22 Mayo 2019.
Bogotá se enfrenta a un cambio drástico.
Actualmente se viene realizando un proceso en el Concejo de Bogotá para aprobar el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT). El primero de ellos es del 2000, después de que en 1997 se fijara la ley 388. Esta consta de normas destinadas a orientar y administrar el desarrollo físico del territorio y del suelo.
Tomado de: Kien y Ke.
De acuerdo con los artículos establecidos en la ley 388, el POT deberá acordarse por un periodo de 12 años. Debe tener en cuenta que la administración distrital tiene por obligación ceñirse a los acuerdos aprobados. Siendo así, la capital se enfrenta a su tercer plan de ordenamiento (2000-2012-2024).
Para esta nueva versión lo más importante es fijarse en el crecimiento de la ciudad.
¿Qué es el POT?
El Plan de Ordenamiento Territorial se rige bajo la ley 388 de 1997. Uno de los objetivos primordiales de esta legislación es brindar mecanismos que permiten promover el ordenamiento del territorio, con el uso adecuado del suelo y la preservación ecológica y del patrimonio.
La importancia se centra en los lineamientos que permiten establecer dónde serán las zonas estratégicas, es decir: vivienda, comercio, zonas públicas y transporte público.
En entrevista con KienyKe.com el concejal Hosman Martínez especificó de qué se trata el nuevo POT.
“Está claro que no toda la gente quedará a gusto con las decisiones tomadas. Hay que buscar un punto de equilibrio, hay que garantizar que este POT recoja a la gran mayoría de los capitalinos y sobretodo que se haga la proyección de que la ciudad no siga siendo ese municipio grande, sino que el POT haga de esta ciudad la capital de la república, que se le de trato de metropoli y de ciudad internacional”.
¿Cuáles son los objetivos del nuevo POT?
Los principales riesgos para este nuevo proyecto es controlar la expansión de la ciudad. Según proyecciones de la Secretaría Distrital de Planeación, en doce años los habitantes crecerán en 1,4 millones; para el 2031 la población será de un total 11,2 millones.
En este orden, también se pretende controlar la huella ambiental. Para lograrlo se necesita inspeccionar el transporte masivo en cuanto a combustibles, el uso de agua potable para toda la ciudad y la protección ambiental de las zonas verdes donde se construye ilegalmente.
Por último, es necesario verificar el equipamiento del espacio público, o sea, los colegios, hospitales y parques que son del dominio público y privado.
Martínez, aseguró que hay una problemática evidente dentro del comercio. En este sentido habló acerca de las tiendas, miscelaneas y mercados que se encuentran en Bogotá.
“La capital ha cambiado y urbanísticamente tenemos que darle una visión y un objetivo claro de cómo la queremos en los próximos años (…) Hay que escuchar a la gente, se ha escuchado y se ha tenido en cuenta la realidad capitalina que habla de aceptar unos usos del suelo”, comentó.
Asimismo, indicó la importancia de acoger ciertos sectores comerciales en las leyes.
“En los barrios residenciales hay mucho negocio ‘barrial’ que se ha asentado en estos territorios que hoy están actuando en la “ilegalidad” por falta de unas leyes claras de urbanismo. Entonces por eso, este POT es tan importante porque es el reconocimiento de una realidad”, expresó el concejal.
¿Cuántas etapas hay para su implementación?
I. Detallar zona por zona las principales problemáticas y necesidades que existan dentro de los territorios. Después de realizar este proceso se hace la formulación de acciones con el fin de visibilizar a un futuro la calidad de la ciudad.
II. Acto seguido se reúne la Corporación Autónoma Regional (CAR) y el Consejo Territorial de Planeación Distrital para considerar todos los aspectos y crear un plan que logre el cubrimiento del territorio en 100 %.
III. Por último, el proyecto se pasa al Concejo de Bogotá. Allí, los concejales tienen la responsabilidad de aprobar, negar o modificar todos los aspectos. Este 2019 debe quedar aprobado el nuevo POT, es decir, para 2020 la Alcaldía distrital debe tomar las medidas necesarias para su implementación.
“El gran reto es con el urbanismo, parar la ilegalidad, la piratería, el abuso indiscriminado de lotear tierras productivas y del sector rural de la ciudad para evitar que se sigan consumiendo los cerros orientales, que se siga construyendo a los alrededores de los ríos y que sigan invadiendo los cuerpos de agua que hay”, concluyó Martínez.