Está destinado a suceder. En algún momento de tu carrera como fotoperiodista encontrarás el desafío y el privilegio de entablar una relación con otro ser humano a fin de retratarlo con precisión para una nota. Muchas veces este sujeto tendrá una cosmovisión muy diferente a la tuya, y sabrás que necesita estar en el eje de la historia. Lo sabrás cuando los mires a los ojos, la evidente fragilidad de su situación. Querrás capturarlo.
Pero lo importante es la forma en que tratamos a estos sujetos en pos de la foto. Si bien es casi imposible sugerir una lista concreta de habilidades técnicas para emplear (dado el amplio alcance de las posibles temáticas), existen algunos dogmas ampliamente aceptados que pueden permitirnos abordar cualquier tema de una manera más significativa.
Los fotógrafos del Boston Globe Matthew Lee y Stan Grossfeld tienen más de 50 años de experiencia combinada para una amplia variedad de organizaciones de noticias. Cada uno ha encontrado grupos que representan diferentes conjuntos demográficos de la sociedad cotidiana, ya sean pandillas, víctimas de desastres naturales o pueblos indígenas. Ambos han ganado el codiciado premio Pulitzer. A continuación sus recomendaciones sobre los principios que los fotoperiodistas serios deberían seguir para convertirse en narradores efectivos y compasivos:
1- Siempre iniciar el contacto
Como fotoperiodista, te enseñan a ser valiente mientras detectas una historia. Golpear puertas y llamar a potenciales fuentes debería ser algo natural para cada uno. Pero cuando te confrontan con alguien cuya vida obviamente está forzada por la lucha, puede ser intimidante hacer las preguntas difíciles o tomar imágenes emocionales. Tal vez es una víctima de violación que batalla con contar los detalles del momento en que fue atacada, o un veterano que regresa con trastorno de estrés postraumático. Presionar el disparador puede parecer poco menos que explotación en estos momentos. A veces, sin embargo, presionarse para iniciar el diálogo puede ser lo que te mantiene seguro como fotógrafo; nunca debería ser un hábito que tomemos a la ligera. Tomemos el relato de Lee sobre la violencia de pandillas cuando trabajaba para el Oakland Tribune en California.
“Hice una nota sobre el golpe policial más duro en el área, cuando la región tenía más de 250 homicidios al año”, recuerda Lee. “Y la única cosa que siempre hago cuando estoy en un vecindario difícil, siempre es comenzar el contacto. Si pasa un pandillero, a menudo preguntan qué estás haciendo. Hay tanta agenda oculta en su mundo, así que si sos sincero y honesto y decís, ‘oye, estoy haciendo esta historia por tal cosa para tal medio’, estás en mejores condiciones. Si te mostrás torpe e incómodo, los miembros de las pandillas lo sentirán, se ofenderán y se aprovecharán de ello”.
Sin duda el lente de la cámara puede sentirse como un arma cargada cuando un sujeto es atrapado sin darse cuenta. Clarificar la intencionalidad puede ser la manera más segura de mostrar respeto y darle confianza al sujeto. Una vez que se inicia una conversación, siempre podés tomarte un segundo para entrar en confianza con el sujeto antes de comenzar a trabajar. Lo que nos lleva a nuestro segundo punto.
2- Tener una charla antes de tomar las imágenes
De acuerdo, tal vez esto parezca algo que podrías escuchar de un fotógrafo comercial tratando de distraer a los niños en un estudio, pero Lee insiste en que este ha sido el truco preferido para desmitificar su proceso para muchos de sus sujetos.
“A veces señalo algo en la habitación o en el espacio, tal vez algún recuerdo o un trofeo”, dice Lee. “Hace unos años hice esto con el presidente del Bank of America y aprendí que cuando señalás algo que a la gente le encanta, algo que les apasiona, su entusiasmo tiende a distraerlos (o al menos estar más a gusto) de la cámara. ¡Es increíble y funciona casi siempre!”
Hablar con el sujeto sobre sus deseos y temores no solo te humaniza, sino que también proporciona un contexto sobre cómo podés enmarcarlo para ejemplificar el tono de sus experiencias. Les permite sentirse cómodos con sus emociones, lo que, según Lee, no es algo de lo que debas alejarte.
3- Exteriorizar los sentimientos
La compostura y la indiferencia ante una escena horrible o una circunstancia trágica pueden parecer intuitivos en el campo del periodismo. Y, sin embargo, tanto Grossfeld como Lee argumentan que los fotoperiodistas deben hacer que la emoción forme parte de tu trabajo. En esencia, la foto que tomas es la que verán tus lectores, así que si no te afecta de ninguna manera, ¿por qué la tomarías?
“Cubrí un horrible accidente automovilístico cuando trabajaba para el Long Beach Telegram”, explica Lee. “El vehículo de la familia se incendió en el camino, matándolos a todos. Fui a reunirme con los familiares sobrevivientes y le sugerí a la abuela que mirara su caja con fotografías y escogiera cinco para representar a sus seres queridos en la historia. Así que mientras está mirando las fotos, empiezo a tomar fotos, y en ese momento, su mano se cubre la boca y comienza a llorar. Esa foto apareció en la primera página al día siguiente, y alguien pagó anónimamente el costo total del funeral… Entonces, el día que no te sientas horrible, es el día en que deberías retirarte”.
4- Ofrecer un adelanto de los retratos a sus protagonistas
Incluso en esta historia, Lee ofreció mostrarle a la abuela las fotos que había tomado antes de ir a la redacción. Esta no es una norma inamovible, por supuesto. Los humanos son naturalmente autocríticos cuando miran una fotografía de ellos mismos. Sin duda tendrás que sopesar esto como una opción, especialmente cuando se realiza un trabajo de investigación. No obstante, cuando sea posible ofrecerle una vista previa a tu sujeto, sabiendo que de todos modos te irás de ahí con una foto para imprimir, hacelo. En última instancia, esto subraya que el trabajo del fotoperiodista es transparente y, por lo tanto, fortalece la confianza con esta persona, lo que es útil cuando se necesita contactar con ellos con cualquier pregunta de seguimiento.
Los miembros de la comunidad deben jugar un papel activo en la forma de representarlos, ya que pueden proporcionar ideas que son invisibles para los de afuera. El seguimiento también es importante. Nunca se sabe cuándo una historia requiere que regreses y documentes el paso del tiempo. Tal vez una guerra civil no termine por varios años, y tu editor te pida que vuelvas al campo de batalla y veas cómo le está yendo a cierta familia. Siempre debes ser consciente de tu presencia como persona, y no solo como fotógrafo.
Nota tomada de periodismo.com