15 Octubre 2019.
Foto: iStock.
Tomado de: El Tiempo.
Es primavera en el hemisferio sur, y los días más largos y más soleados nos recuerdan que empezó la cuenta regresiva para volver a las camisetas, los ‘shorts’, las minifaldas y la prueba de fuego: el vestido de baño.
Por eso son muchos los que por estas épocas se aferran a las actividades aeróbicas como una ‘religión’. Trotar, andar en bicicleta o incluso caminar más y más rápido, que sea con tal de estar medianamente en forma para el mar o la piscina. Pero ¿son los ejercicios aeróbicos el mejor método para llegar en forma a fin de año?
Para empezar, “no todas las calorías son iguales: no es lo mismo si provienen de una lechuga que de un ‘croissant’. Antes que el contenido calórico de los alimentos, es mejor tener en cuenta el impacto que tienen sobre el cuerpo las calorías que comemos. Esto es mejor que estar contándolas”, señala Leonardo Concetti, entrenador nacional de atletismo en Argentina, preparador físico y profesor de musculación de alto rendimiento.
El profesional hace hincapié en la calidad de los alimentos, más que en las calorías que contienen. “No es lo mismo comer alimentos ultraprocesados que comida real, como fruta, verdura o cualquier carne. En la comida ultra- procesada es donde está presente la mayor cantidad de grasas trans y saturadas”, recalca. Además, “no todo el mundo consume ni gasta la misma cantidad de calorías. Hay ejercicios y formas más eficientes que la actividad aeróbica para bajar la grasa”.
¿Recomendación? “Primero que nada es fundamental prestar atención a la dieta, y que esta tenga un leve déficit calórico, de no más de 300 a 400 calorías. Y, por supuesto, evitar la comida chatarra”, dice Concetti.
Respecto a la actividad física, el experto añade que “conviene que parte del entrenamiento aeróbico sea reemplazado por entrenamiento de pesas con cargas, que es más efectivo. Y reservar el entrenamiento aeróbico para el final” de los días de entrenamiento, aconseja Concetti.
Por su parte, focalizado en bajar grasas más que en contar las calorías, Juan Nusfamer, médico especialista en medicina del deporte y médico del plantel superior de rugby del Club Atlético San Isidro, propone otra forma de reducirlas de una manera más eficiente que la actividad aeróbica tradicional.
Lo primero, dice, es que “siempre hay que estar atentos a lo que comemos, disminuyendo el consumo de grasas y sobre todo el de azúcares industriales”, a lo que hay que sumar, dice el “entrenamiento intermitente”: este consiste en “circuitos o estaciones de trabajo en el que el deportista trabaja con un consumo de oxígeno muy elevado”.
La idea fundamental de este ejercicio es hacer repeticiones de alta intensidad cortas, con tiempos de recuperación cortos y a un nivel de frecuencia cardíaca alto, lo que ayuda a quemar grasas y a aumentar la resistencia. Para que se entienda: los períodos de trabajo y recuperación pueden, perfectamente, no superar los 30 segundos (aunque hay distintas rutinas). Y parte de sus claves es no permitir el descenso total del ritmo cardíaco sino hasta el final del entrenamiento. Razón por la cual, no sobra decirlo, esto se debe hacer con un entrenador experimentado y con un reloj que nos permita estar controlando nuestras pulsaciones.
El entrenamiento resulta eficiente porque “se consume más, pero no se termina agotado porque se realiza en poco tiempo. Es trabajar mucho en poco tiempo, sin llegar a cansarse, con pausas más cortas” que las del entrenamiento intervalado, detalla Nusfamer.
El médico concluye subrayando que la reducción de la grasa corporal es un proceso y que, si bien es válido cuidarse en el consumo de calorías, “no hay que volverse obsesivo” con este tema.