Un grupo de personas espera en el exterior de un supermercado para comprar comida subvencionada por el gobierno en Caracas. A medida que la producción nacional se frena, el estado adquiere el rol de importar casi toda la comida que llega al país
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Cuando el hambre hizo salir a las calles a miles de venezolanos, el presidente Nicolás Maduro recurrió al ejército para administrar los escasos alimentos en el país, poniendo a los generales a cargo de todo, desde la margarina hasta el arroz.
Pero en vez de combatir el hambre, el ejército se está lucrando con ella, según una investigación de AP. Eso es lo que el tendero José Campos encontró cuando se quedó sin alimentos básicos en julio de este año. En medio de la noche, tenía que viajar hasta un mercado ilegal administrado por militares para comprar pallets de harina de maíz a 100 veces el precio fijado por el gobierno.
“Los militares estaban allí pendientes de las bolsas de dinero. Siempre tuvieron lo que necesitaba”, dijo Campos.
Ahora que partes del país petrolero están al borde de la hambruna, el tráfico de alimentos se ha convertido en un gran negocio en Venezuela. Y las Fuerzas Armadas están en el corazón de todo, según documentos y entrevistas con más de 60 funcionarios, propietarios de empresas y trabajadores, entre ellos cinco exgenerales. Como resultado, la comida no está llegando a los que más la necesitan. El gobierno de Estados Unidos ya tomó nota. Los fiscales están investigando a empresarios y altos funcionarios, incluyendo a efectivos del ejército, por lavado de recursos _por dinero que pasa por el sistema financiero estadounidense_ provenientes de los contratos de alimentos, según varias personas con conocimiento directo de las investigaciones. “Ahora la comida da más que la droga”, dijo el general retirado Cliver Alcalá, quien ayudó a supervisar la seguridad fronteriza.
El fallecido mandatario Hugo Chávez creó el Ministerio del Poder Popular para la Alimentación en 2004 para aumentar el control militar de estos productos ante los intentos de la oposición de derrocarlo. Su gobierno socialista nacionalizó y luego descuidó granjas y fábricas, y la producción doméstica se secó. Cuando el precio del petróleo se derrumbó en 2014, el gobierno ya no tenía recursos para importar todo lo que necesitaba el país.
Cuando el hambre provocó protestas y saqueos, Maduro entregó a los generales el poder total sobre la comida. El gobierno importa ahora casi todos los alimentos del país y los sobornos a los generales están incluidos en los altos precios de las importaciones, según Werner Gutiérrez, profesor de agronomía de la Universidad de Zulia.
Corrupción
En julio pasado, un empresario sudamericano tenía un barco lleno de maíz esperando en el puerto. Ya había pagado millones en sobornos a funcionarios venezolanos, indicó él mismo.
El barco “hace 20 días que estaba atracado”, de acuerdo con mensajes de texto que él mandó y que le mostró a la AP.
“¿Cuál es el problema?”, le respondió el general Rodolfo Marco Torres, quien entonces era ministro de Economía y ahora es titular de Alimentación. Aunque el dinero no se mencionaba, el empresario entendió que necesitaba pagar más sobornos. Al final, le dijo a Marco Torres que tuvo que llevarse el barco.