que la mayoría de las especies estrechamente relacionadas. Y que si bien no se tiene claro si se trata de una característica nueva, sí es un elemento importante si se tiene en cuenta que su primer aislamiento se hizo en el oído, un espacio que tiene una temperatura inferior al interior del organismo, lo que le permitió hacer una transición progresiva a otras partes.

En ese sentido, ya se demostró que el Candida auris ya logró colonizar partes frías de la piel y se teme que en ese proceso de termoadaptación podría llegar al microbioma intestinal, lo que empeoraría su manejo.

El infectólogo Carlos Álvarez manifiesta que es evidente que el calentamiento global es un factor determinante en el cambio de la dinámica de transmisión de enfermedades infeccionas. “La hipótesis sobre la Candida auris es apenas uno de múltiples procesos que en los próximos años pueden afectar al ser humano”, remata.