Cambio de mentalidad

25 Octubre 2019.

En muchos países el turismo es una industria que genera empleo, ingresos y bienestar, pero en Colombia no se le concibe aún como instrumento prioritario para el desarrollo regional, como lo comprueba la ausencia de propuestas formales en los planes programáticos de gran parte de los candidatos a cargos de elección popular, cuya suerte se definirá en los comicios del próximo domingo.

Entre los aspirantes a gobernaciones, alcaldías, concejos y asambleas, el tema pasa de agache —así se ha visto en los debates promovidos por los medios de comunicación— y solo una minoría lo incorpora en sus agendas como apuesta de crecimiento para sus áreas de influencia, dándole un valor económico estratégico. Aunque algo se ha planteado en Cartagena —donde el turismo es el sello característico de la ciudad—, en el Eje Cafetero, en Santander y en Barranquilla la cuota de interés sigue siendo baja, explicable en un país con preocupaciones urgentes en aspectos más cotidianos y vitales.

En Bogotá se han ventilado propuestas aisladas de los candidatos a la Alcaldía Carlos Fernando Galán y Miguel Uribe, pero ningún despliegue se ha hecho de los ofrecimientos de Claudia López y Hollman Morris, quienes, quizás, priorizan su foco hacia otros escenarios. Galán aprovecha encuentros públicos para anunciar que trabajará en varios frentes, entre ellos, internacionalizar la capital con el fin de visibilizar su diversidad de opciones competitivas, fortalecer el turismo de naturaleza en páramos y humedales para integrar una oferta natural amplia, y promover el capital humano para imprimirles valor agregado a las actividades turísticas.

El exsecretario de Gobierno, por su parte, promete habilitar corredores comerciales y turísticos libres de impuestos para visitantes extranjeros —en lugares como San Andresito y San Victorino— donde se les devolvería el 100% del IVA, e incentivar el turismo sostenible como estrategia para sustituir actividades productivas, incluyendo el estímulo a ecogranjas integrales para ecoturismo escolar y educación ambiental.

De los aspirantes al Concejo Distrital, poco o nada se escucha, salvo los pronunciamientos de Giovanny Caicedo (Bogotá para la Gente-2), quien ofrece respaldo a la planificación de la actividad turística, la diversificación de la oferta y el fomento de la inversión privada, y del concejal conservador Roger Carrillo (C-2), que anuncia la presentación —el 1° de enero próximo— de un proyecto de acuerdo para crear la Secretaría de Turismo, propuesta en la que viene empeñado desde hace ocho años, sin que le cojan la caña. De encontrar Carrillo un aliado en la Alcaldía, el turismo en la ciudad daría un salto cualitativo, por cuanto le permitiría contar con una entidad fortalecida en su capacidad de gestión, con herramientas administrativas y financieras superiores a las que hoy tiene el restringido Instituto Distrital.

Por los lados de Cundinamarca, destino veraniego desaprovechado en sus ventajas competitivas —como su belleza natural y paisajística, su patrimonio cultural y religioso, y su variedad geográfica para ecoturismo y turismo de aventura—, el tema lo abanderan los candidatos a la Gobernación Wilson Flórez, Nicolás García y Germán Escobar. Los tres dicen estar dispuestos a invertirle recursos al sector. En el caso de Escobar —afirma—, para convertir el departamento en el primer destino turístico del país, empaquetando ofertas en deportes extremos, avistamiento de aves, temas rupestres y turismo religioso. García, por su parte, considera que la actual administración ha subsanado problemas de movilidad y ello dará pie para meterles el hombro a los proyectos turísticos.

Camino a la Asamblea, la voz que suena es la de Carlos José Sandoval (CD-2), para quien el enorme potencial turístico de Cundinamarca debe aprovecharse, previa implementación de obras públicas que superen problemas de atraso y promuevan desarrollo social, económico y de infraestructura. Para Sandoval —alumno de la escuela del exgobernador Andrés González Díaz, quien inició la modernización del departamento a finales del siglo pasado—, solucionar carencias en servicios públicos y seguridad deberá ser la cuota inicial para invertirle al turismo.

En tiempos en los que el turismo se convierte en una de las más poderosas industrias del mundo y en los que el Gobierno Nacional lo define como el nuevo petróleo colombiano, los actores políticos regionales y locales están llamados a concientizarse sobre el papel crucial que tendría este sector en la transformación del país, de trabajar en consonancia. Para lograr el propósito existe una definida política pública, con leyes e instrumentos de apoyo en materia turística a departamentos y municipios.

Solo con reconocimiento de las autoridades regionales, si los nuevos administradores públicos se esfuerzan en fomentar el cambio de mentalidad, el turismo podrá desarrollar su potencial. Comprometer su interés permitirá proyectar la industria y diversificar la oferta, en aras de repercutir favorablemente en los PIB locales, con empleo, ingresos y bienestar. Pero el hecho de que la mayoría de candidatos se muestren más bien cándidos frente al tema hace prever que el camino que falta por recorrer será largo… y culebrero.

Posdata. “Bogotá debe mirar hacia el sur y tener en cuenta que el turismo no solo existe de la calle 72 hacia el norte. El turismo inclusivo y social debe formar parte fundamental de la estrategia turística de la ciudad”, planteaba acertadamente el exdirector del IDT Luis Fernando Rosas Londoño, como propósito para llevar esta actividad a las comunidades tradicionalmente marginadas.

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