Foto: Twitter @CamiloCobosA.
Ante los retrasos en la entrega del puente Hisgaura, en Santander, por aparentes fallas estructurales, la Contraloría General de la República realizó una indagación preliminar en la que encontró millonarios sobrecostos, fisuras y errores técnicos y administrativos. El Fondo de Adaptación también fue responsabilizado por deficiencias en la supervisión.
Tomado de: Kien y Ke.
En el contrato inicial de esta gran obra de infraestructura se estableció que debía estar en funcionamiento en 2016. Sin embargo, esta entrega se ha postergado secuencialmente durante varios años. La última gran polémica destacada se hizo popular debido a que el puente presentaba ondulaciones que lo hacían tener la apariencia de un acordeón y dejaba dudas de su buen estado.
A pesar de que la firma constructora insistió en que estaba en condiciones de funcionamiento y que había pasado las pruebas técnicas de soporte de peso, las autoridades decidieron no recibir la obra. Más tarde, la Sociedad Colombiana de Ingenieros instó al Invías a hacer revisiones profundas antes de aceptar la recepción.
La Contraloría, luego de hacer sus investigaciones, dijo que por las demoras en el funcionamiento de la obra y teniendo en cuenta que aún no hace ha sido recibido por la administración pública existe “el riesgo de pérdida de los recursos asignados a este proyecto por $96.725.052.864”.
Si bien esa cifra es virtual, en caso de que no entre en funcionamiento la obra, la Contraloría reportó que el costo del proyecto sí se ha incrementado $5.670 millones, que corresponden a costos pagados por ajustes e interventoría.
Uno de los principales valores adicionales que se pagaron por este puente son consecuencia del no uso de los diseños iniciales, que representan un detrimento total de $629 millones, sumando el valor de los diseños y el de la interventoría.
Otra gran parte de recursos adicionales que no se contemplaron al inicio de la construcción fueron las placas que usaron los encargados para cubrir, con un criterio puramente estético, las deformidades que se veían en el puente.
El 14 de marzo funcionarios del ente de control fueron hasta el puente y pudieron notar, a simple vista y a una distancia de 45 metros, que tenía fisuras en la parte inferior del tablero que corresponderían a “deficiencias en los procesos constructivos (desalineamiento vertical del tablero), retracción y sobrecargas”.
Finalmente, por las razones encontradas en esta indagación, la Contraloría advirtió que “de momento, se está ante una inversión ineficiente e ineficaz, lo que eventualmente se puede constituir en una lesión al patrimonio público”.