Foto: EFE.
Cien años de soledad, del nobel colombiano Gabriel García Márquez (Aracataca, Magdalena, 1928 -Ciudad de México, 2014), es una de las obras cumbre de la literatura universal, una de las experiencias narrativas más impactantes y, a su vez, hasta hoy, el deseo inalcanzable de muchos directores de cine y televisión.
Tomado de: El Tiempo.
La plataforma de contenidos de cine y televisión Netflix consiguió lo que por muchos años fue impensable: adquirir los derechos de la pieza literaria de Gabo para convertirla en una serie de televisión.
La noticia, conocida en exclusiva por EL TIEMPO, no solo impacta en el ámbito literario, sino que representa un reto monumental. Se trata de convertir en imágenes un mundo lleno de emociones y simbolismos. Los interrogantes que surgen son de un desafío tan enorme como fascinante: ¿cómo presentar en el formato de una serie de varios episodios semejante saga? ¿Cómo jugar con el tiempo para recrear las generaciones de la familia Buendía, protagonistas de la novela?
Precisamente, EL TIEMPO conversó con Rodrigo García Barcha, hijo de Gabriel García Márquez, quien reveló el desarrollo de este acuerdo de adaptación que podría estrenarse en el 2020 y marcar un antes y un después en el contexto de las producciones en español en el mundo. Al fin y al cabo, se trata de la obra que junto con Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra, son consideradas las más importantes publicadas en nuestra lengua.
Hablar de hacer una serie de televisión de ‘Cien años de soledad’
es hablar de una aventura macondiana…
Pues, sí, evidentemente ha estado ahí… Es una discusión que lleva 50 años, pero creo que ahora es un buen momento de series, y con el alcance de Netflix –por supuesto–, yo creo que la obra, el autor, Colombia y el mundo de Macondo van a alcanzar un audiencia más grande.
Antes hubo intentos tanto en el cine como en la TV para tener una aproximación a la obra literaria…
Hubo intentos de cineastas, pero nunca hubo realmente ningún progreso porque Gabo nunca creyó, primero, que se pudiera hacer en una película o en dos.
¿Era un tiempo muy corto?
Sí. Además, que la obra se compusiera en tres o cuatro horas le parecía imposible, y luego por los gastos de producción y las necesidades de distribución, pues siempre había la sugerencia de hacerla en inglés, con actores de Hollywood (a Gabo le encantaba el cine de Hollywood, pero no quería que se hiciera en inglés). Y como nunca sintió la necesidad de hacer una película del libro, pues entonces siempre se fue posponiendo, y nunca sucedió mientras él estaba en vida.
Con el alcance de Netflix –por supuesto–, yo creo que la obra, el autor, Colombia y el mundo de Macondo van a alcanzar un audiencia más grande.
¿Eso significa que esta producción va a ser rodada en español?
Eso siempre fue para nosotros una condición, que también fue lo que llevó a que Gabo no quisiera vender el libro a Hollywood. Bueno, también tuvimos otra condición de filmar parte de la obra en Colombia; claro, no fue absoluta porque yo comprendo que la producción de una serie es un aspecto complejo. Realmente, que se haga en español y en Colombia cumple con dos de los deseos más importantes para la familia.
Este parece ser el momento preciso en cuanto a forma y fondo, pero ¿qué otros elementos sumaron a la decisión de ustedes de dar el sí a una serie?
Yo creo que son muchas cosas; varios de estos temas, que podría decirse son para un público sofisticado, ya no se hacen en cine, por lo menos los estudios en Estados Unidos ya no hacen dramas adultos porque les apuestan más a las películas de animación y las de superhéroes, ya que son apuestas financieras más seguras (…). El nacimiento de las nuevas plataformas, más la calidad de las series de ahora, el hecho de que la gente ya está acostumbrada a ver producciones de gran calidad posicionaron un formato que hay que tomar muy en serio.
¿Y es Netflix?
Todo esto, sumado a que Netflix ha tenido tanto éxito y penetración con series locales en idiomas locales, mucho éxito más allá del mercado hispano; todas esas circunstancias se conjuraron para que la familia empezara a pensar que era un momento especial para intentarlo.
‘Cien años de soledad’ en serie implica un gran reto, la responsabilidad el guion, la dirección (…). Frente a eso, ¿usted prefiere estar del lado de la familia y no del lado artístico o como realizador?
Yo quiero que la serie que se haga tenga su propia vida y hable por sí misma (…), que refleje la esencia del autor. Me da miedo que el hecho de que el hijo de Gabriel García Márquez hiciera la adaptación de Cien años de soledad fuera el punto central de la discusión para todo el tema de la prensa. Eso no me interesa, no quiero que eso sea parte del diálogo; además, yo tengo mis propios proyectos, mis propias cosas.
¿Pero usted va a estar ahí cuando el proyecto comience a rodarse?
Al decidir que este es el momento de hacer la serie, tanto mi hermano (Gonzalo) como yo estamos dispuestos a apoyar a Netflix, a los adaptadores, a los directores y a los actores que vayan a ser parte de la serie. Estamos abiertos a opinar y a dar un punto de vista, pero no queremos estar involucrados al punto de que eso sea un obstáculo para los artistas, quienes serán los que van a llevar la adaptación. Tampoco quiero crear una situación en la que los directores o guionistas se sientan un poco cohibidos por la idea de los hijos del autor –uno de ellos es realizador– impongan su voluntad.
Esta aventura es una nueva experiencia generacional, ya que muchos jóvenes se acercarán a la obra de Gabo…
Sí. Evidentemente, el libro es famoso por algunos momentos de realismo mágico, pero esos momentos no son la mayoría del libro (…). Cien años de soledad es principalmente la vida y la aventura de una familia, sus historias humanas, el amor, la guerra, el tiempo y el envejecimiento; pero, claro, aquellos momentos de realismo mágico nunca habrían sido posibles como ahora, gracias a los efectos visuales que ya están disponibles.
Es muy importante esa idea de que se va a tratar de una serie con alma propia..
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Es la única manera de hacerlo. Las grandes adaptaciones mantienen mucho de la esencia y de la trama, pero las que mejor han funcionado siempre tienen una dosis de los cineastas que las hacen. A veces, cuando se abordan adaptaciones con demasiado miedo o respeto es cuando menos buenos resultados hay.