El gran engaño

Gabriel Ortiz.

Columna

Blanco y negro

En buena hora el Consejo de Estado dio un paso que puede convertirse en salvación de la política colombiana, que cada día adquiere mayor desprestigio por los vicios en los que ha caído, buscando burlar las normas y las sanas costumbres que practicaban los dirigentes que legislaron, gobernaron y ejercieron justicia en otras épocas.

El sabor amargo que dejó el apretado triunfo del no, el 2 de octubre, excitó a tal punto la arrogancia de los ganadores, que trataron de imponer su santa voluntad en los acuerdos de La Habana. Creyeron que habían derrotado militarmente a las Farc y que estos debían arrodillarse e irse para la cárcel. Los negociadores del gobierno lograron, que los de la guerrilla, aceptaran introducir la mayoría de las imposiciones de los ¨noistas¨.

Pero el amargo sabor seguía preocupando a la opinión pública, porque cada vez se hacía más evidente que el no había logrado el delgado margen, con prácticas poco elegantes y ortodoxas en la política transparente.

El gerente de la campaña del no, Vélez Uribe se enorgulleció de haber mentido en la propaganda, para hacer que la gente fuera ¨verraca¨ a las urnas y votara en contra de los acuerdos. ¨La información que se suministró al electorado en la fase definitiva de campaña reflejó una total tergiversación en muchos de sus aspectos neurálgicos del Acuerdo… y fue determinante para la obtención del resultado de dicha contienda electoral¨, dijo categóricamente la magistrada Lucy Jeannette Bermúdez. Esas falsedades constituyeron un engaño generalizado.

Los que se adueñaron del no, la han emprendido contra la Magistrada, la amenazan con demandas y, es tal su desespero, que ahora tildan a Vélez Uribe de mitómano y de haber estado borracho cuando dio las declaraciones que dejaron al descubierto el delito. Quienes bien lo conocen, no lo consideran ¨borracho mitómano¨.

El plebiscito podría quedar invalidado, dadas las maromas y engaños en los que escudaron los promotores del no.

Pero vale la pena estudiar esta garrafal falla y la propaganda engañosa, para erradicar de una vez por todas estos vicios, que se han convertido en costumbre, para expedir normas que destierren de Colombia prácticas que amenazan la democracia. Los partidos y movimientos que incurran en estos delitos, deberían perder la personería y sus dirigentes los derechos políticos de por vida.

Feliz Navidad y mucha paz para todos.

BLANCO: La defensa que Iván Mejía hizo de James, con el que quiere trapear Zidane. Si el Madrid no lo quiere, que lo deje ir, porque otros clubes si lo dejarán jugar.

NEGRO: La inestructurada Reforma Tributaria, manejada por los grandes capitales a través de ¨lobistas¨.

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