9 Mayo 2019.
Foto: Abel Cárdenas.
Después de varios meses, TransMilenio dará a conocer este viernes un estudio sobre los colados en el sistema. Este informe fue elaborado por la Universidad Nacional y en él están las cifras reales de cuántas personas evaden el pago del pasaje a diario, su caracterización y los motivos por los que no cancelan la tarifa.
Tomado de: El Tiempo.
Uno de los invitados a esta presentación es Daniel Zugna, gerente de asuntos ministeriales de Public Transport Victoria (Australia) y experto en antievasión en la ciudad de Melbourne.
Datos entregados por Zugna señalan que en esta ciudad australiana lograron disminuir la evasión en el pago del pasaje en un 9,4 por ciento, al pasar del 13,4 en el 2005 al 4 por ciento en el 2018.
EL TIEMPO habló con Zugna, quien destacó el sentido de pertenencia de la gente que trabaja y usa el TransMiCable.
¿Cuál fue la estrategia más importante que tuvieron para disminuir la evasión en Melbourne?
Esta estrategia tiene cuatros pilares: marketing y educación, cumplimiento, infraestructura (barreras, torniquetes, etc.) y apoyo, verificación de pago del pasaje por parte de oficiales autorizados, además de hacer que el sistema de pago o verificación de este sea más fácil de utilizar.
¿En cifras, cómo era la evasión en Melbourne antes y cómo es ahora?
En octubre de 2005 teníamos una evasión del 13,4 por ciento y a octubre del 2018 está en el 4 por ciento, lo que en realidad significa millones de dólares australianos que no se pierden y que se pueden utilizar para mejorar el transporte público.
¿Hay algún tipo de subsidio?
Hay dos tipos de tiquetes: uno de precio completo y otro de media tarifa. La gente que utiliza el tiquete subsidiado debe cargar una identificación para obtener el beneficio e identificarse.
¿Los colados mostraron agresividad cuando se les reclamaba por evadir el pasaje?
Es cotidiano, sobre todo el abuso verbal (insultos) y los golpes, ahora menos frecuentes. Esto es un riesgo que viene con el trabajo de los oficiales, que están autorizados bajo la legislación estatal para arrestar a quien no cumpla la ley.
Pero, ¿cuál es el verdadero desafío en todo esto?
Un gran desafío para todo este sector es asegurar un equilibrio entre un cumplimiento robusto y la justicia social. Queremos vivir en una sociedad en la que la gente pague por los pasajes que usa y no en una sociedad en la que un oficial deba derribar a un joven porque no paga un pasaje.
Dice que han instalado barreras y hay control a quienes no pagan el pasaje. ¿Cómo ve estas estrategias en Bogotá?
Ya se han encontrado bastantes paralelos entre los enfoques que se hicieron allá y los que se pueden hacer aquí, teniendo como base los cuatro pilares que se usaron en Melbourne, es decir, hay posibilidades de adaptar eso y buscar victorias a corto plazo.
Habla de cultura ciudadana o educación, pero cómo se puede traer eso que hicieron en Melbourne a Bogotá, teniendo en cuenta que hay otra idiosincrasia…
Claramente hay dos culturas diferentes, pero lo que se busca es encontrar las analogías y cuáles partes de la experiencia de Melbourne se pueden adaptar a Bogotá. La campaña de cultura ciudadana que hacen aquí es lo que hay que resaltar, pero se debe tener en cuenta que este tipo de campañas no se verían en Australia. Aunque hay diferencias, sí hay muchas cosas que se pueden comparar, como la dificultad de entrar y salir de las estaciones y la capacidad de verificar el pago del pasaje, entre otras.
¿Cuál sería el secreto para que la gente pague el pasaje y no se cuele?
La apropiación del sistema de transporte, en este caso TransMilenio. La importancia del transporte público es la inclusión social, beneficios ambientales y crecimiento económico. Por ejemplo, en TransMiCable, la inclusión social es total. El 80 por ciento de la gente que trabaja ahí es de Ciudad Bolívar, y no había visto esa pasión y compromiso con ese medio de transporte en ninguna parte del mundo.
Las personas que trabajan en TransMilenio o en cualquier medio de transporte deben querer el sistema para que eso se lo transmitan a la gente. Uno puede enseñar habilidades, pero no la pasión.