22 noviembre 2019 –
Durante el paro nacional, convocado por las centrales obreras y varias organizaciones sociales, estudiantiles y de oposición política, estarán presentes trabajadores de la Aeronáutica Civil quienes, además de sumarse a las 10 razones esgrimidas como justificación para adelantarlo —algunas desmentidas y rechazadas por el Gobierno Nacional—, tienen motivos propios para reclamarle a la administración.
Quizás el más importante se relaciona con las necesidades en la planta de personal, problema viejo, recurrente y sin soluciones que afecta diversas áreas de la entidad, en particular las encargadas de la parte operativa. La nómina, establecida y congelada por decreto en 2014, se quedó corta ante al crecimiento desbordado del tráfico aéreo registrado en el país durante los últimos años. Por las terminales se movilizan 70 millones de viajeros y la carga transportada supera 1’200.000 toneladas.
De 3.071 empleados, la Aerocivil cuenta con 86 cargos directivos y de asesoría, pero solo dispone de una planta —establecida por ley y provista en su totalidad— de 167 inspectores de control y seguridad, 663 controladores y 368 bomberos aeronáuticos, personal que se reparte entre el medio centenar de aeropuertos adscritos a la entidad, distribuidos por el territorio nacional. Es una planta insuficiente para atender las necesidades que genera el crecimiento de la movilidad aérea, e influye en buena parte de los atrasos de vuelos y en las congestiones de pasajeros.
El exceso de trabajo, con jornadas que llegan a triplicarse, pone a los trabajadores sobre el límite de sus capacidades, en desempeño de funciones complejas y sensibles que conllevan desgaste físico y trastornos mentales y emocionales. Esta situación se traduce en sobrecarga laboral, con las consiguientes amenazas para la seguridad aérea. Para minimizar los riesgos se habla de un refuerzo mínimo de 150 controladores y 150 bomberos, sin incluir el reemplazo de un gran puñado de trabajadores que se encuentran en etapa pensional o cercanos a ella, asunto sobre el que no se ha implementado una estrategia formal para el ingreso y capacitación de los relevos.
Si bien es cierto que la entidad enfrentaba el impedimento de un techo presupuestal que le limitaba ampliar la planta, la camisa de fuerza fue superada en 2017 cuando el Congreso, tras lobby conjunto con los sindicatos, suspendió esta restricción para 2018 y 2019. Sin embargo, a mes y medio de terminar la excepción, la nómina no se ha incrementado ni se han llenado 290 vacantes heredadas desde hace un quinquenio. En cambio, por los pasillos de la entidad circula casi medio millar de contratos de prestación de servicios en áreas administrativas y no técnicas, como lo denuncia el vicepresidente de Sintraaeronáutico, Martín David Peñaloza.
El Gobierno está en mora de ampliar la planta por decreto, de manera provisional y con urgencia manifiesta, mientras se conoce el resultado de un estudio contratado por la Aerocivil, con el que se definirá la planta finalmente requerida, al ritmo del elevado crecimiento de los servicios de pasajeros y carga para la próxima década, y en virtud de que el levantamiento de la limitante fiscal quedó incluido durante la vigencia del Plan Nacional de Desarrollo.
La Aerocivil cancela cerca de $40.000 millones en horas extras, dominicales y festivos, recursos que podrían destinarse al pago de salarios de nuevos trabajadores, alternativa que le permitiría no solo alivianar la sobrecarga laboral de la nómina vigente, sino impulsar una política de generación de empleo en estas épocas de tanta informalidad. Vale recordar que, por denuncias semejantes de sobrecarga laboral y salud ocupacional, en 2014 Mintrabajo sancionó a esta misma entidad.
El director de la Aerocivil, Juan Carlos Salazar, se defiende, al afirmar que en lo corrido de 2019 se promovió una serie de corridas de planta que le ha permitido nombrar 46 controladores de tránsito aéreo y 34 bomberos este año. Traslados que tapan un hueco para abrir otro, pues, según Peñaloza, en el caso de los bomberos, para proveer 11 cargos se suprimió igual número de técnicos, dejando vulnerables otras áreas de seguridad.
La aviación civil en el país ha crecido por encima de los niveles en que lo ha hecho la estructura del control aéreo y se hace urgente priorizar la organización de la planta de personal para evitar lamentables accidentes. Para mañana se espera que los trabajadores adelanten una protesta pacífica, haciendo uso responsable de sus derechos constitucionales, con la expectativa de que la mejora de sus condiciones pronto dejará de andar a media marcha, con las alas rotas, como caída de la torre de control.
Posdata: Por primera vez en la historia de la aviación colombiana, como lo asegura el director de la Aerocivil, Juan Carlos Salazar, el sector aeronáutico cuenta con un capítulo dentro del Plan Nacional de Desarrollo, que busca preparar todo el sistema con proyección hacia 2030, cuando el país movilizaría el triple de pasajeros y el doble de carga aérea actuales.