9 Mayo 2019.
Tomado de: Pixabay.
La información es una exigencia moderna para entender, analizar y decidir sobre la realidad. Llegamos a la información gracias a los medios de comunicación masivos, la comunicación digital y las redes sociales.
Tomado de: Diario ContraRéplica.
Para los eternos lectores de periódicos y seguidores de social media, nacionales, extranjeros y universales, empieza a llegar el aburrimiento. Y no es de leer y seguir programas informativos, sino de asistir siempre a las mismas escenas y deshebrar las mismas historias. Recorrer lo que se ha llamado siempre en el periodismo: los lugares comunes.
Porque si hay alguien fundamental para la construcción de una sociedad equilibrada, de contrapesos y propuestas, es el periodista, cuyo oficio de opinión publicada construye la opinión pública.
Sólo los titulares de algunos medios deportivos logran despertar el interés, el seguimiento e incluso la risa. Pero tampoco representan home runs. Si no se conquista desde el titular o desde el teaser, se pierde el centro de la historia y el anzuelo de la atención.
La violencia, la inseguridad, las ocurrencias de un gobierno, los posicionamientos irracionales de muchos políticos, las batallas económicas, el ISI… ¡Vamos!, que ya ni el Papa Francisco es tan noticioso como lo era.
La repetición de las imágenes no ha logrado sensibilizarnos; al contrario, parece dejarnos inermes y con necesidad de alcanzar cada día más litros de sangre, kilos de muerte y números de fallecidos.
Resulta insoportable el esfuerzo de no explicarnos qué, cómo, dónde, cuándo, por qué, para qué en el primer párrafo o exposición de una noticia. Parece que muchos reporteros esconden el contenido central de la noticia hasta el final. No se puede perder al lector o la audiencia en los entresijos del primer párrafo. El que no se expresa con claridad traiciona la contundencia.
El que divaga contando una historia desconoce la estructura de la narración. Si no se exprimen las palabras para que expresen conceptos, no se sabe contar una historia. La claridad siempre será prioritaria sobre la belleza. Pero en todo caso, la belleza no puede convertir en inútil la información.
El quinto poder se encuentra en un momento ideal de contenidos más incisivos, un análisis más inmediato y referencias más sólidas. Se reducen los presupuestos de publicidad y con ello las páginas y los minutos para exponer información. Menos páginas obligarán a menos para más consistentes narraciones.
Los centennials, los millennials, los de nuestra generación y todo ciudadano que se sienta parte involucrada en la información y el análisis de la actualidad, busca precisión, inmediatez, claridad, utilidad.
El que busca el verso más que la explicación sensata no es periodista, es guionista y debe trabajar en otros ámbitos. El periodista busca con urgencia al lector para atraparlo, para informarle, para deleitarlo. El periodista que se regocija en su escritura entristece y aburre al que lo sigue.