28 julio 2020 –
Por: Guillermo D. Olmo – BBC Londres –
«La fiebre empezó hace alrededor de un año».
Fue entonces cuando Claudia Ramírez, agente inmobiliaria que vende y alquila viviendas en zonas acomodadas de Caracas, empezó a oír cada vez con más frecuencia la misma pregunta de los clientes interesados: «¿El edificio tiene pozo?».
Como otros lugares del país, la capital de Venezuela sufre desde hace años graves problemas en el suministro de agua. En muchas zonas no llega más que una vez a la semana y en otras se pueden pasar meses sin recibirla.
De acuerdo con la Encuesta de Condiciones de Vida recientemente publicada por la Universidad Católica Andrés Bello, solo un 26% de los hogares venezolanos recibe agua a diario.
Por eso, en los edificios en los que los residentes pueden pagarlo han encontrado una solución en la perforación de pozos para extraer el agua de los acuíferos subterráneos que abundan en la ciudad.
Muchas viviendas disponen de tanques de plástico donde los caraqueños almacenan el agua que consumen cuando no sale del grifo, lo que sucede la mayor parte del tiempo para muchos.
Pero en los últimos tiempos incluso ese almacenamiento extra se ha revelado insuficiente.
Así que los pozos empiezan a desplazar a los tanques.
«Los apartamentos que tienen pozo se venden y alquilan mucho más rápido», dice Ramírez, la agente inmobiliaria.
El ingeniero Nelson Rojas, de la consultora Geocarf, explica que su empresa ha encontrado un floreciente negocio en asesorar a quienes buscan agua bajo los cimientos de su casa.
«Hay una alta demanda, sobre todo de condominios de alto poder adquisitivo», le contó a BBC Mundo.
«Antes, nuestros clientes solían ser ganaderos en el interior del país. Ahora trabajamos sobre todo para caraqueños que quieren volver a tener agua corriente».
Cuánto cuesta un pozo y quién puede pagarlo
La puesta en funcionamiento de un pozo requiere un estudio previo del terreno, un análisis de la salubridad del agua que se va extraer, perforar, a veces a más de cien metros de profundidad, y acondicionar la instalación. El coste total suele rondar entre US$15.000 y US$25.000.
Completado el trabajo, el suministro permanente de agua queda garantizado, pero no todos pueden permitírselo en la situación actual de Venezuela.
En el valle en el que se asienta Caracas hay grandes depósitos aluviales, formados durante millones de años de transformación geológica, que se recargan permanentemente por las frecuentes lluvias típicas del clima venezolano y por cursos de agua superficiales.
De acuerdo con Rojas, el agua de mejor calidad suele encontrarse en el noreste de Caracas, a los pies del popular cerro Ávila, la majestuosa montaña que domina la ciudad, donde se ubican las zonas residenciales tradicionalmente habitadas por la población de mayores ingresos.
«Suele ser agua muy buena, que procede de manantiales de recargas libres, que son los mejores».
Pero lo que empezó siendo un recurso de los más acomodados para compensar las carencias en un servicio público esencial va camino de convertirse en tendencia generalizada y los trabajos para perforar pozos empiezan a verse ya también en zonas menos elitistas.
En el edificio de Leonardo Musso, en el oeste de Caracas, se animaron el año pasado. «Estuvimos nueve meses sin recibir una gota de agua. El pozo costó mucho dinero, pero estuvo bien invertido, porque ahora tenemos agua cómo y cuándo queremos».
Con eso sueña Juan Manuel Da Silva, hijo de inmigrantes portugueses que regenta un negocio de comidas. «No teníamos agua casi nunca, hasta que mi mujer se arrechó (se enfadó) y decidió organizarse con unas vecinas para convencer al resto en el condominio de que había que construir un pozo».
Por qué no llega el agua a las casas
Muchos atribuyen los constantes fallos en el suministro a las averías y la falta de mantenimiento en la infraestructura.
Según José María de Viana, expresidente de Hidrocapital, la compañía pública encargada del servicio a Caracas, «los embalses de donde viene el agua están llenos, pero están en zonas más bajas y alejadas, y muchas de las bombas que deben traerla hasta aquí dejaron de funcionar hace tiempo».
El Ministerio de Comunicación, responsable de transmitir la información oficial, no respondió a una solicitud de comentarios de BBC Mundo.
El gobierno anunció el pasado mayo un plan de abastecimiento de agua en camiones cisterna a las zonas más vulnerables, pero para muchos eso no es suficiente.
Algunas autoridades locales parecen haberse convencido de que el suministro regular por tuberías no será restablecido a corto plazo. En Caracas, Gustavo Duque, el alcalde del municipio Chacao, el de mayor renta per capita del país, ya ha comenzado a perforar pozos públicos a los que la gente debe acudir para aprovisionarse.
Cuánto puede durar el boom
Pero, ¿es sostenible este cada vez más vertiginoso horadar la tierra?
La imagen de los camiones equipados con grandes brocas que taladran el suelo en ruidoso trajín se hace cada vez más habitual.
De Viana lamenta: «Como la concesión de los permisos es tan arbitraria, la mayoría perfora el pozo sin informar a las autoridades», que deberían velar por la buena gestión de los recursos hídricos.
La Constitución venezolana establece que las aguas del país son bienes de dominio público y la Ley General de Aguas de 2007 prevé multas para quienes perforen pozos sin la pertinente licencia.
«Antes existía una red de pozos públicos que monitoreaba el estado de los acuíferos subterráneos y asesoraba a quienes solicitaban permiso para perforar sobre cómo y dónde hacerlo para que fueran explotados de manera sostenible, pero todo eso se abandonó», recuerda De Viana.
«¿Cómo va el gobierno a decirle a alguien que no haga un pozo si no le garantiza el suministro de agua en su casa?», se pregunta De Viana.
BBC Mundo conversó con un ingeniero que ahora se dedica a perforar pozos en Caracas, a menudo con operarios que antes trabajaban en la industria petrolera, y confirmó que es frecuente que el trabajo se realice sin solicitar los permisos legales.
«Muchos pozos se hacen en el estacionamiento del edificio para que no puedan verse desde fuera», contó.
BBC Mundo no logró comunicar con el Ministerio de Ecosocialismo, responsable de la protección del medio ambiente venezolano.
De Viana estima que el agua subterránea cubre un 10% de la demanda de la ciudad y que «el ritmo actual de perforación no es alarmante, pero puede serlo si no se resuelve el problema de fondo y esto se prolonga en el tiempo».
«Ya hemos visto pozos que se secaron por su sobreexplotación en Maracaibo o Valencia», otras ciudades importantes del país.
«El pozo le cambia la vida a la gente, pero ahí abajo no hay agua para todos».