Ya no vive nadie en la casa donde residió Yuliana.
Su familia espera que con «las pruebas» del caso, todos los implicados respondan.
En el barrio Bosque Calderón, la polvorienta carrera 4B este –donde Rafael Uribe Noguera secuestró a Yuliana Samboní para después violarla y asesinarla– estaría en esta época llena de niños corriendo y divirtiéndose en los trajinados columpios y el decolorado rodadero que hay en la zona; pero en el sitio ahora reina el silencio, y por las calles solo andan mascotas y adultos.
Mientras tanto, en la que fue la morada de los Samboní quedan carteles en los que se lee la frase ‘Exigimos justicia’; eso es lo mismo que pide Édgar Samboní, tío de Yuliana: “Espero que no tengan a mi familia de aquí para allá. Tienen todas las pruebas, y los hermanos de ese sádico tienen que responder por lo que hicieron. No podemos perdonar a esa familia”.
En esa casa vivían nueve personas: la niña, sus hermanos, sus padres y unas tías. “Yuliana era muy especial, amable, cariñosa. Siempre me abrazaba cuando llegaba de visita”, narró Édgar Samboní, tratando de evitar romper en llanto.
Luego de un mes del crimen, que partió en dos la vida en Bosque Calderón, los abuelos, padres y niños viven con miedo. “No dejamos salir a los niños, y yo me llevo a mis nietos cuando tengo alguna diligencia”, señaló una vecina. (Además: Hermanos de Rafael Uribe Noguera no podrán salir de Colombia)
Un lote en Popayán
En la capital del Cauca, a los Samboní les ofrecieron un lote en la vereda La Rejoya, pero la familia –que sigue de luto por la pequeña– no ha tomado una decisión y en lo único que piensan es en que haya justicia. “Ojalá, con todas las pruebas encontradas, el responsable del asesinato de mi hija no tenga ninguna rebaja en la pena que le impongan”, dijo Juvencio Samboní, padre de Yuliana.
BOGOTÁ*
*Con información del corresponsal en Popayán.