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El Presidente de Venezuela dijo que se posesionará ante el TSJ así «llueva, truene o relampaguee».
Tomado de: El Tiempo.
A pocas horas para jurar un nuevo periodo presidencial, Nicolás Maduro denunció –de nuevo– la existencia de un plan para derrocarlo y amenazó al Grupo de Lima en un contexto aún más desolador: las principales ciudades del país fuertemente custodiadas por la Guardia Nacional y la Policía Nacional Bolivariana, protestas reprimidas con lacrimógenas en Maracaibo y una inflación que cerró el año pasado en 1’698.488 por ciento (aumenta diariamente 3 por ciento), según cálculos de la Asamblea Nacional.
Aun así, Maduro va con todo, o con lo que le queda. En la mañana de este jueves lo esperan en la sede del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para lo que sería la primera juramentación en ese recinto hecha por un presidente venezolano, que, según la Constitución debe hacerlo en el parlamento, la representación del pueblo.
De la comunidad internacional solo lo acompañarán los presidentes de Bolivia, Cuba, El Salvador y Osetia del Sur y el secretario general de la Opep. Otros países solo enviaron delegados.
El preludio de esa extraña juramentación fue la votación del 20 de mayo del año pasado, cuando resultó electo bajo cuestionadas circunstancias y sobre una abstención abrumadora. Para el mandatario, estas no son más que interpretaciones interesadas en verlo caer “para echar mano a los recursos de Venezuela”.
Carpeta en mano, aseguró que la suya fue una elección que, comparativamente, superó en número los votos con los que en su momento fueron elegidos Donald Trump, Juan Manuel Santos o Sebastián Piñera.
A estos gobiernos les advirtió de represalias: “Han convertido una toma de posesión formal, protocolar (…) en una guerra mundial”, se lamentó ante la prensa internacional. “Hoy (miércoles) se les entregó a todos los gobiernos del ‘cartel de Lima’ esta nota de protesta diplomática, donde le exigimos una rectificación de sus posiciones sobre Venezuela en 48 horas o el Gobierno tomará las más urgentes y crudas medidas diplomáticas para la defensa de la integridad y la soberanía”, remató.
Para el gobierno de Iván Duque tuvo palabras especialmente ásperas. “Colombia es el mayor enemigo que tiene Venezuela hoy sobre la faz de la Tierra”, dijo. “El señor Duque es la persona obcecada, obstinada y que más odio tiene sobre el pueblo de Venezuela (…). Con su carita de ángel –parece un ángel–, dan ganas de agarrarle los cacheticos, digo yo, ‘chuqui chiqui chuqui’, y hacerle así porque él pone su carita de ángel; con su carita de ángel, es un diablo”.
A pesar de las protestas en Maracaibo y algunas en varios sectores de Caracas –en demanda de servicios como gas y agua–, el país está inmerso en un vaho de tensión y expectativas acerca de la juramentación de Maduro.
Nerviosismo
Algunas filas en supermercados marcaron la jornada, y son muchas las madres que aseguran que no enviarán a sus niños este jueves al colegio ante el temor de que “algo pase”.
Aunque no lo ha hecho oficial, se espera un pronunciamiento más claro de la Asamblea Nacional, que el martes pasado acordó discutir una ley de transición con la que esperaría establecer un consejo de transición que permite, en el mediano plazo, unas nuevas elecciones presidenciales.
Sin embargo, se desconocen aún los apoyos o el alcance real de este proyecto y otros factores de la oposición, como la dirigente María Corina Machado y la fracción parlamentaria 16 de Julio, que insisten en exigir al parlamento que declare el “vacío de poder” y que el presidente de la Asamblea Nacional asuma la presidencia de la República.
Colombia es el mayor enemigo que tiene Venezuela hoy sobre la faz de la Tierra.
Entre el silencio de la Asamblea y estas presiones, la encuestadora Meganálisis deslizó este miércoles los resultados de una encuesta flash hecha por vía telefónica a 850 personas entre el 7 y el 8 de enero, la cual concluye que un 81,3 por ciento de los venezolanos “apoyaría un gobierno de transición que sustituya al de Nicolás Maduro a partir del 10 de enero”. En esa misma encuesta, un 57,5 por ciento de los consultados estiman que la Asamblea Nacional no protagonizará ni designará ese gobierno de transición.